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Una vez puesto en libertad, comandó al ejército de Honduras con el fin de liberar a su
país del dictador Justo Milla, objetivo que consiguió luego de un avasallante triunfo en la
"Batalla de La Trinidad". Así mismo, se resalta la batalla de San Pedro de Perulapán y la
batalla de San José como las más importantes dentro las diferentes batallas que liberó el
general Morazán.
La Batalla de la Trinidad
Al iniciar el año de 1827, se sintieron en Centroamérica las disposiciones dictatoriales
emanadas del Presidente Federal, Manuel José Arce. Estas incidencias fueron la causa
para que las relaciones con los Jefes de Estado de cada provincia, particularmente con
los de El Salvador y Honduras se fueran haciendo cada día más conflictivas.
Consecuencia directa de semejantes pretensiones fue el derrocamiento del gobierno que
ejercía Don Dionisio de Herrera, fraguado por el ox Vico Jefe de Estado, coronel Justo
Milla, quien con ese propósito se traslado a Guatemala y allá recibió del Sr. Arce el mando
del Batallón Federal N:2 con esa fuerza y cumpliendo los designios ya expresados, se
interno en el territorio del Estado de Honduras, se pretexto de proteger las plantaciones
de tabaco que tenia la Federación en los llanos de Santa Rosa, hoy Santa Rosa de
Copan.
El cuatro de abril de 1827, Milla sitio a Comayagua. En la residencia al asalto de la capital,
participó el General Francisco Morazán Quezada. Casi para finalizar el sitio de
Comayagua, el ciudadano Francisco Morazán salió de la capital sitiada en compañía de
los coroneles Remigio Díaz y José Antonio Márquez, para obtener refuerzos en
Tegucigalpa con la intención de regresar y liberar la Capital del Estado, pero al llegar al
valle de Comayagua, en las cercanías de la Villa de San Antonio, fueron atacados por
fuerzas al mando del Teniente Coronel Hernández y el Capitán Rosa Medina, dándose el
combate de la Hacienda de “La Maradiaga” el 29 de Abril de aquel año.
Desarrollo de la Batalla.
Cuando las tropas se encontraban en Sabanagrande, llegó el oficial que comandaba los
elementos de seguridad que estaban llegando a Ojojona las fuerzas del Coronel Justo
Milla en una cantidad de 1000 hombres. El oficial José Francisco Morazán concibió la idea
de proponer a su Comandante el Coronel Remigio Díaz, que aprovechando las horas de
oscuridad salieron del pueblo de Sabanagrande y ocuparon posiciones defensivas en las
alturas de “Trinidad”. Se puede colegir que el joven oficial conocía los sitios cercanos a
Ojojona, ya que en este pueblo había guardado prisión.
Al despuntar el alba del siguiente día, el memorable 11 de noviembre de 1827, Morazán
esbozo el plan de maniobra y se lo expuso al Coronel Remigio Díaz. Este acto digno de
una epopeya traspaso el mando a Morazán, quien como Comandante en jefe de aquella
tropa, iba a dirigir la batalla inmortal.
El plan de maniobra que esbozo fue el siguiente:
El Coronel Ramón Pacheco, con un destacamento defiende la avenida de aproximación
que conduce de Ojojona hacia el Valle de la Trinidad, hasta que las otras fuerzas entren
en contacto con el enemigo.
El Cnel. Remigio Díaz, con un destacamento de 150 hombres se mueve hacia el nor-este
siguiendo el curso de la quebrada “Sicatacaro” aguas arriba hasta converger con el
sendero que conduce de Ojojona al Valle de la Trinidad y atacaron la retaguardia del
enemigo.
El general Morazán y el Coronel Román Valladares, al mando de otro destacamento de la
misma fuerza, se trasladan hacia la estribación del cerro hoy conocido como Caranguije,
para atacar el flanco derecho del enemigo.
Medidas de Coordinación:
A: El destacamento del Coronel Remigio Díaz, atacara por la retaguardia enemiga al oír
los disparos en el frente cubierto por el Cnel. Pacheco.
B: El general Morazán y el Cnel. Román Valladares, atacan agresivamente por el flanco
derecho, cuando el Cnel. Remigio Díaz entra en contacto con el enemigo.
A las 15:00 horas de aquel memorable 11 de noviembre, el enemigo había sido derrotado
totalmente.
El gran capitán de nuestra historia, dice en sus memorias que la vanguardia sola,
consiguió el triunfo en el que se distinguieron los coroneles Pacheco, Valladares y Díaz. El
Coronel José María Gutiérrez Osejo y el capitán Ferrera comandaban la retaguardia y no
les fue posible entrar en acción (lo que indica que solo combatieron los elementos de
primera línea y no fue aplicada la reserva). Dice el gran benemérito, que “en los campos
de la Trinidad fue el lugar donde se pudo acreditar a los catrachos que era llegada la hora
de romper sus cadenas”.
Justo Milla fue completamente derrotado, dejando abandonados en el campo de batalla
equipo y baúles conteniendo correspondencia oficial.
El plan táctico no cumplió como había sido concebido, logrando un objetivo que era la
destrucción de la fuerza enemiga, con lo cual se logro a la vez el respeto del Estado y la
victoria de los patriotas en contra de la tiranía.
El General Morazán combatió con dos ejércitos, cada uno superior a su pequeña fuerza.
El plan de combate fue bien meditado para no sufrir un fracaso. Batalla a librar en los
campos de San Pedro Perulapán, el 25 de Septiembre.
Ferrera y sus tropas ocupaban la plaza de San Pedro Perulapán, en donde sus hombres
se entregaron a la bebida, y una vez embriagados prorrumpieron en voces exaltadas y
descompuestas.
El pequeño ejército de Morazán estando ya cerca del enemigo, sus tropas solo esperaban
la orden para atacar a los invasores. El espía de Morazán le anuncio que la primera
avanzada de las tropas ferreristas se hallaba escondido en una hondonada.
Morazán, empleo medios estratégicos para desbaratar los planes de Ferrera y proceder
así:
I - Ejecuto un tiroteo de algunas de sus columnas por el frente
II - una columnas de manera rápida y precavida se destacarían por la retaguardia para
sorprender al enemigo
El coraje y el delirio que sobrecogió a los soldados de la democracia por lograr la batalla
final acerco a los dos bandos a tal extremo que, el empleo de las bayonetas y la tremenda
resolución de no ceder un paso, dió golpe fatal a las huestes ferreristas, obligándose a
declararse en la mas completa derrota en la fecha del día 25 de septiembre.
El sufrido y ultrajado pueblo costarricense llamó al Caudillo para que acudiera a libertarlo
del yugo impuesto por el Gobernante Braulio Carrillo.
Morazán comenzó aquella cruzada de redención, no con el empleo inmediato de las
armas, sino enviando al pueblo de Costa Rica una cordial y fraternal proclamación.
Villaseñor reflexionó sobre la desesperada situación del pueblo costarricense, tiranizado
por su gobernante y reflexionó también acerca de los propósitos salvadores que abrigaba
el General Morazán.
Desde estos puntos de vista, estimó conveniente interrogar a sus soldados acerca de esta
disyuntiva: dar la orden del ataque o celebrar con el General Morazán un tratado de paz.
El ejército a una sola voz se pronunció por el tratado de paz y por la libertad del pueblo. El
convenio se llevó a efecto en el paraje de El Jocote entre Morazán y Villaseñor, general
del ejército de gobierno.
Los puntos sustanciales del convenio fueron:
Convocar una asamblea constituyente, rigiéndose el estado por un gobierno provisorio
ejercido por el general Morazán.
La entrega del mando por parte del Lic. Braulio Carrillo tan luego como tuviera noticia del
convenio.
La gratitud por parte de las autoridades y del pueblo costarricense hacia el general
Morazán, que los salvó del yugo dictatorial.
Ambos intentaron suicidarse; pero el único que sucumbió bajo aquella fatal determinación
fue el general Saravia en el momento en que los guardias aprisionaban con grilletes sus
dos manos.
El día 15 de Septiembre Antonio Pinto, ordenó la liberación de los prisioneros y que estos
fueran dirigidos a San José para ser apresados por las armas. Morazán, contemplando
aquella muchedumbre, le dijo a Vigil: “Con que solemnidad celebramos la Independencia”,
Morazán y Villaseñor fueron colocados en el edificio de la corte y los demás en el edificio
llamado ¨Los Almacenes¨.
Dada la orden de fusilamiento se les comunicó a Morazán y a Villaseñor que no tenían
más que tres horas de tiempo para prepararse.
Aquellos breves momentos de vida Morazán los empleó para recomendar a Montealegre
entregar a su esposa varios objetos. A las 6:00 pm, Morazán y Villaseñor fueron llevados
al patíbulo.