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Papers 53, 1997 195-209

Recensions

ESCARIO, Pilar; ALBERDI, Inés; LÓPEZ-ACCOTTO, Ana Inés


Lo personal es político. El movimiento feminista en la transición
Instituto de la Mujer, 1996.

P. Escario, I. Alberdi y A. López-Accotto tico. Por tanto, un buen punto de parti-


nos invitan en Lo personal es político a da es el tomado por las autoras al reco-
hacer una reconstrucción de la transición nocer que el proceso democratizador
española, y más concretamente de lo que español es el resultado de distintas fuer-
podríamos considerar como la «transición zas que entendieron de diversas maneras
de las mujeres». El hecho de que nos como se debía construir un nuevo orden.
encontremos en una etapa de elaboración Es desde aquí donde se deben entender
de la historia sociopolítica del período de las diferentes posiciones que tuvieron
la transición española hace que este libro lugar dentro del movimiento feminista.
nazca en un momento oportuno, en el Además, en este momento de recons-
que el acostumbrado silencio, por parte trucción del pasado donde el control de
de los que construyen los discursos ofi- la memoria juega como poder, los dis-
ciales, académicos e históricos desde una cursos de las mujeres no pueden quedar
óptica androcéntrica, se rompa para fuera de esa batalla simbólica, ya que si
denunciar que no sólo existió un cambio algo ha marcado el proceso español ha
político desde los ámbitos que tradicio- sido la fuerza de las mujeres desde dife-
nalmente se consideran como políticos, rentes ámbitos, organizaciones y ritmos,
sino que las transformaciones acaecidas pero construyendo un discurso propio
en España fueron producto de todas y que no sólo abogaba por el fin de la dic-
todos los ciudadanos. El hecho es que, tadura sino que iba más allá al reclamar
mientras el centro de atención siguen sien- la construcción de un nuevo orden eco-
do las instituciones políticas, se ignora nómico, político y social desde la igual-
que la llegada de un régimen democráti- dad.
co es el proceso conjunto de transforma- La investigación que se nos presenta
ción de todas las esferas de la vida. Pero se centra en un período de dos décadas,
no sólo eso, sino que al ocultar una parte desde los últimos años del franquismo
se consigue también reforzar la división hasta la consolidación de la democracia.
típica del mundo patriarcal entre lo públi- El tiempo que discurre entre los años
co y lo privado, entre lo personal y lo polí- sesenta y los ochenta, es testigo de una
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de las transformaciones más importantes complejidad, contradicción y riqueza en


de este siglo: la entrada de la mujer en el proceso de construcción y desarrollo
numerosos espacios hasta ese momento de un movimiento social, como es el
vedados para ella. La creación del movimiento feminista. Además esto per-
Instituto de la Mujer, que marca la insti- mite abrir la historia a las historias reco-
tucionalidad de la lucha por la igualdad nociendo que no hay una única versión,
de las oportunidades, es la referencia que sino múltiples. El hecho de haber utili-
cierra ese proceso. Dentro de él podemos zado como base para la investigación la
distinguir varias etapas. En una primera, historia oral les ha permitido recuperar y
lo personal y lo político todavía se viven reconstruir de forma dinámica el proce-
disociados pero es el despertar de la con- so. También ha habido una labor de reco-
ciencia de su situación como mujeres. La gida de una innumerable documentación,
mezcla de ambas esferas se produce en los en su mayoría inédita, recogida de archi-
últimos años del franquismo, el 1975 vos personales, que sólo ha sido utilizada
marca una nueva etapa. Ese año es decla- para contextualizar diferentes momentos
rado el Año Internacional de la Mujer, y debates, y ahí queda como un material
los diferentes grupos de mujeres comien- muy rico para futuras investigaciones.
zan a establecer redes y lo personal se ha El libro parte de considerar que pese
convertido en político reivindicando a la pluralidad de posturas en numerosos
las mujeres su reconocimiento pleno. La aspectos dentro de los grupos de mujeres,
Constitución de 1978 marca un nuevo posturas que incluso llegan a ser enfren-
punto de inflexión en el movimiento tadas, encontramos en todas ellas unos
feminista, al igual que en la transición rasgos comunes que las unen: la lucha
política, las II Jornadas Nacionales de la contra el régimen franquista, el autorita-
Mujer de 1979 suponen una nueva etapa rismo y el patriarcado. Así, a lo largo de
de elaboración teórica más profunda y los capítulos, se nos invita a un recorrido
el nacimiento de posturas contrapuestas que comienza por los recuerdos biográfi-
que llevarán a más de un desencuentro. cos. Las experiencias de las mujeres en
A partir de aquí el movimiento feminis- distintos momentos de su vida, que supo-
ta se va separando entre aquéllas que pien- nen el descubrimiento del hecho dife-
san que es necesario utilizar los canales rencial de ser mujer, sirven para atravesar
institucionales dentro del sistema demo- la puerta hacia la reflexión y conciencia-
crático, y aquéllas que consideran que se ción de sus dificultades. Diferentes muje-
perderá el carácter revolucionario del res, en diferentes momentos, no hablan
feminismo y que éste debe quedar al mar- de situaciones cotidianas que les llevaron
gen. La creación del Instituto de la Mujer a la rebeldía: algunas evocan la infancia,
supone la etapa culminante como ins- otras sus estudios, familia, maternidad,
trumento, desde el ámbito estatal, para trabajo o experiencia política, con el resul-
continuar en la lucha por la igualdad de tado de empezar a vivir la desigualdad y
oportunidades. los límites por razones de género como
Recuperar esa etapa, tan significativa algo más que personal. Había que empe-
de la historia de las mujeres, se ha conse- zar a romper con la dicotomía clásica,
guido a través de la memoria de las pro- puesto que lo personal y lo político se
tagonistas. Es este quizás uno de los entrecruzaban siendo imposible pensarlo
mayores aciertos del libro: dejar hablar a desde la óptica masculina, y para ello se
las protagonistas, dejar que ellas entren y buscaron modelos, bien del pasado, muje-
salgan formando un coro que permite res de la República o las sufragistas de
revivir los años pasados creando una poli- principios de siglo, bien alternativas del
fonía de voces que dejan entrever toda la presente, figuras extranjeras, libros, cine,
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música, etc. Los viajes y los libros clan- conciliables. Pero no sólo existieron difi-
destinos sirvieron para entrar en contac- cultades externas, empezaban las inter-
to con la militancia feminista exterior, y nas. La forma de organización asamblearia
figuras como Simone de Beauvoir ofre- comenzaba a ser cuestionada, detrás de
cieron no sólo una obra para la reflexión, ella se escondía el problema del poder que
sino también una vida para el ejemplo. más tarde provocaría un debate, y un
Pese a que las mujeres del cambio de motivo de escisión.
régimen político trabajaron en un con- El feminismo sirvió para abrir los ojos
texto difícil, éste se tornó favorable, ya ante una realidad discriminatoria, y como
que la lucha por las libertades en España movimiento internacional para cuestio-
era un buen terreno para conseguir sus nar el orden vigente. El contexto español,
derechos, además de contar con el nuevo con un régimen autoritario y conserva-
movimiento feminista que en Europa y dor, hacía que el mundo tradicional y
EEUU cuestionaba el orden del mundo. cerrado se presentara a través de la legis-
El paso de lo individual a lo colectivo lación mucho más duro para la mujer. La
surgió de forma espontánea, clandestina y exclusión era una constante de nuestra
difusa, los bares o las casas particulares se legislación que regulaba la vida civil, y en
convirtieron en testigos de la conciencia- particular, la familia; hechos como la
ción de las mujeres que empezaban a per- «autorización marital», que representaba
filar lo que más tarde sería la agenda del la incapacidad jurídica de la mujer casada,
movimiento. Pequeños grupos de amigas, ejemplifican muy bien la tremenda desi-
interesadas en problemas sociopolíticos, gualdad que se sufría. El acceso de la
ligadas a la izquierda, en un momento de mujer a la universidad, que empezó a
cambio de vida personal, que buscaban ampliarse en los años setenta, permitió
teorizar tanto sobre los temas personales que las mujeres conocieran el ordena-
como políticos fueron multiplicándose a miento jurídico y sus presupuestos, el
comienzos de los setenta y estableciendo conocimiento abría la posibilidad de
redes entre ellas. El feminismo ganaba transformar un orden vivido como injus-
espacios. to. Se reclamaron todos los derechos polí-
Surgieron, así, las primeras formas de ticos, los referidos a los ámbitos laboral y
solidaridad, las guarderías, se convirtieron educativo, y los derechos a una sexuali-
en una reivindicación y en una ruptura dad libre, al control de la natalidad y al
generacional al entender la maternidad aborto; así como una ley de matrimonio
desde otra óptica. Empezaban a romper- civil y una ley de divorcio. El cambio legal
se los moldes tradicionales de las tareas y se convirtió en un prerrequisito necesa-
responsabilidades domésticas, y empeza- rio para iniciar las transformaciones en
ban también a construirse los estereoti- todos los ámbitos de la vida, y fue la pri-
pos negativos de las feministas desde la mera y más constante demanda de las
izquierda radical, los sectores más reac- feministas. La lucha por el divorcio, las
cionarios, y los propios medios de comu- reivindicaciones respecto al Código Penal
nicación, todos bajo el denominador y las discriminaciones laborales fueron los
común, aunque con presupuestos dife- ejes de la lucha por la igualdad.
rentes, de una pretendida moral. Fue un La clandestinidad marcó el inicio del
momento difícil de elaborar un lenguaje movimiento de mujeres, igual que ocu-
que uniera a las mujeres y a las feminis- rrió con los movimientos de oposición al
tas puesto que el cuestionamiento de los régimen. El control policial hizo que se
pilares tradicionales, como la familia y el utilizaran los espacios privados y espacios
matrimonio, desvinculaban a muchas que gozaban de status especial, princi-
mujeres creando sinsabores amargos irre- palmente la universidad y la iglesia, junto
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con organizaciones profesionales y alguna sindicatos, se puede decir que las dificul-
de carácter internacional. Comenzaba en tades de género se percibían en la mili-
aquella época a articularse asociaciones tancia siempre en el mismo sentido: las
feministas en toda España que servirían mujeres debían acatar las consignas par-
de plataforma para las diferentes activi- tidarias a las que quedaban subordinadas
dades. En el contexto represivo de la lucha sus reinvidicaciones. Las primeras elec-
antifranquista las mujeres de esa genera- ciones democráticas sirvieron al movi-
ción empezaron a definir las bases de sus miento feminista para presentar sus
reividicaciones de género, cristalizando demandas políticas a los diferentes parti-
en 1975, cuando convergieron todos estos dos, la decepción ante el proceso electoral
grupos espontáneos en una primera reu- se vivió por la utilización y manipulación
nión nacional. Este año, declarado por la con fines electoralistas por parte de los
ONU como el Año Internacional de partidos políticos de aspectos muy impor-
la Mujer, serviría para hacer la entrada del tantes para el feminismo. Aún así, las nue-
feminismo en la sociedad española como vas condiciones políticas abrían la puerta
una «alternativa global». Se empezaba a a la esperanza, y las mujeres siguieron
elaborar el discurso feminista, con encuen- demandando la igualdad, bien exigiendo
tros en lo teórico y desencuentros en la más representación en el espacio políti-
puesta en práctica. co, bien exigiendo grandes cambios en las
Una vez descubierta la dimensión condiciones legales de las mujeres, de ahí
social de sus problemas se comenzó a pasar la importancia de los debates en torno a la
a la acción, a hacer proselitismo, desde Constitución de 1978. La transición no
diferentes ámbitos y campos de actuación. era simplemente un cambio en el sistema
Se multiplicaron, a lo largo de la década, político para las feministas, iba más allá,
las manifestaciones públicas, los docu- se trataba de acabar con el sistema patriar-
mentos, los grupos de ayuda, las charlas cal para conseguir una sociedad moder-
en centros de mujeres; se crearon bares y na y no sexista.
librerías de mujeres como puntos de La Administración de la transición
encuentro, todo gracias a una gran dedi- acabó con la Sección Femenina, organi-
cación que caracterizó al feminismo desde zándose una Subdirección General de la
sus comienzos, y que hizo posible que los Condición Femenina que tuvo una gran
ochos de marzo reforzaran su contenido importancia política al apoyar la implan-
feminista o que se crearan los primeros tación institucional de grupos de muje-
centros de planificación familiar. res, y al revisar y apuntar reformas legales
El 75 marcó el desarrollo y la expan- en las cuestiones más discriminantes. En
sión del movimiento, y el 79, con las 1983 se da el salto cualitativo con la crea-
Jornadas en Granada, significó un verda- ción del Instituto de la Mujer, éste supo-
dero desgarro del movimiento. Los deba- ne la incorporación en la agenda política
tes acabaron sin resolverse, y la doble de las reivindicaciones feministas, un orga-
militancia o la militancia única, o el nismo encargado de asegurar la igualdad
«feminismo de la igualdad» frente al «femi- entre varones y mujeres. A partir de este
nismo de la diferencia» dividieron histórica momento el movimiento feminista entra
e irremediablemente al feminismo. en una nueva etapa, y hoy nos encontra-
Para entender el papel que jugó el mos un movimiento pluralista, abierto y
movimiento feminista en la instituciona- en constante renovación.
lización de la democracia hay que aso- El libro se completa con tres anexos,
marse primero a las relaciones que se uno dedicado a la cronología, otro a los
mantenían con los partidos políticos. En grupos de feministas y asociaciones de
general, y sucedía de igual modo en los mujeres, y para finalizar una bibliografía
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de las publicaciones más representativas pués de haber seguido su trayectoria con-


de la época. Nos hemos encontrado a lo tinuar el camino de las que empezaron a
largo de su lectura con una invitación a resquebrajar el orden tradicional del
la recuperación de parte de nuestra his- mundo.
toria y nuestro presente, y sólo queda des- Beatriz Santamarina Campos

SÁNCHEZ DE HORCAJO, J.J.; UÑA, Octavio


La sociología. Textos fundamentales
Madrid: Libertarias/Prodhufi, 1996. 629 p.

La vitalidad de los conocimientos cientí- y estructuras, está imbuida de sentido


ficos puede medirse por el número y la pedagógico. Así cada uno de los quince
calidad de las publicaciones de sus cien- temas clave viene acompañado de una
tíficos. La sociología como ciencia social reseña a modo de diccionario y de la bio-
es, a la vista de la gran producción edi- grafía del autor o autores cuyos textos han
torial con que cuenta, una de las más sido escogidos para comentar, indicando
boyantes áreas de conocimiento. Existen en cada texto su tesis principal y proble-
múltiples y variadas publicaciones socio- mas sociológicos tratados más importan-
lógicas, pero el libro de los profesores Uña tes, lo que facilita enormemente la
y Sánchez de Horcajo viene a ocupar un comprensión de los textos por los lecto-
espacio de la producción sociológica muy res.
importante y necesario. Sin ser un libro La exposición sucinta, pero enorme-
de texto al uso, cubre el objetivo de mente clarificadora del capítulo III:
manual y, a la vez, es un compendio de «Algunas perspectivas teoréticas de la
quehacer de la sociología a través de los sociología» (p. 26-48)2 son de una enorme
textos seleccionados de los autores clási- ayuda para la omnicomprensión de la his-
cos. Esta es una característica diferencial toria de la teoría sociológica, que a pesar
de la mayoría de los libros de sociología, de los inconvenientes del encasillamien-
apenas utilizada en el campo de la socio- to de algunos autores, en ocasiones forza-
logía académica1. do, bien vale, como han hecho Uña y
La distribución temática y el trata- Sánchez de Horcajo, dedicar un tiempo
miento del panorama sociológico, exa- y espacio para que los estudiantes y estu-
minando los distintos elementos clave de diosos de las ciencias sociales tengan un
la sociología, desde el individuo y su per- marco de referencia que no les haga per-
sonalidad conformada sociológicamente, der de vista el lugar que ocupan cada uno
hasta el sistema social, sus instituciones de los sociólogos estudiados en el capítu-

1. Generalmente el estudio de los contenidos de las distintas áreas de conocimiento son estu-
diados directamente de sus autores o desde los análisis de sus conceptos. La novedad de uti-
lizar textos de los autores a partir de los cuales se estudian los contenidos y conceptos de las
disciplinas académicas habitualmente se reservaba a los estudios filosóficos. En sociología
tenemos algunos ejemplos, como el libro de IGLESIAS, C.; RODRÍGUEZ ARAMBERRI, J.;
RODRÍGUEZ ZÚÑIGA, L. (1980). Los orígenes de la teoría sociológica. Madrid: Akal.
2. Los autores del libro, de entre las distintas clasificaciones de las corrientes sociológicas, se
decantan por seguir el criterio de Robertson (organicismo positivista, teorías del conflicto,
funcionalismo, estructuralismo e interaccionismo simbólico), añadiendo algún comentario
sobre la fenomenología, la etnometodología y la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt.

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