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PSICOLÓGICA
3º Psicología
TERAPIAS DE TERCERA GENERACIÓN
1. CONCEPTOS GENERALES
Las terapias de tercera generación (TTG) se centran en aspectos quizá poco valorados u
olvidados, en contraposición con la primera época de la Terapia de Conducta que
tomaba sus técnicas de la psicología experimental y una segunda época marcada por el
advenimiento de lo cognitivo. Elementos como la aceptación, la conciencia plena, la
desactivación cognitiva, la dialéctica, los valores, la espiritualidad y las relaciones (Hayes,
2004) no son nuevos para la psicoterapia, incluso se puede afirmar que las nuevas
Terapias de Conducta están abarcando variables, asuntos y tópicos que principal y
tradicionalmente han sido propias y exclusivas de aproximaciones de corte humanista-
existencial (Pérez, 2001)
Los dos grandes principios que sirven de base a las intervenciones de las TTG son:
Los autores más relevantes de esta corriente (Hayes, 2004b; Jacobson, 1997) sostienen
que se trata de terapias que se asientan sobre el contextualismo funcional, filosofía de
la ciencia que subyace al conductismo radical.
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se enmarca en su ambiente concreto puesto que las acciones son históricas y
contextuales y han de contemplarse dentro del entorno en el que se producen.
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La TMR se centra en la conducta verbal, que considera determinada por la habilidad aprendida de
relacionar eventos de forma arbitraria y de transformar las funciones de un estímulo en base a su relación
con otros (Delgado, 2009)
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consustancial de la vida, por tanto, tener una actitud de evitación experiencial es una
elección restrictiva que puede resultar destructiva (Wilson y Luciano, 2002).
3. El concepto de salud psicológica se entiende como el desarrollo y mantenimiento de
patrones de comportamiento valiosos en las diferentes áreas importantes en la vida de
una persona.
4. ACT considera que los pacientes pretenden que la terapia les ayude a resolver sus
problemas dentro de la dirección o camino infructuoso que ellos han intentado, será
necesario enseñarles que ese camino es inútil e improductivo y será preciso cambiar de
planes.
5. Los problemas psicológicos no vienen dados por la presencia de ciertos contenidos
psicológicos perturbadores, si no por el papel protagonista que adquieren estos
contenidos en cuanto al control del comportamiento, dirigiendo las elecciones de la
persona quien relega a un segundo plano sus valores fundamentales.
6. ACT tiene en cuenta en el papel del terapeuta y el propio proceso de éste. Pone un
énfasis especial en el contexto terapéutico donde se define el rol del terapeuta no como
el especialista que sabe todo, sino como el que acompaña, ayuda y cuida al paciente en
su camino personal hacia la realización de su vida.
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círculo en el cual la persona queda atrapada y dedica sus días a realizar intentos
infructuosos para que desaparezca el malestar.
Este proceso se pone de manifiesto cuando una persona piensa: "Tengo que controlar
mi ansiedad..., tomaré pastillas o estaré en casa... Observo que la ansiedad se reduce
por lo que tengo razón, he hecho bien". Tomar fármacos o no salir, produce de forma
inmediata el beneficio del alivio de la ansiedad (reforzamiento negativo), y la sensación
de coherencia (tener razón) (reforzamiento positivo). No obstante, a la larga la vida se
va reduciendo y además el problema se mantiene.
Los valores son reforzadores establecidos vía verbal que tienen que ver con aquello a lo
que las personas dan más importancia en su vida, lo que realmente consideran central
para sentir que tienen una vida plena y satisfactoria.
El proceso de formación de los valores y qué hacer para conseguirlos, permite explicar
por qué encaminamos nuestras acciones hacia algo que, bien puede ir desde lo más
elemental como el placer inmediato hasta lo más complejo, por ejemplo el respeto hacia
otros, las actuaciones justas, la fidelidad, la sabiduría o la trascendencia.
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Los procesos centrales que se movilizarán y abordarán durante la intervención con ACT
son los siguientes:
El proceso de desesperanza creativa (Hayes, et al, 1999; Wilson y Luciano, 2002) tiene
que ver con procurar al paciente la toma de conciencia acerca de la inutilidad de sus
intentos de solución de sus problemas, éste debe llegar al insight de conocer que el
camino recorrido hasta ese momento, no sólo no conduce a la solución sino que es parte
intrínseca del problema. La desesperanza creativa choca frontalmente con la idea que
el paciente tiene al acudir a la terapia y posibilita que genere creativamente otras
alternativas más beneficiosas para llevar a cabo una vida gratificante. Es importante
estar atentos durante este proceso a que el paciente capte la diferencia entre que sea
su estrategia la que no tenga remedio (no sea la solución) y que él mismo no tenga
remedio. En otras palabras, este proceso no tiene que ver con que el paciente sienta
desesperanza, sintiendo que no tiene remedio, pues no es él quien no tiene remedio, el
único problema son sus intentos inadecuados de encontrar la vía de solución.
"Sería como si usted estuviera atrapado en arenas movedizas. Por supuesto, intentaría
hacer lo que pudiera para salir de ellas, aunque lo que supiera e hiciera, solo le llevara a
enterrarse más profundo. Lo único que se puede hacer con las arenas movedizas, es
extender el cuerpo y tratar de entrar en contacto, lo más posible con ellas. Quizá lo que
a usted le pasa es parecido. No es muy lógico al principio, pero puede ser que lo que
usted deba hacer, es parar de batallar y, en lugar de ello, entrar en contacto total con lo
que ha estado tratando de evitar".
Se trata de facilitar al paciente las condiciones para que pueda clarificar sus metas en la
vida en términos de sus valores, así como ayudar también a que pueda alterar las
relaciones entre sentir-pensar-actuar que le alejan de lo que quiere en su vida. Se le pide
al paciente que indique qué terrenos le son valiosos (ej., la familia, las relaciones íntimas,
la amistad, el crecimiento personal, la espiritualidad, etc.) y qué dirección y camino cree
que serían los adecuados para llegar a ellos. Los valores sirven como direcciones para la
propia conducta.
En este punto del proceso se le pide que especifique qué razones o motivaciones dirigen
sus acciones y que tome conciencia de hasta qué punto están generando o no un coste
personal a largo plazo. Por ejemplo un paciente se puede dar cuenta de que casi siempre
actúa para que otros le alaben o aprueben, o que actúa para eliminar los sentimientos
de culpa o la ansiedad de forma inmediata, etc. y en ello basa la mayoría de sus acciones.
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Una estrategia para ayudar al paciente en la clarificación de sus valores es pedirle que
escriba un elogio breve sobre sí mismo, a modo de epitafio o forma en que, según lo que
le importa, le gustaría ser recordado.
Se pretende demostrarle al paciente que sus intentos de control son el propio problema
y ayudarle a que se dé cuenta, por sí mismo, de lo inútil que resultan sus estrategias de
control. Por ejemplo, una persona que se siente mal y ansiosa en determinados lugares,
puede decidir lógicamente no ir a esos lugares para así controlar su malestar y ansiedad
razonando que "sin ir me encuentro mucho mejor; tampoco tengo por qué ir; estando
en casa me encuentro muy bien, no tengo ansiedad y eso es lo que quiero"; no obstante,
a pesar de que estas estrategias de control puedan parecer lógicas para muchas
personas, lo cierto es no sólo no han servido para solucionar sino que además el
problema ha empeorado (cada vez son más los lugares que se evitan), la razón es que
en ciertas circunstancias, cuando el control se pretende aplicar sobre los propios
eventos privados (sensación de malestar y ansiedad), normalmente se facilita el que la
situación se empeore.
2.2.4 La aceptación
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y emociones de malestar, por ejemplo, si una persona nota (piensa, capta,...) que "mi
ansiedad es una emoción, mi pensamiento de que si voy al cine me pondré fatal es sólo
un pensamiento, son nubes grises que pasarán" probablemente podrá ir al cine a pesar
de su malestar, continuando así con su vida.
Este proceso trata de situar verbalmente la construcción del yo como persona, como
centro desde el que actuar, diferenciándolo de las emociones, pensamientos o
recuerdos. Se pretende que los clientes pierdan sus ataduras a los contenidos verbales,
considerados como su identidad personal, y que busquen un sentido de identidad que
trascienda lo literal.
Es frecuente que por ejemplo un paciente que padece agorafobia se identifique con el
problema y diga y piense yo soy agorafóbico y esto puede hacer que proceda en su vida
de manera que confirme su sentido de identidad e impida que esta persona avance a
través de las elecciones adecuadas.
Una metáfora que se suele emplear en este punto es la de la casa y los muebles:
"Imagínese que usted es una casa llena de muebles. Los muebles no son y nunca serán
la casa. Los muebles son lo que contiene la casa o lo que está dentro de ella. La casa solo
da cabida o contiene a los muebles y les da el contexto para que puedan funcionar como
muebles. Ahora, si consideráramos a los muebles como buenos o como malos, esto no
diría nada respecto al valor casa, porque una cosa son los muebles y otra la casa. De la
misma manera, lo que usted piensa o siente no conforma su identidad: no es usted".
Implica definir metas en las áreas del camino definidas, con aceptación, y a pesar de los
obstáculos que puedan aparecer en ese camino. Se pretende que el paciente se
comprometa con el cambio de su conducta, no a través de instrucciones directas, sino
valorando las conclusiones y decisiones a las que llega al final ele la terapia y que está
dispuesto a adoptar por sí mismo.
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2.3. RECURSOS CLÍNICOS
Entre los principales recursos clínicos ele ACT está el uso de las metáforas, cuya
utilización es muy frecuente, pudiendo ser narradas por el terapeuta o también
representadas en la sesión (ej., el terapeuta representa lo que provoca malestar al
paciente y no le permite avanzar).
Las mejores metáforas son aquellas que cumplen los siguientes criterios (Vargas
Mendoza, 2006):
• Poseen propiedades no arbitrarias, relacionadas con leyes físicas (ej., limpiar un vaso
sucio)
• El paciente tiene experiencia directa con sus contenidos, o con algo similar
Otro de los recursos clínicos de ACT son los ejercicios de exposición. Estos ejercicios se
refieren a la exposición de los pacientes a sus eventos privados en el propio contexto de
la terapia. La exposición a los sentimientos y pensamientos más dolorosos y las
situaciones más desagradables resulta imprescindible, estando todos los ejercicios de
exposición precedidos de metáforas. Estos ejercicios deben tener siempre en cuenta la
experiencia del paciente como base (ej., ¿dónde te ha llevado intentar controlar/evitar
tus pensamientos?)
Entre los recursos clínicos que utiliza ACT, la práctica de mindfulness es una de las
estrategias que va a posibilitar el cambio de relación con los pensamientos,
sentimientos, recuerdos y patrones de regulación verbal que se juzgan rápidamente
como problemáticos y que se pretende controlar.
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2.3.4 Terapeuta como agente activador
"Imagínese que usted y yo somos unos escaladores que estamos trepando nuestra
propia montaña de la vida. Es posible que, mientras yo subo mi montaña, pueda divisar
desde mi perspectiva y verlo a usted ascendiendo en su montaña. Lo que yo puedo
ofrecerle como terapeuta es sólo lo que puedo comentarle desde mi perspectiva.
Ofrecerle mi punto de vista externo o independiente. No es que usted esté equivocado
y yo esté en lo correcto. Los dos somos unos seres humanos enfrentándonos al mismo
reto de escalar nuestras respectivas montañas. No es que uno esté arriba y otro esté
abajo, en el sentido de que yo sepa y usted no. Mi trabajo consiste en proporcionarle
dicha perspectiva, de tal forma que esto le ayude a que usted llegue a dónde quiere ir".
Esta terapia ha sido efectiva en numerosos estudios de caso (García, Luciano, Hernández
y Zaldívar, 2004), habiéndose aplicado en formato breve o amplio, en formato individual
y grupal, en muy diversas muestras y culturas. ACT ha mostrado su eficacia además en
ensayos controlados en depresión, estrés laboral, sintomatología psicótica, patrones
obsesivos-compulsivos, ansiedad y fobia social, consumo de drogas y tabaco, esclerosis
múltiple, psico-oncología, tricotilomanía, miedos y preocupaciones, diabetes, episodios
epilépticos, dolor crónico, actos auto-lesivos, en intervención con padres de niños con
limitaciones, con profesionales, etc. (Hayes, Luoma, Bond, Masuda y Lillis, 2006; Hayes,
Masuda, Bissett, Luoma y Guerrero, 2004).
Una de sus ventajas es que sus resultados se han mostrado especialmente exitosos
durante el seguimiento, y resultando también muy eficaz para evitar cronicidad y alterar
de forma notable el curso de secuelas y síntomas variados (Hayes et al., 2006).
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conductual de generaciones de la TCC anteriores resultaba claramente insuficiente y
limitado. La TDC recoge en su proceder elementos, sobre todo técnicas, de la terapia
cognitivo conductual tradicional, no obstante, posee aspectos diferenciadores en
relación con ella, estos aspectos son los siguientes:
• La necesidad que tiene el cliente de aceptarse a sí mismo tal como es en ese momento
y la necesidad de cambiar.
• La tensión que vive el cliente entre obtener lo que necesita y perder el apoyo si se hace
más competente.
• La confirmación de los puntos de vista del cliente sobre sus dificultades "el solo no
puede" y ver que necesita aprender las habilidades que le alivian el sufrimiento.
Además de esta perspectiva dialéctica la TDC se apoya en la teoría biosocial del trastorno
límite de la personalidad, según la cual el principal trastorno en el TLP es la
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desregulación emocional, producida por una extrema vulnerabilidad emocional y un
contexto invalidante.
Frente a los ambientes validantes que atienden las necesidades y preferencias del niño,
tanto en el aspecto físico, como emocional y cognitivo (ej., si expresa ira o frustración se
le toma en serio se le responde con comprensión y se le calma, o si quiere la habitación
de un color o un determinado muñeco se le atiende, etc.), en los ambientes invalidantes
se responde a la comunicación de preferencias, pensamientos y emociones con
respuestas disonantes. Por ejemplo, cuando un niño llora le dicen "basta de hacerte el
llorón" o si dice que tiene sed se le dicen cosas como "no tienes sed, acabas de beber".
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pacientes con TLP tiene como función proporcionar una reducción de la ansiedad y otros
estados emocionales negativos.
Según Linehan (1993) el proceso de aceptación del paciente es esencial para el éxito de
cualquier terapia, pero en el caso de la TDC, al igual que en ACT, se trabaja
específicamente y concienzudamente para que los pacientes se acepten a sí mismos y a
su mundo tal cual es en este momento, teniendo en cuenta que no es una aceptación
pasiva (resignada) sino comprometida totalmente con el cambio.
a. Orientación del paciente hacia la terapia. El objetivo es ofrecer a los participantes una
visión general de lo que será el Programa de tratamiento y la importancia que puede
tener en su vida. Se explica también la teoría que está a la base del TLP y se informa del
formato que seguirán las sesiones.
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c. Fijar las metas y los compromisos básicos para el buen funcionamiento de la terapia,
explicitando las reglas de funcionamiento del programa para desentrañar cualquier idea
errónea que puedan tener los participantes y también obtener su aprobación y firma del
contrato de tratamiento.
Algunas de las reglas con las que se comprometen en esta fase son las siguientes:
• Los clientes que abandonan la terapia quedan excluidos y no pueden volver a entrar
en ella hasta que finalice.
• Todos los clientes tienen que seguir una terapia individual puesto que la TDC es un
complemento a la terapia individual.
• Los clientes no pueden acudir a las sesiones bajo la influencia de drogas o alcohol.
• Los clientes no pueden hablar de anteriores conductas parasuicidas con otros clientes
fuera de la sesión.
• Los clientes que telefoneen a otras personas para solicitar ayuda cuando tienen
tendencias suicidas deben de estar dispuestos a aceptar esa ayuda.
• La información obtenida durante las sesiones, así como los nombres de los clientes,
deben de ser confidenciales.
• Los clientes que van a llegar tarde a una sesión o faltar a ella, deben de llamar con
antelación.
• Los clientes no pueden entablar relaciones privadas entre ellos fuera de las sesiones
de formación.
• Las parejas que mantienen relaciones sexuales no pueden formar parte del mismo
grupo de formación.
a) Formato grupal. Tiene una estructura claramente establecida con sesiones de dos
horas y media de duración, una vez a la semana, durante al menos un año. Los grupos
están compuestos por un número de entre seis y ocho pacientes y dos terapeutas. En
este formato se enseñan y entrenan habilidades básicas.
b) Formato individual. Suele ser de una hora de duración, una vez por semana. En la
terapia individual se trabaja la motivación y, junto con llamadas telefónicas de apoyo,
se promueve la generalización de habilidades a las situaciones concretas de la vida del
paciente. Se incluye también como elemento muy importante la supervisión y el apoyo
al terapeuta y se revisa y establece todo lo que concierne al papel del terapeuta. Los
posibles problemas de estrés postraumático, frecuentes en estos pacientes, son
tratados también de forma individual.
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Durante la terapia individual se establece una jerarquía de metas que se trabajan a partir
de la información ofrecida por el análisis funcional y de la estrategia general de solución
de problemas. Estas metas son las siguientes:
El tratamiento global se desarrolla mediante una sesión individual y una sesión de grupo
a la semana, además de consultas telefónicas entre sesiones para ayudar a los pacientes
a generalizar las habilidades aprendidas y utilizarlas en la vida cotidiana.
• Dialécticas
• Nucleares
• Estilísticas
• De gestión de casos
• Integradoras.
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Las técnicas de gestión de casos especifican cómo ha de interactuar y responder el
terapeuta a la red social en la que está inmerso el paciente.
Durante la terapia en grupo, las habilidades que se entrenan son las siguientes:
- Identificar y etiquetar las emociones. Se entrena no sólo a describir las emociones, sino
a analizar el contexto en el que tienen lugar para ello es
d. Habilidades de eficacia interpersonal. Las personas que padecen TLP tienen dificultad
para manejar sus emociones en el contexto interpersonal aunque posean buenas
habilidades y suelen vacilar entre evitar el conflicto o entrar en una confrontación
intensa. El objetivo es enseñar a aplicar habilidades específicas de resolución de
problemas interpersonales, sociales y de asertividad para modificar ambientes aversivos
y obtener sus objetivos en los encuentros interpersonales.
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3.4 EVIDENCIA EMPÍRICA DE LA TDC
Los resultados de la TDC aplicados a diversos trastornos específicos son muy positivos,
especialmente en el ámbito de los trastornos de la conducta alimentaria. No obstante,
el ámbito de intervención donde resulta más exitosa es el del trastorno límite de
personalidad. La TDC ha sido la primera terapia que ha conseguido apoyo empírico en el
tratamiento de este trastorno.
Se espera, además, que las adaptaciones que se están realizando para aplicarla a otros
problemas graves de inestabilidad emocional o descontrol de impulsos resulten
igualmente eficaces (ej., grupos de adolescentes con rasgos límite, depresión en
poblaciones geriátricas, trastorno por atracón, etc.). Hasta ahora, los resultados son muy
prometedores
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