Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
C-234-2009
31 de agosto de 2009
Señor
Leonardo Garnier Rímolo
Ministro
Estimado señor:
b. En caso de que esa posibilidad exista, se solicita determinar cuáles son los
requisitos y condiciones bajo las cuales sería posible aceptar dicho tipo de solicitudes.
En su consulta, el Ministro de Educación resalta que las recientes reformas aprobadas por el
Consejo Superior de Educación, han tenido por objetivo estimular a los estudiantes que han
reprobado alguna materia, a continuar con sus estudios, permitiéndoles avanzar al siguiente
nivel en las asignaturas aprobadas. Igual, indica que las estadísticas que registra el Ministerio
de Educación Pública, demuestran que un 25% de los estudiantes que aplazan, han fallado en
una única asignatura.
Se adjunta el informe de la Asesora Legal – oficio DAJ-131-C-2009 - en donde ésta señala que
los padres de familia no tienen la posibilidad de solicitar que sus hijos repitan todas las
asignaturas de un nivel, pese a que solamente hayan aplazado algunas materias. La asesora
legal considera que esta posibilidad infringiría el Decreto Ejecutivo N.° 34886-MEP, hoy
sustituido por el nuevo Reglamento de Evaluación de 2009.
Para atender la consulta planteada, nos referiremos en primer lugar, a la competencia del
Consejo Superior de Educación, como director general de la enseñanza oficial, para establecer
los sistemas de evaluación de los aprendizajes, y luego determinaremos si existe un derecho
de los padres a exigir la desaplicación del artículo 37 del Reglamento de Evaluación de 2009.
“Desde antes del proyecto de aquel generoso propulsor de nuestra cultura que se llamó
Claudio González Rucavado, el Poder Docente, y, después de él, las gentes que aquí miran
estas cuestiones con preocupación e inquietud, han creído encontrar en un cuerpo técnico, que
se encargue de resolver los asuntos educacionales, la clave del complejo problema de la
escuela costarricense. Ese Consejo de Educación, integrado por representantes y
representativos de todas las actividades docentes del país, inamovibles por todo su período,
que han de actuar con absoluta independencia del Poder Ejecutivo, presidido por el Secretario
del ramo, que será su Presidente nato, estará capacitado para fijar las normas que ha de
seguir nuestra enseñanza, con mayor altura, con mayor ponderación y en ritmo de estabilidad
que garantiza cumplidamente los altos fines que de él esperamos. Como pensamos que tal
reforma debe ser honda, para que sea seria y duradera, hemos creído necesario rebasar la
simple ley, de fácil emisión, pero de fácil derogatoria también, y venimos a proponeros una
Reforma Constitucional que cristaliza, aunque sólo sea en líneas generales, la aspiración del
país y de esta Cámara.” (Acta 154 del 21 de setiembre de 1949)
“El Representante BAUDRIT SOLERA se refirió a las palabras del señor Zeledón. Abundo en
las mismas ideas del compañero Zeledón -dijo- para que se llegue a establecer el Poder
Docente en Costa Rica, que tanto anhelara el gran educador Claudio González Rucavado.
Hacia eso vamos, aun cuando no se lo califica de este modo en la Constitución. Agregó que no
estaba de acuerdo con la idea del señor Zeledón en el sentido de establecer en la Constitución
la forma en que se integrará el Consejo Superior. Lo más adecuado es dejarle a la ley la
integración del mismo. De lo contrario, estaremos haciendo inflexible una institución que el país
no ha experimentado todavía. Es mejor que sea la ley la que indique quienes formarán parte
del Consejo. El Licenciado Esquivel manifestó que la moción en debate introduce una variación
sustancial en el sistema educacional que tradicionalmente ha vivido el país. Conforme al
artículo 6º del Código de Educación, la dirección general de la enseñanza oficial estará a cargo
del Ministro del ramo, asistido por un Consejo de Educación. Ahora vamos a colocar la
suprema dirección de nuestra enseñanza en manos de un Consejo Superior, presidido por el
Ministro de Educación. Al respecto tiene sus dudas. Quizás se cometería un error si en una
forma precipitada se varía fundamentalmente el sistema que ha imperado.
Sometida a votación la moción de los señores Baudrit Solera y compañeros, variada en los
términos siguientes:
“La dirección general de la enseñanza oficial estará a cargo de un Consejo Superior, presidido
por el Ministro de Educación, que se integrará en la forma que señale la ley” [81], fue
aprobada.” (Acta N: 158 del 27 de setiembre de 1949)
Valga indicar que el alcance de esta competencia reservada al CSE, ha sido reconocido
por el Tribunal Constitucional en su Voto. N.° 1873-1990 de las 3:45 horas del 18 de diciembre
de 1990:
“V.-
(Ibídem), reafirmando su tesis de dar autonomía al Consejo frente al accionar del Poder
Ejecutivo. A ello se opuso el diputado Esquivel, quien manifestó sus dudas frente a
la,"variación sustancial" en el sistema tradicional, pero la moción finalmente fue aprobada (ibid,
p. 375-376). Así pues, es el Consejo Superior de Educación y no el Poder Ejecutivo al que le
compete la dirección General de la enseñanza oficial. Este solamente supervisa, vigila y
desarrolla lo que el Consejo ha establecido y resuelto; más, no puede dictar políticas en el
campo educativo sin la previa aprobación de este órgano. Así debe entenderse el contenido de
la ley Fundamental de Educación, NO. 2160 del 25 de setiembre de 1957, y de la Ley Orgánica
del Ministerio de Educación Pública, NO. 3481 del 13 de enero de 1965. Cualquier
interpretación contraria vulnera el espíritu y la letra del canon 81 constitucional y altera la
voluntad constituyente, plasmada allí con claridad meridiana.”
“Artículo 4º.-
(…) d) Los proyectos de ley, reglamentos, planes de estudio y programas a que deban
someterse los establecimientos educacionales y resolver sobre los problemas de correlación e
integración del sistema educacional;(…)”
Asimismo, el numeral 9 de la Ley Fundamental de Educación (LFE), Ley N.° 2160 del
25 de setiembre de 1957, estableció que corresponde al CSE autorizar los planes de estudio y
los programas de enseñanza de los diversos niveles y tipos de educación que ofrece el sistema
de educación pública.
“ ARTICULO 9º.-
“Artículo 2º.-
“Es evidente, que la normativa vigente en Costa Rica en lo que respecta a Educación, le otorga
tanto al Ministerio de Educación Pública como al Consejo Superior de Educación, una
responsabilidad compartida que ejercen a nombre del Estado, el de procurar cumplir el derecho
fundamental a la educación que tienen los habitantes de la República y en este caso los
estudiantes- derecho fundamental que debe entenderse por parte del Estado como la
obligación de brindar la mejor calidad de ella-, de ahí que tales textos deben cumplir con los
planes y programas de estudio, emanados del Consejo Superior de Educación, como órgano
que le corresponde la dirección general de la enseñanza oficial, y como enseñanza oficial debe
entenderse la enseñanza pública y por ende la que debe regir en los centros educativos de
país.”
Al respecto, también puede consultarse la Opinión Jurídica de este Órgano Superior
Consultivo OJ-073-2008 del 1 de setiembre de 2008.
Ahora bien, de acuerdo con el lenguaje especializado común, se entiende que un plan
de estudios comprende, al menos, los contenidos educativos, la metodología, los medios y el
sistema de evaluación aplicables a un curso y/o ciclo educativo. (Ref. Manuel Saavedra.
Diccionario de Pedagogía. Edit. Pax México. 2008. P. 130-131)
Puesto que es competencia del CSE establecer las normas de evaluación, esto
conlleva determinar las condiciones bajo las cuales puede permitirse a un estudiante avanzar
hacia el siguiente nivel de su ciclo educativo.
En esta materia, el CSE cuenta con una amplia potestad de configuración del sistema
evaluativo, que por supuesto debe ejercerse de modo conforme con la ciencia, la técnica, y los
principios elementales de justicia, lógica y conveniencia (Artículo 16 de la Ley General de la
Administración Pública).
Ahora bien, en el presente caso, tenemos que el Consejo Superior de Educación, por
acuerdo celebrado en la sesión ordinaria N.21-09 del 4 de mayo de 2009, ha resuelto aprobar
un nuevo Reglamento de Evaluación (RE), que ha sido decretado por el Poder Ejecutivo a
través del Decreto N.° 35355 del 14 de julio de 2009.
“Artículo 37. —De las Condiciones que Implican la Reprobación del Estudiante. El estudiante
de I y II Ciclo de la Educación General Básica que, una vez realizadas las pruebas de
ampliación, hubiese reprobado de forma definitiva alguna de las asignaturas que cursaba, se
considerará reprobado en el nivel escolar que cursaba y deberá repetir integralmente el año
escolar.
a) No tengan como requisito, alguna de las asignaturas reprobadas del nivel anterior.
b) No presenten choque o contraposición horaria con las asignaturas que el estudiante debe
repetir.
El Ministerio de Educación Pública deberá definir cuáles son las asignaturas de cada nivel que
constituyen un requisito para asignaturas de niveles superiores.
Ergo, no cabe duda de que la disposición del artículo 37 RE es una norma dictada
dentro de las competencias constitucionales y legales del CSE. Resta determinar si el
Ordenamiento Jurídico asiste al Padre de Familia, o al encargado de la tutela, con algún
derecho que le permita exigir al Estado desaplicar el artículo 37 RE, de tal manera que su hijo o
pupilo repitan todas las asignaturas del nivel en que reprobó. O sea que existe que algún
derecho del padre, o tutor, a exigir la aplicación de un sistema de evaluación y promoción
distinto del aprobado por el CSE.
II. EN ORDEN A LA EXISTENCIA DE UN DERECHO DE LOS PADRES A EXIGIR
LA DESAPLICACIÓN DEL ARTÍCULO 37 DEL REGLAMENTO DE EVALUACIÓN DE 2009
Por el contrario, nuestro Ordenamiento Jurídico, reconoce que la autoridad parental – patria
potestad – confiere el derecho – deber de los padres de intervenir activamente en el proceso
educativo de sus hijos. Al respecto, transcribimos el artículo 143 del Código de Familia (CF):
“Artículo 143.-
La autoridad parental confiere los derechos e impone los deberes de orientar, educar, cuidar,
vigilar y disciplinar a los hijos y las hijas; esto no autoriza, en ningún caso, el uso del castigo
corporal ni ninguna otra forma de trato humillante contra las personas menores de edad.
Asimismo, faculta para pedir al tribunal que autorice la adopción de medidas necesarias para
coadyuvar a la orientación del menor, las cuales pueden incluir su internamiento en un
establecimiento adecuado, por un tiempo prudencial. Igual disposición se aplicará a los
menores de edad en estado de abandono o riesgo social, o bien, a los que no estén sujetos a
la patria potestad; en este último caso, podrá hacer la solicitud el Patronato Nacional de la
Infancia. El internamiento se prolongará hasta que el tribunal decida lo contrario, previa
realización de los estudios periciales que se requieran para esos efectos; esos estudios
deberán ser rendidos en un plazo contado a partir del internamiento.”
Cabe también indicar que esta autoridad parental se encuentra protegida especialmente por el
artículo 51 CPCR, el cual establece que la familia, es el elemento natural y fundamental de la
sociedad.
Sin embargo, debe acotarse que el derecho de los padres sobre la educación que reciben sus
hijos, no se agota en la libertad para elegir una opción educativa ajena a la pública.
Efectivamente nuestro Ordenamiento reconoce derechos a los padres sobre la educación que
sus hijos reciben en el sistema público.
Particularmente se tutela el derecho de los padres a exigir que la educación que perciben sus
hijos en el sistema público, respete sus convicciones religiosas, y morales. En este sentido,
pueden citarse los artículos 13.3 PIDESC y 13 PSS. En un sentido similar, puede examinarse
el artículo 22.2 de la Convención de Derechos del Joven, Ley N.° 8612 del 1 de noviembre de
2007 y el artículo 29 de la Convención de Derechos del Niño (CDN), Ley N.° 7184 del 18 de
julio de 1990.
La protección de los valores religiosos de los estudiantes también ha sido tratada por nuestro
Tribunal Constitucional en sendos votos, entre ellos: Votos N.°5573-2005, 13.624-03, 3018-02
y 13.624-03.
Existen adicionalmente otras normas subconstitucionales que reconocen derechos a los padres
en relación con la educación que sus hijos reciben en el sistema educativo público.
En primer lugar, conviene indicar que en el supuesto de los padres de estudiantes con
discapacidad, el artículo 20 de la Ley N° 7600 del 2 de mayo de 1996, reconoce su derecho de
participar en la selección, ubicación, organización y evaluación de los servicios educativos, y de
exigir por supuesto una adecuación curricular para sus hijos (Artículos 16, 17 y 18 de la Ley N°
7600)
Luego debe hacerse referencia al propio Reglamento de Evaluación de 2009, el cual en respeto
de la autoridad parental sobre la educación de los hijos, reconoce diversos derechos - deberes
de los padres en relación con la evaluación del aprendizaje de sus hijos.
La norma pivote a examinar es el artículo 20 RE. Este numeral establece diversos derechos de
los padres en materia de evaluación. Entre otros, cabe señalar que los padres tienen derecho a
conocer el contenido del reglamento de evaluación, y dar seguimiento al cumplimiento de los
deberes educativos de sus hijos. La norma también admite el derecho de los padres a recibir
recomendaciones de los docentes para mejorar el desarrollo de sus hijos. Además, la norma
contempla el derecho de los padres a objetar por escrito las calificaciones otorgadas a sus
hijos, y a llevar el control sobre las evaluaciones aplicadas. Transcribimos el artículo 20 RE:
“Artículo 20. —De los Deberes y Derechos de los Padres de Familia o Encargados en Materia
de Evaluación de los Aprendizajes. Los padres de familia o encargados tienen los siguientes
deberes en materia de evaluación de los aprendizajes:
c) Cumplir con las indicaciones y recomendaciones que expresamente les formulen los
docentes y administrativos en aras de un mejor y mayor desarrollo de las potencialidades del
estudiante o para superar las deficiencias y limitaciones que se detectaren.
d) Formular por escrito, y en primera instancia ante el docente vinculado directamente con el
estudiante, las objeciones que estime pertinentes a las calificaciones otorgadas a sus hijos.
Esta formulación debe presentarse en un plazo no mayor a tres días hábiles siguientes a la
comunicación de la calificación al estudiante o al padre de familia según corresponda.
f) Justificar por escrito ante el docente o la autoridad que el director disponga, las ausencias o
llegadas tardías a la Institución de sus hijos menores de edad, cuando esto corresponda y
exista motivo real para ello. Esta justificación deberá presentarse dentro de los tres días
hábiles siguientes a la reincorporación del estudiante, luego de la ausencia o impuntualidad.
g) Participar en todas aquellas actividades escolares a las que se les convoque formalmente.
h) Asistir a las citas o convocatorias que les formulen los docentes o las autoridades del centro
educativo.
i) Utilizar para los fines pertinentes el “Cuaderno de Comunicaciones” referido en los artículos
130 y 131 de este Reglamento, salvo el caso de padres de estudiantes adultos.
Es importante puntualizar que si bien nuestro Derecho Positivo reconoce a los padres el
derecho a participar activamente en el proceso educativo de sus hijos, esto no implica que
puedan exigir la desaplicación de las normas de evaluación establecidas por el Consejo
Superior de Educación.
Las disposiciones que dicte el CSE son de aplicación general para el sistema educativo
público, de tal forma que cualquier padre que opte por matricular a su hijo dentro del sistema de
educación pública debe atender a las normas de evaluación y promoción aprobadas por el
CSE.
En todo caso, debe advertirse que el artículo 37 RE tampoco concede este derecho u opción a
los padres o tutores.
El artículo 37 RE es claro en disponer que, dentro del III Ciclo de Educación Básica y del Ciclo
de Educación Diversificada, un estudiante que ha reprobado definitivamente alguna materia,
estará obligado a repetirla durante el curso lectivo siguiente.
Sin embargo, la misma norma establece que esos estudiantes “podrán y deberán” matricular
las asignaturas de los niveles superiores que no tuviesen por requisito alguna de las materias
reprobadas – y por supuesto que no exista superposición horaria -.
Es decir, que un estudiante que haya reprobado una o varias materias, no puede matricular
para el curso siguiente únicamente las asignaturas a repetir. Tampoco puede matricular
materias que ya haya aprobado Por el contrario, la norma establece que es obligatorio que
matricule las materias reprobadas, y también todas las otras materias del nivel superior,
siempre que se den las condiciones ya señaladas.
III. CONCLUSIONES:
Atentamente,
Procurador adjunto
Jao