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En el Evangelio de hoy comenzamos el recorrido del Evangelio de Lucas que se hace en

estas ferias hasta el final del año litúrgico. En el día de hoy, Jesús presenta su misión, el
porqué ha sido ungido y enviado. Ojalá como pobres podamos escuchar la buena nueva,
como cautivos y oprimidos seamos liberados, como ciegos recuperemos la vista. Que
podamos vivir en la gracia de Dios.
Evangelio de San Lucas 4,16-21
VINO A NAZARÁ (El nombre de Nazaret no aparece ni en el Antiguo Testamento, ni en las
obras de Flavio Josefo, ni en la literatura rabínica, tanto talmúdica como midrásica. Pero
conocemos la existencia de este villorrio galileo por una inscripción hebrea descubierta en
1962 en Cesárea del Mar. La inscripción, aunque nos ha llegado muy fragmentaria, contiene la
lista de los veinticuatro turnos sacerdotales y sus ciudades o pueblos de residencia. Cuando
llega al decimoctavo turno, el de Hapisés (1 Cr 24,15), lo localiza en Nsrt, es decir, en
«Nazaret». La inscripción data de finales del siglo III o principios del siglo IV. El renombre que
llegó a alcanzar esa ciudad en época tardía se debió esencialmente a la tradición cristiana. En
las narraciones de la infancia, los manuscritos griegos más representativos leen
consistentemente Nazareth (Lucas 1,26: "Y al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por
Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret"; 2,4: "Y también José subió de Galilea, de la
ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén, por ser él de la casa y
de la familia de David"; 2,39: "Habiendo ellos cumplido con todo conforme a la Ley del Señor,
se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret"; 2,51: "Y descendió con ellos y vino a Nazaret,
y continuó sujeto a ellos. Y su madre atesoraba todas estas cosas en su corazón"); pero en
este pasaje, el nombre de la ciudad aparece como Nazara (Ναζαρὰ) que es la forma utilizada
también por Mateo (Mateo 4,13: "y saliendo de Ναζαρὰ, Nazaret, fue y se estableció en
Cafarnaúm, que está junto al mar, en la región de Zabulón y de Neftalí"). Tal vez se pueda ver
aquí la huella de una antigua forma del hombre, de origen semítico. Pero en la escena
paralela, tanto de Marcos como de Mateo, no se da el nombre de la ciudad; en Marcos 6,1 ("Él
se marchó de allí y llegó a su pueblo; y sus discípulos le siguieron ") se lee sencillamente: «se
fue a su pueblo», igual que en Mateo 13,54 ("Y llegando a su pueblo, les enseñaba en su
sinagoga, de tal manera que se maravillaban y decían: ¿Dónde obtuvo éste está sabiduría y
estos poderes milagrosos? ") DONDE SE HABÍA CRIADO (Esta indicación, por una parte,
hace referencia a Lucas 2,51-52 ("Él regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos.
Su madre conservaba estas cosas en su corazón. Jesús iba creciendo en sabiduría, en
estatura y en gracia, delante de Dios y de los hombres "), y por otra, prepara el próximo
versículo 24 ("Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su
patria»"). Allí se había criado (τεθραμμένος, tethrammenos, de τρέφω, trephó: alimentar,
abastecer, crecer, nutrir) COMO ERA SU COSTUMBRE ENTRÓ EN LA SINAGOGA EL DÍA
DE SÁBADO (Entre los sinópticos, Lucas es el único que da un relieve particular a la
costumbre de Jesús de acudir a la sinagoga. Esa presentación coincide exactamente con la
descripción que hace Flavio Josefo del judío observante, que dedica «el día séptimo de cada
semana al estudio de la ley y de nuestras costumbres o tradiciones» (Lucas 4,15: " Él iba
enseñando en sus sinagogas, alabado por todos"). En el libro de los Hechos, Lucas
presentará también a los apóstoles y a toda la comunidad cristiana primitiva residente en
Jerusalén como asiduos a la participación en el culto del templo (Hechos 2,46: "Íntimamente
unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en sus casas, y comían juntos con
alegría y sencillez de corazón "; 3,1: " En una ocasión, Pedro y Juan subían al Templo para la
oración de la tarde "; 4,1: " Mientras los Apóstoles hablaban al pueblo, se presentaron ante
ellos los sacerdotes, el jefe de los guardias del Templo y los saduceos "; 5,12: "Los Apóstoles
hacían muchos signos y prodigios en el pueblo. Todos solían congregarse unidos en un
mismo espíritu, bajo el pórtico de Salomón "; 5,42: "Y todos los días, tanto en el Templo como
en las casas, no cesaban de enseñar y de anunciar la Buena Noticia de Cristo Jesús "; 21,26:
" Al día siguiente, Pablo tomó consigo a esos hombres, se purificó con ellos y entró en el
Templo. Allí hizo saber cuándo concluiría el plazo fijado para la purificación, es decir, cuándo
debía ofrecerse la oblación por cada uno de ellos"). En la concepción de Lucas, esto
demuestra la vinculación que el propio Jesús y la naciente comunidad cristiana tenían, al
principio, con Israel; de hecho, esa relación de la Iglesia con Israel se presenta como una
continuidad con la práctica del propio Jesús) Y SE LEVANTÓ PARA HACER LA LECTURA
(En vez de la frase de Marcos: «empezó a enseñar en la sinagoga» (Marcos 6,2), que se
parece más bien a Lucas 4,15 ("Él iba enseñando en sus sinagogas, alabado por todos"), el
tercer evangelista presenta un caso concreto de la enseñanza de Jesús basada en la
Escritura. Es bien posible que el relato de Lucas suponga que Jesús fue invitado por el
presidente de la sinagoga (ἀρχισυνάγωγος, archisunagógos: gobernante de la sinagoga,
Marcos 5,22: "Y vino uno de los oficiales de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle se postró a
sus pies") a leer y comentar un texto de la Escritura, como les sucedió a Pablo y Bernabé en
Antioquía de Pisidia (Hechos 13,15: "Después de la lectura de la ley y los profetas, los
oficiales de la sinagoga les mandaron a decir: Hermanos, si tenéis alguna palabra de
exhortación para el pueblo, hablad"). Por lo que sabemos, en la Palestina del Siglo I, el
servicio litúrgico del sábado consistía en el canto de un salmo, la recitación común de la ‫ְׁש ַ֖מע‬
(šə•ma‘, escucha, Deuteronomio 6,4-9: " Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único
Señor. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus
fuerzas. Graba en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy. Incúlcalas a tus hijos, y
háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas de viaje, al acostarte y al levantarte.
Átalas a tu mano como un signo, y que estén como una marca sobre tu frente. Escríbelas en
las puertas de tu casa y en sus postes"; 11,13-21: "Y si ustedes obedecen fielmente los
mandamientos que hoy les impongo, amando al Señor, su Dios, y sirviéndolo de todo corazón
y con toda el alma, yo enviaré lluvia a la tierra en el momento oportuno –lluvia de otoño y de
primavera– y podrás recoger tu trigo, tu vino nuevo y tu aceite. Haré crecer en tus campos
pasto para tu ganado, y comerás hasta saciarte. Pero tengan cuidado, no sea que sus
corazones se dejen seducir, y ustedes se extravíen, sirviendo a otros dioses y postrándose
delante de ellos. Porque entonces la ira del Señor arderá contra ustedes: él cerrará el cielo y
ya no habrá más lluvia; el suelo dejará de dar sus frutos, y ustedes no tardarán en
desaparecer de esta tierra fértil que les da el Señor. Graben estas palabras en lo más íntimo
de su corazón. Atenlas a sus manos como un signo, y que sean como una marca sobre su
frente. Enséñalas a tus hijos, inculcándoselas cuando estés en tu casa y cuando vayas de
viaje, al acostarte y al levantarte. Escríbelas en las puertas de tu casa y en sus postes. Así,
mientras haya cielo sobre la tierra, durarán tus días y los de tus hijos en el suelo que el Señor
juró dar a tus padres"; Números 15,37-41: "El Señor dijo a Moisés: «Habla a los israelitas, e
instrúyelos para que tanto ellos como sus descendientes se pongan unos flecos en las puntas
de sus mantos, y para que aten a los flecos de cada punta un cordón de púrpura violeta.
Ustedes llevarán esos flecos, y al verlos se acordarán de todos los mandamientos del Señor.
Así los pondrán en práctica, y no seguirán los caprichos de su corazón y de sus ojos que los
arrastran al desenfreno. Así se acordarán de cumplir mis mandamientos, y serán santos para
su Dios. Yo soy el Señor, su Dios, que los hice salir de Egipto para ser su Dios. Yo soy el
Señor, su Dios»") y de la ‫( ְׁת ִפלָּ ה‬tephillah, oración o Sh'monéh Es'réih= las «dieciocho
bendiciones»: " Bendito eres Tú Yahveh, nuestro Elohim y Elohim de nuestros padres, Elohim
de Avraham, Elohim de Yitzjak y Elohim de Yaacob; el EL grande, el poderoso e imponente;
Elohim supremo, concede Tus buenos favores a toda tu creación, y recuerda los meritos de
los padres, y trae la redención a los hijos de sus hijos por amor de Tu Nombre. Rey que
ayudas, salvas y proteges. Bendito sea el Elohim y Padre de nuestro Mesías. Tú eres
eternamente poderoso Adonai, Tú resucitas a los muertos; Grande en salvación. Quien
sostiene a los vivientes con gracia, resucitas a los muertos con abundante misericordia,
soportas a los caídos, sanas a los enfermos, liberas a los cautivos, y mantienes fidelidad para
los que duermen en el polvo. ¿Quién como Tú, Amo de obras poderosas, y quién es
comparable a Ti, Rey, quien causa la muerte y restaura la vida, y hace la Salvación brotar? Y
Tú eres fiel para resucitar a los muertos. Bendito Eres Tú Yahveh quien resucita a los muertos.
Tú eres santo y Tú Nombre es santo, y los santos todos los días te alaban, Selah. Bendito
eres Tú Yahveh, el El santo. Bendito eres tú, Yahveh, que das la vida y el cuerpo. Sananos,
Yahveh, y seremos sanados; sálvanos y seremos salvados. Porque nuestra gloria eres tú. Y
envía sanidad completa a todas nuestras enfermedades, Porque tú eres EL rey, sanador fiel y
misericordioso. Bendito eres tú Yahveh, que sanas a los enfermos. Contempla nuestra
aflicción, y defiende nuestra causa, y redímenos pronto por amor a tu nombre. Porque tú eres
redentor poderoso. Bendito eres tú, Yahveh, que redimes a Israel. Discúlpanos, Padre
nuestro, porque hemos errado. Perdónanos, rey nuestro, porque hemos pecado
intencionalmente, por tu perdón y disculpa. Bendito eres tú, Yahveh, que perdonas
abundantemente. Mas fiel es el Adonai, que os confirmará y guardará del mal. Bendito eres tú,
Yahveh, que nos guardas del mal. Tú favoreces al hombre con conocimiento y enseñas al
mortal inteligencia. Favorécenos con inteligencia, comprensión y sabiduría. Bendito eres tú,
Yahveh, que brindas la gracia del conocimiento. Haz sonar el gran shofar de nuestra
liberación, levanta las banderas de los que regresan del exilio y únenos de los cuatro confines
de la tierra. Bendito eres tu Yahveh que juntas a los dispersados de tu pueblo Israel.
Restablece nuestros jueces como en tiempos pasados, y nuestros consejeros como al
principio; y quita de nosotros tristeza y aflicción, y reina sobre nosotros tú solo, Yahveh, con
piedad y misericordia, y justifícanos en el juicio. Bendito eres tú, Yahveh, rey amante de la
justicia y la equidad. Por los justos y por los piadosos, y por todo tu pueblo, ambas casas de
Israel. Permita que todo Israel sea salvo. Conmuévase tu misericordia, Yahveh, nuestro
Elohim, y concede recompensa a todos los que confían verdaderamente en tu nombre, y
dispón que nuestro destino esté con ellos eternamente. Y que no seamos humillados, porque
en ti confiamos. Bendito eres tú, Yahveh, apoyo y refugio de los justos. Y con la nueva
Yerushalaim, tu santa ciudad, retorna con misericordia para morar dentro de ella como
prometiste; y establécela con paz prontamente y en nuestros días con una estructura eterna.
Bendito eres tú, Yahveh, el constructor de Yerushalaim. Escucha nuestra voz, Yahveh,
nuestro Elohim, Ten piedad y compasión de nosotros y recibe con misericordia y buena
voluntad nuestra plegaria. Porque los ojos de Yahveh están sobre los justos, y sus oídos
atentos a sus oraciones; pero el rostro de Yahveh está sobre aquellos que hacen males. Y
cualquier cosa que pidiéremos, la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y
hacemos las cosas que son agradables delante de él. Bendito eres tú, Yahveh, que escuchas
la oración con compasión. Acepta, Yahveh, nuestro Elohim, a tu pueblo Israel y sus oraciones,
y restaura el servicio al santo santísimo de tu Templo; y las ofrendas encendidas de Israel y
sus oraciones, puedas tú aceptarlas con amor y favor. Y séate siempre grato el servicio de
Israel tu pueblo. Puedan nuestros ojos contemplar tu retorno a Tzion en compasión. Bendito
eres tú, Yahveh, que restituyes tu presencia a Tzion. Concede paz, bienestar y bendición,
gracia, favor y misericordia, a nosotros y a todo Israel, tu pueblo. Bendícenos, Padre nuestro,
todos a una, con la luz de tu semblante, porque con la luz de tu semblante nos otorgaste,
Yahveh, nuestro Elohim, Torah de vida y amor de caridad, rectitud y bendición, y misericordia,
vida y paz; y pueda ser bueno a tus ojos bendecir a tu pueblo Israel, en todo tiempo y en todo
momento con tu paz. Bendito eres tú, Yahveh, que bendices a tu pueblo Israel con paz.
Nosotros te agradecemos porque tú eres, Yahveh, Elohim nuestro y Elohim de nuestros
padres, por toda la eternidad. Roca de nuestra vida, escudo de nuestra salvación eres tú. De
generación en generación te agradecemos, y relataremos tus alabanzas, por nuestras vidas
que están en tus manos, y por nuestras almas a ti encomendadas, y por los milagros que cada
día haces con nosotros, y por tus maravillas y favores en todo tiempo, tarde, mañana y
mediodía. Bondadoso eres tú, que no agotas tu misericordia; y compasivo eres, que tus
favores son interminables. Por lo que siempre hemos puesto nuestras esperanzas en ti. Por
todo esto, bendito y exaltado sea tu nombre, rey nuestro, para toda la eternidad. Y todo ser
viviente te expresará gratitud, Selah, y alabará tu nombre con sinceridad. El, nuestra salvación
y nuestra ayuda, Selah. Bendito eres tú, Yahveh, cuyo nombre es bueno y al que
corresponden las alabanzas. Mi Elohim, guarda mi lengua de hablar mal y guarda mis labios
de hablar falsamente, abre mi corazón a tu Torah y que mi alma siga tus mandamientos,
sálvame con tu mano derecha y respóndeme, séante gratas las palabras de mi boca y las
meditaciones de mi corazón; Yahveh, mi roca y mi redentor. El que hace la paz en las alturas,
extenderá la paz sobre nosotros y sobre todo Israel, y dígase: Amen ") y la lectura de un séder
o párasáh de la ley y una sección de los profetas (haptáráh) (Hechos 13,15: "Después de la
lectura de la ley y los profetas, los oficiales de la sinagoga les mandaron a decir: Hermanos, si
tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad"). Seguía un comentario sobre la
lectura escriturística, y el servicio terminaba con la bendición impartida por el presidente de la
asamblea y la bendición sacerdotal consignada en Números 6,24-26 ("Que el Señor te
bendiga y te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y muestre su gracia. Que el
Señor te descubra su rostro y te conceda la paz"). La narración de Lucas no menciona
expresamente la lectura de la Tora, pero hay que presuponerlo. Su interés se centra más bien
en el cumplimiento del oráculo del tercer Isaías y en el uso cristológico del Antiguo
Testamento. No es improbable que hubiera lecturas fijas del Pentateuco en los servicios
sinagogales de la Palestina contemporánea; incluso, tal vez, un ciclo trienal, como nos consta
que existía en el judaísmo posterior. En cuanto al siglo I, ciertos documentos parecen indicar
que la Tora solía leerse todos los sábados) LE ENTREGARON UN VOLUMEN DEL
PROFETA ISAÍAS (Jesús fue invitado a leer un pasaje del texto hebreo de «los profetas». No
se hace la más mínima mención del targum, o «traducción aramea» de dicho pasaje. La
mayoría de los expertos supone que en la Palestina de aquella época habría sido necesaria
esa traducción, ya que, fuera de un puñado de gente instruida o de ciertas áreas en las que se
seguía cultivando el estudio del hebreo, la gran masa de judíos palestinenses usaba el
arameo como lengua común y no entendía con facilidad una lectura del texto hebreo. En las
diversas grutas de Qumrán se han descubierto algunos ejemplares fragmentarios de tárgumes
precristianos, pero hasta el momento ninguno de Isaías. Sin embargo, la primera y la segunda
copia de Isaías procedentes de la gruta n. 1 de Qumrán, que tienen el texto completo y cuya
datación paleográfica se puede poner hacia el año 100 a. C, podrían ser un buen ejemplo de
la clase de volúmenes que se usaban en las sinagogas. El hecho de que a Jesús «le
entregaran» un volumen del profeta Isaías se ha considerado como un indicio de que aquel
sábado tocaba leer a Isaías y, concretamente, aquel pasaje; es decir, se postula un ciclo de
lecturas proféticas establecidas, lo mismo que pasaba con la Tora. Pero los datos que
poseemos no permiten afirmar con seguridad que existiera un ciclo profético de lecturas en la
Palestina del siglo I, a pesar de que muchos investigadores se han pronunciado a favor de ese
ciclo. El texto de Hechos 13,27 ("En efecto, la gente de Jerusalén y sus jefes no reconocieron
a Jesús, ni entendieron las palabras de los profetas que se leen cada sábado, pero las
cumplieron sin saberlo, condenado a Jesús") no alude más que a la costumbre de leer algún
pasaje profético después de la lectura de la Tora) DESENROLLANDO EL VOLUMEN (El texto
aceptado por Nestle y Merk es el participio aoristo ἀνοίξας (anoixas, «habiendo abierto», de
ἀνοίγω, anoigó, abrir). Pero el participio ἀναπτύξας (anaptyxas, «habiendo desenrollado», de
ἀναπτύσσω, anaptussó: abrir, desenrollar.) cuenta con el apoyo de códices muy importantes.
Aunque el último verbo es indudablemente el más apropiado, el sentido no cambia en
absoluto) ENCONTRÓ EL PASAJE DONDE ESTABA ESCRITO (Lo mismo que no hay
ninguna razón para pensar que estuviera asignada para aquel sábado la lectura del tercer
Isaías, tampoco hay ningún motivo para interpretar esta frase como si quisiera decir que salió
por casualidad (εὗρεν, heuren, de εὑρίσκω, heuriskó: hallar, encontrar) Isaías 61 (1-3a: "El
espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. El me envió a llevar la buena
noticia a los pobres, a vender los corazones heridos, a proclamar la liberación a los cautivos y
la libertad a los prisioneros, a proclamar un año de gracia del Señor, un día de venganza para
nuestro Dios; a consolar a todos los que están de duelo, a cambiar su ceniza por una corona,
su ropa de luto por el óleo de la alegría, y su abatimiento por un canto de alabanza ") El giro
de la expresión parece significar más bien que el propio Jesús buscó expresamente ese
pasaje) EL ESPÍRITU DEL SEÑOR ESTÁ SOBRE MÍ (La cita del tercer Isaías es, en realidad,
una acumulación de diversos versículos del texto profético: "El Espíritu del Señor sobre mí,
porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar
la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y
proclamar un año de gracia del Señor". Se omiten dos frases intercaladas: Isaías 61,1c: «para
vendar los corazones desgarrados» - el final de Lucas 4,18 ("El Espíritu del Señor sobre mí,
porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar
la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos")
sustituye esta frase por una cita de Isaías 58,6d ("dejar en libertad a los oprimidos y romper
todos los yugos") -, e Isaías 61,2b: «el día del desquite de nuestro Dios», al final de Lucas
4,19 ("y proclamar un año de gracia del Señor"). La omisión de la primera frase no tiene mayor
importancia; pero la omisión de la segunda supone suprimir deliberadamente un aspecto
negativo del mensaje proclamado por el tercer Isaías. El «hoy» del versículo 21 ("Comenzó,
pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy»") no se puede
identificar con «el día del desquite de nuestro Dios». El texto griego de Lucas sigue
exactamente la versión de los LXX, menos en el infinitivo κηρῦξαι (kēryxai, «proclamar»), que
sustituye al infinitivo καλέσαι (kalesai, «llamar») de la versión de los LXX en Isaías 61,2a ("a
proclamar un año de gracia del Señor"), y el cambio del imperativo ἀπόστελλε (apostelle,
«envía»), que trae la versión griega, por el infinitivo ἀποστεῖλαι (aposteilai, «enviar» (que
hemos traducido como «liberar», por razones de contexto y de equivalencia en el texto de
Lucas 4,18: "El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres
la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos,
para dar la libertad a los oprimidos"). La versión griega de los LXX sigue, casi totalmente, el
texto masorético. Pero el texto hebreo de Isaías 61,1d abre un frente a la discusión.
Literalmente, dice: «y a los prisioneros una apertura»; pero ¿en qué sentido hay que entender
esta última palabra? Los LXX la interpretaron como una apertura de los ojos; y de ahí la
traducción: «y la vista a los ciegos». Lo que no se puede descuidar, en general, es que los
versículos citados forman parte de todo un poema (Isaías 61,1-11: "El espíritu del Señor está
sobre mí, porque el Señor me ha ungido. El me envió a llevar la buena noticia a los pobres, a
vender los corazones heridos, a proclamar la liberación a los cautivos y la libertad a los
prisioneros, a proclamar un año de gracia del Señor, un día de venganza para nuestro Dios; a
consolar a todos los que están de duelo, a cambiar su ceniza por una corona, su ropa de luto
por el óleo de la alegría, y su abatimiento por un canto de alabanza. Ellos serán llamados
«Encinas de justicia». «Plantación del Señor, para su gloria». Ellos reconstruirán las ruinas
antiguas, restaurarán los escombros del pasado, renovarán las ciudades en ruinas, los
escombros de muchas generaciones. Se presentarán extranjeros para apacentar sus rebaños,
hijos de forasteros serán sus labradores y viñadores. Y ustedes serán llamados «Sacerdotes
del Señor». Se les dirá «Ministros de nuestro Dios». Se alimentarán con las riquezas de las
naciones, se enorgullecerán con su magnificencia. Ya que su ignominia fue el doble de la
cuenta y recibieron como parte vergüenza e insultos, ellos poseerán el doble en su tierra y
gozarán de una alegría eterna. Porque yo, el Señor, amo el derecho y odio lo que se arrebata
injustamente; les retribuiré con fidelidad y estableceré en favor de ellos una alianza eterna. Su
descendencia será conocida entre las naciones, y sus vástagos, en medio de los pueblos:
todos los que los vean, reconocerán que son la estirpe bendecida por el Señor. Yo desbordo
de alegría en el Señor, mi alma se regocija en mi Dios. Porque él me vistió con las vestiduras
de la salvación y me envolvió con el manto de la justicia, como un esposo que se ajusta la
diadema y como una esposa que se adorna con sus joyas. Porque así como la tierra da sus
brotes y un jardín hace germinar lo sembrado, así el Señor hará germinar la justicia y la
alabanza ante todas las naciones") que explica la misión del profeta para consolar a Sión)
PORQUE ME HA UNGIDO (Se refiere, naturalmente, al bautismo (Lucas 3,22: "y el Espíritu
Santo descendió sobre él en forma corporal, como una paloma. Se oyó entonces una voz del
cielo: «Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección»"; Hechos
10,38: "Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo, llenándolo de poder. Él pasó
haciendo el bien y curando a todos los que habían caído en poder del demonio, porque Dios
estaba con él"). Aquí hay que interpretar esa unción como profética) PARA ANUNCIAR LA
BUENA NUEVA, ME HA ENVIADO (De esta manera queda presentada la función profética de
la misión de Jesús en términos del tercer Isaías. Sobre el verbo εὐαγγελίσασθαι
(euangelizesthai, «evangelizar», «proclamar la buena noticia», de εὐαγγελίζω, euaggelizó:
evangelizar, para anunciar una buena noticia, 1,19: "Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy
Gabriel, que estoy en la presencia de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte estas
buenas nuevas"). Se conserva aquí su significado etimológico porque éste es el sentido en la
cita de Isaías 61,1 ("El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los
pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los
ciegos, para dar la libertad a los oprimidos"); Lucas 7,22 ("Y respondiendo Él, les dijo: Id y
contad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos reciben la vista, los cojos andan, los
leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres se les
anuncia el evangelio"). En el Antiguo Testamento difícilmente se puede atribuir a esa palabra
un sentido que haga referencia a la predicación de Jesús o a la proclamación kerigmática
cristiana. Poner en labios de Jesús esa cita de Isaías no quiere decir que inmediatamente
adquiera el pleno valor cristológico de su interpretación cristiana. Lo que se quiere poner de
relieve es que lo que anunció «Isaías» es lo que ahora «realiza Jesús». En el texto griego de
Lucas no aparece claro si la frase «predicar la buena noticia» depende del verbo precedente:
«me ha ungido», o va más bien con el siguiente: «me ha enviado». La traducción que
proponemos sigue el sentido del original hebreo, que también reproduce la versión griega de
los LXX: «me ha enviado a predicar la buena noticia a los pobres») A LOS POBRES (El tercer
Isaías -aunque, sobre todo, el segundo- anuncia la consolación de Sión a varios grupos de la
comunidad posexílica que se han ido reuniendo en Jerusalén. En su cita de Isaías, Lucas
menciona cuatro de estos grupos. El primero está constituido por «los pobres» (πτωχοῖς ,
ptóchoi, de πτωχός, ptóchos: pobre, mendigo, quien se agacha y se encoge, de ahí,
miserable); se observa ya una prefiguración de la insistencia de la narración de Lucas en este
grupo social (Lucas 6,20: " Volviendo su vista hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados
vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios"; 7,22: "Y respondiendo Él, les dijo: Id
y contad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos reciben la vista, los cojos andan, los
leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres se les
anuncia el evangelio"; 14,13: "Antes bien, cuando ofrezcas un banquete, llama a pobres,
mancos, cojos, ciegos"; 14,21: "Cuando el siervo regresó, informó de todo esto a su señor.
Entonces, enojado el dueño de la casa, dijo a su siervo: ``Sal enseguida por las calles y
callejones de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los ciegos y los cojos"; 16,20: "Y
un pobre llamado Lázaro yacía a su puerta cubierto de llagas"; 16,22: "Y sucedió que murió el
pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico y fue
sepultado"; 18,22: "Cuando Jesús oyó esto, le dijo: Te falta todavía una cosa; vende todo lo
que tienes y reparte entre los pobres, y tendrás tesoro en los cielos; y ven, sígueme"; 19,8: "Y
Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes daré a los
pobres, y si en algo he defraudado a alguno, se lo restituiré cuadruplicado"; 21,3: "y dijo: En
verdad os digo, que esta viuda tan pobre echó más que todos ellos") A PROCLAMAR LA
LIBERACIÓN A LOS CAUTIVOS (En relación con el ministerio de Jesús, esta frase puede
entenderse como una referencia a los prisioneros de sus deudas; es decir, la libertad sería
una condonación. En el texto de Melquisedec procedente de la gruta 11 de Qumrán, el texto
de Isaías 61,1 ("El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los
pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los
ciegos, para dar la libertad a los oprimidos") se usa en conexión con Levítico 25,10-13 ("Así
santificarán el quincuagésimo año, y proclamarán una liberación para todos los habitantes del
país. Este será para ustedes un jubileo: casa uno recobrará su propiedad y regresará a su
familia. Este quincuagésimo año será para ustedes un jubileo: no sembrarán ni segarán lo que
vuelva a brotar de la última cosecha, ni vendimiarán la viña que haya quedado sin podar;
porque es un jubileo, será sagrado para ustedes. Sólo podrán comer lo que el campo
produzca por sí mismo. En este año jubilar cada uno de ustedes regresará a su propiedad") y
Deuteronomio 15,2 ("La remisión consiste en lo siguiente: Todo acreedor condonará a su
prójimo el préstamo que le haya concedido. No hará ninguna demanda a su prójimo –es decir,
a su hermano– porque se ha proclamado una remisión en homenaje al Señor"), que se
refieren a la «condonación de las deudas» con motivo del año del jubileo) Y LA VISTA A LOS
CIEGOS (Es el tercer grupo de desvalidos que se menciona en la cita de Isaías, según el texto
de la versión griega de los LXX. Más adelante, en Lucas 7,22 ("Y respondiendo Él, les dijo: Id
y contad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos reciben la vista, los cojos andan, los
leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres se les
anuncia el evangelio"), se volverá a hacer mención específica de «los ciegos») PARA DAR LA
LIBERTAD A LOS OPRIMIDOS (Literalmente habría que traducir: «enviar en libertad a los
oprimidos». El texto griego dice: en ἀφέσει (aphesei, «libertad», «perdón», «liberación»). Para
la descripción del cuarto grupo de desheredados, Lucas utiliza un texto proveniente de Isaías
58,6d ("dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los yugos") según la versión de los
LXX. La yuxtaposición de los dos textos —Isaías 58,6d e Isaías 61,1d («y a los prisioneros
una apertura») - puede deberse a la presencia de la misma palabra - ἄφεσις (aphesis:
remisión, perdón, libertad, despido, liberación ) - en los dos pasajes, con lo que actúa como
«enlace verbal»: ἄφεσιν (aphesin, «libertad») en Isaías 61,Id y en ἀφέσει (aphesei, «en
libertad») en Isaías 58,6d. Aunque la palabra ἄφεσις (aphesis: remisión, perdón, libertad,
despido, liberación) se usa en estos dos textos en sentido de «libertad», no conviene olvidar
que Lucas también la utiliza en otros contextos en sentido de «perdón», especialmente en la
frase «perdón de los pecados» (ἄφεσιν ἁμαρτιῶν aphesin hamartion, Lucas 1,77: " para dar a
su pueblo el conocimiento de la salvación por el perdón de sus pecados"; 3,3: "Y él fue por
toda la región contigua al Jordán, predicando un bautismo de arrepentimiento para el perdón
de los pecados "; 24,47: " y que en su nombre se predicara el arrepentimiento para el perdón
de los pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén"; Hechos 2,38: " Y Pedro
les dijo: Arrepentíos y sed bautizados cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para
perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo") PROCLAMAR EL AÑO DE
GRACIA DEL SEÑOR (Una traducción literal debería decir: «el año aceptable del Señor»
(ἐνιαυτὸν κυρίου δεκτόν, eniauton kyriou dekton), lo mismo que en Isaías 61, 2a ("a proclamar
un año de gracia del Señor"), según la versión de los LXX, menos el cambio del imperativo
ἀπόστελλε (apostelle, «envía»), que trae la versión griega, por el infinitivo ἀποστεῖλαι
(aposteilai, «enviar». La frase de Isaías que describe un período de gracia que ha de traer la
liberación de Sión se usa aquí para proclamar y presentar el «tiempo de Jesús» y la nueva
forma de salvación que comporta este tiempo. Ésta es la formulación lucana del kerigma en la
narración evangélica, en contraste con la presentación que hace Marcos en Marcos 1,14b-15
("proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: «El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios
está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia»"). El texto de Lucas omite la segunda
parte de Isaías 61,2: «el día del desquite de nuestro Dios», porque esa idea no cuadra con el
panorama salvífico que en este momento ve su inauguración. También en la literatura de
Qumrán ese texto de Isaías sufre unos retoques semejantes para acomodarse a la función de
Melquisedec y a la de «los santos de Dios») SE LO DEVOLVIÓ AL ENCARGADO (El personal
de la sinagoga incluía, además del «presidente» (ἀρχισυνάγωγος, archisinagogos), a los
«ancianos» (πρεσβύτερος, presbuteros: anciano, viejo, Lucas 7,3. " Al oír hablar de Jesús, el
centurión envió a Él unos ancianos de los judíos, pidiéndole que viniera y salvara a su siervo ")
y a un cierto número de «encargados» o «sirvientes» (hazzán o ὑπηρέτης hypéretés,
ministros, servidores, criados; Hechos 13,5: " Llegados a Salamina, proclamaban la palabra de
Dios en las sinagogas de los judíos; y tenían también a Juan de ayudante"), que equivaldría,
más o menos, a los «sacristanes» de nuestro tiempo) SE SENTÓ (Para leer la Escritura había
que ponerse de pie (versículo 16: " Vino a Nazará, donde se había criado y, según su
costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura"). En
Hechos 13,15: ("Después de la lectura de la ley y los profetas, los oficiales de la sinagoga les
mandaron a decir: Hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad"
se habla de λόγος παρακλήσεως (logos paralkleseos, «palabra de exhortación»). Esta se
hacía, generalmente, sentado) EN LA SINAGOGA TODOS LOS OJOS ESTABAN FIJOS EN
ÉL (El verbo ἀτενίζω (atenizó: ojos puestos, mirar fijamente) es uno de los términos favoritos
de Lucas (Lucas 22,56: "Y una sirvienta, al verlo sentado junto a la lumbre, fijándose en él
detenidamente, dijo: También éste estaba con Él"; Hechos 1,10: "Y estando mirando fijamente
al cielo mientras Él ascendía, aconteció que se presentaron junto a ellos dos varones en
vestiduras blancas"; 3,4: "Entonces Pedro, junto con Juan, fijando su vista en él, le dijo:
¡Míranos!"; 3,12: "Al ver esto Pedro, dijo al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis
de esto, o por qué nos miráis así, como si por nuestro propio poder o piedad le hubiéramos
hecho andar?"; 6,15: "Y al fijar la mirada en él, todos los que estaban sentados en el concilio
vieron su rostro como el rostro de un ángel"; etc.). En la mayoría de los casos se trata de una
mirada intensa como expresión de estima y de confianza; éste es, sin duda, el matiz del
término en este pasaje. Es un modo de expresar la reacción de la asamblea, que, inicialmente,
se muestra llena de admiración y de agradable sorpresa. Por otra parte, la indicación confiere
mayor relieve a la interpretación del texto de Isaías que se va a proponer a continuación)
COMENZÓ, PUES, A DECIRLES (Otro de los muchos casos en que Lucas utiliza el verbo
ἄρχομαι (archomai: «empezar», «comenzar», Lucas 3,23: "cuando comenzó su ministerio,
Jesús mismo tenía unos treinta años, siendo, como se suponía, hijo de José, quien era hijo de
Elí") HOY (Difícilmente se puede entender este adverbio Σήμερον (sémeron, hoy), en el
sentido genérico de «hoy en día». Dada su posición enfática al comienzo de la frase, señala
un punto importante en la perspectiva histórica de Lucas. El adverbio hace también su
aparición en otros pasajes de los escritos lucanos (Lucas 2,11: "os ha nacido hoy, en la ciudad
de David, un Salvador, que es Cristo el Señor"; 22,34: "Pero Jesús le dijo: Te digo, Pedro, que
el gallo no cantará hoy hasta que tú hayas negado tres veces que me conoces"; 23,43:
"Entonces El le dijo: En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso") y, en ciertas
ocasiones, tiene un significado especial en la teología de Lucas. Su empleo aquí es bien
significativo. Este Σήμερον (sémeron, hoy) está en la línea de la declaración paulina: «Ahora
es tiempo propicio, ahora es día de salvación» (2 Corintios 6,2), con la que el Apóstol identifica
su propio tiempo con el ésjaton definitivo. Hoy, puedes ser salvo, si aceptas a Jesús como
Salvador) SE HA CUMPLIDO ESTE PASAJE DE LA ESCRITURA, MIENTRAS ESTABAIS
ESCUCHANDO (La traducción literal sería «se ha cumplido esta escritura en vuestros oídos»
La ultima parte de la frase es una expresión veterotestamentaria ‫( ְׁבאָּ זְׁ נֵיכַ֖ם‬bə•’ā•zə•nê•ḵem, en
sus oídos, Deuteronomio 5,1: " Entonces llamó Moisés a todo Israel y les dijo: Oye, oh Israel,
los estatutos y ordenanzas que hablo hoy a vuestros oídos, para que los aprendáis y pongáis
por obra", 2 Samuel 3,19: " Habló también Abner a oídos de los de Benjamín; Abner además
fue a hablar a oídos de David en Hebrón de todo lo que parecía bien a Israel y a toda la casa
de Benjamín"). En la narración de Marcos (1,14b-15: "proclamaba la Buena Noticia de Dios,
diciendo: «El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la
Buena Noticia»"), cuando Jesús proclama el Remo, su anuncio es «Se ha cumplido el
tiempo», es decir, ya ha llegado, mientras que en Lucas lo que se cumple no es el tiempo, sino
«la Escritura». Éste es un matiz peculiar de su lectura del Antiguo Testamento, que transforma
una serie de pasajes —aunque no sean realmente proféticos, en el sentido
veterotestamentario— en verdaderas predicciones, que se van cumpliendo en el curso del
relato. Lo que Isaías había prometido como «consolación de Sión» se hace realidad presente
de una manera nueva y con un sentido particular. La consolación de Sión vuelve a hacerse
realidad (Lucas 2,25: "Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo
y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él"; 7,22: "Y
respondiendo Él, les dijo: Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos reciben la
vista, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos son
resucitados y a los pobres se les anuncia el evangelio"). No hay que pasar por alto un detalle,
que puede parecer una sutileza la yuxtaposición de «ojos» (versículo 20b: "En la sinagoga
todos los ojos estaban fijos en él") y «oídos» (versículo 21b: "Esta Escritura, que acabáis de
oír, se ha cumplido hoy"), con referencia a la asamblea sinagogal, que va a reflejarse en el
versículo siguiente en la idea de «reconocimiento» o, más literalmente, de «testimonio»
(ἐμαρτύρουν, emartyroun, de μαρτυρέω, martureó: testimonio, versículo 22: "Y todos daban
testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca.
Y decían: « ¿No es éste el hijo de José?»")

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