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El lector del futuro: la literatura que es y la que será

El lector del futuro: la literatura que es y la


que será
Una mirada anticipada, en el marco del Filba, que desde el miércoles próximo indagará
en el mañana de escritores y libros

Joaquín Sánchez Mariño


PARA LA NACION
Domingo 20 de septiembre de 2015

Si usted quiere saber cómo será el lector del futuro según el escritor Martín Kohan, salte
al párrafo 4. Si quiere saber cuál será la relación de los lectores con los autores, vaya al
párrafo 7 o al 8. Para saber qué tiene que ver el Filba con esta nota, vaya al párrafo 3.
Para leer sobre las interrupciones en la lectura, párrafos 5 y 6; por reflexiones de Marc
Augé alrededor del futuro, párrafo 9; por la opinión de Nicolás Artusi, Constantino Bértolo
y Tao Lin, párrafos 10, 6 y 8. Para saber por qué este comienzo en forma de índice, tiene
dos opciones: si desea ahorrar tiempo, vaya al último párrafo y elija su propia aventura; si
desea una experiencia singular, siga acá, pegadito al punto, y continúe con el párrafo
siguiente, como si en verdad disfrutara la lectura.

2. No se trata sólo de llamar su atención, sino de evidenciar los mecanismos de lectura


que, imperceptiblemente, se han ido estableciendo. Es ya conocimiento popular que el
tipo de lectura del presente es aquel que va de link en link, surfeando vertiginosamente
por el amplio contenido de la web. Es una forma de futuro advenido, una ilusión de
desplazamiento hacia adelante. Pero es ilusorio, justamente, porque el futuro es siempre
aquello que no llegó. En algún lugar de su larga e inagotable obra, dice Woody Allen que
sólo le interesa el futuro porque es el lugar donde pasará el resto de su vida. Es el mismo
motivo por el cual, con esas u otras palabras, todos nos preguntamos siempre lo mismo:
¿cómo será el tiempo que me espera? Pero así como un problema que no tiene solución
no es un problema, igual de absurda parece una pregunta que se nos va corriendo
siempre para adelante. ¿O acaso alguien se pregunta por el post mañana? Como sea, la
pregunta sigue ahí, quizás porque la idea de un presente sin posibilidad de futuro es
insoportable, o porque en la rumba de nuestra futurología creemos poder construir algo.

3. En esa línea transita la séptima edición del Filba (Festival Internacional de Literatura),
cuyo lema para 2015 es "Mitos del futuro próximo", tomado del título de un cuento de J.
G. Ballard. Durante sus seis días de recorrido (del miércoles al sábado próximos en
Buenos Aires, Montevideo y Santiago de Chile), se realizarán charlas y conferencias en
relación cona las formas que tomará la literatura y la lectura de acá a los próximos años.
Para esto llegarán figuras desde todas partes del mundo, que se sumarán al amplio
elenco de participantes argentinos. Toda la programación puede consultarse en la página
oficial del festival (www.filba.org.ar), pero si usted es fiel lector de su tiempo y, como a
todos, lo domina la ansiedad, acá puede ir haciéndose una idea de lo que se hablará.
Sepa sin embargo que todo pronóstico sobre el mañana no es más que una prolongación
al extremo de las formas del presente.

4. El escritor Martín Kohan será el encargado de la conferencia inaugural (el miércoles que
viene a las 20 horas en el Malba). Consultado para esta nota, dice: "No sé cómo será el
lector del futuro. Lo que imagino es un lector más pleno (cada vez hay más hay cosas
para leer en todos lados, por todas partes). Pero también, y acaso por eso mismo, lo
imagino también más disperso. De todas formas, no sé si hablo del futuro o del pasado:
Macedonio Fernández se precavía ya del lector salteado; y el lector enciclopédico de
Borges funciona de alguna manera también así. Por otro lado, a veces tengo la impresión
de que hoy se lee cada vez más en un estado de distracción negligente. O en diagonal,
en sobrevuelo, o '«mirando'» el texto en vez de leerlo estrictamente. Noto que varias de
las discusiones que se suscitan en los blogs o aun en Twitter, provienen de
malentendidos debidos a que alguien, en algún momento, leyó mal y por ende entendió
mal".

5. Sobre lo mismo, opina la escritora y periodista Valeria Tentoni, otra de las participantes
del Festival: "El lector actual es un lector interruptivo, aprovechando el sentido
informático del término '«interrupción'». Un lector que suspende el proceso para hacer
ingresar otras señales. Un lector multitarea. Intuyo que esta tendencia no hará otra cosa
que profundizarse. A la vez, es un lector interactivo: quien lee ya no parece habitar esa
experiencia de modo completo abriendo un libro, pasando los ojos por las palabras y
cerrándolo en la última página. Quiere hablar de lo que lee, compartir la experiencia,
viralizarla, capitalizarla como haber de seducción -en una comprensión amplia de la idea
de '«seducción'»- y de vinculación con otras personas". En su modo de ver, va
desapareciendo la figura del lector puro ya que cada vez más gente quiere escribir y, en
efecto, escribe. Es otro de los aspectos no del futuro pero sí del presente: la figura del
escritor es cada vez más atractiva, si no a la vista -patrimonio que sigue perteneciendo al
cine-, sí al imaginario. "Pese a las contundentes intervenciones de teóricos como Barthes
o como Foucault, la sacralización de los autores como personas reales sigue en pie. En
mi opinión, es más lo que se pierde que lo que se gana con esa tesitura", dice Kohan.
Tentoni, más drástica aúun, imagina -al tiempo que ruega-, que los escritores irán
perdiendo ese charme tan insoportable de las modas. "Imagino que, finalmente (esto es:
al terminar este recorrido, pero, también, ¡al fin!), nadie le va a dar importancia a un
escritor, ni a ningún tipo de artista, palabra cuyo lastre de invocaciones pomposas
aborrezco. Va a ser alguien más que hace una cosa más entre todas las que se hacen en
la Tierra. Pero creo que, antes de eso, todo avanzará un poco más hacia esta suerte de
entrada de los escritores al sistema de la fama... Una fama modesta la de los escritores,
bastante patética, de una contextura lastimosa, parecida a la atención residual con que
cargan los ex famosos. Pero creo que todavía no se llegó al punto de saturación con
eso".

6. Uno de los invitados internacionales será el prestigioso editor español Constantino


Bértolo, que dice: "La lectura tradicionalmente había sido uno de los escasos lugares
donde, escapando del trajín y las urgencias materiales, el lector podía tener la gozosa
sensación de habitar '«lejos del mundanal ruído'». La lectura como espacio para la
soledad, el silencio y la vida interior. La biblioteca como reflejo del yo íntimo y auténtico.
Pero hace ya tiempo que vendimos el alma a la autoficción y el silencio, más que un valor,
se ha convertido en signo de fracaso o aburrimiento: si tu móvil no suena empiezas a
sospechar que estás muerto social, profesional o laboralmente hablando. Ahora, y cada
vez más, leemos en medio del ruido, de las llamadas, del reclamo del Twitter, del
WhatsApp, del Facebook. El ruido ya no es una molestia sino una señal de éxito, de estar
viviendo con intensidad. Diría que lo que ya no soportamos es que no nos interrumpan
aunque sólo sea para poder quejarnos de esa interrupción. Si no interrumpes o no te
interrumpen es que no eres nadie".

7. En relación con cómo será el lugar de los escritores, y qué vinculo tendrán con los
lectores, agrega: "Los autores serán lo que empiezan a ser ahora, ellos mismos tendrán
que encargarse de realizar su propio marketing y promoción. Saben que si no se
convierten en noticia, sus libros no aguantarán en los puntos de venta y por eso los
valores del marketing acabarán por contaminar sus poéticas. Serán mediáticos o no
existirán. Ya hoy todos saben que para que sus libros se vendan lo mejor es poder
escribir en las páginas de deportes de los diarios. En razón de esto, creo que tenderá a
poner el acento más que en las personas y no tanto en la obra. En el mundo editorial
todos saben que vende más una entrevista al autor que una crítica laudatoria. Cuando
uno ve que la primera página de un suplemento de libros está ocupada por una fotografía
de escritor o escritora, confirma que el llamado periodismo cultural es cada vez más
simple periodismo del corazón cultural. Y los autores encantados, esperando a ver
cuándo salen en el escaparate".

8. Si hay alguien de entre todos los invitados al Filba que sabe de autopromoción es el
escritor norteamericano de origen taiwanés Tao Lin. Novelista, poeta y ensayista, es uno
de los máximos referentes de la llamada Alt Lit (Alternative Literature), aquella que surge y
se mantiene a partir de las nuevas plataformas que ofrece Internet. Su última obra, por
caso, se llama Selected Tweets, y es, justamente, una selección de tuits. ¿Sirve el
ejemplo como referencia del tipo de lectura que vendrá? Según el mismo Tao Lin, no
necesariamente. "Otros autores tienes '«cuentos selectos'», '«poemas selectos'»,
nosotros quisimos hacer '«tuits selectos'». Pero no creo que esto represente la literatura
por venir. Me tomó siete años de tuits hacer un solo libro. Además, la única otra persona
que sé que haya publicado sus tuits es el actor Steve Martin.". Por lo demás, opina que la
cercanía de los autores con sus lectores dependerá del gusto del escritor, ya que tienen
cada vez más herramientas para conectarse pero no todos tienen ese interés. En ese
aspecto, el escritor costarricence Luis Chaves, residente en Berlín y de visita en el país
por el Filba y para presentar su nueva novela, Salvapantallas, dice: "Internet y las redes y
todo esto permite que '«sepamos'» más de los autores. Pero hay algo muy falso ahí, un
simulacro en el que participamos todos. El problema es que un día olvidemos que es eso,
un simulacro". Sobre la trascendencia de estos cambios en los métodos de lectura, dice:
"Es como la respuesta que se le atribuye a Deng Xiaoping cuando lo invitaron a la
conmemoración por los 200 años de la Revolución Francesa y le preguntaron qué
opinaba sobre el impacto de ésta para la Historia: '«Es muy temprano para saberlo'»".

9. En su ensayo Futuro (Adriana Hidalgo), dice el antropólogo francés Marc Augé que hay
dos obsesiones que rigen siempre al ser humano: la del sentido, ligada al pasado, a lo
colectivo, a lo social; y la obsesión por la libertad, ligada al futuro, que tiene que ver con
la individualización. En ese aspecto, las redes sociales nos permiten creer en la ilusión de
un mundo en el que se puedan conciliar estas dos obsesiones. Por un lado, nos hace
creer que la necesidad de un mundo colectivo se puede saciar, nos pone en contacto con
los otros; y al mismo tiempo es la expresión máxima de individualización, porque nos
permite diferenciarnos, crear nuestro propio perfil, ser quienes queremos ser. Hacia ahí
van todas las herramientas de las aplicaciones web: hacia la "customización" de nuestros
propios perfiles. Entonces, así como Internet nos permite profundizar esta
individualización ligada al futuro, también nos hace creer que respeta la obsesión por el
sentido. "La verdadera libertad consistiría para un individuo en poder elegir éel mismo su
nombre. El anonimato que rige en ciertos intercambios en Internet así como el recurso a
los seudónimos sin duda les otorgan a los '«actores de la web'» un sentimiento más o
menos lúdico de impunidad, pero, más aún, también las otorgan la convicción ilusoria y
eventualmente peligrosa de que circulan en otros mundo donde se conciliarían la
necesidad de sentido (por intermedio de las redes sociales) y la necesidad de libertad
(por la creación de avatares de las personas)". En ese sentido, el futuro asegura la
libertad, la posibilidad de elegir lecturas infinitas, pero nos retira lentamente nuestra
ambición de sentido. Y así, cada vez nos interesaría menos entender lo que leemos, pero
más haberlo leído.

10. "El escritor es alguien que coloca cultura alrededor de las palabras", dice el escritor
portugués Gonçalo Tavares, otro de los invitados al Filba. Alguien que hace una obra no
de palabras, sino de los sentidos -culturas- que crea para ellas. Así, a los lectores nos
tocaría elegir qué culturas nos son más afines. La lectura de tuits, en este aspecto, bien
podría entenderse como el consumo de pequeñas culturas efímeras que se suceden unas
a otras. Y es justamente su liviandad loa que permite que sean leídas con distracción. "Yo
creo que los que decidimos intentar vivir mejor vamos a pasar muy pronto de ser
multitasking a ser unitasking", dice el periodista, presentador de radio y sommelier de
café Nicolás Artusi. "Si bien desarrollamos una capacidad para la multitarea, yo creo que
va a dar la vuelta: creo en la idea de la post Internet, o más bien post portal. Está
empezando a pasar: los lectores, y los consumidores culturales más atentos, están
exigiendo curaduría de contenidos. Gente que diga, de entre todo ese mar enorme de
información, qué es lo que más vale la pena. Una de las promesas de Internet era que
desaparecían los editores: todos somos cronistas, todos somos críticos, todo está al
mismo alcance. Bueno, esa idea resultó ser abrumadora e ineficiente. Entonces creo que
va a volver la figura del editor".

11. En su poema "Último brindis", Nicanor Parra dice que tenemos tres alternativas: el
ayer, el presente y el mañana; aunque ni siquiera tres, porque el ayer sólo nos pertenece
en el recuerdo y el presente sólo existe en la medida en que se hace pasado, por lo que
nos va quedando el mañana, "ese día que no llega nunca pero que es lo único de lo que
realmente disponemos". Sin embargo, si usted leyó esta nota de corrido, tiene la suerte
de haber vivido en el presente. Si en cambio saltó de párrafo en párrafo, deje de
preguntarse por el futuro, el futuro para usted ya llegó.

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