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NO ES NATURAL
PARA UNA SOCIOLOGÍA DE LA VIDA COTIDIANA — CASI TODO PODRÍA SER DE OTRA
MANERA
Josep Vincent Marquès
1) ¿Por qué “las cosas podrían ser de otra manera”? ¿Podrían ser de cualquier manera?
Porque estas “cosas” que componen nuestra forma de vida o forman parte de nuestra vida
cotidiana no deben su curso de acción a “leyes naturales” ni pertenecen a un “orden natural”.
La manera en que se dan estas cosas no es fija e inmutable, sino todo lo contrario:
corresponden a un orden establecido por una sociedad particular (en nuestro caso: urbana,
capitalista, de consumo, dependiente culturalmente de unos medios de comunicación
masivos). Nuestra forma de vida no sería diferente únicamente de haber nacido en otra época:
el nivel tecnológico actual da lugar a distintas posibilidades. Cada una de ellas es solamente
una forma, una manera, pero podría ser cualquier otra en una sociedad diferente.
Porque lo que consideramos “normal” está definido por un determinado grupo social en un
contexto determinado. Al hacer las cosas por costumbre creemos hacerlas porque es normal,
y así creemos estar haciendo "lo natural". Existen porque nosotros pensamos que existen, y es
así como naturalizamos normas y se da una “naturalización de lo social”. Tomamos ciertas
costumbres y conductas sociales como inmutables y estáticas, asumiendo que siempre han
sido así, sin darnos cuenta de que justamente son “sociales” y nada tienen que ver con la
naturaleza.
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sociología consiste en desnaturalizar aquello que el pensamiento de sentido común
naturalizó, para que el hombre adquiera libertad de pensamiento. Esto sería un antídoto
contra el "sociocentrismo" el cual coloca a nuestra sociedad como el parámetro por el cual se
mide a las otras sociedades según la cercanía o la lejanía, calificando negativamente al más
alejado de nuestras costumbres. Dentro de esta ideología, los individuos juzgan a otros grupos
en relación a su propia cultura o grupo particular, especialmente en lo referido al lenguaje, las
costumbres, comportamientos, religión y creencias. Dichas diferencias suelen ser las que
establecen la identidad cultural. La sociología propone entonces que todas las culturas tienen
igual valor y ninguna es superior a otra, puesto que todos los valores son considerados
relativos. De esta forma podemos ver las diferentes manifestaciones de la vida en una
sociedad sin colaborar con las clasificaciones oficiales que casi siempre provienen de los sitios
de poder interesados en que las cosas se piensen así.
LA IMAGINACIÓN SOCIOLÓGICA
LA PROMESA
Wright Mills
Las visiones y facultades de los hombres suelen limitarse al escenario del trabajo, la familia y la
vecindad. Hoy en día advierten con frecuencia que no pueden vencer sus dificultades en sus
mundos cotidianos, y se sienten atrapados. Esto sucede en gran parte porque no definen las
inquietudes que sufren en relación con los cambios históricos y las contradicciones
institucionales. Rara vez son conscientes de la intrincada conexión entre el tipo de sus propias
vidas y el curso de la historia del mundo. No poseen la cualidad mental esencial para percibir
la interrelación de hombre – sociedad, biografía – historia, yo – el mundo. El nuestro es un
tiempo de malestar e indiferencia. Cuando la gente estima una tabla de valores y no advierte
ninguna amenaza, experimenta bienestar. Cuando estima unos valores y estos se encuentran
amenazados, experimenta una crisis. Si no siente estimación por ningún valor ni percibe
ninguna amenaza, experimenta indiferencia o apatía. Pero si no estima ningún valor e
igualmente percibe amenazas, experimenta ansiedad o un malestar vago, el sentimiento de
que nada marcha bien sin entender por qué.
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el autor denomina “imaginación sociológica”. La imaginación sociológica permite comprender
el escenario histórico más amplio en cuanto a su significado para la vida interior y para la
trayectoria exterior de diversidad de individuos. El individuo sólo puede comprender su propia
existencia y evaluar su propio destino localizándose a sí mismo en su época, y puede conocer
sus propias posibilidades en la vida si conoce las de todos los individuos que se hallan en sus
circunstancias.
3) ¿Cuáles son las tres preguntas básicas sobre las cuales se apoya la imaginación
sociológica?
Toda mente que posea imaginación sociológica inevitablemente formula tres tipos de
preguntas:
● Relación entre la sociedad y la historia: ¿Qué lugar ocupa esta sociedad en la historia
humana? ¿Cómo afecta todo rasgo particular al período histórico en que tiene lugar y
cómo es afectado por él?
La distinción más fructuosa con que opera la imaginación sociológica es la que se hace entre
“las inquietudes personales del medio” y “los problemas públicos de la estructura social”:
● Problemas públicos: trascienden el ambiente local del individuo. Tienen que ver con la
organización de muchos ambientes dentro de las instituciones de una sociedad
histórica en su conjunto, y con las maneras en que diferentes medios se imbrican e
interpenetran para formar la estructura más amplia de la vida social e histórica. Es un
asunto público: está amenazado un valor amado por la gente.
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Lo que experimentamos en medios diversos y específicos es efecto de cambios estructurales.
Para comprender los cambios de muchos medios personales, nos vemos obligados a mirar más
allá de ellos. Darse cuenta de la idea de estructura social y usarla con sensatez es ser capaz
de descubrir esos vínculos entre una gran diversidad de medios, y ser capaz de eso es poseer
imaginación sociológica.
SOCIOLOGÍA FUNDAMENTAL
INTRODUCCIÓN
Norbert Elías
El problema que aborda el texto apunta a los modelos de pensamiento con los que
reflexionamos sobre la sociedad. Según Elías, nos planteamos la sociedad de un modo
inadecuado. La sociología se ocupa de los problemas de la “sociedad”, y todo aquel que
estudie y reflexione acerca de la sociedad forma parte de ella. Por lo tanto, para entender de
qué se trata es necesario interpelarse mentalmente a sí mismo y hacerse cargo de uno como
una persona entre otras. Pero con frecuencia en esta reflexión se es consciente de uno mismo
sólo como alguien situado frente a otros entendidos como “objetos” (persona / medio; niño /
familia; individuo / sociedad; sujeto / objetos). La sociedad – que suele oponerse mentalmente
al “individuo” –, está integrada totalmente por individuos, y uno de estos es uno mismo. Pero
nuestro lenguaje y nuestros conceptos están configurados como si todo lo que queda fuera de
la persona individual tuviese carácter de “objetos” estáticos. Esto es lo que se conoce como
“carácter cosificador” del lenguaje tradicional y de nuestras operaciones mentales referidas a
grupos de personas interdependientes, el cual dificulta el acceso a la comprensión del campo
de tareas de la sociología.
2) ¿Cuál es el modelo a partir del cual nos representamos la vida social? ¿Por qué lo critica el
autor?
Cuando se piensa en la relación entre uno mismo y la “sociedad”, suele tenerse a la vista un
modelo egocéntrico de la sociedad. Dicho modelo presenta a la persona individual, al “yo”
individual rodeado por “figuras sociales” (familia, escuela, industria, estado, sociedad)
concebidas como si se tratase de objetos más allá y extraños al “yo” individual, dando la
impresión de estar simultáneamente rodeado por la sociedad y separado de ella por una
barrera invisible.
El autor lo critica ya que este modelo, que se pone de manifiesto cuando reflexionamos sobre
el concepto de sociedad, lleva a la idea de que la “sociedad” es el “objeto” en cuya
investigación se esfuerzan los sociólogos; modo de expresarse que dificulta enormemente el
acceso a la comprensión del campo de tareas de la sociología.
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Para romper con los conceptos cosificadores que actualmente obstruyen en gran medida el
acceso de las personas a una clara comprensión de su propia vida social (es decir, para
descosificar), el autor propone un modelo de individuos interdependientes, en el cual
aparecen muchas personas individuales con fines e intenciones recíprocas y ligadas unas a
otras del modo más diverso, constituyendo entre sí entramados o redes de interdependencia
con equilibrios de poder más o menos inestables del tipo más variado (familias, escuelas,
ciudades, capas sociales o estados). Cada uno de estos individuos, incluyéndonos, es un “ego”
o un “yo”.
4) ¿Cuáles son los factores que explican el predominio y la vigencia de la “metafísica de las
figuras sociales”?
Actualmente, muchos de los conceptos básicos del conocimiento científico natural aparecen a
los ojos de sus herederos como algo dado. Las palabras correspondientes, los modos de
pensamiento y las categorías científico-naturales aparecen como algo tan evidente que se
imagina que toda persona los posee de por sí. Estas representaciones, fruto de una dificultosa
labor intelectual y de observación, han invadido el pensamiento y el lenguaje cotidianos de
colectivos sociales enteros y aparecen a los ojos de las generaciones posteriores como las
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representaciones y los modos de pensar “correctos”, “racionales” o “lógicos”, sin
cuestionarse cómo y por qué.
Una de las tareas principales de la sociología es justamente lograr una emancipación de estos
modelos insuficientes con el objetivo de aproximar las interrelaciones de la actuación humano-
social a nuestra propia comprensión, pero por mucho que podamos ser conscientes de su
insuficiencia, en muchos casos no hay todavía medios más adecuados para el pensamiento y la
comprensión. Se trata de transformaciones sociales que exigen muchas innovaciones en el
lenguaje y los conceptos que sólo pueden realizarse como una evolución a largo plazo, a través
de muchas generaciones. Precipitarse sólo conseguiría comprometer los niveles actuales de
comprensión.
UNIDAD 1 — 2º SESIÓN
● Heterogénea: tiene una gran cantidad de aspectos diversos que implican nuestros
sentidos, sentimientos, capacidades y habilidades físicas e intelectuales. Esta
diversidad de acciones no las expresamos en todo momento, sino que van a depender
de la actividad y de la compañía que gocemos para que algunas se activen más que
otras. Son partes orgánicas de la vida cotidiana la organización del trabajo y de la vida
privada, las distracciones y el descanso, la actividad social sistematizada, el tráfico y la
purificación.
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distinta según el momento histórico y el estrato social. La heterogeneidad siempre va a
estar organizada de modo jerárquico, jerarquía que se corresponde con el modo de
producción existente.
La vida cotidiana no está “fuera” de la historia, sino en el “centro” del acaecer histórico: es la
verdadera “esencia” de la sustancia social. Es la realidad que aparece como autoevidente,
compartida con otros semejantes que la experimentan como yo y que constituye el basamento
fundamental en el que se crea y se re-crea la sociedad como un mundo intersubjetivo.
2) ¿Por qué el hombre es al mismo tiempo un ser particular y un ser específico? ¿Qué
relación tiene esto con el proceso de socialización?
● Dimensión específica/genérica: aquella que nos conecta con otra esfera más amplia: el
nosotros, la sociedad. El ser específico hace referencia a las facultades o capacidades
que son propias de la especie humana. Lo específico está “contenido” en todo hombre,
y en toda actividad que sea específica aunque sus motivos sean particulares. También
pueden considerarse humano-específicos los sentimientos y las pasiones, ya que su
existencia y contenido pueden ser útiles para expresar y transmitir la sustancia
humana. Lo particular no es el sentimiento ni la pasión, sino su modo de manifestarse.
El hombre es ser específico en cuanto individuo pues es producto y expresión de sus
relaciones y situaciones sociales. Es representante de lo humano-específico no es
nunca un hombre solo, sino siempre la integración (tribu, clase, nación, humanidad)
en la cual se forma su “consciencia del nosotros”.
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En cuanto a la relación de estas dimensiones con el proceso de socialización, Heller dice: para
reproducir la sociedad, es necesario que los hombres particulares se reproduzcan a sí mismos
como hombres particulares. La reproducción del hombre particular es reproducción del
hombre concreto, aquel que en una determinada sociedad ocupa un lugar determinado en la
división social del trabajo. Este proceso involucra la capacidad y habilidad de dominar ciertas
prácticas, realizar actividades y saber manejarse en la cotidianidad. Heller va a considerar
estas actividades sociales como objetivaciones sociales, en tanto se presentan exteriores a los
individuos. Por tanto, deben ser incorporadas mediante el proceso de socialización y poseen
un significado construido socialmente. De este modo, el particular hace uso y desuso de ellas,
las aprehende a medida que habita en la cotidianidad.
3) ¿A qué se refiere Heller con “muda coexistencia” del ser particular y el ser específico?
En la vida cotidiana, la mayoría de la humanidad no deja nunca de ser una unidad vital muda
de particularidad y especificidad: los hombres asumen como dadas las funciones de la vida
cotidiana y las ejercen paralelamente. Las colisiones entre estas dos dimensiones no suelen
ser conscientes, y ambas se someten sucesivamente la una a la otra “mudamente”, pero a
diferencia de las estructuras precedentes a la individualidad, en la estructura moderna de la
vida cotidiana ya no existen “comunidades naturales”. Con esto aumentan las posibilidades
de que la particularidad someta a lo específico, poniendo las necesidades y los intereses de la
integración social dada al servicio de los afectos, los deseos, el egoísmo del individuo. Este
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aumento de posibilidades suscita la ética como necesidad de la comunidad social: sus
exigencias y normas son la intimación dirigida por la integración específica dada al individuo,
para que someta su particularidad a lo específico. La ética como motivo – la moral – es algo
individual (no una motivación particular), en el sentido de actitud libremente adoptada por
nosotros ante la vida, la sociedad y los hombres.
● Función inhibidora (veto): si el particular dejara vía libre a todos sus deseos y
motivaciones sería imposible vivir en sociedad, ya que los conflictos y las discusiones
no terminarían nunca. Hay algo que nos frena, lo que Heller propone pensar como la
función inhibidora de la moral. La incorporación de normas y valores aprehendidas
durante el proceso de socialización nos limita a no hacer y decir absolutamente todo lo
que deseamos, posibilitándonos vivir nuestra cotidianidad junto a otros de modo
relativamente pacífico.
Cuando realizamos actividades que van más allá de nuestros pequeños mundos y dirigimos
nuestras acciones hacia los otros es cuando nos conectamos con la dimensión específica:
posponemos las necesidades “particulares”, subordinando las necesidades del “yo” a la del
“nosotros”. Cuando esto sucede, la muda coexistencia se hace visible, consciente, y el
particular inicia su camino hacia la individualidad: el individuo se conoce a sí y a sus
circunstancias.
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relación consciente con el “nosotros”. El medio de la abolición-superación parcial o total de la
particularidad, de su arranque de la cotidianidad y su ascenso a lo específico es la
homogeneización. La vida cotidiana es heterogénea y recaba todas nuestras capacidades en
varias direcciones, pero ninguna con particular intensidad. Homogeneización significa que
concentramos toda nuestra energía en una sola cuestión y “suspendemos” cualquier otra
actividad durante la satisfacción de la anterior tarea. Nos transformamos así en un “hombre
enteramente”. Esta transformación es excepcional en la mayoría de los humanos, la vida de
muchos hombres termina sin que se haya producido ni un solo punto crítico semejante. Según
Heller, involucra actividades vinculadas al arte, la ciencia y la filosofía.
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● Ultrageneralización: los juicios ultrageneralizadores son todos los juicios provisionales
que la práctica confirma o no refuta. Basados en ellos, podemos obrar y orientarnos.
No es posible exigir antes o durante la acción juicios más precisos ya que se perdería la
capacidad de acción, aunque los juicios provisionales arraigados en la particularidad y
basados en la fe se convierten en prejuicios. Es característico también el manejo
grosero de lo “singular”, puesto que como no tenemos tiempo para examinar todos
sus aspectos, hemos de situarlo rápidamente desde el punto de vista de la tarea
planteada. Así se recurre a otra forma de la ultrageneralización, la analogía:
clasificamos en algún tipo ya conocido por experiencia al hombre que queremos
conocer en algún respecto importante para nosotros, y esa clasificación por tipos nos
permite orientarnos. Algo parecido sucede con los precedentes: es un “indicador” útil
para nuestro comportamiento y actitud (“otros obraron en mi situación de tal o cual
modo…”), aunque puede tener efectos negativos cuando nos impide captar lo nuevo,
irrepetible y único de una situación.
● Mímesis: no hay vida cotidiana sin imitación. No procedemos nunca meramente “según
preceptos”, sino que imitamos a otros. Ni el trabajo ni el tráfico social serían posibles
sin mímesis.
Las objetivaciones duraderas o específicas son actividades vinculadas al desarrollo del género
humano, dirigidas a la especificidad, entendiendo por éstas arte, ciencia, filosofía, que aunque
no puedan por sí solas cambiar al mundo, contribuyen a humanizarlo.
La vida cotidiana tiene siempre una jerarquía espontánea determinada por la época. Esa
jerarquía espontánea otorga a la individualidad un margen de movimiento diferente en cada
caso. Desde que la relación del hombre con su clase se hizo más “casual” (despliegue de la
sociedad burguesa), aumentó para todo hombre la posibilidad de construirse una jerarquía
consciente, dictada por su propia personalidad, dentro de la jerarquía espontánea (aunque las
mismas relaciones y situaciones sociales que crearon esa nueva posibilidad impidieron su
desarrollo en lo esencial).
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de apropiarse a su modo la realidad e imponerle el sello de su individualidad. El regimiento
de la vida no puede convertirse en posibilidad social universal más que una vez abolida y
superada la extrañación (reto a la deshumanización).
1) ¿A qué se refieren los autores con la expresión “la sociedad como realidad subjetiva”?
Para que exista una sociedad hace falta en primera instancia que existan normas que definan
roles y un sistema de símbolos compartidos. Pero hace falta algo más, porque una “sociedad”
no son normas y símbolos (eso sería una abstracción), una sociedad está hecha de personas
interactuando constantemente: dialogan, reparten tareas, obedecen órdenes, colaboran,
intercambian. Todo el tiempo estamos en interacción con otros. ¿Cómo es posible que los
individuos interactúen de un modo que no sea caótico, que sea relativamente ordenado? Según
Berger y Luckmann, porque todos los sujetos interpretan -internalizan- la situación de una
misma manera, y saben cómo se espera que se comporten en ella, y se identifican con el "rol"
que cumplen en la situación. Toda la vida en sociedad se sostiene en esto, individuos que
interpretan la situación de un modo similar, y que actúan su rol en consecuencia, que se
identifican con el rol que cumplen. Entonces la sociedad no es solamente un sistema objetivo
de normas y símbolos. La sociedad está también en los propios sujetos que actúan, es decir, la
tienen incorporada. La sociedad es posible porque los individuos la llevan encima en su forma
de interpretar las situaciones, en su conocimiento de los roles, y en su propia identidad cuando
se reconocen en ese rol. Esto quiere decir que la sociedad es una realidad subjetiva: que la
sociedad no sólo existe fuera de los sujetos, en normas y símbolos, sino también dentro de los
sujetos, en las creencias, los valores, los roles que estos sujetos tienen incorporados.
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El individuo no nace miembro de una sociedad: nace con una predisposición hacia la sociedad,
y luego llega a ser miembro de una sociedad. En la vida de todo individuo, existe una secuencia
temporal en cuyo curso es inducido a participar en la dialéctica de la sociedad. El punto de
partida de este proceso lo marca la internalización: la aprehensión o interpretación inmediata
de un acontecimiento objetivo en cuanto expresa significado, es decir, en cuanto es una
manifestación de los procesos subjetivos de otro que, en consecuencia, se vuelven
subjetivamente significativos para mí. La internalización constituye entonces la base para la
comprensión de los propios semejantes y para la aprehensión del mundo en cuanto realidad
significativa y social. Pero yo no solo “comprendo” los procesos subjetivos del otro, sino que
“comprendo” en mundo en el que él vive, y ese mundo se vuelve mío. Se establece entre
nosotros un nexo de motivaciones y existe ahora una continua identificación mutua entre
nosotros: no solo vivimos en el mismo mundo, sino que participamos cada uno en el ser del
otro.
4) ¿Cómo se explica la “certeza” con la que los individuos experimentan el mundo social?
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identifica con ellos casi automáticamente. El niño no internaliza el mundo de sus otros
significantes como uno de los tantos mundos posibles: lo internaliza como “el” mundo, el
único que existe y que se puede concebir. Por esta razón, el mundo internalizado en la
socialización primaria se implanta con mucho más firmeza que los mundos internalizados en
socializaciones secundarias.
6) ¿Por qué es preciso “mantener” la realidad subjetiva? ¿A partir de qué procesos sociales
se mantiene?
Dado el hecho de que la socialización del individuo nunca se termina y los contenidos que
internaliza enfrentan amenazas continuas a su realidad subjetiva, se hace necesario
“mantener” esta realidad para conservar cierto grado de simetría entre ésta y la realidad
objetiva.
La realidad subjetiva se ve “amenazada” por situaciones que no están internalizadas con tanta
fuerza por el individuo (dado el carácter más artificial de la socialización secundaria), lo que
hace más vulnerable esta realidad frente a otras definiciones de realidad, haciéndola más
susceptible de desplazamientos. Puede haber amenazas marginales o leves y otras más
directas o fuertes.
Frente a estas amenazas a la realidad subjetiva, la misma se mantiene a partir de dos tipos
generales de procesos sociales:
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mantenimiento de la realidad es el diálogo, principalmente el habla, y en menor
medida la comunicación no oral, siempre de forma implícita más que explícita. En el
diálogo, la conversación, las objetivaciones del lenguaje se vuelven objetos de la
conciencia individual, por lo que en el uso continuo del mismo lenguaje para objetivizar
la experiencia subjetiva en desenvolvimiento, reside el fundamental mantenimiento de
la realidad.
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socialización primaria (por ejemplo, un niño educado por sus padres y a la vez instruido por
alguien perteneciente a otra sociedad). Cuando esto sucede, al individuo se le presenta una
elección entre identidades perfiladas que aprehende como posibilidades biográficas genuinas,
y aparece la posibilidad de una identidad verdaderamente oculta, es decir, la existencia de una
asimetría socialmente disimulada entre la biografía “pública” y la “privada”.
UNIDAD 2 — 3º SESIÓN
Usualmente se utiliza la calificación de “hechos sociales” para designar casi todos los
fenómenos que pasan en el interior de la sociedad mientras presenten algún interés social.
Pero de esta manera no habría acontecimientos humanos que no puedan llamarse sociales. Si
funciones biológicas tales como beber, dormir, comer, razonar fuesen consideradas hechos
sociales, la sociología no tendría un objeto que le fuese propio y su dominio se confundiría
con el de la biología y la psicología. De esta forma Durkheim otorga la calificación de sociales
a un orden de hechos que consisten en formas de obrar, pensar y sentir exteriores al
individuo y están dotadas de un poder de coacción en virtud del cual se imponen. La palabra
social no tiene un sentido definido sino a condición de designar únicamente fenómenos que no
entran en ninguna de las categorías de hechos ya constituidos y denominados, ellos son el
dominio propio de la sociología.
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antes es que existen fuera de nosotros” y menciona como ejemplos la lengua natal, la escritura
y el sistema monetario.
Durkheim también afirmó que la sociedad era algo que está fuera y dentro del individuo al
mismo tiempo, gracias a que éste adopta e interioriza sus valores y su moral. El “hecho social”
tiene una fuerte capacidad de coerción y de sujeción respecto del individuo. Por ende el hecho
social no puede reducirse a simples datos psicológicos, y la conciencia colectiva prima siempre
sobre el pensamiento individual, siendo entonces la sociedad, y no el individuo, la unidad de
análisis primordial de la sociología.
“Amar la sociedad es amar algo más allá de nosotros mismos y algo en nosotros mismos”.
Durkheim ve la sociedad como un organismo vivo de la cual depende la vida del individuo, y no
al contrario. Entonces, la sociedad es una entidad supraindividual (que va más allá de un solo
individuo) que inflige restricciones y hace posible la convivencia entre los individuos. Esta
convivencia es posible, a su vez, gracias a los vínculos morales: pautas de conducta que
establecen la manera en que los individuos debemos conducirnos en la vida social y establecen
un orden.
La propuesta sociológica de Durkheim es, por tanto, objetivista, ya que parte de la propia
sociedad (en tanto un todo orgánico) para poder explicar la misma; porque es desde la
sociedad que se entiende al individuo (su manera de pensar, de creer, de sentir y de obrar).
La tarea fundamental de una sociología entendida de este modo será la de diferenciar los
hechos sociales de los que no lo son para poder analizar sus consecuencias y compararlos
entre las distintas sociedades.
La sociología tiene por tarea disociar con claridad los hechos sociales de lo que Durkheim llama
“encarnaciones individuales”: pensamientos o acciones que se encuentran en todas las
conciencias individuales o repiten todos los individuos, o dicho de otro modo, las formas que
revisten los estados colectivos al reflejarse sobre estos individuos. Esto es, separar todos los
demás fenómenos que parecieran ser hechos sociales pero no lo son, para observar a éstos en
estado de pureza, una vez eliminados todos los elementos extraños.
Una herramienta que permite aislar lo que verdaderamente constituye hechos sociales es la
estadística, ya que las cifras que ella proporciona no son alcanzadas por la influencia de los
casos individuales y expresan un determinado “estado del alma colectiva”.
Otro modo de distinguirlos para el sociólogo son por su poder de coerción, cuya presencia se
reconoce a su vez por la existencia de una sanción determinada (explícita o implícita, desde
una sanción de tipo penal hasta una simple burla, lo cual dependerá de la ley, creencia, norma
o costumbre) , o por la resistencia que opone a las acciones individuales que busquen
violentarla, así como por su capacidad de difundirse dentro del grupo con total
independencia, como máximas morales que la conciencia pública impide desoír.
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El sociólogo además no puede dejar de estudiar lo que se refiere al “sustrato de la vida
colectiva”, de orden morfológico (diferente al fisiológico al que corresponden las acciones de
base moral) que se refiere a cómo una sociedad está dividida y organizada políticamente, con
la ayuda del derecho público, que de modo igualmente obligatorio determina las relaciones
domésticas y cívicas, de características más fijas que las morales.
En definitiva, la sociología estudiará toda la gama de matices existentes, con diferentes grados
de consolidación o cristalización, pero que constituyen igualmente hechos sociales.
ECONOMÍA Y SOCIEDAD
ESBOZO DE SOCIOLOGÍA COMPRENSIVA — EL CONCEPTO DE LA ACCIÓN SOCIAL
Max Weber
Estas acciones con sentido socialmente establecido pero experimentado subjetivamente, que
se vinculan con otras acciones que a su vez tienen un sentido, son las que Weber conceptualiza
como acción social y relación social. La acción social es entonces una conducta con sentido
(intencionalidad, motivo) y referida u orientada a otros (toma a los otros en cuenta). Puede
ser pasada, presente, o esperada como futura (Ej.: venganza por previos ataques, réplica a
ataques presentes, medidas de defensa frente a ataques futuros). Los “otros” pueden ser
individualizados y conocidos o una pluralidad de individuos indeterminados y completamente
desconocidos (Ej.: el agente que admite el “dinero” como bien de cambio orientando su acción
por la expectativa de que otros muchos estarán dispuestos a aceptarlo también en el futuro).
Cuando esta conducta se presenta de modo plural (siendo recíprocamente orientada) va a
constituir una relación social.
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Las relaciones sociales están conformadas por acciones sociales, y estas están motivadas por
un sentido. Las relaciones sociales no tienen causas objetivas, porque la causa de que una
persona actúe no es objetiva, es por el contrario su intención o motivación. No se puede
entender la realidad social sin entender la intencionalidad de los sujetos que actúan. Por lo
tanto la tarea fundamental del sociólogo es comprender el sentido que los sujetos le dan a
sus acciones, no buscar atribuciones causales objetivas, sino interpretar la intencionalidad de
las acciones.
Solamente puedo comprender el sentido de las acciones sociales a partir de las expectativas
recíprocas compartidas dentro de un grupo. O dicho de otro modo, la intención o la motivación
del individuo sólo es comprensible en función de las expectativas que tiene de la acción de los
otros.
● No toda clase de contacto entre los hombres tiene carácter social (Ej.: choque de dos
ciclistas, en cuyo caso sólo aparecería acción social si se intentara evitar en encuentro,
o en la riña o consideraciones amistosas posteriores al encontronazo).
- Ni a una acción homogénea de muchos (Ej.: muchos individuos que abren al mismo
tiempo sus paraguas cuando llueve).
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- El simple hecho de que alguien acepte para sí una actitud determinada, aprendida en
otros y que parece conveniente para sus fines no es tampoco una acción social, ya que
no orientó su acción por la acción de otros, sino que por la observación se dio cuenta
de ciertas probabilidades objetivas.
- Al contrario, cuando se imita una conducta ajena porque está de “moda” o porque
vale como “distinguida” en cuanto estamental, tradicional, ejemplar, entonces sí
tenemos la relación de sentido.
Para desarrollar la tarea fundamental del sociólogo (comprender el sentido que los sujetos
dan a sus acciones), Weber propone varios tipos ideales de acción social:
1) ¿Qué críticas hace Marx al pensamiento del siglo XVIII y en particular a la economía
política?
Marx critica la noción de libre competencia (la representación de que la sociedad puede
pensarse como un conjunto de individuos aislados y libres que compiten entre sí) que se da en
la sociedad del siglo XVIII, en donde cada individuo aparece desprendido de los lazos
naturales que lo hacen integrante de un conglomerado humano determinado y especifico. En
oposición a esta concepción de individuos libres, aislados unos de otros, Marx dice que los
hombres no producen aislados unos de otros, sino interactuando y cooperando entre sí como
individuos determinados y productivamente activos de una manera definida (en referencia a
las condiciones naturales y sociales que se imponen a los hombres y definen el marco de
condiciones materiales existentes en el que estos nacen) que entran en relaciones sociales y
políticas delimitadas. Marx dice: “La producción por parte de un individuo aislado, fuera de la
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sociedad – hecho raro que bien puede ocurrir cuando un civilizado, que potencialmente posee
ya en si las fuerzas de la sociedad, se extravía accidentalmente en una comarca salvaje –, no es
menos absurdo que la idea de un desarrollo del lenguaje sin individuos que vivan juntos y
hablen entre sí”. Los individuos son entonces resultado histórico y cuanto más lejos nos
remontemos en la historia tanto más aparece el individuo como parte de un todo mayor
(familia, tribu, comunidad).
Por otra parte, critica la falta de consideración del bagaje histórico como factor determinante
para la concepción de una sociedad, de los individuos que la conforman, y de todos los tipos de
relaciones que se dan entre dichos individuos y sociedades. Es decir, el hecho de que se viera al
pensamiento del siglo XVIII no como resultado histórico, sino como punto de partida de la
historia. Según la concepción que se tenía de la naturaleza humana, el individuo aparecía como
conforme a la naturaleza en cuanto puesto por la naturaleza y no en cuanto producto de la
historia. Cuando se pensaba en el sistema económico, la sociedad aparecía como una premisa
básica más simple (anterior) y el sistema económico como resultado de la historia de la
sociedad (un elemento más complejo). Para Marx la historia de la sociedad es la historia del
sistema económico de producción.
Refiriéndose a la economía política, plantea que las determinaciones que valen para la
producción en general son precisamente las que deben ser separadas a fin de que no se olvide
la diferencia esencial por atender sólo a la unidad, la cual se desprende ya del hecho de que el
sujeto, la humanidad y el objeto, la naturaleza, son lo mismo. En este olvido reside, por
ejemplo, toda la sabiduría de los economistas que demuestran la eternidad y armonía de las
condiciones sociales existentes.
Otra crítica es aquella referida a la perspectiva desarrollada por la economía política, según la
cual la producción se encuentra en esferas autónomas e independientes de la distribución,
como regidas por leyes eternas de la naturaleza, independientes de la historia. Esto serviría
como excusa para introducir a las relaciones burguesas como leyes naturales inmutables de la
sociedad. La distribución tampoco es arbitraria sino que “la organización del a distribución está
totalmente determinada por la producción. La distribución es ella misma un producto de la
producción”. Además, para Marx, si bien toda producción es apropiación de la naturaleza por
parte del individuo en el seno y por intermedio de una forma de sociedad determinada, es
ridículo saltar de ahí a una forma determinada de la propiedad, como por ejemplo, la
propiedad privada; afirmando también que la forma primigenia es la propiedad común.
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organización social que produzca a través de propietarios libres e independientes entre sí, lo
que no ocurría en sociedades esclavistas o en la temprana Edad Media).
La sociedad es para Marx “el producto de la actividad recíproca entre los hombres”,
concebida como el resultado histórico de esa actividad productiva. Los hombres no son libres
de decidir por uno u otro tipo de sociedad, pues no pueden decidir libremente sus “fuerzas
productivas”, siendo éstas la base de toda su historia ya que cada fuerza productiva es una
fuerza adquirida, producto de la actividad anterior. De esta manera define el carácter histórico
de las fuerzas productivas, que son las que dan sentido al desarrollo de la historia de la
humanidad y a partir de las cuales se definen todas las “relaciones sociales”. Es así como el
“modo de producción” (forma en que se organiza una sociedad en un momento histórico
determinado para producir los bienes necesarios) describe no sólo la manera en que se
producen los bienes materiales sino la forma de organización de la totalidad social, en tanto
estructura jurídica y política.
En toda sociedad existe producción, distribución y consumo. Toda sociedad debe producir
bienes, distribuirlos de algún modo y que sean consumidos por sus miembros. Pero muy
distinto es en base a eso naturalizar las formas de producción, distribución y consumo de la
sociedad capitalista.
Estos “caracteres comunes” para todos los estadios de producción son el “modo de
producción” propio de la especie humana. Lo que los hombres son coincide con su producción
tanto en lo que producen como en el modo en que lo hacen.
Estas relaciones de propiedad son las que pueden promover o trabar el crecimiento de las
fuerzas productivas. La liberación del potencial de las fuerzas productivas se producirá (en una
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etapa de revolución) con la eliminación de relaciones de propiedad que no son apropiadas para
los cambios tecnológicos y sociales y exigen nuevas y más flexibles formas de organización.
El “modo de producción” es el concepto general que empleo Marx para abarcar el complejo
proceso por el que los hombres interactúan simultáneamente con la naturaleza (porque el
concepto de “fuerzas productivas” hace referencia a la productividad, o sea a la
transformación de la naturaleza) y entre sí (porque el concepto de “relaciones sociales de
producción” habla de las relaciones entre las clases sociales que conforman una sociedad). Hay
una relación dialéctica entre los dos tipos de condiciones: la relación de los hombres con la
naturaleza determina el carácter de sus relaciones sociales, mientras que el carácter de sus
relaciones sociales determina su modo de interacción con la naturaleza.
Las fuerzas productivas con las que cuenta una sociedad no existen “solas”, no están en el
“aire” sino que están organizadas bajo cierto tipo de relaciones sociales: esas relaciones
sociales determinan de qué modo se usan socialmente los medios de producción (Ej.:
propiedad feudal o propiedad privada) y de qué modo se usa la fuerza de trabajo (esclavo,
tierra de cultivo o trabajo asalariado moderno). Estos dos elementos explican por qué las
relaciones sociales para Marx son relaciones entre clases sociales. Una clase que posee y
controla (de diferente forma según el tipo de relación social) los medios de producción y otra
clase que actúa como fuerza de trabajo (bajo diferentes formas según el tipo de relación
social). Para comprender cualquier fenómeno social (jurídico, político, ideológico, cultural) no
se puede perder de vista ésta dimensión fundamental de la sociedad: los conflictos entre las
clases sociales que la componen según el tipo de relación social de producción y el grado de
desarrollo de las fuerzas productivas.
Marx considera que el modo y las relaciones de producción, y por lo tanto la sociedad, tienen
carácter objetivo, en tanto existen por fuera de las voluntades individuales (los hombres no
son libres de elegir sus fuerzas productivas y por tanto por un tipo u otro de sociedad) e
históricas (cada fuerza productiva es una fuerza adquirida, producto de la actividad de la
generación anterior). Este conjunto de ambos componentes que determinan el modo de
producción, conforman la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y
política, que determina formas de conciencia e ideologías. Textualmente “El modo de
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producción de la vida material condiciona, por lo tanto, en general el proceso de la vida
social, política y espiritual”.
Para Marx, la sociedad es un todo: una configuración integrada por diferentes niveles, en la
que la producción es la dimensión fundante de lo social. Para que exista cualquier sociedad,
los individuos deben reproducirse como tales: deben satisfacer sus necesidades produciendo
los medios para su subsistencia. La producción material que constituye la estructura
económica, incluye al trabajo como la actividad creadora y transformadora por excelencia,
mediante la cual las personas obtienen de su medio natural y cultural los elementos necesarios
para su vida. En dicha actividad las personas van estableciendo relaciones entre ellas: la
producción de la vida es social. El “modo de producción” (cómo producen y qué relaciones
establecen con su entorno y con los otros individuos) define el tipo de sociedad.
Para esto, el análisis de Marx del capitalismo comienza por la mercancía (forma concreta que
adopta el resultado del trabajo y al mismo tiempo expresa las relaciones sociales de
producción que esa clase de trabajo requiere).
En definitiva, los medios de producción son poseídos bajo la forma de propiedad privada y,
como obvia contracara, quienes no tienen medios de producción, venden su fuerza de trabajo
para trabajar para quienes sí los poseen. La propiedad privada de los medios de producción y
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el trabajo asalariado son entonces las dos características fundamentales de las relaciones
sociales de producción capitalista.
Las relaciones sociales en el capitalismo aparecen como relaciones entre iguales, desde el
punto de vista jurídico, que intercambian sus diferentes productos en iguales proporciones.
Para que esta relación se mantenga como igualdad, el trabajador debe vender su fuerza de
trabajo, no su persona: vende su potencia, su capacidad y habilidad, por un determinado
tiempo.
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aumento de la productividad del trabajo por la permanente innovación tecnológica son los
mecanismos que garantizan su continuidad.
UNIDAD 2 — 4º SESIÓN
EL LEGADO DE LA SOCIOLOGÍA
LA PROMESA DE LA CIENCIA SOCIAL
Immanuel Wallerstein
La sociología, en cuanto disciplina, fue una innovación de finales del siglo XIX (elaborada más o
menos entre 1880-1945), junto a otras disciplinas pertenecientes a las ciencias sociales. En la
primera mitad del siglo XX, las diversas divisiones de las ciencias sociales se establecieron a sí
mismas y recibieron reconocimiento como disciplinas, definiéndose cada una de ellas en
modos que enfatizaban claramente sus diferencias de las disciplinas colindantes. Existían tres
segmentaciones en objetos de estudio que lucían evidentes a los ojos de los estudiosos de
entonces: segmentación pasado/presente; segmentación civilizado/otro o europeo/no
europeo; segmentación de mercado, Estado y sociedad civil (relevante sólo para el mundo
civilizado moderno). El problema intelectual con estas fronteras es que los cambios en el
sistema mundial después de 1945 (auge de EEUU, resurgimiento político del mundo no
occidental, expansión de la economía-mundo) terminaron por socavar la lógica de estas tres
segmentaciones de tal modo que para 1970 ya existía un desdibujamiento severo de esas
fronteras. Como resultado, y al no ser posible defender estas fronteras como intelectualmente
decisivas o útiles, varias disciplinas de las ciencias sociales dejaron de ser disciplinas porque
ya no representaban áreas de estudio obviamente diferentes con métodos diferentes y
fronteras firmes y distintivas.
2) ¿Qué entiende el autor por “cultura”? ¿Cuáles son los problemas y los axiomas que
definen a la “cultura sociológica”?
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Lo que normalmente entendemos por “cultura” es un conjunto de premisas y prácticas
compartidas, no por todos los miembros de la comunidad todo el tiempo, sino por la mayoría
de los miembros la mayor parte del tiempo, de manera abierta y subconsciente de modo tal
que las premisas rara vez están sujetas a debate. En la medida en que esas afirmaciones sean
más sofisticadas, sutiles, eruditas, habrá menos probabilidad de que sean compartidas por
demasiados y, por lo tanto, menos probabilidad de crear una comunidad mundial de
estudiosos.
Las premisas compartidas por los sociólogos se revelan por aquellos que presentamos como
los pensadores formativos: Durkheim, Marx y Weber. Estas premisas son los problemas y
axiomas que definen la “cultura sociológica”:
● Axioma nº 1: DURKHEIM
¿Por qué los individuos poseen unas series de valores específicos y no otros? ¿Y por
qué las personas con “antecedentes similares” tienen más probabilidad de compartir
entre sí la misma serie de valores que personas con antecedentes disímiles?
Existen grupos sociales que tienen estructuras explicables y racionales.
- “Los hechos sociales deben ser tratados como cosas”
- “Los fenómenos sociales son externos a los individuos”
- La coacción social no es lo mismo que la coacción física porque no es inherente
sino impuesta desde fuera.
- Para que un hecho social exista, debe haber interacciones individuales que
resulten en “creencias y modos de comportamiento instituidos por la colectividad;
la sociología puede entonces ser definida como la ciencia de las instituciones, de
su génesis y su funcionamiento”: realidad social construida socialmente; realidad
objetiva de los hechos sociales.
● Axioma nº 2: MARX
¿Por qué los grupos sociales que supuestamente son una unidad, de hecho tienen
luchas internas?
Todos los grupos sociales contienen subgrupos que se escalonan según jerarquías y
que entran en conflictos entre sí.
- “La historia de toda sociedad existente hasta ahora es la historia de la lucha de
clases”.
- Explicación particular del conflicto social centrada en el hecho de que la gente
tiene distintas relaciones contra los medios de producción, algunos poseyéndolos
y otros no, algunos controlando su uso, otros no.
● Axioma nº 3: WEBER
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¿Por qué todas las sociedades simplemente no explotan o se despedazan o se
destruyen a sí mismas de algún otro modo? ¿Por qué los sujetos obedecen a quienes
dan órdenes?
En la medida en que los grupos/Estados contienen sus conflictos, ello acontece
mayormente porque los subgrupos de menor rango conceden legitimidad a la
estructura de autoridad del grupo, basados en que esto permite al grupo sobrevivir, y
los subgrupos ven ventajas de largo plazo en la supervivencia del grupo.
- Hay algo que se asemeja a un “orden” en la vida social.
- Como contraposición a Marx, insiste en explicaciones culturales en oposición a
las explicaciones económicas; en la burocratización más que en la acumulación
como la fuerza motriz central del mundo.
- Concepto clave para limitar el impacto de Marx: legitimidad. Es el fundamento
de la autoridad. Hay tres tipos puros de autoridad o dominación legitima:
legitimidad basada en fundamentos tradicionales (estructura del pasado y no de
la modernidad); legitimidad basada en fundamentos carismáticos (fenómeno
transitorio que a la larga se “rutiniza”); legitimidad basada en fundamentos
racionales (el “tipo específicamente moderno de administración”). La autoridad es
entonces administrada por un equipo (burocracia) “desinteresado” (no tiene
partido tomado “a priori” frente a los sujetos o el Estado), e “imparcial” (toma sus
decisiones según la ley).
PENSANDO SOCIOLÓGICAMENTE
INTRODUCCIÓN: SOCIOLOGÍA, ¿PARA QUÉ?
Zygmunt Bauman
1) ¿Qué modos de distinguir a la sociología de las demás ciencias sociales rechaza el autor?
Bauman rechaza en primer lugar las divisiones entre los diversos cuerpos de conocimiento
basados en la división del mundo que investigan, puesto que de este modo nos veríamos
obligados a decir que la sociología es una suerte de disciplina residual, que se alimenta de lo
que otras disciplinas descuidan. Y en segundo lugar la división de acuerdo a la formas de
estudio o actitudes hacia lo que se selecciona como objeto de estudio, pues todas las
disciplinas se esfuerzan por reunir todos los hechos relevantes, verificarlos, formular
propuestas, eliminar contradicciones y presentar resultados de forma responsable.
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cuestionamiento y para organizarla en un modelo de determinado fragmento o aspecto de la
vida humana.
La economía, por ejemplo, observaría principalmente la relación entre los costos y los efectos
de la acción humana, de modo que vería las relaciones entre los actores como aspectos de la
creación e intercambio de bienes y servicios, regulados por la oferta y la demanda. La ciencia
política, por otro lado, se interesaría sobre todo en aquel aspecto de la acción humana que
modifica la conducta real o previsible de otros actores o es modificada por ella, impacto
estudiado bajo el nombre de “poder” o “influencia”, y consideraría las acciones humanas
desde el punto de vista de la asimetría de tal poder e influencia.
La sociología, por su parte, considera las acciones humanas como elementos de elaboraciones
más amplias, es decir, de una disposición no aleatoria de los actores que se encuentran
aprisionados en una red de dependencia mutua. Los sociólogos se preguntarán entonces qué
consecuencias tendría esta interdependencia para el comportamiento real y posible de los
actores humanos. La indagación sociológica va a moldearse entonces en base a los siguientes
intereses: elaboraciones, redes de dependencia mutua, condicionamiento recíproco de la
acción, expansión o limitación de la libertad de los actores. La pregunta central de la
sociología es: ¿En qué sentido tiene importancia que, en cualquier cosa que hagan o puedan
hacer, las personas dependan de otras personas; en qué sentido tiene importancia que vivan
siempre en compañía de, en comunicación, en intercambio, en competencia, en cooperación
con otros seres humanos? Este tipo de pregunta es lo que constituye el dominio de la discusión
sociológica y define la sociología como una rama relativamente autónoma de las ciencias
humanas y sociales.
La sociología es una forma de pensar acerca del mundo humano, uno podría también pensar
acerca del mismo mundo de diferentes maneras. Entre esas diferentes formas de las que la
manera de pensar sociológica se diferencia, ocupa un lugar muy especial el llamado sentido
común: ese conocimiento rico pero desorganizado, asistemático y con frecuencia inarticulado e
inefable de que nos valemos para el diario oficio de vivir.
Son pocas las ciencias a las que afecta la expresión de su relación con el sentido común, y esa
indiferencia se justifica: el sentido común no tiene prácticamente nada que decir acerca de las
cuestiones de las que habla la física, la química, la astronomía o la geología, por la simple
razón de que en las cuestiones que ellas estudian y sobre las que se pronuncian no hay opinión
pública ni punto de vista de sentido común.
Con la sociología las cosas son muy diferentes. Toda la experiencia que proporciona la
materia prima para las conclusiones de la sociología (el material del que está hecho el
conocimiento sociológico) es la experiencia de la gente común en la vida común y cotidiana;
una experiencia en principio accesible a todo el mundo. Una experiencia que antes de ser
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colocada bajo la lupa de un sociólogo había sido vivida por alguien más: un no sociólogo, una
persona no entrenada en el uso del lenguaje sociológico, no acostumbrada a ver las cosas
desde un punto de vista sociológico. Vivir en compañía de otras personas requiere una gran
cantidad de conocimiento; y ese conocimiento se llama “sentido común”. Casi nunca nos
detenemos a pensar acerca del significado de lo que estamos atravesando, y menos
frecuentemente aún tenemos ocasión de comprar nuestra experiencia privada con el destino
de otros (ver lo social en lo individual, lo general en lo particular). Esto es precisamente lo
que los sociólogos pueden hacer por nosotros.
Podemos mencionar por lo menos cuatro diferencias fundamentales entre las maneras en
que la sociología y el sentido común abordan el tópico que comparten – la experiencia
humana:
● La sociología hace un esfuerzo por subordinarse a las rigurosas reglas del discurso
responsable. Los sociólogos deben abstenerse de formular ideas que sólo se sustentan
en sus creencias.
● La diferencia en el tamaño del campo del que se extrae el material para el juicio: para
casi todos nosotros, ese campo se limita al mundo de nuestra vida personal. Rara vez
hacemos un esfuerzo por elevarnos por encima del nivel de nuestras preocupaciones
cotidianas o ampliar el horizonte de nuestra experiencia (parcial y unilateral). La
sociología reúne y compara experiencias descubriendo el íntimo vínculo que existe
entre la biografía individual y los procesos sociales amplios que el individuo puede no
conocer y seguramente es incapaz de controlar.
● El modo en que cada uno procede para explicar la realidad humana: el sentido común
tiende a explicar los hechos en base a la experiencia propia. La sociología se opone a
esa visión del mundo personalizada, partiendo de observaciones abstractas y el
análisis de las múltiples redes de interdependencia humana y no de actores
individuales o acciones aisladas.
● El poder del sentido común sobre la manera en que entendemos el mundo y nos
entendemos a nosotros mismos depende de la índole aparentemente autoevidente
de sus preceptos. Mientras realicemos los movimientos habituales y rutinarios que
constituyen la mayor parte de nuestra actividad cotidiana, no necesitamos demasiado
autoexamen ni autoanálisis. La familiaridad es enemiga acérrima de la curiosidad y la
crítica. En la confrontación con ese mundo familiar regido por hábitos y creencias que
se realimentan recíprocamente, la sociología introduce preguntas que
“desfamiliarizan” lo familiar.
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