AROMAS DE MI TIERRA Bebiendo chicha de aroma aucallamino
navego el “Chancay” con mi sentir huaralino.
En silenciosa meditación,
un recuerdo de aquellos años,
me llena de emoción.
Eras tú el de esa tarde,
que al borde del ocaso,
prendida a ti como una hiedra,
me hablaste del árbol de mi tierra.
Árboles que en nada se parecían,
a las palmeras que mis ojos veían,
sauces que se batían bajo la lluvia,
enamoran a la luna en noches frías,
bosques de pino, inmensidad en las colinas,
paisajes grabados en mi retina,
para fabricar con ellos, tejos de madera.
Al tenerte ¡Huaral! La alegría bordamos
Besando con los ojos, tu luciente hermosura
Era el árbol de los hombres,
de aquellos que de la tierra vivían,
cobijados como yo entre tus brazos,
sin querer que pase el tiempo,
sin que exclame la huella,
sin escuchar de tu voz la palabra.....
la espera.
Nos reímos sin hablar,
en complicidad total,
me acariciabas sin cesar,
las raíces se hicieron sentir,
mirando aquel ajeno arenal...
aluciné sauces, robles, encinos,
dibujé casas de madera con los pinos.
Tienes el vivo encanto de la tierna fragancia
Y la fresca dulzura, de tus naranjas “Huando”
¡Huaral! Me abre sus puertas de oro macizo
para recorrer sus entrañas de embeleso
cual paloma de la paz en su límpido cielo
sembrando la hermandad en su dorado suelo.
La paz que anhela el mundo, se respira en tus tierras,
en tus fértiles valles, y en los frutos fraganciosos.
Desde las altas cumbres ¡Vichaycocha milenario!
salgo a caminar en rededor de su santuario
eludiendo las fronteras que el vaivén del tiempo
cual pintor desprevenido diseñó en su cuerpo.
Como incansable chasqui del Imperio Inca
voy surcando “Rupac” y su enigma
en Atavillos Alto beso la faz del “Huandococha”
saludando a Pirca y su majestuoso “Rancocha”.
Leyenda eres ¡Huaral!, perdido y encontrado
En libros que amarillan, develando tu misterio
Vestido de verde en Huayopampa sonrío,
bailando “huanco” con un gran brío,
Cárac de “rodeos” y “Pampas”me llama
un “negrito” sumbilcano emociona mi alma.
Bajo un “Mi Santa Cruz”, en Collpa yo espero
brindo en “Alá” ,¡el encanto pacareño!
Afirmando la vida, sintiendo tu presencia
Han crecido mis pasos, a tu sol, a tu sombra.
Rindo homenaje al poblador ihuarino
y a cuantos lucharon como un buen bañosino,
me detengo a oír un son visqueño
con néctar de retama, en cielo ravireño.
Oteando Lampián nombro a las ruinas de Yaros,
Huayán me endulza con manzana de azúcar
duermen mis ansias en el encuentro de “Tingo”
soñando con “Huando” al cual guardo un gran cariño.
Hundo mi diestra en las aguas del Pacífico
mi brazo izquierdo abraza la Villa de Arnedo
caminando por las tierras de oriente y occidente
abrazo a los pueblos que escaparon de mi mente.
Por tu aroma ¡Huaral, tierra bendita!
Hoy me aferro a ti y no te dejaré
Acompañé el recuerdo con aromas de mi tierra,
olor a corral, pan de campo,
agua fresca de manantial,
las hojas bajo el piso en tarde otoñal,
sonaban crujientes al pisar,
un paso de otoño, otro primaveral,
tomados de la mano conocí la felicidad.
En este andar comprendí lentamente,
lo que era disfrutar y aceptar,
solo que soy rebelde y no soy capaz de gritar.
después de ese intenso momento,
sentí que era hora de regresar,
a nada de aquí le pertenezco,
para mi ya nada es igual.
¡Tu manto hospitalario! Tiendes al peregrino
Huaral de mis amores, Huaral pueblo pujante
Lloré con tantas ganas,
que el desierto se convirtió en caudal,
sin dudas llegaba a los limites de la ansiedad,
aprendizaje kármico a punto de terminar,
años vividos en plena intensidad,
y triste me robaré de ellos,
el enigma de esta ciudad.
No basta un ¡Feliz Año! con brindis de ocasión
ni tampoco una súplica en la casa de oración
nuestras actitudes forjarán su infierno o gloria
día a día... NOSOTROS ESCRIBIREMOS SU HISTORIA.
Con aromas de naranjas,
Con aromas de esperanza
Aromas de mi tierra
Huaral de la esperanza.
Autor: Paul Torres A.