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6. El ciudadano bien informado.

Pese a la utilidad de esta noción en muchos aspectos, es evi-


dente que no todos los miembros de un endogrupo aceptan
Ensayo sobre la distribución el mismo sector del mundo como incuestionablemente presu-
social del conocimiento puesto, y que cada uno de ellos elige elementos diferentes
de él como objeto de indagación ulterior. El conocimiento

j está distribuido socialmente, y del mecanismo de esa distri-


bución puede hacerse el objeto de una disciplina sociológica.
Existe, es verdad, una supuesta sociología del conocimiento.
Sin embargo, con muy pocas excepciones, la disciplina a.Ia
1 cual se denomina así erróneamente, ha abordado el problema
de la distribución social del conocimiento simplemente desde
La principal característica de la vida de un hombre en el el punto de vista según el cual el fundamento ideológico de
mundo moderno es su convicción de que, en conjunto, su [a verdad reside en su dependencia respecto de condiciones
mundo vital no es totalmente comprensible para él ni para sociales y, sobre todo, económicas, o desde la perspectiva de
ninguno de sus semejantes. Existe un acervo de conocimiento las implicaciones sociales de la educación, o del papel social
teóricamente disponible para todos,acumu1ado por la expe- del sabio. No han sido los sociólogos, sino los economistas y
riencia práctica, la ciencia y la tecnología como concepciones los filósofos, quienes han estudiado algunos de los múltiples
fundamentadas. Pero este acervo de conocimiento no está aspectos teóricos del problema. Los economistas descubrieron
integrado; consiste en una mera yuxtaposición de sistemas de ~II que ciertos conceptos de la economía -como el de compe-
conocimiento más o menos coherente-s, que por su parte no )
••1)
tencia perfecta y el de monopolio, y todas sus formas inter-
son coherentes, ni siquiera compatibles, unos con otros. Por medias- presuponen concebir a los diversos actores del
el contrario, los abismos que separan las diversas actitudes mundo de la economía como poseedores de un acervo variable
involucradas en el enfoque de los sistemas especializados son, de conocimiento acerca de los medios, fines, procedimientos,
en sí mismos, una condición del éxito de la investigación es- probabilidades y riesgos económicos involucrados en la misma
pecializada. situación. Los filósofos, por su parte, han abordado el ca-
Si esto es exacto respecto de los diversos campos de la in- rácter intersubjetivo del conocimiento, que 10 es no solo
vestigación científica, también lo es, por razones aún más porque remite al mundo real que todos compartimos ¡y porque
sólidas, en cuanto a 10s diversos campos de la actividad prác- está sujeto a confirmación o refutación por otros, sino tam-
tica. Allí donde predominan nuestros intereses prácticos, nos bién porque el conocimiento personal de cada uno remite al
conformamos con saber que determinados medios y proce- conocimiento adquirido por otros -nuestros maestros y pre-
dimientos conducen a determinados fines, deseados o no. El decesores-, que nos es transmitido como un acervo pre-
Iheoho de que no comprendamos por qué y cómo operan, y organizado de problemas, junto con los medios para su
de que no sepamos nada acerca de su origen, no nos inquieta solución, reglas de 'procedimiento, etc. Todos estos múltiples
al encarar situaciones, cosas y personas. Empleamos los más ~ problemas corresponden a una ciencia teórica referida a la
complicados artefactos, construidos por una tecnología muy distribución social del conocimiento, en cuya dirección la
avanzada, sin saber cómo funcionan. No se exige a ningún presente investigación no es sino un modesto paso, destinado
conductor de automóvil estar familiarizado con las leyes de a investigar qué motivos impulsan a los hornbres adultos
la mecánica, ni a un oyente de radio con las de la electrónica. que viven su vida cotidiana en nuestra civilización moderna
Es posible incluso tener éxito como Ihombre de negocios sin a aceptar sin discusión algunas partes delconoepto relativa-
comprender cómo opera el mercado, o como banquero sin mente natural del mundo que les ha sido transmitido, mien-
saber nada de teoría monetaria. Lo mismo se verifica respecto tras cuestionan otras partes.
del mundo social en que vivimos. Confiamos en que, si actua-
mos hacia ellos de una manera específica, nuestros semejan-
tes reaccionarán como prevemos; en que instituciones tales
como los gobiernos, escuelas, tribunales o servicios públicos 11
funcionarán; en que un orden de leyes y costumbres, de
creencias religiosas ¡y políticas, determinará la conducta de Para los fines de nuestro estudio, construiremos tres tipos
nuestros semejantes como determina la nuestra. En términos ideales a los que denominaremos el experto, el hombre co-
del grupo social, podemos decir, con Scheler, que todo endo. mún y el ciudadano bien informado.
grupo tiene un concepto relativamente natural del mundo que El conocimiento del experto se limita a un campo restringido,
sus integrantes presuponen. 'pero dentro de él es claro y nítido. Sus opiniones se basan en

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después de haber escuchado opiniones contrarias de los ex-
afirmaciones fundamentadas; sus juicios no son meras conje- pertos.
turas ni suposiciones vagas. .. . Hay muchos fenómenos de la vida social que no pueden ser
El hombre común tiene un conocumento funcional de muchos cabalmente comprendidos si no se los remite a la estructura
campos que no son necesariamente coherentes entre sí; un general subyacente de la distribución social del conocimiento
conocimiento de recetas que indican cómo obtener, en situa- 'así esbozada. Unicamente este recurso hace posible una teoría
ciones típicas, resultados típicos por medios típicos. Las re- sociológica de las profesiones, del prestigio y la competencia,
cetas indican procedimientos en los que se puede confiar del carisma y la autoridad, y conduce a la comprensión de
aunque no sean claramente comprendidos. Siguiendo la pres- relaciones sociales tan complicadas como las que existen entre
cripción como si se tratara de un ritual, se puede obtener el el artista, su público y sus críticos, o entre el fabricante, el
resultado deseado sin cuestionar por qué se debe dar cada minorista, el agente de publicidad y el consumidor, o entre
paso del procedimiento, y darlo exactamente en la sucesión el funcionario, su asesor técnico y la opinión pública.
prescripta. A pesar de su vaguedad, este conocimiento tiene
aún precisión suficiente para el propósito práctico «a mano».
En todos los asuntos que no se vinculan con tales fines prác-
ticos de interés inmediato, el hombre común acepta como III
guía sus sentimientos y sus pasiones. Bajo su influencia,es-
rablece un conjunto de convicciones y opiniones no aclaradas, Los tres tipos de conocimiento hasta aquí examinados difie-
en las que se limita a confiar mientras no interfieran en su ren en cuanto a su disposición a presuponer cosas. Se puede
búsqueda de la felicidad. definir a la zona de cosas que se presuponen como el sector
El tipo ideal que proponemos llamar el ciudadano bien infor- del mundo que, en conexión con el problema teórico o prác-
mado (como abreviatura de otra expresión más correcta: el tico que nos interesa en un momento determinado, no parece
ciudadano que aspira a estar bien informado) se sitúa entre requerir investigaciones adicionales, aunque no tengamos una
el tipo ideal del experto y el del hombre común. Por una percepción clara y nítida de su estructura, ni la comprenda-
parte, no posee ni aspira a poseer un conocimiento de exper- mos muy bien. Seconsidera que lo presupuesto, mientras no
to; por la otra, no se satisface con la fundamental vaguedad sea invalidado, está simplemente «dado», y «dado-tal-como-se-
de un mero conocimiento de receta ni con la irracionalidad me-aparece», es decir, tal como yo u otros en quienes confío
de sus pasiones y sentimientos no clarificados. Estar bien in- lo hemos experimentado e interpretado. Dentro de esta zona
formado significa, para él, llegar a opiniones razonablemente de cosas presupuestas debemos orientamos. Todo nuestro
fundamentadas en campos que, según sabe, tienen para él in- posible cuestionamiento de lo desconocido surge sólo dentro
terés por lo menos mediato, pero no se relacionan con su de ese mundo de cosas supuestamente ya conocidas, y presu-
propósito a mano. pone su existencia. 0, como dice Dewey, e itu.aGiQ~
Los tres tipos así esbozados en líneas muy generales son, por determinada de la cual parte toda posible i dagación con el
supuesto, meras construcciones ideadas para los fines de la objetivo de transformarlaen una situación de erminada. Claro
presente investigación. De hecho, en cualquier momento de la está que lo que hoy se presupone puede ser w~·UllJi.Olb.lJ:.:.....;w.a,,----~
vida cotidiana cada uno de nosotros es simultáneamente ex- ñana, si nuestra propia decisión u otro motivo nos induce a
perto, ciudadano bien informado y hombre común, pero en cambiar de intereses y convertir la situación aceptada en un
cada caso con respecto a diferentes ámbitos del conocimiento. campo de indagación posterior.
Además, cada uno de nosotros sabe que esto mismo es válido Al referimos a un cambio de nuestro interés, hemos aludido
para cada uno de sus semejantes, y este mismo hecho code- al centro del problema que nos ocupa. Antes de seguir ana-
termina el tipo específico de conocimiento empleado. Por lizando Ios tres tipos de conocimiento que examinamos, es
ejemplo, al hombre común le basta saber que hay expertos a necesario aclarar la relación entre el interés y la distribución
quienes puede consultar si necesita su consejo para alcanzar del conocimiento.
su propósito práctico a mano. Sus recetas le indican cuándo Es nuestro interés a mano el que motiva todo nuestro pensar,
consultar a un médico o a un abogado, dónde obtener la in- proyectar, actuar, planteando así el problema que nuestro
formación necesaria, etc. El experto, por su parte, sabe muy pensamiento debe resolver y los objetivos que nuestras accio-
bien que solo otro experto como él comprenderá todos los nes deben alcanzar. En otras palabras, es nuestro interés el
tecnicismos e implicaciones de un problema de su especiali- que escinde el campo no problemático de 10 ya conocido en
dad, y nunca aceptará a un lego ni a un diletante como juez varias zonas de diversa significatividad con respecto a tal
competente de su actuación. Pero es el ciudadano bien infor- interés, cada una de las cuales exige un grado diferente de
mado quien se considera perfectamente calificado para deci- precisión en el conocimiento.
dir quién es un experto competente, y hasta para decidir
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Para nuestros fines, podemos distinguir aproximadamente rentes sino hasta incompatibles entre sí. En tal caso, debo
cuatro regiones de significatividades decrecientes. Primero, decidir cuál de estos intereses dispares elegiré para definir la
está esa parte del mundo a nuestro alcance que podemos ob- situación a partir de la cual profundizar mis indagaciones.
servar de modo inmediato Y también, al menos en parte, Esta elección establecerá el problema o fijará el objetivo
dominar, o sea cambiar y reordenar mediante nuestras accio- respecto del cual el mundo en que estamos viviendo y nues-
nes. Es el sector del mundo dentro del cual nuestros pro- tro conocimiento de él se distribuyen en zonas de diversa
yectos pueden ser materializados y concretados. Esta zona de significaIJividad.
significatividad primaria exige un máximo de comprensión En segundo lugar, los términos «zonas» o «regiones» de di-
clara y nítida de su estructura. Para poder dominar unasitua- versa significatividad podrían sugerir que en nuestro mundo
ción, debemos poseer un conocimiento práctico -la técnica y vital existen ámbitos cerrados de diversa significatividad y, de
la habilidad necesarias- y también la comprensión precisa manera correspondiente, que nuestro conocimiento de ellos
de por qué, cuándo y dónde utilizarlas. Segundo, existen otros presenta diversos dominios separados entre sí por límites
campos no abiertos a nuestro dominio, pero vinculados de precisos. Sin embargo, 10 cierto es lo 'contrario: esos diversos
modo mediato con la zona de significatividad primaria porque, ámbitos de significatividad y de precisión se superponen, pre-
por ejemplo, brindan las herramientas ya creadas que deben sentando las más variadas interpenetraciones y enclaves, en-
emplearse para alcanzar el fin proyectado, o porque esta- viando sus orlas a los ámbitos vecinos y creando así zonas
blecen las condiciones de las cuales depende nuestra planifi- crepusculares de transiciones inestables. Si trazáramos un
cación misma o su ejecución. Basta con estar simplemente fa- mapa que representara figuradamente tal distribución, este
miliarizados con estas zonas de significatividad secundaria, no se asemejaría a un mapa político donde se mostraran los
conocer las posibilidades, probabilidades y riesgos que pueden diversos países con sus fronteras bien definidas, sino más
contener con referencia a nuestro interés principal. Tercero, bien a un mapa topográfico, en el cual se representara del
hay otras zonas que, por el momento, no tienen tal vincu- modo habitual la forma de una cadena montañosa, mediante
lación con los intereses a mano. Las llamaremos zonas rela- perfiles que vincularan 10'spuntos de igual altura. Los picos y
tivamente no significativas, indicando así que podemos seguir valles, colinas y laderas, se extienden por el mapa en confi-
presuponiéndolas mientras no tengan lugar, dentro de ellas, guraciones infinitamente diversificadas. El sistema de signi-
cambios que puedan influir en los sectores significativos me- ficatividades se parece mucho más a tal sistema de isohipsas
diante nuevas e inesperadas probabilidades o riesgos. Y, por que a un sistema de coordenadas con un punio de origen y
último, están las zonas que proponemos llamar absolutamente que permite la medición mediante una 'red equidistante.
no significativas porque, según creemos, ningún cambio po- En tercer lugar, debemos definir dos tipos de sistemas de
sible dentro de ellas influirá en nuestro objetivo a mano. significatividades, a los que proponemos denom~ina1"'d~&-' '1
Para todos los fines prácticos, basta creer ciegamente en el eatividades intrínsecas y de significatividades impuestas. Tam-
porqué y el cómo de las cosas situadas dentro de estas zonas bién estos son solo tipos constructivos, que en la vida diaria
de absoluta no significatividad. se superponen casi siempre y muy pocas veces se presentan
Pero esta descripción es demasiado general y exige varias en estado puro. Es importante, sin embargo, estudiarlos por
aclaraciones. En primer término, hemos hablado de un «in- separado en su interacción. Las significatividades intrínsecas
terés a mano» que determina nuestro sistema: de significati- son el resultado de nuestros intereses elegidos, establecidos
vidades; pero no existe un interés a mano aislado. Cada por nuestra decisión espontánea de resolver un problema me-
interés a mano no es sino un elemento dentro de un sistema diante nuestro pensamiento, de alcanzar un objetivo mediante
jerárquico -o incluso dentro de una pluralidad de siste- nuestra acción o de concretar un estado de cosas proyectado.
mas- de intereses que en la vida cotidiana llamamos nues- Sin duda, somos libres de elegir aquello que nos interesa,
tros planes: planes de trabajo :y de pensamiento, planes para pero este interés, una vez establecido, determina el sistema
el momento y para toda nuestra vida. Sin duda, este sistema de significatividades inherente al interés elegido. Debemos
de intereses no es constante ni homogéneo. No es constante admitir las significatividades así establecidas, aceptar la situa-
porque al cambiar desde cualquier Ahora hasta el Ahora ción determinada por su estructura interna, satisfacer sus
siguiente, cada interés adquiere un peso diferente, un predo- requisitos. Y, sin embargo, seguimos controlándo1as, ao1menos
minio diferente dentro del sistema. No es homogéneo por- en cierta medida. Puesto que el interés del que dependen y
que, aun en la simultaneidad de cualquier Ahora, podemos en el cual se originan las significatividades intrínsecas ha sido
tener intereses muy dispares. Así lo ilustran con claridad los establecido por nuestra elección espontánea, podemos en cual-
diversos roles sociales que asumimos simultáneamente. Los quier momento cambiar el centro de este interés y de este
intereses que tengo en la misma situación como padre, ciu- modo modificar las significativídades que le son inherentes,
dadano, feligrés, profesional, etc., pueden ser no solo dife- obteniendo así un máximo de claridad al continuar investi-

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gando. Todo este proceso mostrará todavía todas las carac- diferente del ambiente común, aunque solo sea porque él ve
terísticas de una realización espontánea, manteniendo todas desde «allí» todo lo que yo veo desde «aquí». Ello no obs-
( si ¡¡!: sibnlfu':kividades el carácter de significatividades intrín- tante, dentro de este ambiente común y dentro de la zona de
, intrínsecas de un interés elegido .. intereses comunes puedo establecer relaciones sociales con el
o obstante, ¡¡amos no solo centros d~ espon~ane.ldad que. ~e Otro individualizado; cada uno puede actuar sobre el Otro y
insemn eii'"eT'mundoy provocan cambios en el, smo también reaccionar ante la acción de este. En síntesis, el Otro se halla
meros receptores pasivos de sucesos ajenos a nuestro control, parcialmente dentro de mi control, como yo lo estoy dentro
que se producen sin nuestra intervención. Se nos imponen del suyo, ,y él y yo no solo conocemos este hecho sino incluso
como significativos situaciones y sucesos que no se vinculan nuestro conocimiento mutuo, que es, en sí mismo, un medio
con intereses elegidos por nosotros, que no derivan de actos de 'ejercer control. Al dirigimos espontáneamente uno hacia
de nuestro albedrío y que debemos recibir tal como son, sin el otro, al «sintonizamos» espontáneamente uno con otro,
poder alguno para modificarlos mediante nuestras actividades compartimos al menos algunas significatividades intrínsecas.
espontáneas, excepto transformando las significatividades así Pero solo algunas. En toda interaeción social, subsiste una
impuestas en significatividades intrínsecas. Mientras no se parte del sistema de significatividades intrínsecas de cada par-
logra esto, no consideramos las significatividades impuestas ticipante que no es compartida por el Otro. Esto tiene dos
como vinculadas con nuestros objetivos espontáneamente ele- consecuencias importantes. Digamos que Pedro y Pablo son
gidos. Por sernos impuestas, quedan sin aclarar y son más copartícipes de una inter acción social de cualquier tipo. En la
bien incomprensibles. medida en que Pedro es el objeto de la acción de Pablo y
No nos corresponde indagar aquí, en detalle, el alcance de debe tomar en cuenta objetivos específicos de Pablo que él,
las significatividades que imponen al individuo sucesos de su Pedro, no comparte, las significatividades intrínsecas de Pa-
vida personal tales como las enfermedades, muertes, catás- blo son para Pedro significatividades impuestas, y viceversa.
trofes o los problemas metafísicos de la fortuna, el destino, la (El concepto de significatividades impuestas aplicado a rela-
providencia o el sentimiento de 'ser «arrojado al mundo», ciones sociales no contiene referencia alguna al problema de
que Heidegger considera una condición fundamental de la si la imposición involucrada es aceptada o no por el copartí-
existencia humana. Digamos, sin embargo, que las significati- cipe. Al parecer, el grado de disposición a aceptar o no acep-
vidades impuestas cumplen una función importante dentro tar, asimilar o resistir la imposición de las significatividades
de la esfera social, cuyo estudio nos remitirá de nuevo a intrínsecas del Otro, puede ser utilizado ventajosamente para
nuestro problema principal. una clasificación de las diversas relaciones sociales.) En se-
gundo lugar, Pedro sólo conoce plenamente su propio sis-
tema de significatividades intrínsecas. El sistema de significa-
tividades intrínsecas de Pablo, en conjunto, no es totalmente
IV accesible a Pedro. En la medida en que este conoce parcial-
mente dioho sistema -al menos conocerá 10 que Pablo le
Al esbozar las diversas zonas de significatividad, explicamos impone-, este conocimiento nunca tendrá ese grado de
que el mundo a mi alcance es el núcleo de significatividad precisión que bastaría si lo que para Pedro es meramente
primaria. Este mundo a mi alcance es, ante todo, el sector del significativo por imposición fuera un elemento de su propio
mundo que está a mi alcance actual; luego, el sector que sistema de significatividades intrínsecas. Las significativida.
estuvo antes a mi alcance actual y está ahora a mi alcance des impuestas son vacías, son anticipaciones no cumplidas.
potencial, porque puede ser de nuevo Hevado a mi alcan- Tal es la distribución del conocimiento en la relación social
ce actual; por último, está dentro de mi alcance asequible entre individuos, si cada uno ocupa su Iugar definido en el
lo que se halla al alcance actual de usted, mi semejante, y mundo del Otro ysi cada uno es controlado por el Otro. En
que estaría a mi alcance actual si yo no me encontrara aquí, cierta medida, lo mismo es válido para la relación entre endo-
donde estoy, sino donde está usted; en resumen, si yo estu- grupos y exogrupos, si cada uno de ellos es conocido por el
viera en su lugar. Así, actual o potencialmente, hay un sector Otro en su especificidad. Pero cuanto más anónimo es el Otro
del mundo al alcance común m.íoy de mi semejante; a nuestro y menos díscernible para el copartícipe el. lugar que aquel
alcance, siempre que mi semejante ocupe un lugar definido ocupa en el cosmos social, tanto menor es la zona de signifi-
dentro del mundo a mi alcance, como yo en el suyo (esta res- catividades intrínsecas compartidas y tanto mayor Ia zona
tricción es sumamente importante). En consecuencia, compar- de las significatividades impuestas.
,timos un ambiente que debe ser definido por nuestros intere- Sin embargo, caracteriza a nuestra civilización moderna el
ses comunes, los de él y los míos. Sin duda, él y yo tendremos aumento de la anonimia recíproca de los copartícipes. En
sistemas diferentes de significatividades y un conocimiento nuestra situación :social, nos determinan cada vez menos las

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relaciones con copartícipes individuales situados dentro de cación únicamente en un sistema de significatividades im-
nuestro alcance inmediato o mediato, y cada vez más los puestas; esto es, impuestas por los problemas preestablecidos
tipos sumamente anónimos que no ocupan ningún lugar fijo en dentro de su dominio. Dicho con más precisión: al decidir
el cosmos social. Disminuyen nuestras posibilidades de elegir convertirse en un experto, ha aceptado Ias significatividades
nuestros copartícipes en el mundo social y compartir con impuestas dentro de su campo como las únicas significativi-
ellos nuestra vida social. Estamos, por así decirlo, potencial- dades intrínsecas de su actuación y su pensamiento. Pero este
mente sujetos al control remoto de todos. Ningún lugar del dominio se halla rígidamente limitado. Sin duda, hay proble-
planeta dista más de sesenta horas de avión del lugar en mas marginales y hasta ajenos a su campo específico, pero
t
que vivimos; en una fracción de segundo, las ondas eléctricas el experto se inclina a asignarlos a otro experto, a quien se
transportan mensajes desde un extremo de la Tierra al otro; atribuye interés en ellos. Parte del supuesto de que el sistema
y muy pronto cualquier lugar de este mundo será el blanco de problemas establecidos en su dominio no solo es significa-
potencial de armas destructivas manejadas desde cualquier tivo, sino que es el único sistema significativo. Todo su cono-
otro lugar. Nuestro propio ambiente social se halla al alcance cimiento se remite a este marco de referencia que ha sido
de todos en todas partes; un Otro anónimo -cuyos objetivos, establecido de una vez para siempre. Quien no 10 acepta
debido asuanonimia, desconocemos- puede ponemos bajo como el sistema monopolizado de sus significatividades intrín-
su control, junto con nuestro sistema de intereses y significa- secas no comparte con el experto un universo del discurso.
rividades. Cada vez somos menos dueños de determinar por Del consejo del experto no puede esperar otra cosa que la
nosotros tp.ismos lo que es y lo que no es significativo para indicación de los medios adecuados para alcanzar fines pre-
nosotros. Nds vemos obligados a tomar en cuenta, tal como establecidos, y no la determinación de los fines mismos. El
son, las siEni~icatividades impuestas política, económica y so- famoso enunciado de Clemenceau, según el cual la guerra es
cialmente que están fuera de nuestro control. Para ello nece- un asunto demasiado importante para dejarlo exclusivamente
sitamos conocerlas, pero, ¿en qué medida? en manos de los generales, ejemplifica cómo reacciona ante el
consejo de los expertos un hombre orientado hacia fines más
amplios.
El ciudadano bien informado se sitúa en un ámbito que co-
v rresponde a un número infinito de marcos posibles de refe-
rencia. No hay fines preestablecidos ni límites fijos dentro de
Este interrogante vuelve a remitimos a los tres tipos ideales los cuales pueda buscar refugio. Debe elegir el marco de re-
de conocimiento que al principio describimos como el del ferencia eligiendo su interés; debe investigar las zonas de
experto, el del ciudadano bien informado y el del hombre significatividad unidas a él; y debe reunir todo el conocimien-
común. Este último vive ingenuamente, por así decirlo, en to posible acerca del origen y las fuentes de las significativi-
las significatividades intrínsecas propias y de su endogrupo. dades que actual o potencialmente se le imponen. En términos
En cuanto a las significatividades impuestas, las toma en de la clasificación anteriormente utilizada, el ciudadano bien
cuenta sólo como elementos de la situación a definir o como informado limitará en la medida de lo posible la zona de lo
datos o condiciones de su curso de acción. Están simplemen- no significativo, sabiendo que 10 que hoy carece relativa-
te dadas, y de nada sirve tratar de comprender su origen y mente de significatividad puede imponerse mañana como de
su estructura. No le interesa por qué algunas cosas son más una significatívidad primaria, y de que en la región de 10 que
significativas que otras, por qué en zonas de aparente no se llama absolutamente falto de significatividad pueden re-
significatividad intrínseca se pueden ocultar elementos que sidir los poderes anónimos capaces de vencerlo. Así, su acti-
mañana se le podrían imponer como muy significativos; estas tud difiere tanto de la del experto, cuyo conocimiento está
cuestiones no influyen en su actuar y pensar. No cruzará el delimitado por un único sistema de significatividades, como
puente antes de llegar a él, y presupone que encontrará un de la del hombre común, que es indiferente a la-misma estruc-
puente cuando lo necesite y que este será 10 bastante sólido tura de significatividades. Por esta misma bzón, necesita
como para sostenerlo. Esta es una de las razones por las formarse una opinión razonable y buscar info~mación. Ahora
cuales la formación de sus opiniones 'es gobernada mucho bien, ¿cuáles son los fuentes de esta informadión, IY qué mo-
más por el sentimiento que por la información, y por las cuales tivos puede tener el ciudadano para considerarlas suficientes
-como 10 han demostrado ampliamente las estadísticas- como para permitirle formarse una opinión propia?
prefiere en los diarios las historieta,s a las noticias internacio-
nales, los programas radiales de preguntas y respuestas a los
noticieros.
El experto, tal como entendemos este término, halla su ubi-

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VI lo conocería si observara el mismo suceso sin conocer su im-
portancia intrínseca.
Esto vuelve a remitirnos a un importante problema de la En tercer lugar, tenemos la opinión de otro individuo, que
teoría de la distribución social del conocimiento. Parece una este basa en hechos tomados de una u otra fuente de conoci-
mera trivialidad afirmar que solo una parte sumamente pe- " miento inmediato o de origen social, pero ordenados y agru-
queña de nuestro conocimiento actual y potencial se origina pados de acuerdo con un sistema de significatividades similar
en nuestra propia experiencia. La mayor parte de nuestro al mio. Llamaremos a tal individuo un analista, cuya opinión
conocimiento consiste en experiencias que no hemos tenido j
tiene tanto más peso para mí cuanto más puedo verificar los
nosotros, sino nuestros semejantes, contemporáneos o prede- datos en que se basa y cuanto más convencido estoy de que
cesores, y que nos han comunicado o transmitido. Denomina- su sistema de significatividades es congruente con el mío.
remos conocimiento de origen social a este tipo de conoci- Tenemos, por último, la opinión de otro individuo, basada en
miento. Pero, ¿por qué creemos en él? Todo conocimiento las mismas fuentes que Ias del analista, pero agrupadas de
de origen social se basa en una idealización implícita que acuerdo con un sistema de significatividades que difiere con-
puede ser formulada aproximadamente de la siguiente manera: siderablemente del mío. Lo llamaremos el cornentar.ér, en
«Creo en la experiencia de mi semejante porque si yo estu- cuya opinión confío si me permite elaborar con suficiente
viera (o hubiera estado) en su -lugar, tendría (o habría claridad y precisión un conocimiento de ese sistema subya-
tenido) las mismas experiencias que él tiene (o tuvo); podría cente de significatividades distinto del mío.
hacer lo mismo que él hace (o hizo) y tendría las mismas pro- Es evidente que el testigo presencial, el informante privile-
babilidades o riesgos en la misma situación. Así, 10 que para giado, el analista y el comentador representan solo cuatro de
él es (o fue) un objeto realmente existente de su experiencia muchos tipos ideales de transmisión del conocimiento de origen
actual, es para mí un objeto especiosamente existente de una social. No es probable encontrar ninguno de estos tipos en
experiencia posible». Esta es la idealización básica, y no po- toda su pureza. Un historiador, un maestro, un editorialista
demos entrar aquí en las diversas modificaciones del estilo o un propagandista representarán una mezcla de varios de los
típico en que .seexperimenta el conocimiento de origen social. tipos ideales esbozados. Para clasificar según estos tipos a un
Dentro de los límites de este artículo, debemos restringirnos a cornunicador, no interesa que sea o no un experto, que uti-
s \ plos, que en modo alguno son exhaustivos. lice este o aquel sistema de signos, símbolos o artificios para
El conocimient de origen social puede surgir de cuatro ma- comunicar, que la comunicación tenga lugar cara a cara o en
neras difercnt . Primero, puede provenir de la experiencia cualquier otra relación social, o que el informante sea cono-
I rnmedtara=d tro individuo que me la comunica. Para los cido íntimamente por nosotros o permanezca más o menos
fines presentes, denominaremos a tal individuo el testigo pre- anónimo. En cambio, todos estos factores son sumamente im-
sencial, en cuyo informe creo basándome en el hecho de que portantes, y hasta decisivos, para el peso que nosotros, los
el suceso informado ocurrió en el mundo a su alcanoe. Desde ciudadanos en busca de información, atribuimos a las fuentes
«allí», desde su posición en el espacio y el tiempo, podían de nuestros conocimientos de origen social.
observarse cosas y experimentar se sucesos que no eran ob- Aunque no podemos penetrar aquí en todas las implicaciones
servables desde «aquí», desde mi posición; pero si yo hubiera del problema, el cuadro rudimentario que hemos esbozado
estado «allí» y no «aquí», habría experimentado 10 mismo. sería incompleto si no mencionáramos brevemente otro as-
Esta creencia presupone, además, cierta conformidad de mi pecto de la distribución social del conocimiento que es, en
sistema de significatividades con el del testigo presencial. De cierta medida, lo opuesto al conocimiento de origen social, y
otro modo, me inclino a presuponer que yo habría observado al cual denominaremos el conocimiento socialmente aproba-
ciertos aspectos del suceso informado que no advirtió el que do. Todo conocimiento -tanto nuestras propias experiencias
informa, o viceversa. originarias como cualquier tipo de conocimiento de origen
La segunda fuente de conocimiento de origen social puede ser social- recibe un peso adicional si es aceptado, no solo por
la experiencia inmediata de otro individuo -que no es nece- nosotros, 'sino por otros miembros de nuestro endogrupo.
sariamente un testigo presencial, ni me informa necesaria- Creo indudablemente correctas mis propias experiencias si
mente de modo directo-, para quien el suceso observado se otros a quienes considero competentes corroboran mis com-
sitúa en un sistema de significatividades intrínsecas de una probaciones, ya sea por sus propias experiencias o simplemente
configuración sustancialmente distinta de la mía. Llamaremos porque confían en mí. Si atribuyo autoridad a mi padre, mi
a tal individuo un informante privilegiado, en cuyo informe 'sacerdote y mi gobierno, entonces sus opiniones tendrán un
creo basándomeen el supuesto de que el informante privile- peso especial, que a su vez tendrá el carácter de una signifi-
giado, por experimentar el suceso aludido en un contexto de catividad impuesta. El poder del conocimiento socialmente
significatividad único o típico, «lo conoce mejor» que yo aprobado es tan vasto, que lo aprobado por la totalidad del

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endogrupo ~maneras de pensar y de actuar tales como usos,
costumbres y hábitos- es simplemente presupuesto y pasa a
7. Don Quijote y el problema de la
ser un elemento del concepto relativamente natural del mun- realidad
do, aunque la fuente de tal conocimiento permanezca total-
mente oculta en su anonimia.
De tal modo, la zona de cosas presupuestas, el concepto relati-
vamente natural del mundo a partir del cual comienza toda
indagación y que toda indagación presupone, se revela como
el sedimento de actos previos de experiencia -míos y de
otros- que son socialmente aprobados. «¿En qué circunstancias pensamos las cosas como reales?». En
Concluiré con unas pocas observaciones sobre la índole y la uno de los capítulos más notables de sus Principios de psico-
función de la interacción entre el conocimiento de origen logía,l William J ames plantea esta cuestión, a partir de la cual
social y el conocimiento socialmente aprobado, y extrayendo elabora su teoría acerca de los diversos órdenes de realidad.
una sola conclusión práctica para el diagnóstico de nuestra si- Según James, todo objeto que no se presenta sin contradicción
tuación actual. es ipso [acto aceptado como realidad absoluta. Y una cosa
El conocimiento socialmente aprobado es la fuente del pres- pensada no puede ser contradicha por otra, a menos que inicie
tigio y la autoridad; también es-el asiento de la opinión pú- la disputa diciendo algo inadmisible acerca de aquella. En tal
blica. Se juzga un experto o un ciudadano bien informado caso, la mente debe elegir a cuál de ambos atenerse. Todas
sólo a quien es socialmente aprobado como tal. Habiendo las proposiciones, atributivas o existenciales, son creídas, en
obtenido este grado de prestigio, las opiniones del experto virtud del hedho mismo de ser concebidas, a menos que cho-
o del ciudadano bien informado reciben un peso adicional en quen con otras proposiciones creídas al mismo tiempo al afir-
el ámbito del conocimiento de origen social. En nuestra época, mar que sus términos son iguales a los de estas otras propo-
el conocimiento socialmente aprobado tiende a desplazar al siciones. Toda la distinción entre lo real y lo irreal, toda la
sistema subyacente de significatividades intrínsecas e impues- psicología de la creencia, la incredulidad y la duda, se basa
tas. Con encuestas, entrevistas y cuestionarios se procura son- -siempre según William James- en dos hechos mentales:
dear la opinión del hombre común, quien ni siquiera busca primero, que nos es posible pensar de manera diferente un
algún tipo de información que exceda su sistema habitual mismo objeto; y segundo, que, una vez hecho esto, podemos
de significatividades intrínsecas. Su opinión -que es la opi- elegir qué modo de pensamiento adoptar y cuál desechar. De
ióQ-f)\jlka ~ como se la entiende en la actualidad- se tal modo, el origen y fuente de toda realidad, sea desde el
. la v ez más en conocimiento socialmente aproba- punto de vista absoluto o desde el punto de vista práctico, es
cldla opinión informada, y, en consecuencia, es subjetivo, somos nosotros mismos. Por consiguiente, existen
Jll~a-E~mo"dgnificativa a los miembros mejor informados varios órdenes diversos de realidad, probablemente un núme-
de la comunidad. Aumenta el peligro cierta tendencia a in- ro infinito, cada uno con su propio estilo especial y separado
terpretar erróneamente la democracia como institución política de existencia, y a los que James denomina «subuniversos».
en la cual debe predominar la opinión del hombre común no Algunos de ellos son el mundo de los sentidos o de las «cosas»
informado. Por 10 tanto, el ciudadano bien informado de una físicas tal como las experimenta el sentido común, y que
sociedad democrática tiene el deber y el privilegio de hacer es la realidad eminente; el mundo de la ciencia; el mundo de
que su opinión privada prevalezca sobre la opinión pública las relaciones ideales; el de los «ídolos de la tribu»; los mun-
del hombre común. dos sobrenaturales, como el cielo y el infierno del cristianismo;
los múltiples mundos de la opinión individual; y, por último,
los mundos de la pura locura y excentricidad, también infinitos
en número. Todo objeto en el que pensamos remite por lo
menos a uno u otro mundo de esta lista u otra similar. Cada
mundo, mientras se atiende a él, es real a su manera, y toda
relación con nuestra mente, si no choca con una relación más
fuerte, basta para convertir un objeto en real.
Hasta aquí las concepciones de William James. No es este el
lugar para investigar por qué medios asigna la mente un acen-
to de realidad a uno de estos subuniversos, separándolo de
1 Principies 01 Psvcbology.é; Nueva York, 1890, vol. II, págs. 287
y sigs.

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