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2Sm.9
2. También dijo que Mefi-bóset vivía en Lodebar, una región al este del río
Jordán. Este lugar estaba lejos de Jerusalén, donde Mefi-bóset esperaba
no ser encontrado. Pero aún desde allí, lo llegaron a traer. Dios te llama,
no importa dónde estés, el Señor conoce tus condiciones, tus
decepciones, y quiere cambiar para siempre el rumbo de tu existencia. Tú
estás en Lodebar, pero Dios te llama a Jerusalén, te llama a una forma
diferente de vida, digna y llena de bendiciones eternas por medio de
Jesucristo.
A. Mefi-bóset tenía un duró criterio sobre él mismo, “¿Por qué se fija Su Majestad
en este siervo suyo, si soy como un perro muerto?” en su mente era difícil
concebir que el Rey David pudiera fijarse en él.
B. De la misma manera, hay millones y millones de personas en el mundo
creyéndose y viviendo como si fueran perros muertos.
1. (Historia de un niño de un colegio) que en la escuela, de niño, tenía un
compañerito, vecino nuestro, a quien le llamaban el vaquero. Era un niño
agresivo y descuidado. Cuando se convirtió en un joven, trataba de andar
bien parecido en las fiestas y conquistando mujeres. Hace no muchos días lo
volvía a ver, completamente cambiado: se había convertido en un indigente,
con el pelo largo, sucio, cargando un saco con desperdicios, y al parecer,
buscando algunos desechos entre la basura que fueran útiles. ¿Qué hizo que
el vaquero llegara a tocar fondo? Sus pensamientos y el criterio que tiene de
sí mismo.
C. Los tristes conceptos que las personas tienen de sí mismas se deben a lo que el
diablo vino a hacer en la humanidad, robar, matar y destruir, Jn.10:10. El
enemigo ha hecho pensar a la humanidad que solo es un perro muerto.
D. El último en la casa de Saúl ya no sería más aquel a quien nadie le daba valor.
Ya no sería más un perro muerto viviendo al otro lado del río, en Lodebar. Amigo,
si usted hasta este momento se ha sentido menospreciado, sin el valor que
realmente tiene, si el diablo está destruyendo tu vida, y te ha robado la paz, sabe
que el Rey te ha mandado a llamar a una vida de alegría y gozo.
NO TENGAS MIEDO, YO TE VOY A TRATAR MUY BIEN. V.7.
A. Te devolveré todas las tierras de tu abuelo, V.7. Mefi-bóset nunca más estaría
en la miseria. Dios te manda a llamar para darte todo lo que te pertenece, la
felicidad en este mundo, y la vida eterna a su lado. He.2:6.
B. Comerás a mi mesa… este era un privilegio muy grande para aquel que se
consideraba un perro muerto. David devolvió a Mefi-bóset, honores que él no
consideraba que tenía. En realidad Mefi-bóset era un príncipe, y la mesa del rey
era parte de sus privilegios. A la mesa del rey se sentaban sus hijos, su esposa,
y seguramente algunos ministros de su reino. Pero ahora, Mefi-bóset tenía
también ese privilegio. ¿Cómo se miraría aquel hombre tullido entrando a la
mesa junto a los príncipes? Aunque era tullido, en la mesa tenía la misma
condición que los príncipes, pues el rey le había dado ese privilegio. Nosotros
somos hijos de Dios por creación, y hemos sido invitados al banquete Real,
Ap.3:20. “Mira, yo estoy llamando a la puerta; si alguien oye mi voz y abre la
puerta, entraré en su casa y cenaremos juntos”.
D. De pronto, aquel hombre tullido que no tenía nada, solamente un pobre concepto
de sí mismo, heredó muchas tierras, criados, y el privilegio de estar en la casa
del Rey, de sentarse a su mesa y comer junto a David. De la misma forma en la
que cambió la vida de Mefi-bóset a los cinco años, ahora también su vida
cambiaba para bien, y todos esos años de sufrimiento y nostalgia habían
terminado, cuando el hombre cojo, atendió el llamado del Rey.
PARA TERMINAR:
1. Dios quiere darnos una posición única, nos invita a su mesa, y no toma en cuenta
nuestras condiciones. Podemos sentarnos a la mesa del gran Rey, y sentirnos
en iguales condiciones a los mismos ángeles.