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De vuelta a casa

Tamara era una chica de 16 años que vivía en Bariloche, iba al colegio y de vez en

cuando iba al club cerca de su casa a ver o jugar tenis. Por fuera podía parecer una

chica normal que llevaba una vida común y corriente, pero al mismo tiempo estaba

llena de emociones que mantenía en secreto.

Al cumplir quince años su padre le regaló un gato al que llamo Chelo. En este

último tiempo ella estaba pegada a Chelo ya que de esa forma sentía que su padre,

quien había fallecido hace tres meses, estaba aún con ella y esto la tenía muy

sensible.

Su madre luchaba por sacar la familia adelante y eso no le permitía estar

demasiado tiempo en la casa. Tamara lo entendía en cierto punto, pero ella no tenía

muchos amigos y en ese momento necesitaba mucho a su madre. De a poco, Tamara

empezó a sentirse sola y terminó aislándose de su madre y de sus pocos amigos.

Comenzó a escaparse de su escuela y a causar problemas, mostró un nuevo lado de

su personalidad, que se modificó cuando toda su tristeza, su enojo y su culpa que tan

ocultas tenía tomaron control de ella

La escuela llamó a la madre de Tamara porque había escapado de nuevo. Esta

vez su madre les atendió, le explicaron lo que estaba sucediendo. Ella atónita no les

creía al principio, pero cayó en cuenta de que era verdad cuando llegó a su casa y

Tamara no estaba.
En ese momento Tamara estaba subiendo a un micro con rumbo a Mar

del Plata (lugar donde tenía un departamento que sus padres habían dejado a su

nombre). Pensaba que su madre la odiaba, que su padre había muerto por su culpa e

intentaba escapar de sus problemas, dolores y tristeza. Subió al micro y se acomodó

mientras dejaba a Chelo maullando desde su jaula en el asiento de al lado. Apenas el

micro arrancó estalló en llanto.

En el fondo ella no quería irse y no le tomó demasiado tiempo darse cuenta.

Sin embargo era demasiado tarde, estaban en la ruta y la nieve hacía todo

irreconocible. Tamara llegó a Mar del Plata pero ya no sentía lo mismo, entró al

apartamento y se acostó. Decidió llamar a su madre y le contó todo.

Ella le confesó que su padre le había escrito una nota antes de morir, en la cual

le explicaba que estaba enfermo y aunque él pensó que iba a poder superar su

enfermedad y seguir adelante supo que no lo iba a lograr. Tamara descubrió entonces

que sus rebeldías y sus peleas con su madre no tenían nada que ver con lo sucedido.

Así, terminó de caer en cuenta de la situación y pudo arreglar las cosas con su madre.

Trabajó un tiempo en Mar del plata y apenas tuvo el dinero suficiente compró un

pasaje y volvió a Bariloche donde ella y su madre se prometieron no separarse nunca

más.

FIN.

-Rosalí-

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