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Adolescencia

El término ‘adolescencia’ hace referencia a una franja etaria que atraviesan las
personas, comprendida desde el inicio de la pubertad (alrededor de los once años)
hasta el completo desarrollo del organismo, aproximadamente a los diecinueve
años. Esas aproximaciones respecto de la edad de la adolescencia no son
absolutas. Se trata de una etapa de la vida que ha sido muy estudiada desde
varias disciplinas, incluyendo la medicina, la psicología, la sociología y la
educación. Representa el paso gradual de la niñez a la adultez y se manifiesta en
forma de diferentes cambios en el individuo.

Tal vez, los cambios más observables son los cambios corporales. En forma
secuencial, el cuerpo se va desarrollando y va adoptando la configuración del
adulto. Muchas veces comienza con el popular ‘estirón’.

Se destacan por sobre todos los cambios que se van produciendo en el cuerpo
(que, de hecho, presentan una gran variabilidad individual) aquellos vinculados
con la maduración sexual. Esto significa la evolución del aparato reproductor, el
crecimiento de las mamas en las niñas y de los testículos en los niños (caracteres
sexuales primarios). Además, comienza a aparecer el vello púbico, y aparecen
otros caracteres secundarios, como los cambios en la voz. Todo esto viene
acompañado por un aumento explosivo de hormonas sexuales, que repercutirán
en el desarrollo psicológico del individuo. La llegada a la edad reproductiva y el
comienzo de las experiencias sexuales debe ser acompañado de la construcción
de una identidad, y también es importante la educación en ese ámbito, que ayude
a la comprensión de esa etapa y a disponer de los conocimientos que contribuyan
a la prevención de enfermedades de transmisión sexual y de embarazos no
deseados.
Es imprescindible a esa edad mantener una buena alimentación, tener buenos
hábitos de higiene, realizar actividad física y no caer en factores de riesgo para la
salud física de alta exposición en algunos casos, como el tabaquismo, el
alcoholismo o la drogadicción.

En el paso de la niñez a la adultez, otros de los cambios que se manifiestan en


todos los casos son los psicológicos. Los cambios hormonales en la constitución
del niño le producen también una necesidad de autosuficiencia, de búsqueda de
una identidad propia y de cuestionar figuras que parecían de autoridad absoluta.
Esto se manifiesta en cambios en el estado de ánimo, en situaciones de conflicto
con padres (o con profesores), y muchas veces, en la necesidad de mostrar una
faceta de seguridad que está ocultando una muy fuerte inseguridad.

El factor social no es menos importante: el paulatino alejamiento de los “brazos


protectores” de los padres lo ponen en contacto con realidades ajenas a las que
conocía. Necesitan formar lazos de amistad, formando parte de un grupo de
iguales para ir construyendo su propia identidad. Aquí es donde muchos padres se
preocupan y los ven expuestos a factores de riesgo: el vínculo con personas
nuevas pueden afectarlos de ese modo. Los padres no deben caer en
el autoritarismo ni en el abandono de la comunicación con sus hijos, por el
contrario, deben encontrar los canales adecuados para optimizarla en esas
condiciones. El joven se acerca a espacios y los transforma hasta considerarlos
como propios, como pueden ser el deporte, la música o la política. Los conflictos
no se detienen, pero la madurez enseña a canalizarlos y a verlos de otro modo: en
general, vuelven a aparecer con la incertidumbre cuando se acerca la edad de
los estudios universitarios y el trabajo. En la mayoría de los casos, la adolescencia
resulta una edad maravillosa, en la que se gestan y se construyen pilares
fundamentales en la vida de los individuos.

La adolescencia

Es un periodo en el desarrollo biológico, psicológico, sexual y social inmediatamente


posterior a la niñez y que comienza con la pubertad. Su rango de duración varía según las
diferentes fuentes y opiniones médicas, científicas y psicológicas, pero generalmente se
enmarca su inicio entre los 10 a 12 años, y su finalización a los 19 o 20.

Para la Organización Mundial de la Salud, la adolescencia es el período comprendido entre


los 10 y 19 años y está comprendida dentro del período de la juventud -entre los 10 y los
24 años-. La pubertad o adolescencia inicial es la primera fase, comienza normalmente a
los 10 años en las niñas y a los 11 en los niños y llega hasta los 14-15 años. La adolescencia
media y tardía se extiende, hasta los 19 años. A la adolescencia le sigue la juventud plena,
desde los 20 hasta los 24 años.1 2

Algunos psicólogos consideran que la adolescencia abarca hasta los 21 años3 e incluso
algunos autores han extendido en estudios recientes la adolescencia a los 25 años.

La adolescencia es esencialmente una época de cambios. Es la etapa que marca el proceso


de transformación del niño en adulto, es un período de transición que tiene características
peculiares. Se llama adolescencia, porque sus protagonistas son jóvenes que aún no son
adultos pero que ya no son niños. Es una etapa de descubrimiento de la propia identidad
(identidad psicológica, identidad sexual...) así como la de autonomía individual.

En el aspecto emocional, la llegada de la adolescencia significa la eclosión de la capacidad


afectiva para sentir y desarrollar emociones que se identifican o tiene relación con el
amor. El adolescente puede hacer uso de su autonomía y comenzar a elegir a sus amigos y
a las personas que va a querer. Hasta entonces no ha escogido a sus seres queridos. Al
nacer conoció a sus padres y tal vez a algunos hermanos y el resto de sus familiares.
Después, de alguna manera, sus padres fueron eligiendo sus compañeros de clase y
amigos. Pero al llegar a la adolescencia, puede hacer uso de cierta capacidad de elección
para poner en marcha uno de los mecanismos más significativos de esta etapa. Llevando
implícita la capacidad para discriminar sus afectos: querer de diferente manera a cada
persona que le rodea y personalizar sus afectos. Esto debido a la llegada del pensamiento
abstracto que le permite desarrollar su capacidad para relativizar. La discriminación de
afectos, a través del establecimiento de diferencias en el tipo y la profundidad de
sentimientos, le permite la personalización de sus afectos. El adolescente está en un
camino medio entre la edad adulta y la infancia, en lo que hace referencia a la vivencia de
sus emociones, estando presente una mezcla singular de sus comportamientos. Todavía
tiene una forma de manifestar sus deseos mediante una emotividad exacerbada o con la
espontaneidad propia de la infancia, pero ya empieza a actuar de una manera sutil en las
interacciones, o con una cierta represión relativa de sus emociones, tal como hace el
adulto

Adolescencia

La etapa que llega después de la niñez y que abarca desde la pubertad hasta el completo
desarrollo del organismo es conocida como adolescencia. El término proviene de la
palabra latina adolescentĭa.

AdolescenciaLa adolescencia es, en otras palabras, la transformación del infante antes de


llegar a la adultez. Se trata de un cambio de cuerpo y mente, pero que no sólo acontece
en el propio adolescente, sino que también se conjuga con su entorno.

Cabe destacar que la adolescencia no es lo mismo que la pubertad, que se inicia a una
edad específica a raíz de las modificaciones hormonales. La adolescencia varía su duración
en cada persona. También existen diferencias en la edad en que cada cultura considera
que un individuo ya es adulto.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), en todo el mundo la estadística


marca que uno de cada cinco individuos transita la adolescencia. Dentro de ese total, el
85% habita en naciones de escasos recursos o de ingresos medios. Por otra parte, cerca de
1,7 millones de adolescentes mueren cada año.

Cuando hablamos de la etapa de la adolescencia, estamos hablando de una serie


fundamental de cambios tanto psicológicos como físicos. En este último aspecto hay que
subrayar que los más obvios son el crecimiento en altura, el aumento de peso y de grasa
corporal, la evolución de lo que es la dentición o el crecimiento de los músculos.
No obstante, es cierto, que aunque estos cambios se producen tanto en los chicos como
en las chicas, cada género tiene además sus propias evoluciones físicas. Así, por ejemplo,
los individuos masculinos ven como les va apareciendo el vello en áreas como los
genitales, el bigote o las axilas y además son testigos del crecimiento de sus órganos
sexuales.

Las adolescentes del género femenino, por su parte, además de experimentar el


crecimiento del vello en su cuerpo, sufren lo que se conoce con el nombre de menarquia
que es la primera menstruación. Un hecho este último especialmente significativo que
marcará de manera indudable una nueva etapa en sus vidas.

Entre los principales cambios que experimenta una persona en su adolescencia, aparecen
el desarrollo del pensamiento abstracto y formal, el establecimiento de la identidad sexual
y la solidificación de amistades con la probable experimentación grupal con las bebidas
alcohólicas, el cigarrillo e incluso las drogas.

De acuerdo a la psicología, los adolescentes luchan por la identificación del Yo y por la


estructuración de su existencia basada en esa identidad. Se trata de un proceso de
autoafirmación, que suele aparecer rodeado de conflictos y resistencias, en los cuales el
sujeto busca alcanzar la independencia.

En este sentido, la mencionada psicología lleva a cabo una clasificación de los principales
problemas que tienen lugar durante la adolescencia. Así, esta determina que existen
problemas de tipo sexual, emocionales, escolares, conductuales, de alimentación, de
drogas o incluso de abuso.

Y todos ellos se deben en gran medida al conjunto de cambios físicos y al desarrollo


mental que experimentan los jóvenes. Unas situaciones a las que deben ir adaptándose
pero que de primeras les cuesta ir asimilando por lo que se encuentran en una complicada
tesitura consigo mismos.

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