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ECONOMÍA EN LA ZONA EURO

Alemania crece por un mayor gasto público


Berlín, tras registrar la mayor alza del PIB en los últimos cinco años, rechaza las peticiones de invertir su
superávit

Lunes, 16 Enero 2017


Alemania y la Zona Euro. Foto: Pixabay
La crisis migratoria que el año pasado centró el debate político en Alemania ha tenido también sus
consecuencias económicas. Y por ahora son positivas. La mayor economía europea creció en 2016 un 1,9%,
la mayor tasa de los últimos cinco años.
Este repunte se explica sobre todo por dos motivos: el aumento del consumo privado y el mayor gasto de las
Administraciones Públicas, que tuvieron que desembolsar varios miles de millones de euros para dar techo,
ropa, comida y servicios a los cerca de 1,2 millones de solicitantes de asilo llegados a Alemania en 2015 y
2016. Alemania acogió el año pasado a 280.000 hombres y mujeres en busca de asilo. Es una cifra muy alta,
pero un 69% inferior a la de 2015.
Las buenas noticias para la mayor potencia europea no acaban aquí. Porque el crecimiento económico
coincide con el tercer año consecutivo en el que sus cuentas públicas han cerrado en positivo. El superávit de
todas las administraciones ronda los 20.000 millones, de los que 6.200 corresponden al Gobierno federal.
El mercado laboral de Alemania, además, arroja las cifras de desempleo más bajas desde la reunificación de
1990. Estas buenas señales pueden servir a la canciller Angela Merkel para seducir a los votantes en las
elecciones de este otoño; pero no logran que el Gobierno atienda las peticiones de distintos organismos
internacionales para que aproveche el margen fiscal del que dispone para dar un empujón al crecimiento a
través de la inversión.
Wolfgang Schäuble, ministro de Finanzas y guardián de la ortodoxia fiscal, ha vuelto a decepcionar a aquellos
que desean una Alemania más derrochona. La respuesta es rotunda: no. Frente a sus socios de Gobierno
socialdemócratas que le piden más inversión, el veterano político democristiano prefiere destinar el dinero
sobrante en amortizaciones de la deuda pública.
Los defensores de la política de ahorro del Gobierno insisten en que para Alemania, un país con una
población muy envejecida, es una cuestión vital reducir la deuda que deberán pagar las generaciones futuras.
Frente a esta visión, instituciones como el Fondo Monetario Internacional o la Comisión Europea insisten en
que Alemania haga uso de sus cuentas públicas saneadas para invertir en unas infraestructuras claramente
mejorables y, de paso, servir así para dar un empujón al crecimiento dentro y fuera de sus fronteras.
Los socialdemócratas acusaron a Schäuble de dañar al país con su "fetichismo por la amortización de la
deuda". El ministro respondió con una entrevista al Süddeutsche Zeitung en la que anunció futuras bajadas de
impuesto por valor de 15 millones de euros. Para la próxima legislatura, eso sí.
El crecimiento del PIB en 2016 del 1,9% —unas décimas por encima de los dos años anteriores— confirma
que los miedos en torno al Brexit no se han producido por ahora. La buena coyuntura se debe al crecimiento
del consumo privado del 2% —alimentado por unos salarios que crecen tras un largo periodo de
estancamiento o incluso caídas— y por la suba del 4,2% del gasto público. Las exportaciones, que acaban de
registrar un récord histórico, también crecen, un 2,5%. Pero este repunte no bastó para compensar el aumento
de las importaciones, del 3,4%.
En este contexto, y tras 11 años en el poder, Angela Merkel se ve con energía, ideas y ganas de gobernar
Alemania hasta 2021. De cumplirse sus planes, habrá liderado la gran potencia europea 16 años. Igualaría así
a su mentor, Helmut Kohl. El camino en estos "tiempos inciertos" no va a estar despejado. "Esta campaña va
a ser la más difícil desde la reunificación", admitió.

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