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PERSONALIDAD EN EL SIGO XXI

EXPRESIVIDAD EN JOVENES UNIVERSITARIOS

“Todo el mundo sabe lo que es la personalidad, pero nadie puede expresarlo con
palabras”. (Burham en 1990)

Hablar de personalidad es un tema muy complejo; pero se dice que es dar a conocer
el conjunto de características y cualidades inherentes a cada persona ,que lo hacen
un ser único e irrepetible al tener en ella sus valores, sus costumbres ,su carácter y su
temperamento; es por esto que las características de la personalidad hacen a las
personas diferentes entre sí y por lo general estas características toman la forma de
adjetivos que usamos para hablar sobre una persona en particular , ejemplo: José es
ocioso e inseguro, Maruja es optimista y Manuel es agobiado por la ansiedad ; cómo
podemos ver los adjetivos pueden usarse para describir características de las
personas y se llaman adjetivos descriptivos de rasgos este hecho sorprendente por si
solo nos dice que en la vida cotidiana , hay razones apremiantes para tratar de
entender y describir la naturaleza de aquellos que interactúan con nosotros, al igual
que razones apremiantes para tratar de entendernos y describirnos a nosotros mismos
.
Por su parte, Pervin y Jhon definen la personalidad como las características que dan
cuenta de los patrones consistentes de sentir, pensar y actuar. Estos patrones cumplen
la función de adaptación del individuo al entorno, mostrando su forma habitual de
afrontar las situaciones.

Es a raíz de este concepto que nos cuestionamos la idea de cuánto esta descripción
de personalidad se acerca a nuestra realidad y cuanto ha cambiado este, es aquí
donde veremos su evolución y como se presenta en los jóvenes, centrándonos
principalmente en la población universitaria, viendo como son cambiantes y adaptables
dependiendo de la situación y medio que les rodea.

Se sabe que uno de los factores psicológicos determinantes para el éxito en los
estudios a cualquier nivel, desde la enseñanza básica hasta el de estudios superiores,
es la inteligencia; sin embargo, en las últimas décadas se han desarrollado diferentes
aproximaciones teóricas acerca de la inteligencia humana en las que se reconoce la
importancia que los factores emocionales y de personalidad que tienen en el
comportamiento inteligente (Cattell y Cattell, 2001; Epstein, 1998; Goleman, 1999;
Mayer y Solovey, 1997).

Con esto en mente, se considera que una buena salud mental es elemental para llevar
una vida plena, sin embargo cuando hablamos de una población universitaria en sí, en
donde hay presión tanto externa como interna este factor juega un papel sumamente
importante, puesto que será para el sujeto, tanto su método de aprendizaje a nivel
académico y social, y adaptabilidad para los retos posteriores.

Volviéndose este un tema que no podemos dejar a la ligera, no obstante, los jóvenes
se olvidan de esto dejando de lado su salud mental, sin cerrar etapas de su pasado
que posteriormente repercutirán en su vida laboral y personal, incluso interfiriendo con
sus metas personales.

Con esta problemática en mente es esencial ver cómo es que se da el desarrollo de la


personalidad, y el papel que juega en nuestro día a día.

Empezando a analizar todo esto recurrimos a la corriente psicodinámica, esta ha


aportado diversas teorías y modelos de personalidad, las ideas de Sigmund Freud,
Carl Jung, Alfred Adler, Karen Horney, Harry Stack Sullivan, Erik Erikson y Heinz
Hartmann, siendo las más conocidas las del padre del psicoanálisis. Para él, el
comportamiento y la personalidad están vinculadas a la existencia de impulsos que
necesitamos llevar a la práctica y el conflicto que supone esta necesidad y la limitación
que la realidad supone para su cumplimiento. Se trata de un modelo clínico e
internalista.
Freud llegó a creer que las mentes humanas están en continuo enfrentamiento con
tres tipos de exigencias antagónicas: las cuales se originan en el interior del cuerpo,
las de la realidad externa y las de las restricciones morales. Un componente bien
definido de la personalidad (id. Ego o superego), se las arregla con cada área. Los
elementos de la personalidad están en constante competencia por la energía
disponible que proviene de los instintos de vida y muerte.
“Una vez, Freud dijo: “la vida no es fácil”. El Yo está justo en el centro de grandes
fuerzas; la realidad, la sociedad, está representada por el Superyo; la biología está
representada por el Ello. Cuando estas dos instancias establecen un conflicto sobre el
pobre Yo, es comprensible que uno se sienta amenazado, abrumado y en una
situación que parece que se le va a caer el cielo encima. Este sentimiento es llamado
ansiedad y se considera como una señal del Yo que traduce sobrevivencia y cuando
concierne a todo el cuerpo se considera como una señal de que el mismo está en
peligro” (George Boeree & Rafael Gauti, 2005)
Freud determina una segunda gran estructura de la personalidad compatible con la
anterior, en el que la psique está configurada por tres instancias psíquicas, el Id o Ello,
el Yo y el Superyó. El Ello es nuestra parte más instintiva, que rige y dirige la energía
interna en forma de impulsos y de la cual parten todas las demás estructuras.
El Yo sería el resultado de la confrontación de los impulsos y pulsiones con la realidad,
siendo una estructura mediadora y en continuo conflicto que emplea diferentes
mecanismos para sublimar o redirigir las energías provenientes de los impulsos. Por
último, la tercera instancia es el Superyó o la parte de la personalidad que viene dada
por la sociedad y que tiene como principal función juzgar y censurar las conductas y
deseos que no son socialmente aceptables.
“Freud opinaba que la personalidad se ve moldeada por vivencias tempranas cuando
los infantes atraviesan una secuencia fija de etapas psicosexuales. El término
“psicosexual” proviene de la idea de que la libido, que es, en esencia, energía sexual,
se centra en distintas regiones corporales conforme se manifiesta el desarrollo
psicológico.” (L. Davidoff, 2003)
Esta teoría profundiza más en nuestro yo interior y como sería la relación con la
sociedad, es basado en la comprensión de nuestro inconsciente y desde ahí postula
la construcción de nuestra personalidad, el conflicto que muchas veces no podemos
controlar entre lo que sentimos y expresamos, aunque en algunos momentos
pensamos que es un poco frio centrarnos en nosotros, puesto que nuestra
personalidad se va formando con los acontecimientos del exterior, pues aunque
tengamos sentimiento ocultos, nuestro entorno podrá hacer la diferencia en nuestra
manera de pensar y sentir aunque no lo expresemos.
“Freud observó que en distintas etapas de nuestra vida, diferentes partes de la piel
que nos daban mayor placer. Más tarde, los teóricos llamarían a estas áreas zonas
erógenas. Vio que los infantes obtenían un gran monto de placer a través de chupar,
especialmente del pecho. De hecho, los bebés presentan una gran tendencia a
llevarse a la boca todo lo que tienen a su alrededor. Un poco más tarde en la vida, el
niño concentra su atención al placer anal de retener y expulsar. Alrededor de los tres
o cuatro años, el niño descubre el placer de tocarse sus genitales. Y solo más tarde,
en nuestra madurez sexual, experimentamos un gran placer en nuestras relaciones
sexuales. Basándose en estas observaciones, Freud postuló su teoría de los estadios
psicosexuales.” (George Boeree Y Rafael Gauti, 2005)
“La etapa oral (0-18 meses) El foco del placer es, por supuesto, la boca. Las
actividades favoritas del infante son chupar y morder.
La etapa anal (18 meses – 4 años) El foco del placer es el ano. El goce surge de
retener y expulsar.
La etapa fálica (4 – 7 años) El foco del placer se centra en los genitales. La
masturbación a estas edades es bastante común.
La etapa de latencia (7 – 12 años) Durante este período, Freud supuso que la pulsión
sexual se suprimía al servicio del aprendizaje.
La etapa genital (12 – 18 años a más) dirigida más específicamente hacia las
relaciones sexuales. Freud establecía que tanto la masturbación, el sexo oral, la
homosexualidad como muchas otras manifestaciones comportamentales eran
inmaduras, cuestiones que actualmente no lo son para nosotros.
Estas etapas constituyen una verdadera teoría de períodos que la mayoría de los
freudianos siguen al pie de la letra, tanto en su contenido como en las edades que
comprenden.” (George Boeree Y Rafael Gauti, 2005)
Por lo que la personalidad, según Freud se va construyendo a lo largo del desarrollo,
en diferentes fases, en base a los conflictos existentes entre las diferentes instancias
y estructuras y los mecanismos de defensa aplicados para intentar resolverlos.
“Como Freud, Carl Jung propuso una teoría de la personalidad que da un papel
predominante al inconsciente. Para Jung, sin embargo, el libido no era primariamente
sexual sino una energía psíquica más amplia con dimensiones espirituales. Jung creyó
que los desarrollos más interesantes de la personalidad ocurrían en la adultez, no en
la niñez. Este énfasis refleja su interés en las direcciones futuras hacia las cuales se
está desarrollando la personalidad, en contraste con el énfasis de Freud en el pasado.
Jung se permitió experimentar el inconsciente de primera mano a través de sueños y
fantasías, comparando su papel con el de un explorador. Se consideró lo
suficientemente fuerte como para hacer este peligroso viaje y regresar a decirles a los
demás lo que había encontrado ahí. A diferencia de Freud, quien trató de entender al
inconsciente desde la perspectiva objetiva de un científico, Jung sintió que la ciencia
era una herramienta inadecuada para conocer la psique.”(Susan C. Cloninger, 2003)
“Una de la aportación importante de la teoría de Carl Jung son los tipos psicológicos,
que comprenden ocho psiquetipos, basados en la dimensión Introversión-extroversión,
y en las funciones pensamiento-sentimiento y sensación-intuición, que se pueden
medir mediante el indicador de tipos de Myers-Briggs.

Pensamiento introvertido.- Interesado en las ideas (en lugar de los hechos);


interesado en la realidad interior; pone poca atención en la demás gente.
Sentimiento introvertido.-Superficialmente reservado, pero simpático y comprensivo
con los amigos cercanos u otros que lo necesiten; amoroso pero no demostrativo.
Sensación introvertida.-Pone énfasis en la experiencia que disparan los eventos, en
lugar de los eventos por sí mismos (por ejemplo, músicos y artistas).
Intuición introvertida.-Interesado con las posibilidades, más que en lo que
actualmente está presente, en contacto con el inconsciente.
Pensamiento extrovertido.- Interesado en los hechos acerca de los objetos externos
al Sí mismo; lógico; reprime la emoción y los sentimientos, descuida a los amigos y las
relaciones.
Sentimiento extrovertido.-Interesado en las relaciones humanas; ajustado al
ambiente (especialmente frecuente entre las mujeres, de acuerdo con Jung).
Sensación extrovertida.-Pone énfasis en los objetos que disparan la experiencia, y
con hechos y detalles, y a veces con la búsqueda del placer.
Intuición extrovertida.-Interesado con las posibilidades para el cambio en el mundo
externo, en lugar del familiar; un aventurero.” (German Seelbach, 2013)

Según Jung, nuestra personalidad ya viene codificada desde antes de nuestro


nacimiento, ya que podemos decir que tenemos una personalidad basada en el pasado
de nuestra humanidad, pues la manera en que se da la creación de un nuevo ser,
viene cargada de todo lo sucedido, siendo circunstancial la manera en cómo es
recibido y tratado por primera vez, de manera de que esto influirá mucho en cómo será
en el futuro.
Alfred Adler “Postula una única “pulsión” o fuerza motivacional detrás de todos
nuestros comportamientos y experiencias. Con el tiempo, su teoría se fue
transformando en una más madura, pasando a llamarse a este instinto, afán de
perfeccionismo. Constituye ese deseo de desarrollar al máximo nuestros potenciales
con el fin de llegar cada vez más a nuestro ideal (…) La cuestión es que “perfección”
e “ideal” son palabras problemáticas. Por un lado son metas muy positivas, de hecho,
¿no deberíamos de perseguir todos un ideal? Sin embargo, en psicología, estas
palabras suenan a connotación negativa. La perfección y los ideales son, por
definición, cosas que nunca alcanzaremos. De hecho, muchas personas viven triste y
dolorosamente tratando de ser perfectas. (…) Adler también habla de ello, pero
concibe este tipo negativo de idealismo como una perversión de una concepción
bastante más positiva.” (George Boeree &Rafael Gauti, 2005)

Él creía que los sentimientos de inferioridad están siempre como fuerzas motivadoras
del comportamiento humano. Ser humano significa sentirse Inferior (Adler, 1933). Esta
característica es compartida universalmente entre todos los humanos, por ende no se
debe entender como un signo de debilidad o algo anormal. Él propuso que los
sentimientos de inferioridad son la fuente de todo el esfuerzo humano y que de el se
desarrolla la compensación, en otras palabras, esto se puede explicar cómo los
intentos de la persona por superar alguna inferioridad imaginaria o real (ejemplos de
ellos, atletas de juegos olímpicos especiales o alguien sin una minusvalía orgánica).
Este proceso inicia en la infancia, cuando el niño, pequeño e indefenso, depende en
gran parte de los adultos.

Sin embargo Allport propone una “TEORÍA DE RAZGOS “, se refería a “la


organización dinámica” de la personalidad para “poner énfasis en la organización
activa” .La gente sana se integra, “todo lo junta.” La organización dinámica evoluciona
como un proceso de desarrollo y la falta de integración es una señal de psicopatología.
Este tema de organización, o unidad, no es compartido por todas las teorías. Las
teorías tradicionales del aprendizaje, por ejemplo, trabajan con unidades conductuales
discretas o asociaciones estímulo-respuesta. El psicoanálisis tiende a fragmentar a la
gente en partes en conflicto. Allport creía que el psicoanálisis tiene una visión
restringida de la personalidad porque se basa en poblaciones clínicas y estudia a
personas que no se han integrado por completo y cuyos síntomas no parecen ajustarse
con el resto de su personalidad. En contraste, la personalidad sana se convierte en un
todo organizado y autorregulado.” (Cloninger, 2003)

Al tratarse de un concepto abstracto, la personalidad es interpretable desde una gran


cantidad de enfoques. De entre estos enfoques, algunos consideran que la
personalidad es una configuración única en cada persona, no existiendo dos iguales.
El hecho de que nos comportemos, o que respondamos al mundo de una manera o de
otra se debe a un amplio grupo de variables y factores. Las situaciones que vivimos,
qué nos exigen y cómo interpretamos tanto la situación como lo que podemos ser
capaces de ver son elementos muy relevantes a la hora de decidir un plan de actuación
u otro. Sin embargo, no solo la situación controla la conducta, sino que hay una serie
de variables internas que rigen junto a las demandas ambientales que hacemos e
incluso pensamos concretamente.
“Para Eysenck, en su “TEORIA FACTORIAL-BIOLÓGICO” los individuos difieren en
sus rasgos debido a diferencias genéticas, aunque no descartó las influencias
ambientales y situacionales en la personalidad, como las interacciones familiares en
la infancia. Por lo que se basa en un enfoque biopsicosocial en el que estos factores
genéticos y ambientales determinan la conducta. Lo que propone, que cada persona
nace con una estructura específica a nivel cerebral, que causa discrepancias en la
actividad psicofisiológica y, por tanto, provoca que el individuo desarrolle diferencias
en el mecanismo psicológico, determinando un tipo específico de personalidad.
Según Rogers en su “teoría centrada en la persona”, denominó tendencia formativa
a la propensión amplia y general hacia el desarrollo en la naturaleza. La comparó con
una inclinación a la aleatoriedad (entropía) y sugirió que la tendencia a avanzar de las
formas más simples a las más complejas es igual de poderosa en la naturaleza
(Rogers, 1979). El aspecto humano específico de la tendencia formativa es la
tendencia a la realización, la cual describe a los seres humanos y al resto de los
organismos, animales e incluso plantas. Las motivaciones biológicas, como el hambre
y la sed, forman parte de esta tendencia a la realización, al igual que las motivaciones
humanas “superiores”. No nos comportamos de manera irracional como suponía el
psicoanálisis. Más bien, “nuestra conducta es exquisitamente racional, avanza con una
complejidad sutil y ordenada hacia las metas que el organismo intenta alcanzar”
(Rogers). La tendencia a la realización conduce a la diferenciación (complejidad),
independencia y responsabilidad social. Para Rogers (1986) la motivación intrínseca
de cada persona es básicamente buena y sana. En el psicoanálisis, el cristianismo y
las instituciones educativas prevalecen visiones más negativas de la motivación
humana. En contraste, el optimismo de Rogers “es profundamente radical” (Cloninger,
2003)

Comenzando con estas perspectivas en lo que respectan a desarrollo de la


personalidad podemos tener una visión más clara de cómo esta se da en cada
individuo, lo cual nos ayuda a entender la personalidad en jóvenes universitarios y ver
repercute en la vida diaria de los estudiantes universitarios.
Ahora bien todos tenemos en claro como la vida universitaria es parte de nuestra
formación y desarrollo como individuos productivos de nuestra sociedad, en las cual
aprenderemos medidas y formas de cómo ser un sostén para esta misma y
solventarnos por nuestros propios medios con nuestros conocimientos y capacidades,
sin embargo fuera del hecho de la gran experiencia que esta etapa nos brinda, también
nos trae consigo una avalancha de responsabilidades, ya sea por sobresalir con un
logro académico así como por solo tratar de jugar contra el reloj.
Día a día los estudiantes universitarios enfrentan grandes dificultades y retos, el
primero y el más grande es la transición de la escuela a la universidad, puesto que,
como sabemos la educación en el Perú no está bien sedimentada dejando huecos de
conocimientos en los alumnos, entre esto y los cambios de horario y de exigencia, el
estudiante puede llegar a realmente agotarse no solo físicamente sino mental, al no
llenar sus propias expectativas se siente insatisfecho lo cual conllevara que muchos
de ellos duden si podrán con la carrera e incluso se retiren dentro de los 3 primeros
ciclos de esta.
En la universidad encontramos a todo tipo de personas, unas más extrovertidas que
otras, es aquí donde la personalidad empieza a influir más de lo normal, puesto que la
necesidad de interrelacionarse es sumamente importante, a partir de aquí se formaran
las bases para nuestra futura vida laboral.
Por ejemplo, si vemos a una persona muy seria y a otra un poco más abierta y efusiva,
nuestro subconsciente hará que nos acerquemos y tomemos como primera opción de
sociabilizar con la segunda, puesto que la vemos mucho más accesible en
comparación con la primera; ojo esto es solo una primera impresión, no tiene que ser
decisiva al cien por ciento, sin embargo es muy común ver este tipo de actitudes en
los jóvenes; lo mismo pasa en primera instancia cuando tenemos que elegir entre
armar un grupo con alguien de nuestro mismo género o del opuesto, si el grupo es
reducido y ninguno ha entablado conversación, es más factible que elijan al de su
mismo género, más adelante y como vaya desarrollándose la convivencia podrán irse
mezclado.
¿Y Todo esto a que se debe?, es simple, a la personalidad, las persona con una mayor
capacidad de interrelacionarse, de enfrentar problemas, de comunicarse; debe todo
esto a su personalidad y a su inteligencia, ambas trabajan en conjunto y de la mano.
Ahora bien ¿Qué pasa con las otras personas?, sí también es un tema de
personalidad, si la persona es muy cerrada, callada, poco comunicativa, es su
personalidad influyendo en ella.
Es aquí donde vemos el papel fundamental que juega la personalidad y de cómo esta
nos abre puertas ya sea para bien o para mal, volviendo a la vida universitaria, vemos
como esta influye en nuestra toma de decisiones diarias, ya nos enfocamos en lo
social, pero también sobresalta mucho en lo académico.
Por ejemplo, una persona muy colérica tendrá muchas dificultades al momento de
aprender, puesto que en el supuesto caso de que algo no salga como esta lo planeo
tienda a maltratar a sus colegas y hasta se le quiten las ganas de estudiar, lo mismo
pasaría con una persona muy calla y depresiva, ya que estas son más propensas a
que verse afectadas por un baja calificación o una mala convivencia, los resultados
podrían ser parecidos puesto que el estado de ánimo influye mucho al momento de
estudiar.
Sin embargo esto no solo queda ahí, si nos enfocamos en determinadas carreras
seremos capaces de ver como la mayoría de estudiantes tienden a tener un perfil muy
similar entre ellos, por ejemplo, los de Ciencias de la comunicación son más abiertos
y fluidos; los de Psicología, más elocuentes, calmados en su toma de decisión y con
un vista bastante amplia de las cosas; los muchachos de Derecho, son más
imponentes, su forma de hablar muchas veces suele ser llamativa y en un lenguaje
culto; los jóvenes de Ingeniería suelen ser más coléricos y avezados; los de
Arquitectura, más sueltos y creativos, pero serios al momento de tomar la palabra; y
por último los de Medicina, quizás más humanos, con un buen lenguaje y buenas
relaciones, sin embargo muchos de ellos a simple vista pueden ser muy cerrados.
Esta es solo una visión general de las cosas por su puesto hay muchas excepciones
y prejuicios con respecto a la personalidad de cada carrera.
Los prejuicios con respecto a las diferentes personalidades de los universitarios son
extensas, y enumerarlas requeriría de un trabajo muy exhaustivo.
Pero podemos plantearnos una idea general, puesto que en cuanto leemos la palabra
INGENIERIA se nos viene a la mente alguien muy serio, cerrado, muy inteligente si
hablamos de números, personas que no salen y se la pasan estudiando, lo cual nos
detendría a acercarnos a uno de ellos, sin embargo casi el 76% de la población de
ingeniaría (en todas sus especialidades) no tienen problemas de sociabilizar, son
abiertos y amigables, si bien es cierto que es una carrera llena de números, la gran
mayoría tienen un léxico impecable.
Así como este pequeño pensamiento sobre esta carrera, se ven en todas las demás,
a esto también se le suma el género del estudiante.
Por ejemplo, en el caso de MEDICINA, muchas personas tienden a pensar que si la
enfermedad es muy grave es mejor que sea vista por un médico varón, pues piensan
que tienen muchos más conocimientos y leen más, sin embargo cerca del 55% de la
población estudiantil es femenina, no solo eso, sino que muchas de ellas tienden a
tener una mejor concentración.

Esta es solo una pequeña muestra de cómo la personalidad y nuestra vista general de
ella influye en nuestra vida cotidiana, en nuestra forma de ver el día a día, en cómo
nos planteamos no solo un problema, sino también la solución de este; la personalidad
y todo lo que esta implica es un pilar fundamental de nuestro desarrollo no solo como
personas libres, sino también como profesionales, no es algo que debemos dejar de
la lado por lo que es muy importante darle énfasis cuando vemos que algo de ella nos
está alejando de nuestras metas, valores y nuestra ética de vida.
BIBLIOGRAFIA

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Universitario Editorial, Alicanti-España.

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