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Vida futura A= tras una vida bien vivida, el alma etérea se separa del cuerpo físico y se une a una

comunidad eterna y serena de almas y Dios (sin cuerpo físico).

Vida futura B= Tras una vida bien vida, el alma etérea se separa del cuerpo físico, entra a otro
cuerpo físico y vive una nueva vida con las recompensas de la vida anterior, transfiriéndose a la
siguiente. Nadie sabe qué vida futura existe.

EC PREFIERE ‘’VIDA FUTURA A’’ a ‘’VIDA FUTURA B’’

A FAVOR

A través de la historia de la humanidad, las dudas existenciales han sido exploradas y muchos
intentos se han realizado por otorgar respuestas a estos fenómenos que trascienden la
comprensión del hombre. Entre estos cuestionamientos, la existencia de un alma, y el traslado a
una vida después de la muerte, son de los temas que más han causado profunda angustia e
incertidumbre a través de los siglos.

De igual forma, la tradición de la filosofía y la mayoría de religiones se basan en la búsqueda de


una eternidad a través del desprendimiento material y la trascendencia de lo material a un plano
metafísico de consciencia.

Dicho lo anterior:

1) Autonomía

Esta casa preferiría la VIDA FUTURA A puesto que, es en este escenario se trascienden los limites
materiales, y el alma se encuentra en un Estado de serenidad y realización perpetuo manteniendo
la individualidad de la persona a través de la conservación de la fenomenología del individuo, cosa
que no sucede en el escenario de la VIDA FUTURA B, donde nos encontramos sumergidos en un
eterno ciclo de repeticiones, estancados, sin tener consciencia de quienes somos, o quienes
fuimos, o quienes seremos. Para los seres humanos la conservación de su individualidad es
sumamente importante, lo vemos en el mundo material a través de nuestra historia, en la que las
personas han tenido ideologías, han sido apasionadas por la ciencia, el arte, etc. Por una
identificación de sí mismos con estas disciplinas. Construimos una identidad en el mundo material,
y la conservamos en un estado más elevado de consciencia, aunado a la realización de nuestro ser,
y lo que es más, conservando a aquellas personas que valoramos en nuestra vida terrenal.

La historia de la humanidad es una prueba del valor que otorgamos a principios como la capacidad
de auto-determinarnos y poseer una individualidad. A través de la política minorías y grupos
oprimidos han luchado por obtener más libertades; por ser capaces de auto instituirse, de ser
individuos autónomos; la historia de los derechos humanos y la necesidad de proteger las
garantías y la dignidad de las personas son pruebas de esto.

La muerte ha sido de las principales interrogativas que han causado incertidumbre a las personas
por ser imprevisible, pero al mismo tiempo, certera. Es un fin que inevitablemente nos alcanzará,
pero con todo un halo de misterio respecto a qué sucederá con nosotros. Esta angustia de no saber
qué sucederá después, se traduce en el miedo a perder la individualidad. Por esto, es que
consideramos que el escenario A es más deseable; la esencia que tanto protegemos en vida, y que
tememos perder una vez que muramos, se mantiene, y lo que es más, trasciende las limitaciones
de lo material y se resguarda en una comunidad junto a nuestros semejantes, en donde descansa
en paz y se conserva a sí misma, cuestión que no sucede en el escenario B donde perdemos quienes
somos, no tenemos idea de quienes fuimos y nuestra alma etérea se materializa constantemente
en un ciclo sin fin, únicamente permaneciendo en el mundo material pero sin ninguna identidad,
tan solo subjetividades efímeras.

2) Vida contemplativa

Como seres humanos nos distinguimos de las demás especies por el uso de la razón. A través de la
historia podemos observar el progreso de la misma; la vida teorética y la búsqueda del saber han
comprendido una gran parte de la historia, por lo que consideramos que el escenario de la VIDA
FUTURA A sería la culminación de la tradición y el pensamiento humano que tanto ha sido buscado
a lo largo de la historia. Como humanidad cada individuo quiere trascender, y por eso busca dejar
algún indicio de su existencia para cuando no este entre los vivos. Por estos motivos el escenario A
es más gratificante que el B, puesto que nuestra sabiduría será entonces traducida en nuestra
conciencia inmortal, se convertiría en un ente eterno, cosa que no sucede cuando en el escenario
B somos seres contingentes sin trascendencia; sin realización.

Aquello que universalmente se ha valorado entre los de nuestra especie es la sabiduría, en


diferentes formas, con distintos principios, pero en todas las culturas, los saberes y explicaciones
del mundo inteligible se han hecho presentes. Es por esto que a lo largo de la historia, las personas
han deseado trascender y dejar alguna huella de su existencia, ya sea a través de sus invenciones,
el arte que creó, su trabajo, etc. Etc. Por lo que el escenario A satisface la condición humana de la
búsqueda de la trascendencia del saber. En el escenario B bien sí se continua en el mundo
aprehendiendo distintos saberes, y explorando épocas, no existe consciencia alguna de este hecho.
Son experiencias aisladas y efímeras, mientras que en el escenario A, se logra una culminación del
pensamiento y la razón, al saber que en efecto existe un alma, que existe un plano metafísico,
además de la plena consciencia y recuerdo de aquello que aprendiste y realizaste en vida.

EN CONTRA

1) Terrenalidad

El ser humano está sujeto a lo que aprehende a través de sus sentidos. Una vida inmaterial sería
inconcebible para nuestras consciencias, que solo son traducidas a través de lo empírico. El
conocimiento es aprehendido a través de los sentidos; a través de hechos. Lo que existe es a causa
de un hecho, así es como nuestra conciencia está estructurada, en lo material, por lo que
consideramos que el escenario A si bien suena ideal y romántico, es totalmente incompatible con
nuestra naturaleza. Los seres humanos viven menos de cien años, y en este tiempo su
individualidad se ve forjada por lo inteligible, condenarnos a una eternidad metafísica sería una
cárcel para seres como nosotros que solo entienden su realidad y plasman su existencia en lo
tangible.

El ser humano hace uso de su razón, y esta razón es fundada a través de lo que se aprehende por
vía de los sentidos. Todo lo que conocemos, sentimos, pensamos, etc. Es producto de la interacción
con el mundo material; así es como nuestra consciencia y nuestra persona se ha estructurado, con
base a fundamentos tangibles e interacciones. Todo lo que existe en nuestra mente, es por los
hechos; no podemos imaginar realidades aisladas a aquello que conocemos, solo nos podemos
desarrollar en aquello que es inteligible. El escenario B presenta una oportunidad extra de
continuar con la experiencia única que representa vivir en nuestro plano existencial. Un mundo
etéreo es inconcebible, es una prisión inmaterial de una consciencia que fue formada a través de lo
material, ya que todo lo que entra en contacto con nosotros, es condición de nuestra existencia.
Por lo tanto, el escenario A si bien poéticamente es sumamente conmovedor, sería una condena
enviar nuestra consciencia a un plano incompatible con la naturaleza de la misma, es por eso que
el escenario B es más plausible, puesto que nuestra alma continúa trascendiendo al habitar
distintos cuerpos y ser un reflejo de la vida pasada.

2) Nociones humanas

La moralidad independientemente de las subjetividades contextuales nos guía a través de nuestra


vida. Se nos establecen una serie de normas o preceptos a seguir, es decir, una idea del bien y del
mal se interioriza y esto va a guiar nuestras acciones a través de la vida. En el escenario B, la idea
de justicia es consumada; tus acciones definen tu futura recompensa o castigo en la siguiente vida,
que nuevamente, es deseable puesto que es una nueva oportunidad para el alma etérea de
materializarse en un plano tangible, qué es donde nuestra naturaleza encaja.

La moralidad es parte fundamental de los juicios que los seres humanos realizan. Cada persona
posee una idea del bien y del mal, y esto guía nuestras acciones durante la vida. En el escenario A
la recompensa por una vida virtuosa es trascender la materialidad y vivir en armonía, sin embargo,
en el escenario B la vida futura es un reflejo de las decisiones tomadas en el pasado, es una
condición que satisface la noción de justicia al entregar a cada persona lo que merece (así sea un
castigo o una recompensa), cosa que en el escenario A, como se analizó en el primer argumento,
no es del todo deseable por la naturaleza de nuestra consciencia, que como podemos asumir, se ve
mayormente gratificada a través de la oportunidad de recibir recompensas en aquello que nos es
familiar; lo tangible. Si bien no existe una consciencia de las acciones que nos llevaron a dichas
gratificaciones, nuestra alma en el cuerpo nuevo tiene un mayor goce al disfrutar de distintas
vidas, independientes de sí mismas, a la noción que se escapa de nuestro entendimiento, que es la
eternidad, lo infinito-una condena bajo una misma subjetividad sin fin.

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