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Lectura 4: Salvos Pela Graça,

Anthony Hoekema

Franco Caamaño
Teología Sistemática 3
23-06-2017
Análisis
Sin dudas el tema de la sotereología es un tema central en la teología, y allí es de
dónde destaca la importancia de este libro. La forma en que presenta el autor este
tema es muy pedagógico, ya que muestra distintas posturas y de manera clara
expone y justifica la clara. Es admirable como establece de entrada el tono que
tendrá su exposición y la postura que sigue respecto al “orden de la salvación”,
partiendo por el hecho de que identifica 5 énfasis que determinan la soteriología
reformada: (1) El actor decisivo en cuanto a la determinación de quienes han de ser
salvos es la Gracia soberana de Dios; (2) La aplicación de la salvación al Su pueblo
tiene su raíz en el decreto eterno de Dios, no sobre cualquier mérito de ellos, sino
sólo al placer de Dios; (3) Aunque la invitación a la fe en Cristo es realizada a todos,
la gracia salvadora no es universal, sino particular, y efectiva sólo sobre los elegidos
por Dios; (4) La gracia salvadora es eficaz e irresistible tanto para salvación como
para perseverancia, por lo que la seguridad de los creyentes depende,
principalmente, no de que nos afirmemos de Dios, sino de que Él es quien nos
sostiene; (5) Aunque en la aplicación de la salvación se vean envueltas acciones
por parte del hombre (voluntad y obras), esta aplicación es principalmente obra del
Espíritu Santo. Y estos cinco puntos se condicen y complementan con la idea de
que, siendo el Dios soberano quien determina y a la vez el principal y todo suficiente
ejecutor de la salvación, los creyentes son responsables en su proceso de
salvación, Hoekema refuerza esta idea mostrando como Pablo describe esta
“misteriosa cooperación” citando Filipenses 2:12-13: “…ocupaos en vuestra
salvación con temor y temblor; porque Dios es quien obra en vosotros tanto el querer
como el hacer, para su beneplácito.”

Es completamente relevante este abordaje ya que busca mostrarnos esa armonía


que la Escritura nos presenta respecto a la obra de Dios y la respuesta del hombre
y al mismo tiempo nos indica cuanto debemos recordar a Pablo hablando a los
corintios referente lo incomparable de la sabiduría de Dios (1 Corintios 2:10-16), y
depender de su Espíritu para creer y aceptar con humildad.

Además de explicar la centralidad de la soteriología en los términos antes


mencionados, también lo hace al mostrar su relación [de la soteriología] con las
demás áreas de la teología: La doctrina de Dios, la antropología cristiana, la
cristología, la escatología, todas ellas repercuten en la soteriología, por lo que un
mal desarrollo de cualquiera de ellas produce una mala concepción del proceso de
salvación.

Es magistral como luego expone las posiciones respecto al “orden de la salvación”


y presenta el ordo salutis de Murray, estricto sin posibilidades de cambio; la
propuesta de Berkhof, que indica un orden de la salvación con la observación de
que no se puede olvidar que en la Escritura no hay ninguna indicación de un orden
estricto, porque todos están relacionados entre si, y en ocasiones son presentados
en ordenes diferentes; y en último lugar la perspectiva de Berkouwer, que rechaza
la idea de establecer cualquier orden de salvación.

Al presentar su propia propuesta, Hoekema indica que no está cómodo con la idea
de un orden de salvación, sino más bien, con un proceso de salvación, ya que todos
los componentes de esta salvación ocurren de manera simultánea, siendo algunos
puntuales, y otros puntuales y lineales. Es bastante educativo el que presente
también algunas otras teologías de la salvación que plantean distintos énfasis,
ejemplificando lo mencionado respecto a que si el desarrollo de cualquiera de las
áreas de la teología es defectuoso, la sotereología también lo será.

Respecto al Espíritu Santo, se preocupa de indicar como la tercera Persona de la


Trinidad toma un rol importantísimo en aplicar la redención obtenida por Cristo a
aquellos que el Padre escogió en la Eternidad y esta labor es permanente sobre la
Iglesia de Cristo, hechos importantes como la regeneración, la unión con Cristo, la
santificación y la dotación de todas las cosas necesarias para que los miembros de
la Esposa de Cristo sean edificados y preparados para su Señor. En cuanto a la
postura que desarrolla sobre los dones milagrosos es valorable el que este
dispuesto a reconocer que existe una contra-respuesta a su argumentación y que
por lo tanto el tema no está zanjado aún.

Resalta también de una manera llamativa, y sólo nos permite concluir que el tema
es muy importante, la centralidad de nuestra unión con Cristo y a su vez su amplitud,
son abrumadoras, es esta unión la que sustenta y da consistencia todos los factores
que se desglosan de la obra de redención, es por esta unión que recibimos los
beneficios prometidos al Hijo, porque hemos sido hechos uno con Él.

Nos recuerda que la vocación al Evangelio, la invitación al arrepentimiento es


realizada a todos con sinceridad, ya que es la exigencia del Padre que todos se
acerquen a Él por medio de su Hijo, pero sólo es el llamador realizado por el Espíritu
Santo al corazón de los elegidos eficaz, al punto que estos últimos no pueden
resistirse a él.
Bibliografía.

Hoekema, Anthony, Salvos pela graça. 3 Edición, Cultura Cristã. São Paulo 2011.

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