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INFORME

A: Edwin Rodríguez
DOCENTE DE TEORIAS Y ANALISIS DE LOS LENGUAJES
CARRERA CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN - UMSA
DE: Grupo los 12: 1.- Amanda Esther Silva Espinoza
2.- Milenka Ariela Villca Jiménez
3.- Gladys Tatiana Salas Choque
4.- Gregorio Vargas Mamani
5.- Miguel Ángel luna Choque
6.- Jhaneth Huashinton Catari
7.- Margarita Callisaya Huaycho
8.- Tatiana Salas
9.- Luis Vitto
10.- Jhovana Machaca
11.- Dora Vallejos
12.- Jesús Reynaldo Callisaya Condori

FECHA: 20 de junio del 2018

REF. Respuesta y argumentación a la pregunta 5 ¿Quién es el Legislador?


Del libro El Cratilo

ANTECEDENTES

El presente trabajo es realizado a través de una lectura que se realizó al texto el


Cratilo. El texto, El Cratilo, trata de un diálogo entre tres personajes Cratilo,
Aristóteles y Hermógenes quienes debaten sobre el significado de los nombres.
Sócrates y Hermógenes son los que más dialogan en cuanto el tema siendo que
Cratilo inicia esta conversación poniendo en duda el nombre de Hermógenes.

En el Texto El Crátilo, Platón señaló que si la conexión entre las palabras y el


mundo es arbitraria o convencional, entonces es difícil entender cómo el lenguaje
puede permitir el conocimiento acerca del mundo.[2] Por ejemplo, es evidente que
el nombre «Venus» pudo haber designado cualquier cosa, aparte del planeta

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Venus, y que el planeta Venus pudo haberse llamado de cualquier otra forma.
Luego, cuando se dice que «Venus es más grande que Mercurio», la verdad de
esta oración es convencional, porque depende de nuestras convenciones acerca
de lo que significan «Venus», «Mercurio» y el resto de las palabras involucradas.
En otro lenguaje, esas mismas palabras podrían, por alguna coincidencia,
significar algo muy distinto y expresar algo falso. Sin embargo, aunque el
significado de las palabras es convencional, una vez que se ha fijado su
significado, parece que la verdad y la falsedad no dependen de convenciones,
sino de cómo es el mundo. A este «fijar el significado» se lo suele llamar
interpretación, y es uno de los temas centrales de la semántica.

Dentro de la conversación surge la pregunta de quién es el que pone los


nombres y con qué propiedad, respondiéndose a esta interrogante Sócrates
menciona al Legislador como un ser que está adecuado y tiene la sabiduría de
poner los nombres.

Mediante unos ejemplos de lo que es bueno y malo, y si los hombres son buenos
o malos. Sócrates estableció por medio de una plática que sostuvo únicamente
con Hermógenes, que los seres humanos tienen una esencia por naturaleza al
igual que los nombres, continua hablando del legislador quien era el que formaba
con sonidos y sílabas el nombre que correspondía naturalmente a cada cosa.
Sócrates continuó afirmando con ejemplos que así se varíe letras o acentos el
nombre sigue teniendo su esencia. Así pues, discute con Hermógenes la raíz de
muchas palabras como el nombre de los dioses, las divinidades, las virtudes, los
sentimientos, las acciones, las descripciones entre otros.

Hermógenes cree firmemente que los nombres se dan por consensos, pero está
dispuesto a escuchar a Sócrates sobre lo que tiene que decir.

Sócrates comienza con definir lo que es hablar con verdad y hablar con falsedad.
Por lo tanto, quien designe con un nombre a las cosas como son hablará con
verdad y quien designe con un nombre a las cosas que no-son hablará con
falsedad. Así se crearían dos tipos de discursos: uno falso y otro verdadero.

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Para Cratilo los nombres son exactos por naturaleza porque hay identidad
absoluta entre el nombre y la cosa. Antítesis

Para Hermógenes, los nombres son siempre exactos pero no por naturaleza sino
por medio de la convención entre los miembros pertenecientes a la comunidad de
hablantes

Sócrates cumple la función de mediador y concluye que es posible que el nombre


se originara como imitación al objeto, y con el uso el nombre evolucionara,
agregando o quitando sílabas y variando su significado, además de ser cambiante
de acuerdo en el medio que sea utilizado

La discusión comienza cuando se pregunta si el discurso verdadero lo es en su


totalidad o solo en partes. Cuando nos referimos a las ''partes'' del discurso, nos
referimos a los nombres, frases, o estructuras que componen un discurso.
Hermógenes afirma que si el discurso es verdadero sus partes también las serán.
Si un discurso es verdadero, entonces los nombres que se encuentran en él
también son verdaderos.

El discurso está narrado en tiempo presente, aunque se remontan a hechos


históricos cuando exponen la raíz de las palabras. El autor pretende describir una
escena cotidiana, en la que dos conocidos - Cratilo y Hermógenes- discuten algo y
casualmente encuentran alguien quien podría ayudarlos a resolver el dilema
-Sócrates-. No es acertado decir que Cratilo se ausenta en la primera parte del
diálogo que Hermógenes y Sócrates sostenían, él simplemente escuchaba con
atención para así poder intervenir en la segunda parte con Sócrates y como
consecuencia, el papel de oyente lo recibe Hermógenes.

Derecho natural: doctrina sobre el derecho ideal, derecho que se deriva, según la
teoría de la razón y de la naturaleza , estás teorías fueron expuestas por Sócrates,
Platón entre otros.

La gran cualidad de la dialéctica utilizada es la guía que ofrece al lector,


conduciéndolo de la mano en búsqueda de la definición del lenguaje en su

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esencia, utilizando los principios de las palabras para darnos a entender que el
lenguaje es usado a diario y no lo valoramos por ser un producto histórico e
inherente al hombre. 2 Además, el lector se hace partícipe de la obra, se cuestiona
y toma posiciones a medida que avanza, es como si Sócrates estuviera
cuestionando al lector con sus preguntas y deducciones.

En el presente informe se mencionará sobre el Legislador respondiéndonos al


¿Quién es? ¿Qué hace? Y ¿por qué?.

En adelante comprenderá el porqué de los nombres de los objetos, y su


naturaleza y nos enfocaremos a responder estas interrogantes sobre el legislador

INTRODUCCIÓN

La designación de los nombres y el porqué de cada uno de ellos es lo que nos


lleva a preguntarnos cómo es que se tiene ese nombre en particular quien lo puso
o quien fue, quién lo creo, es necesario recurrir a la filosofía de Sócrates para
determinar el origen natural del nombre de un objeto.

Platón expone entonces dos visiones de lo que el lenguaje hace para significar las
cosas, sin embargo, Crátilo es quien expone argumentos flojos que se caen con
la exposición de las ideas de Hermógenes, es decir que, aunque Crátilo intenta
explicar por qué es la naturaleza la encargada de designar el nombre de las
cosas, no logra ser certero, y es que Hermógenes es más claro en sus
argumentaciones, pues el lenguaje es distinto en las diferentes ciudades, donde
los hombres se expresan de las cosas según las hayan nombrado en cada sitio, y
sus nombres son tan variados que no reflejan la forma de la cosa ni nada de lo
que representa en la realidad, es decir si por ejemplo se dice “árbol”, la palabra en
sí misma no dice nada para quien no conoce a qué cosa está nombrando, eso
porque no se parece en nada al objeto de la realidad, por lo cual la naturaleza no
sería la encargada de dar nombres a las cosas por sus cualidades, sino que es el
hombre desde sus propias necesidades el que denomina las cosas. También se
puede notar que es el hombre quien se encarga de nombrar porque hay cosas que
no son tangibles en la realidad, que son términos abstractos a los que no se les

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puede dar un nombre que los represente porque no existen en la realidad tangible
o no pueden ser percibidos por los sentidos.

La dialéctica es la característica del texto. Inicia con la invitación que


Hermógenes le hace a Sócrates a participar en el diálogo que él sostenía con
Cratilo acerca de la propiedad de los nombres de las cosas. Cratilo afirmaba que
el nombre es significante por naturaleza y Hermógenes decía que por convención,
Socrates ante esto hace una comparación con objetos.

La creación de los nombres:

Los artesanos para crear una estructura de madera tendrán que mirar la forma
original de lo que quieren crear. Por otro lado, cuando se descubre el material para
hacer un instrumento. Por ejemplo, si un escultor quisiera hacer una estatua de
bronce, el debería saber cómo manipular el bronce para que finalmente sea una
estatua.

De esta forma, el legislador debe saber cómo poner los nombres a las cosas.
Debe conocer las sílabas y los sonidos que lo conforman. Después, distribuir los
nombres a todas las cosas que correspondan y cada legislador usara distintas
sílabas, no siempre las mismas porque así como el herrero usa diferentes tipos de
hierro para forjar metales, el legislador usará distintos sonidos y sílabas apara
hacer nombres.

Sin embargo, existen palabras que permanecen y tienen un origen primario. Los
de origen secundario se apoyan a través de estos y pueden explicarse. Quizás, la
imitación de cada cosa podría resolver este problema y ésta imitación se llevaría a
cabo por medio del sonido y las sílabas. No obstante, Sócrates nos dice que
jamás se puede revelar lo primario por medio de la imitación, pero finalmente,
Sócrates agrega que los nombres primarios son exactos porque así lo
establecieron los dioses.

La persona que se encarga de nombrar, según Sócrates, será el profesor. Sin


embargo ¿quién nos da los nombres? el profesor los nombra, pero finalmente son

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las leyes las que nos dan nuestros nombres, en definitiva, es el legislador quien
nos da nombres. ¿Puede cualquier hombre ser un legislador? No. ¿Quién lo será?
quien sea sabio y dedicado al acto de legislar.

¿Qué significa legislador?

Definición
Adjetivo. Se entiende por explicador es el que legisla, firma, legaliza, codifica,
promulga, decreta, establece, estatuye, sanciona, dispone y proclama, que hace o
establece una norma, ley o precepto dependiendo de la rama que se conforma en
una nación. Esta expresión se puede usar como sustantivo.
Etimología
Este vocablo etimológicamente proviene del verbo neutro intransitivo “legislar” y
del sufijo “dor” que indica el que suele realizar la acción y como agente o
causante, también viene del latín “legislātor”.

¿Entonces, quién es un legislador?

Platón se propone aclarar en este diálogo. En la primera parte, que es la más


larga, prueba contra Hermógenes, que los nombres tienen un valor intrínseco,
una significación independiente de la voluntad de los que los emplean; que
representan la esencia de las cosas, y que la representan por sus elementos; los
derivados por los primitivos, y éstos por las sílabas y las letras.

Sócrates consideraba la acción de nombrar es semejante a la de cortar así, resulta


necesario realizar dichos actos “como es natural” o “conforme a la naturaleza”
evitando ejecutarlos “conformen nuestra opinión” o “como nosotros queramos” .

Dentro el texto el Cratilo en la conversación que tiene Hermogenes y Sócrates se


menciona lo siguiente sobre ¿Quién es un legislador?

Según Sócrates: ¿Pensarás, entonces, que tanto el legislador de aquí como el de los bárbaros, mientras
apliquen la forma del nombre que conviene a cada uno en cualquier tipo de sílabas..., pensarás que el
legislador de aquí no es peor que el de cualquier otro sitio?

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Pero sin embargo, es preciso tener en cuenta que no todos los hombres pueden actuar como legisladores
de nombres. Así como explican en el libro, el carpintero y el herrero poseen el conocimiento y la
habilidad necesarios para construir instrumentos de madera o hierro (puesto que conocen la idea de las
cosas que fabrican) y los otros hombres deben recurrir a ellos, tampoco todos los hombres están
capacitados para dar nombre a las cosas: el legislador es un técnico en el arte de nombrar. Por otra
parte, no es el propio fabricante el que puede determinar la adecuación o no del instrumento a su
función, sino que este juicio corresponde al que lo utiliza: es el músico el que determina si la lira está
bien o mal fabricada y el artesano deberá atender a las indicaciones del músico si quiere realizar bien su
trabajo. Aquellos que fabrican nombres deben someterse al juicio de quienes utilizan la palabra de modo
eminente: los dialécticos o filósofos, ya que son ellos los que poseen la idea adecuada de las cosas y
pueden juzgar si los nombres se corresponden o no con esta idea. Ya que como indica: Sócrates: Por
consiguiente, la obra del carpintero es construir un timón bajo la dirección del piloto, si es que ha de ser
bueno el timón.
Hermógenes: ¡Claro!
Sócrates: Y la del legislador, según parece, construir el nombre bajo la dirección del dialéctico, si es que
los nombres han de estar bien puestos.
La crítica de la afirmación inicial de Hermógenes termina aquí con dos
conclusiones:

- Una es que el nombre debe tener relación con la naturaleza de la cosa


nombrada.

- Y no todos los hombres son aptos para dar a las cosas los nombres
convenientes.

En otras palabras, el legislador debe saber cómo poner los nombres a las cosas.
Debe conocer las sílabas y los sonidos que lo conforman. Después, distribuir los
nombres a todas las cosas que correspondan y cada legislador usara distintas
sílabas, no siempre las mismas porque así como el herrero usa diferentes tipos de
hierro para forjar metales, el legislador usará distintos sonidos y sílabas apara
hacer nombres.

¿De qué se ocupa el legislador?

El fabricante de nombres (el legislador) debe actuar del mismo modo:

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Sócrates: ¿Entonces, excelente amigo, también nuestro legislador tiene que
saber aplicar a los sonidos y a las sílabas el nombre naturalmente adecuado
para cada objeto? ¿Tiene que fijarse en lo que es el nombre en sí para formar e
imponer todos los nombres, si es que quiere ser un legítimo impositor de
nombres? [389d].

Sócrates pretende destruir inmediatamente la teoría convencionalista, para


adherirse, en principio, a la idea naturalista de Cratilo. Y esto lo hace por los
siguientes medios.

a) Llevando a Hermogenes, sin que este lo advirtiera, desde una vaga postura
convencionalista a otra extrema, individualista. Hermogenes había hablado
de pacto, convención, habito “de quienes suelen poner los nombres”, pero
Sócrates le hace admitir que es exacto el nombre que “cada uno pone”. Su
intención es clara: relacionar esta postura convencionalista con la
epistemología de Protagoras, que Hermogenes rechaza en principio;
b) Sentado el principio frente a Protagoras, de que los eres “son en si” –y, por
tanto las acciones, entre los cuales está la de nombrar;
c) Llevándolo a admitir que “se puede hablar falsamente” con lo que se bien
abajo definitivamente la teoría de que todos los nombres son exactos por
convención.

El argumento sirve tanto si el legislador es humano como si se trata de una


divinidad que ha inspirado a los legisladores de nombres. La discordia entre los
nombres revela que estos han sido otorgados sin atender a la verdadera
estructura del cosmos, que es armónica, y por lo tanto que no podemos conocer la
estructura del mundo a partir de la estructura del lenguaje.

Pero, además, es preciso tener en cuenta que no todos los hombres pueden
actuar como legisladores de nombres.

El legislador es un técnico en el arte de nombrar, el legislador actuaría de modo


semejante al pintor que representa a un modelo. De este modo, los nombres que
crean los legisladores humanos jamás pueden representar plenamente la esencia

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de las cosas sino, en el mejor de los casos, una imagen más o menos adecuada
de ésta, Por consiguiente, los nombres primarios no pueden tener su origen en
ningún legislador humano, cuyo conocimiento dista de ser perfecto, sino
necesariamente en un legislador divino. El legislador humano actuaría, pues, a la
manera de los poetas y los adivinos, inspirado por un dios: no de otro modo podría
dar un nombre adecuado a cada cosa.

El legislador, al formar un nombre, compone con letras y sílabas una imagen; á la


manera que el pintor, al hacer un cuadro, la compone con formas y colores. Todos
los cuadros están lejos de tener un valor igual, porque todos los pintores no eligen
bien las formas y los colores; y por la misma razón, todos los nombres están lejos
de tener igual propiedad, porque todos los legisladores no hacen una buena e
igual elección de las letras y de las sílabas. Así puede suceder que se encuentre
en una palabra una letra que no convenga, y una palabra en una frase, y una frase
en un discurso. La palabra, la frase y el discurso no dejan de tener cierta exactitud,
porque representan todavía en su esencia, aunque imperfectamente, las cosas de
que son expresión natural. Pero hay más; no es todo natural en el lenguaje. Hay
que dar al uso una parte, es decir, á la convención. Y así en la palabra miXiipóv,
fskleronj, figura la X, que no expresa por entero la rudeza; así como la p, que, por
el contrario, la expresa perfectamente. Sin embargo; damos aquí el mismo sentido
á la) que á la p; ¿por qué? Porque sabemos todos que queremos representar lo
mismo por la primera que por la segunda de estas letras, la idea de rudeza. En
esto consiste el uso, cuya condición es representar un objeto por una letra ó una
palabra, que no se le parece. No es menos cierto que el nombre mejor hecho es el
que se compone enteramente, ó por lo menos en gran parte, de elementos
semejantes á las cosas. Aun cuando las lenguas fueran perfectas, y no
contuvieran nada artificial, no se seguiría de aquí que con sólo saber los nombres
se sabrían ya las cosas. En efecto; ¿quiénes son los inventores de los nombres?
Los hombres. Pero éstos han podido engañarse, y al representar las cosas por los
nombres, han podido representarlas de otra manera de como son. Se responderá,
quizá, que todos los

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Nombres griegos se refieren a la teoría del movimiento universal. Esto no
probaría que los inventores de los nombres griegos no se hayan engañado; sino
que probaría más bien que han sido consecuentes en la verdad, como en el error.
Pero tampoco es cierto que todos los nombres griegos se refieran a una misma
doctrina, como que unos han defendido la del movimiento y otros la del reposo.
Por otra parte, es trastornar la verdadera relación de los términos y caer en un
círculo vicioso, querer derivar la ciencia de las cosas de la de los nombres ; puesto
que los nombres, en el instante de la invención, suponen conocidas las cosas. En
efecto; ¿cómo imitar, mediante un nombre, la esencia de un objeto, si se ignora
esta esencia? El autor de los primeros nombres tenía la ciencia de las cosas sin
los nombres. Las cosas pueden ser conocidas en sí mismas. Digamos mejor: no
pueden' verdaderamente ser conocidas sino en sí mismas. Reflexiónese bien, y se
comprenderá que estudiando lo que no es la cosa misma, es imposible conocer
las mismas cosas. Se puede discutir sobre el método que debe seguirse en el
estudio de las cosas, pero no sobre la materia de este estudio; porque es preciso
estudiar las cosas en las cosas. Si no me engaño, este análisis, escrupulosamente
fiel, prueba sin duda que el Cratilo tiene un fundamento sólido y un objeto serio.

*Solo el legislador es que puede imponer nombres porque es el que conocedor en


su oficio

*El legislador ya se cualquier procedencia construye el nombre bajo la

procedencia del dialecto. * el arte de nombrar se atribuye al legislador”

CONCLUSIONES

La filosofía del lenguaje se distingue de la lingüística en que se sirve de métodos


no-empíricos (como experimentos mentales) para llegar a sus conclusiones.[1]
Además, en la filosofía del lenguaje generalmente no se hace diferencia entre el
lenguaje hablado, el escrito o cualquiera otra de sus manifestaciones, sino que se
estudia aquello que es común a todas ellas. Por último, los lingüistas en general

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estudian el lenguaje con fines descriptivos, analizando sus formas, niveles y
funciones. En cambio, el enfoque de los filósofos del lenguaje es más abstracto y
desligado de la descripción práctica de los lenguajes particulares.

La semántica es la parte de la filosofía del lenguaje (y de la lingüística) que se


ocupa de la relación entre el lenguaje y el mundo.[2] Algunos problemas que caen
bajo este campo son el problema de la referencia, la naturaleza de los predicados,
de la representación y de la verdad.[2]

La pragmática, por otra parte, es la parte de la filosofía del lenguaje que se ocupa
de la relación entre los usuarios del lenguaje y el lenguaje.[3] Algunas de las
cuestiones centrales de la pragmática son la elucidación del proceso de
aprendizaje del lenguaje, de las reglas y convenciones que hacen posible la
comunicación, y la descripción de los muchos y variados usos que se le da al
lenguaje,[3] entre ellos: describir estados de cosas, preguntar, ordenar, bromear,
traducir, suplicar, agradecer, maldecir, saludar, rezar, etc.

Al aceptar esto, Hermógenes debería aceptar que los nombres representan


perfectamente lo que son las cosas, ya que afirma que existe un discurso
verdadero. Añade además que a las cosas se les atribuyen nombres según la
percepción de cada uno, es decir, yo llamo a un objeto de tal forma y otra persona
lo puede llamar de otra.

Sócrates pregunta a Hermógenes si acaso también cree en la frase de Protágoras


''el hombre es la medida de todas las cosas'' y que en verdad es el hombre quien
le da esencia a las cosas. Pero Hermógenes ya aclara no creer en el sofista.

Si Hermógenes acepta que existen hombres esencialmente malos, entonces


acepta que en las cosas existe algo que no es consensuado sino que le pertenece
de forma inmanente, lejos de la intervención del hombre.

Podemos alegar el nombre es dado por un legislador cuyo fin es tratar de nombrar
un objeto ya sea por su naturaleza o por su forma, de del objeto asumiendo
palabras y silabas llega a nombrarlo.

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Ahora no todos los legisladores tiene la misma ideología pero lo que se trata de
llegar es que tenga un sentido común y que se entienda por lo mismo ya el
nombre puede ser elaboradamente bien pensada o mal pensada para determinar
dicho objeto.

Sin embargo que cada vocal, consonante tienen una significación e incluso en la
forma de entonarlo la forma de enunciarlo en todo esto está el valor de los
nombres que en la actualidad puede ser relativo, pero a pesar de tiempo el sonido
de las vocales y consonantes no cambias fueron, son y serán las mismas que
prevalecerán en el tiempo.

Solo el uso puede representar una cosa mediante lo que se le parece y mediante lo que no
se le parece...
Es necesario que la convención y el uso contribuyan hasta cierto punto a la representación
de los pensamientos que expresamos.
Legislador

Bibliografía

Definición a.com (10 abril, 2017). Definición y etimología de legislador. Bogotá: E-


Cultura Group. Recuperado de https://definiciona.com/legislador/

Texto Crátilo (Κρατύλος) es el nombre de un diálogo escrito por Platón en el


año 360 a. C. aproximadamente

http://www.biblioteca.org.ar/libros/133614.pdf

https://www.um.es/tonosdigital/znum19/secciones/estudios-14-cratilo.htm

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