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HOY (Agosto, 2007)

Hoy no es hoy
hoy no es nada
y si es algo es la estupidez
de los murmullos estridentes
el deber tolerar el vacío perpetuo
de una presencia inasible en su
tosca simetría

¿Por qué vivir? ¿por qué temer el paso necesario?


es sencillo, lo único que detiene es el sufrimiento
el dolor que amilana la valentía ignorada
tiempo para forjar desperdicios eternos
medios lacerantes que aumentan la agonía
¿para qué amar? Para vivirlo dicen...
¿y si no se puede vivir?
¿y si de antemano se está condenado al encierro?

¿Para qué escribir? Vano intento de expulsar


abismos flagelantes
pantomima ridícula y censurable
es preciso detenerse por respeto a la nada
pues es lo único a lo que debemos respeto
¡consideración a lo que no existe!
¿y a lo demás? ¡desprecio institucionalizado!
agresividad frente a la estupidez crónica
teatro eterno de las mentiras humanas
sean felices como perros
que al cabo son felices...

Nada merece ser valorado


todo es impulso pujante y egoísta
todo batalla por mantenerse en la existencia
lo demás son apariencias
refinadas cuchillas puestas como estacas
servidas en mesas, finos manteles
estratagemas idiotas y eternamente efectivas
usos sociales, convenciones, insulto a lo
que queda de razón, si es que la hubo...
no nos veamos la suerte entre gitanos
sabio refrán, nada más cierto...

¿Para qué vivir y atesorar un presente?


lo único que detiene es el dolor
el miedo al dolor ¿y qué queda entonces?
la impotencia de habitar el tedio
y la propia cobardía
la ceguera inhabitable y constante
el olvido más vergonzoso de esta
única verdad, cuando un destello
miserable arroba el impulso y guía
hacia la blasfemia pasajera
entonces atesoramos una complacencia
precoz, amargamente absurda
¿para qué vivir y atesorar un presente?
¡para qué! si somos como cajas impenetrables,
basurales inconexos, multitud de fuerzas
imponderables, contradictorias
cotidiana y satírica traición de sí mismas
en su teatro imperecedero
¡el resto es engaño!

¿Para qué vivir si el vacío está a la mano?


ahí, sonriente, jactancioso, orgulloso de su
disfraz auténtico y su arma sangrienta
e invisible
el paso no es difícil y sabemos que es paz
la paz de la inconsciencia, dulce descanso
retiro y justicia, amor del universo
abrigo final, ser acogidos por nuestra
verdadera madre, la que nos ofrece y quita
el pezón repugnante
la que nos ha parido para vivir este trance
dar el paso es una tgarea siempre pendiente
se sospecha que al fin se nos dio alegría
y que, sin embargo, de algún modo se nos odia
¿y al fin qué?
el grito cesará y vendrá el silencio
de un sueño ilimitado, bellamente solitario
cálido hogar, único refugio, santuario
postrera dignidad guardada con cariño
mientras los siglos emergen en su reloj
insaciable.

Esperanzas (Octubre, 2008)

El silencio a veces destruye


Y por más que el corazón, en su orquesta
delirante de abismos consagrados, se
resiste a la cordura, la razón reivindica
su mundo de frío y letal análisis

Yo he visto en ti bellezas nuevas


Brillos dolorosamente hermosos
Metales y jilgueros de horizontes abiertos

El habla quizás sería aún más lacerante...


Ya no cabe sentir destierro ni opresión de designios
pues los ojos verán siempre lo que ilumina desastres,
por más que la razón sentencie caminos de abrigo,
y los astros internos hilarán sus vestigios en tumultos
frugales, débilmente agobiantes de lúcida caída

Yo no he visto en ti un instante de juego


He visto en tus ojos señales de bondad y esperanza
¡Pero los ojos y sus viajes inventan tantas metrallas,
tantos desvelos y vísperas de empresas invaluables!
Y yo vi en ti el frescor de un oasis inmenso
El dulzor de un beso que camina entre orates
impartiendo cordura para quienes somos extranjeros
siempre extranjeros...

¡Yo no vi en ti el deseo de un momento!


Vi los hilos de un sueño que se resiste a ser deceso
Que se niega enfurecido a ser crudo egoísmo
de un instante muerto y un deseo insaciable
Ciega y metálica sonrisa de onanismo instintivo

Pero los que vemos lo que no es visto desde los patios


de dictatorial comunidad
Nosotros, somos llamados locos, tristes juglares
de promesas y vuelos
Y mientras estas hojas deambulan inspiradas
en el imaginario rubor de tus mejillas,
no nos queda más que el tiempo designando misterios

Mientras las olas del pecho se revuelcan en mudas


y rebeldes sorpresas, ya no tememos sino ese acoger
el cansancio
ese callar sumiso a los vahídos y ataques
de realidades burlescas
y sólo queda la evidencia horrorosa de que
el amor se pierde haciéndose previsor...
burdamente ahorrativo de empeños
en su avance mecánico de mutilar añoranzas.

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