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ASMA BRONQUIAL – SÍNTOMAS, DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO

La asma bronquial es una enfermedad respiratoria muy común causada por la inflamación de los
pequeños canales de aire de los pulmones llamados bronquiolos.
El proceso inflamatorio lleva a la formación de edemas, aumento de la producción de moco y espasmos
del árbol respiratorio, obstaculizado el paso de aire a través de los pulmones. Este proceso se denomina
broncoespasmo y se caracteriza por dificultad para respirar, sibilancia, tos y sensación de opresión en el
pecho.
En este artículo vamos a explicar el asma abordando sus causas, síntomas, diagnóstico y opciones de
tratamiento.

QUÉ ES EL ASMA
Para que podamos explicar qué es el asma y cómo surge, debemos en primer lugar revisar algunos
aspectos básicos de la anatomía del sistema respiratorio.
Cuando inspiramos, el aire entra por la nariz (o boca), pasa por la laringe y llega a la tráquea, un tubo
calibrado que da origen al tracto respiratorio inferior. La tráquea se bifurca, formando los bronquios
principales, cada uno yendo en dirección hacia uno de sus pulmones. Como avanzan hacia el interior de
los pulmones, los bronquios van se ramificando en segmentos cada vez más pequeños, llamados
bronquiolos, que a su vez terminan en los alvéolos, estructura donde se produce la oxigenación de la
sangre. Los bronquiolos terminales son canales de aire muy pequeños, que tienen un diámetro de
solamente 0,5 mm.

Por razones todavía no bien entendidos, los pacientes con asma desarrollan un proceso inflamatorio
crónico en sus vías respiratorias pequeñas. Esta inflamación hace que el asmático sea una persona con
un pulmón muy sensible. Estímulos ambientales simples, tales como exposición a polen, humo, polvo, frío,
etc., que son fácilmente tolerados por los pulmones de las personas sanas, generalmente causan una
reacción alérgica intensa en los pulmones de pacientes con asma. Esta reacción exacerbada lleva a la
formación de edemas en los bronquiolos, producción de mucosidad excesiva y espasmos del músculo
bronquial (broncoespasmo), factores que causan una gran reducción en el calibre de las vías respiratorias,
lo que dificulta el paso del aire.
La persona con crisis de asma tiene dificultad para inspirar, pero una dificultad aún mayor para exhalar,
haciendo que parte del aire inhalado quede atrapada dentro de los alvéolos, provocando hiperinflación de
los pulmones.
Afortunadamente, esta obstrucción causada por la reducción del calibre de las vías respiratorias es un
proceso reversible, característica esencial que distingue el asma de la bronquitis crónica y enfisema
pulmonar, enfermedades conocidas como EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica).
El asma es una enfermedad que puede desaparecer o presentar gran mejora en la adolescencia. En
algunos casos, desaparece y vuelve años más tarde en la vida adulta; en otros, se va y nunca más vuelve.
También hay pacientes que desarrollarán asma por primera vez en la edad adulta, algunos solamente en
la 3ª edad.

SÍNTOMAS DEL ASMA


El asma es una enfermedad que puede ocurrir a cualquier edad, pero es más común en niños. En el 75%
de los casos, se manifiesta antes de 7 años de edad. Se estima que la enfermedad afecta a alrededor del
10% de la población pediátrica y el 5% de los adultos.
Los signos y los síntomas del asma más comunes son disnea, tos y broncoespasmo (caracterizado por
una sibilancia durante la respiración). Muchos pacientes también se quejan de sensación de pesadez o de
compresión en el pecho. Un rasgo típico del asma es empeoramiento de los síntomas por la noche.
El asma tiende a manifestarse en ataques, que van y vuelven y son desencadenados por algunos factores,
tales como virosis respiratorias, humo, frío, polvo, pelo de animales, etc. Cuando el paciente no está en
crisis, generalmente no presenta síntomas, sin embargo, algún grado de broncoespasmo está
generalmente presente, principalmente en pacientes con formas más graves de asma. En general, estos
individuos se adaptan a esta ligera reducción en el calibre de las vías respiratorias y no refieren quejas
durante el día a día, a menos que tengan que hacer algún esfuerzo.
El asma se clasifica, generalmente, como intermitente, persistente leve, persistente moderada o
persistente severa. Clínicamente, cada clase suele presentar las siguientes características:
1. Asma intermitente
Las crisis de asma se presentan con una frecuencia menor que 2 días a la semana, el paciente se
despierta menos de 2 noches al mes con las crisis, los inhaladores con broncodilatadores solamente son
necesarios en menos de 2 días a la semana y el asma generalmente no influye en las actividades
rutinarias.
2. Asma persistente leve
Las crisis de asma presentan con una frecuencia mayor que 2 días a la semana (pero no todos los días),
el paciente se despierta por lo menos 3 a 4 noches al mes con las crisis, los inhaladores con
broncodilatadores son necesarios en más de 2 días a la semana (pero no todos los días y no más de 1 vez
al día) y el asma puede causar leves limitaciones en las actividades rutinarias.
3. Asma persistente moderada
Las crisis de asma se presentan todos los días, el paciente se despierta más de 1 vez a la semana con las
crisis, los inhaladores con broncodilatadores son necesarios todos los días y asma puede causar
limitaciones en las actividades rutinarias.
4. Asma persistente severa
Las crisis de asma se presentan diariamente, más de una vez al día, el paciente se despierta todas las
noches con las crisis, los inhaladores con broncodilatadores son necesarios varias veces al día y el asma
puede causar serias limitaciones en las actividades rutinarias.
Las pruebas respiratorias, que se explicarán más adelante, se utilizan también para ayudar en la
graduación de la severidad del asma.

SIGNOS DE SEVERIDAD DE UNA CRISIS DE ASMA


Algunos pacientes, además de presentar asma persistente moderada a severa, también pueden presentar
graves crisis agudas de asma, siendo necesario atención médica inmediata. Los signos de severidad de
una crisis asmática incluyen:
– Gran esfuerzo para respirar.
– Labios violáceos o azulados.
– Crisis de ansiedad.
– Dificultad para hablar.
– Sudoración intensa.
– Nítido uso de la musculatura torácica, abdominal o del cuello durante la respiración
– Reducción de la conciencia o confusión mental.
CAUSAS Y FACTORES DESENCADENANTES DEL ASMA
No sabemos exactamente lo que hace que un individuo desarrolle el asma. Sin embargo, sabemos que
hay un fuerte factor genético, porque la enfermedad tiende a afectar a varios miembros de la misma
familia. Si uno de los padres tiene asma, el riesgo del niño de padecer la enfermedad es de un 25%. Si el
padre y la madre son asmáticos, el riesgo se eleva a cerca de un 50%.
La relación con procesos alérgicos es también muy evidente, siendo muy común la asociación de asma
con otras alergias, tales como dermatitis atópica, rinitis alérgica, urticaria, etc. (lee: RINITIS ALÉRGICA –
Síntomas y Tratamiento).
Pacientes obesos, fumadores, fumadores pasivos, personas cuya madre fumó durante el embarazo, bebés
con bajo peso al nacer, personas expuestas al humo de incendio, pacientes con reflujo gastroesofágico,
trabajadores expuestos a determinados productos químicos o al contacto con plaguicidas también
aumentan el riesgo de desarrollar asma bronquial.

FACTORES DESENCADENANTES DE LA CRISIS ASMÁTICA


En general, en los pacientes con asma, las crisis de asma se desencadenan por factores conocidos que
deben ser evitados siempre que es posible. En la gran mayoría de los casos, los factores predisponentes
son sustancias aspiradas por el aire. Entre los desencadenantes más comunes de la crisis de asma están:
– Humo.
– Cigarrillos.
– Contaminación atmosférica.
– Polen.
– Polvo.
– Pelo de animales domésticos.
– Moho
– Infecciones virales o bacterianas de las vías respiratorias.
– Fuerte olor de productos químicos (pintura, perfume, queroseno, etc.)
– Aire frio.
– Ácaros.
– Ambientes con cucarachas.
– Alergia a ciertos alimentos (huevos, leche, cacahuetes, soja, mariscos, colorantes, etc.).
– Medicamentos (aspirina, antiinflamatorios y bloqueadores beta).

ASMA INDUCIDA POR EL EJERCICIO


Algunas personas desarrollan crisis de asma después de practicar actividades físicas. El nombre asma
inducida por el ejercicio no es el más apropiado, pues puede llevar a la falsa comprensión que los
ejercicios puedan causar asma. De hecho, la actividad física puede desencadenar una crisis de asma en
un paciente previamente asmático. Por lo tanto, el término más correcto es broncoespasmo inducido por
el ejercicio.
En la mayoría de los casos, la práctica de ejercicios físicos agrava el asma existente y sintomática. Sin
embargo, hay casos en que el asma del paciente ataca después de actividad física. El esfuerzo es el único
gatillo disparador del broncoespasmo
Las crisis de broncoespasmo suelen aparecer 10 a 15 minutos después del comienzo de una actividad
moderada a intensa. En general, los síntomas desaparecen después de 30 minutos de descanso.
Actividades físicas realizadas en ambientes fríos aumentan el riesgo de asma inducida por ejercicios.
El uso de broncodilatadores 10 minutos antes de la actividad física ayuda a prevenir el broncoespasmo y
evita que el paciente se convierta en sedentario.

DIAGNÓSTICO DEL ASMA


La investigación de un paciente con sospecha asma se centra, predominantemente, en la evaluación de
los síntomas y las pruebas que evalúan la función pulmonar. Otros exámenes complementarios, como
radiografías de tórax, exámenes de sangre y pruebas de alergia, son útiles en pacientes seleccionados,
pero no puede por sí mismo establecer o refutar el diagnóstico del asma.
En niños, principalmente en los menores, el asma puede ser difícil de diagnosticarse porque muchas otras
enfermedades respiratorias pueden causar síntomas similares y las pruebas que se describen a
continuación no suelen ser adecuadas para los niños.
En los niños, por lo tanto, el pediatra puede optar por una prueba terapéutica si existe sospecha de asma.
Si los síntomas mejoran con el tratamiento para el asma, lo más probable es que el niño tenga asma.

ESPIROMETRÍA
La espirometría es un estudio realizado para evaluar cómo los pulmones trabajan. La prueba es muy
sencilla. Para esto, debes llenar los pulmones de aire y luego soplar rápidamente como sea posible en una
boquilla conectada a un ordenador. El espirómetro evalúa dos medidas:
1- el volumen de aire que puedes exhalar en el primer segundo de expiración, llamado volumen espiratorio
forzado en el primer segundo o FEV1;
2- la cantidad total de aire que puedes exhalar se llama capacidad vital forzada o CVF.

FLUJO ESPIRATORIO MÁXIMO


El medidor de flujo espiratorio máximo, llamado también medidor de peak flow, es una alternativa más
sencilla de evaluar la obstrucción de las vías aéreas. El resultado obtenido por el peak flow se llama flujo
espiratorio máximo (FEM).
Mientras que en la espirometría el paciente debe soplar en una boquilla que está conectada a un
ordenador, el medidor de peak flow es un dispositivo pequeño de mano, que se puede tener en casa y
utilizar para medir con qué rapidez puedes soplar el aire fuera de los pulmones en un solo aliento, de
forma corta y explosiva. Así como en la espirometría, los resultados deben compararse con los valores de
referencia. Una mejora de al menos el 20% en el resultado después del uso de broncodilatadores habla
fuertemente a favor del asma.

Esta prueba, aunque más sencilla, requiere un poco de práctica para ser hecha correctamente y no
proporciona resultados tan fiables como la espirometría. Por lo tanto, termina siendo más útil en el
seguimiento de los pacientes que ya tienen el diagnóstico de asma. Como se puede hacerlo en casa en
cualquier momento, es útil pues evalúa la función pulmonar a lo largo del día. Conocer el patrón de FEM
ayuda al paciente a reconocer cuando su asma está empeorando.
Si el paciente sospecha que haya un factor desencadenante del asma en su trabajo, él puede llevar el
medidor de peak flow para el trabajo y comparar los resultados antes y después

TRATAMIENTO DEL ASMA


El tratamiento del asma es un tema complejo y merece un artículo exclusivo. Lo que damos a continuación
es solamente un resumen de las opciones más utilizadas en la actualidad.
1- Broncodilatadores beta2-agonistas
Broncodilatadores beta-2 agonistas son fármacos que actúan relajando los músculos de los bronquios,
aumentando su calibre y facilitando el paso de aire. Como el mecanismo de obstrucción del asma es el
broncoespasmo, los broncodilatadores son grandes opciones para revertir los síntomas de la enfermedad.
Los beta2-agonistas, aunque sean eficaces en la lucha contra los síntomas y tengan rápido inicio de
acción, no actúan directamente en la causa del asma, que es la inflamación de las vías respiratorias.
2- Corticoides inhalados
Los corticoides son fármacos derivados de la hormona cortisol y tienen potente efecto antiinflamatorio. Por
esta razón, los corticoides por vía inhalada se utilizan con frecuencia en el tratamiento del asma.
Entre las opciones de utilizar los corticoides inhalados podemos incluir: fluticasona, budesonida,
beclometasona, flunisolida, ciclesonida, triamcinolona y mometasona.
Lee también:
– Prednisona y Glucocorticoides – Para Que Se Toma y Efectos Secundarios.
A diferencia de los corticoides tomados por vía oral o intravenosa, los corticoides por vía inhalada tienen
un riesgo relativamente bajo de efectos secundarios y son generalmente seguros para el uso diario y a
largo plazo.
Los corticoides inhalados se utilizan a menudo en asociación con beta-2 agonista de larga duración.
3- Modificadores de leucotrienos
Los modificadores de leucotrienos son fármacos utilizados por vía oral en tableta o jarabe que ayudan a
abrir las vías respiratorias, disminuyendo la inflamación y reduciendo la producción de moco. Son menos
eficaces que los corticoides, así que generalmente no son sutilizados aislados para el tratamiento del
asma, sino como drogas complementarias
4- Teofilina
Teofilina es un medicamento oral con efecto broncodilatador. Ampliamente utilizado en el pasado,
actualmente es una opción de tratamiento complementario
5- Omalizumab
El omalizumab es un medicamento relativamente nuevo indicado para el tratamiento del asma alérgica que
no puede ser controlada con los corticoides. La droga se administra generalmente por vía subcutánea a
cada 2 o 4 semanas.

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