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Debido a nuestro objetivo de problematizar el aprendizaje como conocimiento, a la luz de las

teorías de la subjetividad que indagan en su origen, tenemos que acudir a dos autores cuyas
teorizaciones son englobadas con el nombre de constructivismo que se debatieron en una
interesante polémica. Nos referimos a Jean Piaget y Lev Vigotsky.
La pregunta que orienta la investigación de Piaget es cómo se pasa de un estado de menor
conocimiento a uno de mayor conocimiento? El modelo de construcción del conocimiento es el
niño.
Se dice que la propuesta de Piaget es constructivista en el sentido que este autor consideraba al
aprendizaje un proceso activo, en cuyo transcurso, el sujeto que conoce y el objeto conocido
cambian durante su interacción. De esta manera, se oponen a un empirismo que postula al
pensamiento como copia exacta de la experiencia sensible real. (Bertaccini, )
El sujeto sobre el cual indaga Piaget es un sujeto epistémico, es decir que este autor está interesado
en las generalidades que hacen a los sujetos que pertenecen a un mismo estadio cognitivo.
(Bertaccini, ).
Si bien la base de los esquemas básicos (reacciones circulares) está dada a partir de los reflejos
innatos, ésta no alcanza a explicar la complejidad de la organización del pensamiento que depende
de la interacción con el medio. Las transmisiones sociales son necesarias, pero no obstan a que la
construcción de la inteligencia se realiza a partir de las acciones del niño sobre su entorno. Lo
vemos en las reacciones circulares, que en principio resultan azarosas pero luego el niño las repite
con un fin. En el aspecto vincular, reside una diferencia respecto a la perspectiva psicoanalítica de
Silvia Bleichmar, ya que esta autora destaca la insuficiencia biológica que existe en el ser humano
para su constitución subjetiva. Por ende, pone un énfasis fundamental en el vínculo libidinal entre el
niño y el otro cuidador, ya que de su establecimiento depende el comienzo de la organización de la
inteligencia. Es decir, la inteligencia comienza a surgir producto de la implantación de las
representaciones sexuales por parte de un otro que lo acaricia, le habla, lo mima, le canta, lo nombra
al niño, mientras procura atender sus necesidades y luego de una operación psíquica tras la cual
queda constituido el aparato psíquico, la represión de estas representaciones sexuales, que quedan
fijadas al inconsciente. Pues bien, de la dependencia del niño a un otro cuyas maniobras pueden
ejercer un carácter determinante en la constitución psíquica y regulación de las acciones del niño,
por ende de la inteligencia del niño, a través de sus funciones materna y paterna Piaget no se ocupa.
De su teoría se desprende que el desarrollo ocurre más allá de la cultura.
En lo que sí se asemejan ambas teorías es en la construcción de objetos de conocimiento, que no
están definidos por una realidad. El psicoanálisis ve en la inermidad del niño su inadecuación a la
realidad, es la madre quien tiene que inculcarle el amor a la preservación de su cuerpo, que lo
llevará a posicionarse con autonomía, la cual no viene definida biológicamente.
Piaget plantea que el conocimiento está organizado en base a estructuras. Como dice Grimblat, la
estructura representa una organización, es decir un todo a modo de un funcionamiento global
singular. Entonces, cada estructura tiene rasgos generales de su momento estructurante, pero al
mismo tiempo singularidad de cómo cada organismo atraviesa sus transformaciones y pasajes. El
pasaje de una a otra, dando lugar a los diferentes estadios, se produce a través del mecanismo de
equilibración. Con el fin de resolver los desequilibrios, se producen coordinaciones nuevas y se
transforma a partir de una característica propia de la estructura, la autorregulación, que le confiere a
la estructura una dinámica interna. El estadio al que se da lugar, sería una forma estable de la
estructura. (Grimblat, Pensamiento e inteligencia...). “Para Piaget, el motor del desarrollo es lo que
se produce dentro de la estructura. El pensar sería lo que se produce a nivel de la estructura”.
Por su parte, Lev Vigotsky, fundador de la corriente conocida como construccionismo social, ha
realizado una lectura crítica de la obra de Piaget. Le ha cuestionado la idea denominada
“egocentrismo infantil”, la cual plantea que el niño durante sus primeros tiempos, se encuentra en
una posición egocéntrica a-social, autista. Será el desarrollo el que lo irá conduciendo a la vida
social. Vigotsky afirma que Piaget sigue a Freud, en tanto el último postula que el principio de
placer rige el aparato psíquico, el cual el niño resigna debido al apremio que la realidad le causa y
pasa a ser sustituido por el principio de realidad (Grimblat, 2016).
Vigotsky también ha cuestionado que la alucinación primitiva se produzca efectivamente. Sostuvo
que, “para que el niño alucine el pecho, éste tiene que haber estado materialmente, tiene que haber
operado desde la realidad, el niño no puede producir la vivencia por sí mismo”. (Grimblat, 2016).
Su conclusión es que la cultura perturba y desequilibra operando materialmente sobre la mente,
desde los primeros momentos de la vida, especialmente desde las escenas propias de la
alimentación”. (Grimblat, 2016).
Cabe destacar, que si bien Vigotsky se diferencia en la tesis endogenista de Piaget, coincide con él
en que las representaciones mentales no producen una copia de la realidad. A este hecho, Vigotsky
lo justifica por la creación de conceptos. Difiere de la explicación de Piaget respecto de este tema,
quien sostenía que hay dos tipos de conceptos, el espontáneo, que consiste en “una idea que el niño
crea y expresa acerca de un objeto”; por otro lado, el no espontáneo, “que proviene del adulto”.
Entre ambos se produce un conflicto. Piaget sostenía que el verdadero concepto es el del niño, ya
que de allí podemos entrever en qué estadio de la inteligencia se encuentra.
Pero Vigotsky ha afirmado que “el conflicto producido entre ambos conceptos está mediado y a la
vez, es impuesto por movimientos dialécticos entre la capacidad creadora del niño y la
mediatización producida por la herramienta del lenguaje y la cultura”. El movimiento que conduce
desde una concepción de la realidad basada en el animismo y las percepciones, hasta formas de
abstracción científicas capaces de contradecir la realidad perceptual, no se da por el desarrollo sino
por el progreso del pensamiento. Para Vigotsky, “la cultura, mediada por el lenguaje promovía el
desarrollo del pensamiento desde los primeros momentos de la vida.” La cultura confronta al niño
con conceptos, que él no puede producir por sí mismo. (Grimblat, 2016).
Por otro lado, a diferencia de Piaget, Vigotsky resalta el entorno. La actividad mental supone como
premisa, que aparece en el contexto social, histórico y cultural, donde el niño se desarolla. Desde
que está inmerso en una sociedad, desde el comienzo el niño es un ser social. Por otro lado, el papel
asignado al lenguaje es fundamental, ya que los signos operan sobre las representaciones internas de
la realidad y transforman la realidad mental.
“Podemos decir que el desarrollo ontogenético describe una línea biológica (desarrollo natural) que
comprende a las funciones elementales inferiores, y una línea cultural (desarrollo cultural)
constituida por las funciones mentales superiores: control voluntario, conciencia, memoria,
conceptos, atención. Las funciones superiores se desarrollan por tres mecanismos: internalización,
mediación y zona de desarrollo próximo”. La internalización es el mecanismo mediante el cual el
niño reconstruye internamente, cualquier operación externa, que ha aprendido en la interacción
social por la mediación de signos lingüísticos. La mediación supone que siempre hay una persona
más competente que media para la internalización de los signos y permitir la regulación del
pensamiento. Finalmente, la zona de desarrollo próximo alude a la distancia entre el nivel de
desarrollo real determinado por la capacidad de resolver un problema de manera independiente, y el
nivel de desarrollo potencial, determinado por la posibilidad de resolución con la ayuda de un
adulto o compañero más adelantado. (Bertaccini, ).
Por ende, desde la perspectiva de Vigotsky, podemos destacar que no es el niño solitario que
aprende, no es sin otro en la interacción social, que se moviliza el proceso de aprendizaje. En este
sentido, se aproxima al planteo de Bleichmar, que considera necesaria la presencia de un otro de la
cultura, que lo oriente al niño en la regulación de su psiquismo.

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