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17:1 Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha

llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti;


17:2 como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos
los que le diste.
17:3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a
Jesucristo, a quien has enviado.
17:4 Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.
17:5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve
contigo antes que el mundo fuese.

v. 1 Estas cosas habló Jesús. El autor al escribir “estas cosas habló” se refiere a
la finalización de los dichos anteriores que vemos en los capítulos 13, 14, 15 y 16.
Por lo tanto, el inicio de nuestro pasaje es la culminación de este largo discurso en
los textos anteriores.

Este discurso Jesús lo termina con una oración muy particular, considerándose el
capítulo 17 del evangelio de Juan como el verdadero modelo o forma en la cual
Jesús oraba. Esto está claramente en contraste con la oración modelo que Jesús
enseña a sus discípulos en Lucas 11:2-4. ¿Porque no puede ser este modelo que
Jesús enseño a sus discípulos un modelo de oración que podía utilizar él también?
El primera argumento, es que debemos entender el contexto de cuando Jesús les
enseña a orar a sus discípulos, el cual se especifica diciendo: “Vosotros, pues,
oraréis así” (Mateo 6:9). “Vosotros”, expresa que era para los discípulos, donde se
habla en un término plural que es aplicado a ellos, excluyendo automáticamente a
Jesús de este modelo de oración. ¿Por qué Jesús debería quedar excluido de esta
oración que enseño a sus discípulos? La respuesta está en la causa del segundo
argumento. El segundo argumento por la cual Jesús no podía utilizar este modelo
oración es porque les enseña a sus discípulos que en sus oraciones ellos debían
arrepentirse de sus pecados (v. 4), cosa que claramente no podía decir ni hacer
Jesús, ya que al ser Dios (Mateo 1:23; Juan 1:1; 2 Pedro 1:1), era perfecto en
santidad (Salmo 22:3; 1 Pedro 1:16; Apocalipsis 4:8), por lo tanto no tenia de que
arrepentirse y por implicancia esta oración no es un modelo que podía seguir Jesús
de cómo debía orar1.

El nombre “Jesús” (Ἰησοῦς) era un nombre muy común entre los israelitas (Éxodo
17:9; Lucas 3:29). “Este nombre podía ser expresión de la fe de los padres en Dios,
Salvador de su pueblo, o también de su certeza de la futura salvación de Israel”2.
Su significado al parecer es “Jehová es salvación”, haciendo referencia a Mateo
1:21: “Porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. “Impuesto al Hijo de María,

1 Debemos aclarar que en esta oración modelo de Lucas 11:2-4 todas las otras declaraciones Jesús las
podía decir perfectamente. Incluso parte del versículo 4 que dice: “y no nos metas en tentación, mas
líbranos del mal” él podía declarar ya que también estaba expuesto a la tentación (Mateo 4:1-11;
Marcos 1:12-13; Lucas 4:1-13).
2 Extraído desde:

http://www.diocesisdeteruel.org/pdf%20y%20otros/materiales/BIBLIA/DICCIONARIO%20B%C3%8D
BLICO.pdf Diccionario bíblico - Autor, editorial y fecha desconocidos, pág. 433.
el nombre revelaba las funciones particulares que iba a ejercer Su portador (Mateo
1:21)” 3 , por lo tanto el significado de su nombre tiene una conexión muy
importante alrededor de toda su vida y ministerio.

v. 1 Y levantando los ojos al cielo, dijo. La letra “y”, denota una conexión. Esto
significa que existe una conexión entre la terminación de su discurso en el capítulo
16 y el comienzo de su oración en este capítulo 17. Por lo tanto, esto podría
significar que apenas terminó su discurso, enseguida vino esta oración.

“El hecho de que Jesús levantara los ojos al cielo no prueba que él y sus discípulos
estuvieran afuera (cf. Hch. 7:55). Con toda probabilidad el grupito estaba todavía
en el Aposento Alto (véase sobre 4:31)”4. Las Escrituras nos indican que existen
diferentes formas de oración, como por ejemplo, se “oraba de pie (1 Reyes 8:22),
levantando las manos (1 Timoteo 2:8), sentados (2 Samuel 7:18), de rodillas
(Marcos 1:40), mirando hacia arriba (Juan 17:1), inclinados (Éxodo 34:8),
poniendo la cabeza entre las rodillas (1 Reyes 18:42), golpeándose el pecho (Lucas
18:13), y en dirección a Jerusalén (Daniel 6:10)”5. A pesar que Jesús oro bastante
en su vida terrenal (Mateo 14:23; Marcos 1:35; 14:32; Lucas 6:12; 11:1; 22:41;
23:33), vemos que hay una forma muy particular que utiliza en este pasaje. No es
la forma que vemos en Lucas 18:12 donde se nos muestra a una persona que “no
quería ni aun alzar los ojos al cielo”. Este hombre inclinando el rostro al suelo con
vergüenza de mirar a Dios por su condición pecadora, Jesús hace todo lo contrario
a este método. El hombre más santo y puro de corazón (Hechos 3:14; 4:27), en el
cual nunca hubo pecado alguno (Hebreos 4:15), alzó en ese instante los ojos al
cielo ya que ninguna condición pecadora en él le avergonzaba como para no mirar a
su Padre.

Es un hecho no menor que Jesús mirara hacia el cielo. Puede que exista la
posibilidad que el autor quería enfatizar este hecho intentando de expresarnos
como Jesús era capaz de alzar su mirada hacia el lugar donde Dios se encontraba
(Salmo 73:25), como si se dirigiera de forma específica hacia el lugar específico
donde se encontraba la persona (Dios) a la cual iba dirigida (el cielo) su oración. El
Hijo dirigiéndose al Padre. La segunda persona de la Trinidad siendo directo hacia la
primera persona de la Trinidad. Quizás se pueda decir como que “Dios está
hablando cara a cara”, o como “Dios hablando con el mismo”. Este evento en
nuestro capitulo no es para nada raro considerando que en el comienzo de las
Escrituras, podemos ver un hecho similar donde Dios habla con sigo mismo
(Génesis 1:26).

La palabra “dijo” nos deja en claro de parte del autor que las palabras que vienen a
continuación fueron expresadas directamente por Jesús. Desde los propios labios
del Mesías viene esta oración antes de su arresto para ser crucificado (18:1-11).

3 Ibis, pág. 433.


4 Comentario al Nuevo Testamento, el evangelio según San Juan - William Hendriksen, Editorial Libros
Desafío, 1981, pág. 470.
5 A solas con Dios - John MacArthur, Editorial Mundo Hispano, 2008, pág. 17.
v. 1 Padre, la hora ha llegado. La palabra “Padre” (πατήρ) “se puede utilizar de
forma literal o figurativa. Viene de una raíz que significa nutridor, protector,
sustentador. Se utiliza para expresar el antecesor más cercano (Mateo 2:22), o de
un antecesor más remoto, progenitor del pueblo, antepasado, patriarca (Mateo 3:9;
Mateo 23:30; 1 Corintios 10:1). De esta última forma es como el apóstol Pablo la
usa en Romanos 9:5 para hablar de los antecesores de la nación de Israel” 6 .
Claramente para Jesús esta palabra tiene un significado más personal, ya que
desde la eternidad ha sido literalmente su Padre (v. 5; Mateo 3:17, Romanos 15:6).
Además esta simple palabra quizás sea la más controversial y una de las causas por
las cuales querían matar a Jesús (Juan 5:18).

Luego leemos que “la hora ha llegado”, y una pregunta surge aquí: ¿Cuál hora? ¿A
qué se refieren estas palabras? Debemos destacar que este es uno de los instantes
más esperados en todas las Escrituras. Desde Adán en el proto-evangelio7 (kjkj),
pasando por todo el Antiguo Testamento, hasta este momento, es el evento más
esperado por el pueblo de Dios a lo largo de la historia, donde al fin la redención se
cumpliría en la muerte de Cristo (jhjhj). Anteriormente a estas palabras las
Escrituras nos informan en algunas ocasiones que su hora aún no había llegado,
haciendo referencia a su muerte (7:30; 8:20), pero ya en este pasaje el escenario
cambia en el instante que Jesús pronuncia estas palabras dejando en claro que su
crucifixión estaba cerca (kkj). Esto nos hace notar como Jesús esta plena y
completamente consciente de su situación y labor (v.4), y que a partir de aquí
comenzaría todo su sufrimiento hasta llegar a la cruz.

Por lo tanto, cuando leemos estas palabras de parte del autor, nos está dejando en
claro que posterior a esta oración vendría todo el evento de su muerte. Esta oración
del capítulo 17 es hecha en un escenario de mucha tensión e incertidumbre. Este
instante sería la última oración de Jesús junto a sus discípulos como se registra en
los textos posteriores.

v. 1 Glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti. Habíamos


ya mencionado que Jesús estaba plena y completamente consciente de su situación
y labor. Entre estas cosas, la petición de Jesús está en plena armonía con su labor y
el beneficio posterior que traería, “gloria”.

Salmo 2:7, 8;

Nunca Dios estuvo en una situación más humillante y denigrante como en la cruz
del calvario. Y nunca el hombre había mirado con tanta maravilla a Dios como en su
glorificación.

6Extraído del Diccionario Strong de la biblioteca virtual e-Sword, palabra G3962.


7Esta palabra tiene como significado la promesa mesiánica hecha por Dios a nuestros primeros padres
(Adán y Eva) de un futuro salvador. Esta promesa se encuentra en el capítulo 3 de Génesis.
17:2 como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos
los que le diste.
17:3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a
Jesucristo, a quien has enviado.
17:4 Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.
17:5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve
contigo antes que el mundo fuese.

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