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X/ABC SÁBADO CULTURAL 18-junio-1983

zDiálogo de la Lengua:
Los nombres del 2000
Sánchez Hevia, la ¿G
OMO na-
cen las
palabras?
LO «CHELI» a emplear ese. de-
nuesto qué hoy se
oye en algunos ba-
pintura como libertad He ahí un pregunta
que se vienen ha-
rrios y oficinas: «la
lé-qué-than-doné».
Ginés Sánchez Hevia (Madrid, 1947) es un ciendo los hombres sabios de todos los Los gitanos vagabundeaban más copiosa-
caso —de ios muchos que hay y que siempre tiempos y civilizaciones. No me ¡ncumbre mente por las calles y sé hacían amigos
se ocultan— de eso que se llama vocación esclarecer ese arduo problema, ni tam- de tos chicos que copiaban sus modos de
pictórica tardía. Lo suyo era, y aún es, la ar- poco sabría hacerlo. «Es pregunta filosó- hablar, y no como ahora, en que no
quitectura: ésta es «su
carrera». E incluso fica tan antigua como el origen dé la Na- sabéis quién es payo ni quién es gitano.
ejerce como profesor turaleza y ei ser», dijo^el neokantiano Preguntó yo un día a Paco UmbraJ:
en al Escuela de Arqui- Ernst Cassirer. Es et tema «¿De dónde vierte la palabra
i tectura. Pero, ¡ay, des- fundamental de la filosofía, "cheli"?» Y me respondió rá-
I tino!, lo que da para dice hoy nuestro filósofo ca- pidamente: «Viene de las
comer no siempre da talán José Ferrater Mora. Se- cárceles y de los barrios.» Yo
! para vivir. Y vivir es, guir la corriente amazónica
para este joven artista, pensé que la calle, tos ba-
pintar. Cerca de una del lenguaje sería tanto como rrios eran los «quinquis»; lo
veintena de exposicio- escribir la más completa y que antes se llamaba «quin-
nes lleva ya realizadas ambiciosa Historia de la Filo- qui», voz que hoy nos parece
y en estos momentos sofía. Y no es éste mi me- menguada. Si es cierto que
goza de un raro privile- nester periodístico, aunque en este preciso momento ia
gio: figurar en tres car- tomase como plano tos lengua «cheli» tiene que ser
teies distintos, que son muchos libros que aJ propó- conocida, más o menos, por
sito se han publicado en el todos -—y de ahí la utilidad
(también en Sevilla) y et Salón de los 16, en transcurso de los siglos, de del «Diccionario»- uróbra-
el Museo Español de Arte Contemporáneo. Aristóteles a nuestros días, lianc—, también k> es que
—¿Cómo llega un arquitecto a la pintura? como, por ejemplo, el dé siempre ha habido unos
—Yo Hegué- at sentirme, precisamente, «Revista de Occidente», modos de hablar perecede-
frustrado por la arquitectura; 1950, traducido por Julián ros, y acaso demasiado fuga-
—¿Algo así cómo una forma de «libera- Marías. Nuestra tarea es más ces, en el lenguaje del pu&-
ción»? ;••;• humilde, más apocada. . blo. Las novelas picarescas-
—Sí, como un deseo de expresarme sin
trabas, sin corsés. de nuestros clásicos, sin ex-
Crece cada día en derre-
-^Pero ¿lo tías logrado? ¿Por qué llegas at cluir a «Rinconete y Cortadi-
dor nuestro un cúmuto esoté-
cubismo? , llo», hacían uso de voces y sintagmas de
rico de palabras nuevas y verdadera-
—Nadie logra olvidarse de to que es; por tos barrios populares. Muchas de esas
eso Hegué al cubismo: me Interesa en tanto mente terrfgenas y, por lo tanto,
voces y giros han sido descifrados por los
6oy arquitecto. incalificables como extranjerismos y bar-
eruditos, e incluso se encuentran en los
—Dibujo, coflage, bodegones, figuras™ barismos, palabras que cunden al vuelo; y
diccionarios. Yo echo de menos ei «caló»
Una evolución que apunta ¿hacia dónde? no digamos ya que entre la juventud, sea
que, no sin jactancia, nos transmitíamos
—Creo que hacia una nueva figuración, un universitaria, sea barriobajera o periférica,
mundo con una inocografía muy personali- los chicos de los dos primeros decenios
sino ertíre personas graduadas e insertas
zada. del siglo, cuando, además, quebrantando
en la clase social que llamamos burgue-
—¿Es la neofiguradón el clarín del futuro? la disciplina familiar y colegial, íbamos de
sía, burguesía hogareña. Palabras que
—Tal vez sí, aunque la libertad creativa es pedrea, un barrio o un colegio contra otro
Imprescindible. nacen y se desarrollan misteriosamente,
barrio u otro colegio, y «desenligábamos»
—¿Qué predomina entre tos jóvenes pinto- espontáneamente, ajenas a las leyes se-
bárbaramente el coito de los perros «rea-
res de hoy? mánticas, pero, con todo, autóctonas.
lengos», corno dicen en Puerto Rico,
—El eclecticismo, sin (fuda. La anarquía Anda ya por su segunda edición el perros sin dueño, perros de nadie y de
creativa, el olvido de la Academia. «Diccionario cheli», de Francisco Umbral,
—¿Eso es bueno o es un sin sentido? todos.
—Es bueno, aunque tenga SU6 riesgos. con prólogo sabroso y culto de Femando
—¿Tal vez es que no ven claro el futuro? Lázaro Carreter, académico de la Espa- El lenguaje, ya fenecido, de los barrios
—El futuro traerá un centramiento estético, ñola, catedrático y severo lingüista, o sea, y las cárceles de antes, el antiguo
pero no sin haber pasado por la anarquía de permanente estudioso, ya en libros, ya en «cheli», asoma en algunas obras de
hoy, que arroja grandes experiencias. periódicos, de nuestro idioma y sus oríge- Galdós, Arniches, García Alwez y Anto-
—Én el momento de coger un pincel, ¿qué nes. En ese magnífico «Diccionario nio Casero padre, poeta chulapón y munf-
pretendes? cheli», que todos algunas vez o muchas cipe. Pero era execrado por literatos y
—Desafiar la blancura de la tela; después, veces tenemos que consultar para com-
contar el resultado. padres de familia. Hoy ocurre lo contrario.
—¿Qué elemento destacas de ese resul- prender el lenguaje que hoy emplea el La gente se engolondrina hablando
tado? pueblo y muy especialmente la juventud, «cheli». Brotará inevitablemente con los
—Todo..., pero si he de elegir prefiero la ha recogido Umbral un extenso vocabula- años, y conforme a nuevos usos y cos-
forma y el color. rio que yo comparo á los madrileñismos tumbre, otro lenguaje, otro «cheli», otro
—¿fe preocupa que tus cuadros «comuni- de mi adolescencia, allá por los dos pri- léxico del pueblo (Ciudad Universitaria,
quen»? meros decenios del siglo. Con una salve- Malasaña, Vallecas, Chamberí.:.). No hay
—Me da exactamente igual que lo consiga dad: que el «caló» de entonces era abo-
o no. sino recordar los escritos de Cervantes,
—¿También te da igual que el espectador minado por nuestros «mayores», y el Quevedo, Villarroel, Valle-lnclán para con-
te ignore? «cheli» de hoy es mejor aceptado, y aún cluir que estas hablas populares y efíme-
—No, claro. Pero hoy ei espectador nece- alegremente utilizado, por ellos. Llamába- ras —plásticas y picaras—, que se su-
sita reunir unas ciertas condiciones para en- mos «ninchi» al amigo confidente del co- plantan unas a otras, habieran necesitado
tender el arte. legio. Decíamos «denén» en lugar del ad- sobrevivir en un prontuario o lexicón se-
—Nunca se le ha exigido tanto, ¿no crees? verbio de negación «no», y lo mejante al que Francisco Umbral ha reco-
—Tal vez porque la cultura de hoy también encarecíamos con dos palabras, «denén,
es más sofisticada. gido en su «Diccionario cheli», el cual
—El realismo ortodoxo, ¿está definitiva- denito». Las «gachís» eras las «tías» de tiene, por lo tanto, un buen rumbo didác-
mente condenado? hoy. Un Fulano cualquiera era «el manús tico.
—Pienso que sí, aunque no por sus defec- de la cobai» (gitano). Eramos menos des-
tos: la Historia hoy va por otros caminos. carados. Nunca nos hubiéramos atrevido EL BRÓCENSE
J. A. QUNDIN

ABC (Madrid) - 18/06/1983, Página 56


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