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1. NATURALEZA Y FIN
2. ESPIRITUALIDAD
3. LA VOCACIÓN
6. FORMACION
1. [Naturaleza] La Tercera Orden Secular u orden laical del Instituto del Verbo Encarnado es
“una asociación de fieles laicos, cuyos miembros viviendo en el mundo, desean participar del
espíritu de este Instituto para buscar de modo más seguro y eficaz la propia perfección cristiana en
todo el amplio campo de la vocación laical bajo la alta dirección de este Instituto y para realizar la
santificación de todos los hombres mediante las obras de apostolado”1.
2. Por eso quiere y se compromete a formar con los miembros del Instituto del Verbo Encarnado
y de las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará una única familia, unidos por la misma fe,
los mismos fines, la misma misión, el mismo carisma, la misma índole y el mismo espíritu. Es parte
esencial y constitutiva de la familia religiosa del Instituto, de la cual este no puede prescindir, en
cuanto que es la prolongación del accionar de la Institución en los ámbitos propios de la vida laical.
3. [Fin Universal] La Tercera Orden del Verbo Encarnado persigue el mismo fin del Instituto,
que a saber, es doble; por un lado busca la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas, tratando
de santificar a sus miembros y santificar desde la propia condición laical el mundo entero.
4. [Fin específico] Por otro lado, como terciarios de la familia del Verbo Encarnado, la Tercera
Orden Secular compromete todas sus fuerzas para inculturar el Evangelio, es decir para prolongar
la Encarnación en todo hombre, en todo el hombre y en todas las manifestaciones del hombre, de
modo particular mostrando que la Iglesia “tiene una auténtica dimensión secular, inherente a su
íntima naturaleza y a su misión, que hunde su raíz en el misterio del Verbo Encarnado y se realiza
de formas diversas en todos sus miembros”2. Para esto busca ordenar los asuntos temporales según
Dios3, instaurando todas las cosas en Jesucristo 4, haciendo manifiesto a Cristo ante los demás,
primordialmente mediante el testimonio de la vida, la irradiación de la fe, la esperanza y la caridad,
iluminando las realidades temporales con las que está estrechamente vinculada, de modo tal que
sin cesar se realice y progrese conforme a Cristo y sea para la gloria del Creador y del Redentor5.
5. [Fundamento] Como miembros de la familia del Verbo Encarnado desea participar en la
medida de la propia condición, del espíritu y de la vida que la rige, de aquí que también quiera
fundarse en Jesucristo, que ha venido en Carne (I Jn 4,2) y en sólo Cristo, y Cristo siempre, y Cristo
en todo y Cristo en todos y Cristo Todo. Porque la roca es Cristo y nadie puede poner otro
fundamento. Quiere amar y servir, y hacer amar y hacer servir a Jesucristo a su Cuerpo y a su
Espíritu. Tanto al Cuerpo físico de Cristo en la Eucaristía, cuanto al Cuerpo místico de Cristo que es
la Iglesia, formada también por sus miembros que por la santidad de vida deben llegar a ser “otros
Cristos” y por todos los hombres en los que ve al mismo Cristo, en especial los pobres, los pecadores
y los enemigos. Quiere también ser “como otra humanidad suya” 6, quiere también que sus
miembros sean cálices llenos de Cristo que derraman sobre los demás su super abundancia, quiere
que los terciarios manifiesten que Cristo vive. Y al Espíritu de Cristo porque es el alma de la Iglesia
y porque si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, éste no es de Cristo (Rom 8,9).
6. [Espiritualidad] Por eso la Tercera Orden Secular desea imitar profundamente, en el ámbito
que le es propio al Verbo Encarnado que “quiso participar de la convivencia humana... santificó los
7 Christifideles.Laici, 15.
8 Juan Pablo II, Catequesis del miércoles, 10/11/1993 n 5.
9 Juan Pablo II Catequesis. del miércoles, 10/11/1993 n 5.
10 Pío XII, Discurso a los nuevos Cardenales, Acta Apostolicae Sedis, 38 (1946) 149. desde ahora AAS
11 Carta a Diogneto, 6; Cf. Lumen Gentium, 38.
12 Cf. Rom 8,9.
Virgen sea el modelo, la guía, la forma de todos sus actos, por todo lo cual, con todas las fuerzas del
alma, y del corazón, hoy y siempre, decimos ¡“Totus tuus”, María!
2. ESPIRITUALIDAD
13 Pablo VI, Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi, nº 22. Desde ahora Evangelii Nuntiandi.
14 Cf. Gen 1, 26.
15 San Agustín, De Trinitate, XIII, 9.
16 Cf. Jn 15,5.
17 Cf. Jn 14,6.
18 Lumen.Gentium, 1
19 Juan Pablo II, Alocución, en la visita al Pontificio Ateneo Antonianum de Roma; OR (31/01/1982), 19.
20 Juan Pablo II, Alocución Dominical; OR (13/09/1981), 1.
21 Juan Pablo II, Alocución Dominical; OR (09/08/1981), 1.
22 “Lo que no fue tomado tampoco fue redimido”, cf.Concilio Vaticano II, decreto Ad.Gentes 3, nota 15. Desde ahora Ad Gentes
naturaleza, sin mala mezcla, a practicar las virtudes aparentemente opuestas, sin caer en falsos
dualismos, lo superior asumiendo lo inferior. Saber buscar siempre la mayor gloria de Dios y la
salvación de los hombres, que es el fin de la Encarnación.
17. [Su Vida terrena] Desde el mismo instante de la encarnación nos da ejemplo de entrega
sacerdotal al Padre que debemos imitar nosotros; en el seno de María ya estamos presentes nosotros
por el principio de koinonía enseñándonos a depender totalmente de su Madre; en su Vida oculta
nos enseña a crecer, a trabajar, a hacer silencio, a estar sujetos23, a vivir con alegría festiva24; todas
sus palabras y todas sus acciones son alimento para nuestra espiritualidad.
18. [Su salida de este mundo] De manera especial, el misterio Pascual de nuestro Señor es fuente
inexhausta de espiritualidad. Su Pasión, Muerte, descenso a los infiernos, Resurrección, deben
iluminar nuestras vidas siempre. Debemos ser especialistas en la sabiduría de la cruz, en el amor a
la cruz y en la alegría de la cruz.
19. [Su Vida gloriosa] El hecho espléndido de que Cristo resucitó nos debe llevar a vivir como
resucitados, a vivir según la Ley Nueva –el Espíritu Santo–, la libertad de los hijos de Dios propia
del hombre nuevo, con inmensa alegría, en especial el domingo, sabiendo hacer fiesta, con gran
compromiso por la misión.
20. [Su Vida mística] Es la maravilla de la Iglesia, Cuerpo de Cristo, alimentada por la Palabra
de Dios, Una, Santa, Católica –misionera y ecuménica–, Apostólica, enriquecida y apoyada en las
tres cosas blancas; La Eucaristía, la Virgen y el Papa
21. [Su segunda Venida] La certeza de que el Señor está viniendo y que hacia Él estamos
caminando. Un día volverá en poder y majestad, resucitará a los muertos, presidirá el juicio final y
la innovación del universo.
22. Todas las otras partes de estos Estatutos están inspiradas en el volumen de Espiritualidad y
se entienden a la luz del mismo. Hemos querido dar una preponderancia absoluta a la parte
espiritual porque entendemos que así lo pide el carisma del Instituto del Verbo Encarnado, de modo
tal que debe considerarse como texto doctrinal que sirva de fundamento para las distintas partes de
estos estatutos y punto de referencia para las posibles modificaciones que los tiempos vayan
exigiendo y también para aplicar estos Estatutos a las nuevas circunstancias.
23. En fin, quisiéramos que nuestra espiritualidad pudiera ser sintetizada así:
No Jesús o María; no María o Jesús.
23 Cf. Lc 2,51.
24 Cf. Lc 2,42.
pero luego María, la Madre de Dios.
3. LA VOCACIÓN
Introducción
24. La Tercera Orden Secular se estructura en tres niveles de acuerdo al grado de unión que los
miembros posean hacia el Instituto del Verbo Encarnado y al vínculo que establecen con el mismo.
Estos niveles se constituyen con el fin de encauzar las distintas vocaciones con que Dios llama
insistentemente a los seglares.
25
CIC, c. 303.
26
Christifideles Laici, 56.
en todas las cosas, pensar sólo en Él, consagrarle totalmente cuerpo y alma, sabiendo que “la
virginidad se cuenta entre los tesoros más preciosos dejados en herencia a la Iglesia por su
Fundador”27.
29. Junto con este vínculo se comprometen al uso de aquellos medios, acordes con la condición
laical, que les permitan el pleno cumplimiento de sus votos o promesas, en especial la dedicación
intensa a la oración, la lectura de la Sagrada Escritura, la participación de la Eucaristía; la recepción
frecuente del sacramento de la penitencia, la dirección espiritual, la práctica de los ejercicios
espirituales, etc.
30. Nada obsta que bajo otra formalidad los laicos consagrados participen en asociaciones
apostólicas.
27
Pío XII, Encíclica Sacra Virginitas, nº1; AAS 46,151.
28
Cfr. Apostolicam Actuositatem, 18.
29
Cf. Ef 1,10; Pío X, Encíclica E Supremi Apostolatus, 2 (1903).
30
Apostolicam Actuositatem, 10.
de santidad en la Iglesia, favoreciendo y alentando ‘una unidad más íntima entre la vida práctica y
la fe de sus miembros’ 31 .
- La responsabilidad de confesar la fe católica acogiendo y proclamando la verdad sobre Cristo,
sobre la Iglesia y sobre el hombre, en la obediencia al Magisterio de la Iglesia, que la interpreta
auténticamente...
- El testimonio de una comunión firme y convencida en filial relación con el Papa, centro perpetuo
y visible de unidad de la Iglesia universal, y con el Obispo ‘principio y fundamento visible de
unidad’32 en la Iglesia particular, y en la ‘mutua estima entre todas las formas de apostolado en la
Iglesia’.33
- La conformidad y la participación en el ‘fin apostólico de la Iglesia’, que es ‘la evangelización y
santificación de los hombres y la formación cristiana de su conciencia, de modo que consigan
impregnar con el espíritu evangélico las diversas comunidades y ambientes’.
- El comprometerse en una presencia en la sociedad humana, que, a la luz de la doctrina social
de la Iglesia, se ponga al servicio de la dignidad integral del hombre” 34.
34. Los movimientos de la Tercera Orden Secular del Instituto del Verbo Encarnado, de acuerdo
a sus propios estatutos y bajo la guía de los asesores del Instituto del Verbo Encarnado, deben
procurar implantar en todas las culturas la impronta de la Buena Nueva que Cristo vino a traer esta
tierra.
35. A su vez todos los movimientos de la Tercer Orden Secular deben destacarse por:
- un amor ardiente a Cristo y María quienes deben ostentar en sus vidas;
- un amor entrañable a la Iglesia de la que son hijos y servidores, sobre todo en la persona del
Papa, de los obispos y de los sacerdotes;
- y un profundo amor a la familia religiosa del Verbo Encarnado a la que se han querido unir ya
que son partes constituyentes de la misma, cuyo espíritu se comprometen a vivir.
36. Pidamos siempre a Dios que suscite movimientos admirables para que den gloria a Dios y
manifiesten al mundo la vitalidad de la vida cristiana, que sepan vivir en plenitud la virtud de la
caridad, que no morirá jamás (1 Cor 13,8), y que sepan dar testimonio de la verdad, si es preciso con
su sangre, muriendo al grito de ¡Viva Cristo Rey!.
31
Lumen Gentium, 39.
32
Lumen Gentium, 23.
33
Cf. Lumen Gentium, 33.
34
Christifideles Laici, 30.
39. Están destinados a manifestar al Verbo Encarnado de forma individual, en el ambiente propio
de cada uno, en las propias familias, trabajos, estudios, profesiones, parroquias y en los demás
ámbitos seglares que estén a su alcance.
40. Han de cooperar con el Instituto principalmente de modo espiritual, con sus oraciones,
sacrificios, ofrecimiento de obras y dando testimonio de esclavitud mariana; y también, en la
medida de las posibilidades, de modo material, con la colaboración para el sostén de las obras
propias; y finalmente han de cooperar de modo apostólico, colaborando en la medida de sus
posibilidades y capacidades al apostolado del Instituto.
41. Debemos acogernos de una manera particular al pedido del Papa Juan Pablo II de “que los
fieles laicos estén presentes, con la insignia de la valentía y de la creatividad intelectual, en los
puestos privilegiados de la cultura, como son el mundo de la escuela y de la universidad, los
ambientes de investigación científica y técnica, los lugares de la creación artística y de la reflexión
humanista”35 llevando a cada campo peculiar mediante las riquezas originales del Evangelio y de
la Fe, la Redención obrada por Jesucristo.
42. De modo particular deben destacarse por el amor a Dios y a su Iglesia por sobre toda las cosas
y el amor al prójimo como a ellos mismos, manifestado claramente en el testimonio de vida puesto
que como tales están constituidos “como poderosos pregoneros de la fe en las cosas que esperamos,
cuando sin vacilación unen a la vida según la fe la profesión de esa fe” 36.
43.Todos los miembros de esta Tercera Orden deben sentirse íntimamente unidos entre sí y con
el Instituto del que forman parte esencial.
Artículo 1: La admisión
44. La admisión es el fundamento de donde brotan todos los deberes y derechos de los terciarios.
45. Quedan admitidos al primer nivel de la tercera orden secular, aquellos laicos que han
decidido libremente comprometerse por medio de un vínculo sagrado (conservando su condición
laical) con el fin y misión del Instituto. Vínculo que debe ser puesto de manifiesto con el
consentimiento y aceptación de las autoridades competentes del Instituto del Verbo Encarnado.
46. Quedan admitidos al segundo nivel, los movimientos cuyos estatutos han sido aprobados
por la autoridad competente del Instituto del Verbo Encarnado.
47. Finalmente quedan admitidos al tercer nivel aquellos fieles que manifiesten explícitamente
su deseo de pertenecer a la Tercera Orden, gozando y acrecentando a su modo el tesoro espiritual
de la Familia del Verbo Encarnado.
a. El anuncio de la Salvación
49. Los terciarios “tienen la obligación general, y gozan del derecho, tanto personal como
asociadamente, de trabajar para que el mensaje divino de salvación sea conocido y recibido por
todos los hombres en todo el mundo, obligación que les apremia todavía más en aquellas
35
Christifideles Laici, 44
36
Lumen Gentium, 36
circunstancias en las que sólo a través de ellos pueden los hombres oír el Evangelio y conocer a
Jesucristo”37. Ninguno de los miembros de esta tercera orden puede prescindir del sagrado deber
del apostolado.
b. Testimonio de vida
50. También los laicos deben impregnar y perfeccionar el orden temporal con el espíritu
evangélico, y dar así testimonio de Cristo, gestionando las cosas temporales38. Es esta una obligación
fundamental, es el apostolado entendido en un sentido más determinado, es decir, del testimonio
de vida que tiene que dar todo laico en virtud del mandato id y enseñad (Mt 28,19).
c. Vida conyugal
51. Quienes según su propia vocación viven en el estado conyugal, por medio de la vocación
matrimonial, sacramento propio de los laicos, están obligados a usar de este medio para trabajar en
la edificación del pueblo de Dios. Y por haber transmitido la vida deben ser responsables
educadores y por tanto, educar cristianamente a sus hijos según la doctrina enseñada por la Iglesia.39
d. Formación
52. Además para poder vivir según la doctrina cristiana, proclamarla, defenderla cuando sea
necesario, tienen el deber y el derecho de formarse cristianamente, adquiriendo un profundo
conocimiento de la doctrina católica40, sobre todo de la Doctrina Social de la Iglesia.
53. A los miembros del tercer nivel de modo particular y a todos los terciarios en general se les
encomienda que lleven el anuncio de la salvación a sus familias y a su ambiente cotidiano,
mediante una práctica afectiva y efectiva del amor a Dios y al prójimo, dando un testimonio
ejemplar de las virtudes cristianas, de la vida familiar y de la sana educación de los hijos. Los que
se constituyen en vida conyugal deben lograr que este vínculo sea un auténtico centro apostólico
“en esta tarea resalta el gran valor de aquel estado de vida santificado por un especial sacramento,
a saber, la vida matrimonial y familiar. En ella el apostolado de los laicos halla una ocasión de
ejercicio y una escuela preclara si la religión cristiana penetra toda la organización de la vida y la
transforma más cada día. Aquí los cónyuges tienen su propia vocación: el ser mutuamente y para
sus hijos testigos de la fe y del amor de Cristo. La familia cristiana proclama en voz muy alta tanto
las presentes virtudes del reino de Dios, como la esperanza de la vida bienaventurada. De tal manera
que con su ejemplo y su testimonio, arguye al mundo de pecado e ilumina a los que buscan la
verdad”41. Finalmente consideren siempre que tienen el sagrado deber de formarse cristianamente,
conociendo, amando y proclamando la doctrina de la Iglesia, siguiendo el consejo de San Agustín
“si sois sabios, procurad ser más depósitos que canales”. 42 “El canal deja correr el agua que recibe
sin guardarse una sola gota, mientras que el depósito, por el contrario se llena primeramente y
después, sin vaciarse, vierte el sobrante de agua en los campos que fertiliza” 43.
37
CIC, c. 225 § 1.
38
Cf. CIC, c. 225 § 2.
39
Cf. CIC, c. 226 § 1 y 2.
40
Cf. CIC, c. 229.
41
Lumen Gentium, 35.
42
San Agustín, De Doctrina Christiana, I, IV.
43
San Bernardo, Sermones sobre el Cantar de los Cantares, 18,3.
54. Son los distintos movimientos los encargados en cuanto asociados de trabajar
apostólicamente en forma directa sobre los puntos de inflexión de la cultura, dando testimonio de
la eficacia del apostolado asociado, siendo un signo elocuente del carisma propio de cada asociación,
constituyendo asociaciones dignas de llevar el nombre del Verbo Encarnado, que sobresalgan en la
práctica de las virtudes cristianas. Deben a su vez manifestar la comunión y la unidad de la Iglesia
de la que son un signo, Padre, que seamos uno, como tú y yo somos uno (Jn 17,22), y comprendan sus
dirigentes que son los responsables de la formación de los miembros que tienen a cargo, por tanto
procuren instruirlos en la Doctrina del Magisterio y en el ejercicio de las virtudes humanas y
cristianas.
55. Finalmente los laicos consagrados no deben olvidar que están obligados por sus votos a
realizar actos apostólicos que manifiesten su peculiar consagración. De modo específico deben
consagrar el mundo con su oración, sacrificio y entrega. El mismo vínculo sagrado vivido en
plenitud debe ser el mejor testimonio ante Dios y los hombres, testimonio excelente por consistir
en la íntima unión con Jesucristo por la práctica de los consejos evangélicos, testimonio también de
una mayor pertenencia laical a la familia religiosa. Por consiguiente tienen el deber de procurar una
formación acorde a su consagración peculiar.
44
Cf. Instituto del Verbo Encarnado. Directorio de Espiritualidad. [212-213].
45
Cf. San Luis María Grignon de Monfort, Carta a los amigos de la cruz.Prólogo.
constituido por el escudo del Instituto del Verbo Encarnado para los varones y la cruz de Matará
para las mujeres.
62. [Oraciones Marianas] Como imitadores de la Santísima Virgen María tendrán una confianza
ilimitada en esta buena Madre del Cielo, sabiendo peregrinar a sus santuarios, celebrando los
sábados en su honor, iluminando y adornando sus imágenes, propagando su devoción, teniendo
una particular veneración a las oraciones marianas, sobre todo al rezo del ángelus y de manera
particular a la oración mariana por excelencia que es el Santo Rosario que procurarán rezar
diariamente.
63. A semejanza de Cristo que crecía y se fortalecía llenándose de sabiduría 46, toda nuestra vida
debe ser un continuo ascender hacia Dios, en la vida espiritual el que no avanza retrocede. Cada
etapa de la vid debe ser una ocasión para crecer, para adquirir nuevas virtudes, nuevos
conocimientos, nueva sabiduría de la vida y de la gracia.
64. Para esto juegan un papel fundamental los distintos movimientos y grupos en los que por
diferentes caminos se busca como fin común el ascenso espiritual. ¡Hay del sólo! (Qo 4,10). Cuando
hay todo un grupo en el que se apoyan y se alientan mutuamente, mucho más obstáculo encontrará
el demonio para hacer su daño. No sólo deberá luchar por quebrar a un alma sino que junto con ella
tendrá que luchar con todas los que lo rodean.
46
Cf. Lc 2, 51-53.
70. Debe también hacerles comprender que milicia es la vida del hombre sobre la tierra, y que
están destinados a luchar, debemos formar una juventud valiente, pura, conquistadora, esperanza
para la Iglesia.
71. Desde muy pequeño se les debe enseñar a amar la verdad y a dar testimonio de ella, pudiendo
dedicarse al estudio de la verdad divina y humana con entusiasmo y fervor, captando el verdadero
sentido del estudio. Encauzando una amplia formación intelectual, por medio de la lectura asidua,
la formación del juicio crítico mediante los grupos de estudio, las disputatio, la confrontación y
refutación de doctrinas erróneas, las conferencias, los cursos de cultura católica, etc. Evitando la
superficialidad, la vana curiosidad, el enciclopedismo, la erudicción vana que busca la extensión
pero no la profundidad. Que sepan estar a la altura de los acontecimientos, que sean hombres de su
tiempo.
72. “La formación para el apostolado debe comenzar de la primera educación de los niños. De
modo especial, iníciese a los adolescentes y a los jóvenes en el apostolado e imbúyaseles de este
espíritu. Esta formación debe ir completándose durante toda la vida, de acuerdo con las exigencias
que plantean las nuevas tareas recibidas. Es evidente, pues, que los educadores cristianos están
obligados también a formar a sus discípulos para el apostolado” 47. Es nuestro anhelo que se forjen
familias misioneras, verdaderas Iglesias domésticas, que sepan cumplir a la perfección el deber de
profetas que adquirieron en el bautismo.
47
Apostolicam Actuositatem, 30.
cómo será el desenlace de su vida, y aun en este momento deben dar ejemplo, así como el anciano
Eleazar que prefirió una muerte honrosa a dar mal ejemplo a los jóvenes48.
- asegurar que se cumplan las directrices pastorales dadas por los superiores competentes;
- dar su parecer en los nombramientos de capellanes hechos por los Superiores Provinciales, y
para aprobación, agregación y supresión de asociaciones de fieles y movimientos laicales 49como
para desafectar miembros;
- proveer la asistencia a los movimientos que trasciendan los límites provinciales.- Proveer y
promover el desarrollo y el crecimiento de la Tercera Orden Secular en todos los lugares por donde
esten nuestras casas religiosas.
48
Cf. 1 Mac. 6, 18-31.
49
Cf. Instituto del Verbo Encarnado, Constituciones [281] [282].
1. LOS LAICOS DE LA FAMILIA RELIGIOSA DEL VERBO ENCARNADO
50 Aún cuando esta competencia no es ecuánime para todos sus miembros, como se dirá más adelante. Cf. Parte IV.
51 Instituto del Verbo Encarnado , n 6.de este Directorio
52 Cf.Instituto del Verbo Encarnado, Constituciones [26].
53 Cf. Instituto del Verbo Encarnado, Constituciones [30].
54 Instituto del Verbo Encarnado, n 6 de este Directorio
55 Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, La Vida Fraterna en Comunidad, 70.
56 Instituto del Verbo Encarnado, n 6 de este Directorio.
Articulo 2. La Tercera Orden Secular del Instituto del Verbo Encarnado
90. Desde los primeros momentos de nuestro Instituto se han hecho presentes numerosos laicos
que “insistente y perentoriamente nos suplican que les facilitemos ayuda espiritual” 57. Con el correr
de los años hemos constatado que esta suplica se ha incrementado en todos los lugares del mundo
donde se encuentran presentes nuestros religiosos. La Tercera Orden Secular es voluntad explícita
del fundador quien afirmó claramente al comienzo de las Constituciones que el Instituto del Verbo
Encarnado “Tiene además una Tercera Orden Secular”58. “Como Instituto de Vida Consagrada
queremos asociar a nuestra familia a todos aquellos laicos que deseen participar y enriquecer el
tesoro espiritual del Instituto del Verbo Encarnado mediante los distintos compromisos seculares,
para que sean como una nueva Encarnación del Verbo en el ámbito que les es propio, informando
toda la realidad con la luz y la victoria de la Encarnación” 59. La atención de la tercera Orden junto
con la de las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará es para nosotros por tanto, una tarea
preferencial, a ellos debemos brindarles siempre ayuda “con especial diligencia, para que queden
informadas por el genuino espíritu de nuestra familia, a los Institutos, asociaciones, movimientos,
hermandad de la tercera rama de fieles cristianos laicos” 60. “Los miembros del Instituto dedicados
al apostolado eminentemente espiritual trabajarán convencidos del inmenso valor que tiene para la
vida de la Iglesia la santificación de los seglares. Este apostolado se abrevará como en su fuente en
las obras y el ejemplo de los grandes maestros de la pastoral católica.” 61 “Esta Tercera Orden se sabe
unida a nuestra familia religiosa y por tanto dependiente de la misma en su doble aspecto: colegial
e individual.”62
91. En 1994 se aprobó el Directorio de la Tercera Orden Secular del Instituto del Verbo Encarnado
donde se estableció de manera particular la naturaleza , el fin, la espiritualidad, la vocación, la vida,
el apostolado, la formación y el gobierno que queremos que nuestra Tercera Orden posea. Todo lo
dicho en aquel directorio, como así también lo expresado en las Constituciones del Instituto del
Verbo Encarnado, forman la base y el supuesto necesario de este documento.