Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
1
FILOSOFÍA DE LAS CIENCIAS
Octavio Martínez López
2
explicación (Erklären y Verstehen) con intención de fundamentar el método de la historia,
comprender, en contraposición al de la física-matemática, explicar y al de la tecnología y
filosofía, conocer (Erkennen). Desde entonces el términos “Verstehen”, comprender, viene
a representar una concepción metodológica propia de las ciencias humanas.
El contenido positivo del término comprender varía y tiene énfasis diversos según
los autores. Para Simmel, la comprensión tiene una resonancia psicológica, es una forma de
empatía o identificación afectivo-mental que reactualiza la atmósfera espiritual,
sentimiento, motivos, valores, pensamientos, de sus objetos de estudio. Dilthey acentúa
además en las ciencias humanas la pertenencia del investigador y la realidad investigada al
mismo universo histórico: el mundo cultural e histórico del hombre. Se da, por tanto, una
unidad sujeto-objeto que permite la comprensión desde dentro de los fenómenos históricos
sociales, humanos.
3
Dilthey encontró en el mundo histórico la expresión de la vida misma en su
diversidad multiforme y en su hondura. La filosofía de la ciencia positivista no satisfacía la
fundamentación de las ciencias del espíritu. Decía: “De esta situación surgió el impulso que
domina mi pensamiento filosófico que pretende comprender la vida por sí misma. Este
impulso me empujaba a penetrar cada vez más en el mundo histórico con el propósito de
escuchar las palpitaciones de su alma; y el rasgo filosófico consistente en el afán de buscar
el acceso a esta realidad, de fundar su validez, de asegurar el conocimiento objetivo de la
misma, no era el otro aspecto de mi anhelo por penetrar cada vez más profundamente en el
mundo histórico.”
Es aquí que encuentra que las ciencias del espíritu es el término que prefiere para
referirse a la ciencia que se ocupa de los hechos de la vida espiritual que no están separados
de la unidad vital psicofísica de la naturaleza humana. Una teoría que quiere describir y
analizar los hechos histórico-sociales, dice, no puede prescindir de esa totalidad de la
naturaleza humana y limitarse a lo espiritual.
De lo que está convencido Dilthey es que estas ciencias del espíritu deben separarse
de las ciencias naturales; el motivo radica en la hondura y en la totalidad de la
autoconciencia humana. En esa autoconcienca, el hombre encuentra una soberanía de su
voluntad, una responsabilidad de los actos, una facultad de someterlo todo al pensamiento y
resistir a todo encastillado de la libertad de su persona, por las cuales se distingue de la
naturaleza entera. Y como para Dilthey solamente existe lo que es hecho de su conciencia,
en ese mundo espiritual que actúa en él de modo autónomo reside todo valor, toda finalidad
de vida; en la producción de realidades espirituales, todo fin de sus acciones. Así espera del
reino de la naturaleza un reino de la historia, en el cual en medio del contexto de una
necesidad objetiva, que es la naturaleza, centellea la libertad en innumerables puntos de ese
conjunto; aquí los actos de voluntad mediante su esfuerzo y sus sacrificios, cuya
significación posee el individuo actualmente en su experiencia, producen realmente algo,
logran una evolución en la persona y en la humanidad.
Comte establece una ley universal del conocimiento y de la sociedad, que es la ley de la
historia y del progreso. Según esta ley, todo conocimiento atraviesa tres estadios, a saber: el
teológico (ficticio-mitológico), el metafísico (especulativo-abstracto) y el positivo
(científico). Este último estadio representa el triunfo del cientificismo, y la organización
racional, físico-matemática del mundo.
El positivismo rechaza toda metafísica y afirma lo positivo. El dato científico es lo
único que permite el conocimiento de la realidad, lo que a su vez contribuye al progreso
4
humano. El uno conocimiento válido es, de este modo, el conocimiento científico. El
carácter esencial del positivismo, según Comte, consiste en la tendencia necesaria a
sustituir en todo lo relativo a lo absoluto. Se trata de un atributo inherente a la naturaleza
fundamental de todos los conocimientos reales.
El método positivo tiene un canon metodológico. Este canon, o modelo, frente al
cual se confronta el progreso y perfección de todas las demás ciencias, es el método de la
ciencia físico-matemática. Las explicaciones científicas que de la ciencia positiva surgen
son causalistas que vienen expresadas también en la búsqueda de leyes generales
hipotéticas de la naturaleza que subsuman los casos y hechos individuales. El objetivo del
conocimiento positivo es el control y dominio de la naturaleza.
Emile Durkheim consideró que los hechos sociales constituían el objeto de estudio
de la sociología, y que este objeto de estudio podía ser estudiado como si se tratara de una
cosa. De ahí que sentó las bases para un análisis de los hechos sociales de acuerdo al
modelo de las ciencias físico-químicas. Entender el hecho social como cosa no es sino
reivindicar para lo primero un grado de realidad equivalente al que casi todos conceden a
las cosas que encontramos en el mundo exterior, en el mundo físico.
Los hechos sociales son de una naturaleza inmodificable a voluntad. El reino de lo
social, donde tienen lugar los hechos sociales, es separado del reino de lo psicológico. El
método de Durkheim busca la comprensión de la conducta humana por medio del
racionalismo científico. La conducta humana, considera desde el pasado, puede ser
reducida a relaciones de causa y efecto. Estas relaciones, al ser identificadas por la
racionalidad científica, pueden transformarse en reglas de acción para el futuro.
El método de Durkheim es conservador en tanto comporta una herencia del
positivismo de Comte, aplica el positivismo al análisis de los hechos sociales; objetivo
porque dota de objetividad el reino de lo social que se hace perceptible mediante signos
exteriores, y, por esto, también positivista, al considerar reales los hechos sociales, que
conforman al mundo social y son susceptibles de tener leyes; materialista, al no rechazar la
idea de que la evolución colectiva se encuentra subordinada a las condiciones objetivas; y,
por último, racionalista, pues busca comprender la conducta humana a través de la
racionalidad científica.
IV. Caracterice el método sociológico de Max Weber como método racional con
arreglo a fines.
La construcción de una acción con arreglo a fines sirve a la sociología como un tipo (tipo
ideal), mediante el cual comprender la acción real, influida por irracionalidades de toda
especie (afectos, errores), como una desviación del desarrollo esperado de la acción
racional. Este recurso metódico no tiene como objeto revelar hasta qué grado las acciones
en la realidad están o no determinadas por consideraciones racionales de fines.
El método científico que consiste en la construcción de tipos, de tipos ideales,
“investiga y expone todas las relaciones de sentido irracionales, afectivamente
5
condicionadas, del comportamiento que influyen en la acción, como desviaciones de un
desarrollo de la misma “construido como puramente racional con arreglo a fines”.
Se trata de lo siguiente: para explicar una acción es conveniente fijar primero,
hipotéticamente, cómo se desarrollaría la acción que se pretende explicar fuera de todo
influjo de afectos irracionales, es decir de un modo rigurosamente racional con arreglo a
fines, para luego, colocar esa misma acción bajo el influjo de afectos irracionales, ya que
“sólo así sería posible la imputación de las desviaciones o las irracionalidades que las
condicionaron”.
6
conocimiento es para Adorno el que da cumplida cuenta de la totalidad entendida como
dialéctica: descripción de contradicciones reales de la sociedad.
En su adhesión a la crítica popperiana al cientificismo y a su tesis del primado del
problema va más allá; porque dice que el objeto de la sociología misma, la sociedad que se
mantiene a sí misma y a sus miembros en vida y que amenaza con hundirse a un tiempo, es
un problema en sentido enfático.
Adorno sostiene que ninguna teoría del absolutismo lógico le es posible decretar
una obediencia de los hechos a principios lógicos cuyas pretensiones de validez se derivan
de la purificación de todo contenido material. Alude a la crítica del absolutismo lógico de la
Metacrítica de la teoría del conocimiento vinculada a una crítica del relativismo
sociológico en la que cree coincidir con Popper. El hecho de que la concepción del carácter
contradictorio de la realidad social no sabotee su conocimiento ni lo entregue al azar, se
debe considerar incluso la propia contradicción como necesaria, extendiendo así a ella la
racionalidad.
El conocimiento sociológico es, dice, crítica. Lo importante en este contexto son
más bien los matices, ya que las diferencias decisivas en lo tocante a las posiciones
científicas más bien tienden a ocultarse en los matices que a tomar cuerpo en conceptos
grandiosos propios de las visiones del mundo. El hecho de que un ensayo de solución no
resulte accesible a la crítica objetiva impide, aunque sólo sea provisionalmente, su
calificativo de científico.
Además, considera que la sociedad es un proceso total, en el que los hombres
abarcado, guiados y configurados por la objetividad reinfluyen a su vez sobre aquélla; la
psicología se disuelve tan escasamente en la sociología como el individuo en la especie
biológica y en su historia natural. La autonomía de los procesos sociales no es, en cuanto a
tal, un en sí, sino que se base en la cosificación; también los procesos enajenados respecto
de los hombres siguen siendo inhumanos. De ahí que dice que la frontera entre ambas
ciencias sea tan escasamente absolutamente como la existente entre sociología y economía.
La visión de la sociedad como totalidad no deja de implicar la necesidad de que todos los
momentos efectivos en dicha totalidad, y en modo alguno totalmente reducibles unos a
otros, entren en el conocimiento. La preeminencia de lo social respecto de lo humano-
individual se explica a partir de la cosa, de esa impotencia del individuo respecto de la
sociedad; la autorreflexión de la sociología también debe estar, no obstante, precavida y
vigilante respecto de la herencia histórico-científica, que incita una y otra vez a exagerar la
autarquía de las ciencias más jóvenes.