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"EL POSTVANGUARDISMO"

La poesía hispanoamericana actual se caracteriza por su asimilación a las


búsquedas del vanguardismo y por su proyección sobre la realidad inmediata.
Después de 1950 desaparece la preocupación por afiliarse a "ismos"
determinados o por copiar modelos europeos, desterrando lo que denominó
poesía pura por otra de tipo social que refleja la madurez de una conciencia de
contenidos americanos. Algunos autores aportan una visión antisolemne,
antiintelectual e irónica de la realidad. Otros, componen grandes "collages" a
través de un discurso dislocado.

La mayoría de los poetas de hoy ofrece testimonios de un estilo coloquial


cotidiano, que no es, sin embargo, meramente documental o realista. Ese
lenguaje coloquial atraviesa el poema y destruye la sintaxis y el orden temático,
equiparando la función de la poesía a la de la narrativa en cuanto es testimonio
y crítica de la realidad. Esto no quiere decir que esa poesía sea "panfletaria" o
"de protesta". La nueva poesía, como la narrativa, supera el modelo de la
literatura comprometida y compromete al lector en función del uso del poder de
la imaginación en un lenguaje libre.

La toma de conciencia de los escritores latinoamericanos de que pertenecen a


una realidad continental les ha permitido adueñarse de los elementos culturales
contemporáneos en su totalidad y enriquecer la poesía con su aporte de
múltiples significaciones.

La poesía postvanguardista puede ser caracterizada desde tres


planos diferentes:

La estructura del poema. Responde a lo que se define como "obra abierta", es


decir formas poéticas que encierran significados diversos que el lector debe
interpretar en su significación particular.

El lenguaje poético. No se basa sólo en la utilización de imágenes y metáforas,


sino en el "collage" de escrituras diversas. Por ello el vocabulario admite la
inclusión de imágenes conectadas con realidades de todos los tiempos, sin
exclusión de las que pertenecen al mundo contemporáneo. Lo poético y lo
prosaico se introducen ahora en el lenguaje coloquial y forman un todo armónico.
La temática. El punto de partida es la realidad, de la cual la nueva poesía
incorpora gran cantidad de información histórica, social, política y crítica,
transformándola y exhibiéndola como testimonio o denuncia mediante el humor,
la ironía y la síntesis poética.

La Poesía hispanoamericana del siglo XX


Se divide en tres grandes momentos: postmodernismo, vanguardismo y
postvanguardismo.

La primera división corresponde a la generación intermedia entre el modernismo


y las corrientes de vanguardia, dentro de un período de esplendor que se ubica
entre 1910 y 1930. Buscan la sencillez la emoción, confidencia sentimental y el
acercamiento a la realidad exterior.

La segunda división es más amplia y su denominación más genérica.


El vanguardismo es la suma de escuelas y movimientos nuevos que alcanzan
su máxima plenitud hacia 1950. Enfrentan y niegan todo el arte precedente.
Eliminan de la poesía las confidencias personales, rompen y deforman el verso
tradicional; modifican la estrofa y reniegan de las reglas de la preceptiva.

Sus exponentes son: Vicente Huidobro, César Vallejo, Jorge Luis Borges, Pablo
Neruda. Demostraron con su obra poética la madurez del vanguardismo como
expresión del mundo contemporáneo.

La tercera, a partir de 1950 se asimilan las experiencias anteriores e intentan


elaborar una poesía que es indagación crítica y toma de conciencia de lo
testimonial, a través de una obra abierta, libre de falsas retóricas , que aspira a
una escritura común con las experiencias del hombre contemporáneo , como lo
ejemplifican Octavio Paz , Nicanor Parra , Ernesto Cardenal , Pedro Shimose y
otros.
Representantes del postvanguardismo
Octavio Paz, Pablo Neruda, Arístides Martínez Ortega, Domingo Caballero
Diego, Figueroa Navarro Alfredo, García de Paredes Franz, Arístides Martínez
Ortega, Menéndez Franco Álvaro.

Octavio Paz
(Ciudad de México, 1914-id., 1998) Escritor mexicano. Nieto de escritor (Ireneo
Paz), los intereses literarios de Octavio Paz se manifestaron de manera muy
precoz, y publicó sus primeros trabajos en diversas revistas literarias. Estudió en
las facultades de Leyes y Filosofía y Letras de la Universidad Nacional.

En 1936 Octavio Paz se trasladó a España para combatir en el bando


republicano en la guerra civil, y participó en la Alianza de Intelectuales
Antifascistas. Al regresar a México fue uno de los fundadores de Taller (1938) y
El Hijo Pródigo. Amplió sus estudios en Estados Unidos en 1944-1945, y
concluida la Segunda Guerra Mundial, recibió una beca de la fundación
Guggenheim, para, más tarde, ingresar en el Servicio Exterior mexicano.

Octavio Paz
En 1955 fundó el grupo poético Poesía en Voz Alta, y posteriormente inició una
colaboración en la Revista Mexicana de Literatura y en El Corno Emplumado. En
las publicaciones de esta época defendió las posiciones experimentales del arte
contemporáneo.
Cerró su actividad diplomática en 1968, cuando renunció como protesta contra
la política del gobierno mexicano ante el movimiento democrático estudiantil.
Durante sus años de servicio Octavio Paz residió en París, donde trabó amistad
con André Breton, pero también viajó por diversos países europeos y asiáticos
(en 1962 fue nombrado embajador de México en la India).

Poeta, narrador, ensayista, traductor, editor y gran impulsor de las letras


mexicanas, Paz se mantuvo siempre en el centro de la discusión artística, política
y social del país. Su poesía se adentró en los terrenos del erotismo, la
experimentación formal y la reflexión sobre el destino del hombre.

Conforman su obra poética quince títulos: Luna silvestre (1933); Bajo tu clara
sombra y otros poemas sobre España (1937); Entre la piedra y la
flor (1941);Libertad bajo palabra (1949); Águila o sol (1951);Semillas para un
himno (1954); La estación violenta(1958); Salamandra (1962); Ladera
este (1969);Topoemas (1971); Renga (1972); Pasado en
claro(1975); Vuelta (1976); Poemas (1979) y Árbol de adentro (1987).

Su producción en prosa abarca once obras: El laberinto de la soledad (1950); El


arco y la lira (1959);Cuadrivio (1965); Claude Lévi-Strauss o el nuevo festín de
Esopo (1967); Conjunciones y disyunciones (1969);El mono
gramático (1974); Los hijos del limo (1974); El ogro filantrópico (1979); Sor
Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe (1982); Tiempo nublado (1983)
yHombres de su siglo (1984).

A grandes rasgos cabe distinguir tres grandes fases en su obra: en la primera, el


autor pretendía penetrar, a través de la palabra, en un ámbito de energías
esenciales que lo llevó a cierta impersonalidad; en la segunda entroncó con la
tradición surrealista, antes de encontrar un nuevo impulso en el contacto con lo
oriental; en la última etapa de su trayectoria lírica, el poeta dio prioridad a la
alianza entre erotismo y conocimiento. En 1990 se le concedió el Premio Nobel
de Literatura.
Poemas de Octavio Paz

Decir, hacer

A Roman Jakobson

Entre lo que veo y digo,


Entre lo que digo y callo,
Entre lo que callo y sueño,
Entre lo que sueño y olvido
La poesía.
Se desliza entre el sí y el no:
dice
lo que callo,
calla
lo que digo,
sueña
lo que olvido.
No es un decir:
es un hacer.
Es un hacer
que es un decir.
La poesía
se dice y se oye:
es real.
Y apenas digo
es real,
se disipa.
¿Así es más real?
Idea palpable,
palabra
impalpable:
la poesía
va y viene
entre lo que es
y lo que no es.
Teje reflejos
y los desteje.
La poesía
siembra ojos en las páginas
siembra palabras en los ojos.
Los ojos hablan
las palabras miran,
las miradas piensan.
Oír
los pensamientos,
ver
lo que decimos
tocar
el cuerpo
de la idea.
Los ojos
se cierran
Las palabras se abren.

La calle

Es una calle larga y silenciosa.


Ando en tinieblas y tropiezo y caigo
y me levanto y piso con pies ciegos
las piedras mudas y las hojas secas
y alguien detrás de mí también las pisa:
si me detengo, se detiene;
si corro, corre. Vuelvo el rostro: nadie.
Todo está oscuro y sin salida,
y doy vueltas en esquinas
que dan siempre a la calle
donde nadie me espera ni me sigue,
donde yo sigo a un hombre que tropieza
y se levanta y dice al verme: nadie.

Las palabras

Dales la vuelta,
cógelas del rabo (chillen, putas),
azótalas,
dales azúcar en la boca a las rejegas,
ínflalas, globos, pínchalas,
sórbeles sangre y tuétanos,
sécalas,
cápalas,
písalas, gallo galante,
tuérceles el gaznate, cocinero,
desplúmalas,
destrípalas, toro,
buey, arrástralas,
hazlas, poeta,
haz que se traguen todas sus palabras.

Libertad bajo palabra

Viento
Cantan las hojas,
bailan las peras en el peral;
gira la rosa,
rosa del viento, no del rosal.
Nubes y nubes
flotan dormidas, algas del aire;
todo el espacio
gira con ellas, fuerza de nadie.

Todo es espacio;
vibra la vara de la amapola
y una desnuda
vuela en el viento lomo de ola.

Nada soy yo,


cuerpo que flota, luz, oleaje;
todo es del viento
y el viento es aire
siempre de viaje…

Silencio

Así como del fondo de la música


brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
y mientras sube caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta
se desvanece el grito:
desembocamos al silencio
en donde los silencios enmudecen.
Pablo Neruda
(Seudónimo de Neftalí Ricardo Reyes Basoalto; Parral,
Chile, 1904-Santiago de Chile, 1973) Poeta chileno.
Comenzó muy pronto a escribir poesía, y en 1921 publicó La
canción de la fiesta, su primer poema, con el seudónimo de
Pablo Neruda, en homenaje al poeta checo Jan Neruda,
nombre que mantuvo a partir de entonces y que legalizó en
1946.
Su madre murió sólo un mes más tarde de que naciera él, momento en que su
padre, un empleado ferroviario, se instaló en Temuco, donde el joven Pablo
Neruda cursó sus primeros estudios y conoció a Gabriela Mistral. Allí también
comenzó a trabajar en un periódico, hasta que a los dieciséis años se trasladó a
Santiago, donde publicó sus primeros poemas en la revista Claridad.
Tras publicar algunos libros de poesía, en 1924 alcanzó fama internacional
con Veinte poemas de amor y una canción desesperada, obra que, junto
conTentativa del hombre infinito, distingue la primera etapa de su producción
poética, señalada por la transición del modernismo a formas vanguardistas
influidas por el creacionismo de Vicente Huidobro.
Los problemas económicos indujeron a Pablo Neruda a emprender, en 1926, la
carrera consular que lo llevó a residir en Birmania, Ceilán, Java, Singapur y, entre
1934 y 1938, en España, donde se relacionó con García Lorca, Aleixandre,
Gerardo Diego y otros componentes de la llamada Generación del 27, y fundó la
revista Caballo Verde para la Poesía. Desde su primer manifiesto tomó partido
por una «poesía sin pureza» y próxima a la realidad inmediata, en consonancia
con su toma de conciencia social.

Pablo Neruda
En tal sentido, Neruda apoyó a los republicanos al estallar la guerra civil y
escribió España en el corazón. Progresivamente sus poemas experimentaron
una transición hacia formas herméticas y un tono más sombrío al percibir el paso
del tiempo, el caos y la muerte en la realidad cotidiana.
De regreso en Chile, en 1939 Neruda ingresó en el Partido Comunista y su obra
experimentó un giro hacia la militancia política que culminó con la exaltación de
los mitos americanos de su Canto general. En 1945 fue el primer poeta en ser
galardonado con el Premio Nacional de Literatura de Chile. Al mismo tiempo,
desde su escaño de senador utilizó su oratoria para denunciar los abusos y las
desigualdades del sistema. Tal actitud provocó la persecución gubernamental y
su posterior exilio en Argentina.
De allí pasó a México, y más tarde viajó por la URSS, China y los países de
Europa Oriental. Tras este viaje, durante el cual Neruda escribió poemas
laudatorios y propagandísticos y recibió el Premio Lenin de la Paz, volvió a Chile.
A partir de entonces, la poesía de Pablo Neruda inició una nueva etapa en la que
la simplicidad formal se correspondió con una gran intensidad lírica y un tono
general de serenidad.
Su prestigio internacional fue reconocido en 1971, año en que se le concedió el
Premio Nobel de Literatura. El año anterior Pablo Neruda había renunciado a la
candidatura presidencial en favor de Salvador Allende, quien lo nombró poco
después embajador en París. Dos años más tarde, ya gravemente enfermo,
regresó a Chile. De publicación póstuma es la autobiografía Confieso que he
vivido.
Poemas de Pablo Neruda

Soneto
Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo,
sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura,
en regiones contrarias, en un mediodía quemante:
eras sólo el aroma de los cereales que amo.
Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copa
en Angola, a la luz de la luna de Junio,
o eras tú la cintura de aquella guitarra
que toqué en las tinieblas y sonó como el mar desmedido.
Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria.
En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato.
Pero yo ya sabía cómo era. De pronto
mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida:
frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas.
Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino.

Si tú me olvidas

Quiero que sepas una cosa.


Tú sabes cómo es esto:
si miro la luna de cristal, la rama roja
del lento otoño en mi ventana,
si toco junto al fuego la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leña,
todo me lleva a ti, como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales, fueran pequeños barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.
Ahora bien, si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.
Si de pronto me olvidas no me busques,
que ya te habré olvidado.
Si consideras largo y loco
el viento de banderas que pasa por mi vida
y te decides a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa que en ese día,
a esa hora levantaré los brazos
y saldrán mis raíces a buscar otra tierra.
Pero si cada día,
cada hora sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mía,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida,
mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.

Es la mañana llena de tempestad

en el corazón del verano.


Como pañuelos blancos de adiós viajan las nubes,
el viento las sacude con sus viajeras manos.
Innumerable corazón del viento
latiendo sobre nuestro silencio enamorado.
Zumbando entre los árboles, orquestal y divino,
como una lengua llena de guerras y de cantos.
Viento que lleva en rápido robo la hojarasca
y desvía las flechas latientes de los pájaros.
Viento que la derriba en ola sin espuma
y sustancia sin peso, y fuegos inclinados.
Se rompe y se sumerge su volumen de besos
combatido en la puerta del viento del verano.

Amor

Mujer, yo hubiera sido tu hijo, por beberte


la leche de los senos como de un manantial,
por mirarte y sentirte a mi lado y tenerte
en la risa de oro y la voz de cristal.
Por sentirte en mis venas como Dios en los ríos
y adorarte en los tristes huesos de polvo y cal,
porque tu ser pasara sin pena al lado mío
y saliera en la estrofa -limpio de todo mal-.
Cómo sabría amarte, mujer, cómo sabría
amarte, amarte como nadie supo jamás!
Morir y todavía amarte más.
Y todavía amarte más y más.
Para mi corazón basta tu pecho,
para tu libertad bastan mis alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo
lo que estaba dormido sobre tu alma.
Es en ti la ilusión de cada día.
Llegas como el rocío a las corolas.
Socavas el horizonte con tu ausencia.
Eternamente en fuga como la ola.
He dicho que cantabas en el viento
como los pinos y como los mástiles.
Cien sonetos de amor

Desnuda eres tan simple como una de tus manos:


lisa, terrestre, mínima, redonda, transparente.
Tienes líneas de luna, caminos de manzana.
Desnuda eres delgada como el trigo desnudo.
Desnuda eres azul como la noche en Cuba:
tienes enredaderas y estrellas en el pelo.
Desnuda eres redonda y amarilla
como el verano en una iglesia de oro.
Desnuda eres pequeña como una de tus uñas:
curva, sutil, rosada hasta que nace el día
y te metes en el subterráneo del mundo
como en un largo túnel de trajes y trabajos:
tu claridad se apaga, se viste, se deshoja
y otra vez vuelve a ser una mano desnuda.
Rainer Maria Rilke
(Praga, 1875 - Valmont, 1926) Escritor checo en lengua alemana. Fue el
poeta en lengua alemana más relevante e influyente de la primera mitad
del siglo XX; amplió los límites de expresión de la lírica y extendió su
influencia a toda la poesía europea.

Después de abandonar la Academia Militar de Mährisch-Weiskirchen,


ingresó en la Escuela de Comercio de Linz y posteriormente estudió
historia del arte e historia de la literatura en Praga. Residió en Munich,
donde en 1897 conoció a Lou Andreas-Salomé, quince años mayor que él, y
que tuvo una influencia decisiva en su pasaje a la madurez. Decidido a no
ejercer ningún oficio y a dedicarse plenamente a la literatura, emprendió
numerosos viajes. Visitó Italia y Rusia (en compañía de Lou Andreas-
Salomé), conoció a León Tolstói y entró en contacto con la mística
ortodoxa.

Rilke

En 1900 se instaló en Worpswede, y un año después contrajo matrimonio


con la escultora Clara Westhoff, con la que tuvo a su única hija, Ruth, y a
cuyo lado escribió las tres partes del Libro de horas. Tras su separación se
instaló en París, donde durante ocho meses trabajó como secretario
privado de Auguste Rodin. Allí compuso Canto de amor y muerte del alférez
Cristobal Rilke, y posteriormente Los cuadernos de Malte Laurids Brigge. Aquejado
por una crisis interior, empezó de nuevo a viajar mucho: primero a África
del Norte (1910-1911) y luego a España (1912-1913). En 1911 y 1912,
invitado por la princesa Marie von Thurn und Taxis, residió en el castillo
de Duino (Trieste), escenario en el que surgieron las que denominó
precisamente Elegías de Duino.
Durante la Primera Guerra Mundial vivió la mayor parte del tiempo en
Munich. En 1916 fue movilizado y tuvo que incorporarse al ejército en
Viena, pero pronto fue licenciado por motivos de salud. De esos años es
la intensa relación amorosa con la polaca Baladine Klossowska, madre del
escritor Pierre Klossowski y del pintor Balthus, presuntos hijos naturales
nunca reconocidos por el poeta. Tras la guerra residió en Suiza, y en 1922
vivió en el castillo de Muzot, donde finalizó las Elegías.Tras una larga y
dolorosa agonía, Rainer Maria Rilke murió de leucemia en el sanatorio
suizo de Valmont.
La obra de Rainer Maria Rilke
Los cuadernos de Malte Laurids Brigge (1910), la única novela de Rilke, fue
escrita a modo de diario y describe con la agudeza de un diagnóstico los
contrastes sociales en París, la pobreza y la destrucción. La gran urbe
provoca a Malte, el último descendiente de una gran familia danesa, el
miedo absoluto. Enfermedad y finitud son en esta obra temas recurrentes.
A la muerte deshumanizada y masificada, típica de la gran ciudad, Rilke
opone la muerte individual y propia, que está representada por el recuerdo
de un antepasado de Malte. Las evocaciones de infancia tienen un carácter
redentor, igual que el tema del amor que, junto al de la muerte, constituye
el otro gran eje del libro. El amor no correspondido, que perdura como
deseo, deja abierto el final de la novela, que desemboca en una
reelaboración de la parábola del hijo pródigo.
Estas mismas cuestiones reaparecen en su obra lírica Libro de horas (1905),
formada por los títulos Libro primero, el libro de la vida monástica; Libro segundo,
el libro de la peregrinación; y Libro tercero, el libro de la pobreza y de la muerte, que
remite a las antologías medievales de plegarias privadas. La forma
artística de la plegaria le sirve para abandonar la lírica de sentimientos
propia de Canto de amor y muerte del alférez Cristóbal Rilke y para experimentar
con imágenes nuevas que, mediante traslaciones sensuales y visuales,
amplían las fronteras del lenguaje.
En el Libro de las imágenes (1902-1906) se aprecia una tendencia hacia la
objetualización de las imágenes evocadas y hacia la observación
detallada. Sin embargo, esta precisión no va en detrimento de la
dimensión universal y parabólica del momento captado. Pero el giro
decisivo hacia lo objetual se produce con la colección publicada con el
título Nuevos poemas (1907-1908). Domina aquí la perspectiva observadora
del "poema-cosa", y Rilke deja de hablar de la obra de arte para hacerlo
de la "cosa de arte", que ha de existir por sí misma, distanciada y liberada
del "yo" subjetivo del autor. La poesía ya no es una confesión y se
convierte en un objeto que remite sólo a sí mismo.
Esta nueva orientación de la poesía rilkeana se debe, en gran parte, al
descubrimiento de la obra de Rodin, pues, para el poeta, el escultor
francés significaba la alternativa a los excesos intimistas del arte.
Siguiendo el modelo de Rodin, proclamará como divisa de su poetizar el
"convertir la angustia en cosas" o lo que es lo mismo: el mundo interior
se exterioriza a través de los objetos.

Sus dos últimas obras, las Elegías de Duino (1923) y los Sonetos a
Orfeo (1923), suponen otro cambio radical en su concepción poética. Se
apartan tanto de la inicial lírica de sentimientos como de la objetualidad
de los "poemas-cosa" posteriores. Tampoco parece que sea posible
transformar la angustia en cosas. Tras una larga etapa de crisis en la que
el escritor incluso se plantea la posibilidad de dejar la poesía, publica unos
poemas de cariz existencial que son una interpretación de la existencia
humana. Las Elegías de Duino buscan la definición del ser humano y su lugar
en el universo, así como la misión del poeta, que en esta obra desarrolla
un mundo cerrado en sí mismo de imágenes y símbolos, cargados de
recuerdos y de referencias autobiográficas. Rilke se sirve del ritmo
dactílico de la tradición elegíaca alemana, tal como lo habían
empleado Goethe y Hölderlin.
El ciclo de las Elegías, una de las obras más herméticas de la literatura
alemana del siglo XX, parte de la lamentación para arribar hasta la dicha.
Se inicia con la experiencia del ángel terrible separado del hombre por un
abismo para llegar a la posibilidad del acercamiento humano a lo angélico.
Es el poeta quien lleva al mundo angélico, liberándonos así del mundo
interpretado. Pero para ello es preciso recorrer un largo camino en el que
son claves los moribundos, los animales, los amantes y los niños. Todos
ellos parecen figuras capaces de sustraerse al mundo cerrado del hombre,
orientado hacia la muerte.
El júbilo final de las dos últimas elegías muestra una nueva vida que
consigue crear un ámbito común con la muerte, una alegría que se funde
con el dolor. Los Sonetos a Orfeo, aunque formalmente son más abiertos y
variados que las Elegías, están temáticamente ligados a éstas. También
aquí la determinación de la existencia humana lleva a los límites de lo que
es posible expresar en palabras. En ellos están presentes imágenes,
simbolismos, recuerdos y elementos autobiográficos que remiten a
las Elegías, y no en vano fueron definidos por el poeta como un "regalo
adicional" surgido "simultáneamente con el impulso de los grandes
poemas".
Poemas de Rainer María Rilke

Día de otoño

Señor: es hora. Largo fue el verano.


Pon tu sombra en los relojes solares,
y suelta los vientos por las llanuras.

Haz que sazonen los últimos frutos;


concédeles dos días más del sur,
úrgeles a su madurez y mete
en el vino espeso el postrer dulzor.

No hará casa el que ahora no la tiene,


el que ahora está solo lo estará siempre,
velará, leerá, escribirá largas cartas,
y deambulará por las avenidas,
inquieto como el rodar de las hojas.

Ofrenda

¡Oh, cómo florece mi cuerpo, desde cada vena,


con más aroma, desde que te reconozco!
Mira, ando más esbelto y más derecho,
y tú tan sólo esperas… ¿pero quién eres tú?

Mira; yo siento cómo distancio,


cómo pierdo lo antiguo, hoja tras hoja.
Sólo tu sonrisa permanece como muchas estrellas
sobre ti, y pronto también sobre mí.

A todo aquello que a través de mi infancia


sin nombre aún refulge, como el agua,
le voy a dar tu nombre en el altar
que está encendido de tu pelo
y rodeado, leve, con tus pechos.

Por ti, para que tú un día llegaras

Por ti, para que tú un día llegaras,


¿no respiraba yo a media noche
el flujo que ascendía de las noches?
Porque esperaba, con magnificencias
casi inagotables, saciar tu rostro
cuando reposó una vez contra el mío
en infinita suposición.
Silencioso se hizo espacio en mis rasgos;
para responder a tu gran mirada
se espejaba, se ahondaba mi sangre.
¡Qué expresión fue sembrada en mi interior
para que, cuando crece tu sonrisa,
proyecte sobre ti espacio cósmico!
Pero tú no vienes, o vienes demasiado tarde.
Precipitaros, ángeles, sobre este
linar azul. ¡Segad, segad, oh ángeles!

Sepulcro de una muchacha joven

Lo recordamos todavía. Es como si todo esto


tuviera que ser una vez más.

Como un árbol en la costa de los limones


llevabas tus pequeños pechos leves
hacia adentro del murmullo de su sangre
de aquel dios.

Y era tan esbelto


fugitivo, el que mima a las mujeres.

Dulce y ardiente, cálido como tu pensamiento,


cubriendo con su sombra tu flanco juvenil
e inclinado como tus cejas.

Todos cuantos te buscan te tientan

Todos cuantos te buscan te tientan.


Y quienes te encuentran te atan
al gesto ya la imagen.

Yo en cambio quiero comprenderte


como te comprende la tierra;
con mi madurar
madura tu reino.

No quiero de ti vanidad alguna


que te demuestre.

Sé que el tiempo
no se llama como tú.

No hagas por mí milagros.


Da la razón a tus leyes
que de generación en generación
se tornan más visibles.
Saint-John Perse
(Seudónimo de Marie René Auguste Alexis Léger; Pointe-à-Pitre,
Guadalupe, 1887 - Hyères, Francia, 1975) Poeta y diplomático francés que
recibió el premio Nobel de Literatura en 1960. Nació en el seno de una
familia noble procedente de Borgoña que llevaba asentada en las isla de
Guadalupe desde el siglo XVII. En las Antillas cursó la enseñanza primaria
y después se trasladó a Francia, donde se licenció en derecho en 1909.

Saint-John Perse

Entre 1906 y 1909 aparecieron sus primeros poemas en La Nouvelle


Revue Française. Sus primeras colecciones poéticas, como Images à
Crusoé (1909) y Pour fêter une enfance y Elogios (1911), que llamaron la
atención de André Gide, entre otros escritores, reflejan la nostalgia de un
lugar paradisíaco a través de los recuerdos e imágenes de la infancia. En
1914 comenzó a ejercer el cargo de diplomático francés como secretario
en la delegación de la ciudad de Beijing, China. Allí escribió Anabasis (1924)
y Amitié du Prince, obras que se publicaron cuando volvió a Europa.
En 1921 regresó a Francia y a los pocos meses ya era íntimo colaborador
de Aristide Briand, de modo que realizó una importante labor en las
conferencias internacionales del período de entreguerras. Fue embajador
y luego secretario del Ministerio de Asuntos Exteriores. En este lapso, de
1921 a 1940, Saint-John Perse dejó a un lado la literatura para dedicarse
a la política (escribió algunos poemas pero no fueron publicados), y en
1932 comenzó una relación con L. Abreu, una cubana instalada en París
muy introducida en los círculos literarios.

Después de la invasión alemana de Francia, Saint-John Perse viajó hasta


Inglaterra con la intención de exiliarse en Estados Unidos. El gobierno de
Vichy le confiscó los bienes, le retiró la nacionalidad francesa y le destituyó
de sus cargos. Como venganza por su huida, la policía secreta nazi entró
en su casa de París y destruyó algunos manuscritos que eran producto de
quince años de trabajo literario. Una vez en Estados Unidos no consiguió
la residencia hasta 1949. Sin embargo, una vez instalado en Washington,
ocupó un puesto en la Biblioteca del Congreso.

En este periodo la poesía de Saint-John Perse se vuelve más oscura;


cubierta de un manto trágico, se combinan intensas descripciones de la
naturaleza y su fuerza con el poder destructor de los estados. Se puede
entrever en ella la experiencia de la guerra. Su primer título, Destierro,
aparece en 1942, y ha sido calificado como uno de los grandes trabajos
surgidos a raíz de la Segunda Guerra Mundial. En 1944 publicó Poema en el
extranjero y rompió su relación con L. Abreu, que le había acompañado a
Washington.
El mismo año apareció en el Sewanee Review la obra Lluvias, donde utiliza los
ritmos de una tormenta, y también Nieves, que tiene un tono más tierno.
En Vientos (1946) recurrió de nuevo a las fuerzas de la naturaleza para
expresar emociones e ideas. Permaneció en Estados Unidos hasta 1957;
durante esos años vivió también en Georgia y no dejó de hacer cruceros
y visitas a Las Antillas inglesas. Sin embargo, no volvió jamás a
Guadalupe, lugar de una infancia feliz que evocaría en casi toda su obra.
El mismo año en que regresó a Francia, sin renunciar a su residencia en
Estados Unidos, apareció Amargos (1957) y el poeta recuperó todos los
derechos perdidos durante la guerra. En 1958 se casó en América con D.
Milburn Russell, a quien rebautizó Diane. Al año siguiente le fue concedido
el Gran Premio Nacional de las Letras en Bélgica y el Gran Premio de
Poesía en la Biennale de Knocke le Zoute. Tras la obtención del premio
Nobel, Saint-John Perse siguió escribiendo y publicando hasta su muerte.
Otras obras suyas son Chronique (1960), Pájaros(1962), Pour Dante (1965)
y Chant pour un equinoxe (1975).
"Imágenes para Crusoe":

Las campanas

Anciano de manos desnudas


repuesto entre los hombres, ¡Crusoe!
llorabas, imagino, cuando desde las torres de la
Abadía, como un flujo, se derramaba el sollozo de
las campanas sobre la Ciudad...
¡Oh Despojado!
Llorabas recordando los rompientes bajo La luna;
los silbos de más distantes riberas; las músicas extrañas
que nacían y se asordaban bajo el ala cerrada de la noche,
semejantes a los encadenados círculos que son las
ondas de una concha, a la amplificación de clamores bajo la mar.

El muro

El lienzo de muro está enfrente, para conjurar el círculo de tu sueño.


Pero la imagen lanza su grito.
La cabeza contra una oreja del sillón grasiento, exploras tus dientes
con tu lengua: el sabor de las grasas y las salsas infecta tus encías,
y sueñas con las nubes puras sobre tu isla, cuando el alba verde
crece lúcida en el seno de las aguas misteriosas.
Es el sudor de las savias en exilio, la suarda amarga de las plantas
silicuosas,
la insinuación acre de los manglares carnosos y la ácida delicia
de una negra sustancia en las vainas.
Es la miel silvestre de las hormigas en las galerías del árbol muerto.
Es un sabor de fruto verde que acidula el alba que bebes:
el aire lechoso enriquecido con la sal de los alisios...
¡Alegría!, ¡oh alegría desatada en las alturas del cielo!
Las telas puras resplandecen, los invisibles atrios están sembrados de
hierbas
y las verdes delicias del suelo se pintan al siglo de un largo día.

Viernes

¡Risas bajo el sol,


marfil genuflexiones tímidas, las manos en las cosas de la tierra...
¡Viernes!, ¡qué verde era la hoja, y qué nueva tu sombra,
las manos tan largas hacia la tierra cuando, cerca del hombre taciturno,
meneabas bajo la luz la azul corriente de tus miembros!
-Ahora te han obsequiado un rojo andrajo.
Bebes el aceite de las lámparas y robas en la despensa;
deseas las faldas de la cocinera que es gorda y olorosa pescado;
miras en el cobre de tu librea tus ojos que se han hecho embusteros
y tu risa, viciosa.
El loro

Este es otro.
Un marino tartamudo lo había dado a la vieja que lo venció.
Está sobre el rellano, cerca de la lumbrera, allí donde se mezcla al negror
la sucia bruma del día color de callejón.
Con un doble grito, a la noche, te saluda, Crusoe,
cuando, subiendo de las letrinas del patio,
abres la puerta del pasillo y levantas ante ti el astro precario de tu lámpara.
Vuelve su cabeza para volver su mirada.
Hombre de la lámpara, ¿qué quieres de él?...
Miras el ojo redondo bajo el polen averiado del párpado;
miras el segundo círculo como un anillo de muerta savia.
Y la pluma enferma se remoja en el acuoso excremento.
¡Oh miseria! Apaga tu lámpara, El pájaro lanza su grito.

El parasol de piel de cabra

Está entre el olor agrio del polvo, bajo el alero del granero.
Está bajo una mesa de tres patas: está entre la caja de arena para la gata
y el tonel desaherrojado en que se hacina la pluma.

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