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TRATAMIENTO PENITENCIARIO

Por Simona L. Balan

MODULOS DE RESPETO

El tratamiento penitenciario consiste en el conjunto de actividades e iniciativas


dirigidas a la reeducación y reinserción social de los penados; y en el art. 110 del
Reglamento Penitenciario se indica que se utilizarán todos los programas y
técnicas de carácter psicosocial para mejorar las capacidades de los internos,
abordando aquellas problemáticas especificas que hayan podido influir en su
comportamiento delictivo. Con el fin de alcanzar los objetivos indicados
(reeducación y reinserción social), el Estado realizó importantes inversiones en
la construcción de nuevos centros penitenciarios, en reformar los existentes, en
incrementar las actividades a disposición de los internos y, por consiguiente, en
aumentar el número de profesionales (psicólogos, criminólogos, funcionarios,
etc.) para el cuidado y evaluación de los reclusos. En la búsqueda de alternativas
para un tratamiento penitenciario más eficaz , en el año 2001, de modo
experimental, se creó en el Centro Penitenciario de Mansilla de las Mulas (León)
el llamado Módulo de Respeto.

Hoy en día los Módulos de Respeto se han instaurado en todos los Centros
Penitenciarios del territorio nacional, incluso se han creado módulos para
mujeres y también se encuentra en fase de experimentación módulos en los que
conviven hombres y mujeres (Diario de León, 2013) con excelentes resultados
hasta la fecha. No hay estadísticas actualizadas pero se estima que alrededor
de 20.000 reclusos (15% de mujeres) se encuentran dentro del programa (casi
la mitad de la población penitenciaria, sin contar los preventivos, pues no tienen
acceso a este régimen).

Un Módulo de Respeto (Cendón Silvan, Belinchón Calleja, & García Casado,


2011) es una unidad de separación interior de un centro penitenciario, donde la
inclusión, por parte del interno, es totalmente voluntaria y lleva implícita la
aceptación de las normas del módulo que regulan las diferentes áreas:

El área personal, referente a la higiene, aspecto, vestuario y cuidado de


la celda.
El área de cuidado del entorno, relativa a la utilización y mantenimiento e
los espacios comunes.
El área de las relaciones interpersonales, que incluye las interacciones
del sujeto con otros internos, con funcionarios, terapeutas y demás
personal.
El área de actividades, que regula la programación de actividades de cada
interno, y comprende todos los días de la semana y todas las horas del
día, donde se determinan las actividades a realizar en cada momento y
se planifican los tiempos de ocio.

La estructura del Módulo de Respeto (MdR) se basa tres ejes: un sistema de


organización de grupos; un procedimiento de evaluación inmediato y una
estructura de participación de los internos. La participación de los internos en la
gestión del módulo se concreta en una reunión diaria de todos los internos con
un miembro del equipo técnico (donde comentan incidencias del día); una
reunión semanal de los responsables de cada grupo (un interno que es
responsable de la organización, distribución de tareas y mediación entre los
miembros del grupo que representa) en la que se comentan las incidencias y se
aportan ideas para mejorar el funcionamiento del módulo; y, los internos
participan en las Comisiones de Acogida (enseñando las normas y ayudando en
la adaptación de los nuevos miembros que se integran en el MdR), y en la
Comisión de Convivencia (en la que se discuten aspectos relativos a la
convivencia, conflictos que hayan podido surgir y soluciones que se proponen;
del contenido de estas reuniones se debe informar puntualmente al Equipo
Técnico).

La evaluación de los internos, en cuanto al cumplimiento de las normas del MdR,


es efectuada diariamente por el funcionario del módulo; y también son evaluados
semanalmente por el equipo Técnico que realiza una evaluación global relativa
a la evolución del interno en su Programa Individualizado de Tratamiento (PIT).
Los resultados de la evaluación, que se fundamentan en la Teorías del
Aprendizaje (Reforzamiento, positivo y negativo; Aprendizaje Vicario o
Modelado; y la generalización del estimulo-respuesta de las técnicas de
Condicionamiento de la Conducta) se establecen mediante puntos que se
otorgan a los internos; cada interno puede obtener en la evaluación diaria que
realiza el funcionario un máximo de 10 puntos (70 puntos a la semana con un
máximo de 210 puntos al mes); en la evaluación de actividades el interno puede
obtener 10 puntos semanales (5 por interés y 5 por esfuerzo) lo cual al mes
resulta un máximo de 40 puntos. En resumen, cada interno puede obtener
mensualmente un máximo de 250 puntos (por conducta 210 puntos y por
actividades 40 puntos); esta valoración servirá de base para tomar decisiones
respecto de los internos y cada mes se transformará en incentivos (comidas
familiares, etc.) y trimestralmente se concederán recompensas (actividades,
tiempo libre, permisos, etc.). (Circular 18/2011 de la Secretaria General de
Instituciones Penitenciarias).

En definitiva, el objetivo de los MdR (Yagüe Olmos, 2010) es conseguir un clima


de convivencia homologable en cuanto a normas, valores, hábitos y formas de
interacción al de cualquier colectivo social normalizado.

A pesar que no existen estadísticas actualizadas a nivel nacional sobre los


resultados obtenidos con la implementación de los MdR en los Centros
Penitenciarios Españoles; la expansión de los mismos a todo el territorio
nacional, y el hecho de que existan en la actualidad tres Centros Penitenciarios
que están exclusivamente compuestos por MdR, nos indica que el nivel de
reincidencia es mínimo y, por lo tanto, en cierta medida, los objetivos han sido
alcanzados; pero no debemos perder de vista el hecho de que se trata de una
experiencia joven a la cual se le debe dar tiempo para consolidarse y para poder
ser correctamente evaluada.

Entre las ventajas de los MdR para el propio interno dentro del módulo, creo que
se deberían citar, por ejemplo: el haber adquirido (si carecía de ellos) hábitos de
aseo, tanto personal como en el mantenimiento de su hábitat, habilidades
sociales para la interacción personal con sus semejantes, abandono de las
conductas violentas, respeto por los otros internos, por los funcionarios y por los
profesionales del Equipo Técnico, respeto por las normas (leyes) que rigen su
estancia en prisión, estar mejor posicionado para la concesión de permisos y
para alcanzar la libertad condicional, etc. También hay ventajas para el Centro
Penitenciario ya que al haber erradicado (al menos, dentro del módulo) los
altercados y actitudes violentas, destinan menos personal para la vigilancia lo
cual conlleva un considerable ahorro de recursos (que se deberían emplear,
entre otros, en la contratación de más profesionales) y, finalmente, también los
propios funcionarios salen beneficiados al no tener que encontrarse en
situaciones de peligro a causa de la violencia.

También pienso que se debería existir algún tipo de selección entre los internos
para aprobar su ingreso en el MdR (pues parece ser que con solicitarlo y firmar
un contrato conforme se está de acuerdo con las normas es suficiente) ya que
debemos tener en cuenta que entre los internos hay un alto porcentaje de
psicópatas, los cuales se integran perfectamente en el medio y, dado su alto nivel
de inteligencia, pueden fingir el tiempo que sea necesario para conseguir sus
objetivos (la libertad); por lo cual no estaría de más añadir el test de Hare a los
requisitos de ingreso.

Otro aspecto que encuentro negativo se refiere a los funcionarios más antiguos,
los de la “vieja escuela”, ya que no creen en este tipo de terapias, llaman a los
MdR “módulos de la mentira” (basta con visitar cualquier foro de funcionarios de
prisiones para verlo), pues, según ellos, todos los internos fingen diciendo al
Equipo Técnico lo que éstos desean escuchar con el único fin de obtener mejores
condiciones de vida en prisión y posibilidades de salir antes en libertad; además,
la “vieja guardia” lo ve como un enfrentamiento con el “equipo técnico” ya que
antes los funcionarios con el pretexto de la seguridad (el eterno enfrentamiento
entre las Juntas de Tratamiento y las de Régimen) podían denegar las solicitudes
de los educadores y, con este sistema, donde no hay violencia, el argumento de
la seguridad no tienen tanto peso.
También pienso que se debería dar más tiempo libre a los reclusos y observar
muy especialmente su comportamiento y actividades en esos momentos, ya que
no somos robots, y el hecho de tener programadas las 24 horas del día no
representa un reflejo real de la sociedad a la que se espera reinsertar al interno;
pienso que debe aprender a administrar también su tiempo libre ya que cuando
se le conceda la libertad deberá aprender a hacerlo. También opino que se
deberían de buscar formulas para que el interno pudiera disfrutar de momentos
de intimidad, de reflexión, es decir: reproducir de la forma más realista posible lo
que será su vida fuera de la prisión; a través de los MdR se ha dado un gran
paso al devolver la dignidad a los internos, se debería seguir por esta vida,
restituyéndoles más valores.
Bibliografía
Cendón Silvan, J., Belinchón Calleja, E., & García Casado, H. (2011). Módulos
de Respeto: Manual de Aplicación. Ministerio del Interior, Secretaria General de
Instituciones Penitenciarias. Madrid: Ministerio del Interior - Secretaria General
Técnica.
Diario de León. (11 de Mayo de 2013). El Gobierno ensalza el módulo de
respeto mixto de la cárcel de Mansilla. Obtenido de Diario de León:
http://diariodeleon.es/noticias/leon/gobierno-ensalza-el-modulo-de-respeto-
mixto-de-la-carcel-de-mansilla_794693.html
Yagüe Olmos, C. (2010). XII Encuentro Estatal de Servicios de Orientación y
Asistencia Jurídica Penitenciaria. Modulos de Respeto. Toledo: SGIP.

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