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PROBLEMÁTICA:

INTERACCION SUELO - ESTRUCTURA:


El comportamiento esperado de una edificación cimentada sobre un suelo blando, como
son las arcillas o limos de plasticidad alta, es el de presentar asentamientos
superficiales importantes, preferentemente diferenciales, que en última instancia
producen los agrietamientos en la edificación.
Dado que los asentamientos diferenciales son el factor principal en la generación del
agrietamiento en la edificación, el objetivo principal que se busca cuando se diseña una
cimentación en este tipo de terreno es el de disminuir al máximo dicho asentamiento.
Este objetivo puede lograrse mediante las siguientes tres opciones, a saber: rigidizando
la cimentación, rigidizando al subsuelo o empleando una cimentación profunda que
transmita la carga del edificio a estratos profundos, que en principio deben de ser menos
deformables y más resistentes. Estas tres alternativas de solución difieren tanto en
precio como en complejidad constructiva.
Antiguamente, la rigidización de la cimentación era la solución inmediata; sin embargo,
con el desarrollo de las técnicas constructivas y los métodos de análisis, el
mejoramiento de los suelos ha empezado a ser una solución a valorar.
En efecto, actualmente se han desarrollado proyectos con éxito donde se ha aplicado
esta solución, con reducciones en el costo y tiempo de construcción, y en ocasiones,
como es el caso de las edificaciones antiguas, ha sido la única solución factible.
Desafortunadamente, la edificación en suelos blandos tiene otras componentes de
importancia que es necesario tomar en cuenta cuando se diseña una cimentación: la
subsidencia y la amplificación dinámica. El fenómeno de la subsidencia, o conocido
también con el nombre de asentamiento regional, se debe a la consolidación de los
suelos blandos por efecto del decremento de la presión de poro e incremento del
esfuerzo efectivo en el suelo.
Respecto a la amplificación dinámica, es conocido que este tipo de suelos pueden
amplificar las ondas, tanto las producidas por los sismos o las generadas por cargas
dinámicas aplicadas en superficie (por ejemplo el tránsito de camiones pesados).
Estos últimos factores, es decir, el asentamiento regional, el agrietamiento y la
amplificación sísmica, han ganado importancia en el diseño de la cimentación conforme
el tiempo avanza y seguramente se seguirá con esta tendencia en las siguientes
décadas.
Para llevar a cabo el estudio de una cimentación en este tipo de condiciones del
subsuelo es necesario realizar un análisis de interacción suelo-estructura.
Se entiende por interacción suelo-estructura a la compatibilidad de deformaciones entre
el suelo y la cimentación, teniéndose como objetivos principales la definición de las
presiones de contacto, la estimación de los asentamientos y su distribución y determinar
los elementos mecánicos de la estructura de cimentación. Es importante señalar que el
problema de la interacción suelo-estructura debe abordarse de manera más amplia, es
decir, considerar en el análisis las rigideces de la superestructura, de la cimentación y
la del subsuelo.
En la práctica profesional, es usual solamente tomar en cuenta la cimentación y el
subsuelo, dado que un análisis que considere a los tres elementos es complicado desde
el punto de vista conceptual, además de requerir de recursos de cómputo importantes.
El análisis de interacción suelo-estructura puede realizarse considerando cargas
estáticas y dinámicas. En el caso de las cargas estáticas, se toma en cuenta el
comportamiento de corto y largo plazo del suelo, así como el procedimiento constructivo
de la cimentación y del edificio, mientras que para las condiciones dinámicas se estudia
el comportamiento en condiciones no drenadas (corto plazo), evaluando la degradación
de las propiedades dinámicas del suelo con respecto del nivel de carga inducido y su
duración. En este escrito solamente se desarrollan los conceptos para la condición de
cargas estáticas. Existen diversas técnicas para llevar a cabo el análisis de interacción.
Entre las más importantes y populares se tienen: las Soluciones Cerradas, el Método
Matricial de las Rigideces (MMR), el Método de Elementos Finitos (MEF), el Método de
Diferencias Finitas Lagrangeanas (MDFL) y el Método de los Elementos Distintos
(MED).

MEJORAMIENTO DE SUELOS:
El suelo como material ingenieril, se diferencia de la piedra, la madera y otros materiales
naturales por el hecho de que puede ser modificado para darle las características
deseadas. La mejora del suelo es una práctica antiquísima que permite construir en
terrenos con condiciones marginales, por lo que se emplea con frecuencia en la
ingeniería geotécnica contemporánea. La corrección se realiza a través de métodos
aplicados in situ o mediante la construcción de rellenos artificiales. En cualquier caso,
los objetivos son una mayor capacidad de carga y la prevención de asentamientos. Se
han desarrollado muchas técnicas, como densificación, sobrecarga, nivelación y
construcción de rellenos, que gozan de amplia aceptación.
El mejoramiento de suelos es una alternativa para resolver la cimentación de una
estructura y surge dado que en determinadas condiciones del subsuelo y la estructura,
el costo y el tiempo de ejecución son óptimos, y en algunos casos, aunque el costo sea
importante y se requiera de procedimientos especiales y tardados, es la única solución.
En muchos casos, el tratamiento de los suelos mediante una “mejora” resulta más
económico y de menor plazo que otras soluciones clásicas como cambio de suelos o
fundaciones profundas. Mediante la mejora de suelos es posible modificar sus
propiedades favorablemente, como por ejemplo incrementar su capacidad de carga, su
módulo de deformación (reducción de asentamientos) y mitigar la licuación. En los
casos de suelos arcillo-limosos que sufrirán grandes asentamientos, es posible acelerar
fuertemente el proceso de consolidación mediante mechas drenantes.

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