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CUADERNILLO DE TEMAS

TANGUEROS

REDACCIÓN
Daniel Antoniotti
José María Kokubu
Luciano Maia
Raúl Lavalle
Editor responsable: Raúl Lavalle
Dirección de correspondencia:
Paraguay 1327 3º G [1057] Buenos Aires, Argentina
tel. 4811-6998
raullavalle@fibertel.com.ar

nº 12 - 2018

1
ÍNDICE

Presentación p. 3

Fernando Sorrentino. Un hermosísimo tango en alejandrinos


cabales p. 4

Daniel Antoniotti. Otro tango en alejandrinos p. 6

Alfredo Bernardi y un soneto “tanguero” p. 7

Otra distinción para El Ponja Malevo p. 9

Mario Rojman. Tita Merello (poema) p. 11

“A Manón” de Emilio Carrere p. 13

Rubén, caro a los tangueros p. 14

Felipe Hendriksen. Tango en kimono p. 15

Coplas del Morocho p. 17

Martiniano Arce, maestro del fileteado p. 21

Minucias tangueras p. 23

2
PRESENTACIÓN

La idea de comenzar con este cuadernillo dedicado al tango fue


bien recibida por mis amigos, que son muy generosos y me apoyan en
mis proyectos. Agradezco a todos ellos y en especial a quienes aceptaron
acompañarme en la Redacción.

En la noción de tango incluimos también sus afines; por ejemplo


la milonga y el género campero. Podremos escribir también sobre
lunfardo, sobre menciones del tango en las artes, sobre literatura
inspirada en el tango, sobre rincones de algunas ciudades tangueras. En
fin, sobre tantas otras cosas relacionadas con nuestro folklore urbano,
aquí y en el mundo.

Los esperamos de corazón en estas páginas. Léanlas, amigos, y


anímense a escribir en ellas. Puede ser largo o corto, creativo o erudito.
Hallarán amigos cordiales, que no apurarán del todo la copa del olvido.

R.L.

3
UN HERMOSÍSIMO TANGO
EN ALEJANDRINOS CABALES
FERNANDO SORRENTINO

Como soy admirador de Floreal Ruiz, a quien —en el concurso íntimo


de mis gustos privados— le he conferido —detrás de Carlos Gardel, claro
está— el segundo puesto de calidad interpretativa entre todos los cantores de
tango que en el mundo han sido, he escuchado muchas veces Marioneta (o, tal
vez, Marionetas).

Este tango tiene música de Juan José Guichandut y, según mis


consultas, lo estrenó Gardel en 1928. Floreal Ruiz lo hizo más tarde uno de sus
favoritos y volvió a grabarlo en 1943, 1944 y 1963, con las orquestas de
Alfredo de Ángelis, Aníbal Troilo y José Basso respectivamente.

La letra pertenece a Armando Tagini (1906-1962) y lo curioso es que


—a diferencia de la enorme mayoría de las letras de todos los tangos, que no
son devotas del isosilabismo— está escrita en perfectos alejandrinos (que
podrían despertar la envidia de tantos “poetas” que desconocen en plenitud los
meros rudimentos de la métrica…).

Incluso el estribillo (“—¡Arriba, doña Rosa!…”), compuesto en


heptasílabos, bien pudiera considerarse alejandrino, si dispusiéramos los versos
en cinco líneas y no en diez.

He aquí este tango en alejandrinos, que con justicia merece un puesto


entre los “poemas curiosos” a los que nos ha convidado a aportar el amigo Raúl
Lavalle:1

Marioneta

Tenía aquella casa no sé qué suave encanto


en la belleza humilde del patio colonial
cubierto en el verano por el florido manto
que hilaban las glicinas, la parra y el rosal…

¡Si me parece verte! La pollerita corta,


sobre un banco empinadas las puntas de tus pies,
los bucles despeinados y contemplando absorta
los títeres que hablaban inglés, ruso y francés.

1
Lo que escribe Sorrentino se refiere a un número de una revista literaria, el cual tenía
precisamente como tema “poemas curiosos.” [R.L.]

4
—¡Arriba, doña Rosa!…
¡Don Pánfilo, ligero!…
Y aquel titiritero
de voz aguardentosa
nos daba la función.
Tus ojos se extasiaban:
aquellas marionetas
saltaban y bailaban
prendiendo en tu alma inquieta
la cálida emoción…

Los años de la infancia risueña ya pasaron


camino del olvido; los títeres también.
Piropos y promesas tu oído acariciaron…
te fuiste de tu casa, no se supo con quién.

Allá entre bastidores, ridículo y mezquino,


claudica el decorado sencillo de tu hogar…
Y vos, en el proscenio de un frívolo destino,
¡sos frágil marioneta que baila sin cesar!

FERNANDO SORRENTINO

5
OTRO TANGO EN ALEJANDRINOS
A propósito del artículo anterior de Fernando Sorrentino (pp. 4-5), más
allá de que la curiosidad de un poema para algunos esté en una cosa y para
otros en otra, si de letras de tango en versos alejandrinos se trata, creo que El
último organito, de autoría de Homero Manzi, y composición musical de su
hijo Acho, debe considerarse entre los temas más logrados de ese género.
Transcribimos su letra.
DANIEL ANTONIOTTI

Las ruedas embarradas del último organito


vendrán desde la tarde buscando el arrabal
con un caballo flaco y un rengo y un monito
y un coro de muchachas vestidas de percal.
Con pasos apagados elegirá la esquina,
donde se mezclan luces de luna y almacén,
para que bailen valses detrás de la hornacina
la pálida marquesa y el pálido marqués.
El último organito irá de puerta en puerta
hasta encontrar la casa de la vecina muerta,
de la vecina aquella que se cansó de amar;
y allí molerá tangos, para que llore el ciego,
el ciego inconsolable del verso de Carriego,
que fuma, fuma y fuma, sentado en el umbral.
Tendrá una caja blanca el último organito
y el asma del otoño sacudirá su son,
y adornarán sus tablas cabezas de angelitos
y el eco de su piano será como un adiós.
Saludarán su ausencia las novias encerradas,
abriendo las persianas detrás de su canción,
y el último organito se perderá en la nada
y el alma del suburbio se quedará sin voz.

6
ALFREDO BERNARDI Y UN SONETO “TANGUERO”

FIESTA DE CORAZONES

No habrá ninguno igual, como ese día


de irrepetibles rosas y canciones
en un patio de muérdago y malvones,
pródigo albergue, fresca galería.

Vertido el vino, precursor y guía,


en banquete feraz las emociones
liberaron de polvo los arcones
de vieja data y joven alegría.

En la noche hubo ardor de canto y risa,


dulces voces que ataron su destino
a las notas potentes del encuentro.

Así el tiempo apagaba nuestra prisa


con palabras mojadas por el vino
de aquella fiesta que bebimos dentro.

Alfredo Bernardi –ya lo he dicho varias veces en varios lados– es


un importante narrador y poeta argentino actual. Su último libro es
Escribir poesía: 50 sonetos (Buenos Aires, PROSA Editores, 2017). De
allí, con su permiso, obtengo este que en mi título llamé “tanguero.”
Quizá mi adjetivo fue muy osado, pero su primer verso inmediatamente
me remitió a un grande. Me refiero a Roberto Rufino, quien hizo una
brillante interpretación de Ninguna, que tiene música de Raúl Fernández
Siro y letra de Homero Manzi. Copio entonces, gracias a la permanente
facilidad que nos da el nunca suficientemente ponderado sitio
TODOTANGO, los versos del estribillo.

No habrá ninguna igual, no habrá ninguna,


ninguna con tu piel ni con tu voz.
Tu piel, magnolia que mojó la luna.
Tu voz, murmullo que entibió el amor.
No habrá ninguna igual, todas murieron
en el momento que dijiste adiós.

No responderé a la pregunta que me hago: ¿Hubo en Bernardi


alusión literaria a versos tan famosos?

7
Nada más me detengo un momento en el soneto en sí. Por un
lado, nada tiene de lunfardo la letra de ninguna: el tango es puesto por la
música y las interpretaciones. En cambio en Bernardi están, además del
eco de voz de “no habrá ninguno igual”, el patio con malvones de
Marionetas, el canto y la risa loca de Siga el corso y el infaltable vino de
tantas noches de bohemia. Quizás, amigo lector, digas –y también
Bernardi– que quiero ver un tango donde no lo hay. Llevas razón, pero
buen momento pasé con el soneto y con los sublimes versos de un
santiagueño inmortal.
A.P.

8
OTRA DISTINCIÓN PARA EL PONJA MALEVO

La Orden del Buzón es, hace varios años, entregada por el Museo
Manoblanca (queda en la tanguísima esquina de Avenida Centenera y
Tabaré) a personas de la cultura. Nuestro amigo de la Redacción, Pepe
Kokubu, El Ponja Malevo, la recibió, como lo muestran los carteles de
invitación que copio aquí abajo, amigo lector.

No pude asistir esa noche memorable al CAFÉ 36 BILLARES,


pero sí puedo alegrarme de que este tanguero oriental nos siga deleitando
con su canto y con su participación en este humilde lugar literario. Le
obsequio algo todavía más humilde, unos versos.

9
Me vendistes un buzón,
compadre Ponja Malevo.
Dijistes que eras muy ducho
en todo yeite tanguero.
Y lo que no me decías,
gomía sos de los buenos:
les das una mano a tuitos
en las farras y en los duelos.
Te merecés dendeveras
por amistá gran rispeto.

Antonio Portones

Kokubu recibe de manos del Sr. Walter Piazza,


Secretario de la Academia Nacional del Tango,
la distinción mencionada

10
TITA MERELLO

Buenos Aires te hizo suya


a imagen y semejanza,
¿y quién destruye la alianza
que a tus adeptos arrulla?
En esta urbe tan tuya
hoy tu espíritu irredento
sobrevolando el cemento
en tu memoria florece
y en nuestras almas se mece
tu porteñísimo acento.

Fuiste la más grande, Tita,


y en tu inmensa soledad
supiste que Dios nos da,
nos presta y también nos quita.
Hoy que en el aire se agita
tu recuerdo en torbellino,
el arte noble y genuino
que abrevara en tu talento,
vigoriza el sentimiento
de todo el pueblo argentino.

11
Si las puertas de la gloria
se abrieron de par en par,
desde que fuiste a morar,
querida Tita, en la historia,
tu brillante trayectoria
ya te hizo alcanzar el cielo
y en tan elevado vuelo
desde tu luz distintiva,
sos por siempre hija adoptiva
de Buenos Aires, Merello.

MARIO ROJMAN1

1
Don Mario Rojman, El Payador Urbano, muy frecuentemente es traído por mí, para
orgullo nuestro, a estas páginas. Siempre aconsejamos a los lectores visitar su blog
(https://payadorurbano.wordpress.com/tita-merello/). Escribo estas líneas el 24 de
diciembre de 2017, porque Don Mario envió a sus amigos y publicó este recuerdo, a los
quince años del fallecimiento de Tita (11 oct. 1904-24 dic. 2002). El noble arte de los
payadores rinde sentido homenaje a esta gran figura, a esta llamarada del tango. Me
permito memorar las veces que la vi en la Iglesia del Carmen, en la calle Rodríguez
Peña; otras, en la misma vecindad, acompañada de Corbata. [R.L.]

12
“A MANÓN” DE EMILIO CARRERE

Magas pupilas de oro, blanca mano monjil


donde pintan las venas un lirio de ilusión,
eres toda de ensueño, de nardo y de marfil,
igual que una divina marquesa del Trianón.

Nada más versallesco que tu porte gentil,


blanca rosa de lis, oh, celeste Manón;
¿qué fuego hay en tu alma complicado y sutil
que da a tus ojos brujos tanta fascinación?

Quisiera en mi soneto tejer catorce flores;


para cantar tus ojos catorce ruiseñores,
catorce blancos cisnes para tu gentileza.

Para encender los labios catorce abejas de oro


y catorce salterios que cantasen a coro
por la consagración de tu blanca belleza.

EMILIO CARRERE1

1
Carrere (1881-1947), escritor madrileño, quien leo que es clasificado dentro del
decadentismo modernista, era un completo desconocido para mí, hasta que vi su
nombre en una antología de sonetos, de donde tomo el que arriba copio. Saludo
entonces a esta nueva, en lo que a mí respecta, hija espiritual del Abate Prévost. [R.L.]

13
RUBÉN, CARO A LOS TANGUEROS

Rubén Darío no es cosa nueva que fue leído por muchos tangueros.
Algunos letristas incluso lo citaron. No quiero hacer llover sobre mojado sino
simplemente copiar un soneto alejandrino muy a la francesa, que en una
antología tengo intitulado como “Margarita” y que me parece que no es tan
conocido como “tanguero.”

¿Recuerdas que querías ser una Margarita


Gautier? Fijo en mi mente tu extraño rostro está,
cuando cenamos juntos, en la primera cita,
en una noche alegre que nunca volverá.

Tus labios escarlatas de púrpura maldita


sorbían el champaña del fino baccarat;
tus dedos deshojaban la blanca margarita,
“Sí... no... sí... no...” ¡y sabías que te adoraba ya!

Después, ¡oh flor de Histeria!, llorabas y reías;


tus besos y tus lágrimas tuve en mi boca yo;
tus risas, tus fragancias, tus quejas eran mías.

Y en una tarde triste de los más dulces días,


la Muerte, la celosa, por ver si me querías,
¡como a una margarita de amor, te deshojó!

“Tu boca roja y oferente / bebió en el fino bacará.” “Tus besos fueron
míos.” “La silenciosa agonía / de Margarita Gautier.” Cito de memoria a
algunos poetas de nuestra música. [Antonio Portones]

14
TANGO EN KIMONO
FELIPE HENDRIKSEN

Existen dos cosas en este mundo, además de la literatura, que


aprecio mucho y conozco muy poco: Japón y el tango. Antes de
continuar con este brevísimo ensayo, me gustaría pedirle disculpas al
lector por atreverme a escribir sobre tan grandes temas sin la preparación
necesaria.1

En un principio, no sabía muy bien qué tema tratar en estas


líneas. Podría haber hablado de la Orquesta Típica de Masaichi
Sakamoto, o del vinilo Tango en kimono de Ranko Fujisawa e Ikuo Abo,
o más bien de las participaciones de éste en los Sábados circulares de
Pipo Mancera, pero descarté todo esto y me decidí por algo mucho más
abstracto y, seguramente, aburrido.

1
El autor de este artículo es un joven, estudiante de la carrera de Letras. Creo que el
lector aprecia bien su humildad, pues dista mucho de tener que pedir disculpas por
escribir. Ojalá nosotros, los ya entrados en años, pudiéramos imitarlo. [A.P.]

15
Canta Edmundo Rivero en Arigató, Japón, Arigató que Tokio es
igual a Buenos Aires y que su samurái es el gaucho de nuestra pampa.
Todo esto podrá parecerle exagerado a quien ignore el concepto del
mono no aware y la importancia que tiene aún hoy en el espíritu japonés.
En pocas palabras, este curioso término podría traducirse como “la
conciencia de la transitoriedad de las cosas”. Desde hace siglos, Japón
no hace más que entretenerse padeciendo el paso del tiempo, aunque sin
sufrirlo del todo. Pues, en ese sufrimiento, el verdadero japonés
encuentra ese borgeano “goce de estar triste”, que le ayuda a hacer más
llevadera la vita brevis.

¿Y qué es el tango sino la máxima expresión de esa sensibilidad


hacia lo efímero? Claro está que los japoneses encontraron, en nuestra
melancólica música rioplatense, cargada de nostalgia y agonía, otra
expresión más de su bienamado mono no aware. Expresión que no
tardaron en niponizar de la mano de grandes artistas como los
anteriormente mencionados, entre muchísimos otros que, por cuestiones
de espacio, lamentamos no poder recordar.

En conclusión, Japón y el tango están unidos por ese misterioso


sentimiento que nos lleva a buscar en la queja de un bandoneón y en la
angustia de un zorzal el ejemplo más excelso de la terrible belleza de
nuestro mundo finito y evanescente. Pero como yo no soy quién para
aseverar esto, no puedo terminar este ensayito sin recordar las palabras
que El Feo le dedicó al país del sol naciente, que acaso den a este pobre
esbozo un poco más de veracidad: “El tango lleva mi alma con tu alma”.

FELIPE HENDRIKSEN

16
COPLAS DEL MOROCHO

Podrás leer a continuación, caro lector, unas coplas que algunos


amigos y yo dedicamos a Gardel. El burro adelante, daré comienzo con
las mías.

Ést Tolosá clara úrbs, Galliáe vere décus amátum;


séd diebus hésternís… cánora vóce claruít.
Radulfus

En mi mal latín, en lo que se llamaría un dístico acentual, puse


que Toulouse es una hermosa ciudad de la Galia Romana, pero que en
un ayer más reciente brilló por la melodiosa vez de uno de sus hijos,
Carolus Tolosanus. Dejo paso ahora a un gomía.

Es tu imagen una sombra


que a nuestra Urbe acompaña:
la vieja Europa te trajo…
creció el tango en nuestras pampas.
Antonio Portones

Mis carísimos amigos responden a mi invitación. Mario Rojman,


El Payador Urbano (arriba, en este mismo número, publicamos uno de
sus poemas y mencionamos su sitio en la Red), nos remite varias de sus
gardelianas payadoriles. Elijo una, quizás la más coplera, “Para el
imbatible Carlitos.”

17
Gardel, derroche de gloria.
En su voz omnipresente
está el mayor referente
de la ciudad y su historia.
Hoy, honrando su memoria,
nos congregamos los fieles
y sin falsos oropeles,
con honda unción religiosa,
le acercamos una rosa
o un manojo de claveles.

Es una sentida ofrenda


que le tributa la grey
de los tangueros de ley
que transitamos su senda.
Más allá de la leyenda
nos dejó, como al desgaire,
su voz perfumando el aire
cual eterna sinfonía,
su pinta, su gallardía
y su amor por Buenos Aires.

Siempre es una alegría especial recibir escritos de Luciano Maia,


gran poeta de Fortaleza, Brasil, quien responde con estas coplas en
español (lengua que habla perfectamente), que nos llevan a la hidalguía
de la eterna Castilla.

Más que vos nadie, Morocho


cantó del tango el dolor.
Hoy en dos mil y dieciocho
sos nuestro eterno cantor.

De Tolosa a nuestro Plata


Vino la voz en aquel
tango malevo que acata
la grande alma de Gardel.

Y añade esta otra, en la bellísima lengua portuguesa:

Cidades do meu Brasil


também provaram do encanto
do tango doce e viril
que alterna o riso e o pranto.

18
Fidel Farez, químico, hace cierta alquimia y nos obsequia una
suerte de copla de arte mayor, recordándonos que Gardel cantó a dúo
consigo mismo. Y una particularidad: “Le dejo esto, con la antigüedad
del ‘hubo’, que ya ni siquiera figura en las conjugaciones de la RAE.”

Ninguno cantó como él, con el resto hay un abismo.


Aunque se busque y se busque, ninguno lo ha superado.
Pero indagando encontré uno que lo hubo igualado:
Es el cantor que cantó en los dúos con él mismo.

Y, siguiendo con el arte mayor, Alfredo Bernardi, narrador y


poeta que es maestro del soneto, responde con estos endecasílabos de
2012, “El nombre del tango.” En él personifica a nuestra canción
ciudadana, que no poco tiene de campero, y le habla con ecos de
aquellos tangazos que el Morocho obsequió a nuestros oídos. Hasta en el
baile con la huesuda escuchará sus acentos.

Preguntan por tu nombre no sé dónde


y qué otro nombre, tango, puedo darte
si llegaste hasta aquí para quedarte
y el ancho Plata con su voz responde.

¡Qué me importa la piel prostibularia


o tu origen de música inmigrante!
Nuestra pampa formó un atril gigante
para acriollar tu sinsabor de paria.

19
Si muero rico, velará una orquesta
mi cadáver con luz de bandoneones
y Carlitos cantando en los balcones
convertirá el responso en una fiesta.

En el amplio yiraje de la vida,


si muero ahorcado y pobre, sin un mango,
algún amigo fiel silbará un tango
adornando el gotán mi despedida.

Pero no dejó de responder a mi pedido de coplas tradicionales.


Estas son las que me ha enviado.

COPLA 1

Me asiste pleno derecho


en la mística tanguera.
Hay muchos cantores buenos…
a Gardel no lo superan.

COPLA 2

Mientras escribo esta copla


algo me eriza la piel
porque oigo un tango que evoca
la voz del mismo Gardel.

COPLA 3

Hay un señor de los tangos


al que nadie le fue infiel.
Su voz la conocen todos,
se llama Carlos Gardel.

20
MARTINIANO ARCE, MAESTRO DEL FILETEADO

Nada nuevo es lo que puedo decir sobre alguien como Martiniano


Arce, artista plástico y fileteador. Sus innumerables logros y talentos,
que han trascendido largamente nuestras fronteras, pueden conocerse
visitando la Red (http://www.martinianoarce.com/). Pero sí puedo
exhibir, con la autorización de tan porteña figura, dos de sus obras. La
primera es un Gardel, un homenaje de un grande a otro grande. En la
foto lo vemos junto a su obra. A su derecha, Horacio Ruiz, a quien
volveremos a mencionar abajo.

Me permito dedicarle una humilde copla lunfarda:

Si Gardel dicen que vive,


así ha de ser, sí, señor:
pero, hecho por Martiniano,
él cantará ma’ mejor.

Y, si en algunas fotografías populares que se veían en los


quioscos, el gran cantor nacional aparecía como en el empíreo, rodeado
de nubes, en este originalísimo retrato el fileteado de Arce lo pone en
una suerte de Olimpo, donde lo ponemos también quienes amamos su
musa tolosana y porteña.
Pero hay otra foto. A este respecto, vuelvo al Dr. Horacio Ruiz,
destacado profesor e investigador… pero también poeta. En este caso,
me refiero a su poema tango “Dante Linyera vive”, que el lector verá
abajo ilustrado también por la mano de Martiniano Arce.

21
Agradecemos entonces a a ambos poetas, de la pluma y del
pincel, los preciosos obsequios que nos dan.
R.L.

Uno de los libros de Horacio Ruiz

22
MINUCIAS TANGUERAS

¡Cada día corre mejor!


En una de mis tantas caminatas pasé por la sede central de la
Asociación Cristiana de Jóvenes. Me llamó la atención el cartel, que
abajo ves, querido amigo, en mi muy mala foto.

El Mudo es un ícono para todo, hasta para gimnasia. De modo


que la YMCA une dos cosas que me apasionan: Gardel y el griego (en su
logo están las letras Χ y Ρ, que principian Χριστός, ‘Cristo’). Además
Cristo es voz helénica que tiene que ver con ‘ungir’, y los atletas
antiguos eran ungidos con aceite.
R.L.

23
Folklore y tango en Compostela
Algunos días que pasé en Santiago de Compostela, en Galicia,
me resultaron muy folklóricos. En primer lugar, por la riqueza del acervo
popular del pueblo gallego. De hecho visité el Museo do Pobo Galego,
cuya imagen abajo ves, querido lector.

No obstante la belleza de esos sitios, siempre tenemos una


nostalgia de la tierra chica, como aquel héroe andariego que, estando en
tierras muy lejanas y extrañas (incluso en compañía de dioses y diosas),
añoraba el humo que salía de los techos de su patria Ítaca.
Pero dicha nostalgia sin dolor estaba alimentada por algunas
cosas. Por ejemplo, fuera del casco histórico hay una calle que se llama
Santiago del Estero. Nuestra Santiago –no hay que ser muy sabio para
verlo– debe su nombre al Apóstol patrono de la homónima ciudad
gallega. Por otra parte, en Santiago de Compostela hay muchos
soportales, como el que abajo ves.

24
Con algo de buena voluntad, se parecen a la recova del Paseo de
Julio. Pero, si miras la foto de abajo, carísimo, verás a mi amigo en una
estrecha calleja, de una forma muy tanguera, porque está bajo la luz de
un farol, aunque en ese momento era de día. Quizás vendría bien una
ventana con macetas y malvones (o geranios).

Pero lo más folklórico de la imagen es que esta via angusta le


mató el punto a su hermana de Villa Mercedes, pues nuestra canción
nativa reza: “Calle angosta, calle angosta, / la de una vereda sola.” El
pasadizo compostelano ni vereda tiene, ni tropical ni de ninguna índole,
ni cabe en ella boliche alguno. Como ves, siempre nuestra música
folklórica nos acompaña en el humano peregrinar.
Manuel Pereiro

25
Chi mangia meno, non vive più a lungo
Si no aprendí mal, manducare tiene la misma raíz que
mandíbula; da una idea como de ‘comer masticando.’ Dicen también que
era vocablo de uso en latín vulgar. En cambio edere, y su compuesto
comedere, se usaban más en niveles cultos. Una ironía conocida: los
franceses las van de vivir finoli, pero para comer usan un verbo vulgar.
Nosotros, en cambio, nos valemos de comer, más elevado.
Una ironía: en Braga, distinguida e histórica ciudad portuguesa
(la Bracara Augusta de los romanos) me topo con una taberna de
nombre latino pero vulgar, la de la foto de abajo. ¡Una ciudad elegante
alberga semejante vulgaridad! “Ándeme yo caliente / y ríase la gente.”
R.L.

Chistes tangueros
Soy muy mal humorista, según dicen mis conocidos. No
obstante, querido lector, me animo a presentarte dos o tres chascarrillos
de mi invención, cuyo único mérito es la brevedad.
- ¿Cuáles son las galletitas más tangueras? Manón.
- ¿Cuál es el tango más conocido en las Filipinas? Carnaval, por
esa parte que dice: “¿Dónde vas con mantón de Manila?
- ¿Cuál era el tango preferido de Michael Jackson? Cuartito azul,
por esa parte que dice: “Ya no soy más aquel muchacho oscuro.”

26
Quizás se me ocurran otros, para desgracia de Juan Verdaguer, de
Gila, de Raimundo Soto.
Antonio Portones

Hasta aquí lo escrito por mí. El querido amigo Fidel Farez,


asiduo colaborador en estas páginas, respondió con esta bella agudeza:

“Estimado Raúl, me recordó a los pintores escobroches, a alguno de


los cuales se hace referencia en Siga el corso. Desde chico me he
preguntado: ¿será un estilo de pintura, será un gentilicio? y en
este caso, ¿de qué lugar? Sólo Dios sabrá, porque García Jiménez
ya no está.
Cruza del palco hasta el coche
la serpentina
nerviosa y fina,
como un pintoresco broche
sobre la noche del carnaval.
Saludos,
Fidel.

El loco de la balada

En tiempos ya muy lejanos


alguien hizo una balada
que nos hablaba de un hombre
que hacía sus caminatas.

Su aspecto era muy raro


y lo llamaban el loco;
su memoria no se olvida:
la canción lo hizo famoso.

27
Quise parecerme a él
en mi oscura existencia…
Mi alma fue paseandera
y tuvo una buena estrella.
Antonio Portones

28

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