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Relaciones políticas y
valoración cultural en los pueblos Pijao y Nasa

Charlas y conferencias

Territorios y paisajes étnicos del sur del Tolima. Relaciones políticas y valoración cultural en los
pueblos Pijao y Nasa

Desarrollo territorial, perspectivas y autoridades indígenas

El reconocimiento de las poblaciones étnicas por parte de la sociedad nacional ha comprendido un


drama histórico de reciprocidades y conflictos en donde lo étnico y cultural ha sido fuente de
disputas, pero también de articulación, en la conformación de las regiones y las identidades que
hacen parte del país. Desde sus particularidades y procesos étnicos y políticos, los pueblos
indígenas han desarrollado su propia historia de organización territorial y la han plasmado en un
paisaje social. Dicho paisaje tiene texturas, simbolismos y geo-referentes que dan cuenta de
situaciones como el colonialismo, la explotación y discriminación étnica, pero también de
resistencias culturales, de luchas reivindicativas por la tierra y por el tiempo histórico, así como de
procesos de revitalización que hay que comprender en contexto para situar el valor y la incidencia
de la experiencia indígena en la composición de la sociedad colombiana. El objetivo de esta
conferencia es abarcar en detalle el caso de la organización territorial de los pueblos Nasa y Pijao
que habitan en el sur del Tolima, para dar cuenta de las dinámicas y transformaciones que ha
tenido la valoración de lo étnico en la permanente interacción entre indígenas y actores e
instituciones de la sociedad mayoritaria, referentes en la región y el país.

Andres Felipe Ospina Enciso

Antropólogo, Universidad Nacional. Magister y Doctor en Antropología Social, Universidad de los


Andes. Ha investigado sobre las relaciones entre vida y muerte en contextos de violencia y
conflicto social. Su trabajo de campo y pesquisa analítica se han centrado en poblaciones
campesinas e indígenas del sur del Tolima y su composición cultural y territorial. Actualmente se
desempeña como docente de la Escuela de Ciencias Sociales y de la Maestría en Patrimonio
Cultural de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, en Tunja.

FUENTE: Biblioteca Banco de la Republica

Las transformaciones culturales en las manifestaciones y saberes de las comunidades indígenas se


han originado desde los fuertes procesos colonizadores a que estuvieron sometidas en Colombia.

Aunque en algunos casos enriquecieron el saber en las técnicas en la mayoría transformaron su


esencia creadora como intervino la religión, el poder de riqueza de la nueva hegemonía política.
Los desplazamientos de comunidades en algún caos produjo la fusión de culturas y saberes. La
cultura caribe desde el norte del territorio se introdujo hasta el centro del país. La cultura Pijao
tiene que ver mucho de influencia Caribe hasta el punto de considerarse una rama de esta.

En el Tolima como en el resto del territorio 500 años después 1492 2018 nuestra cultura Pijao fue
doblegada desde el valle del Magdalena donde el impacto del vasallaje se dio de manera casi
pacífica y los reductos de la cultura tradicional que no se dejó doblegar ocupo las zonas altas del
territorio sobre la cordillera central donde resistieron esa dominación pero el clima y las radicales
formas de gobierno colonizador se dedicaron a extinguir de raíz estas culturas.

Aún subsisten algunas expresiones vinculadas con la oralidad, la medicina tradicional y


costumbres agrarias que involucra las relaciones del universo y la naturaleza. Gastronomía, y
festividades que se fusionaron entre lo religioso y lo pagano y que hoy día se expresan en
territorios específicos, vemos comúnmente como las festividades religiosas vinculadas a la
celebración del día de santos como San Pedro, San Pablo, San Isidro, San Juan y las celebraciones
cristianas Corpus Cristi, Día de Gracia, día de todos los santos se entrelazan con festividades
paganas relacionadas con la danza: La Danza del Diablo, la danza del chulo, la danza del mohán, y
estas a su vez con otras danzas practicadas por la nueva elite sociocultural. Las relaciones de los
Naza con los Pijaos se evidencian sobre los límites con el departamento del Cauca en la región de
Planadas inspección de Gaitania . Realmente en la región del Tolima no se formaron estas
comunidades indígenas, sino que desde el Cauca existió la presión colonizadora que los ubicó en
el filo de la cordillera central en límites con Huila y Tolima
El Paisaje social de la cultura Pijao se conserva en las manifestaciones dentro del territorio
tolimense. Al recorrer el valle del Magdalena se observa aun la casa de bahareque y cubiertas en
hoja de palma donde utilizaron los productos de la región, vegetales como la guadua y la palma
real. Los suelos arcillosos fueron utilizados como pisos que mezclados con arenas permitían darle
resistencia a las bases de las casas con mezcla de material vegetal. Los parales en guadua o
maderas de la región como el cumula cambulo y gulanday se hincaban al piso para soportar los
muros en esterilla y barro y las soleras de la cubierta

Los nasa o paez son un pueblo indígena, que habita el departamento del Cauca en la zona
andina del suroccidente de Colombia. Los municipios con mayor población Nasa son
Toribío, Páez y Caldono.1 Además del Cauca, hay algunas comunidades nasa en los
departamentos de Valle del Cauca, Putumayo, Tolima, Huila, Caquetá y Meta.2

Los miembros de este pueblo viven en las zonas templada y fría, entre los dos mil y los tres
mil metros de altitud, en lugares denominados parcialidades, que son terrenos
pertenecientes a los resguardos. El resguardo es una institución de origen colonial que
otorga al indígena un territorio determinado para vivir y sembrar, sin que pueda vender las
tierras a personas que no pertenezcan a su comunidad. Cada resguardo se gobierna por
medio de un cabildo, elegido anualmente a fines de diciembre y posicionado el primero de
enero ante el alcalde municipal correspondiente. El cabildo representa al gobierno
colombiano en las comunidades indígenas según la Ley 89 de 1890, y está compuesto por
un gobernador, dos alcaldes, dos alguaciles, un secretario y un tesorero, quienes portan
como símbolos de sus cargos, bastones de mando de madera chonta con empuñadura de
plata.

En el departamento del Cauca habitan en una zona montañosa de una superficie de cerca de
tres mil kilómetros cuadrados que está en un conjunto regional y enclave indígena
conformado por los municipios de Inzá y Belalcázar, donde se construyó el Parque
Arqueológico Nacional de Tierradentro.

Los nasa hablan el español y el idioma paez, este último perteneciente a las lenguas
chibchenses. Son los descendientes directos de la población nativa que hallaron en este
territorio los conquistadores españoles - a quienes opusieron una fuerte resistencia- en
unión con los Pijaos, la cual puso en trances difíciles los establecimientos de los españoles
durante varios lustros. La laberíntica formación montañosa de sus principales asientos,
constituyó un aliado del indio Páez en sus contiendas con los invasores.

Los paéces se encuentran organizados con los indígenas guambianos en la Consejo


Regional Indígena del Cauca.
Según Octavio Marulanda, “la palabra matachín en su contenido tradicional
significa enmascarado o persona disfrazada ridículamente” y según
Leonor Salazar de Quintero citada por Guillermo Abadía en su libro
Compendio general del folclor colombiano, en México, Centro América,
Venezuela y Colombia, “se emplea para definir los personajes que
intervienen en una danza festiva

Origen y ubicación geográfica

La idea básica de esta danza, o comparsa se desarrolló en América, y en cada


país donde, tiene formas diferentes. En Colombia, en la región del Pacífico, hace
parte de una representación humorística; en Riosucio, Caldas llaman matachines
a las personas que integran las comparsas participantes en el Carnaval del Diablo,
llamadas cuadrillas, y a los poetas que componen los versos para estos grupos.
En el Gran Tolima existe una danza callejera con el nombre de “danza de los
matachines”, la cual se baila en navidad, reyes magos y otros acontecimientos
populares, religiosos y profanos.
Si tenemos en cuenta que en América los matachines es una comparsa como las
mojigangas españolas, la raíz de esta danza hay que buscarla en el viejo
continente. Al parecer la danza de los matachines fue introducida al Gran Tolima
por los misioneros, para preservar la fe católica de los mestizos, con el correr del
tiempo la idea primaria del bien y del mal se transformó en una danza callejera,
alegre y vistosa. En concordancia con esta última idea, la danza de los matachines
en Colombia, debe clasificarse dentro de las danzas mestizas y ubicarse en la
región del Gran Tolima.
Luisa Fernanda Duque dice: “ Como expresión coreográfica, los matachines han
desaparecido casi por completo en el departamento del Tolima, donde tuvieron singular
importancia. Sólo se conservan algunos vestigios en las comparsas existentes en los municipios
del Guamo y Natagaima y en los recuerdos de ancianos que con la frase “matachín, matachín,
debajo’e la cama te tengo un botín”. Cuando fueron niños alcanzaron a ser muy perseguidas por
aquellos personajes que cubrían sus rostros con máscaras que representaban animales comunes
de la región y vestían trajes multicolores adornados con cintas y trapos, que al cadencioso
movimiento guiado por la tambora, el chucho, la flauta de carrizo, el tiple y la guitarra, parecían
henchirse y vaciarse nuevamente. Hoy sólo se ven muy ocasionalmente comparsas de
matachines en los acostumbrados desfiles de Corpus en el Guamo, San Juan de Natagaima, en
los desfiles del festival folclórico de Ibagué y en San Pedro del Espinal”.

Funcionalidad

Esta es una danza teatral que hace parte de las comparsas y grupos callejeros,
las cuales tienen la función de animar los festejos populares que la iglesia realiza
dentro de las fiestas religiosas. Esta danza tomó popularidad en los eventos
callejeros del festival folclórico de Ibagué donde a las comparsas de matachines
les toca abrir los desfiles de reinas y grupos de danzas que participaban en el
festival. En 1969 se presentaron los grupos de danza los matachines de Guamo,
el de prado, Tolima, el de la calavera de la muerte y la familia Castañeda de
Ibagué; los cuatro bailaban muy semejante, dentro de los juegos. Se destacaban
los mitos regionales, como el Múan, la Patasola y el Hojarasquín, algunos de ellas
incluían caballistas y personajes de la política nacional.

Temática

En esta danza se plantea una temática con contenido religioso, cuya intención es
representar o destacar el triunfo del “bien sobre el mal”. El bien está simbolizado
con la virgen o con la matachina. En algunas versiones el bien lo representan con
la figura de la cruz que forman con los cuerpos dentro de la planimetría o con las
varas que lleva cada participante. Como la danza es callejera, los personajes de la
comparsa persiguen a los espectadores para golpearlos con una vejiga de res
inflada cuando éstos gritan –“matachín, matachín, debajo de la cama te tengo un
botín.

Versiónes

Guillermo Abadía describe los matachines de la siguiente manera: La danza de los


matachines se divide en tres partes, la introducción, que es una marcha a paso de tambor, tal vez
en una forma de recordar los llamamientos al pueblo para que intervengan en las cruzadas
cristianas. El pasamanos, a ritmo de rajaleña, la coreografía incorpora a un grupo de parejas
sueltas, tonado de otros aires campesinos y en la cual los matachines realizan distintas figuras. El
final o bambuco que con acompañamiento de coplas permite que la matachina baile con cada uno
de los distintos oficiantes mientras el diablo hace desde afuera del grupo toda clase de pantomimas
para entrar en la danza y llamar a los bailarines sin conseguirlo. Los matachines previstos de varas
largas a las cuales se amarran vejigas de res y que rememoran las danzas de batallas, celebran el
triunfo metiendo a la matachina sobre una barbacoa que ellos mismos hacen con las varas, como
para significar la validez de los deseos del bien sobre el mal.
Luis Fernando Duque Ospina, hace la siguiente descripción: “ Con las informaciones
suministradas por los ancianos que un día vistieron trajes de matachín en el Guamo, San Luis,
Purificación; Prado, Chaparral, el Espinal y la Escuela de danzas folclóricas Ciudad Musical, logró
en cuatro años de investigación hacer un trabajo de rescate y reconstrucción que señalan en la
danza cuatro partes esenciales, como son: introducción, se hace con fundamento en el toque de
tambora, que se ejecutaba para la lectura de los bandos o mensajes de la autoridad principal del
pueblo y que estaba dada sobre la base del Leitmotiv “blando, blando, oiga el bando, bando, si
me’sta escuchando váyase arrimando”. Para el llamado de la lectura del bando existían varias
formas, pero todas conservaban la anterior medida básica. Lucha, el choque entre las facciones
que defendían cada una al bien y al mal, está representado en los golpes de los garrotes o varas
que portaban los matachines. Se hace al ritmo del toque de la tambora dado sobre la base de la
frase: “matachín, matachín, matachín, chin chin”. Pasamanos, vence el bien al mal y los que
estaban en este último bando se unen al bando del bien. La figura de los pasamanos es una de las
tradicionales en las expresiones coreográficas del Tolima. Final o bambuco, al ritmo de rajaleña o
bambuco antiguo, la matachina celebra con cada uno de los oficiantes su triunfo sobre el mal que
está representado en el diablo. La matachina representa el bien. El diablo permanece todo el
tiempo tratando de allegarse a la matachina, es decir, procura sobreponerse al bien que finalmente
lo vence. Los matachines portan una vara en uno de cuyos extremos atan una vejiga de res que
previamente ha sido inflada y puesta a secar al sol”.
Para la proyección folclórica y el espectáculo artístico se ha creado muchas
versiones académicas, entre las más sobresalientes se encuentran la del Instituto
Popular de Cali, la de la Escuela Popular de Arte de Medellín, la de la Escuela de
Danzas Folclóricas de Ibagué y la del Grupo Experimental de Danzas de la
Universidad de Antioquia; ésta última se aparta de la forma tradicional, puesto que
elimina la parafernalia y le da connotación política al contenido temático, porque la
razón del grupo es como su nombre lo indica la experimentación y la búsqueda de
nuevas formas y contenidos apoyados en el patrimonio tradicional, pero adaptados
a las condiciones socio-políticas del momento y a los tiempos modernos.

Características

Tradicionalmente, los matachines son danzas para hombres solos, disfrazados


con trajes llenos de tiras de colores con máscaras grotescas, con las que
representan a los personajes que intervienen en la danza, entre ellos sobresalen
el diablo, la virgen o la matachina como principales, y los secundarios son
animales y mitos tradicionales; algunos grupos incluyen personajes de la región
como el bobo, la vieja y el viejo, los caballistas, animales domésticos, salvajes y
hasta de la política.
Los matachines es una danza suelta, puesto que los bailarines sólo se toman en
los ganchos, pasamanos y cuando la matachina baila con cada participante. Los
movimientos corporales son variados y sin regularidad, corren, caminan, saltan,
giran, hacen paso de rajaleña acompañado con movimiento exagerado de
hombros, brazos y tronco, tanto que en ocasiones resultan ridículos y hasta
cómicos. El diablo tiene sus propios movimientos y ejecuta toda clase de
pantomimas, persigue a la virgen, trata de entrar donde ella está, se sube a la
barbacoa, se hace el caído, salta y gira con rapidez, se para, corre, se sienta, etc.
La matachín o virgen tiene, movimientos moderados. El comportamiento de los
participantes dentro de la danza corresponde al papel que cada uno está
representando, enriqueciendo el contenido con jocosidad y juego, con tendencia a
lo humorístico.

Lenguaje corporal (Estereometría)

En las versiones tradicionales, los movimientos son irregulares y dan la impresión


de ser improvisados y caprichosos; sin embargo, se puede apreciar cierta rutina
apoyada en el paso del rajaleña o el bambuco viejo, es parecido al de la
contradanza, pero se lleva el pie un poco más hacia al lado y se apoya bastante el
talón, a este paso se le agregan movimientos acelerados de los hombros, la
cabeza y el tronco. Las figuras corporales más definidas son: la trenza natural, la
entremetida, los enfrentamientos por parejas, los ganchos y la cruz formada con
los cuerpos de los bailarines.
Dentro de las figuras parafernálicas sobresalen el caballete, la silla, la barbacoa y
la trenza común que hacen con el cuerpo y con las varas (palos) que llevan los
matachines; sin estos implementos es imposible formar tales figuras. La cruz: Los
matachines forman esta figura con dos líneas rectas; se arrodillan, se levantan y
por directo se desplazan al tiempo, para describir, cada uno, una circunferencia
manteniendo su propia línea, de esta manera hacen girar la figura, sin que se
deforma la cruz. Esto hace que el público la pueda apreciar en toda su magnitud,
con lo cual se reafirma el sentido temático, el triunfo del bien sobre el mal. Cuando
los matachines regresan al puesto de partida se vuelven a arrodillar, con sus varas
golpean el piso rítmicamente, después de algunos compases se levantan al
tiempo y, ordenadamente, deshacen la figura de la cruz. Mientras se realiza esta
figura, el diablo desaparece de la escena.
El caballete o el túnel: Los bailarines forman un corredor con dos líneas rectas,
levantan sus varas y las cruzan en el aire con el compañero que tienen al frente.
Luego se introducen en éste, de dos en dos; la última pareja avanza por dentro del
túnel que forman con los palos, ésta es seguida por la penúltima y así
sucesivamente las demás parejas. Los que forman el corredor retroceden
gradualmente hasta llegar a la parte de atrás, conde se introducen en el túnel,
cuando todas las parejas han hecho su recorrido quedan en los puestos de
partida. El diablo y la virgen o matachina también pasan por dentro del caballete o
túnel, pero lo hacen en forma individual, cuando la virgen baila por dentro el diablo
lo hace por fuera y viceversa.
La casilla: Los matachines forman un círculo, juntan sus cuerpos hasta quedar
hombro con hombro, levantan las varas y las unen todas en el centro, para con
ellas formar lo que simboliza el techo de la casa; los cuerpos de los bailarines son
las “paredes”. Manteniendo la figura, se desplazan en círculo, primero en una
dirección y luego al contrario. Mientras se realizan las rotaciones el diablo y la
virgen o matachina bailan por fuera persiguiéndose entre sí, pero de vez en
cuando la virgen o matachina se introduce dentro de la “casa”, Esto significa la
protección religiosa del hogar. Con esta figura se quiere representar la casa, choza
o bohío que habitan los campesinos de la región.
La barbacoa: Los matachines forman un círculo, cruzan los palos en el centro
para que el compañero que tiene al frente reciba una de las puntas, o sea que
cada participante sujeta dos varas, la suya y la que tiene al frente; se agachan
hasta arrodillarse en una pierna, bajan los palos hasta el piso para que la virgen o
matachina se coloque en el centro de la rueda y se pare sobre las varas; para no
caerse ella se apoya en un pequeño palo que le sirve de bastón. Los matachines
levantan las varas y sobre uno de sus hombros apoyan la punta que sostienen con
las manos, se levantan, describen círculos y hacen girar la figura lentamente, para
que la virgen o matachina no se caiga; esta figura significa el poder del bien.
Mientras los matachines están con la virgen o matachín, el diablo baila por fuera
de la rueda tratando de entrar en ella, pero los bailarines se lo impiden. Después
de un par de rotaciones, los matachines se detienen, se arrodillan y bajan las
varas hasta el suelo para que la virgen o matachina abandone la barbacoa.
Este momento es aprovechado por el diablo para ocupar el puesto que tenía la
virgen o matachina, se para en el centro y comienza a hacer piruetas para llamar
la atención de los observadores. Los matachines se levantan de la misma forma
que lo hicieron con la virgen o matachín a, pero lo hacen con brusquedad para que
el diablo se caiga, éste pierde el equilibrio pero no cae al suelo. Queda colgando
de los palos a los cuales se agarra con fuerza; los matachines hacen girar la rueda
a gran velocidad para que aquél no consiga ponerse en pie; finalmente se
detienen, llevan las varas hasta el piso para que se baje, pero cuando lo va hacer,
lo sorprenden levantándolo de nuevo, éste se aferra a las varas y de esta manera
logra soportar la violencia, ya que los bailarines continúan bajando y subiendo las
varas con mucha brusquedad. En una de las elevaciones, el diablo salta fuera del
círculo, cae al suelo y rueda, sin embargo, se incorpora de inmediato para
continuar bailando con mucha habilidad.
La trenza: Esta figura es como la trenza común, que se hace en la danza de las
cintas, salvo que en este caso, no hay palo ni abanderado, el tejido lo hacen sobre
las varas de los matachines; las cuales tienen una cinta o cuerda enrollada. Los
bailarines desenvuelven las cuerdas y juntan todos los palos en el centro; el diablo
y la virgen o matachina se encargan de sostener las varas para que los
matachines puedan hacer el tejido.

Planigrafía

En esta danza predominan las líneas curvas, puesto que la mayoría de las figuras
son circulares tanto en su forma como en sus desplazamientos, excepto la del
caballete, la cual es de líneas rectas en todos los sentidos y la de la cruz, en cuyo
caso se combinan dos líneas rectas, pero la rotación se hace con desplazamientos
circulares. Cuando se representa esta danza en desfiles callejeros, las figuras
circulares se combinan con desplazamientos rectos.

Parafernalia

Los participantes visten pantalón y camisa, ambas prendas cubiertas con tiras de
colores; llevan máscaras con las que representar diferentes personajes típicos y
mitos de la región, o también animales como el perro, el oso, el venado. El león. El
tigre y figuras humanas de personajes populares como el político, el bobo, la
chismosa o las comadronas. El diablo lleva vestido entero, por lo general roja,
capa grande y máscara. La virgen viste traje campesino, sombrero y capa azul;
cuando es un hombre el que representa el papel d virgen, lleva máscara y peluca
femenina. Cuando el personaje que representa el bien es una matachina, viste
como los demás bailarines, con la diferencia que lleva una máscara, de mujer
joven y bonita. Cada uno de los bailarines lleva una vara delgada de dos metros
de largo aproximadamente y una vejiga de animal inflada como si fuera un globo
de goma, para golpear a los curiosos que les gritan, molestan y se les atraviesan
en el camino, la vara lleva una cuerda enrollada que sirve para hacer la trenza.

Música
El ritmo de la danza de los matachines es el de rajaleña o bambuco viejo,
instrumental o con coplas cantadas. El grupo musical de la región se llama
cucambas; su organología está compuesta por un tiple requinto, una tambora, una
esterilla, un chucho y una puerca, en ocasiones se le agrega una quijada de burro
y cuando la música no lleva letra, la melodía se puede hacer con flauta traversa.

Coreografía experimental

La propuesta académica se apoya en la idea tradicional aunque se incluyen


figuras de varias versiones, como la de la familia Castañeda y la calavera de la
muerte de Ibagué, matachines de Prado y de Guamo, Tolima; grupos estudiados y
observados dentro del festival folclórico de Ibagué en el año 1969, la idea se
refuerza con las versiones presentadas en las fiestas del Bambuco en Neiva en
1970 y con las figuras de algunas muestras de proyección folclórica. El esquema
plantea una serie de secuencias con las cuales se pretende desarrollar la temática
del bien y el mal, pero apartándose un poco de las formas tradicionales. La
coreografía que se describe a continuación puede ser funcional en la educación, la
recreación y el arte danzario de producción académica.
Los matachines aparecen en desorden por diferentes partes del escenario y con
movimientos libres se desplazan en todas las direcciones s, haciendo énfasis en
los saltos y los giros; gradualmente se van ubicarse en un puesto fijo, para quedar
forman tres líneas rectas; con paso de rutina bailan golpeando el piso con sus
varas y acompañando el ritmo del tema musical. Por cualquier parte del escenario
aparece la virgen, caminando y dando la sensación de que alguien la persigue,
sorpresivamente y con grandes saltos aparece el diablo y se abalanza sobre ella
tratando de atraparla entre sus brazos, pero la virgen lo esquiva con giro rápidos
sobre su cuerpo ; como el diablo continúa persiguiéndola ella se introduce entre
los matachines.
Luego, los dos personajes centrales avanzan hasta la parte delante del escenario,
donde se encuentran, bailan frente a frente, saltan, giran y corren. Se dividen en
dos grupos, uno rodea al diablo y otro a la virgen; cada grupo hace girar su círculo
una o dos veces en una misma dirección, gradualmente abren los círculos para
pasar a dos hileras y formar la figura del túnel. El diablo persigue de nuevo a la
virgen, pero esta no se deja atrapar, se introduce por dentro del túnel y los
matachines con las varas no permiten que este personaje llegue a ella;
seguidamente la primera pareja se introduce por dentro del túnel esta es seguida
por la segunda y en forma escalonada avanzan una tras otra hasta que los
primeros regresen a los puestos de partida, los qué forman la fila derecha
convergen sobre su izquierda, los de la izquierda lo hacen a la derecha, todos
bailan con paso de rutina y golpeando el piso con sus varas, mientras tanto diablo
y virgen juegan en torno a los matachines, uno por dentro y el otro por fuera,
ocasionalmente se introducen entre os matachines.
Posteriormente se dispersan con movimientos libres y en desorden, unos saltan,
otros giran los demás corren, cada uno a su manera, para dar la sensación de
alboroto y confusión; luego todos conforman un círculo quedando las parejas
frente con frente. En esta posición, y simultáneamente cada uno de los
matachines describe un ocho; los pares se enganchan con su compañero de la
derecha, giran dos veces hacia el mismo lado y luego repiten lo mismo con el
bailarín que tienen a la izquierda, este procedimiento se realiza varias veces,
cuando se enganchan hacen una rotación completa en el puesto, con movimientos
de los hombros y de cabeza, exagerando el paso de rutina; luego todos giran
sobre sí, gritan, saltan y pasan a formar un semicírculo, donde marcan el mismo
ritmo golpeando el piso con la vara.
El diablo y la virgen, quienes han permanecido jugando al escondite por fuera de
las figuras que hacen los matachines pasan a bailar al centro del semicírculo
,donde el diablo pretende atrapar a la virgen, pero ella no se lo permite; en cierto
momento la virgen empuja con fuerza a su perseguidor, éste cae al suelo y rueda
sobre su cuerpo, instante que aprovechan los matachines para bailar alrededor de
la virgen y de esta manera impiden el regreso del diablo a la rueda; luego los
matachines con sus varas forman la figura de la casilla, el diablo continúa por
fuera del círculo, esperando una oportunidad para ingresar donde está la virgen,
sorpresivamente, todos giran sobre su cuerpo y abren un poco el círculo, para que
el diablo entre a bailar con la virgen.
Los matachines desenvuelven las cuerdas que están adheridas a las varas,
avanzan hasta el centro para entregarlas al diablo y a la virgen todos regresan a
sus puestos, pero sujetando la cuerda por una de las puntas con una de sus
manos. Los personajes centrales juntan las varas y los dos las abrasan con ambos
brazos, como amarrándolas para que los matachines puedan tejer la trenza. Éstos
describen un círculo corriendo y manteniendo sus cuerdas en alto, las cuales se
van envolviendo en las varas, el diablo y la virgen se agachan, se arrodillan o se
sientan en el piso para no ser atrapados por las cuerdas; después de dos o tres
rotaciones, los matachines se detienen, giran sobres su cuerpo y repiten, el
proceso al lado contrario, para desenvolver las cuerdas.
Al regresar a los puestos de partida los matachines se colocan en parejas frente
con frente, después de varios compases tejen una trenza común, hasta que se
agoten las cuerdas, se detienen, bailan en el puesto y, después de varios tiempos,
de devuelven para desbaratar el tejido en la misma forma que lo hicieron;
terminada esta figura los matachines avanzan hacia el centro, cada uno recoge su
vara, y regresan a sus puestos caminando, mientras enrollan la cuerda en su
respectiva vara. Mientras tanto el diablo y la virgen continúan su juego, ella se
esconde entre los matachines y cuando él la descubre se le acerca, pero ésta se
protege detrás de uno de los matachines que están forman cuatro ruedas, unidos
por los hombros y golpeando el piso continuamente con sus varas; las cuatro
ruedas giran en la misma dirección; luego las van abriendo gradualmente para
formar una sola rueda, se detienen y en parejas se colocan frente con frente, el
diablo y la virgen bailan en el centro, mientras tanto los matachines realizan la
figura del pasamanos; cuando lo terminan regresar a las cuatro ruedas para bailar
en el puesto golpeando el piso con las vara siguiendo el compas de la música.
El juego de los personajes centrales continúa, la virgen para no dejarse atrapar se
introduce en una de las ruedas, el diablo la sigue, ella cambia de rueda, aquél se
confunde, pues no sabe en cuál de los círculos está y comienza a buscarla por
todas las ruedas, en las que trata de introducirse, pero los matachines se lo
impiden. Las cuatro ruedas se abren y se convierten en igual número de líneas
rectas, quienes las encabezan avanzan hasta encontrarse en el centro, allí está la
virgen, su perseguidor la ve y trata de abalanzarse sobre ella, pero como los
matachines forman la cruz, éste se asusta y desaparece del escenario.
Los matachines se arrodillan, la representante del bien baila entre ellos, éstos se
levantan y, sin deformar la figura, avanzan en sentido circular golpeando el piso
con las varas para que la cruz gire gradualmente; cuando regresan al puesto de
partida se arrodillan de nuevo, después de varios compases desbaratan la figura
para formar cuatro ruedas, las que giran en una misma dirección y, sin detenerse
las convierten en dos ruedas, avanzan en la misma dirección y después de dos
rotaciones pasan a formar una sola rueda. Tan pronto desapareció la figura de la
cruz, el diablo regresó para continuar la persecución a la virgen, aunque en esta
vez se muestra más amable y juguetón. Los matachines forman la barbacoa para
que la virgen se suba en ella –se realiza todo el proceso que demanda esta
figura-, el diablo salta fuera de la barbacoa y de inmediato los matachines la
desbaratan y bailan en desorden; posteriormente describen un ocho configurado
entre todos, el que más adelante convierten en dos hileras cerradas formando un
corredor.
Todos avanzan un poco hacia adelante y cada hilera converge a su respectivo
costado, cuando los que encabezan se encuentran en la parte de atrás, los dos
primeros matachines de cada grupo, forman un cuadro entre los cuatro, cruzan
entre sí las varas para que el compañero del lado opuesto tome la punta que
queda libre, las que sujetan a la altura de la rodilla con una mano; la virgen, quien
ha estado jugando con el diablo llega hasta ellos, se sienta en el centro de las
cuatro varas, con las que los matachines forman una equis; otro grupo de cuatro
se coloca alrededor de los primeros, y con sus varas forman una especie de
casilla por encima de la cabeza de la virgen; los restantes se colocan detrás de
este grupo y comienza la procesión final.
Primero se desplazan en diagonal, luego en círculo para recorren todo el
escenario. Durante todo este tiempo el diablo a estado bailando alrededor,
tratando de llegar a donde está la virgen para sentarse junto a ella, pero los
matachines que avanzan detrás del pabellón donde ésta sentada la virgen no se lo
permiten, cada vez que éste intenta entrar, ellos tratan de golpearlo con las varas
y las vejigas, pero el diablo los esquiva hábilmente, saltando, corriendo o
cambiándose de un lado para otro. Finalmente todos desaparecen por la parte de
atrás del escenario, el diablo queda solo, salta y gira varias veces sobre su
cuerpo, se detiene, mira para todas partes, se queda estático como si pensara.
Después de algunos segundos, corre y desaparece por cualquier parte del
escenario.

Aspecto pedagógico

La danza de los matachines es apropiada para trabajar en preescolar y primaria,


puesto que se presta para que los niños desarrollen su imaginación y su
capacidad de soñar despiertos. La misión del educador no es repetir las formas
tradicionales y académicas; por el contrario, debe ser un crear de sus propias
versiones; que le sirvan como complemento para su trabajo: Deporte, recreación,
arte y educación física. La temática y las características propias de esta danza, su
lenguaje corporal, las actitudes y el comportamiento de los matachines, el diablo y
la virgen, son condimentos que se pueden aprovechar en la formación integral de
niños y jóvenes, en la creación artística y en la afirmación de la identidad cultural.
En un trabajo artístico, al niño se le pude permitir escoger el personaje que más le
guste y darle libertad para que busque sus propias formas de expresión, con lo
que se estimular la imaginación y la creatividad individual y colectiva. Pero esta
metodología requiere que el profesor haga una descripción de las características
de cada personaje, señalando y destacando los movimientos, la actitud y el
comportamiento de éstos en la vida real. Esto ayuda al niño a encontrar los
movimientos adecuados para la interpretación de su personaje.
Parafernalia: En esta danza la parafernalia es la que más posibilidades presenta
para la formación del niño, con la ayuda de los padres, parientes cercanos o
amigos, puede ser fabricada por él, con bajos costos, puesto que sólo se necesita
un pantalón y una camisa viejos, y ser cubiertos con tiras multicolores, las que se
pueden elaborar con retazos o prendas en desuso. Las máscaras también pueden
ser elaboradas por los niños, aplicando técnicas populares y utilizando materiales
de desecho.
Si el profesor quiere ir más allá de la mera fabricación de la parafernalia, con este
trabajo puede trabajar la personalidad del niño, su gusto estético. El tamaño de las
tiras, la distribución, la combinación de colores reflejan su personalidad y su
capacidad creativa. En la elaboración de las máscaras, se pude iniciar al niño en
el manejo de la arcilla, para introducirlo en las artes plásticas. El niño puede
elaborar los moldes para sus máscaras, pintarlas y darle la identidad al personaje
que va a interpretar. La orientación permanente y la asesoría directa del profesor
son determinantes para que el niño desarrolle su personalidad.
En trabajos educativos, recreativos y de experimentación artística, la parafernalia
tradicional de los matachines se puede eliminar o reemplazar total o parcialmente.
Las máscaras pueden ser elaboradas en cartulina; los trajes se puedan hacer con
con tiras de papel, las varas de madera pueden ser reemplazas por de plástico.
En una propuesta del Grupo Experimental de Danzas de la Universidad de
Antioquia, se eliminó la parafernalia propia de la danza de los matachines, pero
conservó los personajes centrales, “virgen y diablo”. Esto porque por tratarse de
una propuesta experimental, hecha con el nombre “Rajando leña”. Con un
contenido político, que modificó sustancialmente la idea tradicional tanto en su
forma como en su contenido.
La danza de los matachines puede convertirse en teatro callejero o danza de
zancos. La dimensión de las figuras, el colorido de la parafernalia el lenguaje
corporal, las actitudes y el comportamiento de los personajes y el juego temático
son componentes que los que se puede, experimentar y hacer nuevas propuestas
escénicas. Es importante que en Colombia se promueva la creación de
comparsas de matachines en: Municipios, veredas, comunas, barrios, escuelas y
colegios; con características propias en cada lugar, que aporten, la cultura y a la
formación integral de la comunidad.
A los personajes principales, diablo, virgen, o la matachina, se pude agregar un
tercero, el abanderado, para que lleve la bandera distintiva de la comparsa. Los
tres personajes tejen la urdimbre de la obra propuesto como tema central. La
temática tradicional ha sido, “el triunfo del bien sobre el mal”; en la nueva
propuesta se puede incluir personajes del contexto socio-cultural del lugar donde
se origine la creación artística: Políticos, religiosos, culturales, laborales o sociales.
Con la imaginación y la capacidad creadora de las nuevas generaciones, se puede
crear una danza teatro, que recoja el sentir popular, social y cultural de la
actualidad.

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