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ISSN 2309-933X
historiayregion@gmail.com
Lima – Perú
Reseñas
E
n este libro encontramos un acercamiento a las motivaciones de los militantes
de Sendero Luminoso (SL) para ingresar a esta organización terrorista, un
análisis de los rituales que reforzaban el compromiso de los senderistas con su
militancia, y un repaso de las transformaciones en la composición de los
cuadros senderistas conforme transcurría el conflicto armado interno peruano. Para
ello, Dynnik Asencios ha entrevistado a 30 senderistas, 27 de los cuales seguían en
prisión al momento de la investigación, en tanto que el resto se encontraba en libertad
luego de cumplir su condena; se trata, además, de senderistas urbanos, la mayoría de
ellos con formación universitaria. He aquí una característica a destacar: es la primera
investigación que hace uso de historias de vida de militantes de Sendero como su
principal fuente. A partir de la información que estas brindan, el autor nos revela
también varias características de la organización interna de esta agrupación,
desconocidas hasta entonces por la academia.
Todo los entrevistados por el autor señalan que su principal motivación para ingresar
a SL fue su deseo de luchar contra las injusticias y desigualdades que sufrían las
poblaciones más pobres y excluidas del Perú. Esta motivación básica se articula con
motivaciones secundarias, las cuales varían según los contextos en los que la
militancia en SL inicia. Quienes ingresaron a esta organización antes de 1980 –es
decir, antes de que le declare oficialmente la guerra al Estado Peruano-, lo hicieron
influenciados por una serie de protestas y luchas sociales que observaron en aquel
momento, y por los debates al interior de grupos estudiantiles de izquierda de los
cuales fueron parte. Quienes ingresan a militar a inicios y mediados de los ochenta lo
hacen porque se perciben pobres, o bien porque sienten admiración por quienes ya
han empezado a librar la guerra y tienen una noción idealizada de ellos, o bien porque
ven en SL al único grupo de izquierda que lleva a la acción el discurso de la lucha
armada, que por entonces toda la izquierda proclamaba. Quienes entra a SL en el
periodo 1989-1992 tienen razones más pragmáticas, como el rechazo a la presión del
entorno familiar y la búsqueda de un espacio que le reemplace, así como la búsqueda
de reconocimiento o satisfacción personal a consecuencia de ser parte de un proyecto
de cambio social.
A las motivaciones que los entrevistados dan para entrar a militar a SL el autor las
llama “explicaciones justificadoras”. En mi lectura, mediante dicho término se
relativiza el peso que los actores dan a sus preocupaciones sociales como causa de la
militancia. No es que los entrevistados mientan, sino que la manera en que representan
su entrada a la organización puede no dar cuenta del conjunto de factores que los
llevaron hasta allí. Es por ello que encuentro más interesante el recuento de
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motivaciones secundarias: estas son las que terminan por decidir la entrada de los
entrevistados a SL, mientras que la preocupación por la injusticia actúa como un telón
de fondo.
Debe mencionarse, sin embargo, que el tratamiento hacia las motivaciones
secundarias no es del todo satisfactorio. Por ejemplo, el entorno de protestas sociales
y debates partidarios fue vivido por decenas de militantes de izquierda en los setenta,
sin que ello suponga su enrolamiento en SL. Por su parte, si quienes ingresaron a SL
hacia los noventa lo hacen para ganar reconocimiento por su participación en un
proyecto concreto de transformación social, ¿dónde quedaba, en su razonamiento,
aquellas características de SL que, más bien, no parecen dignas de admirar, como los
crímenes de diverso tipo que cometió en todo el país? Asencios tiene el mérito de ir
más allá del discurso intuitivo de la sensibilidad social de sus entrevistados, pero su
indagación sigue una sola dirección: se esfuerza por identificar y enumerar los factores
que atraen a los jóvenes hacia las filas de Sendero, pero no se detiene a considerar
aquellos factores que podrían haberlos alejados o disuadido de dicha militancia.
Para explicarme mejor vuelvo a tomar el caso de quienes ingresan a esta organización
entre 1989 y 1992. Para ese momento, SL ya es repudiado por casi todo el país,
incluido el grueso de agrupaciones de izquierda; a su vez, los senderistas vienen
siendo asesinados, perseguidos, torturados, desaparecidos y encarcelados. Y, a pesar
de todo ello, estos jóvenes ingresan a SL. Hubiese sido interesante que el libro pondere
las desventajas y peligros de entrar a Sendero con aquellos otros que propician la
entrada. El problema con esta ausencia es que no termina de ser convincente por qué
las distintas motivaciones que el autor identifica culminan en Sendero y no, por
ejemplo, en otro partido político, en una institución de la iglesia u otra organización
civil involucrada de alguna manera en el quehacer político.
Las historias de vida le permiten también al autor explorar el funcionamiento interno
de SL. Se enfatiza el hecho que quienes entran a militar hacia los años noventa son,
naturalmente, más jóvenes que sus predecesores, lo que en el tiempo suponía un
recambio generacional. Sin embargo, esta nueva generación carecía del sostén político
de los primeros militantes. No solo tenían menos experiencia, tampoco contaban con
los espacios de formación que sí tuvieron los primeros cuadros (recuérdese que SL es
fundado en 1970, y tiene 10 años para preparar su lucha armada). A su vez, quienes
ingresan desde mediados de los ochentas encuentran a una organización sumida ya en
las urgencias y retos de la guerra. Uno de los golpes más fuertes que recibe SL es el
asesinato de cuadros políticos de gran experiencia y formación política durante las
intervenciones militares a las cárceles en 1986, perdiendo así a varias de las figuran
que daban sostén ideológico y organizacional. En términos generales, los progresivos
encarcelamientos y asesinatos de los dirigentes más veteranos fueron creando
problemas al trabajo de organización, que SL nunca supo solucionar. La consecuencia
más importante de todos estos hechos, destaca el autor, fue el debilitamiento de la
formación ideológica y el relajamiento de los códigos de comportamiento al interior
de la organización, lo que finalmente llevó a priorizar las consideraciones bélicas por
encima de las políticas en el accionar senderista.
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