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(Carlos Ríos)
Los sueños de los pacientes con organización narcisista han permitido ilustrar el
modo en que el dinamismo psicológico operaría en las personalidades perversas, adictas y
antisociales. La organización narcisista en los sueños opera de dos maneras: El modo
“parental” como lo describió Freud, en el sentido de que la imago paterna es vivida como
una “pandilla” de padres persecutorios y amenazantes, y el modo infantil-adolescente en
que aparecen las hordas infantiles. Estas pandillas son visibles en los sueños (policías
temibles, gánster, Skin-Heads, etc.).
Según Klein, Rosenfeld, Segal, Bell y otros, el psiquismo narcisista está dado por
una unión organizada de partes de la personalidad y objetos de la realidad psíquica que se
agrupan en función de una cualidad común (destructiva, impulsiva) siempre de impronta
negativita y motivaciones envidiosas.
Ríos propone que los adictos organizan los objetos del mundo externo en cuatro
agrupamientos dentro de la realidad psíquica. Así tenemos a la población, la familia, la
secta adictiva y el grupo de oscilación.
La población la conforman los jóvenes dolientes a causa de las vicisitudes
familiares, especialmente aquellas relacionados con el Complejo de Edipo. El joven se
planta en lucha contra el mundo adulto por el dolor de vivir en familia. Esta lucha es
observable, en general, en valores que se levantan como alternativos a los de la familia y
que se ponen en práctica con índole revolucionaria. Se exigen cambios, pero no una
negociación, y por eso termina en una indisciplina que invoca la reacción autoritaria de la
norma. Surge el negativismo que solo desea destruir todo lo existente, representante
simbólico del bebé que ha sido fruto del trabajo cooperativo de los padres y sobre el cual
se han depositado las esperanzas de la familia.
Bibliografía
Ríos, C (2000). El adicto y sus grupos. Revista Psicoanálisis APdeBA, (22)2, 483 – 507.