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A: Edwin Rodríguez
DOCENTE DE TEORIAS Y ANALISIS DE LOS LENGUAJES
CARRERA CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN - UMSA
DE: Grupo los 12: 1.- Amanda Esther Silva Espinoza
2.- Milenka Ariela Villca Jiménez
3.- Gladys Tatiana Salas Choque
4.- Gregorio Vargas Mamani
5.- Miguel Ángel luna Choque
6.- Jhaneth Huashinton Catari
7.- Margarita Callisaya Huaycho
8.- Tatiana Salas
9.- Luis Vitto
10.- Jhovana Machaca
11.- Dora Vallejos
12.- Jesús Reynaldo Callisaya Condori
ANTECEDENTES
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Venus, y que el planeta Venus pudo haberse llamado de cualquier otra forma.
Luego, cuando se dice que «Venus es más grande que Mercurio», la verdad de
esta oración es convencional, porque depende de nuestras convenciones acerca
de lo que significan «Venus», «Mercurio» y el resto de las palabras involucradas.
En otro lenguaje, esas mismas palabras podrían, por alguna coincidencia,
significar algo muy distinto y expresar algo falso. Sin embargo, aunque el
significado de las palabras es convencional, una vez que se ha fijado su
significado, parece que la verdad y la falsedad no dependen de convenciones,
sino de cómo es el mundo. A este «fijar el significado» se lo suele llamar
interpretación, y es uno de los temas centrales de la semántica.
Mediante unos ejemplos de lo que es bueno y malo, y si los hombres son buenos
o malos. Sócrates estableció por medio de una plática que sostuvo únicamente
con Hermógenes, que los seres humanos tienen una esencia por naturaleza al
igual que los nombres, continua hablando del legislador quien era el que formaba
con sonidos y sílabas el nombre que correspondía naturalmente a cada cosa.
Sócrates continuó afirmando con ejemplos que así se varíe letras o acentos el
nombre sigue teniendo su esencia. Así pues, discute con Hermógenes la raíz de
muchas palabras como el nombre de los dioses, las divinidades, las virtudes, los
sentimientos, las acciones, las descripciones entre otros.
Hermógenes cree firmemente que los nombres se dan por consensos, pero está
dispuesto a escuchar a Sócrates sobre lo que tiene que decir.
Sócrates comienza con definir lo que es hablar con verdad y hablar con falsedad.
Por lo tanto, quien designe con un nombre a las cosas como son hablará con
verdad y quien designe con un nombre a las cosas que no-son hablará con
falsedad. Así se crearían dos tipos de discursos: uno falso y otro verdadero.
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Para Cratilo los nombres son exactos por naturaleza porque hay identidad
absoluta entre el nombre y la cosa. Antítesis
Para Hermógenes, los nombres son siempre exactos pero no por naturaleza sino
por medio de la convención entre los miembros pertenecientes a la comunidad de
hablantes
Derecho natural: doctrina sobre el derecho ideal, derecho que se deriva, según la
teoría de la razón y de la naturaleza , estás teorías fueron expuestas por Sócrates,
Platón entre otros.
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esencia, utilizando los principios de las palabras para darnos a entender que el
lenguaje es usado a diario y no lo valoramos por ser un producto histórico e
inherente al hombre. 2 Además, el lector se hace partícipe de la obra, se cuestiona
y toma posiciones a medida que avanza, es como si Sócrates estuviera
cuestionando al lector con sus preguntas y deducciones.
INTRODUCCIÓN
Platón expone entonces dos visiones de lo que el lenguaje hace para significar las
cosas, sin embargo, Crátilo es quien expone argumentos flojos que se caen con
la exposición de las ideas de Hermógenes, es decir que, aunque Crátilo intenta
explicar por qué es la naturaleza la encargada de designar el nombre de las
cosas, no logra ser certero, y es que Hermógenes es más claro en sus
argumentaciones, pues el lenguaje es distinto en las diferentes ciudades, donde
los hombres se expresan de las cosas según las hayan nombrado en cada sitio, y
sus nombres son tan variados que no reflejan la forma de la cosa ni nada de lo
que representa en la realidad, es decir si por ejemplo se dice “árbol”, la palabra en
sí misma no dice nada para quien no conoce a qué cosa está nombrando, eso
porque no se parece en nada al objeto de la realidad, por lo cual la naturaleza no
sería la encargada de dar nombres a las cosas por sus cualidades, sino que es el
hombre desde sus propias necesidades el que denomina las cosas. También se
puede notar que es el hombre quien se encarga de nombrar porque hay cosas que
no son tangibles en la realidad, que son términos abstractos a los que no se les
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puede dar un nombre que los represente porque no existen en la realidad tangible
o no pueden ser percibidos por los sentidos.
Los artesanos para crear una estructura de madera tendrán que mirar la forma
original de lo que quieren crear. Por otro lado, cuando se descubre el material para
hacer un instrumento. Por ejemplo, si un escultor quisiera hacer una estatua de
bronce, el debería saber cómo manipular el bronce para que finalmente sea una
estatua.
De esta forma, el legislador debe saber cómo poner los nombres a las cosas.
Debe conocer las sílabas y los sonidos que lo conforman. Después, distribuir los
nombres a todas las cosas que correspondan y cada legislador usara distintas
sílabas, no siempre las mismas porque así como el herrero usa diferentes tipos de
hierro para forjar metales, el legislador usará distintos sonidos y sílabas apara
hacer nombres.
Sin embargo, existen palabras que permanecen y tienen un origen primario. Los
de origen secundario se apoyan a través de estos y pueden explicarse. Quizás, la
imitación de cada cosa podría resolver este problema y ésta imitación se llevaría a
cabo por medio del sonido y las sílabas. No obstante, Sócrates nos dice que
jamás se puede revelar lo primario por medio de la imitación, pero finalmente,
Sócrates agrega que los nombres primarios son exactos porque así lo
establecieron los dioses.
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las leyes las que nos dan nuestros nombres, en definitiva, es el legislador quien
nos da nombres. ¿Puede cualquier hombre ser un legislador? No. ¿Quién lo será?
quien sea sabio y dedicado al acto de legislar.
Definición
Adjetivo. Se entiende por explicador es el que legisla, firma, legaliza, codifica,
promulga, decreta, establece, estatuye, sanciona, dispone y proclama, que hace o
establece una norma, ley o precepto dependiendo de la rama que se conforma en
una nación. Esta expresión se puede usar como sustantivo.
Etimología
Este vocablo etimológicamente proviene del verbo neutro intransitivo “legislar” y
del sufijo “dor” que indica el que suele realizar la acción y como agente o
causante, también viene del latín “legislātor”.
Según Sócrates: ¿Pensarás, entonces, que tanto el legislador de aquí como el de los bárbaros, mientras
apliquen la forma del nombre que conviene a cada uno en cualquier tipo de sílabas..., pensarás que el
legislador de aquí no es peor que el de cualquier otro sitio?
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Pero sin embargo, es preciso tener en cuenta que no todos los hombres pueden actuar como legisladores
de nombres. Así como explican en el libro, el carpintero y el herrero poseen el conocimiento y la
habilidad necesarios para construir instrumentos de madera o hierro (puesto que conocen la idea de las
cosas que fabrican) y los otros hombres deben recurrir a ellos, tampoco todos los hombres están
capacitados para dar nombre a las cosas: el legislador es un técnico en el arte de nombrar. Por otra
parte, no es el propio fabricante el que puede determinar la adecuación o no del instrumento a su
función, sino que este juicio corresponde al que lo utiliza: es el músico el que determina si la lira está
bien o mal fabricada y el artesano deberá atender a las indicaciones del músico si quiere realizar bien su
trabajo. Aquellos que fabrican nombres deben someterse al juicio de quienes utilizan la palabra de modo
eminente: los dialécticos o filósofos, ya que son ellos los que poseen la idea adecuada de las cosas y
pueden juzgar si los nombres se corresponden o no con esta idea. Ya que como indica: Sócrates: Por
consiguiente, la obra del carpintero es construir un timón bajo la dirección del piloto, si es que ha de ser
bueno el timón.
Hermógenes: ¡Claro!
Sócrates: Y la del legislador, según parece, construir el nombre bajo la dirección del dialéctico, si es que
los nombres han de estar bien puestos.
La crítica de la afirmación inicial de Hermógenes termina aquí con dos
conclusiones:
- Y no todos los hombres son aptos para dar a las cosas los nombres
convenientes.
En otras palabras, el legislador debe saber cómo poner los nombres a las cosas.
Debe conocer las sílabas y los sonidos que lo conforman. Después, distribuir los
nombres a todas las cosas que correspondan y cada legislador usara distintas
sílabas, no siempre las mismas porque así como el herrero usa diferentes tipos de
hierro para forjar metales, el legislador usará distintos sonidos y sílabas apara
hacer nombres.
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Sócrates: ¿Entonces, excelente amigo, también nuestro legislador tiene que
saber aplicar a los sonidos y a las sílabas el nombre naturalmente adecuado
para cada objeto? ¿Tiene que fijarse en lo que es el nombre en sí para formar e
imponer todos los nombres, si es que quiere ser un legítimo impositor de
nombres? [389d].
a) Llevando a Hermogenes, sin que este lo advirtiera, desde una vaga postura
convencionalista a otra extrema, individualista. Hermogenes había hablado
de pacto, convención, habito “de quienes suelen poner los nombres”, pero
Sócrates le hace admitir que es exacto el nombre que “cada uno pone”. Su
intención es clara: relacionar esta postura convencionalista con la
epistemología de Protagoras, que Hermogenes rechaza en principio;
b) Sentado el principio frente a Protagoras, de que los eres “son en si” –y, por
tanto las acciones, entre los cuales está la de nombrar;
c) Llevándolo a admitir que “se puede hablar falsamente” con lo que se bien
abajo definitivamente la teoría de que todos los nombres son exactos por
convención.
Pero, además, es preciso tener en cuenta que no todos los hombres pueden
actuar como legisladores de nombres.
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de las cosas sino, en el mejor de los casos, una imagen más o menos adecuada
de ésta, Por consiguiente, los nombres primarios no pueden tener su origen en
ningún legislador humano, cuyo conocimiento dista de ser perfecto, sino
necesariamente en un legislador divino. El legislador humano actuaría, pues, a la
manera de los poetas y los adivinos, inspirado por un dios: no de otro modo podría
dar un nombre adecuado a cada cosa.
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Nombres griegos se refieren a la teoría del movimiento universal. Esto no
probaría que los inventores de los nombres griegos no se hayan engañado; sino
que probaría más bien que han sido consecuentes en la verdad, como en el error.
Pero tampoco es cierto que todos los nombres griegos se refieran a una misma
doctrina, como que unos han defendido la del movimiento y otros la del reposo.
Por otra parte, es trastornar la verdadera relación de los términos y caer en un
círculo vicioso, querer derivar la ciencia de las cosas de la de los nombres ; puesto
que los nombres, en el instante de la invención, suponen conocidas las cosas. En
efecto; ¿cómo imitar, mediante un nombre, la esencia de un objeto, si se ignora
esta esencia? El autor de los primeros nombres tenía la ciencia de las cosas sin
los nombres. Las cosas pueden ser conocidas en sí mismas. Digamos mejor: no
pueden' verdaderamente ser conocidas sino en sí mismas. Reflexiónese bien, y se
comprenderá que estudiando lo que no es la cosa misma, es imposible conocer
las mismas cosas. Se puede discutir sobre el método que debe seguirse en el
estudio de las cosas, pero no sobre la materia de este estudio; porque es preciso
estudiar las cosas en las cosas. Si no me engaño, este análisis, escrupulosamente
fiel, prueba sin duda que el Cratilo tiene un fundamento sólido y un objeto serio.
CONCLUSIONES
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estudian el lenguaje con fines descriptivos, analizando sus formas, niveles y
funciones. En cambio, el enfoque de los filósofos del lenguaje es más abstracto y
desligado de la descripción práctica de los lenguajes particulares.
La pragmática, por otra parte, es la parte de la filosofía del lenguaje que se ocupa
de la relación entre los usuarios del lenguaje y el lenguaje.[3] Algunas de las
cuestiones centrales de la pragmática son la elucidación del proceso de
aprendizaje del lenguaje, de las reglas y convenciones que hacen posible la
comunicación, y la descripción de los muchos y variados usos que se le da al
lenguaje,[3] entre ellos: describir estados de cosas, preguntar, ordenar, bromear,
traducir, suplicar, agradecer, maldecir, saludar, rezar, etc.
Podemos alegar el nombre es dado por un legislador cuyo fin es tratar de nombrar
un objeto ya sea por su naturaleza o por su forma, de del objeto asumiendo
palabras y silabas llega a nombrarlo.
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Ahora no todos los legisladores tiene la misma ideología pero lo que se trata de
llegar es que tenga un sentido común y que se entienda por lo mismo ya el
nombre puede ser elaboradamente bien pensada o mal pensada para determinar
dicho objeto.
Sin embargo que cada vocal, consonante tienen una significación e incluso en la
forma de entonarlo la forma de enunciarlo en todo esto está el valor de los
nombres que en la actualidad puede ser relativo, pero a pesar de tiempo el sonido
de las vocales y consonantes no cambias fueron, son y serán las mismas que
prevalecerán en el tiempo.
Solo el uso puede representar una cosa mediante lo que se le parece y mediante lo que no
se le parece...
Es necesario que la convención y el uso contribuyan hasta cierto punto a la representación
de los pensamientos que expresamos.
Legislador
Bibliografía
http://www.biblioteca.org.ar/libros/133614.pdf
https://www.um.es/tonosdigital/znum19/secciones/estudios-14-cratilo.htm
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