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Contenido

Introducción ................................................................................................................................. 2
Situación Actual .......................................................................................................................... 4
Depresión, primera causa de enfermedad en los jóvenes (Hasmed Sermeño, 25 de
mayo de 2014) ............................................................................................................................ 5
Objetivos ...................................................................................................................................... 8
Alcances....................................................................................................................................... 9
Limitantes................................................................................................................................... 10
Descripción de la Actividad ..................................................................................................... 11
Definición ................................................................................................................................... 11
Causas del Suicidio ...................................................................................................................... 17
Criterios para la definición de las conductas suicidas ................................................................. 20
Indicios y Síntomas de las Ideas Suicidas .................................................................................... 22
Efectos de las Ideas Suicidas ....................................................................................................... 23
Características de las Ideas Suicidas ........................................................................................... 23
Trastornos Concurrentes..................................................................................................... 25
Terapias para prevenir y tratar las crisis suicidas........................................................................ 25
TERAPIA ANTE EL SUICIDA........................................................................................................... 33
ROL DEL PSICOLOGO ANTE EL SUICIDIO...................................................................................... 37
TRATAMIENTO............................................................................................................................. 39
Planificación de Actividad ....................................................................................................... 41
Conclusiones ............................................................................................................................. 42
Recomendaciones .................................................................................................................... 44
Bibliografía ................................................................................................................................. 45
Introducción

La adolescencia es definida como una etapa del ciclo vital entre la niñez y la
adultez, que se inicia por cambios puberales y esta caracteriza por profundas
transformaciones biológicas, psicológicas y sociales, muchas de ellas generan
de crisis, conflictos y contradicciones, pero esencialmente positivos. Aprender a
cuidar la vida que tenemos es una cualidad que debe ser desarrollada desde la
más temprana infancia pues si no se tiene vida no se puede llevar a cabo
proyecto alguno. Aprender a amarse racionalmente incrementará la capacidad
de poder amar a otros, aprender a respetarse hará que seamos respetados.
Afrontar la vida con soluciones no suicidas mejorará nuestra calidad de vida. Sin
embargo, el suicidio existe desde que existe el hombre, teniendo en cada época
y en cada sociedad significados bien distintos. En suma y concluyendo sobre lo
que podemos determinar qué es suicidio, podríamos decir que el suicidio es un
síntoma más, el último síntoma de una existencia infeliz.
El Suicidio se ha dado en todas las sociedades reflejando el nivel de
contradicciones políticas, económicas y sociales, así como las condiciones
particulares del individuo en un momento histórico determinado a continuación,
abordar los aspectos más generales relacionados con el comportamiento suicida
del adolescente.

Los aspectos psicosociales están integrados en una serie de características y


comportamientos que en mayor o menor grado estarán presentes durante esta
etapa de la vida y que pueden resumirse de la siguiente manera:

• Búsqueda de sí mismo y de su identidad.


• Necesidad de independencia.
• Tendencia grupal.
• Evolución del pensamiento concreto al abstracto.
• Manifestaciones y conductas sexuales con desarrollo de la identidad sexual.
• Relaciones conflictivas con los padres que fluctúan entre la dependencia y la
necesidad de separación de los mismos.
• Actividad social reivindicativa, tornándose más analíticos, con pensamientos
simbólicos, en los que formulan sus propias hipótesis y llegan a conclusiones
propias.
• Eligen una ocupación para la que necesitarán adiestramiento y capacitación
para llevarla a la práctica.
• Necesidad de asumir un nuevo rol social como partícipe de una cultura o
subcultura específica.
El suicidio ha llegado a convertirse en la segunda causa de muerte en el grupo
que abarca entre los 15 y los 24 años, siendo las chicas más precoces en sus
intentos de suicidio, iniciando estos intentos entre los 8 y los 14 años, aunque se
consuman en muy pocos casos, mientras que por el contrario los chicos los
inician más tarde, hacia los 15 años, consumándose la mayoría de ellos.
Desde 1980 se ha objetivado que el suicidio es un fenómeno infrecuente en los
niños menores de 12 años, pero no son tan inusuales las amenazas de muerte,
ideas o tentativas de suicidio, aunque todos estos aspectos se agravan a partir
de la pubertad.
Situación Actual

Prevención del suicidio en El Salvador (Ricardo Sosa, 9 de septiembre de 2017)


Actualmente cada 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial para la
Prevención del Suicidio por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que
cada año nos recuerda y propone una serie de medidas para actuar con
prevención, ya que el suicidio figura entre las 20 causas de defunción más
importantes a todas las edades a nivel mundial, en especial el segmento de
personas entre 15-44 años, llegando en promedio a tres mil personas cada día
que toman esta fatídica decisión, superando más de un millón de personas en
un año. Y según las últimas estimaciones de la OMS para el año 2020 las
víctimas pueden sobrepasar 1.5 millones anuales en promedio.
en la actualidad se produjeron más muertes por suicidio que por la suma de
homicidios y guerras de todas las regiones del mundo.

Las enfermedades mentales como la depresión, trastornos por abuso de


consumo de bebidas alcohólicas y de sustancias, las sensaciones de pérdida,
entornos culturales, sociales y ambientales, violencia, problemas financieros,
situaciones de problemas pasionales, pobreza, el acoso del crimen organizado,
las extorsiones, desempleo, problemas jurídicos o laborales, pérdidas relevantes
de varios tipos, aislamiento, enfermedades terminales, la depresión y
esquizofrenia, entre otras, ¿le suenan familiares en nuestro entorno? Por
supuesto, en América Latina estamos con estos problemas enquistados en
nuestras sociedades. Por estos motivos el suicidio es considerado como un
problema de salud pública.

La depresión no tratada o sin un diagnóstico profesional en particular está en


casi el 90 % del total de casos.

En nuestro país existe otro factor, y es la emulación de dicha conducta por medio
de las noticias, en especial en personal que labora con armas de fuego como
policías, elementos del ejército, custodios, miembros del CAM, agentes de
seguridad privada, ya que con los niveles de violencia y crimen a los que se
enfrentan a diario requieren de un programa de atención permanente para
disuadir y brindarles apoyo para combatir los efectos del estrés postraumático.
Ya que las tentativas de suicidio son hasta veinte veces más frecuentes que los
casos consumados.

Para prevenir el suicidio es vital iniciar con la prevención en la familia generando


en nuestros hijos esa identidad, formación en principios y valores, cómo
formarles una adecuada autoestima brindándoles amor y atención; en la escuela
generando relaciones saludables y con un programa de detección temprana; que
los medios de comunicación principalmente los no agremiados puedan contribuir
aplicando su auto censura cuando se produzcan estos casos; supervisión y
control efectivos para la venta de bebidas alcohólicas, sustancias y plaguicidas;
programas de atención para personas que ya están en condiciones de abusos
de alcohol o sustancias que puedan implementarse en las escuelas,
universidades, iglesias y centros de trabajo; fortalecer los servicios en el ISSS y
la red pública de hospitales; el mejorar las autorizaciones, portación y tenencia
de las armas de fuego tanto de manera legal como el combate al tráfico de armas
es fundamental ya que está convirtiendo en la principal forma para quitarse la
vida.

En este momento el segmento de los jóvenes entre los 15-29 años es el grupo
de población que está siendo asesinado por la violencia, pero este segmento
también tiene la mayor amenaza y factores de riesgo. Es evidente que la
prevención del suicidio requiere un enfoque multidisciplinario, pero también debe
ser innovador, integral y multisectorial. Pero lo principal requiere de
sensibilización sobre la importancia de este enemigo silencioso.

Depresión, primera causa de enfermedad en los jóvenes


(Hasmed Sermeño, 25 de mayo de 2014)

Es la tercera causa de muerte entre jóvenes de 10 y 19 años, según un nuevo


informe de la Organización Mundial de la Salud

Un nuevo estudio de la Organización Mundial para la Salud (OMS) señala que la


principal causa de enfermedad y discapacidad entre los adolescentes es la
depresión, de hecho, este trastorno mental es la tercera causa de muerte entre
este grupo de jóvenes.

El informe indica que 1,3 millones de adolescentes murieron en el mundo en


2012 y que las tres principales causas de esos decesos fueron, por orden: los
accidentes de coche, el VIH-Sida y la depresión.

Este trastorno mental es la primera causa de enfermedad y discapacidad entre


los 10 y 19 años de edad.

De hecho, el informe desvela que varios estudios muestran que la mitad de las
personas que desarrollan desórdenes mentales padecen los primeros síntomas
a los 14 años de edad.

“Si los adolescentes con problemas mentales recibieran el tratamiento necesario,


se podrían evitar muertes y sufrimiento”, indica el texto.

Por otra parte, pensar que si una persona quiere suicidarse no lo va a notificar,
sino que simplemente lo hará es un grave error, pues según expertos en
comportamiento el ignorar la expresión del suicidio podría incluso orillar a un
joven a que ejecute la acción.

“Muchas veces el suicidio no es el objetivo final, y esto no significa que


simplemente quiera llamar la atención, sino más bien hay que interpretarlo como
un llamado de ayuda”, aseguró Vladimir Menjívar, psicólogo salvadoreño.
Menjívar recuerda que la adolescencia es una etapa de transición y cambio, y
ese proceso vuelve tan complejo los motivos por los que se desarrolla una
conducta suicida. Sin embargo, se pueden enumerar algunas causas como el
bullying, identidad sexual, abuso emocional, físico o sexual, entre otros.

Otros riesgos

En relación a los suicidios, al rededor del 15% de los ocurridos en el país en los
últimos cinco años, son de niñez y adolescencia; en la mayoría de éstos no se
conocen las causas por parte del Instituto de Medicina Legal, IML. Datos de ese
Instituto indican que en el periodo 2012-2016, 366 niños, niñas y adolescentes
de 10 a 19 años, se suicidaron por diversos motivos.

Es difícil establecer de manera aproximada las causas predominantes, debido a


que casi en la totalidad de los casos no llegan a establecerse las causas, sin
embargo, entre los factores que precipitaron el suicidio están la depresión,
conflictos de pareja, embarazo no deseado y abuso sexual.

En los niños y adolescentes, figuran causas similares, a excepción del abuso


sexual y embarazo no deseado, pero es preocupante que el IML reporta niños
de 10 a 14 años inmersos en alcoholismo como factor precipitante.

En lo que al fenómeno de abuso sexual se refiere, las autoridades registran que


el primer semestre de 2017, el 79% de abusos sexuales fue cometido en contra
de personas menores de 17 años, donde las niñas y adolescentes son las que
sufren mayor abuso. La Policía Nacional Civil, PNC, registró entre el período de
enero a junio de 2017, un total de 1,948 denuncias por diferentes delitos
sexuales.

Los delitos denunciados son: Violación, agresión sexual, agresión sexual


agravada, agresión sexual en menor e incapaz, estupro, estupro por
prevalimiento y violación en menor e incapaz, de los cuales, violación en menor
e incapaz fue el más denunciado con 47.95%.

También es importante señalar el maltrato contra la niñez y adolescencia. En El


Salvador más de la mitad de hogares utilizan alguna forma de castigo psicológico
o físico contra la niñez. En cifras, alrededor del 52% de niñez entre 1 a 14 años
es disciplinada de forma violenta; el 39%, con castigo físico y el 32% con
agresión psicológica, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud 2014. Estos
regímenes autoritarios llevan a una naturalización de la violencia en la sociedad,
convirtiéndose en el patrón de conducta no solo a nivel público, sino en las
relaciones institucionales, privadas y familiares. De enero a mayo 2017, las
Juntas de Protección recibieron 5,311 casos por presunta amenaza o
vulneración a derechos de niñas, niños y adolescentes. El 65.80% fueron niñas
y adolescentes y el 29.55% niños y adolescentes masculinos.
Informe de Situación de la Niñez y Adolescencia en El Salvador (PAG 64 Y
PAG 66)

Según el MINSAL, en el año 2011 El Salvador presentó la tasa más alta de


embarazo adolescente en Centroamérica. Adicionalmente, se reporta que
el 11% de las muertes maternas se dio en mujeres adolescentes. Durante la
epidemia de influenza AH1N1, la mayor parte de las muertes fueron de
adolescentes embarazadas y la mayor parte de los niños que murieron por la
epidemia eran también hijos de madres adolescentes. Asimismo, el embarazo
adolescente es un factor relevante asociado al aumento de suicidios en este
grupo poblacional.

En el 2012, el Ministerio de Salud creó el Plan Intersectorial para la Atención


Integral de la Salud de la Población Adolescente y Joven. Es importante destacar
que, para el año 2009 según el Sistema de Lesiones de Causa Externa, el 56 %
de intentos de suicidio se dieron en adolescentes y jóvenes (en el rango de 10 a
29 años). De este total, el 37% se suicidó74. Según datos del IML, para el 2013,
de los 465 suicidios que se registraron, el 12.9% lo cometieron niñas, niños y
jóvenes de entre 5 y 19 años, presentándose el registro más alto dentro de este
grupo etario en adolescentes y jóvenes entre 15 y 19 años.

Uno de los objetivos de este plan es desarrollar intervenciones integrales en las


instituciones del Sistema Nacional de Salud para prevenir y atender los
principales problemas de salud de adolescentes y jóvenes. Para lograrlo, se
pretende reforzar la promoción de la salud mental y la prevención y atención de
los principales problemas en esta área. También establecer alianzas
intersectoriales para atender y rehabilitar a adolescentes y jóvenes con
problemas de salud mental tras haber sufrido experiencias como abuso sexual,
lesiones de causa externa, homicidios, suicidios, adicciones y explotación
sexual. Entre las atenciones de salud mental más comunes en los últimos años
asistidas por el MINSAL se pueden mencionar: trastorno de ansiedad (40,869
casos atendidos), depresión (9,118), alcoholismo (2,768), intento de suicidio
(916), psicosis (545) y drogodependencia (180).

TIPOS DE ATENCION EN SALUD MENTALPOR EL MINISTERIO DE SALUD


Objetivos

Mostrar a los futuros profesionales la información suficiente para saber identificar


posibles casos que puedan acabar en suicidio.

Exponer la información y conocimientos suficientes para construir en positivo con


sus alumnos y alumnas y evitar así, incluso, que pueda aparecer en ellos la idea
del suicidio.
Alcances
El suicidio se ha considerado una temática compleja de investigar por varias
razones.
En primera instancia, porque es un tema rodeado de grandes tabúes sociales
que hacen de la investigación abierta y sistemática como una tarea
extremadamente delicada y difícil.

Por el hecho que se expone algo muy personal para ellos y añade las
limitaciones impuestas legalmente del país y realizadas por los Comités de
Bioética en relación a la investigación clínica o trabajo experimental con
personas, lo cual desde su punto de vista no ha permitido que se avance en
temas como el suicidio y hablar de ello en años anteriores.

Hoy en día existen mas estudios que ha sido gran avance: En segunda instancia,
Villalobos (comunicación personal, 28 de agosto de 2014) recordó un aspecto de
gran relevancia desde el punto de vista ético, y es que cuando se quiere
investigar sobre el tema en comunidades que tienen altas tasas de suicidios,
muchas veces existen malas experiencias desde iniciativas previas,
institucionales o desde la misma sociedad civil, quienes, aun trabajando con
buenas intenciones, pero sin una adecuada capacitación han llegado a extraer
información o a impulsar procesos que no han sido sostenibles, y eso genera
resistencias en las comunidades por ser un tema muy delicado.

A modo de síntesis, la información recaudada de distintos artículos, documentos


y entrevistas parecen coincidir en que las principales causas están dadas por el
estigma que existe alrededor del tema, problemas que viven día a día las
personas, de tal manera que este debe ser el punto de partida para avanzar en
el estudio sobre el suicidio, pero en el caso particular del enfoque de prevención,
y que se convierta en una línea para orientar a la investigación y prevención de
ello.
Limitantes
Por las limitaciones de tiempo para realizar un estudio con más profundidad y
tener más datos con instrumentos y las dificultades para acceder a una mayor
cantidad de información sobre este tema y más tener un dato más claro de los q
adolescentes que pudieran estar siendo atendidos por instituciones y no fue
posible completar una información clara del salvador y el tiempo para hacer otro
tipo de análisis estadístico correspondiente a sensibilidad y especificidad de
instrumentos para conocer más datos reales, u otros que brinden información
sobre personas por sexo o lugar de procedencia y la zonas. Por lo cual se
considera necesario continuar investigando sobre estos sucesos y a la vez
conocer los instrumentos que se podrían utilizar al respecto.
Descripción de la Actividad
Definición

Suicidio:
Según la R.A.E. la palabra suicidio tiene un origen latino. Está formada por sui,
de sí mismo, y caedêre, matar. Tiene dos acepciones: la primera es acción y
efecto de suicidarse y la segunda, acción o conducta que perjudica o puede
perjudicar muy gravemente a quién la realiza.
El concepto de suicidio en el adulto se podría decir que está mejor
conceptualizado que en el niño, es decir, el adulto llama suicidio a aquella acción
por la cual una persona acaba con su vida. Pero el concepto de suicidio en el
niño no es el mismo, tanto en cuanto, tampoco el concepto de muerte en el niño
es el mismo que en el adulto. Para el niño el concepto suicidio puede ser
considerado una situación reversible.
Según Piaget, el niño no adquiere el concepto de muerte como algo irreversible
hasta los 12 años.
Tenemos que tener en cuenta varios factores al hablar del concepto de muerte
para el niño. En primer lugar, es un concepto que se va adquiriendo
progresivamente y los factores que son cruciales para el desarrollo del mismo
son el propio desarrollo cognitivo del niño, la familia y la cultura en la que esté
inmerso.
El niño potencialmente suicida tendría ideas patológicas sobre la muerte. Son
niños que a nivel cognitivo están más desestructurados y piensan en la muerte
más que otros niños de su misma edad.
Pareciera que es el bullying el causante de nuestro fenómeno objeto de análisis,
sin embargo, asumir que las cosas son de esta manera, sería como la teoría del
origen de la vida, en la cual se dice que los extraterrestres nos crearon y nos
dejaron en este planeta y fue así como comenzó la vida en la tierra, sin embargo
el problema central del origen de la vida no se resuelve, sino que solo se evade
y traslada a otro lugar. Es necesario profundizar aún más en el asunto. Porque
también existen casos en los que son los factores familiares y no el bullying
escolar los que ocasionan el suicidio en jóvenes, o puede ser la falta de amigos,
o una enajenación excesiva producto de los requerimientos de la escuela o mil y
unas causas más y, sin embargo, el punto central es que el número de suicidios
en esta población adolescente va en aumento.
Respecto a este analizador, es conveniente acudir al trabajo de Durkheim “el
suicidio” pionero en investigación sociológica con el método positivo propuesto
por él. Antes de comenzar, cabe mencionar que Durkheim define a la institución
como predecesora y originaria del hombre, es decir, la institución existe y
trasciende al hombre. Es gracias a ella que el hombre existe y es sinónimo de
todo hecho social. Ahora bien, en su investigación sociológica “el suicidio”,
Durkheim se encarga de hacer un extenso análisis estadístico de las tasas de
suicidio en algunos países europeos y los compara. Una vez comparados,
encuentra que el índice de suicidios no guarda relación alguna con factores
cósmicos (cambios estacionarios), factores raciales o genéticos, así como
tampoco con estados psicopatológicos (puesto que para que se considere
suicidio, la persona debe ser consciente de sus actos y de su fin, lo cual no
sucede en un estado de locura), o por imitación. Ninguno de estos fenómenos
guarda una correlación directa con el aumento en la tasa de suicidios, sin
embargo, Durkheim encontró que los países con un alto índice de suicidios
estaban correlacionados con el número de protestantes que había en dicho país,
mientras que los países con un porcentaje alto de población católica mostraban
una tasa de suicidios más baja. Estos datos llevaron a Durkheim a pensar que el
aumento en la tasa de suicidios se debía a la medida en que los valores
religiosos, morales y éticos de una sociedad eran compartidos por los sujetos de
dicha sociedad. Por lo tanto, a mayor grado de libertad del individuo por parte de
la institución eclesiástica, mayor número de suicidios, para denominar este
aspecto, Durkheim utilizó el término “anomia” (sin ley) y esta conclusión la
generalizó a todas las instituciones, por lo tanto, a mayor anomia de las
instituciones, mayor infelicidad de los sujetos y mayor índice de suicidios.
Algunos años más tarde, René Lourau encuentra otra correlación.
Por otro lado, la postura psicoanalítica iniciada por Freud daría una explicación
completamente diferente. En primer lugar, hay que definir lo que es la institución
desde esta perspectiva: la institución para el psicoanálisis es un mecanismo de
defensa ante las ansiedades psicóticas persecutorias y depresivas. Esta
concepción de institución va forzosamente ligada a la función y concepto del
grupo. El grupo es también una defensa ante dichas ansiedades que se da a
partir de puros procesos de proyecciones, representaciones e introyecciones.
René Kaes en su obra “el aparato psíquico grupal” plantea que el grupo, por ser
la unidad más básica e indispensable para la supervivencia del ser humano y
puesto que ya está presente desde el nacimiento del niño, la introyección de esta
unidad primordial es la primera, incluso antes de la introyección del objeto
primario (el pecho materno).
Esta introyección del grupo (la familia) da forma al inconsciente, por lo que el
inconsciente mismo tiene forma de grupo. Posteriormente comienzan las
proyecciones de dicho inconsciente en forma de grupo y de esta manera se da
inicio a un circuito de proyecciones e introyecciones que dan vida al grupo. Al
estructurarse el aparato psíquico individual, la personalidad y la integración del
objeto primario, también estos se comienzan a proyectar en el grupo primario (la
familia). Este circuito proyección-introyección que se da en la familia es en
extremo importante puesto que a partir de este es que se establecen y se forman
los grupos secundarios. Sin embargo, la familia misma está atravesada por
instituciones y relaciones de poder que la moldean de una manera particular,
esta familia producirá ciertos sujetos que después formarán ciertos grupos.
Es por eso que se dice que los grupos son los ojos de las instituciones y la
institución familiar es la más importante de todas las instituciones. Entonces,
como mencione anteriormente, la función primordial de las instituciones es
defendernos de las ansiedades persecutorias, sin embargo, es obvio que ya no
se está logrando puesto que el suicidio desde la teoría de las relaciones objétales
es interpretado como un intento desesperado por aniquilar a los perseguidores.
Recordemos que la ansiedad persecutoria viene de la teoría de Klein
principalmente, quién sostenía que, a nivel inconsciente, el bebé veía el mundo
en una dicotomía.
El objeto primario es el pecho materno quién está escindido en un pecho bueno
quién lo alimenta y un pecho malo quién lo deja pasar hambre. El bebé destruye
en la fantasía este pecho malo y siente un miedo hacia la posible retaliación que
el pecho malo pueda tener por los ataques fantasiosos del bebé. Es esto a lo
que se le llama angustia persecutoria. Esta es muy primitiva e irracional, sin
embargo, el ser humano nunca logra superar completamente este sentimiento,
sino que queda enterrado profundamente en el inconsciente y es por eso que
necesita de las instituciones y de los grupos. Para no morir debido a la ansiedad.
Sin embargo, el incremento de suicidio de jóvenes nos indica que las
instituciones no cumplen más con su función protectora puesto que al suicidarse,
los jóvenes ven a las instituciones como ese objeto primario y a la vez está
desintegrado, es decir, está la institución mala y perseguidora y la buena, sin
embargo, la institución mala se introyecta para salvar a la buena de la
destrucción, sin embargo, al haberse introyectado la institución perseguidora, es
necesario destruirla. Es por eso que todo suicidio puede verse como un intento
de destruir esa institución perseguidora que se ha introyectado. En lo que
respecta al aumento de suicidios en Latinoamérica, si se toma en cuenta que
este comportamiento es característico de la personalidad primitiva o psicótica, la
conclusión no es nada tranquilizadora.
Antecedentes Históricos

El Suicidio se ha dado en todas las sociedades reflejando el nivel de


contradicciones políticas, económicas y sociales, así como las condiciones
particulares del individuo en un momento histórico determinado

Para poder tener un mayor entendimiento de este fenómeno se hace necesario


hacer un recorrido histórico de las principales conceptualizaciones y actitudes
que se han tenido hacia éste en diferentes momentos socio-históricos.

Según Fedden (1972), hasta el siglo XIX no hubo ningún intento de evaluar los
suicidios, ni de estudiar sus causas, sin embargo, estos habían sido objeto de
discusión moral o religiosa durante siglos.

El suicidio a lo largo de la historia se asociaba, por lo general, a un personaje


célebre o se integraba a una acción histórica importante. En la antigüedad era
valorado como resultado de los sistemas religiosos y filosóficos, aunque también
dependía de las estructuras sociales, económicas, políticas y culturales de cada
país (Sarró, 1991).

En la India, bajo la influencia del brahmanismo, los sabios en búsqueda del


nirvana frecuentemente se suicidaban durante las fiestas religiosas. En el Tíbet
y en China, esta doctrina se expandió bajo el impulso de Shiddharta Gautama,
en donde existían dos tipos de suicidas: el que buscaba la perfección y el que
huía del enemigo. Mientras que, en el Japón, el concepto de honor incitaba a los
nobles a hacerse el hara-kiri. También durante el culto, algunos creyentes se
suicidaban para alcanzar a sus divinidades.

En la Grecia clásica el suicidio fue un fenómeno difundido y tuvo como mayores


exponentes a filósofos como Anaxágoras, Soltares y Diodoro, entre otros. En
Atenas se castigaba el suicidio, al cadáver se le privaba de sepultura, y se
consideraba a este acto como una ofensa a Dios.

Por su parte, los filósofos estoicos, consideraban el suicidio como el medio para
liberarse del sufrimiento, ellos profesaban desprecio a la condición humana, así
como resentimiento contra el mundo, contra el propio yo, sus enseñanzas
alentaban al suicidio, sobre todo en beneficio de la patria o bien por los amigos
a causa de un dolor intolerable.

En Roma, se observa la influencia tanto de los filósofos como Séneca y los


literatos como Lucano (llamado “el poeta del suicidio”), al igual que de la política:
cerca del emperador, los personajes en desgracia se suicidaban para proteger
sus bienes de la rapacidad del tirano. Asimismo, el suicidio entre los esclavos
era frecuente, aunque prohibido, a los rescatados se les castiga severamente,
debido a que los soldados romanos pertenecían al Estado y no podían disponer
de sus vidas.
Asimismo, el cristianismo aceptó en los primeros siglos, que el suicido era
admisible en algunas circunstancias, sin embargo, está opinión se fue
modificando hasta volverse una actitud intransigente. San Agustín, lo calificó de
pecado mayor, debido a que violó el quinto mandamiento, porque usurpa la
función del estado y de la iglesia y evita el sufrimiento que ha sido ordenado por
Dios. De ahí siguió una actitud represiva ante el suicidio que persiste en nuestros
días. Posteriormente, en el concilio de Arles (452), se declaró que el suicidio
estaba inspirado por el demonio y en el 533 se determinaron penas eclesiásticas
para prevenirlo y castigarlo. Asimismo, Sto. Tomás de Aquino, quien consideraba
al suicidio como el más grave de los pecados, honra la figura de San Agustín en
el Concilio de Nimes de 1284, y el Derecho Graciano y condena todo tipo de
suicidio. Durante Siglos el Derecho Canónico fue el único vigente en relación al
suicidio, pero las primeras leyes laicas condenando la muerte voluntaria,
aparecen en el siglo XIII, en Francia con Luis IX, en España con Alfonso X el
Sabio, quien penaliza el suicidio mediante la confiscación de bienes, pero
además condena el auxilio a éste (Ros, 1998).

En el Renacimiento, persisten las mismas ideas respecto al suicidio a nivel


popular, influido por ciertos escritores, como Dante. Paralelamente, surgen
opiniones que disienten del suicidio como pecado o crimen, justificándolo en
aquellas situaciones donde se buscaba mitigar el dolor y el sufrimiento. Es así
que, se produce un cambio que lleva de un humanismo emocional a un
humanismo racional, después de la revolución de Copérnico, Lucero, Descartes,
Calvino, etc., se empiezan a discutir postulados teológicos y dudas sobre los
dogmas.

Por otro lado, en Inglaterra, se publicaron apologías sobre el suicidio u opiniones


sobre su legitimidad. En 1644, se publicó el poema Biathanatos, del poeta y
clérigo Donne; en 1777, Hume publicó su ensayo Sobre el suicidio, proclamando
el derecho del hombre a disponer de su propia vida. En Francia Montesquieu,
Staël, Montaigne y Rousseau, entre otros, expresaron ideas similares.

El fin de la represión del suicidio, coincide con la aparición de las ciencias


sociales, que nacen con el capitalismo y la sociedad industrial. Dicho fenómeno
se empieza a considerar como un problema social junto con la pobreza,
alcoholismo, el crimen y la enfermedad. Esto se pudo ver con el autor Jesús
Sarabia Pardo, quien en su obra “Suicidio como enfermedad social” (1889),
interpreta el fenómeno señalando la relación entre pauperismo y suicidio,
influencia de los cambios políticos y de las guerras y especialmente los actos
derivados de la progresiva industrialización, como el aumento demográfico de
las ciudades (Ros, 1998).

A principios del siglo XX, las posiciones respecto al suicidio en España, fueron
por parte del jurista Riuz-Funes, que en su trabajo Etiología del suicidio en
España, introduce la traducción que hizo al español de El suicidio, de Durkheim
(1928), indicando que: “El suicidio es una afección moral de la sociedad” (Sarró,
1991).
En la actualidad, la actitud hacia el suicidio es menos dogmática de lo que solía
ser en el pasado. El suicidio solo era castigado en países que estaban bajo la
soberanía británica, no obstante, en la mayoría de los suicidios, los jueces
formulaban el veredicto de que el equilibrio mental está perturbado y que el
suicidio merece ser tratado por psiquiatras, y se ha establecido como delito
criminal, ayudar, incitar o procurar el suicidio de otra persona. Asimismo, el
intento de suicidio debe ser tratado por los profesionales como un problema
médico y social.

Como su puede ver, durante siglos, el suicidio ha sido objeto de discusión moral
y religiosa. En aquellos tiempos el suicidio consumado era sinónimo de libertad
o locura, de una conducta racional o irracional. Siempre se evocaba el suicidio
como un acto humano, dicho tabú se relacionaba con prejuicios, que fueron
generalizándose, provocando el rechazo por cuestiones religiosas, éticas o
políticas (Sarró, 1991).

En este sentido, se puede decir que la valoración del suicidio a lo largo de la


historia se ha ido transformado, lo cual ha dependido de aspectos culturales
como: tradiciones, creencias religiosas y políticas, y de aspectos sociales como
la familia, la estructura económica, etc.

Por lo tanto, es claro que el fenómeno del suicido existe desde hace siglos, sin
embargo, todavía existen muchas interrogantes en torno a dicho fenómeno
como: ¿Por qué la gente se suicida?, o ¿cuáles son los factores que influyen
para que se tome tal decisión?, etc.

Más adelante se presentará un panorama, que intenta dar una posible


explicación a dichas interrogantes. A continuación, se presentan los criterios
para definir cada una de las conductas suicidas, posteriormente se hablará de
las distintas definiciones que los autores han propuesto para estudiar dichas
conductas.
Causas del Suicidio
La adolescencia es un período del desarrollo de mucho estrés lleno de cambios
muy importantes: cambios en el cuerpo, cambios en las ideas y cambios en los
sentimientos. El intenso estrés, confusión, miedo e incertidumbre, así como la
presión por el éxito, y la capacidad de pensar acerca de las cosas desde un
nuevo punto de vista influye en las capacidades del adolescente para resolver
problemas y tomar decisiones. Para algunos adolescentes, los cambios
normales del desarrollo, a veces acompañados por otros hechos o cambios en
la familia como el divorcio o la mudanza a una nueva comunidad, cambios de
amistades, dificultades en la escuela u otras pérdidas, pueden causar gran
perturbación y resultar abrumadoras.

I- Culturales y Socio-demográficos

Los problemas socioeconómicos, los bajos niveles educacionales y el


desempleo son factores de riesgo para el comportamiento suicida pues limitan
la participación social activa del adolescente, impiden la satisfacción de las
necesidades más elementales y coartan la libertad de quienes los padecen.

Los factores asociados a la cultura adquieren una importancia capital en la


conducta suicida entre las minorías étnicas, quienes se ven sometidos a un
proceso de coloniaje cultural con pérdida de la identidad y sus costumbres y
también se hace patente entre los inmigrantes. Oberg fue el primero en utilizar
el término “shock cultural” para referirse al proceso de adaptación del inmigrante,
el cual se caracteriza por:

 Esfuerzos constantes por lograr adaptarse a la nueva cultura.


 Sentimientos de pérdida y pena, motivados por los recuerdos de los
amigos, familiares, la profesión, las posesiones y cuanto se ha dejado
atrás.
 Sentimientos de ser rechazado por los miembros de la nueva cultura.
 Confusión en el rol, las expectativas, los valores y la identidad ante la
nueva cultura.
 Sorpresa, angustia, disgusto e indignación ante las diferencias culturales
a las que debe adaptarse.
 Sentimientos de no ser capaz de adaptarse a la nueva cultura.

Entre las razones que pueden contribuir al suicidio de los adolescentes de estos
grupos poblacionales se encuentran extrañar la tierra natal y sus costumbres,
problemas con la pareja, infelicidad, baja autoestima, carencia de amigos o
familiares, el aislamiento social y la falta de comunicación por las barreras que
impone el idioma en caso que el país receptor difiera del natal.

II- Situación familiar y eventos vitales adversos.

La situación de la familia del adolescente suicida garantiza su infelicidad e impide


su crecimiento emocional, pues son comunes:
 Presencia de padres con trastornos mentales.

 Consumo excesivo de alcohol, abuso de sustancias y otras conductas


disociales en algunos de sus miembros.

 Antecedentes familiares de suicidio o intentos de suicidio y permisividad


o aceptación de esta conducta como forma de afrontamiento.

 Violencia familiar entre sus miembros, incluyendo el abuso físico y


sexual.

 Pobre comunicación entre los integrantes de la familia.

 Frecuentes riñas, querellas y otras manifestaciones de agresividad en


las que se involucran los miembros de la familia, convirtiéndose en
generadores de tensión y agresividad.

 Separación de los progenitores por muerte, separación o divorcio.

 Frecuentes cambios de domicilio a diferentes áreas.

 Rigidez familiar, con dificultades para intercambiar criterios con las


generaciones más jóvenes.

 Situación de hacinamiento, lo que en ocasiones se traduce por la


convivencia de varias generaciones en un breve espacio, lo cual impide
la intimidad y la soledad creativa de sus miembros.

 Dificultades para demostrar afectos en forma de caricias, besos, abrazos


y otras manifestaciones de ternura.

 Autoritarismo o pérdida de la autoridad entre los progenitores.


 Llamadas de atención al adolescente que generalmente adquieren un
carácter humillante.

 Si los padres están divorciados, pero conviven en el mismo domicilio, el


adolescente es utilizado como punta de lanza de uno de ellos contra el
otro y se le trata de crear una imagen desfavorable del progenitor en
contra de quien se ha realizado la alianza.

 Incapacidad para abordar los temas relacionados con la sexualidad del


adolescente, la selección vocacional y las necesidades de independencia.

Los elementos abordados con anterioridad son muy frecuentes en las familias
de los adolescentes con riesgo suicida, pero no son los únicos. Es muy posible
que usted pueda incrementar esta lista con experiencias conocidas.
III- Psicopatología del adolescente que constituye una
predisposición a cometer suicidio.

Se considera que casi la totalidad de las personas que se suicidan son


portadores de una enfermedad mental diagnosticable, lo cual ha sido
ampliamente abordado en las investigaciones realizadas mediante las autopsias
psicológicas. En los adolescentes este postulado también se cumple y se
considera que la mayoría de los que se suicidan pudieron haber padecido
algunas de las siguientes enfermedades:

 Depresión.
 Trastornos de Ansiedad.
 Abuso de alcohol.
 Abuso de drogas.
 Trastornos incipientes de la personalidad.
 Trastorno Esquizofrénico.

Las manifestaciones señaladas con anterioridad son universales, es decir,


caracterizan a la ansiedad como trastorno o cortejo sintomático, pero es
conveniente señalar que existen formas particulares de este trastorno, con
síntomas específicos que relacionaremos a continuación:

 Ataques de Pánico.
 Fobia simple.
 Fobia social.
 Ansiedad de separación.
 Fobia escolar.
 Trastorno Obsesivo Compulsivo.
 Trastorno de Estrés Postraumático.
 Abuso de Alcohol.

La característica esencial del abuso de alcohol o de otra sustancia cualquiera,


consiste en un patrón desadaptativo de consumo de dichas sustancias,
manifestado por consecuencias adversas, significativas y recurrentes
relacionadas con su consumo repetido.

Trastorno Disocial de la Personalidad. Es otro factor de riesgo de suicidio


entre los adolescentes, que por sus rasgos clínicos tiene una elevada propensión
al suicidio y a la realización de daños autoinfligidos. Sobresalen en este trastorno
las siguientes características:
Trastorno de la Alimentación. En la cultura contemporánea los medios de
difusión masivos han globalizado un modelo de belleza femenina que en muchas
ocasiones se convierte en un objetivo imitativo inalcanzable, este trastorno
puede enmascararse detrás de esta propuesta de belleza y se caracteriza por
un severo trastorno de la conducta alimentaria que puede adquirir las siguientes
formas clínicas:

1- Anorexia nerviosa.

2- Bulimia nerviosa

La autoevaluación esta principalmente influida por el peso corporal del


adolescente.

Criterios para la definición de las conductas suicidas


La certificación de los suicidios frecuentemente está marcada por una falta de
consistencia y claridad, así mismo el grado de suicidios que son reportados o
clasificados es desconocido.
Cada año los certificados de muerte son llenados de diferentes formas. En cada
muerte certificada, se debe indicar si fue de forma natural, accidental, suicidio,
homicidio o muerte no determinada. La ley dice que cuando en una muerte se
sospecha de suicidio o de homicidio, se lleve a cabo una exploración médica o
de un juez, para que este complete el certificado de muerte. Estos datos pueden
afectar el curso de las investigaciones en salud, el flujo de los recursos y hasta
la política de la salud pública.

La determinación de suicidio requiere establecer que la muerte fue autoinfligida


e intencional. Un certificador puede concluir que la muerte no fue un suicidio si
la evidencia disponible no lo comprueba, y así estos suicidios verdaderos se
pueden certificar como accidente, muerte de causa natural o muerte no
especificada.

Por tal motivo, algunas organizaciones como la American Academy of Forensic


Sciencies (AAFS), American Association of Suicidology (AAS) y el National
Center for Health Statistics (NCHS), están trabajando para poder comprender las
conductas suicidas y para poder desarrollar un criterio operacional. Dicho criterio
se basa en una definición del suicidio: muerte sugerida, una acción infligida sobre
el sí mismo con el intento de matar a sí-mismo.

El propósito del criterio es mejorar la validación de las estadísticas para:


1) fomentar la consistencia y uniformar la clasificación
2) marcar una certificación de muerte explícita
3) incrementar la cantidad de información usada
4) ayudar a los certificados en el ejercicio del juicio profesional
5) establecer un estándar de práctica para la determinación del suicidio.
a) Criterios para la determinación del suicidio

En esta conducta, existen evidencias para determinar que la muerte de un sujeto


fue autoinfligida. Esto se puede determinar si existe evidencia psicológica,
patológica (autopsia), toxicológica o si existe una declaración, ya sea del fallecido
(si dejó alguna nota), o de algún testigo.

b) Criterios para la determinación del intento de suicidio Aquí, existen evidencias


(explícita, implícita, o ambas), de que la persona que intenta matarse o lo desea,
entiende las probables consecuencias de sus acciones. No obstante, es muy
difícil determinar si la herida fue autoinfligida y si realmente fue un intento de
suicidio.

En algunas ocasiones, al parecer el suicidio no fue intencional, si no que fue


accidental, ya que las evidencias pueden mostrar que el sujeto intentó sobrevivir;
la persona probablemente tenía una historia de descuido, juicio pobre o previas
heridas no intencionales similares a la herida fatal. En el caso de muerte como
un resultado de una dosis excesiva de drogas o alcohol; si esta persona tenía
una historia de usar altas dosis de drogas, esto puede indicar que murió de una
sobredosis sin haberlo hecho intencionalmente (Gómez, 1996).

Por su parte Garrison (1991, citado en Gómez, 1996) opina que el establecer si
fue un intento de suicidio es muy difícil, debido a que la conducta suicida puede
ser motivada inconscientemente. Otros autores denominan serio a un intento, si
causó una severa disfunción física o si la intención suicida fue grave. Sin
embargo, existe otro aspecto que tiene que ser tomado en cuenta, y es la
posibilidad de que el medio haya intervenido (Stengel, 1965).

Si el grado de peligro para la vida tiene que ser el criterio de la severidad de un


intento suicida, se deben tener en cuenta tres aspectos:
1) la amenaza potencial a las funciones corporales
2) el grado del intento suicida
3) la constelación social en el momento del intento, es decir las oportunidades
de intervención del medio. Cabe señalar, que la mayoría de los actos suicidas
fatales o casi fatales tienen un alto rango en por lo menos dos de los tres criterios.

En este contexto, la conducta suicida de baja letalidad es llamada conducta para


suicida y se refiere a una gran variedad de conductas autodestructivas. Estas
conductas también se conocen como gesto suicida e intento fracasado. La
conducta suicida incluye las siguientes categorías:

a) Suicidio consumado. Es cuando la persona se quita la vida con intento


consciente.

b) Intento de suicidio. Tiene todos los elementos del suicidio completo. Sin
embargo, aquí las personas sobreviven debido a las circunstancias, buscando el
intento controlado.

c) Gesto suicida: Consiste en un acto simbólico de suicidio, pero esto no


constituye amenazas serias de muerte.
d) Amenaza de suicidio: Incluye un decir o hacer algo indicando el deseo de
autodestrucción.

e) Ideación suicida: Consiste en tener pensamientos de fantasía acerca de la


propia muerte.

f) Muerte subliminal: Se trata de un juego escondido o rol inconsciente acerca de


una muerte. Es decir, traer uno mismo la muerte o estar uno mismo en un lugar
y en una posición extremadamente vulnerable.

Indicios y Síntomas de las Ideas Suicidas


Debido a que las ideas suicidas tienen lugar en la mente de la persona, es
importante mantenerse al pendiente de otros indicios que indiquen que dicha
persona está teniendo pensamientos continuos sobre la muerte. Los siguientes
son indicios y síntomas de las ideas suicidas y deben ser mencionados a los
profesionistas de salud mental en caso de que se realice una valoración para
evaluar las necesidades de cuidados psiquiátricos:

Síntomas del comportamiento:

 Amenazas de conductas autolesivas


 Uso o abuso de drogas y/o alcohol
 Cambios en el temperamento
 Cambios extremos en el estado de ánimo
 Participar en conductas riesgosas
 Hablar sobre la muerte o escribir sobre este tema
 Aislamiento social o retraimiento
 Conductas autolesivas
 Disminución en el interés por las cosas que anteriormente se
disfrutaban

Síntomas físicos:

 Aumento o pérdida de peso


 Higiene inadecuada
 Ataques de pánico
 Insomnio o hipersomnia

Síntomas cognitivos:

 Pensamientos intrusivos sobre la muerte


 Incapacidad para cumplir con las responsabilidades o los deberes
 Falta de enfoque
 Afectación de la memoria
 Incapacidad para concentrarse
Síntomas psicosociales:

 Irritabilidad
 Incapacidad para sentir placer
 Cambios en el estado de ánimo
 Sentimientos de desesperanza o impotencia
 Agitación
 Niveles de ansiedad elevados
 Estado de ánimo depresivo

Efectos de las Ideas Suicidas


Si las ideas suicidas persisten por mucho tiempo, es probable que la persona las
lleve a cabo mediante un proceso de pensamiento inadaptados. Las personas
que luchan contra las ideas suicidas y no reciben la ayuda de un profesionista
de salud mental son más propensas a intentar el suicidio. Los siguientes son
algunos efectos potenciales que pueden ocurrir cuando una persona lucha
contra las ideas suicidas. Estos efectos pueden prevenirse a través de un
tratamiento eficaz de salud mental:

 Cicatrices o daños permanentes en los tejidos


 Conductas autolesivas recurrentes
 Daños en el cerebro
 Parálisis
 Estado de coma
 Hemorragia
 Huesos rotos
 Daños en los órganos o insuficiencia orgánica
 Muerte prematura debido a un acto suicida

Características de las Ideas Suicidas


características psicológicas

 Se aíslan socialmente
 Impulsividad.
 Hostilidad.
 Agresividad.
 Pesimismo.
 Baja autoestima
 Consumo de alcohol y drogas.
 Algún antecedente suicida

El ser humano comúnmente realiza conductas que lo llevan a la autodestrucción


como es el beber en exceso, fumar, deportes con alto riesgo, relaciones
enfermizas, entre tantas otras cosas. Pero algo que aún no tiene una explicación
del porque lo hacen es el suicidio, a comparación con las conductas anteriores,
el suicidio no busca el placer, sus capacidades no le permiten ver las múltiples
salidas y soluciones, solo busca terminar con la vida y acabar con el sufrimiento.

Cuando una persona busca el suicidio quiere obtener el fin del sufrimiento por el
que atraviesa, lo que busca dejar de sentirse mal y que los pensamientos que
acosan estas emociones se suspendan.

Cabe resaltar las diferencias entre ideación suicida, acto suicida y suicidio, los
tres se relacionan, pero el fin es diferente. La ideación suicida se refiere al
pensamiento, a la idea de quitarse la vida en algún momento de su vida, ya sea
como solución y escape rápido del problema. El acto suicida, es aquel que
realizan como tomar alguna sustancia, mutilarse, pero sin cometer el suicidio, y
finalmente el suicidio que es cuando logran quitarse la vida.

En algunas personas presentar o atravesar por alguna situación difícil puede


llevarlos a considerar el suicidio como alguna solución. Algunos riesgos
relacionados con el suicidio son:

 La edad.
 Depresión
 Alcohol o drogas
 Alguna pérdida
 Desesperanza o baja autoestima
 Pocas relaciones sociales.

De los problemas más comunes vistos en personas con ideación o acto suicida
son:

 Problemas de pareja.
 Problemas familiares
 Problemas laborales.
 Problemas económicos
 Enfermedad física.
 Problemas escolares
 Jubilación.

Finalmente, el suicida puede recibir tratamiento y apoyo psicológico, sus


familiares y amigos no deben aislarlo, acercarse y conversar sobre el tema sin
miedo a creer que se está fomentando, juntos deben hacerle frente a esta
problemática y mejorar. Se deben buscar varias opciones para solucionar los
problemas y encontrar el maravilloso sentido de la vida.
Trastornos Concurrentes

A menudo, las ideas suicidas pueden indicar que una persona está sufriendo de
uno o más padecimientos de salud mental. Los trastornos enlistados a
continuación incluyen a las ideas suicidas como un síntoma y ameritan la
implementación de aptitudes sanas para lidiar con los problemas en caso de que
la persona reciba un tratamiento para una o más enfermedades mentales:

 Trastornos de ansiedad
 Trastornos de la personalidad
 Trastorno esquizoafectivo
 Trastorno bipolar
 Trastorno de adaptación
 Trastornos de la alimentación
 Esquizofrenia
 Trastornos de uso de sustancias nocivas
 Trastorno de estrés postraumático
 Trastornos depresivos
 Trastorno dismórfico corporal

Terapias para prevenir y tratar las crisis suicidas


No existe un abordaje terapéutico único del acto suicida, pero se han
confirmado los efectos beneficiosos de la terapia farmacológica y de la terapia
cognitivo-conductual o la combinación de las dos.

La terapia cognitivo-conductual está destinada a modificar los


comportamientos y pensamientos y se vales de técnicas como el asertividad, la
relajación, la reestructuración cognitiva, la resolución de problemas, el
entrenamiento en habilidades sociales y el manejo de contingencias, que pueden
reducir la depresión, la ansiedad, y la falta de habilidad social.

El suicidio causa sufrimiento en la víctima, pero también en las personas


cercanas (Jacobsson y Renberg, 1999).

Se reconoce habitualmente que toda intervención de terapia cognitiva incluye


técnicas conductuales en mayor o menor medida, de ahí la denominación de
TCC.

La TCC parte de la reestructuración cognitiva como técnica fundamental para el


cambio, pero al mismo tiempo incluye una variedad de técnicas conductuales
que tienen como finalidad ayudar a completar dicho cambio.

La intervención se centra en la modificación de conductas disfuncionales,


pensamientos negativos distorsionados asociados a situaciones específicas y
actitudes desadaptativas relacionadas con el objeto de intervención, que puede
ser la depresión, la conducta suicida, etc.
La activación conductual es también un aspecto clave de la terapia cognitiva,
haciendo un especial énfasis en la relación entre la actividad y el estado de
ánimo.

La TCC adopta un formato estructurado, es limitada en el tiempo y se basa en el


modelo cognitivo-conductual de los trastornos afectivos.

La duración más frecuente oscila entre 15-20 sesiones de 50 minutos y de


frecuencia aproximadamente semanal, aunque también hay estudios que
adoptan formatos más breves para casos menos graves (entre 6-8 sesiones) y
se asume que la duración de la terapia puede prolongarse en caso de mayor
gravedad o cuando hay otras patologías asociadas.

Terapia dialéctico-conductual

La TDC es un modelo de terapia desarrollado por Linehan específicamente para


el tratamiento de pacientes con diagnóstico de trastorno límite de la personalidad
y conducta suicida crónica, aunque su uso se ha extendido a otras poblaciones.
Se encuadra en la tradición de la TCC. Es un tratamiento integrador cuya base
fundamental es la teoría conductista, diferentes elementos de la terapia cognitiva
y algunos aspectos de las terapias de apoyo.

Uno de los objetivos centrales de este modelo, que combina sesiones


individuales, grupales y apoyo telefónico, es el tratamiento y la reducción tanto
de las conductas autolesivas como de la conducta suicida, motivo por el cual
existe un número considerable de estudios que abordan su eficacia.
De modo genérico, la TDC se centra en los siguientes elementos clave del
trastorno límite de la personalidad:

El desarrollo de la plenitud de la conciencia o atención plena (mindfulness): es la


capacidad para prestar atención a la experiencia tal y como es en el momento
presente, sin juzgar y sin evaluar.

 La regulación emocional, partiendo del supuesto de que la personas


con diagnóstico de trastorno límite de personalidad experimentan
emociones de forma muy intensa y lábil.
 La eficacia interpersonal, que tiene por objetivo el cambio y la mejora de
las relaciones interpersonales.
 El aumento de la tolerancia a la ansiedad. Parte de que el dolor y el
malestar forman parte de la vida y el hecho de no aceptarlo incrementa
aún más el malestar.

MACT

La MACT (Manual Assisted Cognitive Behaviour Therapy) (tabla 22), es una


terapia que incluye elementos de la TCC, TDC y biblioterapia. Se basa en el
entrenamiento de habilidades y es muy empleada en pacientes con trastornos
de la personalidad. Incluye sesiones con el terapeuta y también concede un
importante papel al material de autoayuda.
Terapia de resolución de problemas

La TRP parte de la base de que un incremento de las habilidades de resolución


de problemas puede ayudar a reducir la carga que suponen y la ideación suicida.
Este tipo de terapia habitualmente comienza con un listado y priorización de
problemas, propuesta y selección de las estrategias para afrontarlos, posibles
obstáculos y monitorización de todo el proceso. También se entrena la
generalización de las habilidades adquiridas a otras situaciones.

Otras terapias de corte cognitivo-conductual

En este apartado se incluyen los estudios que utilizan técnicas cognitivas y/o
conductuales de forma preferente, pero, o bien estas técnicas están integradas
en un protocolo amplio de tratamiento que engloba sesiones grupales y/o
familiares, o bien se centran en una técnica concreta.
Terapia interpersonal

La TIP fue desarrollada originalmente por Klerman y Weissman. Aunque


originalmente se diseñó para pacientes con depresión, en la actualidad su ámbito
de actuación se ha extendido a diferentes trastornos.

La TIP tiene muchos aspectos en común con la terapia cognitiva, aborda


principalmente las relaciones interpersonales actuales y se centra en el contexto
social inmediato del paciente. El formato original dispone de 3 etapas a lo largo
de 12-16 semanas, con sesiones semanales durante la fase de tratamiento de la
fase aguda. Los síntomas y el malestar se relacionan con la situación del
paciente en una formulación que comprende una o más de las siguientes áreas:
duelo, disputas interpersonales, transición de rol y déficits interpersonales. Las
sesiones de terapia están estructuradas y se centran en facilitar la comprensión
de los sucesos más recientes en términos interpersonales y en la exploración de
formas alternativas de manejar dichas situaciones.

La guía del NICE incluye un estudio cuyo objetivo fue evaluar la efectividad de la
TIP psicodinámica breve (una vez por semana, 4 semanas y por una enfermera
en el domicilio del paciente) en personas tras un episodio de intoxicación
voluntaria. El grupo control recibió el tratamiento habitual en atención primaria
(excluyendo cualquier tipo de psicoterapia o seguimiento psicológico). A los 6
meses de seguimiento se encontró que el grupo que recibió TIP había mejorado
de forma significativa en comparación con el grupo control (menor frecuencia de
autolesiones auto informadas, menores puntuaciones en el BDI y mayor
satisfacción con el tratamiento).

En pacientes mayores de 60 años, con depresión mayor/menor e ideación


suicida se realizó una intervención consistente en la prescripción de citalopram
y/o TIP como tratamiento de primera elección. En el grupo de tratamiento
habitual, se dió información a los médicos sobre los tratamientos recomendados
en las guías sobre depresión. A los 12 meses, ambos grupos obtuvieron una
reducción de la ideación suicida, aunque los pacientes del grupo experimental
presentaron una disminución mayor de la gravedad de la depresión y mayor tasa
de recuperación que el grupo control. A los 24 meses, los pacientes que
recibieron la intervención experimental obtuvieron una reducción significativa de
la ideación suicida en comparación con el grupo control.

Un último estudio evaluó la efectividad de una intervención intensiva de TIP en


adolescentes con riesgo suicida en comparación con el tratamiento habitual (en
el ámbito escolar). La TIP fue más efectiva que el tratamiento habitual en la
disminución de depresión, ideación suicida, ansiedad y desesperanza.

Terapia familiar

La terapia familiar toma como modelo la teoría general de sistemas y hace de


las relaciones familiares el foco principal de su intervención. Desde la TF se
entiende la familia como un sistema en el que todos los miembros están
interrelacionados, de forma que, si uno de los miembros presenta un problema,
los demás miembros participan de alguna forma en su generación,
mantenimiento y resolución. Se trata por tanto de un modelo que trata de
comprender y encuadrar el comportamiento individual (que deja de ser el foco
principal de intervención) en el contexto de las interacciones entre los diferentes
miembros de la familia. Aunque existen diferentes escuelas, la terapia familiar
podría dividirse en conductual, psicodinámica y sistémica.

Las características comunes de las intervenciones familiares son:

– Incluye varias fases diferenciadas: evaluativa, psicoeducación, intervención


sobre el funcionamiento de varias áreas (cognitiva, afectiva, interpersonal y
conductual, según el enfoque de la terapia concreta) y retroalimentación.

– El participante debe asistir acompañado de su familia a la mayoría de las


sesiones de la terapia.

– Suele constar de un mínimo de seis sesiones, con una duración aproximada


de una hora.
La guía del NICE incluye un solo estudio que compara la TF en el hogar llevada
a cabo por dos trabajadores sociales frente al tratamiento habitual. La
intervención experimental consistió en una sesión de evaluación y cuatro
sesiones de tratamiento en el domicilio del paciente. Todos los participantes
fueron menores de 16 años. En este estudio no se encontró evidencia suficiente
para determinar si existe una diferencia significativa entre ambas formas de
tratamiento en la prevención de la repetición de la conducta suicida y en la
reducción de la ideación. En cuanto a la desesperanza, no se encontraron
diferencias significativas entre ambas formas de tratamiento.

No se ha localizado ningún estudio posterior al incluido en la guía del NICE sobre


terapia familiar.

Terapia psicodinámica
Deriva del psicoanálisis y se basa en la teoría de Freud acerca del
funcionamiento psicológico: la naturaleza de los conflictos puede ser en gran
medida inconsciente, por lo que el objetivo terapéutico es resolver estos
conflictos. Una diferencia fundamental entre el psicoanálisis y la terapia
psicodinámica es que esta última se centra en el aquí y ahora, y el objetivo del
tratamiento es el problema actual del paciente.

Una variante de este tipo de tratamiento, aplicada en pacientes con conducta


suicida, es la terapia psicodinámica deconstructiva. Es un tratamiento
estandarizado desarrollado para problemas complejos de conducta, como
adicciones, trastornos de la alimentación y también para autolesiones y conducta
suicida recurrente. Esta terapia favorece la elaboración e integración de
experiencias interpersonales y atribuciones de uno mismo y de otros y se basa
en una alianza terapéutica positiva.

La guía del NICE no incluye ningún estudio sobre la terapia psicodinámica como
tratamiento de la conducta suicida.

Se localizó un estudio en el que se evaluó la efectividad de la terapia


psicodinámica deconstructiva frente al tratamiento habitual en pacientes con
trastorno límite de la personalidad y abuso de alcohol. En este estudio se
encontró que la terapia psicodinámica disminuye de forma estadísticamente
significativa la conducta suicida, el abuso de alcohol y la necesidad de cuidado
institucional.

En otro estudio se evaluó la psicoterapia psicodinámica a corto plazo realizada


en hospital de día frente a la terapia ambulatoria habitual en trastornos de la
personalidad. La intervención en el grupo experimental consistió en una
combinación de las terapias psicodinámica y cognitivo-conductual en formato
grupal durante 18 semanas. Encontraron una mejoría global en ambos grupos
en todas las variables medidas (ideación y conducta suicidas, estrés sintomático,
problemas interpersonales, funcionamiento global y problemas de la
personalidad)
Tratamiento farmacológico de la conducta suicida

Como ya se ha comentado anteriormente, la conducta suicida es un fenómeno


complejo mediado por factores biológicos, psicológicos y sociales. La correcta
evaluación, el diagnóstico y el tratamiento de la patología de base del paciente
es el mecanismo más efectivo a la hora de abordar la conducta suicida.

El tratamiento farmacológico de la misma deberá incluir tanto la patología


subyacente como aquellos síntomas que puedan actuar como factores de riesgo
adicional (ansiedad, insomnio, impulsividad,).

El tratamiento farmacológico en niños con conducta suicida viene dado por el


trastorno psiquiátrico subyacente y los fármacos utilizados deben ser
suministrados y custodiados por un adulto para evitar un abuso o sobre ingesta.
Si los padres del niño presentan una enfermedad mental, el tratamiento
psiquiátrico de los padres contribuye a la mejora del niño, probablemente por un
mejor funcionamiento familiar y por disminución de factores estresantes.

Existen escasos estudios específicos del tratamiento de la conducta suicida, ya


que la mayoría analizan aquellos fármacos empleados en el abordaje de las
patologías subyacentes a dicha conducta. Para contestar a la pregunta clínica
se efectuó una búsqueda de GPC, revisiones sistemáticas, metaanálisis y
estudios primarios, realizándose una selección de artículos específicamente
para cada uno de los siguientes grupos de fármacos: antidepresivos, litio,
anticonvulsivantes y antipsicóticos.

Antidepresivos

Las propiedades serotoninérgicas y catecolaminérgicas de los antidepresivos les


confieren eficacia contra la depresión y la ansiedad, condiciones que con
frecuencia subyacen a la ideación y conducta suicidas. La acción sobre el
sistema serotoninérgico de los ISRS reduce la impulsividad y la agresividad,
vinculadas a menudo con la conducta suicida.

La mayor disponibilidad y uso de los antidepresivos (ISRS y nuevos


antidepresivos) desde finales de los años 80 ha coincidido en distintos países
con una reducción notable de las tasas de suicidio por lo que en distintos
estudios se ha sugerido una posible relación entre estos factores.
Pacientes con trastorno afectivo

Trastorno depresivo

El tratamiento antidepresivo produce una disminución de la ideación y de la


conducta suicidas, si bien, la mayoría de los estudios realizados son de corta
duración (de semanas a pocos meses)

TERAPIA ANTE EL SUICIDA


Ante una crisis suicida en el adolescente es de suma utilidad observar los
siguientes principios, basándose en las terapias de apoyo que más bien trata
de establecer con el adolescente en riesgo de suicidio una relación amistosa, no
autoritaria, que aunque no juzga, se muestra firme e impone ciertas limitaciones,
asume una actitud flexible y ofrece al adolescente nuevas opciones de ajuste
para identificarse con una figura paterna sustitutiva diferente a la del progenitor
biológico. La misma se delimita a continuación:
1- Tratarlo con respeto.

2- Tomarlo en serio.

3- Creer lo que nos manifiesta.

4- Escucharle con genuino interés.

5- Permitirle expresar sus sentimientos (llanto, ira, disgusto).

6- Preguntar sobre la idea suicida, para lo cual se sugiere las siguientes


posibilidades:
Primera variante: ¿Cómo piensa usted resolver su actual situación?
Segunda variante: Usted me ha dicho que apenas duerme y desearía saber
¿en qué piensa cuando está insomne?
Tercera variante: ¿Usted ha tenido pensamientos malos? ¿Cuáles?
Cuarta variante: ¿En su familia alguien se ha suicidado o ha intentado el
suicidio? (Esperar respuesta). Y usted ¿lo ha intentado o lo ha pensado
últimamente? ¿Cuándo fue la última vez que lo pensó?
Quinta variante: ¿Usted ha pensado suicidarse?
Sexta variante: ¿Usted ha pensado en matarse?

Si el adolescente manifiesta que ha pensado suicidarse es necesario realizar


una secuencia de preguntas para determinar la planificación suicida, lo que
incrementa notablemente el peligro de suicidio. Esta secuencia es la siguiente:

¿Cómo ha pensado suicidarse?


¿Cuándo ha pensado suicidarse?
¿Dónde ha pensado suicidarse?
¿Por qué ha pensado suicidarse?
¿Para qué ha pensado suicidarse?

Para poder obtener una respuesta que permita conocer cómo piensa el
adolescente se deben evitar las preguntas que puedan ser respondidas con
monosílabos, lo cual lo impediría.

7- Responsabilizar al adolescente con su propia vida, siempre que ello sea


posible.

8- Trabajar juntos en encontrar soluciones no suicidas, por lo que deben


explorarse soluciones alternativas al problema que ha desencadenado la crisis
suicida.

9- Establecer un pacto no suicida siempre que el estado del adolescente lo


permita. Para ello se le compromete a no autolesionarse durante la crisis.

10- Pedir permiso para involucrar a otros miembros de la familia, amigos y


cuantas personas sea necesario para apoyar al adolescente.
11- Garantizar varias opciones para contactar con la persona que presta la ayuda
psicológica, sean los padres y las madres, los maestros, tutores, médicos,
suicidólogos, etc.

12- No juzgarlo, comprometiéndonos a guardar secreto de todas las confesiones


que haga el adolescente.

13- Ser directivo, con el suficiente tacto como para no parecerlo.

Una vez considerados estos principios se debe tener una idea del riesgo de
suicidio del adolescente. Si ello no se ha conseguido, se sugiere realizar la
siguiente secuencia de preguntas sobre la idea suicida, que ya enunciamos con
antelación

Mientras más planificada está la idea suicida, el riesgo de cometer suicidio se


incrementa considerablemente.

Hay que observar y neutralizar determinadas distorsiones cognitivas muy


comunes entre los adolescentes suicidas como son las siguientes:

Inferencia arbitraria mediante la cual el sujeto llega a conclusiones


determinadas sin poseer pruebas evidentes para ellas, como por ejemplo pensar
que en el futuro las cosas le saldrán mal, pues en el pasado eso fue lo que
ocurrió. En este caso el adolescente infiere el futuro en función del pasado, lo
cual condiciona una actitud pesimista, de perdedor y con predisposición al
fracaso.

Abstracción selectiva en la que el adolescente intenta arribar a conclusiones


teniendo en consideración solamente un aspecto de la realidad como puede
ocurrir en los adolescentes deprimidos que recuerdan principalmente sus
fracasos cuando son sometidos a pruebas de ensayo y error.

Sobre generalización cuando el sujeto, a partir de un dato particular llega a


conclusiones generales, como, por ejemplo, considerar que es un “incompetente
que está perdiendo facultades” por haber salido mal en una evaluación parcial
de sus estudios.

Magnificación mediante la cual el adolescente evalúa de forma distorsionada


un suceso, incrementa sus efectos y consecuencias. Es el caso de un sujeto que
considera cualquier evento desagradable como “una tragedia”, “una catástrofe”,
“lo peor que podía haberle ocurrido”.

Minimización, mecanismo inverso al anterior en el que el adolescente evalúa de


forma distorsionada sus potencialidades y habilidades, restándose sus méritos y
cualidades positivas. Es el caso del adolescente que ante un éxito frente a un
examen difícil, que sólo él ha pasado, considera que cualquiera pudo haberlo
hecho, incluso mejor que él.

Pensamiento polarizado mediante el cual el adolescente evalúa la realidad en


“blanco y negro”, “todo o nada”, “siempre o nunca”, “bueno o malo”, “perfecto o
imperfecto”, etc. Por tanto son frecuentes las frases siguientes: “Nada me sale
bien”, “todo me sale mal”, “siempre fracaso”, “nunca acierto” y otras similares, sin
cerciorarse que en la realidad ninguna situación es completamente mala o
buena, sino que se nos muestra con diversos matices y una persona puede ser
torpe en una tarea y muy eficiente en otras, por solo citar un ejemplo.

Personalización que es el mecanismo mediante el cual el adolescente


considera cualquier situación o hecho, como referido a sí mismo, aunque no
exista conexión alguna. Así, si no es saludado en la mañana por alguien
conocido, puede pensar que eso ha ocurrido porque la persona está molesta con
él o ella, o que no le han querido tener en cuenta, etc.

El manejo de las distorsiones cognitivas señaladas con anterioridad constituye


un recurso válido para evitar que el adolescente se evalúe de forma anómala y
ello le reste posibilidades de lograr una adaptación armónica al entorno.

Si en la crisis suicida del adolescente están jugando un papel predominante los


rasgos pasivos, dependientes y la timidez, una técnica que puede ser empleada
en estos casos es el entrenamiento asertivo, que busca como objetivo cardinal,
el hacerse valer, evitando ser manipulado por los demás. Para ello se sugieren
seis modos de conducta los cuales se mencionan a continuación:

I- Se debe intentar exteriorizar los sentimientos mediante la verbalización de las


emociones que son sentidas espontáneamente, lo cual se hace muy difícil en los
adolescentes suicidas, los que presentan dificultades con la expresividad de
estas últimas.

II- Debe aprender a discrepar, sin fingir que se está de acuerdo sin estarlo. Este
aspecto tiene mucho valor si se tiene en consideración que el suicidio es una
situación diádica en la que se involucran el adolescente y alguna otra persona
significativa y muy vinculada emocionalmente con él, como la novia o el novio, la
madre o el padre, el maestro o el amigo, etc., con la cual se han tenido recientes
o acumulativas dificultades interpersonales.

III- Se le debe enseñar a utilizar el pronombre personal YO, de modo que el


adolescente se involucre en su conducta y aprenda a responder por las
consecuencias de la misma.

IV- Debe aprender a mostrar las emociones con el rostro y los movimientos, lo
cual le permitirá aprender a exteriorizar la afectividad y modularla según el
contexto de la situación.

V- Debe ser capaz de estar de acuerdo cuando se le elogia y practicar el auto


elogio de forma razonable, pues ambos aspectos refuerzan el YO de manera
positiva.

VI- Debe aprender a improvisar, a dar respuestas espontáneas a estímulos


inmediatos, lo cual le facilitará otras opciones que no sean el miedo a hacer el
ridículo o simplemente no saber qué hacer.
Otra forma de ayudar al adolescente que ya ha realizado una tentativa de suicidio
es invitarle a que descubra las diversas dificultades que un acto de este tipo
pudiera ocasionarle en su vida y en sus relaciones sociales. Sin asumir una
postura moralista, se le invita a reflexionar sobre la opinión que él tendría de
alguien conocido que intenta poner fin a su vida, si él considerase que es un
sujeto que goza de una excelente salud mental o por el contrario si piensa que
algo no está funcionando bien en el cerebro de esa persona (por lo general
responden teniendo en cuenta esta última posibilidad. Una vez obtenida la
referida respuesta se le asegura que probablemente eso también sea lo que los
demás piensan de él y hay que trabajar juntos para modificar esta realidad.

Se le pregunta también sobre los sentimientos que le provocaría un sujeto


cualquiera que intente contra su vida (la compasión, la lástima, la rabia, la
desconfianza o el miedo) y se le invita a reflexionar si son estas las emociones
que él pretende despertar en sus relaciones con los demás, pues no son las que
más aprecian los seres humanos.

ROL DEL PSICOLOGO ANTE EL SUICIDIO


La forma en que el Psicólogo debe abordar al adolescente ante una crisis suicida
es mediante las siguientes cinco etapas, las que se describen a continuación:

Primera etapa. Establecimiento del contacto

Lo que se debe hacer es escuchar detenidamente, reflejar sentimientos, aceptar


las razones que esgrime el sujeto y creerle, sin juzgarle. Lo que no se debe hacer
es restarle importancia a lo que nos expresa el sujeto, ignorar los sentimientos,
impedir que el individuo exprese sus sufrimientos y contar nuestra historia en
situaciones conflictivas.

Segunda etapa. Conocer la dimensión del problema.

Lo que se debe hacer es formular preguntas abiertas que permitan conocer cómo
piensa el adolescente y facilitar la expresión de sentimientos. Para explorar
siempre la presencia de pensamientos suicidas. Lo que no se debe hacer es
atenerse a realizar preguntas que sean respondidas con monosílabos (sí o no)
o evaluar el discurso del adolescente a través de la experiencia propia, que no
es válida para otros.

Tercera etapa. Posibles soluciones.

Lo que se debe hacer es establecer prioridades de soluciones, abordando


directamente los posibles obstáculos para su consecución y desaprobar la
solución suicida como forma de afrontar situaciones problemáticas. Reforzar el
concepto de que el suicidio es una solución definitiva a problemas que
usualmente son temporales.
Cuarta etapa. Acción concreta.

Lo que se debe hacer es tomar una medida a tiempo (involucrar a otros


familiares, acercar a las fuentes de salud mental, imponer tratamiento, realizar
hospitalización, etc.) Se debe ser directivo y confrontar cuando la situación lo
requiera. Nunca debe dejarse sólo a un sujeto en crisis suicida. Lo que no se
debe hacer es ser tímido, indeciso, no tomar una decisión a tiempo, dejar solo al
adolescente en riesgo de cometer suicidio o retraerse de asumir
responsabilidades.

Quinta etapa. Seguimiento.

Lo que se debe hacer es realizar el Re contacto para evaluar los progresos o


retrocesos del adolescente en su sintomatología suicida.
Lo que no se debe hacer es dejar la evaluación a otra persona que desconozca
del caso y le sea imposible establecer una comparación con su estado inicial.

Este sencillo recurso puede ser utilizado por cualquier persona, siempre y
cuando evite hacer lo que no se debe hacer e investigue la presencia de las ideas
suicidas y si estas están presentes, nunca dejarlo sólo y acercarlo a las fuentes
de salud mental como el médico de la familia, el psicólogo, el psiquiatra y los
servicios de urgencias médicas y psiquiátricas.

Hay quienes consideran que abordar a un adolescente en riesgo de suicidio sin


preparación para ello, sólo mediante el sentido común, puede ser peligroso. Esto
no es cierto, si el sentido común nos hace asumir los siguientes principios:

 Escuchar con atención.


 Facilitar el desahogo.
 Durante el diálogo con el adolescente se deben utilizar frases cortas que
les sirvan para continuar exponiendo sus dificultades, como, por
ejemplo: “me imagino”, “entiendo”, “es lógico”, “no es para menos”, “claro
está”, “te comprendo”. Estas frases además de facilitar la expresividad le
harán sentir que le comprendemos y tomamos en serio.
 Reformular lo que nos ha dicho, haciendo breves resúmenes que le
ratifiquen nuestra capacidad de escucha atenta y genuina de sus
dificultades.
 Preguntar siempre sobre la presencia de ideas suicidas.
 Ayudar al adolescente a que él descubra otras alternativas que no sea la
autodestrucción, sin confiar en aquellas que no pueda realizar
inmediatamente. Por ejemplo: “voy a irme de la casa” (sin tener otro
lugar adonde ir), “me voy a olvidar de él” (como si la memoria fuera una
pizarra que se puede borrar en un momento y no dejar huellas de lo
escrito.
 No dejar nunca a solas a la persona en crisis suicida y hacer todos los
esfuerzos por atraerla a los profesionales de la salud.
Si estas premisas son utilizadas por el llamado sentido común, un gran número
de los adolescentes que hoy intentan el suicidio o se suicidan, no lo harían.

TRATAMIENTO
El tratamiento específico para los sentimientos y comportamientos suicidas será
determinado por el especialista que atienda el caso del adolescente basándose
en lo siguiente:

 La edad del adolescente, su estado general de salud y su historia


médica.
 Qué tan avanzados están los síntomas del adolescente.
 La seriedad del intento.
 La tolerancia del adolescente a determinados medicamentos,
procedimientos o terapias.
 Sus expectativas con respecto del riesgo futuro de suicidio.
 Su opinión o preferencia.

Todo adolescente que haya intentado suicidarse requiere de una evaluación


física inicial y tratamiento hasta recuperar la estabilidad física. El tratamiento de
la salud mental para los sentimientos, ideas o comportamientos suicidas
comienza con una evaluación minuciosa de los acontecimientos de la vida del
adolescente ocurridos durante los dos o tres días previos al comportamiento
suicida. Una evaluación integral del adolescente y de la familia contribuye a la
toma de decisiones con respecto de las necesidades de tratamiento.

Las recomendaciones de tratamiento pueden incluir, entre otras, la terapia


individual para el adolescente, terapia de familia y, cuando sea necesario, la
internación para brindarle al adolescente un entorno supervisado y seguro. Los
padres tienen un rol vital de apoyo en cualquier proceso de tratamiento.

Psicofarmacología

Si bien la presencia de pensamientos suicidas no implica necesariamente la


existencia de un trastorno mental, debido a que suelen aparecer en contextos en
que hay asociada sintomatología depresiva por norma general se tienden a
emplear psicofármacos, en forma de diferentes tipos de antidepresivos.
Concretamente, uno de los subtipos más comunes en estos casos son los
antidepresivos tricíclicos, que ante depresiones atípicas o con intentos de
suicidio han demostrado una eficacia mayor que otros tipos de antidepresivo.

Sin embargo, estos fármacos en general tardan varias semanas en hacer efecto.
Es por ello que inicialmente el tratamiento de elección pasa por la aplicación
de fármacos ansiolíticos, reduciendo la ansiedad y la tensión que suelen
inducir los pensamientos suicidas.

Por otro lado, hay que tener claro que el contexto tiene un papel muy importante
en la ideación suicida. Es por eso que los psicofármacos pueden ser un parche
útil, pero no una solución definitiva. Es necesario intervenir sobre los círculos
sociales por los que se mueve la persona, así como sobre los medios materiales
con los que vive.

Terapia psicológica

En lo que se refiere al tratamiento psicológico, teniendo en cuenta la necesidad


de una intervención temprana y rápida en casos graves suele requerirse en
primer lugar un tratamiento enfocado a lo conductual para posteriormente tratar
los aspectos cognitivos.

Es fundamental ayudar a establecer objetivos relevantes y accesibles para el


paciente, graduando una serie de pasos que en un principio puedan servir
para disminuir el interés en los pensamientos suicidas y que le dirijan a algo
que quiere conseguir. Los principales objetivos a trabajar serán el
reconocimiento y expresión del sufrimiento, la aceptación de los sentimientos y
emociones del paciente, redirigir el foco atencional y el patrón de pensamiento
negativo hacia otras alternativas más eficaces.

A través de técnicas conductuales como la asignación gradual de tareas, el


control de estímulos ambientales y los experimentos conductuales se va a
procurar que el individuo encuentre una motivación para aguantar o disminuir el
estado de tensión interno.

A un nivel más cognitivo, la descatastroficación llevada a cabo con prudencia


puede ayudar a combatir el motivo que ha conducido al sujeto a desear su
propio deceso. También la terapia cognitiva de Beck permite luchar contra
pensamientos negativos automáticos. La terapia de solución de problemas, la
terapia de autocontrol de Rehm o el entrenamiento en habilidades sociales
pueden ayudar a recuperar la sensación de control por parte del sujeto. El uso
de dramatizaciones puede ser útil de cara a que el paciente sienta alivio al
exponer el motivo de su dolor y trabajar en sus sensaciones.

Otra terapia útil es la terapia dialéctico conductual, especializada en conductas


agresivas y autolíticas, que contribuye a mejorar la capacidad de afrontamiento
a la vez que se evidencia una aceptación del sufrimiento del paciente.

El uso de sustancias psicoactivas como alcohol o drogas puede producir


una exacerbación de los síntomas, de modo que el control del consumo es un
elemento fundamental a tener en cuenta. Especialmente si hay un abuso o
adicción previo. Sin embargo, en caso de dependencia la retirada súbita puede
provocar la presencia de una ansiedad que puede ser peligrosa, de modo que
dicha retirada debe ser pautada por un profesional.

Es importante también la presencia de apoyo social y de una red que permita al


individuo cambiar su perspectiva de los hechos o asumir nuevos retos y roles.
Asimismo, la vigilancia del estado mental y físico del individuo y el hecho de que
no permanencia aislado resultan elementos protectores que dificultan la autolisis.
Planificación de Actividad

• Saludo y Bienvenida (2 minutos)


• Explicación del tema (3 minutos)
• Socialización del tema (25 minutos)
• Plan de tratamiento (5 minutos)
• Recomendaciones (6 minutos)
• Preguntas y Respuestas (9 minutos)
Conclusiones

Como conclusión propia el suicidio es un problema complejo y muy personal e


individual. Desde mi punto de vista, no conozco el motivo exacto por el cual las
personas se suicidan. Cada persona tiene su personalidad, sus valores, sus
pensamientos y emociones y es importante destacar la educación que recibimos
desde que nacemos en nuestra unidad familiar. A cada persona, cada situación
le afecta de diferente manera. No a todos les impacta por el igual una situación
estresara, o el consumo habitual de estupefacientes. No todos los que tienen
una depresión profunda tienen ideas o planes de suicidio, ni todos los que tienen
un ambiente familiar desestructurado, ni los que no saben cómo gestionar sus
emociones pierden el sentido vital.

Como se ha expuesto, que todos estos son factores de riesgo, pero no tienen
por qué afectar a todos por igual. Todo depende de la perspectiva que tengamos
de ver las cosas y la actitud ante los problemas. Creo que lo mas importante es
buscar la ayuda profesional de los encargados de la salud mental porque es
importante destacar que comunicar los problemas personales es el único método
más efectivo que hay para la prevención del acto suicida. Ya que quien
comunica, está buscando ayuda y el hecho de expresarse, desahogarse y pedir
ayuda tiene un efecto positivo y quiere decir que comienzas a ser consciente de
que tienes un problema del cual quieres huir y salir delante de tu problema. A
veces, son nuestros propios pensamientos que en silencio son los que acaban
con nosotros mismos y quizás, muchas de las veces, por pensamientos
equívocos o distorsionados que se dan en momentos de soledad.

La concienciación y la prevención de esta problemática social es el único método


para que el suicidio deje de ser un tema tabú, deje de ser un tema estigmatizado
por la sociedad y se hable con normalidad. Unas buenas medidas de
intervención en la escuela serían un punto muy interesante a tratar. Medidas de
prevención, de intervención y de ayuda no estarían demás que empezáramos a
planteárnoslas y a organizar la manera de realizarlas. Creemos que en
educación existe, en este sentido, un largo camino por recorrer que no imposible,
por supuesto. Por otra parte, están las situaciones familiares desbordantes, con
multitud de problemas asociados que favorecen las conductas suicidas. En este
sentido, nosotros como profesionales de la salud deberíamos tener en este
ámbito un papel muy importante porque los niños, adolescentes y adultos que
están en nuestras manos son nuestra responsabilidad y las responsabilidades
hay que asumirlas. Son nuestra responsabilidad desde el punto de vista
Psicológico y terapeutas, pero también, Reconocer que tienen que ver el sistema
educativo. donde Lo/as niño/as pasan muchas horas de su vida en el colegio o
escuela y los adultos que los rodeamos somos también sus referentes, al igual
que la familia.
Con tantas cosas que se viven hoy en día ya es hora de que esta problemática
deje de estar en la sombra y se trate con normalidad, como cualquier otro
problema social. Sólo así se podrá ayudar de manera más efectiva a estas
personas. Por supuesto, todas las actividades de prevención exigen una total
coordinación y colaboración de los múltiples sectores de la sociedad incluidos
los de servicios sociales, salud, educación, trabajo, justicia, política y medios de
comunicación, puesto que ningún enfoque individual por separado tendrá efecto
en una cuestión tan compleja como ésta. La realidad que nos rodea y que
tenemos no la podemos cambiar, la sociedad en la que estamos inmersos es la
que nos ha tocado vivir y esa es nuestra realidad, pero siempre se puede luchar
por todo aquello que nos entorpece en nuestro crecimiento y que no nos
beneficia en absoluto.

Solamente espero que con esta investigación de este tema hallamos sembrado
el granito de arena que nos hace falta a todo/as, por lo menos, para saber que
ese problema existe y está ahí y a partir de aquí es reflexión individual de cada
uno de nosotros el darle importancia a todo lo que hagamos con los chico/as y
adultos que vayamos a atender o identifiquemos con nuestra experiencia y que
todo lo que no hagamos también les afecta personalmente porque somos
personas que ayudaran en la salud mental.
Recomendaciones
Tomando en cuenta la información encontrada, podemos decir que la familiar y
escuela son unas de las principales instituciones que permiten promover el
desarrollo cognitivo y emocional de los niños. Por tal motivo, los padres y los
maestros pueden y tienen que ser capacitados para reconocer cuando un niño o
adolescente está en riesgo de cometer una conducta suicida y canalizar a los
servicios de salud a quienes requieran la atención. Debido a ello, es de vital
importancia sensibilizar a los padres y al personal docente en su labor en cada
institución.

También es importante señalar que la prevención se debe iniciar desde la


infancia, y no solo durante la adolescencia, ya que las posibilidades de lograr
mejores resultados son muy amplias, debido a que la interacción con los niños y
su completa integración en el hogar en esa edad facilitan la tarea preventiva.

cabe mencionar que en los futuros estudios que se realicen sobre la conducta
suicida se deben tomar en cuenta los factores sociales, individuales y culturales
del adolescente. También es necesario tener en cuenta los factores
socioeconómicos, ya los cambios sociales ocurridos en las últimas décadas, que
consecuencia de variaciones en la dinámica y composición de la estructura
demográfica de la población, las recurrentes crisis económicas y una acelerada
apertura social y cultural frente al proceso de modernización y globalización, han
afectado las vidas de las personas en los ámbitos individual, familiar y social.

Como psicólogos tenemos un importante papel que cumplir, para poder explicar
y tratar esta compleja conducta, por los múltiples factores implicados en la
misma, y para poner en práctica los programas efectivos de prevención e
intervención.

Además de que el conocimiento de los factores y mecanismos que conducen a


las conductas de riesgo en especial al consumo de drogas y a las conductas
suicidas, es de gran utilidad para poner en marcha los trabajos de prevención
que estén orientados a fomentar el desarrollo de habilidades, para que se logre
un armonioso desarrollo físico, psicológico y emocional.
Bibliografía

American Psychiatric Association. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de


los trastornos mentales. Quinta edición. DSM-V. Masson, Barcelona.
Dr. Sergio Andrés Pérez Barrero. Artículo: El suicidio, comportamiento y
prevención.

Durkheim, E. “El suicidio: un estudio sociológico”. México Ed. Tomo 2004 391
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Freud, S. “El malestar en la cultura”. México, ed. Colofón, 2007. 141 págs.
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2001. 297 págs.
Campos, M. (2004). Prevención de suicidio y conductas autodestructivas en
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Mariño, M. (2014). El suicidio es la segunda causa de muerte en el mundo en
los jóvenes entre 15 y 29 años. 20 minutos. Recopilado de:
http://www.20minutos.es/noticia/2229928/0/suicidios/datos-oms-2012/jovenes/
Primer informe de la OMS sobre prevención del suicidio. (2014). Organización
Mundial de la Salud. Recopilado de:
http://www.who.int/mediacentre/news/releases/2014/suicide-prevention-
report/es/

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https://www.laprensagrafica.com/opinion/Prevencion-del-suicidio-en-El-
Salvador-20170913-0068.html
http://www.sanjuancapestrano.com/trastornos/pensamiento-suicida/sintomas-
efectos
https://www.lifeder.com/suicidio/
http://www.taniasandoval.com/caracteristicas-psicologicas-del-suicidio/
https://www.psiky.es/practica-clinica/tratamiento/suicidio/
https://www.psicologia-online.com/la-conducta-suicida-y-su-prevencion-
estrategias-y-terapias-3005.html
http://www.guiasalud.es/egpc/conducta_suicida/completa/apartado07/tratamient
o.html

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