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OLIVERAS, Elena (ed.) - Cuestiones de arte contempordneo. Hacia un nuevo espectador en el siglo XXI Buenos Aires: Emecé, 2009. Capiruto VIII LO EROTICO Y LO PORNOGRAFICO* Cecilia Fiel Si bien desde los registros més antiguos —como las pinturas rupestres—las es- cenas sexuales estén presentes, el momento de ebullicion y expansién de imé- genes de sexo explicito se lo debemos al descubrimiento de las ruinas de Pom- peyay Herculano' a comienzos del siglo XVIII. Las excavaciones se realizan en 1748 y 1738, respectivamente, de la mano de Johann Winckelmann (1717-1768). Alli se descubrieron cantidad de ifnigenes que podriamos calificar, al menos momentineamente, de “pornogrificas” y que dieron lugar a una importante produccién de escritos vinculados al tema. Un terreno resbaladizo Encontramos la presencia de lo sexual en distintos momentos de la historia del arte; pensemos, por ejemplo, en el arte griego y en el mesopotamico, en el arte del Oriente Lejano y de Egipto, en el de la cultura cretense, en el arte roco- cé y también en el de las culturas precolombinas.* Ahora bien, gcorresponde llamar a la cerémica griega “pornogréfica”? ¢Es “arte pornogrifico”? £0 el he- cho de ser arte excluiria aquella categoria? 2O bien serfa mera pornografia? Segiin Ruwen Ogien, lo que ocurre a partir de las excavaciones de Pompe- yay Herculano es que el arte de tepresentacién sexual cambia de funcién. Se Teconoce que deja de estar asociado a un fin politico —ridiculizar a nobles y * Agradezco especialmente a Elena Oliveras todos los intercambios mantenidos a lo largo de ‘este trabajo. Juntas salteamos obstaculos y encontramos un recorrido a un tema tan atrayente co- mo complejo, Asimismo a Cristina Ares por sus lecturas y los comentarios realizados, a Gustavo Costantini por las sugerencias bibiliogrificas, a Leonardo Eneas Spilimbergo y al equipo de trabajo del Espacio de Arte Imago por los datos y el material facilitado en torno de la exposicion La vida de Emma en el taller de Spilimbergo. 200 CUESTIONES DE ARTE CONTEMPORANEO eclesidsticos— o a un fin religioso. También deja de estar ligado a la exaltacion de la fecundidad. Sucede que a partir del momento del descubrimiento de las. ruinas de Pompeya y Herculano, en el siglo XVIII, la funcién reconocidaa este tipo de representacién pasa a ser la de estimular sexualmente a los consumido- tes. De esta forma se afirma que la pornografia es una “invencién moderna”3 A esto hay que agregar que el control ejercido sobre la producci6n y el consumo de este tipo de imagenes ya no se formula en términos religiosos o politicos si- no en términos morales. Asi es como las imagenes comienzan a juzgarse como “indecentes” u “obscenas”. Es necesario aclarar que si bien es en el momento de las excavaciones de Pompeya y Herculano que el término ingresa en los diccionarios, el concepto “pornografia” ya tenfa unos cuantos siglos de existencia, La palabra proviene del griego y designa al filésofo Ateneo, el primer “pornégrafo”. Etimolégica- mente la palabra “pornégrafo” proviene del griego porné = prostitucién y graphe = escritura. De aqui que la traduccién posible sea “autor de un tratado sobre prostitucién”. Ateneo de Naucratis (ca. II, d.C.) escribié Deipnosophis- tai, traducido al castellano como Banquete de los eruditos, donde trataba, entre otros temas, el de la “prostitucién”. Este término es redescubierto en la mo- dernidad y en 1769 Restif de la Bretonne public El Pornégrafo, obra en la que se proponfa “discutir un programa de control social y la regulacién estatal de la prostitucién”, Muchas veces, cuando se piensa en lo especifico de lo pornogrifico, se in- tenta distinguirlo de lo erdtico. Recordemos que la palabra “erotismo” es aso- ciada etimolégicamente al amor. Proviene de “eros”, dios del amor en la anti- gua Grecia, Otra interpretacién la da Platon en Banquete donde lo presenta como un daimon, un ser intermedio entre los dioses y los mortales. Dada la complejidad del tema, y los variados —hasta antag6nicos— puntos de vista desde los cuales puede ser abordado, es evidente la dificultad para arri- bara un limite conceptual estricto que divida las aguas entre pornografia y ero- tismo. Pero no obstante la dificultad de la tarea, nos proponemos alcanzar ras- gos definitorios que permitan al menos esbozar algunas de sus diferencias mas notorias. No sélo se dara importancia a los rasgos que definen la imagen por- nogrdfica en la obra de arte sino también a los efectos en el espectador. En este punto, centraremos nuestra atencién en el espectador culto y entendido en materia de arte, aquel que posee herramientas conceptuales para analizar el problema desde una mirada no tradicional. También tendremos en cuenta el contexto de circulacién de la obra, lo que llevar a distinguir entre la imagen pornogréfica en los medios de comunicacién y en el campo artistico. Asi po- dremos ver cémo, frente a dos imagenes perceptivamente casi iguales, una ten- dr status artistico y otra no. A partir de un corpus de obras seleccionadas, ordenaremos y circunscribi remos nuestro objeto de estudio, asumiendo la dificultad mayor de desdefini- cin del arte. Actualmente, los limites imprecisos de lo pornografico se poten- cian en su relacién con el problemitico linde del arte mismo; de aqui la necesidad de precisar la cuestion en términos de lo que socialmente es conside- rado “arte”, es decir, en términos de la “institucion arte” (véanse los capitulos !

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