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DIRETÓRIO DE TERCEIRA ORDEM

INSTITUTO DO VERBO ENCARNADO

1. NATURALEZA Y FIN

2. ESPIRITUALIDAD

3. LA VOCACIÓN

Capítulo 2: Estructura de la tercera orden secular

Artículo 1: Los laicos consagrados

Artículo 2: Asociaciones de fieles y Movimientos Laicales

Artículo 3: La hermandad del Verbo Encarnado


Capítulo 3: El compromiso de los miembros terciários

6. FORMACION

Capítulo 2: Medios para la formación

Artículo 1: En los niños y en los jóvenes

Artículo 2: En los adultos


Artículo 3: En los ancianos

7. UNIÓN ESPIRITUAL AL INSTITUTO DEL VERBO ENCARNADO


Capítulo 2: De los asesores espirituales

Artículo 1: El Asesor Mayor

Artículo 2: Asesores locales

LOS LAICOS DE LA FAMILIA RELIGIOSA DEL VERBO ENCARNADO

Articulo 1. Los fieles laicos y la vida religiosa

Articulo2.La Tercera Orden Secular


del Instituto del Verbo Encarnado
1. NATURALEZA Y FIN

1. [Naturaleza] La Tercera Orden Secular u orden laical del Instituto del Verbo Encarnado es
“una asociación de fieles laicos, cuyos miembros viviendo en el mundo, desean participar del
espíritu de este Instituto para buscar de modo más seguro y eficaz la propia perfección cristiana en
todo el amplio campo de la vocación laical bajo la alta dirección de este Instituto y para realizar la
santificación de todos los hombres mediante las obras de apostolado”1.
2. Por eso quiere y se compromete a formar con los miembros del Instituto del Verbo Encarnado
y de las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará una única familia, unidos por la misma fe,
los mismos fines, la misma misión, el mismo carisma, la misma índole y el mismo espíritu. Es parte
esencial y constitutiva de la familia religiosa del Instituto, de la cual este no puede prescindir, en
cuanto que es la prolongación del accionar de la Institución en los ámbitos propios de la vida laical.
3. [Fin Universal] La Tercera Orden del Verbo Encarnado persigue el mismo fin del Instituto,
que a saber, es doble; por un lado busca la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas, tratando
de santificar a sus miembros y santificar desde la propia condición laical el mundo entero.
4. [Fin específico] Por otro lado, como terciarios de la familia del Verbo Encarnado, la Tercera
Orden Secular compromete todas sus fuerzas para inculturar el Evangelio, es decir para prolongar
la Encarnación en todo hombre, en todo el hombre y en todas las manifestaciones del hombre, de
modo particular mostrando que la Iglesia “tiene una auténtica dimensión secular, inherente a su
íntima naturaleza y a su misión, que hunde su raíz en el misterio del Verbo Encarnado y se realiza
de formas diversas en todos sus miembros”2. Para esto busca ordenar los asuntos temporales según
Dios3, instaurando todas las cosas en Jesucristo 4, haciendo manifiesto a Cristo ante los demás,
primordialmente mediante el testimonio de la vida, la irradiación de la fe, la esperanza y la caridad,
iluminando las realidades temporales con las que está estrechamente vinculada, de modo tal que
sin cesar se realice y progrese conforme a Cristo y sea para la gloria del Creador y del Redentor5.
5. [Fundamento] Como miembros de la familia del Verbo Encarnado desea participar en la
medida de la propia condición, del espíritu y de la vida que la rige, de aquí que también quiera
fundarse en Jesucristo, que ha venido en Carne (I Jn 4,2) y en sólo Cristo, y Cristo siempre, y Cristo
en todo y Cristo en todos y Cristo Todo. Porque la roca es Cristo y nadie puede poner otro
fundamento. Quiere amar y servir, y hacer amar y hacer servir a Jesucristo a su Cuerpo y a su
Espíritu. Tanto al Cuerpo físico de Cristo en la Eucaristía, cuanto al Cuerpo místico de Cristo que es
la Iglesia, formada también por sus miembros que por la santidad de vida deben llegar a ser “otros
Cristos” y por todos los hombres en los que ve al mismo Cristo, en especial los pobres, los pecadores
y los enemigos. Quiere también ser “como otra humanidad suya” 6, quiere también que sus
miembros sean cálices llenos de Cristo que derraman sobre los demás su super abundancia, quiere
que los terciarios manifiesten que Cristo vive. Y al Espíritu de Cristo porque es el alma de la Iglesia
y porque si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, éste no es de Cristo (Rom 8,9).
6. [Espiritualidad] Por eso la Tercera Orden Secular desea imitar profundamente, en el ámbito
que le es propio al Verbo Encarnado que “quiso participar de la convivencia humana... santificó los

1 Código de Derecho Canónico, c. 303. desde ahora C.I.C


2 Pablo VI, Discurso a los representantes de Institutos Seculares sacerdotales y laicales Miércoles 2 de Febrero de 1972
3 Cf. Concilio Vaticano II Constitución Dogmática Lumen Gentium, 31. Desde ahora Lumen.Gentium.
4 Ef 1,10.
5 Ef 1,10.
6 Beata Isabel de la Trinidad, Elevaciones, elevación 34.
vínculos humanos, en primer lugar los familiares, donde tienen su origen las relaciones sociales,
sometiéndose voluntariamente a las leyes de su patria, quiso llevar la vida de un trabajador de su
tiempo y de su región”7. Ya que “al elegir la vida común de los hombres, el Hijo de Dios confirió a
esa vida un nuevo valor, elevándola a las alturas de la vida divina... el Evangelio nos atestigua que
el Hijo eterno se identificó plenamente con nuestra condición, viviendo en el mundo su propia
consagración. La vida íntegramente humana de Jesús en el mundo es el modelo que inspira la vida
de todos los bautizados8. Así los terciarios procuran imitar a Cristo con la convicción de que “los
laicos pueden llevar a cabo en su vida la conformación al misterio de la Encarnación, precisamente
mediante el carácter secular de su estado”9.
7. [Apostolado] Y para la concreta y eficaz realización de estos fines se dedicará a las obras de
apostolado, como parte esencial de su misión, teniendo como centro de acción propio y particular
los puntos de inflexión de la cultura, desde los extremos propios de la vida secular; las obras de
misericordia con los más necesitados, el apostolado de la oración, la catequesis, las misiones, la
proclamación de la verdad por los medios de comunicación, la política, la docencia; la ayuda a los
sacerdotes y religiosos; la asistencia social, sobre todo con los más cadenciados; y el
aprovechamiento de todo aquello que pueda lícitamente ser utilizado para que Cristo reine en todos
los estratos de la vida individual, familiar y social. Sabiendo que “los fieles y más precisamente los
laicos, se encuentran en la línea más avanzada de la vida de la Iglesia; pues por ellos la Iglesia es el
principio vital de la sociedad humana”10.
8. Cada miembro “debe ser ante el mundo un testigo de la resurrección y de la vida del Señor
Jesús y una señal del Dios vivo. Todos juntos y cada uno de por sí debe alimentar al mundo con
frutos espirituales y difundir en él, el espíritu del que están animados aquellos pobres, mansos y
pacíficos a quienes el Señor en el Evangelio proclamó bienaventurados. En una palabra, cada
miembro debe cumplir aquello de ‘lo que el alma es al cuerpo, esto han de ser los cristianos en el
mundo’”11.
9. [Devoción Mariana] Junto a Cristo, los laicos del Verbo Encarnado desean mostrar al mundo
a su santa Madre la Virgen María, Junto a la Cruz de Jesús estaba su Madre (Jn 19,25), sabiendo que su
presencia es imprescindible para prolongar la Encarnación en todo lo creado. Por eso deben
procurar profundizar en su vida, seguir sus enseñanzas y prolongar su misión realizando todas las
acciones por María, con María, en María y para María, siguiendo las enseñanzas de San Luis María
Grignion de Montfort expresadas sobre todo en el Tratado de la Verdadera Devoción. Desde ya esta
asociación coloca en manos de su Madre del cielo todas sus empresas, sabiendo que del sí de la
Virgen ha dependido toda la obra de la Encarnación.
10. [Fidelidad al Espíritu Santo] Sólo en la más absoluta fidelidad al Espíritu Santo
conseguiremos nuestros fines. Siendo conscientes que nuestro pobre aliento únicamente es fecundo
e irresistible si está en comunicación con el viento de Pentecostés.
11. Para alcanzar esta disposición de suma, total e irrestricta docilidad al Espíritu Santo, que es
el Espíritu de Cristo12, la Tercera Orden Secular del Verbo Encarnado necesita que la Santísima

7 Christifideles.Laici, 15.
8 Juan Pablo II, Catequesis del miércoles, 10/11/1993 n 5.
9 Juan Pablo II Catequesis. del miércoles, 10/11/1993 n 5.
10 Pío XII, Discurso a los nuevos Cardenales, Acta Apostolicae Sedis, 38 (1946) 149. desde ahora AAS
11 Carta a Diogneto, 6; Cf. Lumen Gentium, 38.
12 Cf. Rom 8,9.
Virgen sea el modelo, la guía, la forma de todos sus actos, por todo lo cual, con todas las fuerzas del
alma, y del corazón, hoy y siempre, decimos ¡“Totus tuus”, María!

2. ESPIRITUALIDAD

12. [Introducción] Nuestra espiritualidad quiere estar anclada en el misterio sacrosanto de la


Encarnación, el misterio del Verbo hecho carne en el seno de la Santísima Virgen María. De modo
tal que podemos decir que nuestra espiritualidad se deriva de la Persona del Verbo y de su Madre,
para que, en el Espíritu Santo, podamos unirnos al Padre. De la explanación del misterio del Verbo
encarnado brotan todos los principios de la vida espiritual de la Tercera Orden del Instituto del
Verbo Encarnado, según consta en el Directorio de Espiritualidad.
13. [Primacía de Jesucristo] En nuestras vidas y acciones debe primar “el nombre, la doctrina, la
vida, las promesas, el reino, el misterio de Jesús de Nazaret Hijo de Dios” 13, de tal manera vividos
que no debemos anteponer nada a su amor.
14. [Preexistencia de la persona del Verbo] Confesando la eternidad, distinción y divinidad de
la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, queremos alimentar nuestro deseo de abandonarnos
enteramente a la voluntad de beneplácito de Dios, nuestro amor a la Trinidad y a los hombres
creados por Dios a su imagen y semejanza14.
15. [El misterio del Verbo Encarnado] Su Primera Venida obrada por el Espíritu Santo en las
entrañas de la Virgen nos debe llevar a suma docilidad al mismo Espíritu y amor entrañable a su
Madre y Madre nuestra. Basados en el misterio de la Encarnación, obrado por el Espíritu en María
Virgen, debemos cantar siempre las misericordias de Dios porque “por la Encarnación del Verbo se
hace creíble la inmortalidad de la dicha”15, debemos tener clara conciencia de que sin Jesucristo
nada podemos16, y debemos propender, con todas nuestras fuerzas, a adelantar siempre en la
virtud.
16. Jesucristo es el “Camino” para ir al Padre y nadie va al Padre sino por Él17. Tiene el único
nombre por el cual podemos ser salvos (Act 4,12). Es el que hace que la Iglesia sea un “sacramento,
o sea signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano”18.
Es el que sostiene todos los dogmas de la Iglesia, ya que es “la verdad que incluye todas las de-
más”19. Es el que nos muestra la primacía y el peso de la eternidad sobre toda realidad temporal.
Saber que Jesús es verdadero Dios nos debe mover a practicar las virtudes de la trascendencia: fe,
esperanza y caridad, a dar importancia insustituible a la vida de oración y a la necesidad de las
purificaciones activas y pasivas del sentido y del espíritu. El hacerse hombre es “el misterio primero
y fundamental de Jesucristo”20 y “Dios no estuvo nunca tan cercano del hombre –y el hombre jamás
estuvo tan cercano a Dios– como precisamente en ese momento: en el instante del misterio de la
Encarnación”21. Saber que Jesús es verdadero hombre nos debe mover a considerar que nada de lo
auténticamente humano nos es extraño sabiéndolo asumir 22, a amar en Él a todo hombre y a todo el
hombre, a practicar las virtudes mortificativas del anonadarse. Saber que en Él se unen
indisolublemente ambas naturalezas nos debe mover a reconocer la doble realidad de gracia y

13 Pablo VI, Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi, nº 22. Desde ahora Evangelii Nuntiandi.
14 Cf. Gen 1, 26.
15 San Agustín, De Trinitate, XIII, 9.
16 Cf. Jn 15,5.
17 Cf. Jn 14,6.
18 Lumen.Gentium, 1
19 Juan Pablo II, Alocución, en la visita al Pontificio Ateneo Antonianum de Roma; OR (31/01/1982), 19.
20 Juan Pablo II, Alocución Dominical; OR (13/09/1981), 1.
21 Juan Pablo II, Alocución Dominical; OR (09/08/1981), 1.
22 “Lo que no fue tomado tampoco fue redimido”, cf.Concilio Vaticano II, decreto Ad.Gentes 3, nota 15. Desde ahora Ad Gentes
naturaleza, sin mala mezcla, a practicar las virtudes aparentemente opuestas, sin caer en falsos
dualismos, lo superior asumiendo lo inferior. Saber buscar siempre la mayor gloria de Dios y la
salvación de los hombres, que es el fin de la Encarnación.
17. [Su Vida terrena] Desde el mismo instante de la encarnación nos da ejemplo de entrega
sacerdotal al Padre que debemos imitar nosotros; en el seno de María ya estamos presentes nosotros
por el principio de koinonía enseñándonos a depender totalmente de su Madre; en su Vida oculta
nos enseña a crecer, a trabajar, a hacer silencio, a estar sujetos23, a vivir con alegría festiva24; todas
sus palabras y todas sus acciones son alimento para nuestra espiritualidad.
18. [Su salida de este mundo] De manera especial, el misterio Pascual de nuestro Señor es fuente
inexhausta de espiritualidad. Su Pasión, Muerte, descenso a los infiernos, Resurrección, deben
iluminar nuestras vidas siempre. Debemos ser especialistas en la sabiduría de la cruz, en el amor a
la cruz y en la alegría de la cruz.
19. [Su Vida gloriosa] El hecho espléndido de que Cristo resucitó nos debe llevar a vivir como
resucitados, a vivir según la Ley Nueva –el Espíritu Santo–, la libertad de los hijos de Dios propia
del hombre nuevo, con inmensa alegría, en especial el domingo, sabiendo hacer fiesta, con gran
compromiso por la misión.
20. [Su Vida mística] Es la maravilla de la Iglesia, Cuerpo de Cristo, alimentada por la Palabra
de Dios, Una, Santa, Católica –misionera y ecuménica–, Apostólica, enriquecida y apoyada en las
tres cosas blancas; La Eucaristía, la Virgen y el Papa
21. [Su segunda Venida] La certeza de que el Señor está viniendo y que hacia Él estamos
caminando. Un día volverá en poder y majestad, resucitará a los muertos, presidirá el juicio final y
la innovación del universo.
22. Todas las otras partes de estos Estatutos están inspiradas en el volumen de Espiritualidad y
se entienden a la luz del mismo. Hemos querido dar una preponderancia absoluta a la parte
espiritual porque entendemos que así lo pide el carisma del Instituto del Verbo Encarnado, de modo
tal que debe considerarse como texto doctrinal que sirva de fundamento para las distintas partes de
estos estatutos y punto de referencia para las posibles modificaciones que los tiempos vayan
exigiendo y también para aplicar estos Estatutos a las nuevas circunstancias.
23. En fin, quisiéramos que nuestra espiritualidad pudiera ser sintetizada así:
No Jesús o María; no María o Jesús.

Ni Jesús sin María; ni María sin Jesús.


No sólo Jesús, también María;

ni sólo María, también Jesús.

Siempre Jesús y María; siempre María y Jesús.

A María por Jesús: He ahí a tu Madre (Jn 19,27).

A Jesús por María: Haced lo que Él os diga (Jn 2,5).

Primero, Jesús, el Dios-hombre;

23 Cf. Lc 2,51.
24 Cf. Lc 2,42.
pero luego María, la Madre de Dios.

Él, Cabeza; Ella Cuello; nosotros, Cuerpo.

Todo por Jesús y por María; con Jesús y con María;

en Jesús y en María; para Jesús y para María.

En fin, sencillamente: Jesús y María; María y Jesús.

Y por Cristo, al Padre, en el Espíritu Santo.

3. LA VOCACIÓN

Capítulo 2: Estructura de la tercera orden secular

Introducción
24. La Tercera Orden Secular se estructura en tres niveles de acuerdo al grado de unión que los
miembros posean hacia el Instituto del Verbo Encarnado y al vínculo que establecen con el mismo.
Estos niveles se constituyen con el fin de encauzar las distintas vocaciones con que Dios llama
insistentemente a los seglares.

Artículo 1: Los laicos consagrados


25. El Instituto del Verbo Encarnado tiene asociados en su primer grado a aquellos fieles laicos
que aspiran a la perfección evangélica según el espíritu del Instituto, participando en su misión 25,
obligándose libremente por medio de votos privados.
26. El primer nivel de la Tercer Orden Seglar está constituido entonces, por todos aquellos fieles
que de acuerdo a la variedad de carismas y vocaciones, desean tener una consagración laical
particular, mediante un vínculo sagrado que los una de una manera íntima y especial con el Instituto
del Verbo Encarnado. “A los fieles laicos... está abierta la posibilidad de profesar los consejos
evangélicos de pobreza castidad y obediencia a través de los votos o las promesas, conservando
plenamente la propia condición laical”26. Son miembros privilegiados dentro de la Tercera Orden
Secular, y por tanto gozan de derechos y obligaciones particulares, pues son quienes con la
consagración de su vida, con sus oraciones y sacrificios, acrecientan en abundancia el tesoro
espiritual del Instituto procurando la perfección cristiana y la gloria a Dios. Mediante la profesión
de alguno de los consejos evangélicos participan de una manera particularísima en la espiritualidad
y carisma específico de nuestra familia religiosa.
27. Como laicos viven en el siglo, es decir en todos y cada uno de los deberes y ocupaciones del
mundo, y en las condiciones ordinarias de la vida familiar y social, con las que su existencia está
entretejida, pero muestran su particular consagración mediante la práctica de alguno de los consejos
evangélicos. Dentro de la dignidad y responsabilidad laical lo han dado todo a Dios.
28. Tales son aquellos laicos consagrados en exclusividad a Dios que se unen a El mediante el
voto de virginidad voluntario y perpetuo por amor del reino de los cielos (Mt 19,12) tendiendo
únicamente hacia las cosas divinas, empleando en ellas alma y corazón, queriendo agradar a Dios

25
CIC, c. 303.
26
Christifideles Laici, 56.
en todas las cosas, pensar sólo en Él, consagrarle totalmente cuerpo y alma, sabiendo que “la
virginidad se cuenta entre los tesoros más preciosos dejados en herencia a la Iglesia por su
Fundador”27.
29. Junto con este vínculo se comprometen al uso de aquellos medios, acordes con la condición
laical, que les permitan el pleno cumplimiento de sus votos o promesas, en especial la dedicación
intensa a la oración, la lectura de la Sagrada Escritura, la participación de la Eucaristía; la recepción
frecuente del sacramento de la penitencia, la dirección espiritual, la práctica de los ejercicios
espirituales, etc.
30. Nada obsta que bajo otra formalidad los laicos consagrados participen en asociaciones
apostólicas.

Artículo 2: Asociaciones de fieles y Movimientos Laicales


31. El segundo nivel, está constituido por distintos Movimientos Laicales, cada uno de estos con
su propia organización, para que los laicos que quieran puedan asociarse para el apostolado y la
misión, según las múltiples opciones, posibilidades y necesidades pastorales de los distintos lugares
en donde estén plantados nuestros Institutos, según el espíritu, carisma y fin específico del Instituto
del Verbo Encarnado, siendo conscientes de la enseñanza del Concilio “que el apostolado
organizado responde adecuadamente a las exigencias humanas y cristianas de los fieles y es al
mismo tiempo, signo de la comunión y de la unidad de la Iglesia en Cristo... Las asociaciones
erigidas para la acción colectiva del apostolado apoyan a sus miembros y los forman para el
apostolado, de forma que son de esperar frutos mucho más abundantes que si cada uno trabajara
aisladamente”28
32. Es nuestro deseo dar acogida a todos aquellos fieles entusiastas, que impregnados del deseo
ardiente del corazón de Cristo antes de subir al Padre, id por todo el mundo y proclamad la buena nueva
a toda la Creación (Mc 16,15), deseen asociarse y emprender diferentes uniones con el fin de inculturar
el Evangelio, mediante obras apostólicas y de caridad; promoviendo el culto divino y la vida
cristiana, de acuerdo a la variedad de carismas, situaciones, o funciones que el Espíritu Santo quiera
suscitar en las filas de laicado católico; para que fomentando una vida más perfecta “instauren todas
las cosas en Jesucristo”29 trabajando auténtica y eficazmente en el advenimiento del Reino de Dios.
Ya que, “como partícipes del oficio de Cristo Sacerdote, Profeta y Rey, los laicos tienen su parte
activa en la vida y en la acción de la Iglesia... Alimentados por la activa participación en la vida
litúrgica de la propia comunidad, participan con diligencia en las obras apostólicas de la misma;
conducen a la Iglesia a los hombres que quizás viven alejados de Ella; cooperan con empeño en
comunicar la palabra de Dios, especialmente mediante la enseñanza del catecismo; poniendo a
disposición su competencia, hacen más eficaz la cura de almas y también la administración de los
bienes de la Iglesia”30.
33. En estos movimientos deben tenerse en cuenta los criterios que se delinean en la carta magna
del laicado católico, la Exhortación Apostólica Christifideles Laici.
- “El primado que se da a la vocación de cada cristiano a la santidad... En este sentido, todas las
asociaciones de fieles laicos, y cada una de ellas, están llamadas a ser -cada vez más- instrumento

27
Pío XII, Encíclica Sacra Virginitas, nº1; AAS 46,151.
28
Cfr. Apostolicam Actuositatem, 18.
29
Cf. Ef 1,10; Pío X, Encíclica E Supremi Apostolatus, 2 (1903).
30
Apostolicam Actuositatem, 10.
de santidad en la Iglesia, favoreciendo y alentando ‘una unidad más íntima entre la vida práctica y
la fe de sus miembros’ 31 .
- La responsabilidad de confesar la fe católica acogiendo y proclamando la verdad sobre Cristo,
sobre la Iglesia y sobre el hombre, en la obediencia al Magisterio de la Iglesia, que la interpreta
auténticamente...
- El testimonio de una comunión firme y convencida en filial relación con el Papa, centro perpetuo
y visible de unidad de la Iglesia universal, y con el Obispo ‘principio y fundamento visible de
unidad’32 en la Iglesia particular, y en la ‘mutua estima entre todas las formas de apostolado en la
Iglesia’.33
- La conformidad y la participación en el ‘fin apostólico de la Iglesia’, que es ‘la evangelización y
santificación de los hombres y la formación cristiana de su conciencia, de modo que consigan
impregnar con el espíritu evangélico las diversas comunidades y ambientes’.
- El comprometerse en una presencia en la sociedad humana, que, a la luz de la doctrina social
de la Iglesia, se ponga al servicio de la dignidad integral del hombre” 34.
34. Los movimientos de la Tercera Orden Secular del Instituto del Verbo Encarnado, de acuerdo
a sus propios estatutos y bajo la guía de los asesores del Instituto del Verbo Encarnado, deben
procurar implantar en todas las culturas la impronta de la Buena Nueva que Cristo vino a traer esta
tierra.
35. A su vez todos los movimientos de la Tercer Orden Secular deben destacarse por:
- un amor ardiente a Cristo y María quienes deben ostentar en sus vidas;
- un amor entrañable a la Iglesia de la que son hijos y servidores, sobre todo en la persona del
Papa, de los obispos y de los sacerdotes;
- y un profundo amor a la familia religiosa del Verbo Encarnado a la que se han querido unir ya
que son partes constituyentes de la misma, cuyo espíritu se comprometen a vivir.
36. Pidamos siempre a Dios que suscite movimientos admirables para que den gloria a Dios y
manifiesten al mundo la vitalidad de la vida cristiana, que sepan vivir en plenitud la virtud de la
caridad, que no morirá jamás (1 Cor 13,8), y que sepan dar testimonio de la verdad, si es preciso con
su sangre, muriendo al grito de ¡Viva Cristo Rey!.

Artículo 3: La hermandad del Verbo Encarnado


37. El tercer nivel, está constituido en forma amplísima, por todos aquellos fieles cristianos laicos
o sacerdotes de todo el mundo que siendo amigos, simpatizantes, bienhechores, familiares, etc.,
quieren compartir con nosotros el espíritu de nuestra familia religiosa, formando así parte de la
Hermandad del Verbo Encarnado.
38. Son miembros vivos de la Tercer Orden Seglar, que desde las partes remotas del universo se
encuentran unidos por los vínculos de la oración y de la caridad, en un mismo amor a Dios, a su
Iglesia y a la familia religiosa del Verbo Encarnado.

31
Lumen Gentium, 39.
32
Lumen Gentium, 23.
33
Cf. Lumen Gentium, 33.
34
Christifideles Laici, 30.
39. Están destinados a manifestar al Verbo Encarnado de forma individual, en el ambiente propio
de cada uno, en las propias familias, trabajos, estudios, profesiones, parroquias y en los demás
ámbitos seglares que estén a su alcance.
40. Han de cooperar con el Instituto principalmente de modo espiritual, con sus oraciones,
sacrificios, ofrecimiento de obras y dando testimonio de esclavitud mariana; y también, en la
medida de las posibilidades, de modo material, con la colaboración para el sostén de las obras
propias; y finalmente han de cooperar de modo apostólico, colaborando en la medida de sus
posibilidades y capacidades al apostolado del Instituto.
41. Debemos acogernos de una manera particular al pedido del Papa Juan Pablo II de “que los
fieles laicos estén presentes, con la insignia de la valentía y de la creatividad intelectual, en los
puestos privilegiados de la cultura, como son el mundo de la escuela y de la universidad, los
ambientes de investigación científica y técnica, los lugares de la creación artística y de la reflexión
humanista”35 llevando a cada campo peculiar mediante las riquezas originales del Evangelio y de
la Fe, la Redención obrada por Jesucristo.
42. De modo particular deben destacarse por el amor a Dios y a su Iglesia por sobre toda las cosas
y el amor al prójimo como a ellos mismos, manifestado claramente en el testimonio de vida puesto
que como tales están constituidos “como poderosos pregoneros de la fe en las cosas que esperamos,
cuando sin vacilación unen a la vida según la fe la profesión de esa fe” 36.
43.Todos los miembros de esta Tercera Orden deben sentirse íntimamente unidos entre sí y con
el Instituto del que forman parte esencial.

Capítulo 3: El compromiso de los miembros terciarios

Artículo 1: La admisión
44. La admisión es el fundamento de donde brotan todos los deberes y derechos de los terciarios.
45. Quedan admitidos al primer nivel de la tercera orden secular, aquellos laicos que han
decidido libremente comprometerse por medio de un vínculo sagrado (conservando su condición
laical) con el fin y misión del Instituto. Vínculo que debe ser puesto de manifiesto con el
consentimiento y aceptación de las autoridades competentes del Instituto del Verbo Encarnado.
46. Quedan admitidos al segundo nivel, los movimientos cuyos estatutos han sido aprobados
por la autoridad competente del Instituto del Verbo Encarnado.
47. Finalmente quedan admitidos al tercer nivel aquellos fieles que manifiesten explícitamente
su deseo de pertenecer a la Tercera Orden, gozando y acrecentando a su modo el tesoro espiritual
de la Familia del Verbo Encarnado.

Artículo 2: Deberes y Derechos de los terciarios


48. Podemos resumir en cuatro aspectos los deberes y derechos que el Código de Derecho
Canónico impone a los laicos:

a. El anuncio de la Salvación
49. Los terciarios “tienen la obligación general, y gozan del derecho, tanto personal como
asociadamente, de trabajar para que el mensaje divino de salvación sea conocido y recibido por
todos los hombres en todo el mundo, obligación que les apremia todavía más en aquellas

35
Christifideles Laici, 44
36
Lumen Gentium, 36
circunstancias en las que sólo a través de ellos pueden los hombres oír el Evangelio y conocer a
Jesucristo”37. Ninguno de los miembros de esta tercera orden puede prescindir del sagrado deber
del apostolado.

b. Testimonio de vida
50. También los laicos deben impregnar y perfeccionar el orden temporal con el espíritu
evangélico, y dar así testimonio de Cristo, gestionando las cosas temporales38. Es esta una obligación
fundamental, es el apostolado entendido en un sentido más determinado, es decir, del testimonio
de vida que tiene que dar todo laico en virtud del mandato id y enseñad (Mt 28,19).

c. Vida conyugal
51. Quienes según su propia vocación viven en el estado conyugal, por medio de la vocación
matrimonial, sacramento propio de los laicos, están obligados a usar de este medio para trabajar en
la edificación del pueblo de Dios. Y por haber transmitido la vida deben ser responsables
educadores y por tanto, educar cristianamente a sus hijos según la doctrina enseñada por la Iglesia.39

d. Formación
52. Además para poder vivir según la doctrina cristiana, proclamarla, defenderla cuando sea
necesario, tienen el deber y el derecho de formarse cristianamente, adquiriendo un profundo
conocimiento de la doctrina católica40, sobre todo de la Doctrina Social de la Iglesia.
53. A los miembros del tercer nivel de modo particular y a todos los terciarios en general se les
encomienda que lleven el anuncio de la salvación a sus familias y a su ambiente cotidiano,
mediante una práctica afectiva y efectiva del amor a Dios y al prójimo, dando un testimonio
ejemplar de las virtudes cristianas, de la vida familiar y de la sana educación de los hijos. Los que
se constituyen en vida conyugal deben lograr que este vínculo sea un auténtico centro apostólico
“en esta tarea resalta el gran valor de aquel estado de vida santificado por un especial sacramento,
a saber, la vida matrimonial y familiar. En ella el apostolado de los laicos halla una ocasión de
ejercicio y una escuela preclara si la religión cristiana penetra toda la organización de la vida y la
transforma más cada día. Aquí los cónyuges tienen su propia vocación: el ser mutuamente y para
sus hijos testigos de la fe y del amor de Cristo. La familia cristiana proclama en voz muy alta tanto
las presentes virtudes del reino de Dios, como la esperanza de la vida bienaventurada. De tal manera
que con su ejemplo y su testimonio, arguye al mundo de pecado e ilumina a los que buscan la
verdad”41. Finalmente consideren siempre que tienen el sagrado deber de formarse cristianamente,
conociendo, amando y proclamando la doctrina de la Iglesia, siguiendo el consejo de San Agustín
“si sois sabios, procurad ser más depósitos que canales”. 42 “El canal deja correr el agua que recibe
sin guardarse una sola gota, mientras que el depósito, por el contrario se llena primeramente y
después, sin vaciarse, vierte el sobrante de agua en los campos que fertiliza” 43.

37
CIC, c. 225 § 1.
38
Cf. CIC, c. 225 § 2.
39
Cf. CIC, c. 226 § 1 y 2.
40
Cf. CIC, c. 229.
41
Lumen Gentium, 35.
42
San Agustín, De Doctrina Christiana, I, IV.
43
San Bernardo, Sermones sobre el Cantar de los Cantares, 18,3.
54. Son los distintos movimientos los encargados en cuanto asociados de trabajar
apostólicamente en forma directa sobre los puntos de inflexión de la cultura, dando testimonio de
la eficacia del apostolado asociado, siendo un signo elocuente del carisma propio de cada asociación,
constituyendo asociaciones dignas de llevar el nombre del Verbo Encarnado, que sobresalgan en la
práctica de las virtudes cristianas. Deben a su vez manifestar la comunión y la unidad de la Iglesia
de la que son un signo, Padre, que seamos uno, como tú y yo somos uno (Jn 17,22), y comprendan sus
dirigentes que son los responsables de la formación de los miembros que tienen a cargo, por tanto
procuren instruirlos en la Doctrina del Magisterio y en el ejercicio de las virtudes humanas y
cristianas.
55. Finalmente los laicos consagrados no deben olvidar que están obligados por sus votos a
realizar actos apostólicos que manifiesten su peculiar consagración. De modo específico deben
consagrar el mundo con su oración, sacrificio y entrega. El mismo vínculo sagrado vivido en
plenitud debe ser el mejor testimonio ante Dios y los hombres, testimonio excelente por consistir
en la íntima unión con Jesucristo por la práctica de los consejos evangélicos, testimonio también de
una mayor pertenencia laical a la familia religiosa. Por consiguiente tienen el deber de procurar una
formación acorde a su consagración peculiar.

Artículo 3: Principales Fiestas


56. Todos los terciarios, como miembros de la familia del Verbo Encarnado y partícipes de su
espíritu, deben vivir el sentido auténtico de las fiestas cristianas.
57. “La celebración del domingo ha de ser vivida en plenitud como la fiesta de la Resurrección
del Señor. Es de especial importancia para los laicos, que viven el resto de la semana inmersos en la
labor cotidiana, festejar el domingo y vivir su descanso propio para dedicarse a las cosas de Dios.” 44
58. De modo particular deben solemnizarse las fiestas propias y características de nuestra familia:
el 25 de marzo, Anunciación del Señor; el Triduo Pascual de la Pasión y Resurrección del Señor
junto con la octava de Pascua; el 29 de abril, San Luis María; el 31 de Mayo, la Visitación de la
Santísima Virgen; Pentecostés; el 29 de junio, San Pedro y San Pablo, día del Papa; 6 de agosto, la
Transfiguración del Señor; 15 de agosto, la Asunción de la Santísima Virgen; el 14 y 15 de
septiembre, Exaltación de la Cruz, Cruz de Matará - Virgen de los Dolores; 8 de diciembre, la
Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen; 25 de diciembre, la Natividad del Señor; el 22 de
febrero, la Cátedra de San Pedro en Roma; y el 19 de marzo, San José, esposo de Santa María. Días
todos de gran júbilo pues se celebran los misterios centrales de la vida de Jesús y María.

Artículo 4: Oraciones propias


59. [La Santa Misa] Como adoradores en espíritu y en verdad del Verbo Encarnado, la principal
oración es la Santa Misa, por la que se unen a toda la Iglesia orante por lo cual procurarán oírla no
solo dominicalmente sino también habitualmente.
60. [La Pasión] También la devoción al Vía Crucis, teniendo un entrañable amor al misterio de la
Pasión y de la Cruz.
61. [Distintivo] Para recordar su pertenencia a la familia religiosa del Verbo Encarnado y como
muestra de que son “amigos de la cruz”45, los terciarios todos lucirán un distintivo propio

44
Cf. Instituto del Verbo Encarnado. Directorio de Espiritualidad. [212-213].
45
Cf. San Luis María Grignon de Monfort, Carta a los amigos de la cruz.Prólogo.
constituido por el escudo del Instituto del Verbo Encarnado para los varones y la cruz de Matará
para las mujeres.
62. [Oraciones Marianas] Como imitadores de la Santísima Virgen María tendrán una confianza
ilimitada en esta buena Madre del Cielo, sabiendo peregrinar a sus santuarios, celebrando los
sábados en su honor, iluminando y adornando sus imágenes, propagando su devoción, teniendo
una particular veneración a las oraciones marianas, sobre todo al rezo del ángelus y de manera
particular a la oración mariana por excelencia que es el Santo Rosario que procurarán rezar
diariamente.

Capítulo 2: Medios para la formación

63. A semejanza de Cristo que crecía y se fortalecía llenándose de sabiduría 46, toda nuestra vida
debe ser un continuo ascender hacia Dios, en la vida espiritual el que no avanza retrocede. Cada
etapa de la vid debe ser una ocasión para crecer, para adquirir nuevas virtudes, nuevos
conocimientos, nueva sabiduría de la vida y de la gracia.
64. Para esto juegan un papel fundamental los distintos movimientos y grupos en los que por
diferentes caminos se busca como fin común el ascenso espiritual. ¡Hay del sólo! (Qo 4,10). Cuando
hay todo un grupo en el que se apoyan y se alientan mutuamente, mucho más obstáculo encontrará
el demonio para hacer su daño. No sólo deberá luchar por quebrar a un alma sino que junto con ella
tendrá que luchar con todas los que lo rodean.

Artículo 1: En los niños y en los jóvenes


65. Los padres de familia de la Tercera Orden han de tener la principalísima preocupación de que
sus hijos vivan y crezcan en un clima auténticamente cristiano, donde florezca la alegría, la sana
diversión, los altos ideales, donde aprendan a comprometerse y a adquirir responsabilidad de modo
progresivo, experimentando la satisfacción por el deber cumplido, y todo realizado con generosidad
para con Dios y el prójimo, y esto por amor a Dios.
66. Por eso es conveniente que desde su más tierna edad aprendan a participar de los grupos
infantiles, oratorios festivos, de las actividades al aire libre: especialmente de campamentos
educativos, organizados por los mismos miembros de la tercera orden, que sean escuela de vida,
donde aprendan a valerse por sí mismos y de todas aquellos medios que puedan ir forjando su
personalidad humana.
67. También cuidarán con especial esmero su formación espiritual por medio de la dirección
espiritual con santos y buenos sacerdotes, la oración en familia, los ejercicios espirituales, los retiros
de perseverancia, la lectura y meditación de la Sagrada Escritura, la asistencia a la Sagrada Liturgia,
etc.
68. Los jóvenes buscan incesantemente alguien a quien imitar, ideales de carne y hueso. Es
fundamental proponerles santos ideales, modelos insignes, santos y héroes por quienes se vean
estimulados a practicar la virtud, que suplan a los falsos ídolos modernos. Para animarlos a la
santidad hay que recordarles que estos modelos no nacieron santos sino que se hicieron tales con
su esfuerzo y la gracia de Dios.
69. Edúqueseles también en la magnanimidad que es “el ornato de todas las virtudes”, para que
todos los actos de su vida sean realizados con grandeza de alma.

46
Cf. Lc 2, 51-53.
70. Debe también hacerles comprender que milicia es la vida del hombre sobre la tierra, y que
están destinados a luchar, debemos formar una juventud valiente, pura, conquistadora, esperanza
para la Iglesia.
71. Desde muy pequeño se les debe enseñar a amar la verdad y a dar testimonio de ella, pudiendo
dedicarse al estudio de la verdad divina y humana con entusiasmo y fervor, captando el verdadero
sentido del estudio. Encauzando una amplia formación intelectual, por medio de la lectura asidua,
la formación del juicio crítico mediante los grupos de estudio, las disputatio, la confrontación y
refutación de doctrinas erróneas, las conferencias, los cursos de cultura católica, etc. Evitando la
superficialidad, la vana curiosidad, el enciclopedismo, la erudicción vana que busca la extensión
pero no la profundidad. Que sepan estar a la altura de los acontecimientos, que sean hombres de su
tiempo.
72. “La formación para el apostolado debe comenzar de la primera educación de los niños. De
modo especial, iníciese a los adolescentes y a los jóvenes en el apostolado e imbúyaseles de este
espíritu. Esta formación debe ir completándose durante toda la vida, de acuerdo con las exigencias
que plantean las nuevas tareas recibidas. Es evidente, pues, que los educadores cristianos están
obligados también a formar a sus discípulos para el apostolado” 47. Es nuestro anhelo que se forjen
familias misioneras, verdaderas Iglesias domésticas, que sepan cumplir a la perfección el deber de
profetas que adquirieron en el bautismo.

Artículo 2: En los adultos


73. Los adultos tienen que dar ejemplo de vida cristiana a los más jóvenes. Por lo cual deben
procurar una personalidad sólida, equilibrada y libre.
74. Ayudará a esto la formación permanente, adquiriendo la adultez también en la vida espiritual,
por un mayor crecimiento en la oración y en la práctica de la meditación. Por eso deben intentar
participar más concientemente en la oración litúrgica de la Iglesia. Sobre todo en la Santa Misa,
aportando al sacrificio eucarístico la oblación de su propia vida de un modo cada vez más perfecto.
75. No hay que perder de vista que la formación teológica e intelectual nunca acaba; al contrario
cada vez debe crecer más, sobre todo en profundidad. Para ello la buena lectura, los cursos de
teología, de cultura católica y los estudios superiores que se puedan realizar serán de mucha
utilidad.
76. La madurez espiritual será el fruto de una dirección espiritual seria, de la práctica de ejercicios
espirituales y de la participación de grupos de formación y de apóstolados, donde uno pueda volcar
toda la riqueza que haya adquirido con la ayuda del Señor.
Artículo 3: En los ancianos
77. Los ancianos no quedan excluidos de la obligación que tienen de adquirir una formación
permanente, ya que deberán aprender a vivir de un nuevo modo las exigencias del cristianismo. Su
vida no pierde sentido ni se vuelve vacía, al contrario, adquiere mayor riqueza ya que a la
experiencia de sus años se suman otras nuevas que tienen que ver con el deterioro de su cuerpo
pero que no desdice del crecimiento y juventud que debe tener su alma.
78. Por eso deben ser claro testimonio de paciencia, sabiduría, caridad, alegría, esperanza y
valentía. Es necesario tener conciencia que, aunque no sea notorio, muchos estarán pendientes de

47
Apostolicam Actuositatem, 30.
cómo será el desenlace de su vida, y aun en este momento deben dar ejemplo, así como el anciano
Eleazar que prefirió una muerte honrosa a dar mal ejemplo a los jóvenes48.

Capítulo 2: De los asesores espirituales

Artículo 1: El Asesor Mayor


79. La Tercera Orden Secular tiene como supremo asesor y coordinador en todo lo que se refiera
a la asistencia espiritual y apostolado al Asesor Mayor.
80. La designación del Asesor Mayor estará a cargo del Superior General con el voto deliberativo
de su Consejo.
81. El Asesor Mayor no ejerce funciones de gobierno.
82. “Le compete al Asesor Mayor:
- velar como principal responsable ante el Superior General para que se provea a la asistencia
espiritual de todos los terciarios.
- proveer y promover el desarrollo y el crecimiento de la Tercera Orden Secular.

- garantizar que se viva el genuino espíritu de familia del Verbo Encarnado;

- asegurar que se cumplan las directrices pastorales dadas por los superiores competentes;

- realizar visitas canónicas;

- informar al Superior General del Instituto del Verbo Encarnado;

- comunicar las directrices a los Superiores Provinciales;

- dar su parecer en los nombramientos de capellanes hechos por los Superiores Provinciales, y
para aprobación, agregación y supresión de asociaciones de fieles y movimientos laicales 49como
para desafectar miembros;

- proveer la asistencia a los movimientos que trasciendan los límites provinciales.- Proveer y
promover el desarrollo y el crecimiento de la Tercera Orden Secular en todos los lugares por donde
esten nuestras casas religiosas.

Artículo 2: Asesores locales


83. Los Superiores Provinciales proveerán la designación de asesores para la asistencia espiritual
de la Tercera Orden, según la índole y condiciones de los distintos niveles y tipos de asociaciones
de fieles y movimientos laicales.
84. Los religiosos del Instituto del Verbo Encarnado proveerán a la asistencia espiritual y
apostólica de los miembros terciarios sólos o agrupados.
85. Procúrese que en las Parroquias a cargo del Instituto se fomenten las asociaciones y
movimientos laicales de la Tercera Orden.
86. Es potestad de los asesores la admisión al tercer nivel bajo la Dirección del Superior Provincial.

48
Cf. 1 Mac. 6, 18-31.
49
Cf. Instituto del Verbo Encarnado, Constituciones [281] [282].
1. LOS LAICOS DE LA FAMILIA RELIGIOSA DEL VERBO ENCARNADO

Articulo 1. Los fieles laicos y la vida religiosa


87. La organización, la atención espiritual y la promoción de la Tercera Orden Secular del
Instituto del Verbo Encarnado compete a todos los miembros de nuestra Familia Religiosa 50. En
efecto los laicos terciarios de nuestro Instituto son parte constitutiva de nuestra Familia Religiosa,
de la que “no puede prescindir”51, sea en razón de nuestra vocación; sea en razón de nuestro fin
específico que es la inculturación del Evangelio 52; sea en razón de nuestro carisma propio que es
enseñorear todo lo auténticamente humano con la fuerza del misterio de la Encarnación 53. Tareas
todas que no podrán ser llevadas adelante con una total plenitud sino cuidamos, atendemos y
promocionamos como corresponde lo que llamamos “la prolongación del accionar del Instituto en
los ámbitos propios de la vida laical” 54: nuestra Tercera Orden Secular.
88. “La eclesiología conciliar ha puesto de relieve la complementariedad de las diferentes
vocaciones en la Iglesia, llamadas a ser juntas testigos del Señor resucitado en toda situación y en
todo lugar. El encuentro y la colaboración entre religiosos, religiosas y fieles seglares en particular,
aparece como un ejemplo de comunión eclesial y, al mismo tiempo, potencia las energías apostólicas
para la evangelización del mundo. Un apropiado contacto entre los valores típicos de la vocación
laical, como la percepción más concreta de la vida del mundo, de la cultura, de la política, de la
economía, etc., y los valores típicos de la vida religiosa, como la radicalidad del seguimiento de
Cristo, la dimensión contemplativa y escatológica de la existencia cristiana, etc., puede convertirse
en un fecundo intercambio de dones entre los fieles seglares y las comunidades religiosas. La
colaboración y el intercambio de dones se hace más intenso cuando grupos de seglares participan
por vocación, y del modo que les es propio, dentro de la misma familia espiritual, en el carisma y
en la misión del Instituto. Entonces se instaurarán relaciones fructuosas, basadas en relaciones de
madura corresponsabilidad y sostenidas por oportunos itinerarios de formación en la espiritualidad
del Instituto. Sin embargo, para conseguir ese objetivo, es necesario tener: comunidades religiosas
con una clara identidad carismática, asimilada y vivida, es decir, capaces de transmitirla también a
los demás con disponibilidad para el compartir; comunidades religiosas con una intensa
espiritualidad y un gran entusiasmo misionero para comunicar el mismo espíritu y el mismo
empuje evangelizador; comunidades religiosas que sepan animar y estimular a los seglares a
compartir el carisma del propio Instituto, según su índole secular y su diverso estilo de vida,
invitándolos a descubrir nuevas formas de actualizar el mismo carisma y misión. Así la comunidad
religiosa puede convertirse en un centro de irradiación, de fuerza espiritual, de animación, de
fraternidad que crea fraternidad y de comunión y colaboración eclesial donde las diversas
aportaciones contribuyen a construir el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia” 55.
89. Los laicos de la Tercera Orden del Instituto del Verbo Encarnado forman pues con nosotros
“una única familia, unidos por la misma fe, los mismos fines, la misma misión, el mismo carisma,
la misma índole y el mismo espíritu” 56.

50 Aún cuando esta competencia no es ecuánime para todos sus miembros, como se dirá más adelante. Cf. Parte IV.
51 Instituto del Verbo Encarnado , n 6.de este Directorio
52 Cf.Instituto del Verbo Encarnado, Constituciones [26].
53 Cf. Instituto del Verbo Encarnado, Constituciones [30].
54 Instituto del Verbo Encarnado, n 6 de este Directorio
55 Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, La Vida Fraterna en Comunidad, 70.
56 Instituto del Verbo Encarnado, n 6 de este Directorio.
Articulo 2. La Tercera Orden Secular del Instituto del Verbo Encarnado
90. Desde los primeros momentos de nuestro Instituto se han hecho presentes numerosos laicos
que “insistente y perentoriamente nos suplican que les facilitemos ayuda espiritual” 57. Con el correr
de los años hemos constatado que esta suplica se ha incrementado en todos los lugares del mundo
donde se encuentran presentes nuestros religiosos. La Tercera Orden Secular es voluntad explícita
del fundador quien afirmó claramente al comienzo de las Constituciones que el Instituto del Verbo
Encarnado “Tiene además una Tercera Orden Secular”58. “Como Instituto de Vida Consagrada
queremos asociar a nuestra familia a todos aquellos laicos que deseen participar y enriquecer el
tesoro espiritual del Instituto del Verbo Encarnado mediante los distintos compromisos seculares,
para que sean como una nueva Encarnación del Verbo en el ámbito que les es propio, informando
toda la realidad con la luz y la victoria de la Encarnación” 59. La atención de la tercera Orden junto
con la de las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará es para nosotros por tanto, una tarea
preferencial, a ellos debemos brindarles siempre ayuda “con especial diligencia, para que queden
informadas por el genuino espíritu de nuestra familia, a los Institutos, asociaciones, movimientos,
hermandad de la tercera rama de fieles cristianos laicos” 60. “Los miembros del Instituto dedicados
al apostolado eminentemente espiritual trabajarán convencidos del inmenso valor que tiene para la
vida de la Iglesia la santificación de los seglares. Este apostolado se abrevará como en su fuente en
las obras y el ejemplo de los grandes maestros de la pastoral católica.” 61 “Esta Tercera Orden se sabe
unida a nuestra familia religiosa y por tanto dependiente de la misma en su doble aspecto: colegial
e individual.”62
91. En 1994 se aprobó el Directorio de la Tercera Orden Secular del Instituto del Verbo Encarnado
donde se estableció de manera particular la naturaleza , el fin, la espiritualidad, la vocación, la vida,
el apostolado, la formación y el gobierno que queremos que nuestra Tercera Orden posea. Todo lo
dicho en aquel directorio, como así también lo expresado en las Constituciones del Instituto del
Verbo Encarnado, forman la base y el supuesto necesario de este documento.

57 Instituto del Verbo Encarnado, n 2 de este Directorio.


58 Instituto del Verbo Encarnado, Constituciones n 21
59 Instituto del Verbo Encarnado, n 3 de este Directorio.
60 Instituto del Verbo Encarnado, Constituciones [175].
61 Instituto del Verbo Encarnado, Constituciones [176].

62 Instituto del Verbo Encarnado, Constituciones [281].

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