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Séptima profecía maya

Amada Familia de Luz!! Recordaran que estamos en el "Tiempo del No Tiempo" y lo que nos
dice la septima profesia maya es que nos recuerda que sólo nuestra propia transformación
interna, puede conducirnos a nuevos sentidos, darnos salud a toda prueba e integración con
todo el mundo, en una nueva realidad de paz y armonía. La lucha contra la vida o contra las
estructuras sociales, sólo conduce al sufrimiento, a la angustia permanente, a la falta de paz y
a bajos niveles de energía, llevando al individuo a la oscuridad
interna de la depresión. La aceptación de todos los eventos fáciles o difíciles, alegres o
dolorosos, como oportunidades de aprendizaje de las que sólo puede resultar un beneficio
personal, traerá la independencia interior y la armonía. Se requiere un trabajo interior voluntario
para aceptar y entender la perfección de la creación, un trabajo diario que se refleje en todas
las circunstancias de la vida y que conduzca a la paz interior.

Aquí les transcribo parte de esta profesia, les advierto que es un poco larga, así que pongase
comodos con una buena dotación de té y adelante!!!

Esta Profecía nos habla de esperanza y del amanecer de la Galaxia, nos


aclara que sólo a través de nuestro esfuerzo, podemos encontrar la paz
interior, para ser elegidos depositarios de un nuevo sentido, que nos
reintegrará como un solo organismo gigantesco, en un Universo de paz y
de armonía.

La humanidad vive una época de cambio esperada por todas las culturas
indígenas de la Tierra, que la ven como algo precioso, comprensible y
como parte del proceso evolutivo del Universo. A diferencia, para la
civilización occidental, esta época de cambios ha sido motivo de sorpresa y
miedo, pues los libros y las fuentes originales que preparaban al
hombre, y explicaban el proceso, se han perdido. En el año 325 d.C., el
Emperador Constantino reunió al Concilio de Nicea, para acordar cuáles
textos sagrados de la Biblia, serían válidos, dentro de una nueva religión
cristiana a ser aceptada por el Estado. Así, eliminaron 25 textos
bíblicos y más de 20 documentos de soporte, entre ellos, el Libro de Enoc.
Los aprobados fueron reinterpretados y condensados, convirtiéndose en
lo que hoy conocemos como “La Sagrada Biblia”.

Esto nos dejó una herencia incompleta de la sabiduría contenida en los


textos originales, eliminando información sobre ¿quiénes somos?; ¿de
dónde venimos?; ¿por qué estamos aquí?; ¿qué esperamos que suceda?.
Desapareció así, toda referencia sobre la evolución de la conciencia a
través de la reencarnación. De esa manera, la vida eterna se redujo a una
sola vida, que determina un resultado de Infierno o Cielo, para el resto
de la eternidad. Al ver el Universo desde la óptica de una sola vida,
aparece el concepto de un Dios injusto, arbitrario y emocional, que
predetermina el nacimiento de las personas, unas veces como ricas, pobres,
enfermas o sanas, sólo por “azar”. Toda esta concepción tuvo sentido,
mientras el aprendizaje y la evolución espiritual se realizaban a través
de la oscuridad del sufrimiento, del martirio, del sadismo inquisidor.
La Séptima Profecía Maya nos habla del momento en que el Sistema Solar,
en su giro cíclico, sale de la “Noche” para ingresar en el “Amanecer
de la Galaxia”. Nos dice que, a partir del año 1999, y por los próximos
13 años, vale decir, desde el año 1999 y hasta el año 2012, la luz
emitida desde el Centro de la Galaxia, sincronizará a todos los seres
vivos, permitiéndoles acceder voluntariamente, a una transformación interna,
que producirá nuevas realidades. Sin duda, un momento crucial en el
camino del ascenso de la conciencia de la humanidad, pues cruzará la
puerta, a un Universo de paz y de armonía. Así, todos los seres humanos
tienen la oportunidad de cambiar y romper sus limitaciones, recibiendo un
nuevo sentido: la comunicación a través del pensamiento. Los hombres
que voluntariamente encuentren su estado de paz interior, elevando su
energía vital, llevando su frecuencia de vibración interior del miedo
hacia el amor, podrán cantar y expresarse a través del pensamiento,
floreciendo un nuevo sentido. La energía adicional del rayo emitido por HUNAB
KU, activa el Código Genético de origen divino, en los hombres que
estén en una frecuencia de vibración alta. Este sentido ampliará la
conciencia de todos los hombres, generando una nueva realidad individual,
colectiva y universal. Una de las transformaciones más grandes ocurrirá a
nivel planetario, pues todos los hombres conectados entre sí, como un
solo “todo”, darán nacimiento a un nuevo ser, en un denominado “Hombre
Galáctico”. La reintegración de las conciencias individuales de millones
de seres humanos, despertará una nueva conciencia en la que todos
comprenderán que son parte del mismo organismo gigantesco.

Entre los hombres, la capacidad de leer el pensamiento, revolucionará


totalmente la civilización sobre la faz de la Tierra, ya que
desaparecerán todos los intereses, terminará la mentira para siempre, porque nadie podrá
ocultar nada. Comenzará una época de transparencia y de luz, que no podrá ser opacada por
ninguna violencia o emoción negativa.
Desaparecerán las leyes y los controles externos como la Policía y el
Ejército, pues cada ser se hará responsable de sus actos y no habrá que
implementar ningún derecho o deber por la fuerza. Se conformará un gobierno
mundial armónico para la planeación, con base en los seres más sabios y
evolucionados del Planeta. Tampoco existirán las fronteras entre los
países, menos existirán las nacionalidades, terminando asimismo, los
límites impuestos por la propiedad privada, y no se necesitará el dinero
como medio de intercambio. Se implementarán tecnologías para manejar la
luz y la energía y, con ellas, se transformará la materia, produciendo de
manera sencilla, todo lo necesario, poniendo fin a la pobreza para
siempre. La excelencia del desarrollo espiritual, será el resultado de
hombres en armonía que realizan las actividades con las que más vibran y,
al hacerlo, expresan su comprensión sobre el perfecto orden universal.
Por la comunicación a través del pensamiento, aparece un supersistema
inmunológico que diluye las vibraciones bajas de miedo, producidas por
las enfermedades, prolongando así, cada vida de los hombres.
La nueva vida no necesitará más del aprendizaje del “contraste inverso”
producido por las enfermedades y el sufrimiento, característicos de los últimos miles de años
de la historia. Los hombres que conscientemente
encuentren su paz interior, entrarán un una nueva época por “contraste
armónico”. La comunicación y la reintegración hará que las experiencias de todos los seres
humanos, así como los archivos individuales y los conocimientos adquiridos por toda la
humanidad, estén disponibles para
todo aquel que los necesite, sin egoísmos ni restricciones individualistas. Esta nueva forma de
compartir conocimientos, será como un Internet a nivel mental, que multiplicará
exponencialmente la velocidad de los descubrimientos y se crearán sinergias nunca
imaginadas. Se acabarán los juicios, así como los valores morales que coincidentemente,
cambian según las épocas, como la moda. Se comprenderá que todos los actos en la vida, son
una manera de alcanzar una mayor comprensión y armonía. El respeto será el elemento central
y fundamental de la cultura, transformando al individuo, a la comunidad, colocando a la
humanidad en la posibilidad de expandirse por la Galaxia. Las manifestaciones artísticas,
las ocupaciones estéticas, así como las actividades recreativas comunitarias, ocuparán la
mente del ser humano. Miles de años basados en la separación entre los seres humanos,
adorando a un Dios lejano, que juzga y castiga, se transformarán para siempre.

El hombre vivirá la “Primavera Galáctica”, junto al florecimiento de una nueva realidad basada
en la reintegración, en la unidad con Dios, con la vida, con el Planeta Viviente y con todos los
seres humanos. En esta época comprenderemos que somos parte integral de un único
organismo
gigantesco y nos conectaremos con la Tierra, los unos con los otros, con
nuestro Sol y con la Galaxia entera. Todos los hombres comprenderán
que los reinos mineral, vegetal, animal, así como toda la materia
esparcida por todo el Universo, a todas las escalas, desde un átomo hasta una
Galaxia, son seres vivos y con una conciencia más evolucionada.

Según los mayas, a partir del sábado 22 de diciembre del año 2012,
todas las relaciones estarán basadas en la tolerancia y la flexibilidad,
pues el hombre sentirá a los otros hombres, como otra parte de sí mismo.
Los mayas expresaban ese concepto de unidad en su saludo diario; “Imna
kesh” que significa: “yo soy otro tú”; saludo al que contestaban
“Alaken” que significa: “Tú eres otro yo”. En sus calendarios dejaron dicho
que, esta época que estamos atravesando, es el final de miles de años de
invierno y oscuridad, donde la evolución espiritual se lograba a través del miedo y del
sufrimiento. Bajo este mecanismo evolutivo, el hombre evolucionaba porque al saturarse de
sufrimiento, encontraba la fuerza necesaria para cambiar; cuando cambiaba, comprendía la
inutilidad de su posición anterior, liberándose de una limitación que él mismo se
había impuesto. Esta ha sido la fórmula de “contraste inverso” utilizada por el Universo, para
lograr que los seres humanos evolucionen, volviéndose cada vez más tolerantes y flexibles,
pues sólo así, logran encontrar su paz interior. El hombre nace en un Universo aparentemente
caótico; se ha necesitado el desequilibrio para apreciar y reconocer el equilibrio; también, se ha
necesitado el sufrimiento para aprender la importancia del amor y de la paz; entonces, el caos
aparente es el resultado de la sabiduría divina.

El Espíritu se encarna en la materia, en una sociedad con seres en


distintos niveles de evolución; aquí vive una serie de experiencias que lo
llevan a comprender la creación. Los hombres nacen inocentes, sin
experiencia, vulnerables, destructibles y contaminables; no se sufre porque
nada lo ha afectado al hombre. Se vive a través de situaciones que, por
inexperiencia o ignorancia, producen sufrimiento; la saturación del
sufrimiento hace cambiar al hombre y le da la comprensión acerca de los
resultados y las consecuencias de sus actos. Con esta comprensión puede
decidir libremente si desea o no repetir una experiencia. Esa es la
pureza, la libre decisión de no querer repetir una experiencia. La pureza
es fuerte, invulnerable e incontaminable, es decir, la vida es el paso
de la fragilidad de la inocencia a la fortaleza de la pureza, producida
por las experiencias de comprensión. La ignorancia y la inexperiencia
producen guerras, esclavitud, polarización, canibalismo, falta de
respeto, de consideración, procesos encontrados u opuestos que enfrentan al
hombre con otros hombres, para producir experiencias de comprensión.

A cada ser humano le corresponden experiencias de aprendizaje en cada


vida; es lo que llamamos el destino, lo que se tiene que vivir para
aprender y comprender. La vida es un proceso que vive el Espíritu para
agregarle comprensión sobre la creación; el destino organiza las
circunstancias, el lugar y las relaciones para producir experiencias de
comprensión. Todo lo que es difícil en la vida, lo que causa sufrimiento y
contradicción, es lo que se trae como destino para aprender en cada vida.
Cuando el hombre se satura de sufrimiento, acepta cosas que antes, por
sus creencias, consideraba inaceptables y no le permitían encontrar la
paz interior. La vida es una oportunidad para lograr la transformación
interna, y pasar de la rigidez a la flexibilidad, de evitar la cárcel de
Espíritu que producen los dogmas. Las experiencias de agresión e
incomprensión sólo traen consigo, sufrimiento y eventos cada vez más fuertes
y difíciles de aprendizaje.

La Séptima Profecía Maya nos recuerda que sólo nuestra propia


transformación interna, puede conducirnos a nuevos sentidos, darnos salud a toda prueba e
integración con todo el mundo, en una nueva realidad de paz y
armonía. La lucha contra la vida o contra las estructuras sociales,
sólo conduce al sufrimiento, a la angustia permanente, a la falta de paz
y a bajos niveles de energía, llevando al individuo a la oscuridad
interna de la depresión. La aceptación de todos los eventos fáciles o
difíciles, alegres o dolorosos, como oportunidades de aprendizaje de las que
sólo puede resultar un beneficio personal, traerá la independencia
interior y la armonía. Se requiere un trabajo interior voluntario para
aceptar y entender la perfección de la creación, un trabajo diario que se
refleje en todas las circunstancias de la vida y que conduzca a la paz
interior.

La Séptima Profecía dice que la comprensión y aceptación de este


proceso de evolución, llevará al aprendizaje y al crecimiento espiritual, a
través de la armonía. Millones de hombres encontrarán su paz interior y,
al hacerlo, podrán abrir los archivos históricos de todo lo que han
vivido, pues, sólo en ese momento, los podrán ver sin juzgarlos, como
parte de un proceso de armonización. Aparecerá una nueva Cosmovisión
Espiritual; las relaciones se establecerán a partir de los puntos comunes de
unión y no de separación. Los hombres serán flexibles y buscarán el
objetivo de amor y de paz interior. Estos cambios ocurrirán en todos los
niveles físicos, mentales y espirituales, y a todas las escalas, individual, familiar, comunal,
planetaria y galáctica. La mayor transformación ocurrirá cuando se comprenda al Universo,
como un proceso de evolución eterna de la conciencia de los seres, Espíritus que a su paso por
la materia, viven experiencias de comprensión del proceso y de la unidad de todo lo que existe.
Esto traerá un respeto por la conducta de los demás, acabando con los juicios al aceptar que
cualquier experiencia, sólo conduce inevitablemente, a una mayor armonía.

Sólo cuando cada ser comprenda que él es el único responsable de su


vida, terminarán las posiciones de “víctima” en la que los demás tienen la
culpa de lo que sucede. Para los mayas, el proceso de evolución no es
uniforme ni simultáneo. Hay muchas cosas que diferencian a los hombres.
Coexisten seres con distintos niveles de evolución, lo que hace posible las diferencias entre los
hombres, permitiendo los contrastes, las experiencias de comprensión. Cada ser humano
recorre distintos caminos; unos se demoran más que otros, pero todos llegan al mismo sitio.
Todos los hombres son iguales porque su esencia tiene el mismo origen: son emanaciones de
Dios, es decir, de HUNAB KU. Pero, a la vez, todos los hombres son distintos, unos van más
adelantados que otros, porque se encarnan por primera vez en la materia, en distintos
momentos; unos llevan acumulada más experiencia y comprensión que otros. Se asciende de
nivel, por la comprensión que resulta de las experiencias de cada vida. Los hombres no son
iguales porque viven en diferentes sociedades, con distintas culturas, y porque su herencia
genética es distinta, lo que genera diversas creencias, varias maneras de percibir el Universo y
múltiples características físicas.

Los mayas creían que el hombre está formado por tres cuerpos en
constante vibración, situados en distintas dimensiones: el cuerpo físico, el
cuerpo mental y el cuerpo espiritual. El cuerpo físico o “Hui Dil Lil”
es temporal y está formado de materia, en constante transformación y
movimiento. Se encuentra en lo que llamamos la “Tercera Dimensión”. La
materia está organizada y animada por el Espíritu, para dar lugar a la
vida, donde puede tener experiencias con la forma y comprender la
creación. Se desorganiza con la muerte, volviendo a su estado original. El
cuerpo astral o “Pig – Zan”, donde está la mente, es temporal, desaparece
después de la muerte y se encuentra en una dimensión superior a la
física. Allí se archivan las creencias adquiridas en la vida presente, lo
que llamamos Ego, u “Ol”, como lo llamaron los mayas, lo que define a la
personalidad del individuo.

En la mente se producen los procesos mentales, una forma de energía en


vibración a distinta frecuencia, producida por las emociones, sentimientos, pensamientos y
eventos de la vida. En la mente archivamos la comprensión que resulta de convertir el
conocimiento, en verdad comprobada por la experiencia de la vida. Es el objetivo de la
encarnación del Espíritu en la materia. La mente de cada individuo vibra en una frecuencia
media, que es el resultado de todas las vibraciones altas y bajas que experimenta en su vida,
llamémoslo, el “ciclaje medio”.

Mientras más vibraciones bajas y densas como el miedo, el odio, el


desprecio y el resentimiento, se experimenten en la vida, dimensionalmente
hablando, su mente se encontrará en un nivel de vibración más bajo. Por
el contrario, mientras más momentos de amor, alegría, risa y paz haya
vivido y experimentado, este hombre vibrará más alto, o, si se quiere,
tendrá más energía vital, lo cual posiciona a la mente, en una
dimensión más alta. En cada reencarnación, este “ciclaje medio” va aumentando, a medida que
el individuo se va volviendo más flexible, fluye más por la vida, comprende mejor el Universo y
maneja niveles interiores más
altos de energía y de paz. Cuando el ser humano está en un estado
permanente de vibración en amor, es decir, con total paz interior, su
conciencia se alinea con nuevas realidades y percepciones que corresponden a vibraciones
más altas. Hay procesos temporales que se realizan en la
Quinta Dimensión; allí, la mente se encuentra en los sueños, un estado no
físico donde todo puede suceder.

Los eventos experimentados en la vida por cada “ego”, producen unos


resultados que dependen de cómo haya decidido vivirlos un individuo. Mientras más pequeño
el “ego”, más flexible será su sistema de creencia y más adelantado estará en el camino de
evolución. Al comprender mejor todo
el proceso, más perfecto y ordenado le parecerá el Universo, y respetará más a los demás
seres del Planeta. Al vibrar su conciencia en una frecuencia más alta, amplía sus rangos de
percepción, activando sentidos y facultades latentes. Procesa mayores cantidades de energía,
siendo su vida interior, un Cielo lleno de armonía y satisfacción. La comprensión se almacena
temporalmente en el Cuerpo Mental, y, al morir, ésta se traslada como “verdades” a la
conciencia permanente del hombre, la cual se encuentra en el Tercer Cuerpo o “In – Han”. El
Cuerpo Espiritual o “In – Han”, que es permanente o eterno, se encuentra en dimensiones más
arriba que el Cuerpo Astral; mientras más alto el nivel de evolución, más arriba
dimensionalmente estará. Allí, se almacenan de manera permanente, eterna e individual; en el
momento de la muerte, la experiencia comprendida en cada vida, y es la que determina lo que
se necesita vivir en las encarnaciones futuras.

El “In – Han” o Espíritu, define el destino, así como las dificultades que vivirá al encarnarse
como hombre en su siguiente vida. Sus resultados producirán la comprensión necesaria para
evolucionar hacia dimensiones superiores. Esto explica por qué para los mayas, la vida es
parte de un proceso eterno de evolución en conciencia y por qué es necesaria la reencarnación
del Espíritu en vidas sucesivas, en cualesquier de los miles de millones de Sistemas Solares
que existen. Cada individuo puede subir un peldaño, al nivel inmediatamente superior, como
resultado de su esfuerzo voluntario, en la búsqueda de la paz y la armonía. Para los mayas,
una de las cosas más importantes en la vida es mantener y elevar el nivel de energía vital
interna, pues su disminución hace perder la paz interior, y lleva a estados de depresión y
sufrimiento.

Ellos creían que respetando la Naturaleza, y teniendo conciencia


permanente de los ciclos que ésta genera, y aprendiendo a respirar
adecuadamente, se logran niveles cada vez mayores de energía vital. Al encontrar ese estado
de paz interior, la energía acumulada pone en
funcionamiento, programas inactivos en el Código Genético que producen los cambios físicos
necesarios para comunicarse con el pensamiento. En la mente, se genera un campo de
energía sagrada que activa las glándulas pituitaria y pineal. Estas glándulas secretan unas
enzimas que activan “codones” inutilizados en el Código Genético. Al activarse los “codones”,
nuevas cadenas de aminoácidos se producen en el interior del cuerpo, generando un
supersistema inmunológico que elimina las enfermedades, la vibración baja del miedo y
aumenta la duración de la vida.

Simultáneamente, estas nuevas proteínas generan niveles más altos de


energía vital en el interior del organismo, consolidando la aparición del
Sexto Sentido, la capacidad de leer y transmitir el pensamiento. Es muy lógico que la evolución
no permita que individuos embargados por el odio y el desprecio hacia los demás, accedan a
poderes paranormales como la “telekinesis” o la posibilidad de leer el pensamiento, es decir, la
vibración en amor, es la puerta para la aparición del “superhombre”. Dios, en su sabiduría, hace
que el siguiente peldaño evolutivo, según los mayas, a vivirse después del 22 de diciembre del
año 2012, esté basado en el amor, la paz y la armonía. El Universo tiene todo el tiempo, no
tiene ninguna prisa ni afán; mientras tanto, el hombre, deberá continuar en sus procesos de
reencarnaciones sucesivas, hasta encarnar en una vida en la que pueda encontrar la paz
interior, y poder así, subir al siguiente peldaño evolutivo.

La cita bíblica: “Muchos son los llamados, pero pocos los elegidos”,
confirma que no todos los hombres llegan simultánea y automáticamente, a
niveles altos de energía interna. Para ello, se requiere un esfuerzo personal y voluntad en la
búsqueda de la paz interior. Cuando se aumenta la frecuencia de vibración durante la vida, se
logra nacer en la siguiente reencarnación, por el nivel de correspondencia, en una sociedad
más evolucionada. En otras palabras, si el hombre no tiene paz interna, le corresponde vivir en
una sociedad que no la tenga, hasta que, por esfuerzo individual, aumente su nivel de vibración
y se haga correspondiente de otras circunstancias. El Universo es fundamentalmente, energía
e información que vibra en diferentes frecuencias y fluye organizada en matrices, a diferentes
niveles. La mayor parte de la materia de la Tercera Dimensión está formada por agua; el 85%
de nuestro Planeta está constituido por agua. A su vez, el ser humano es básicamente agua;
nace
dentro de una bolsa de agua, y, mientras se mantiene dentro del líquido
amniótico dentro de la placenta, vale decir, antes de nacer, el 95% de su
organismo es agua. A través del agua se mueve la energía por todos los
fluidos del cuerpo.

Las emociones y los sentimientos son energía, vale decir, vibraciones a


distintas frecuencias, que se mueven en matrices interconectadas, a
diferentes niveles. La palabra es una forma de energía, una fuerza vibratoria; podemos emitir
diferentes tipos de energía, a través de la palabra. El amor es una forma de energía en una
frecuencia alta. Cuando nos sintonizamos con esta energía del amor, es decir, cuando
resonamos con ella, estamos en paz interior y armonía. Si el “dial” de nuestra sintonía del amor,
se halla localizado en una frecuencia baja, en una emisora de odio o de miedo, eso es lo que
se percibe. La conciencia del ser humano define la realidad, por la energía que percibe en sus
sentidos. A su vez, las percepciones de los sentidos, repetidas a increíble velocidad en el
tiempo, es lo que produce la conciencia. La materia es una ilusión que se produce en nuestra
mente, como resultado de miles de
percepciones que conjugamos, para armar la realidad como un sólido continuo,
cuando lo cierto es que todo es energía. Pulsos vibrando a diferentes
frecuencias, cristalizan la luz en diferentes formas. La materia es luz que se ha densificado en
una forma y en un rango de vibración, que reconoce nuestros limitados sentidos. Todo lo que
existe es luz, pues la oscuridad sólo se produce, cuando luz densificada en forma de materia,
se interpone entre el órgano sensor y la fuente de luz, tal como el día y la noche, aunque el Sol,
como tal, nunca se apaga. Si el rango de percepción de los sentidos aumenta, o si aparece un
nuevo sentido en elhombre, su conciencia se amplía, cambiando totalmente la realidad.

Según los mayas, a partir del año 1999, la humanidad del Planeta Tierra
tiene 13 años para darse cuenta que la realidad está más allá de los
sentidos. De hecho, estamos viviendo una oportunidad única en 26.000
años, recibiendo una energía especial que nos llega desde el centro de la
Galaxia. Si comprendemos el proceso evolutivo eterno de la conciencia,
podremos aprovechar esta oportunidad, y, así, quitarnos los límites
autoimpuestos. Si decidimos abrir la mente y encontrar nuestra paz interior, seremos parte de
los “elegidos” para transformar nuestra realidad, en un Universo de paz y de armonía.

Los mayas nos dejaron una enseñanza llamada por los Custodios de la
Tradición Oral, “El Espejo de Obsidiana”. Esta tradición nos dice que, con
el objeto de hacernos evolucionar interiormente, veremos una serie de
actitudes en los demás, para aprender a curarlas en nosotros. Cada ser
humano se encuentra en la presencia de una multitud de espejos de sí
mismo, representados en todos los otros seres humanos con los que convive
diariamente. Están ahí para mostrar facetas que creemos que no existen
fuera de nosotros; en niveles bajos de conciencia, se pueden no
reconocer ni aceptar la existencia de otros seres humanos como “espejos”,
pero si cada uno de los hombres tiene la sabiduría para aceptarlo,
entonces, se acelerará la evolución de la conciencia y el entendimiento. El
“Espejo de Obsidiana” maya tiene dos caras; en una de ellas, refleja,
quiénes somos en esta reencarnación y lo que estamos aprendiendo.

Si sólo vemos deshonestidad y rabia en los individuos que viven a nuestro alrededor, entonces,
ellos sólo estarán mostrando la propia deshonestidad y la rabia que tenemos. Por el contrario,
si vemos alguna cualidad en los demás, y la podemos reconocer, es porque la tenemos en
nuestro interior, así no seamos conscientes de ella. Por el otro lado, el “Espejo” nos muestra lo
que buscamos en este momento de la vida, lo que nos produce emociones negativas como la
envidia, el egoísmo, el odio. Este “Espejo” es fundamental para la evolución de la conciencia,
pues los sentimientos y las emociones que lo acompañan al hombre, aumentan o disminuyen la
energía interior, permitiendo o negando el acceso a otros sentidos y/o poderes.

Para los mayas, existen 9 dimensiones inferiores a la que habitamos, un


mundo donde existen vibraciones, formas de energía y conciencias más
densas; lo llamaban “Xi Bal Ba”. Allí donde reina “Bolojtikú”, el jaguar. Las almas se transforman
y purifican para salir glorificadas y puras, de nuevo, a la luz del día. En esas dimensiones se
encuentran las raíces de todo lo que existe; uno de los sitios que muestra lo que significa para
los mayas el inframundo, son las Grutas de “Lol Tun”. “Lol Tun” significa “flor de piedra”, la vida
y la “flor de la vida”, la “flor en piedra”. Son una serie gigantesca de grutas formadas hace 64
Millones de años, las cuales han sido utilizadas desde hace 3000 años.

A la entrada del complejo subterráneo, observamos el simbolismo


extraordinario de un sacerdote maya, que en su mano izquierda, sostiene una
bolsa, que representa la “bolsa de la sabiduría”, mientras que, en su mano derecha, tiene un
“báculo” que representa el poder de la sabiduría. En lengua maya, gruta se dice “Altún Ha”, y
significa: “volver a entrar en la matriz de la Madre – Tierra”. Es el Primer Nivel del Mundo Maya,
donde están las raíces, las que van a alimentar al “Árbol de la Vida”; sin raíces, no hay vida.
Allí, se recibe la bendición de la Madre Naturaleza, a través del “Agua Sagrada”.

Los mayas descendían a los “mundos internos” del Planeta Tierra,


dotados de formaciones maravillosas en piedra rosada, para comunicarse con
las “fuerzas elementales” que permiten y cooperan con la medicina sagrada. Bajaban a ofrecer
maíz, tabaco y miel a los “pequeños seres guardianes” de las cavernas, los “alushes”, las
ondinas y los silfos, protegiendo las esencias de la vida. Según los mayas, cada uno de estos
seres o conciencias tienen como función, la protección y armonización de uno de los elementos
de la Naturaleza.

Los gnomos o alushes como los llamaban ellos, protegen los enormes
cristales que, en el interior de las montañas, procesan la energía de todo
el Planeta. Estos gnomos manejan el “rayo verde” de la Madre Tierra, el
rayo energético de la sanación, el “rashka puljá”. Por su parte, las
salamandras son las encargadas del fuego, las cuales, tienen la fuerza
del Padre en el “rayo rojo”, el gran “Nima Ka Kuljá”. A su vez, las ondinas o elementales, que
con su canto protegen las aguas, utilizan el sutil “rayo azul” que atraviesa todo; a este rayo, los
mayas lo llamaban “Chipka Kuljá”. Finalmente, los “bailarines del aire”, los silfos, manejan el
poderoso “rayo blanco” de la manifestación, el “Hur Ra Kan”.

Agradecían así, la creación del hombre maya, mezclando el maíz amarillo, que da la materia de
la vida, con la sangre de la serpiente cascabel, que da la energía para la vida. Las ofrendas se
colocaban en puntos estratégicos como ante la Gran Cabeza del Guardián de la Gruta, donde
se abren las puertas a otros “mundos dimensionales”, mediante la energía que generan y
acumulan, o mediante la representación mítica de los ojos de una luz, en las paredes de las
cuevas donde hace 3000 años, se daban las ceremonias iniciáticas.

Así, a través del corazón de la Madre Naturaleza, el hombre maya podía


entrar en sus propios mundos internos, en lo más profundo de su
conciencia y, desde allí, encontrar una salida. Esa misma función, cumplían
los “laberintos”, que se encuentran en distintos sitios de la Península
de Yucatán. Komenosh kintoc, la ciudad donde arden los Tres Soles y en
la Fortaleza de Bekan , construían laberintos para que el “iniciado
maya” aprenda a atravesar la vida sin expectativas, y al fluir construyendo
su templanza, encuentre una salida de la oscuridad. Según ellos, al
iniciar el recorrido por el laberinto, se salía desde el miedo,
almacenado en el Chakra Raíz, hacia la luz del Plexo Solar. Los socavones,
llenos del aletear y el olor al guano de los murciélagos, donde grandes
cucarachas se deslizan por sus paredes, generaban todo tipo de procesos
sicológicos que llevaban al “iniciado”, a enfrentar los miedos más profundos. Un viento gélido
recordaba al “iniciado” la presencia de la muerte,lla posibilidad de encontrar el “aguijón
venenoso” acechante de un alacrán a cada paso, o el caer en un pozo sin fondo.

Enormes cámaras muy angostas y altísimas, se interconectan horizontalmente y, a diferentes


niveles, verticalmente, en absoluta oscuridad. En un silencio muy característico, se desliza el
sonido frío del viento, donde es perfectamente audible, el latir acelerado del corazón. La
sensación es sobrecogedora; allí se baja a terminar con los miedos, para permitir el crecimiento
interior, en una liberación de amor y de confianza en el Universo. La primera prueba iniciática
forzaba al hombre maya, a encontrar la salida de su propio laberinto. Sólo se vence el miedo en
lo profundo de la mente, al realizar que lo producimos nosotros mismos, como resultado de
compararnos en el tiempo, como un momento imaginario en el futuro, donde algo horrible nos
sucede. La salida del laberinto, sólo se encuentra manteniéndose en el tiempo presente, en el
“centro del hoyo”, donde nada nos sucede, iluminando el camino desde nuestro propio Sol
Interior, en el momento del triunfo. Al encontrar la salida al exterior y, con ella, la luz del Sol, el
“iniciado” se conectaba con el Tercer Sol, el Sol de Lamat en Las Pléyades, y con HUNAB KU,
en el Centro del Universo. Por eso, Oshkintok se llama la ciudad donde arden los Tres Soles,
pues sólo se pueden alinear venciendo al miedo.

Cuenta la tradición oral que una anciana maya pedía con fervor a las
“esencias” y a HUNAB KU, todos los días y a la misma hora, que le diera
la felicidad en la forma de un hijo, con quien compartir los Kines que le quedaban por vivir. Un
día, al abrir los ojos después de orar, vio un enorme huevo encima de su cama. De él, salió un
enano, con quien pudo compartir la alegría que sintió en ese momento y en adelante, por el
resto de su vida. La anciana preparaba las tortillas de maíz, en una gran piedra, junto al fuego,
y no permitía que el enano se acercara. De hecho, tenía que abrir el fogón debajo de la piedra.

Un día, fue tal la curiosidad del enano por averiguar lo que guardaba su madre debajo de la
piedra, que lo llevó a perforar el cántaro de agua que ella llenaba en el cenote (pozo o noria),
con el fin de demorarla en su camino de regreso a casa. Aprovechando la demora, corrió la
piedra y encontró bajo el fogón, un “símbalo de oro”. Al tocarlo, un enorme estruendo se oyó
por toda la tierra del Mayab, llegando a los oídos de todo el pueblo y del Rey. El pueblo,
sorprendido, recordó una leyenda que decía que, quien tocara el “símbalo de oro”, al pasar tres
pruebas, se convertiría en el nuevo Rey del Mayab. La anciana, al oír el sonido del símbalo,
corrió espantada a su casa, donde encuentra a su hijo asustado, por lo que acababa de hacer,
pidiéndole perdón.

Según esta leyenda, ambos acuden al Palacio del Rey, quien ha enviado a
su Ejército en busca del intruso que ha osado tocar el “símbalo de oro”. Los soldados llevan al
enano y a su anciana madre ante el Rey, quienes advierten que el enano tendrá que decir,
cuántos frutos tiene un árbol de ceiba, que se encuentra en el centro del Palacio, o, en su
defecto, morir. Esta era la primera prueba y, el enano, parado frente al árbol, con el pueblo y el
Rey, a su alrededor, escuchó a un murciélago que pasó velozmente junto a su oído, que le
decía: son 144.000 frutos; repite el número y, sorprendido escucha a los sirvientes decirle al
Rey, que había acertado y que debía presentarse a la mañana siguiente, para someterse a la
segunda prueba.
Al salir el Sol, frente al Palacio, el Rey le dice al enano, que debe escoger un material para
realizar una estatua, que se pondría frente a la suya, en un enorme fuego. El Rey ordena a su
séquito, realizar su propia estatua en oro puro. El enano decide hacer su figura en el barro rojo
de la piedra del Mayab y, alrededor de las dos estatuas, se prende un enorme fuego que arde
por horas. Al caer la tarde y apagarse el fuego, se encuentra la estatua del Rey, derretida junto
a la figura del enano, erguida al “rojo vivo”. El Rey, sin dudar su desconsuelo, ordena la Tercera
Prueba para la mañana siguiente. Contra la cabeza del enano deberán romperse 40 cocos y, si
a esta prueba, el enano sobrevivía, entonces, le tocaría el turno a él, de resistir la misma
prueba.

Al día siguiente, el enano resistió en su cabeza la rotura de los cocos; sin embargo, el Rey
muere con el primer intento. Entonces, la anciana y el enano le anuncian al pueblo que, durante
3 días, una intensa niebla cubriría el Mayab, al final de los cuales, se materializaría un regalo
de los dioses para todo el pueblo. A los tres días, entre los árboles cubiertos por la niebla,
aparece una ciudad blanca de paredes labradas, con hermosos palacios, pirámides y patios.
Uxmal, ciudad regalo de los dioses, orgullo de los mayas, la cual, se la ha estado viendo, a lo
largo de esta historia.

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