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LICENCIATURA EN DERECHO

Teoría General
del Estado

Licenciatura en Derecho
2

HECTOR CO¡U Z ALEZ URI.tsE


?ROTESOT.TITULAR, POR OPOSICIóN, DE TEORIA DEL ESTADO
EN LA FAcuLTAo or, »rnÉc¡ro DE rlr UNI9EBsIDA» NAcIoNAL
AUTóNOMA DE MÉXICO
PROTESOR NUMERARIO EN LA UNTVERSIDAD IBEROAMERICANA

TEORIA POLITICA
*

D* 1CI77q{
OCTAVA EDICIóN

EDITORI.AL PORRI]Á, §. A.
AV. REPI]BLICA ÁRGENTINA" 1'
MÉXICO, 1992
D
toT lqf
?eV
Derechos resetr¡adoc

Copyrlght @ .1902 por HÉcron Co¡vzír.rz Un¡¡e


Taragoza 84, México 21, D. F.
_t
Esta edición y
sus coracterlsticas son propieclad de Ia
EDITONIAL PORRÚA, S. A.
Av. República Argentina, 15, Méxlcr l, D. F.

Quecla hecho el <Iepóslto que marca Ia tey

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CAPíTULO VIII

DIVERSAS CONCEPCIONES DEL ESTADO

SUMARIO

I. DISTINTOS PUNTOS DE VISTA DESDE LOS CUALES PUEDf, CONSIDERAR.


SE AL ESTADO._z. IqONCEPCIONES PREDOMINANTEMENTE OBJETIVAS DEL
ESTADO: l) EL ESTADO CONSIDERADO COMO UN HECHO; a) EL ESTADO
CoMO §ITUACIóN; c) EL ESTADO IDENTIFICADo CON UNO DE sUS ELE'
IÍENTOS; D) EL ESTADO COMO ORGANISMO NATURAL.-3. ,gONCEPCIoNES
PREDONÍIN.A.NTEMENTE §UBJETIVAS DEL ESTADO: ]') EL ESTADO COMO
ORGANISMO É,TICO-ESPIRITUAL; A) EL ESTADO COMO UNIDAD COLECTIVA
o DE ASOCIACTóN; C) EL ESTADO COMO INSTITUCIóN SOCIAL.{.1§ONCEP-
CIONES JURÍDICAS DEL ESTADO: ,{) EL ESTAnp COMO OBJETO DE DERE-
cHO; B) EL ESTADO COMO RELACIÓN JURIDICA; c) EL ESTADO COI{O
SUJETO DE DERECHO.

1. Siendo el Estado, como tal, un obieto propio, sustantivo, autóno-


mo de conocimiento para la teoría política, con caracteres individuali-
zados y bien definidos -sobre todo desde que el Estado moderno acabó
de adquirir su perfil bien recortado en el campo científico- sin embargo,
por ser un objeto tan amplio y compleio ha presentado siempre múlti-
ples facetas. Y así, hemos visto ya, desde los primeros capítulos de este
libro, cómo hay una gran diversidad de disciplinas que se ocupan del
Estado y que difieren entre sí precisamente por el aspecto del Estado
que estudian, el método que aplican y el fin que persiguen.
Esto mismo ocurre en el terreno más estricto de la Teoría del Bsta-
do, especialmente desde que su presencia se hizo notar en el horizonte
de las ciencias políticas. En la segunda mitad del siglo xrx y en lo que va
de nuestro siglo, los tratadistas e investigadores del Estado han üsto su
objeto de conocimiento baio puntos de vista muy diversos y han creado
concepciones del Estado bastante diferentes entre sí. Ello se debe, na-
turalmente, a la distinta ideología de cada uno, a su forfnación intelec-
tual, a su credo político y religioso, a las corrientes cienüficas y filosó-
ficas predominantes en su época, a su Welta¡xchauurlg, e\ una palabra.
Aprg" Jellinek, al estudiar la naturaleza del Estado, considera que los
di'stiirtos modos como puede conocerse el Estado se reducen, en el fon-
do, a tres grandes .grupos: Ins que ven al Estado en su aspecto objetivo,
fáctico; los que lo ven elr su aspecto subjetivo; y Ios que lo ven desde
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7

CAPíTULO VilI
DIVERSAS CONCEPCIONES DEL ESTADO

SUMARIO

I. DISTINTOS PUNTOS DE VISTA DESDE ;OS CUALES PUEDE CON§IDERAR-


SE AL ESTADO._z. IQONCEPCIONES PREDOMINANTEMDNTE OBJETIVáS DEL
E§TADO: l) EL ESTADO CON§IDERADO COMO UN Hf,'CHO; ¡) EL ESTADO
COMO SII'UACIóN; c) EL E§TADO IDENTIFICADO CON UNO DE SUS ELE-
NIENTOS; D) EL ESTADO COMO ORGANISMO NATURAL.-3. gONCEPCIONES
PREDOMINANTEMENTE §UBJETIVAS DEL ESTADO: l) EL ESTADO COMO
ORGANISMO É,TICO-ESPIRITUAL; A) EL ESTADO COMO UNIDAD COLECTM
O DE ASOCIACIÓN; C) EL E§TADO COMO IN§TITUCIÓN SOCIAL.-'ICONCEP.
CIoNEs JURIDICA. DEL ESTADO: I) EL E§TA&P COMO OBJETO ñf NTNT.
CHO; a) EL ESTADO COMO RELACIóN JURÍDICA; c) EL ESTADO COMO
SUJETO DE DERECHO,

1. Siendo el Estado, como tal, un obieto propio, sustanüvo, autóno-


mo de conocimiento para Ia teoría políüca, con c¿rracteres individuali-
zados y bien definidoi -sobre todo desde que el Estado moderno acabó
de adquirir su perfil bien recortado en el campo científico- sin embargq
por sei un obieto tan amplio y compleio ha presentado siempre múlti-
ples facetas. Y así, hemos üsto ya, desde Ios primeros capítulos de este
libro, cómo hay una gran diversidad de disciplinas que se ocupan ,Iel
Estado y que difieren entre sí precisamente por el aspecto del Estado
que estudian, el método que aplican y el fin que persiguen.
Esto mismo ocurre en el terreno más estricto de la Teoría del Esta-
do, especialmente desde que su presencia se hizo notar en el horizonte
de las ciencias políticas. En la segunda mitad del siglo xrx y en lo que va
de nuestro siglo, los tratadistas e investigadores del Estado han visto su
objeto de conocimiento bajo puntos de vista muy diversos y han creado
concepciones del Estado bastante diferentes entre sí. Ello se debe, na-
turalmente, a la distinta ideología de cada uno, a su forfnación intelec-
tual, a su credo político y religioso, a las corrientes científicas y filosó-
ficas predominantes en su época, a su Weltanschautng, e\ una palabra.
., fiorgu ]ellinek, al estudiar la naturaleza del Estado, considera que los
dfstiltos modos como puede conocerse el Estado se reducen, en el fon-
do, a tres grandes .grupos: los que ven al Estado erbsu aspecto objetivo,
fáctico; los que lo ven eh su aspecto subjetivo; y Ios que lo ven desde
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EL CONOGIMIE¡¡II) DEL ESTADO
D¡VERSAS CONCEPCIONES DEL ESTADO IO/
' ,n punto de vista juríüco. Estos tres aspectos, naturarmente, , de subietiws, porque atienden, de un modo preferente, a los actos inter-
opqestos enr¡e sÍ sino que
ru ##l
no son nos de los suietos que intervienen en las relaciones políticas, tanto en el
visión completa der nrtráo.
i; "áLpi"-;"á;;-; a darnos una
ñilá que quedaría excruido de una con_
cppción rearista orden práctico -gobernantes y gobernados- como en el especulativo
-que p*
.tiene
dado- serían Ias [eorías á-ui"to- 1i'ñrira" tar eomo es -investigadores y estudiosos del Estado-. Al ¡eflexionar ac€rca de los
r,ót*ir
cación en Ia Hisroria, Ia Eu"a'"
"o.rii¿"rr,
ia".riri", qr"'.¿]i'i"rarían signifi fenómenos estatales -sus causas, sus orígenes, su desenvolvimiento en el
disciplina tan positiá i.riti"r;';lJ;
il üempo y en el espacio, su objetivo, su legitimidad- los hombres inte.
Esta opinión
il
"orro-"J ii"r"i" """"i ""n,po de una
del Estado.l
"su.positivism-o resados en estas cuestiones han creado diversas concepciones del Estado
-de
seológicos que va
Jeilineklp;r"; y a los defectos gno- en Ias que se da una atención capital a las estructuras y procesos men-
.en otro'lügar "punr",,,o, (cf. métoao de Ia Teóría tales por medio de los cuales se capta la realidad y a las representaciones
; ;:*;?; v"f u u d
*:i, *' i:l "h n,?: :l':
rs concepciones que tanto ",;;,i,;;; "1.-"' n",,"
histó-ri""_"niá
,"o*o para exa -
en las cuales se le manifiesta.
tualidad se han ur, Ia ac- ]ellinek afirma, con razón, que esta consideración subjetiva del Es-
tado no se opone en modo alguno a la obietiva, sino que sirve para com-
. No
diosos del
;;;,"H["!:rT]"lT:r"ü;,,fli,1"1?
""b"Estado t" ,
r¡ao"u'lárii"i positiva inmediata, a ros estu_ pletarla y aclaiarla. Determina -dice él- Ia realidad del Estado no sólo
Estado está ahí, ante los
",*",u, de hecho. Er como una realidad física, sino como predominantemente psíquica, que
se manifiesta en,múrtipt"r "i,;;;ffi;"rtiguaoi. que descansa en relaciones internas humanas.z Pero opina, además, que la con-
iár-"-r irrpr.rlor".,i"r,-
accidentes geográfico¡^p-"iqri;;r toguu;,d;" "á*r"'r,r'r"nómeno
; üritorio, qon sus cepción subjetiva del Estado no puede ser única. Ha de tener siempre
cas muy variadas; su indusliia,
* i"üa"' i" característi- un doble aspecto: el social y el jurídico.
,r'"á*"i,"ll-rr,
tos y fronteras; su aparato ,rii.t_", ¿"*;;;"ñn"r, sus puer_ En el aspecto social se ve al Estado como un fenómeno ttrue se da
y públicas; sus instiü¡cion". /n;1{""i;.{fiütones privadas en la convivencia humana. Se examinan sus supuestos reales, de hecho:
sus "ui-üri"i ,: organización gubernamentar y la población, el territorio, el gobierno. Se estudian sus orígen_es, sus des-
;:i'#:1T'va; "il;;;; á;';;;";""tantes popuraresl sus tribunares , arrollo, su organización actual y su funcionamiento. Se buscan las co-
nexiones reales entre los diversos elementos que lo componen y los múl-
tiX;]::l" :Q'1 irnpresionan, incluso, a cuarquier tiples Iazos de solidaridad a que da lugar Ia vida social y política. Se
¿or'"otlrlori f observa-
ga"od"ffi ;,"*i=L*:1,[%i"T"ii¿!1{:1.,_";ffi ,J11:,,1"H1 trata, en una palabra, de abarcar el ser y el obrar del Estado en el
terreno sociológico-político.

t{¿}:i
espeeial "l,lT',ff
qu"
"*ri.
-
:?":i Ed;
H. r il*:t :
J
.'";;i ca cion es q ue Este aspecto, a iuicio del profesor de Heidelberg, debe ser completa-
do con el iurídico. El Estado no es sólo un fenómeno social sino también
un conjunto de relaciones sometidas a un orden normativo. Y al mismo
tiempo un principio activo que crea, aplica, sanciona y garantiza el De-

**u*ra**l?t'*'El**tu"'l'"'ffi
xrH'","rx'T"f,lo;tT""i"íá?:*iÍ**::*:itru.t1i_t_*r
recho positivo. Con esto queda dicho que es necesario estudiar al Estado
también bajo un punto de üsta jurídico a fin de capturar su realidad
total. Pero hay que tener siempre en cuenta que el Derecho es no sola-
,a institució, mente un ejercicio jurídico efectivo sino también un conjunto de normas
"r.ro]i,: ¡,"; y";;r,i.*oreguran
narurat, q,r; ;; rige por las que exigen ser transformadas en acciones. Por tal raz6r7, el Derecho per-
lffi:*:1""' o biorógicas por ras q;;" lá..áL*i, organismos tenece al mundo del deber ser y se sitúa' en un terreno de juicios y va-
Es claro que en Ioraciones que no sirve para conocer al Estado como es, sino cómo ha de
.todas estas teorías, a pesar de su pretendida ob¡eti-
vidad, hay uia a,11-a,-;;;#?u.,a1--á" viür y comportarse para que sus acciones tengan una justificación va-
pero de cualquier modo-se ;lü#ilffin
encuentra ,-i"*p." en ellas-una subjetiva, Iorativa.
superficialid'á, .rn q,r"a"rr"-Ji"i"^;;" cierta nota de
exterior, en Ia corteza de las . "La concepción jurídica del Estado
-concluye Jellinek- tiene como
cosas. Por tal razón ie
han ,rtrt*aí lrr.
o-bjetoel conocimiento de las normas jurídicas que- determinan y sirven
de pauta a las instituciones y funcionés del mismo, así como dé las ¡e-
:,9¡_",-{"r^!,1*g,.yl,;;ililili:i::Tj1ü,:,,t?l;::,,"J,r,,,ff
nas que pretenden llegar más --' l laciones de los hechos reales de Ia vida del Estado con aquellos juicios
f*á;. normativos sobre los que se apoya el pensamiento jurídico, La concep-
"
Esas teo¡ías puedJn- ¿""á-r"áü
genérricamente, con el
calificativo ción jurídica del Estado se propone, por consiguiente, completar Ia con-
a Op. cit., pág.
ll2. 2 Id., pág. tt0.
168 EL coNocrN{rENTo DEL Esr¡)o
169
DT}'ERSAS CONCEPCTONES DEL ESTADO
cepción social del mismo; pero no puede, en modo alguno, confundirse
una .con otra. Su método es exclusivamente método jurídico. El desco- Una de ellas es la adoptada por los tratadistas alemanes en la época
nocimiento y confusión de esta distinción que acabamos de hacer es la qr" iban cuajando corrio disciplinas políticas indeP_endientes el Dere-
cáusa de Ia enorme cantidad de errores que aún hoy suelen encontrarse. cho'Político (Staatsrecht) y h feoría General del Estado (Allgenwine
"r,
La naturaleza jurídica del Estado y sus instituciones, por obra de esta itwtstenre¡. Ásí, por e¡eiplo, Zachariae afirmaba: "No hay noción gené-
confusión, queda identificada con su realidad social. El reconocimiento rica de él: un hácho t de hechos consistente en que los
de que existen varios modos de concebir el Estado no ha penetrado aún
""r-relación
hombres en su totalidad o en parte, esrán sometidos a un mismo poder
en las conciencias." 3 i;r?il;j' nipn áecíu, "El hedho de encontrarse varias familias estable-
De todo lo anterior concluimos que hay disüntos puntos de vista des- tidas de un irodo duradero en un territorio determinado y reunidas en
de Ios cuales puede considerarse al Estado con fineJ de conocimiento y forma de población, se llama Estado." Abundaban en estas ideas trata-
que los mismos no se excluyen sino que se complementan entre sí pará distas comi Seydel, Bornhak y Rehm, a quienes ya hem-os citado al ha-
clarnos una visión cabal. cada uno de esos puntos de vista ha dado-ori- blar de la evolución histórica de la cienciá políüca en Alemania' Rotteck
gen a una o varias teorías que pretenden explicar, a su modo, al Estado. mismo sostenía categóricamente: "El Estado, en cuanto fenómeno, nos
No vamos a exponerlas todas sino que de entre ellas vamos a escoger Ias es dado."
que nos parecen más típicas o características, y al hacerlo seguiremos en Otra variante de esta teoría es la que se manifiesta en las tendencias
sus grandes Iíneas el esquema de ]ellinek, aunque ampliándolo, pclarán- organicistas e historicistas que se expirsieron hacia finales del siglo xrx
dolo'o ¡nodificándolo según nuestro peculiar método de aprehensión y ,rrr" reacción contra ál excesivo formalismo jurídico. Su caracterís-
valoraci.ón de los conceptos y doctrinas. "oiro
ii", el naturalismo y querían oponer al aspecto jurídico del Estado
2. Entre las concepciones que se han expuesto, a Io largo de Ia evo- "r"
,u e¡si"r"ia natural, i, qr" consideraban como algo objetivo e inde-
Iución del pensamiento políüco, para explicar la naturaleza del Estado, p"ndi"rrt" de cualquier" conJideración interna. El filósofo Schleiermacher,
las.primeras que nos salen al encuentro, por su pretendida simplicidad consideramos al Estado irnicamente como
iqr eiemplo, decía-: "Nosotros(phgsi^s)l'Entre
y realismo, son Ias que consideran a la comunidad políüca bajo un as- [" pibá"ito de la naturaleza los partidarios de la llama-
pecto obietioo. á, i"o.í, orgánica del Estado cuéntan no sólo C. Frantz, con su Teoría
Estas teorías son denominadas por Jorge Jellinek latural del"Estado, sinb también Planta y aun el _mismo Al.b.ert Th. van
-muy agudamente
y- con todo acierto- "teorías que consideran ¿l Estado de un Áodo pre- Krieken,' quienes expresan opiniones at'álog"t a^las de Schleiermacher'
dominarúementa objetivo", y la raz6n del adverbio modal que limiá el Y en époáa ,r, po"á-párt".iá., el tratad-istá B' Schmidt' en sutiene obra El
alcance de lo objetivo está en que, para é1, "una teoría del-ser objetivo nio¿o,' r" de este modo: "El Estado, precisambnte, una
del Estado en que no entre para nada la consideración de elementoi sub- "*práó
ob¡átiva propia, una existencia de hecho, de igual modo que
^natural."
jetivos, es científicamente imposible".e Se trata; pues, de teorías en que "*irt"""i,
cualquier otró cuerpo La existencia de este cuerpo está asegu-

-por un realismo craso o quizá por una exigencia metódica- los autores una fuerzi natural: el impulso de asociación'5
s_e han propuesto considerar al Estado como un ser exterior y desligado ""J"'p*
. Uria tercera manifestación de estas concepciones
que consideran al Es-
del elemento interno de la vida del hombre. La observación del juista t"do un hecho la encontramos en loi constitucionalistas franceses
alemán es exacta, y así apreciaremos esas concepciones doctrinales como d" ;ti""ipi"s áe este siglo, especialmente en León Duguit-y Gastón Jéze'
"ár"o
teorías en que predomina el aspecto objetivo del ser del,Estádo. quienes insisten qrrJ l" veid"d"t*
naturaleza del Estado se da en las
a) El Estado cmwiderado cuno un hecho: Desde muy antiguo los ¿ñi;;; "r,
,"ciales dá poder. Así, Duguit afirma que: "El Estado es la
pensadores políticos han considerado al Estado
-al fenómeno polí1ico en iu"ir^ material, sea cüal fuere su origen; cs"esy sigue siendo un simple
general- como una realidad inmediata, como algo que se da en el mun- y
h;;h;." definiendo al Estado declara que un grupo humano, esta-
do de Ios'hechos, y no como una mera abstracción o producto del pensa- blecido en un territorio determinado, en el que los más fuerteS ynponen
miento. La línea que va de los sofistas a Maquiavelo y llega hasta los ,, ,álrrrtud a los más débiles." Lo mismo sostiene Jéze en su obra Los
socialistas y anarquistas de nuestros días es claia muestra de ello. Prin,cipios Cenerales del Derechc Administratioo'
En la literatura política contemporánea -de mediados del síglo pa- sin seguir una opinión tan radicaJ, sino más bien poniendo de relie-
sado a lo que va del presente- vuelve a presentarse esta tendencia a ve la natüraleza social del Estado, el iurista N{aurice Hauriou y sus se-
considerar el Estado como un puro hecho, especialmente en la doctrina guidores, en las obras que publicaron
-enrre a comienzo-s del siglo, hicieron una
-"o*o "orgunismo
alemana y francesa, bajo diversas formas. ilü;;i¿; el Estádo público" y como "medio de
s Id., pág. lll. vida,,, y separaron el poder organizidcf del mero ambiente social.
+ 1d.., pág. lL2.
5 Citados por ]ellinek, op. cü., pág. 113.
DTYENSAS, CONCEPCIONES DEL ESTADO I7L
t70 EL CO¡üOCL\ÍIENTO DEL ESTADO

proceso cle abstracción mental. Por tal razón, tiene que asociarse con otras
Todas estas concepciones obietivistas del Bstado tienen, sin duda, algo doctrinas,
de verdad, pero pecin de superficialidad y falta de claridad. Confunden c) Et Estado identificado cort, uno de vn elementos: Junto con las
uno de los aspectos del Estado -el hecho mismo de la convivencia hu- teorías antes expuestas, hay también otras que pretenden concebir al Es-
mana en un determinado terrítorio o la manifestación del poder ceactivo- tadb de un modo objetivo partiendo de los elementos de hecho que con
con el Estado en sí, que es algo más complejo y profundo. más fuerza se imponen al observador: el territorio, eI pueblo y el poder
b ) EL Estado como situación: Paradójicamente, al lado de teorías tan
dé dominación o soberano. Y lo confunden con alguno de ellos.
positivistas y naturalistas como las que acabamos de gxponer, se presen-
En épocas antiguas -y sobre todo cuando se fraccionó el poder po-
tan otras, de carácter iusnaturalista, a pretender explicar la naturaleza lítico caii hasta el infinito en los siglos de la alta Edad Media- se con-
del Estado bajo un punto de vista obietivo. Son las que Io consideran sideró que la tierra sobre la que el señor ejercía su dominio era su
como una situación especial o un peculiar estado de cosas. Estado. se le estimaba su aparulge, su patrimonio personal. Algu_nos iu-
Estas teorías, que siguen Ias tendencias individualistas y racionalis- ristas, entonces, crearon la teoría patrimonial para legitimar la domina-
tas del Derecho Natural de Ia Edad Moderna, suelen explicar el origen ción del rey, cónde o barón feudal sobre su Estado, identificado con la
del Estado sobre Ia base de un contrato y lo considerarl, en consecuencia, tierra y ,rrr' Pero esa vieja teoría medieval cayó en desuso
como el status ciüili"s de los hombres, en contraposición del statutus natu- tan pronto como""""rorios.
los vasallos cobraron conciencia de su dignidad y libertad.
ralis en el que encontraban antes de Ia celebración del contrato. La flan tenido mayor persistencia, en cambio, las doctrinas que _ identi-
característica fundamental de ese nuevo status o situación es la domina. fican ,al Estado de sus elementos humanos:- el pueblo o el
ción política, dominador. El "o,
pueblo,"firrro
-
desde luego, ha aparecido, desde muy antiguo
Así, uno de los más ilustres rcpresentantes del iusnaturalismo racio- como Ia expresión o manifestación más evidente del Estado mismo. Des-
nalista, Immanuel Kant, en su obra Princi.pios ntetafísicos de la Teoúa de la demdcracia ateniense y el sonntus pogiwque rarrvrnus, el pueblo
d.el Derecho, afirma que "la situación de los,particulares en el pueblo, ha desempeñado un papel preponderante en la organrzación de la comu-
considerados en sus relaciones recíprocas, se llama estado civil (stafus nldad politica. En'la baja Edad Meclia, con el auge d_el-movimiento mu-
ci.ui,lis) y la unidad total, en sus relaciones cor sus propios miembros, nicipal y el comienzo de los fueros, cartas de hermandad y declaraciones
Estado (cioitas)". (Pfo. 43.) de de.áchos, el pueblo fue considerado como el origen inmediato del
Por su parte, autores alemanes del siglo xrx expresan opiniones pare- poder político y la fuente de todo Derecho Público. Y esta tendencia se
cidas. Zoepfl, por ejemplo, Ilama al Estado un "estado de dominación". acentuó a medida que el proceso de democratización progresiva de Ios
IL Bischof afima que es "el estado particular de sometimiento de todas pueblos europeos y americanos iba ganando terreno aI absolutismo hacia
las voluntades, formadas por una variedad de elemento$ socia'les estable- fines de la Edad N{oderna.
cidos en un territorio determinado, a una voluntad"; Zachariae piensa que Clara prueba de ello lo tene¡nos en los textos constitucionales tanto
el Estado objetivamente significa: "el Estado (stans,en sentido estricto), de los Esiados particulares de la Unión Americana como del Estado Fe-
relaciones de derecho entre el todo y sus miembros"; y Lingg ve en el *Nosotros,
deral mismo, que comienzan con Ias palabras: el pueblo de. . .
Estado "relaciones de dominio de un pueblo dentro de un determinado ordenamos y éstablecemos esta Constitución", Lo cual quiere decir que
territorio".o el pueblo se considera dotado de los atributos que se estiman propios
Como vemos por este último aserto, Ia docirina que considera al Es- del Estado, y especialmente del poder constituyente.
tado como una situación no es, eu el fondo, más que una variante de la Sería fácil seguir descubriendo las propiedades y funciones que el
que concibe al Estado como relaciones de dominio, \, tiene una serie de pueblo poses en 1l Estado. Pero- lo que nos importa subra,var aquí -si
implicaciones en el campo jurídico que irán aparecíendo a medida que es que querdmos quédarnos en el terreno objetivo- es que esta doctrina
adelantemos en este estudio. Por otro lado, se ve claro cómo dicha doc- quJpreGnde identificar al Estado con el pueblo es notoriamente-superfi-
trina proviene de la etimología de la palabra Estado y es, en cierto cial y errónea. Qonfunde dos conceptos que modemamente se han lle-
modo, un intento de definición nominal del mismo. gado'a diferenciar con toda claridad: los de población y pueblo. La yto-
Eso trae como consecuencia su debilidad e insuficiencia. Esta doc- -btac¡ón
es el conjunto indiscriminado de seres humanos que habitan en
trina iusnaturalista no puede explicar la unidad y continuidad del Estado el Estado. Su existencia es un simple hecho sociológico, comprobable
y mucho menos su sentido y justificación. Si perrnanece en su aparente numéricamente. Y así se dice: la población cle tal país es de tantos mi-
objetividad, se ve condenada a no comprender nunca cómo la variedad llones de habitantes, sin diferenciar hombres y mujeres, menores de edad
de relaciones de dominación sólo se unifican y arrrionizan mediante un y ciudadanos, nacionales y extranjeros. El pueblo, en cambio, es un con-
óepto esencialmente jrrrídico.. No es un merd hechó, sino que supone una
a 1d.., pig. ll4.
172 EL coNocrMrENTo DEL EsrADo DrvcnsAs coNCEpcroNES DEL ESTA.Do 173

elaboración teórica que distingue con claridad entre


la masa o multitud do, que se articula en la relación de suieto a objeto. Bomhak, a su vez en
y la comanida.d organízad"a. Y
a ésta le atribuye los derechos públi-
s61o su Derecho Político Prusiano y en su Teoría General del Estado, suprime
cos plenos. Con el concepto pueblo se rebasan, pues, los límites te Io ese dualismo y declara enfáticamente que dominador o soberano y Es-
puramente fáctico y objetivo, tado son una misma cosa. El soberano y su poder derivan su existencia
de los hechos mismos de la vida social y política.
- Otro
dad
$!fo de doctrinas que pretenden ver al Estado en su objetivi-
es el de aquellas que lo identifican con el poder d.e domirwó¡ón o Abundando en estas ideas, aunque expresadas más simplistamente y
autori'dad públice: Esta es quizá la representación más realista, espontá- con mayor confusión, Duguit afirma lo siguiente: "El Estado es para
nea e ingenua: el Estado se confunde con el gobierno. Lo que piimero nosotros el hombre, el grupo de hombres que, de hecho, en una socie-
apare_c_e a los-_ ojos de cualquier observador es el hecho del poder coac- dad, son materialmente más fuertes que los demás" Este es uno de los
ti1o._Y por ello se ha considerado que las personas que ejerctn Ia auto- puntos clave de su teoría del Derecho Constitucional, en la cual el poder
ridad son Ia encarnación del Estado mismo. político -un hecho craso de dominación material- ha de someterse al
En el mundo cristiano primitivo era corriente esa idea, como puede Derecho Objetivo o regla de Derecho para poder llegar a ser un poder
desprende_rse de numerosos textos del Nuevo Testamento em loi que jurídico.
aparece el poder político concretizado siempre en el dominio perso-nal Todas estas teorías que acabamos de exponer se revelan radicalmente
de un rey o príncipe. Basta hojear las páginas de San Mateo, San Marcos impotentes para explicar Ia naturaleza del Estado en un terreno cientí-
y San Lucas, las de San Pablo ( especialmente el texto clásico de Ia Epís- fico y jurídico. Son demasiado superficiales y simplificadoras. Confun-
tola a los Romanos, 13, 1-7), San Pedro y los Hechos de los Apóstoles, den el hecho de la dominación -transitorio y pasajero- y Ia dominación
para persuadirse de ello. misma que es una institución jurídica que debe ser permanente. No pue-
La misma concepción es familiar a los defensores del absolutismo en den, por ello, decirnos cómo se mantienen la unidad y continuidad del
Ia Edad Modema, ya bajo el signo racionalista, eomo en Hobbes, ya bajo Estado cuando cambia la persona del soberano, ni cómo y por qué cau-
el signo teológico, como en Bos^uet. Tomás Hobbes, en sus obras Eb- sas surge esa unidad duradera. Y olvidan, además, que el gobierno es sólo
menta Philosophiae (De Cioe, VI) y el Leoi¡itá.n (XVIII), sostiene que una parte del Estado pero no el Estado entero. Por tal razón deben ser
el pueblo unido por el contrato da nacimiento al Estado y se somete rechazadas por insuficiqntes.
incondicionalmente al príncipe o a la asamblea dominante. Todo el po- d) El Estad,o conxo organismo natural: Entre las teorías que preten-
der del Estado reside en .la autoridad. Por su parte, Bossuet, en quien den forjar una concepción predominantemente objetiva del Estado ocu-
alcanza su expresión más aguda la teoría francesa del absolutismo, de-. pan también un lugar importante aquellas que lo ven como un organis-
clara en su libro La Política ir*pira.da en lai palnbras mi.smas de la Sa- mo natural, regido por las leyes físicas y biológicas y con una existencia
gradn Escritura (III,2-1) que todo el Estado está encerrado en la persona independiente de la de los individuos que lo forman.
del príncipa, y z éste Ie da una categoría supraterrena. "Los príncipes Estas teorías fueron fruto, en gran parte, de las tendencias positivis-
tas que imperaron en la Sociología a partir de Augusto Comte, de las
-dice- actúan como ministros de Dios y sus lugartenientes sobre la corrientes materialistas en Alemania en el segundo tercio del siglo xrx y
tierra. Por esta razón hemos visto que el trono real nb es el trono de un
hombre, sino el trono de Dios mismo". Y más adelante afirma: "Hemos de las nuevas tendencias biologistas y psicologistas que invadieron el pen-
visto que todo el Estado está en la persona del príncipe" (VI, I, 1). samiento alemán hacia fines del siglo pasado y comienzos del presente.
Esta misma postura, aunque bajo distinta forma, la encontramos en En esta atmósfera, saturada de un fuerte empirismo clentificista y de un
la época de la restauración monárquica después de la caída del imperio radical ütalismo, se pensó que el Estado se podía concebir y explicar
napoleónico. Karl Ludwig von Haller, en su obra sobre la Restauro¿íón como un organismo biológico, enteramente igual a Ios demás organismos
de l,a. Ciencia Política, aparecida en 1820, sostiene que el príncipe precede naturales y sólo diferente de ellos por su magnitud y por la importancia
al Estado mismo en el tiempo y que incluso el pueblo es una creación de sus relaciones.
del príncipe. En términos análogos se expresan los sostenedores de la lla- Se IIegó a hablar de una Física Social y de una Biología Social y se
mada doctrina realista del Estado, hacia fines del siglo xü, N{ax von concibió al Estado como un organismo superior, en el sentido propio de
Seydel y Bornhak. Seydel se lanza contra todas las ficciones y falsas la expresión. Y extremando las cosas, se habló de una anatomía, de una
apariencias en Ia doctrina del Estado y busca lo real, lo verdadero. Y fisiología y de una patología de la sociedad política. Ha!ía órganos y
cree encontrarlo en el dominador (Hensc'her), qre tiene como objeto tejidos, funciones, aparatos y sistemas, y naturalmente enfermedades y
de su actividad al territorio y a la población del Estado, que se consi- muerte de ese superorganismo. Otros autores, más dados a Ias expresio-
dera.como único elemento activo de éste y que se encuentra sobre todo nes físicas y mecánicas, veían en el Estado un gran cuerpo portador de
Derecho y sobre toda ley. Hay, pues, una dualidad de soberano y Esta- energías sociales.
774 EL @NOCIMIENTO DEL ESTADO DIVERSAS CONCEPCIONES DEL ESTADO L75

. ?"ro- estas interpretaciones abüsivas de los sociólogos materialistas y Conocidos soll, en Ia primitiva literatura cristiana, los textos en los
de los biológico-organicistas pronto cayeron en desusó o evolucionaroi que el apóstol San Pablo habla de la Iglesia como- de un -cuerpo, - el
h-acia un organicismo más pérfeccionado. scháffle, por ejemplo, €, su Óorprt Mgstianm Christi. De entre ellos destacan el de la Epístola a los
obra Estructura y vida. del cuerpa social, habla de-un oigaiismo voli- Romanos, capítulo 12, versículos 4 y 5: "Pues a la manera que en un
tivo. La derivación hacia la analogía se adüerte también én sociólogos solo cuerpo ttnemos rnuchos miembros. y todos los miembros no tienen
corno René worms y G. de Greef. Y spinas, en su libro Las Leges soi¡o- la misma fuució¡, así nosotros, siendo ntuchos, somos un solo cuerpo en
lógíca^g, editado en París en 1902, define la sociedad como un ser vivo
Cristo, pero cada miembro cstá al servicio de los otros miembros". Y el
que se diferencia de los otros en que está constituido por una concien- de la Epístola Primera a los Corintios, capítulo L2, -versículos, L2, 13 y
cia viva.? 14: "Porque así como siendo el cuerpo uno tiene muchos miembros, y to-
En el fondo, todas estas explicaciones naturalistas se equiparan a la dos los riiembros del cuerpo, con ser muchos, son un cuerpo írnico, así
doctrinas que ya vimos antes y que consideran al Estado cómo un mero es también Cristo. Porque también todos nosotros hemos sido bautizados
hecho, y merecen el mismo reproche de ellas. en un solo Espíritrr, páta constituir un solo cuelpo, y todos, ya judíos,
-3. Al lado de las doctrinas objetivistas del Estado nos encontramos
las de sign-o contrario, o sea, las que consideran a la comunidad política
ya gentiles, ya siervos, ya libres, h,emos bebido del mismo Espíritu. Por-
que el no es un solo miembro. sino muÓhos." Y en los versículos
de gn modo- predominantemente xtbieti.oo. Y aquí cabe recordar 1o que "r"rpo
d7 y 2.8, "Pues vosotros sois el cuerpo de--Cristo, y cada uno en parte,
ya dijimos al comienzo de este capítulo, de que estas últimas doctriñas según la disposición de Dios en la lglesia."
miran nuás al aspecto subjetivo del Estado, pero no se fijan exclusiva- -Esta
concepción de la comunidad de los creyentes como un verdade-
mente en él; y de que no se oporlen a las primeras sino que más bien ro Cuerpo Míitico -base de toda la eclesiología cristiana- pasó lenta-
las complementan. mente al pensamiento político a través de los padres de la Iglesia, de
Las doctrinas subjetivas se han expresado en formas muy variadas pero los escolásticos medievales y de Ios escritores polemistas. El jurista ale-
con fines metódicos podemos reducirlas a tres grandes corrientes, -que mán de fines del siglo pasado Otto von Gierke, en su obra El Derecho
han ejercido un influjo más preponderante en el pensamiento polítióo: de las Corporaciones (parte III, pág. 546 y sig. de la edición alemana),
la organicista espiritual; la asociacionisto; y la de la irwtitu.ción. De ellas afirma que la representación del Corryx Mgsticu.rn' Chris'ti, tuvo un in-
daremos una breve referencia histórica y una sumaria descripción doctrinal.
fluio muy grande en la doctrina del Estado y de la sociedad en la Edad
a) El Estado cornD organiyno ético-espiritrnl: Esta doctri»a es quizá l4"¿ir, ápZci"lmente J partir de Ios escritos de ]uan de Salisbury (si-
la más antigua y constante en el curso de Ia historia de las icleas políti- glo xr).
cas. Desde comienzos de Ia especulación acerca del Estado se concibió Ninguno expresó quizá esta icle'a con tanta perfección como el Doc'
a éste como un todo orgánico, dotado de una vida especial y con fun- tor Eximio de la escolástica barroca (Siglo de Oro español): el padre
ciones múltiples y variadas. Francisco Suárez, de la Compañía de Jesús. En su monumental obra D¿
En la época de oro de la filosofía griega, encontramos en platón, en las leyes y de Dios legíslador, aI hablar de la república (término con el
su diálogo sobre la Repírblica (Politeia), una verdadera antropología fi- cual daba a entender una comunidad perfecta y soberana, con facultad
losófica como base de su concepción del Estado. Para é1, el liombre no Iegislativa y poder coactivo, o sea, lo que nosotros llamamos rloderna-
es un Estado en pequeño sino el Estado un hombre en grande. Es el mente el Estado), distinguió cuidadosamente entre la muchedumbre -con-
ethos del hombre el que da origen a la esencia del Estado. Según esto, glomerado accidental de hombres- y la auténtica comunidad. A ésta sólo
el Estado es un gigantesco organismo en el qtie se reflejan Ias aspiracio- se llega cuando Ia muchedumbre está "moralmente unida y ordenada para
nes y necesidades del hombre y sus funciones deben organizarse conforme componer un cuerpo místico".E La comunidad se caracteriza por tres ras-
a ellas: la razón se encuentra expresada en la clase de los filósofos; el gos esenciales: unión moral, orden y una organización o cuerpo místico,
valor en Ia de los guerreros; y Ia sensualidad en Ia de los comerciantes. según esta concepción suareciana.
La-concepción orgánica aparece tarr¡bién en el cristianismo primitivo Erplicándonos la expresión "cuerpo místico", referida a Ia comuni-
como la explicación más natural de las relaciones de comunidaá. No se dad política, un gran conocedor de Suárez, el filósofo espairol contempo-
concibe a ésta como un conjunto de individuos aislados, desarticulados ráneo ]osé M. Gallegos Rocafull, nos dice lo siguiente: "La unión moral
entre sí, sino como un centro unificador] dinámico, de Ias relaciones hu- y el orden que Ia realíza hace de la caótica muchedumbre de hombres
manas_. Ello principalmente en Ia comunidad de los fieles cristianos, en
- un 'cue{po místico'." Es bien sabido que San Pablo elaboró, sobre una
7a Ekklesia, pero
-también,
por analogía, en la otra comunidad perfecta, revelación del Evangelio, su profunda teoría del cuerpo místico de Cris-
Ia que se ocupa del orden temporal, el Esta^d,o.
r Cfr. Utz, op. cit., pág.
a José M. Callegos Rocafull, La'Doctrina Política dcl P. Francisco Suórez, Edi-
58. torial JUS, Irfésico, 1948, pág. 32.
EL CONOCMIENTO DEL ESTADO
Dr!'EnsAs coNcEpcroNEs DEL ESTA.Do 177
to' Ar comentarra suárez (De Incarnationz,
distingue, como es hubit"*i;; r, qu. vIII, Disp. XXIII), con sus correspondientes órganos, entre todos los cuales hay la misma
i"iiá¿r"s*,
de su cuerpo físico..La ,,nión-á"-i;, de cristo
i;;i;,'-"";,"Í "'r".po-áistico solidaridad que Iiga entre sí a los miembros de un cuerpo vivo. Justa-
tica en contraoosición a Ia ;; ,u, *i"*b.o,
b;ffitiilia ,earidad mis_ mente Io que con mayor relieve destaca San Pablo, en una de sus expo.
n9, ""¿;
¡ealidad físical Decir, que es una siciones fundamentales del cuerpo mísüco de Criito (l Cor, 12, 2-30),
que la "o.polri"s,
místico es, por Io prórto,"á1rigr]Jri",
ufirir"r'áo, cosas: "o*,rrlidud es esa solidaridad por la que concurren todos los miembros a uli mismo
realidad; segunda, que esa realidad prim"rr, n,iJ fin, sin que haya entre ellos, aunque otra cosa parezca, ni diferencias
rearidad física. No ^"', ,o p,rede ó";ü;; "t#.JX:
ál modo de Ia
p""i-1"-rr"iáa"i de calidad, ni en el fondo preeminencia de funciones".1o
quería spencer v en otró senüdo
Du+!+,- "l-;:;;;;rjurir*o, Con estas aclaraciones ac€rca de Io que es cn Suárez la comtrnidad
verdadera ";^;r;;;:*, un ente"o*o
l"áriJ,á,',";;;" fie_ perfecta, podemos ya entender -articulada en las expresiones de uno de
ff,tii:"":TI,:lffi :1i,, ":;#,..ru,"""., "."". sus mejores intérpretes- la postura que concibe al Estado como un or-
Después de esta aclaración, de carácter más_ ganismo éüco-espiritual, dentro de las premisas filosóficas de la escolás-
autor Ia exnlicación. d" teológico, prosigue eI tica. Esta tradición, por desgracia, se perdió desde mediados del siglo xrm
"Dejando dá momento 19 q"¿ ;; ií o,*po místico iomo orgu,irmo. y dio paso a las especulaciones del Derecho Natural racionalista, que
-dicer t"- int"".pr"tación ¿"
fijémonos en esa otra,'cue[o', l" pálu¡ra .místico,, abandonó la idea del organismo social y se fijó en el individuo abstracto,
;;"';"'s;ár"r'a"ió
La viotentaría orien.entend'iera porüiu";ü;;;'il: Tru al que consideró como átomo del que se forma Ia sociedad. Esta no nace
fora. Ni suárez.'ni¡ingún escoláíai"","ir" "o-,*iara.
ffi pura merá- de un impulso natural, espontáneo, de los homb¡es, sino de un contrato
creído jamái en er organicismo.
Alguna vez saíto rr.r?t l" lá;"'r.""'";p."rr*"ri" Iibremente celebrado por ellos a fin de asegurar el orden y la paz, lú
suárez no necesita hacerro, p*q;;"^i;"riii"*'"ij'rr"r"ara ¡tn t iitttic, rect. r). concepto de organismo -nafural y vivo- se sustituyó el de mecanismo
místico, evita todo eq.ríro"ol D;; de cuerpo arüficial.
cuerpo: Ia de üda y Iá de or_gu"áJá".
; Ias ideas que asocia con ra de Con la reacción contra el racionalismo exagerado -que había tenido
La
sentido de que n""é.d" Ia vid"a yti;;""ta. sociedaá es vital en er dobre su culminación en Ios grandes idealistas alemanes Fichte, Schelling y
hombre se revela ante todo La sociab,idad naturar del Hegel- fue perdiendo terreno el iusnaturalismo individualista y surgie-
"" r:" l;rrficien-cia-
Ia avuda de los demás- t"-ur"r;;;i;;;, para vivir por sí soro, sin
de_ra soriedad. En una de sus
ron las corrientes del romanticis.mo y del historicismo, con Ias que tomó
dimensiones, Ia sociedaa, ,,*q""'
* un nuevo aire Ia concepción orgánica de Ia sociedad y del Estado. Fue
transfieren sus miembror,'"r f,rári"-J"';á; "q,¡" d" Io, ¡rgo, ,"i
i;"q'"TI"
que Ie
"1", lu ir_
i"*"¿iu
ciertamente un organicismo de distinto cuño del anterior, en el que se
digencia en que ,r,licali"nt" ;;;;;"trr, "oi hizo aparecer al Estado como una insüfución autónoma, originaria, in-
Io, indii,id,r;; p".a ui.,ri, po.
sí mismos. róda vida
Ia más elevada del
h;;;; ;"ü; i; H;' ;á#;;#1,i"!ltutiu" r,,,t,
dependiente de la conciencia individual de los hombres y fruto, más bien,
de la conciencia colectiva, del espíritu popular. El origen, Ia evolución y
-espíritu, ;;;, ;" .I"sarrolla y se sostieie por el co-
mercio social entre los-hombres. Ia desaparición de los Estados se explicaron incluso como efecto de fuer-
yu d""iu Aristóteres
r".hombre.que pudiera ¡t,- iouri"., cap. I) zas inmodificables por el arbitrio humano.
9,1"^
dros, esto es, más o menos que "i"i.,in tL d";;';;;;",o,r#,,U"rtia o un A mediados del siglo xrx, con el predominio del cientificismo positi-
un ho*b.". ei ;; ;#o,e tiene que
vivir, como er pie o er cerebrá d";i;r;;i.gr"poi¡ üsta y el psicologismo, resurgieron las tendencias organicistas, bá¡o el
;; "#ld vitar, que
nidad, dándole vida y.recibié"doi;;;""ü-í";, "r'r""te Ia comu- signo de Io biológico y de lo psicológico. Prescindiendo de la concepción
permite ese constante frujo y ."frulá biológica -en la que destacaron pensadores como Herbert Spencer, Li-
ál i" uiau de sociedad a sus miem_
l:"Y"$:,:stos
a ella, ru't"á;*,;;á;; t."rrp"i"i"T" ra metárora
lienfeld, Scháffle y René Worms- y a la que ya nos hemos referido con
"r".- anterioridad, podemos decir que los psicólogos sociales, como Wilhelm
"Nfas no una vida cuarquiera, Wundt, pretendieron explicar al Estado ya no a Ia manera burda del or-
ponde al cuerpo. Su propieáaa
sino una vida orgánica, como corres- ganicismo biológico, sino como un organismo colectivo, espiritual, mo-
-er--"árJ"terística Lrl *"lf""io, Ia orga_
Todo cuerpo tiár" distintás-¿rU"r"r, ral. El sociólogo Utz estima que entre las explicaciones de la naturaieza
i:rj:tq".
compete una peculiar función. a cada uno dc,los cuales de Ia sociedad, hacia fines del siglo pasado y comienzos del presente,
co_o ;r;d;, ;;, insignifi- destaca "la fundamentación psicológica de lo social ( G. de Tarde, P.
cante de las comunidades hay p;;']"';*ós "r,'"l Ia distinción
"r-i;
entre los que mandan. y Ios q;"';ü";:;r. fundamental Lacombe, E. Goblot, Fr. H. Giddings, W. Mc-Dougall, E. Dur}üeim,
das o cohibidas por el,'rr.!"ri En ,o*o al poder, esümula_ etcétera ) según Ia cual los instintos o determinados contenidos de la con-
Álr"ái*r,"s sociedades-otras funciones ciencia constituyen los estímulos o reflejos del acontecer social. A esta
e Op. cit:, pág. SE.
ao ld., pá9. 36.
178 EL coNocrMrENro DEL EsrADo DrvERsAs crtNcEpcloNEs DEL EsrADo l70
direcrción q,e
-pertenecen también -por mucho argunos de ros autores bre posee ser verdadero. En cambio, posee el carácter de una metáfora
correspondientes traten r"ce, ^
aq";I"I", ;"""p;t;";;;;; cualquier expresión de las siguientes: Dios está "airado", 'triste", "afli-
.a -I"
f".nd1 en- algunas ideas culturales]_negarlo_
por ejemplo id"", religiosas gido". Para poder estar airado, triste o afligido es preciso poseer esencia
:"_
(E. A. Ross, I\{. weber), o también aqu^eilas 'f;ñ"r";;n", ", éspiritual-corporal. La misma distinción es válida para lo que
gicas que, conciben lo social no tanto en .una "relación
fenomenoró- -en nos inte-
del nosotros;,, reia. La expiesión'brganismo" es perfectamente aáecuada el hmbito
como en Ia "conciencia.del nosotros" (Husserr, rrl. scherei etc.).1, físico, y no se encuentra primero en lo social, como algunos han supues-
Estas doctrinas prevalecieron por argün tiernpo y lr"t;;;;'" crear to, para trasladarse dé lo social a Io físico. El concepto "organismo" ha
toda
u.n1 cgngepción orgáni.c-¿ ce lo social, en sus áiferentó aspectos: sido "traspuesto" al dominio de lo social. En éste sb diferencian la metá-
ciedad, Ia economía, el Derecho, er Éstado. I" h"-a"idaá-*ir*a.
la so-
Fue- f.ora y Ia analogía. Lo divino no es inherente al concepto "ser", aun
ron asimism,o inspiradoras
trcas y en distintos
. -aunque bajo diferentes perspectivas filosó- cuando en el orden causal todo ser deriva del ser de Dios. El hombre es
,iveles de realización- de los reg?meies autoritarios a su manera un ente. Pero no se puede decir que la sociedad sea a su
y.totalitarios en-Europa después d" tu p;;;;; guerra mun_ manera un organisrno. Organismo es esencialmente un concepto del or-
,q¡re y.rgsron-
dial, a la caída del Estado de Derecho liberal buigués. sJ habló mu_ den biológico, donde imperan deterrninadas relaciones causales. Por el
cho,, por ejemplo,_ de una democracia órganica, a baíe de una contrario, la sociedad no constifuye un organismo óntico, mucho menos
represen-
l"qr!l. profesional ), de intereses, en óontraposición a la democracia físico, puesto que se encuentra esencialmente en el orden teleológico y
individualista y por partidos; y de una estructüración orgínica de la so- no en el orden de la causalidad eficiente. Por esto se puede afirmar que
ciedad, por medio de asociaóiones o corporaciones, en sustitución del entre el término organismo en el ámbito físico y el mismo término en el
régimen liberal. dominio social no existe más que una metáfora". Lo mismo se puede
. sirvieron igualmente esas doctrinas -en su matiz especiaf dentro de
Ia restauración de la tradición filosófica
afirmar de los términos "persona" y "cuerps".rz
aristotélico toáista- para fun- "Sin embargo -sigue diciendo el distinguido sociólogo suizo- en toda
dar la reestructuración- de la sociedad, la econom* y en el metáfora se oculta un núcleo de realidad, y con él un resto de analogía.
pensamiento social de la Iglesia católica, tal como se expusó "i-r"tado
e, las en- Si se considera al organismo teleológicamente, por ejemplo, se afirmará
cíclic¿s,pontificias (especialmente en ra Qwdragusrr*-Áí"", d" pío xr,
que las relaciones causales eficientes y las relaciones del ente poseen- un
de l5 de m-ayo de r93l). se hizo ailí referenciá a Ia necesidad de una significado intrínseco, esto es, cumplen una finalidad interior, a saber,
profunda reforma social sobre Ia base de Ia reorg""ir""i¿" -á" Io, grrpá,
la de servir a la totalidad. Por tanto, Ias funciones adquieren también
intermedios o agrupa-ciones prof"esionales) entre los in_ su significado en la ordenación teleológica. Y aqul es donde se da la
diüduos y elJPrpo.o"r:nes
Estado, Jo cual implicaba un abandono de las viejas ideas
verdadera analogía entre el organismo físico y el organismo de la socie-
individualistas y- la 'adopción de^ una concepción orgónici á corporativa
dad. El concepto teleológico de la totalidad se encuentta, pues, en con-
de Ia üda social.
diciones de piocurar uná verdadera y auténtica analogía entre ambas
En-la actualid¿d, el organicismo de tipo ético-espiritual sigue desem- acepciones dél concepto organismo. Aquí se halla el profundo valor de
peñando un papel importante tanto en Ia teoría ro"üt án Ia teoría
para explicar la ,aturaleza de Ia sociedad "o-o
la idea del organismo, asl, como también eI de otros conceptos simbóli-
f9iqf v iJ-ert*ao, p"ro cos como "persona" y "cuerpo", para designar la sociedad." tg
lrmpro ya de las exageraciones e inexactitudes en que incurri".on h,r_
chos autores-gle nurrca-¡up-ieron precisar Nada tenemos que añadir a estas explicaciones tan claras de Utz. Nos
con""pE-de organismo ni adherimos plenamente a ellas, y sólo queremos hacer hincapié en que
darle su verdadero significido en -el contexto "r socij
Para poder valorar con justicia este concept o d,e organisno, apricado
el concepto de organismo puede ser muy útil para explicár la naturaleza
a -Ia soeredad y-al Estado, tenem-os.q,r" del Estado si se le mantiene en su terreno propio: el de la unidad de
q.r""t"
..*.po.""ión,, "*pi"rio., "o- relación, de orden, unidad teleológica, pero no en el de unidad óntica o
"orri'd".".
rrespondiente, al igual que-las de ''cuerpo',, o'..persona,,, sustancial. Así sí funciona correctamente Ia analogía entre el organismo
constituyen -como dice A¡thur Fricolin útz- "elócuciones sim6ólicas o
proprie diAo y el organismo étíco-espiritual y puede legítimamente acep-
metáforas, que
-por consiguiente se expresan en el idioma de Ias imáge_
nes. Por eso en lo sucesivo hay que tener presente que, en este ámbito,;o
tarse una doctrina orgánica del Estado,
existe _ninguna analogía pura. Las metáforas rro io, verdaderas b ) El Estado como unidad colectioa o de asociacün: fntimamenter
anaro- emparentada con la doctrina organicista del Estado se encuentra la que
gías. cuando hablamos de Dios como un ser, nos referimos a
nuestro ser considera a éste como una unidad de asociación (Verbandseinheü), Esta
dentro de Ia auténtica analogía, pues Dios es un ser verdadero y el hom-
tr t: IrJ., pág. 68.
Op. cit., pág. 33. ta Id., pág. 69.
180 EL coNocrMrENTo DEL ESTADo DTvERSAs coNcEpcroNES DEL ESTADo 181

doctrina no se fija en la nafuraleza


-mecánica u orgánica- de la aso-
ciación, sino en el simple hecho de Ia misma.
mismo. Así, Bernatzik, en sus Esür¡dios Crítbos sobre el concepto de ln
person{r. iuríüca, sostiene que la comunidad tiene el valor de un sustrato
Es, desde
. -luego, una concepción muy antigua. Ya en Ia literafura
política _greco-latina
posible de la persona jurídica. Demuestra, además, que todo lo que hay
se encuent¡á claramente e*fresada la idea de la co- de sólido en Ia doctrina orgánica está contenido en la teoría de la co-
munidad política como una unidad permanent^e de hombres asociados, ¡nunidad.
y así apare_c_e en las palabras empleadas para designarla: koinonía, socie- Por su parte, Haenel, en su Derecho Político Abruón (1892), distingue
tns, res publica, coetus. Se insistía, ciertamente, en el fin perseguido por el Estado como persona corporativa del Estado como persona jurídica.
la asociación -que era el bien de todos los agrupados-, !e.o rro r" ira- La asociación corporativa tiene una unidad muy especial. "Consiste -dice
blaba para nada de su estructura. el autor- en que una variedad de individuos humanos se pongan en co-
La idea pasó al pensamiento jurídico y político de Ia Edad Media, municación espiritual en vista de un fin, y que esta comunión espirifual,
aunque matizada ya con el tinte del organismo o de la corporación, como que no es sino la afirmación de un contenido igual de voluntad entre los
vimos antes, por el influjo del concepto cristiano del corps mgs-ticun. que parücipan de Ia comunidad llegue a adquirir realidad por obra del
En la Edad Moderna, el nuevo Dérecho Natural, de sigrro individua- poder de las voluntades de los órganos directores y de los miembros de
lista y racionalista, volüó a la concepción del Estado como u.ra asocia- que constan éstos."
ción, pero üendo en la misma, ordinariamente, una mera unión de hom- Insiste Haenel en que la unidad de las asociaciones corporativas es
bres lib¡es agrupados por virtud de un contrato. Así, en ]ohannes Althu- real y que tiene propiedades semejantes a las de un organismo real.
-3ius,
Hugo Grocio, Tomás Hobbes, Juan Jacobo Rousseau, Kant. Pero se guarda cuidadosamente de caer en alguno de los extremos exa-
_ !o, notables, entre otras, las concepciones de Althusius (Politba me- gerados y por ello mismo erróneos. Frente al organicismo biológico-psi-
thodice digesta, V, 1) : el Estado es una corwociatio publica; de Grocio, cológico, afirma que los organismos corporativos, tal como él los concibe,
para quien el Estado es una agrupación de hombres-Iibres que se han caen dentro de la esfera exclusivamente espiritual y de determinadas po-
asociado por causa de la utilidad común y del goce del Derecho (Ciur- tencias morales, esto es, en la esfera que cúrresponde a los individuos
tas: coetus liberontnt hominurn iuris fru.endi et commanis utilitatis causa humanos, únicos que pueden influirse y relacionarse unos con otros psi-
consocintus); y'de Kant, quien afirma que el "Estado es la unión de una cológicamente. Y frente al ensayo para fundar la unidad real en un es-
variedad de hombres bajo- lgyes jurídicas". píritu común u otra abstracción análoga, sostiene que ese espiritualismo
La misma idea de Ia asociación como unidad colectiva vuelve a ma- excesivo cae fuera de las posibilidades de nuestro conocimiento.
nifestarse con fuerza en la doctrina sociológica y política alemana del Haciendo una síntesis -bastante acertada y aceptable, dentro de sus
último tercio del siglo xrx, muy influenciada por las tendencias del or- presupuestos gnoseológicos- nos dice Jellinek lo siguiente: "Todos los
ganicismo y del formalismo jurídico que estaban en boga en esa época. partidarios de esta doctrina del Estado-comunidad, conciben al Estado,
Gierke, por ejemplo, en sus estudios acerca del Derecho y de Ia teoría como no podía ser menos, a modo de una entidad (ein Wesen). El pen-
de las corporaciones (Cerwssenschaftsrecltt-Genassenschaftstheorie), desen- samiento necesita sustancializar toda unidad real, y esta sustancializa-
vuelve ampliamente el tema de Ia naturaleza social del Estado, pero no ción permite tener un conocimiento exacto, a condición de que evitemos
separa suficientemente la teoría de Ia asociación de Ia teoría orgánica. poner en lugar del sustrato un obieto sensible y postularlo, considerán-
Conforme a su concepción orgánica fundamental, concibe el sustrato so- dolo como el fundamento de las relaciones de Ios miembros particula-
cial del Estado como una personalidad colectiva real o una personalidad res de la unidad social.'En tanto en cuanto exigimos para la ,rnidad de
corporativa. Sin embargo, en su obra Derecho Pri.udo Alemtín, publi- Ia asociación un fundamento que la unifique o un sujeto titular, un in-
cada en 1895, sostiene que la personalidad jurídica de la corporación no dividuo, no aceptamos ni la ficción ni una abstracción de los hechos
se forma, como en el individuo, sino en virh¡d de un principio de Dere- dados, sino que meramente aplicamos uía categoría del pensar a la sín-
cho, con lo cual abre la puerta para que el Iegislador pueda, a su arbi- tesis de los fenómenos, categoría que está justificada en la teoría del
trio, conceder o negar la personalidad a esas asociaciones. Según esto, conocimiento mientras no atribuyamos con ella a lo conocido una rea-
parece ser que para Gierke el Estado tiene una doble personalidad: una
lidad trascendente. Estas unidades, que hemos de pensar como esencias
personalidad colectiva real y rrna personalidad jurídica, y que ésta de-
pende del Derecho positivo. Su concepción es oscura y confusa, rluizri
o entidades (Wesen), pertenecen a nuestro mundo subjetivo de igual
suerte que los colores y los sonidos; mas en el mundo de nuestras accio-
por no haber aclarado suficientemente la noción de organismo, de la cltre nes, dentro del cual tiene su lugar el Estado, podemos únicamente po-
parte.
ner los hechos subjetivos de nuest¡a conciencia y no la realidad objetiva
Otros autores han tratado de proyectar más luz en el campo de Ia
de las cosas que sólo nos es cognoscible interiormente dentro de límites
personalidad del Estado, y de paso han precisado más la naturaleza clcl
t'strechos. Para la ciencia constituye un problema el valor relativo do
I83
182 EL coNocrMrENTo DEL EsrADo DIVERSAS CONCEPCIONES
DEL ESTADO
des-
esta manera de considerar las cosas sin rechazarlas de plano; algo dis' Ahora bien, los hombres de-
la Revolución tf"f:i:-"9'"sionados
tinto de esto, sería exigir un imposible"." ü;"I";""á"-1t9"t l"' i"'tit""iones y de todas las
*L.á-
tructores de todas subi eüvo
- En suma, Ia,"ori" ds,la unidad colectiva o de asociación, en sus tér- ideas del Antiguo R,il#:;; ";";;;ió, áo"t io", "o*ptetamente
.iir"iui"ror,
las. ideas revolu-
rninos más amplios y genéricos, parece ser una explicación adecuada de et nuevo orden de :":;::"t" apasio""#;a, conduio "oolt " a los positivistas
la naturaleza del Estado. Es indudable que mediante ella se pueden en- cionarias, **uio,""Jl igual
tender claramente los diversos fenómenos a que dan Iugar la vida y la
ffi ;;" ".,
;""tó+:" '4 *#iiru,"i;
actiüdad del Bstado; su unidad y su variedad; la situación de sus órga'
nos; Ia continuidad de su existencia histórica a pesar del cambio de ge-
den de cosas como :i:,3"#" J"Y"i';l*":"Uff
'"r que h1v t"""ol]^*9tuga9 ]o !e
oolémica y en el subietivismo revolucro-
neraciones; su origen en el tiempo, sus modificaciones y sus vicisitudes. Lxcesivo,
"o*i".,rl'i""T'áárn"i".
v de f"lso"p#i"";;ít-á'-ilTf; puro'
Pero es indudable también que sólo nos ofrece el género próximo al nario absoluto que án eI obietiüsmo sociológico
-crea-
:¡i""- vidá social' pero no crea
cual pertenece el Estado -la unidad de asociación- y no nos da a conocer "El individ'^li'*T' ;oi#;; la irateria social
Ia diferencia específica, por la cual el Estado se distingue de otros gru- ;; ;fJ;"'""""i* -"tii""J;l;b+
r"rra"i""r*1, I poa"r son inestables
orden por sí solo; si
pos sociales. Ha6rá gue buscar, pues, nuevas explicaciones complementarias. ;;#;ffi;",
c) El Estailn como irwtitución social: Entre esas explicaciones está,
en fusión. Aun ras
se con si der *^i' f;Iilii' * n¡ ¿npntioi ;;g; ;, i el poder-"'dura
caprichoso'
sólo Io
P 1u^",'^

ciertame¡te, la interesante y sugestiva dada por el iurista francés Mau- ^,


deshace un día lo'ot"'iiá
Jiá""'io'"v'adlmá'
¡ice. Hau¡iou (1 1929), Decano Honorario de la Facultad de Derecho
de Toulpuse, con el nombre de teoría d2 ln itustitttción.
ñ"ñ;ñ:**3*'ff'J",,';,*¡sí:*;,*::*:,''Í1,L'#::';:';
tituYa, Para qu-e la nuevo ele-
Después de largos años de reflexión y experiencia. -como jurista, es-
ül;;t-"=üdó"-'1"'::
tes de un modo
"J:á#-J;;"h" ya implícito en las
obietivo V u¡re se contiene
critor y catedrático- expuso Hauriou su célebre teoría como un intento mento, que habrá- [=;;t la idea'
;;;;-;;i" "i"*"olo laes interme-
de meáiación y de equillbrio entre los sistemas absolutos que'pretendían relaciones. como #;*;;;i"a"'"'ii* *i'1á.J ú
configurar el orden social y iurídico: el subjetivismo revolucionario y el La idea es ob¡etiva];d;;;; 'por
'o"iudadviniendo de fue-
obietivismo sociológico. Lo hizo principalmente en su opúsculo denomi- co"cienli"' f'o*""'s' Y-€s ub;"ti'" porque'
diación de i"t q'"' pór otra parte' supera'
nado La Teorío ilz la Inst¡trción g de Ia Fundación (Ensago de Vitalis' ra, ha penetrado ;il;;;;"iáncia" "
trtr,:l :i::lt'i*#
mo Social), y en Ias páginas de su obra fundamental Prh.cipios de De' r;:H". #H?:"i:"j;rT:X'?lü';'
¡echo Público y Constitrcionnl.'u Más tarde, un grupo de ilustres discí-
pulos continuaron elaborando la teoría del maestro .e hicieron desarro- 'mérito nrr"
;ü-"'*;la
-o"e"it
'oc;ittñ;¡e
Dur}üeim v a la
no re-
es-

llos de gran interés, entre los que cabe destacar los de los franceses "o""'j#il
cuela del p"r""nJ"oüItilrá-a"
,rrr,áo" desgraciadamente
la
q,," trataron il'""ñtt+ n::-:" 19 sociedad
Rénard, Delos y Halbecq, y los de los españoles Ruiz del Castillo, José solvieron el probl.m'al'ri'o v ne-
Corts, Ruiz-Giménez y Sánchez Agesta. excede t"'
io'-t'en-iripótesis-adivinatoria
iealidad era necesario ex-
EI pensamiento de Hauriou, coherente y sistemático, serla largo de " "o""il'i;"t'Lár*a"ut"'
fasta de r,'u "o'"il'-ái"
colectiva' en la
ideas obietiur:. qr" penetran
"T'i'd;
e{poner, pero sus líneas esenciales sbn las siguientes, Para la constrüc- pricarlo por ra ilffi;;"tór;";; !r para que esta
ción del orden indiüdualista -que es uno de los puntos clave de las , t á"-lur-tor"i"n"i"t. ti[l"ti"át' Stto-qoe forma se en-
creencias constitucionales en las que se basa el moderno Bstado de De-
iociedad "u¿, q'" -o't'"i l¿*o y lo
solución ,"t op"'"it-"''"i-'"i ob¡"tir","y;;i;-"í
baio qué
q,r"^ro se ha sabido
recho- hay que considerar el hecho de que hay unos factores sociales carna en tu ,o"i"áui'1"'lá""=
subietivos, como hay'otros obietivos. Las voluntades humanas son sub- hacer.
ietivas y el poder es un elemento igualmente subietivo. Peio los factores a,a: t""1"-:'^";.1fr
del orden social son objetivos, o sea, exceden de las conciencias indivi-
E n op in ión d e! j urist
ltitt',L?l;m"T#'t[l;
sedimeirto
aparece
duales. Las reglas de Derecho y las insütuciones sociales son objetivas :",11"ilrr.:iltix"ffi i üTr'!:ffi "o*o "r las cosas
",,ia"afaita es transportar
porque Ias ideas que sirven de soporte a reglas e instituciones también ," r'i'ioi"' to q"J-f''""
obietivo d" 'i"i"o
la actualidad'
lo son. á:ffilrJ;"], r'iti"'r--al de
ii'tlái' I-a' Teorín de te lnstitlt'ción
aaOp. cit., pág. 129. Ér, ,r, estudio monográfico "ot"' üt-fondes líneas de su nueva teo-
15Cfr. Maurice Hauriou, La Teoría ile la Institución g de lo Funilación (Er,- u il.e la F*'¿*ú;:';;;i;-H'"'io'
sayo de Vitaüsmo Social), Editorial Surco, La Plata-Buenos lires, 1947, traducción írr,;" tr;,i'fl""1?T":,ti#X; de obra o de empresa que
se realiza v
del frances por Arturo Enrique Sampay, y Prircipios iI¿ Deecloo Púbkco y Consúitu-
ciorúJ, Editoial Reus, Madrid, 1927, traducción, estuüo preliminar, notas y adiciones
de Carlos Ruiz del Castillo. * P¡íncipios..., PLg. 82'
185
DI!'ERSAS CONCEPCIONES DEL ESTADO
--I-.--
f84 EL coNocrMrENTo DEL EsrADo como
se explican realidades tan disímilesel Mo-
duos dotermittados}| Por ella p'!tá- r;ru,nitiu Y"l"' p'pi"dad;
dura jurídicamente en un medio social. Para Ia realización de esta idea, la Corona inglesa , "i;';'á; Á;;o de Ttit"'fo'- en París'
se organiza un poder que le procura los órganos necesarios. Por otra par- ó"*r"""rao, bajo
numento al "inor la espontaneidacl de l¡ ins-
Soldado
te, entre los miembros dsl grupo social interesado en la realización de Más adelante, impresionado el a'-'to'
la idea, se producen manifestaciones de comunión dirigidas por órganos titución -que desafíi al propóslto
d"'t"'itá' a" *""t'ot la lcgisladores -da
vez: Una ins- \
positiva y"tt"t"tiptlt'a' a
del poder y reglamentadas por procedimientos. de ésta la sigtrientet"fi"l"láo'
Existen dos tipos de instituciones: las que se personifican y las que titucíón social consi,sti- errnc¡otntente
,,: ;;; ir'o ob¡ntiuo transfonrw'da I
no se personifican. En las primeras, que integran la categoría de las ins- ';;";; áu,'i',*¡,t';;""";';"f';;i;i";""j:i'iri';,:.*X':li,,f,!,íi'Tü:;,;: )
titucionés-personas o de Ios cue{pos constituidos ( Estados, asociaciones, m.erlio sot'íai y suieta así a
sa serÜrcto
sindicatos, etc.), el poder organizado y las manifestaciones de comunión *r\:r:':: que ha dado
de los miembros del grupo se interiorizan en el cuadro de la idea de la ta institución social
,Y:iior" derinición de sociológicos
olra. Después de haber sido el objeto de la institución corporativa, Ia idea
y iurídicos. sin meter-
rugar a muchos "r,uáior-?ilosóficos, amp-liaila' vamos' a'limitarnos a ex'
se convierte en el sujeto de la persona moral que se desarrolla en el nos, por *o.""ü?"o-"'t"'la o Hauriou y a tratar de cornpren-
"l
poner objetivamente''ei ;;*J;;i"-.de á"rioi"i¿"'exige
-según éi-obje-
cuerpo constituido. han
- En Ias instituciones de la segunda categoría, que pueden denominarse derlo. Las aclarac';';; á;; la anterior 1"--P idea
instifuciones-cosas, elemento del poder organizado y el de las mani-
el de desenvol,'""" uiilLi;'"d; ü; "'1"*#;':"iÑ";i;'
por fridador; 2q El reclutamien-
festaciones de comunión de los miembros del grupo, no están interiori- tiva transfonnada #"r" .u." ,áLiut
"" 3q La
zados en el cuadro de la idea de la obra, y aunque existen en el medio ;;;;; indeterminaát' 1" "1 medio social; 4q Las
to de adhesiones,
á"'',l"*ido'"t de la idea;
.- social, permanecen exteriores a Ia idea. La regla de Derecho, socialmente c,,ieción de las
establecida, es una institución de este segundo tipo. Es institución por-
""ililti¿|"'"iiñ;
.á'rrii"ion"t de duración de la institucton'
que, en tanto que es idea, se propaga y üve en el medio social, pero -en
l')I-aideaobietioatransfmmn'Ionn-u'*olnasocialporunfundador'
Hauriou- las relaciones sociales a
ella no engendra, visiblemente, una co{poración que le sea propia. Vive Una idea nueva -p"ol*
en el medio social -en el Estado, por ejemplo- tomando de éste su po- través de una
-afirma t"[i"ti"" Éuu t"' vidente que la encuentra' o
""";i;;;; vidinte no es siempre
meior, a quien '";";;; ;;'i;;pit'"ióá'
Pero ese
der de sanción y aprovechando las manifestaciones de comunión que se Para ello se necesita una
producen en é1, pero no puede engendrar una corporación porque no es la td;';;" ;;ali'áción p'átti"*'
-u"uto
eI que lleva a" o"" él no disponga' Tiene
un principio de acción o de empresa, sino por el contrario, un principio voluntad y unos *?ar"r"a"" ^""i¿" Ü";iJi' con el inientor de la
de limitación. que surgi* n -¡ul#ffi , ;;i¿¡***
Las instituciones nacen, viven y mueren jurfdicamente. Nacen por ilá, p""- puede ser una perso-na-diferente'
de invenci-á' y de' fundación' la idea baio
obje-
operaciones de fundacióD, eue les suministran su fundamento jurídico Durante todo este período
subjetivos y permanece
al conünuarse. Viven una vida a la vez objetiva y subjetiva gracías a tiva se produce "í'i*'*"i"aad por -"áiot de organizacio-
operaciones jurídicas de gobierno y de administración repetidas y, ade- la dependencia de "'f""üá"t t;"'t¡"tiutt'-ftü "t "l "uio
++a" u'lni*' de los tiempos modernos
más, Iigadas por procedimientos. Y al fin, mueren por operaciones jurí- nes tan diferentes #;;;; rot -upetos' E'n el tiempo de su
dicas de disolución o de abrogación. De este modo, ocupan jurídicamen- o la monarq,i" r'ii"álu '*aiá'¡ a"",r"io á" h voluntad subjetiva de
te la duración, y su urdimbre resistente se cruza con la trama más sutil gestación interna liffiffi;"" "f
de las relaciones jurídicas pasajeras.l? sus fundadores'
objetiva la idea sobre la cual va a esto
repo-
L¿ estructura fundamental y el funcionamiento de las instituciones .,á;*ñ-i;.áu'",
Pero si es verdaderamente eficaz por sí misma,
ya claramente delineados en los párrafos anterio¡es. mostrarse
sociales quedaban sar la institución
Faltaban tan sólo algunas definiciones conceptuales y algunas aclaracio- es,guevaaserid"u-f'""uqueatraiqaasualrededorsimpatías'voca-
nes para acabar de explicar lo que se entendía por institución. Y eso es ciones y
lot'?""áJot"' de las sociedades anó-
lo que hizo Hauriou en su obra Printipios de Derecho Público y Consti- nimas, en torno u'l* *ut"' se
público'
"or",,"o'l;'i;";;^="á"crea ;;;;p" magnético en el francesa,
tuci,onal, al examinar los elementos objetivos del orden individualista. y esto ocurrió fundador"t^ d" la monarouía
"rr-"*"-"*-ios
primeros sucesores' Merced a iu persevet'nt" h'bilid"ü
Primeramente, se da una definición negativa, muy amplia, de Io que Hugo Capeto y sus ^encontró
apovo en el
es Ia institución, que se aplica Io mismo a una regla de Derecho c,rnsue- se formó ,r" ¡u ia"" real
tudina¡:io que a una organización corporativa. Es todo elem,ento tle ln ;;";¿; d" lu pa, romana, benefició las aspi-
";#"f;;;^;;;;'"bi;'
clero; la ia"" a"t'i"rt^r'á;,
socied.ad. caya du'ación no depen4e de la uoluntad sgetipq-_Qe_lndíxi- t8 Principios..., pág. 83.
re Id., pág. &4.
rz Págs. 37 a 39.
187
r86 EL CONOCLITIENTO DEL ESTAI}O DEL ESTADO
DTYERSAS CONCEPCTONES

raciones del pueblo, y con ello surgió -poderosa y perseverante- la ins- de .gna. función señalada taxativamente'
titución monárquica. cerrar, en los estrechos límites- poteen, por ejemplo' los esta-
Durante la vida del fundador -anota con agudeza Hauriou- la idea ver- la amplia libertad q";fi;"t-d""-di."ct.i,
'y caritativos o las so^ciedadei mercantiles'
-
daderamente objetiva tiende ya a desprenderse de él y a üvir su propia blecimientos religiosos "T'a idea di-
vida. Se siente palpita¡ la obra creada, de análoga manera a como vibra Y añade el juristX 1'";:é;-;uliápo't"iÜáu'"*""i¿":
este iloáo U' nociones de
fin y de
el mecanismo de una máquina bajo presión.'zo rectriz de la obra, que sobrepasa justam"";;;;
.de. i; noción de ob¡ao' La
función, podría idenuf-ict¿rse inás
á" p 9-pt""' po'q'" la empresa
tiene
Aclaraciones más amplias acerca de la idea obietioa las encontramos
idea de ta empresa ;t';1';ñ ób¡eto de la empresa
por objeto realizar r""ii""liriá ", ¿" t"i'rnodoil
en la obra monográfica de Hauriou, La Teoría de In htstitución g de-La
Fundnción. Allí nos dice el jurista francés que no se debe confundir la -qr" la empresa va a objetivarse y adquirir una
por ella y u'e la que' pro-
idea de la obra por realizar, que merece el nombre de "idea directriz de ", "ti "tt" ü-;d; aJ p emDresa' en
,o"ioi''E;
efecto'
Ia empresa", con la noción dei fln, ni con la de la funci,ón, Y señah úna
serie de diferencias. püffi; ; r," ":inm:;d ::JXfri:,+m:r f:*X" ;:^;;H;:,
individualid"d

hace vivir en su su
Una primera diferencia entre el fin de una empresa y la idea direc-
iiZ¡"a"¿ a" ii,it, el Estado mismo"'-2'.
ou¡a¡oa de la idea fundacional,
nos
triz de Ia misma -dice- reside en que el fin puede ser considerado como puntualizad" ,ri i"r"ff ^l"ri
erterior a la empresa, mientras que la idea directriz es interior a ella. cuidadosamente la idea' consr-
Una segunda diferencia, vinculada a Ia primera, es que en Ia idea dice Hauriou que "'^;;;;ti"-áisung'ir tii"ilüt p"i me$ioidea
de los cuales
directriz existe un elemento de plan de acción y de organizaciín en vista derada en sí misma,- a" lo' conceptosóf' esníritu iecibe demuestraa su
Ia ma-

de Ia acción, que supera singularmente a la noción de fin. Esto se aclara ella es percibida n;(iit';p"i;i;i, La hisioria misma que en
nera v se hace ;;;;J;á" "ilu' p;;;iÜtd" v apreciado de diverso
con un ejemplo: cuando se dice de la idea del Estado que es la del I ""
distinias épocas v ;;*;"i;;;-'u-r'"''
protec'torud.o de Ia sociedad civil nacional, la idea del protectorado des- t,
modo las ideas ob¡JiiJi'"'á;'i";'ii"i""ü;'*d
t "i d"b"'' Lo cualque
no
pierta la de una cierta organizaciín y de un cierto programa de acción. tengan un sustrato real y objetivo
Si se hablara de la finalidad del Estado, se diría que es la protección ouiere decir que "'^s id"as no
#;;";;"-;;l*t"bl" en el transcurso de los siglos' se
de la sociedad civil nacional, Io que no despertaría sino la idea de un ' E, esa objetivia'J U que- permite que la ideá de obra por realizar
resultado. La diferencia entre el programa de acción y el resultado tra-
duce bien la que existe entre la idea directriz y el fin. ,J:1""*J"dl,#d1""'^111#rrq"*qrii'11{'":':':'l'á1¿:':?ü::
Una tercera diferencia entre Ia idea directriz y la de "finalidad por -á' qi""ñuüI"' á; cieado'es de iileas
lograr" reside en que la primera expresa a la vez el fin y los medios que naria y profunda' ñ;;i;;;ó" etimo-
¡nunntii'-lu' ia""t' en el-sentido existen
deben emplearse para alcanzarla, mientras que ,la sola idea de fin no hay que decir que iá' t'o*¡t"' i"t ideas obietivas
1".
procura los medios. lógico del término., ' '""' 1""- """t'""t;;;' a ras cos-as que nos rodean'
de antemano en er árt" *irrao,
íncorporadas
En Io que toca a la función, no debe confundirse tampoco la idea de
Pero en to, ,r,ot""á' d"';;tñ;;i¿"'
íJiit"t lát hull^"ios v las libra-
Ia obra que se trata de realizar por una institución con la función de esta escoria'
mos de su r ,.,-^ L-,ñññ^ ñrrp rns-
misma. Así, la idea del Estado sobrepasa singularmente la noción de las en el g-rupo 1"P""9 que' en una
funciones del Estado. La función no es sino la parte ya realizada, o, por
Por otra parte, hay que insistir éxito de-la idea directriz
en
lo menos, ya determinada, de la empresa. En cambio, en la idea direc- titución corporativa,átá i"t"'"'ado
p* "ti"^""
triz de ésta subsiste una parte indzterntinada y ait'tual que alcanza hasta de una empresa: J ;i;';;á;' "i"-iü tlfiir*"f;:*,u1T',1"*:
lo, en los sindicatos'- el' qr
más allá de la función. En el Estado se advierte claramente la separación ilI;t a"áio'i'tas'- Este grupo t" *""ruli itr',rXitli
dad anónim^, "l g*iá
"i"a^aános;
de los dos dominios: existe el dominio de Ia función, que es el de Ia
oor Ia coacción q;;;"ü;" ¿i ejerce una autoridad' peromiembros er
tienen
administración y el de la marcha determinada de los servicios públicos; qrá iot
y existe también el dominio de Ia idea directriz, que es el del gobierno
-ascendiente
a" u iá""" áu h oÉr" y "i-i"t"tZt *uy iáportante, ya que expli-
político, el cual trabaja en lo indeterminado. en su realización desempeñan .r, de _p"p"t-
voluntario'
La idea directriz de las instituciones corporaüvas distintas del Esta- I'J""i" q""-r-' áahesionás tienen
ii""" de su análisis v nos'muestra cómo;
Aquí Hauri"r;;;;; iu interesado en
do, no podría tampoco asimilarse a la de una función determinada, en
oor razón de su participación "oo'"i""ü 1i ""f-""tí¡"' el
opinión de Hauriou. Buena prueba de ello es el fracaso del Derecho de subdito
positivo francés -administrativo y mercantil- cuando ha tratado de en- ia realizació, d" ñ-;;;;"o a"l nrtudo"pJr"'á"'il;;i"-¿oría
pfátot derechos' Jugando un poco
o subordinaao , ff ;:*";;;"i;; -"
zo Id., pá9. t5, zt pAe- 48.
189
188 EL coNocrMrENTo DEL BSTADo DIVERSAS CONCEPCIONES DEL ESTADO

con la palabra francesa xlet que c'oll' su asenti-


_-que en castellano se traduce lo mismo por no sólo las adhesiones de elementos-indeterminados también la de un
sujeto que por súbdito- nos dice que el grupo de los miembros del Estido miento v confianza ; h;;;;lriui. t" institución, sinó
es, al mismo tiempo, el de los suje[os de la iáea del Estado, y esta observa- ffi#;"'#;;;; ";;
á" p""o"" ciertas v á"iá'*i"udas' cuvas voluntades
la institución para asegurar su
ción da a_ la palabra "sujeto" una gran profundidad de sifnificación. En subordinadas van a poñ"ir" al servicio.de
efecto, cada uno de los miembros lleva ií la idea del Estadlo y es el sujeto funcionamiento. Son los agentes o tuncio-nanos' a su
de esta idea, porque tiene los .iesgos y"r,la responsabilidad de zu éxito. Í es De este modo, ;i^;;;iáio-á" h institució-n- y contribuyen
esta situación del sujeto (súbdito) la que engendra a la larga su cualidad "rá
mantenimiento tanto ii, *L"""i"r subjetivas
del- púb1ióo en general como
actividad"-r, d"l personal de agen-
de ciudadano, porque estando expuesto a los riesgos de la em-presa, es justo las voluntad"r, , por'l"o"rfdá;*,. ias nombrá de la insütución
qu-e adquiera,. en cambio, un derecho de control y de particiipación én el tes, de órganos. o de funcionarios
que o¡t""
gobierno de ésta.22
""
2e El reclutamiento de adhesiones en número índeterminodo en el me-
ñ*,,r"]--u^':,=:il1;it:'"'#,,-fi "',:":H,t"ffi'1"""f;r,U:ri.;J.,:;
la "institución más impor-
dio social. una vez-lanzad,a Ia idea obj"etiva en el medio social por Ia
voluntad de un fundador, dicha idea sigue su trayectoria propia y ia ad-
ffi [ T:"*'ff:". d""i;
rrto se hace_notoriJ*J'
q""'"' Ett'do' el cual no puede
tante y fundamentai 'á"i"J"a "l
quiriendo una importancia cada vez mayor en la sociedaá. pa.a-ello ne- actuar sino por medio de sus representantes' esencial que cuando falta
cesita el concurso del medio social, que no es una conciencia colectiva, El personal d" ;;";;t "' d". tal maneradesaparece' ya que las ins-
como pretendían algunos pensadores exagerados, ni tampoco el factor de- la instituciór, ," a"rl?iu;;"-; p'a"ti""tÁte
terminante de las instituciones, como querían los sociólogos de Ia escuela ütuciones no viven ;ffñ i,r'áo¡t" p""o"al dá a,gentes. y de adheri-
de Durkheim, sino sólo un factor dos. Cuando, uno debilitan y desunen' la institución muere'
Paulatinamente, por su propio "rr*iliur.
ascendiente, la idea de la institución "^t'át'-"",-t"
Entalcaso,lo.'r"l""quesubsiste-.deellaeslaideaobjetiva,que
recluta adhesiones individuales. Entre las que recluta, están las de aque- temporalment" pi"rd?''li fi'""' de adhesión ' quizá porque lassucircuns-
puede y recobrar organi-
Ilos que llegarán a ser sus funcionarios, sus órganos, sus agentes, y que tancias no son tavorables, pero que 'e"'-c"t
y se-presentan de nuevo
le asegurarán su funcionamiento material y jurídico. Pero hay un gran zación institucional c"ando^los tiémpos cambian
número que, sin participar en su funcionamiento, asegurarán su existen- situaciones propi"i"i-lL'i"t'"-"'""aiao'-*
lo latgo dé ," historia de la
de las cuales
cultura occidental, i"" ""-"ra"r* irtti;"io""r, periclitádo en el siglo v
u-n ejemplo
cia social por el asentimiento que Ie prestan y por la confianza que Ie
testimonian. es la del imperio t;;;";-q"" -"" 'Utt""t"
t'"ult
Esto quiere decir que una instifución social está siempre encerrada de la Era cristiana, volvió a despertar "orr
f""t'" en la¡ conciencias de
en una cierta suma de conciencias individuales, y no las supera sino por loshombresmedievales_graciasalprestieiodelaideaobietivadeorden
"imperio carolingio' primeramen-
Ia verdad objetiva de la idea sobre Ia cual reposa, en Ia mádida qr" y de paz qrr" l' aio
-origé1
al
Germánlco' Y en el fon-
esta verdad se prolonga en el mundo inteligible. Pero hay un fenómáo", le. v despué, "rr"".i"U"-
il"JJJo s',a"ro Impl.io'Rom"no
"l i;;riü;;;iítica áel Estado moderno responde a
que par,ece llevar fatalmente a Ia institución a la categoría de una cos¿ h';,i"";"";;;ü;"
social obietioa, y _es el del anonimismo de las voluntaáes subjetivas que la misma idea' r- t^- :-^r:1"^ianac reapargce-n'
rr no srempr( 3 adoptan su
Ia sostienen cuando por razón de su gran nrimero, de su dispeisión en- el Claro que cuando las instituciones
medio social y sus iápidas mutacionel, lega a ser imposiblá determinar- antigua forma, ,inJ n"I;f*; l' '"'""iói' de nuevas creenciascony vi-
Ias de
tas interpretan' Criticando
I_as con precisión. Entonces la institución social obietiva entra en Ia fase las nuevas voluntadei subietivas- qoe jirídica de Du¡lüeim, que
de Io-indeterminado, de Io innumerable, de lo anónimo, hasta er punto de veza lo que llama-J""".io, o la'ignorancia
que frecuentemente lle_ga a ser un puro símbolo, como es, por eiemplo, cree que las institü#-;; cu*bá".;;
il aplicaciones'que reciben'
Ia institución del soldado desconocido que descansa bajo el Ar-co de'Triun- anota sagazmente ffi;;ñ;""-"" iára"á' "' i" instituciones' layidea de
fo en París. obietiva
l" t"""ti¿" de las con'cienciasel pe-
""p"rlrrr"'ii-;;tt"";""t" gran fuerza durante
Pero este límite de lo indeterminado y de Io anónimo es el resultado las voluntades subietivas' La experi-"'á "ot'
el subjetivismo
en que se -encuentra doriinada por existencia'
-según Hauriou- de la Iimitación de nuestras facultades intelectuales, y ríodo de fundación,
el período de por-
así lo comprobamos cuando p,odemos hacer la averiguación correspondienté. del fundador, y '" ai'-i""y""ao durante de sus agentes v de
3? La suieción de Las ooluntades rubietioas al seroicio de rá idza ¿ns- oue entonce, el subjetii,irmo
titucional. La idea objetiva de una empresa por realizar, al transformarse ", "il""i";;;'á;;1,ra
s,us adheridor, u p"i"rlJlá ".rut
hay siempre acciones.y ¡eacciones recí-

en una obra social por voluntad de un fundidor, recluta en Ia sociedad ñ"]] r* ;;"d;"*- ;;diiicacion"s' insens-ibles en la institución.
Loobjetivoylosubjetivonocesandeentremezclarseenlainstitu-
relaciones huma-
zz Id,, pág, 50. ción.y ,"rporrá"";"ir;; .r"""ridud intrínseca de las
"rto
10r
190 DÍI,ER§AS @NCEPCTONES DEL ESTADO
EL @NocrMrENTo DEL EsrADo
La elección no pertenece a la esencia del régimen re-
n-as, porque la sociedad es un enlace de voluntades subjetivas y de ideas elección popular. ^natural de su técnica' porque es como
oresentaüvo, pero i'i-"'l*tt"t'io y
objetivas.
ffi #",,,j; i.j" ",
]a""táad de miras existente entre los gobernantes
- Explica-ndo_un, poco más el tema de las intervenciones subjetivas en
los miembros del cue{Po'
el desarrollo de la institución, y haciendo especial hincapié én el no siempre cumple con su
mento de poder organizado que en todas ellas se manifiesti y
ele- El ooder ae gobi"Áo de una institución a" iáea ob¡"ti'"a a la que debe
l'
desempeña
un papel de gran importancia, nos indica Hauriou que en toda institu- deber ni traduce fi"ñ;;; -io' i"t ".is"*rut priva-
servir. La historia a" Estadoi y aul de algunas' instituciones a las
ción corp_ora(iva es esencial un poder de gobierno organizad,o para la rea- pod"'"' dir*igentes. se sustraen
lización de la idea de la empresa y que está a su sárvicio. Ei ese poder das enseña nrr" *"/ ;;;";á;-iqí i móviles egoístas' Pero
preocupaciones d-el b;";il;
p""'
el que, como una forma de lá voluntád, espiritu aliza el elemento hulmano 'u"á"cer observa' primeramente'
vistas las *ru, d",ol'"'';;;i;;; áát "t"'"ao' áe toda fueiza de acción
se
de Ia organizaciín.
que esa rebeldía funcióri-"t p;;;i; ya
En un análisis muy sutil, referido especialmente a Ia institución es- "orr1'u-"t^ d" gobie-rrio; l' d"tp'ét' que a la larga'
espontánea, por realizar
tatal, nos dice Hauriou que las bases de Ia organización del poder de "o*o "r'ii!;á";
pesar de crisis más .";:;;ñri"g^ar.,'ú
á"o a"'la- obra
gobierno son en sí mismas completamente espirifuales, y se reduóen a dos *;,:"t'GZ*ptó de esto es la paulatina pero
acaba por i*pon"t'l'";¡
principios: el de Ia separación de los poderes y el del régimen representativo.
eficaz sumisión a" ü, ;i;;;!É"r ár poder civil en los Estados mo- por
"Toda separación de poderes es una separación de competenóias, esto ..Es el ,"rrfiláJ"ii""-fiurrio"--d" ,r," mentalidad crearla
es, de cosas espirituales; en la separación del Estado moderno, el poder
dernos.
,agi*"" "i'il, 'it'"'tada a la de la
el ascendiente ae .ria^"id;;'ir-al
considerada a t' * "o*o e!
ejecutivo tiene Ia competencia de Ia decisión ejecutoria, el poder delibe- estádo normal'"'n
,7,**t;";;;;r;i.;r'"a""a**¡¿" cte tn institución. A1 llegar a esta
oaz.
rativo, Ia competencia de la deliberación, y el poder electoral Ia del
asentimiento. No hay duda de que estas competencias son confiadas a
parte de so explicación, Hauriou '"
*"Ñ'" no sólo un sagaz psicólogo de los
órganos humanos, pero Ia mejor prueba de que los órganos están sub-
v sociólogo, ,ioo tu-tjZ"' f'"ryU'"."o"""""i4o de la' necésidadsociales'
ordinados a las competencias estriba en la pluralidad de los órganos que r" i"iá"r"ción de los hechos
valores éticos y jurídicos para iustificu.
deben concertarse entre sí para ejercer el mismo pod"rr pu." un tiempo más o- menos largo
"l
eierciiio En su opinión, i* i'i"it""rones duran
I"t t'"""tiilades del medio so-
no sólo porque '"'pot'á"t' más o *""o'-'lu' id"ut objetivas sobre las cua-
del poder ejecutivo, el Presidente de Ia República y los- ministroi; para
e_l ejercicio del poder deliberativo, las dos Cámaras,'y para el del póder porqu"
de sufragio, Ios electores de una circunscripción." zs -
- cial, sino también, ;";;bt; todo'-
y a la iusticia'
Y hace notar con mucho tino el Decano Honorario de la Facultad de les reposan se acercan a la verdád
necesidades reales y pres-
Las instituciones responclen' -c!9rtam""táesto" es así' su existencia se ex-
Derecho de Toulouse, que a esta separación de los poderes, que impli-
tan servicios para 'uii'á""¡"'' Mientras oá"'"put""en' o bien la
ca una se_paración aún mayor de los órganos, se debe que el pod"r no iea ' plica. Pero cuando i*'-'"""'iaudes se tt""tloá""
fuerza, sino, por el contrario, un poder de Dereóho suscepti- a oue está obligada' o se corrompen
-una -simple institución deia de ,""áii ,ot servicios
ble de crear Derecho. Porque la separación asegura la supremacía de^las la confianza del público se aparta
los sujetos que la ':;il#;";;;i;;"t pá' algún tiempo es por el im-
competencias sobre el poder de dominación, hacia el cual, sin esta pre-
de ellas lentamente]"s'iT;;;t;;;;"ü';; tiun'foitt''"ión ó a la supresión'
caución, serían arrastrados los órganos.
pulso adquirido, p"'o" ""¿" """"áá;; "
h
P9r- sg parte, el principio del régimen representativo responde a otra consideración el elemento axiológico
Por otra parte, hay-que tener.en
necesidad. Es necesario que el poder de gobierno de una inititución cor- Ño U"sta que se explique su exis-
porativa obre en nombre del cuerpo, y que sus decisiones puedan ser sobre el que se b";; lÁ institucio""'' en una
es necesario que se iustiliquen
consideradas como las del cuerpo mismo. -Verdad es que un cuerpo no tencia por la frrnción qt" realizan; y moral'
jurídica - ¡
instancia superior á" átti-utiua
es nada sin sus órganos, y no quiere sino por ellos, pe.o es necesario
Y así, expor" U"'iiot' algu"ás princifios' en es-te terreno' de los cua-
que éstos quieran por él y no por sí mismós. para reiolver este difícil
les depende, ü p"':d;"ó"-á" t"t instituciones' EI
institucio-
problema hay que acudir- al principio representativo en cuya base está ",' 'iiüi""i"'tuli"i''
primero de ellos ;;;'i;i ia""' q"á;t";; de soporte13 a' las
la idea de Ia _obra por realizar. Es eJta idia directriz la que unifica y da más o menos . lr-t"áa v " iusticia ideales'
homogen_eidad a Ios órganos del gobiern o y a los mierdbros der g*po. nes pueden contormaise por+" el mal existe obie'
Hav unas ideas ooietivas buenas y otras
m1l"r,
Lo qge hay que asegurar mediante la técnica de la organizaci6n"."pr* rs"t*entt iáeas justas e injustas'
sentativa es que esa visión común se traduzca en hechos, de una manera tivámente ,"llli'ári"rí;;;: h.^vr"-i"i"tigible se encuentra también
"or,
verdaderas y fd";;:ti'ñ;á;-áJ
continua, o. por Io menos, periódicamente. Para esto ayuda mucho Ia
z+ ¡i1., pág. 14.
zt Id.,, ¡fig, 51,
193
t92 EL -.-
CONOCfNfIENTO DEL ESTADO DIVENSAS CONCEPCIONES DEL
ESTADO

el
según un método -c-omParaüvo'
e4puesto a Ia contradicción. Y Ia v'ida de la insütución está indefectible- dividuos del grupo, estudia el autor' en '"" do' momentos: el de incor-
mente ligada al valor que representa y al que sirve la idea fundacional. Droceso de interiorización corporativa
De aquí que ninguna institución social que se apoya sobre el asenümien-
to del público puede durar si se encuentra en flagrante contradicción con
i;;iil"J,J,"li:"ffi":fTffttJ; de h personaridad humana en
ra idea
poder de
la verdad moral y la iusücia. ütalista y directriz' de un destino'.
a cuyo servicio se pone un Este
á" ,á*p""ionei elementales'
En segundo término, hay que recordar que los valores obietivos no votuntad y una ".g"il"l?"'pri"áifri"" v de
viven tan sólo en el mundo de lo abstracto sino que en cada época de concepto del ser h"#l; b ü"'p"f"3r';ü""9Ti'l"t "qTf'"iones más im-
de la'corporación
la historia de la humanidad se encarnan existencialmente en una cierta las orsanizaciones J;;*";J"tála"aJt" primer momen-
ti' a"au' eI Estado'Ia elincorporación,
forma de vida, en determinados patrones de conducta, en creentias que oortanle de Ia vida ;'á;i, ;;; "'' q.r" it el de
se
forman Ia base de una civilización. Así, Ias creencias cristianas corrsti- io d" la interiorjz";ió, "oipo.utir", en cuanto los órganos del gobierno se
tuyen el cimiento más profundo de nuestras conciencias, y por ello las da en eI gobierno representátívo' en nombre de éste'
id;;-n'tuáo
ni"gt'ia '-áuoi
instituciones sociales no nos parecen soportables más que si, de acuerdo interiorizan participación en el gobierno'
con Io que es o debe ser nuestra orientación personal, se orientan en "r, "t ".l'j"o';;l;
pero sin conceder "'iJ' "i'á"¿a"o' en las crisis
una medida suficiente hacia la verdad moral y hacia la justicia. Y el segundo *o*"ffi ;i;;ü
p"ttoñiri"'"i*' -ptodt'ce'

u"'"'-i'g"' ;" lis asociados cuando


Y es verdad que si el medio social no es en modo alguno creador, o subjetivas q,r" 4' "o""i""'i"i*'de
Gracias ;'il f""ó-"'o' la idea-Estado
sea, capaz de engendrar una Moral, sí es en cambio conservador de Ia Ilesan a agregarse al gobiem-o',
Moral, cuya revelación ha recibido, y reacciona con fuerza contra todo ."-""ttá"iflca"en la colectividad'
-Al período objetivo, o de inaorporac.iÁm' corresponden las reglas ele-
lo que Ia contraría. Esto explica por qué hay sociedades y organizaciones por eI legisla-
secretas: porque no osan afrontar la reacción del público en üsta de mentalás del derecho disciplinario
o "ioitidrt Al
que sus miras y sus ardides no son conformes a Ia verdad y a la justicia. dor a nombre ¿" lu i"tiáción' pero
tt" ;;;át
"r,utoturio, cQn los-asociados'
las formas más ele-
Por otra parte, en opinión del jurista francés, Ia conformidad de una neríodo subjetivo, a"'i"áaffii'an' "áit"tp""a"n se va acre-
institución social con la verdad moral y Ia justicia es susceptible de
^vadas "
de la soüda.iJid'á" oá"r, moral e i-ntelectual, que la idea in-
una infinidad de grados, porque los postulados de la Moral y de la jus- centando v d"r",'volfJrrJo tu p''og'"'i" a realización de
""
Iibertades coo,peradoras''6
ticia poseen Io que podría llamarse una abertura ongul,ar. Ejemplifican- ;;ffii"" ;"'-i;; d"l- pensamiento de Hauriou en
sus más au-
do esto nos dice lo siguiente: "He aquí un postulado de justicia política, Hasta aquí la
a saber, que el gobierno debe pertenecer a un poder
"ñ;t;¿"
ténticas fuentes. N" i;; á;J; q"" r" oái""aá-una elaboración magistral
nqueza
minoritario con- g*"=á;"i'^1"a de contenido sino una
trolado por el poder mayoritario. En el espacio -comprendido' entre el en la que no sólo ffi;; d"'"nollo posterior' No es de extra-
poder minoritario solo, de una parte, y el-poder mayoritario solo, de aún mayor ¿" "gáá"iu' ñu1a "o Laya tenido- aplicación en
otra, se establece un juego. Si el máximum de conformidad con la jus- ñar, por ello, que f^"^i""tA'de- la institución
el en eI psicológico y
ticia política parece que debe realizarTo un gobierno en que el poder de múltiples campos -;"-;l sociológic-o'-enL'gaiiurídLo'
a obras y ensayos de gran
una min-oría escogida se encuentre contenido por un control popular á, el filosóficJ"v'n'J"r'"^ü-áa'do
que ha siJo ocasión y estímulo
para una
esclarecido y moderado, existe a ambos lados dt este punto de- equili- valor. Puede decirse, á i"tdud'
^.r, también de Fi-
brio.un margen tal de posibilidades, que, por un lado, un régimen aris- renovación en los }iátár'á"
b=";;"i;" óonstitucionáI v
tocrático qug el control mayoritario será casi nulo, y, por otro, un losofía Social Y Jurídica'"
-en
régimen democrático en que el poder minoritario no diipondrá casi de
libertad de acción, mantendrán, sin embargo, uno y otró, h suficiente 2s rbíd.' ert stt Teoría a Realí'
el comentario de Luis Sánchez Agesta'
2? Cfr. entre otros,
conformidad con Ia justicia, conformidad necesaria para la duración." 3s a"-ó1"".¿", is44,- según el cual el mé-
A estas ideas llenas de interés, podemos asociar otras que expone el dad en et Comc¿m¡eiio"p;i;;;,"i;,r"rri¿"4 i" Hu,.tlou ha sido el de que' sin ser
p-ropio Hauriou cn su estudio acerca de La Teoría de la Inst¡trrclón lt
rito indiscutibl" a" U"¿"liii'.'l"r-,i*"1""d
r" y"q*;^á;i-o'd""' en la Edad Media' "ha
infiel a los fundamen;"";;;'* n9' como un' obieto autónomo
ptg"l't u l^''"flidud social
de ln Fundnción, y que vienen a completarlas. Después de hablar de Iá
agrupación de los tres elementos de toda instituclón corporativa, que
«lirigido una mirada
(:on sus modos
'*á^ aJv ,áru¿"d, dando la norma por Ia que discurreconunala nueva
jerar-
"sp""iii:". n"ta"t el contacto visión
d"l'il^rami"rto cristia,o,-q,ie'-ri1his^tórico
son: lq La idea de la obra por realizar en un grupo socialt 2a El poá", filosofía histórica social en una más
ontológic' q'" t]Itiu' de Dios'
organizado al servicio de esta idea para realizarla; y s9 Las manifesta-
ciones de comunión que se producen alrededor de Ia idea entre los in-
trrrí¿

realiclad corno un
re
'p'"f'"nát-lo
:il,",""ñ;i;';,."1-H;.¿'*i^Tll;t'"¿'TtilT,,il:t",1"::¡T1'úf
ü;;1"";;¿.-uul¡o,, r," l"uiá. "oordi.'ut
lo que había de cierto
iÍ#
ltbórrimo arbirrio d" "to objetivo social" se fun-
25 Principios..., pág. 91. r.r¡ cstas o.ientaciorrest"rf;i';#*io "Uri"i""ÁUur,o;
195
r9.l EL @NOCIMIENTO --
DEL ESTADO
I)I!'ERSAS CONCEPCIONES DEL ESTADO

de la función legisla-
En Io que respecta a nuestro examen de Ia naturaleza del Estado e¡ iudicial y los representantes populares encargados
innegable que la teoría de la institución de Hauriou aporta luces deci. iiuo, lá proPia obra estatal'
" opus pol¡t¡cu:ry. _iiicretización de la idea objetiva del bien pú-
Ese
sivas para comprender no sólo la estructura de la organización política como un.centro mag-
bli;-¿ó;rui d" una"sociedad ""orfl"ir humana- es' pues'
sino también su sentido y finalidad. Como una ontología de lo social,
dicha teoría aparece en un punto de sano equilibrio entre Ias concep- nético al que ui"o"r*, i;t voluntaáá gobernantes y gober-
de
de
nados. Se logra ,rí, decíamos antes' la coniinción armoniosa
ciones exageradamente objetivas y Ias que extreman el punto de vista "L*o y se su perduración
elementos objetivos v t"UláU"át-á' "l Estado
subjetivo. Pretende explicar la forma en que se coniugan, armónicamen- perduraciói-í"" ááp""aerá, claro está"'t"guta de Esta-
-iratándoseelernentos'
te, Ios diversos elementos sociales mediante su imagen de Ia sociedad indefinida. realizar-esos
como un tejido cuya trama está formada por las libertades subjeüvas de ffiñt""1";;;- de h áedidt* en de que se logre
la institución de Hauriou constitu-
Ios hombres y cuya urdimbre Ia constituyen las ideas objetivas. con esto vemos
"ó;l;1;;ría de Ia naturaleza' del-sentid-o y.de la fina-
-;;;';'";ilil;;.i"
ve una excelente "*pii"u"ió"
Además, Ia teoría cle la institución, en su definición positiva y des- que'faltaba a las doctrinas de
iidad del Estado, ,
criptiva, pone en iuego una serie de elementos que permiten explicar
la unidad de asociació"Ift Jr"t'á !9o4t'- en el fondo' un magnífico pun-
adecuadamente tanto Ia estructura y teleología del Estado en general iáíii"u q,r" irá explícitándose cada
to de arranque de t#;';"; Ftt";"iá políticas que se
-considerado abstractamente- como la de los Estados parüculares que vez más conforme ,"--ü;-;;;lnando las realidades
se dan en Ia historia, especialmente los de los tiempos modernos.
van presentando en la historia'
En efecto, considerando grosso mndo esos elementos, nos encontramos las concepciones jurídicas del Es-
con que se habla, primeramente, de una idea objeüva, que es Ia idea de * +. Nos falta """rid;;;,'^f-i""lmente,
que: "Puásto q"i -el Deiecho es esencial
la obra por realizar en un grupo social. Tratándose del Estado moderno tado. Reconocemos con Jellinek pleno del mismo' sin tener a Ia
es evidente que esa idea fue -y sigue siendo- Ia de una conüvencia al Estado, ro poriUll'"" "o"oói*iento
",
vez un conocimient; tI" ; "at""l"'a ¡"r?dica'
Ordenado el-Estado me-
pacífica, armónica, iusta, en la que hubiera seguridad y orden mediante
diante el Derecho, y siendo a su vez- "o"'"n'adot
y tran-sformador de
Lrna conveniente centralización política y iurídica. O sea, en otras pala- En una palabra' es pre-
bras, la idea de un bien público temporal, en el que los individuos y las éste, necesita tener í""i"1'! a1"tio del.mismo'
agrupaciones pudiesen encontrar las necesarias facilidades para una ade- ;i;; "" concepto iurídico del Estado"''s
Esto es verdad ,¿ro tratándose de formas políticas históricas -que
cuada realización de sus fines. "o
sujetas, cle una u otra m""tá' a un orden normativo
Se habla después de un poder organizado al servicio de esa idea para siempre esfuvieron absolutas de
realizarla. Y es claro que ese poder se da, de un modo intergiversable, en Grecia, no-","TJil Aa"i-frf"Já,-"" las monarquías lo que res-
",
i;' tp;;'-"derna-' sino también, y con mavor raz6n' en
en el Estado moderno, en el que constituye la fuerza poderosa y arrolla- por ,, I"do elabora el Derecho
dora -sober&ruL se le llama- que encamina eficazmente al grupo social oecta al actual Estado de Derecho,'que
ñ;il; y pát "t otroduda, queda sometido a él'
a la realización de su objeüvo. Entra aquí toda la historia del poder
sin tiene una realidad de hgqho- que conceptual
Este Estado,
soberano en el Estado, que de una energía casi omnipotente e incon- su realidad iurídica, y que
trolada pasa a Io largo de Ios siglos a ser una fuerza jurídicamente orga- v metodológicament" p""á" diferenciarse de lo hace Jellinek' que el
nizada y limitada. i":i;;á;T;;;. P* áil";v q;e aclarar'
no
como
se propone. esclarecer su naturaleza
i".iaiáo del Esiadb
Y se habla, por írltimo, de las manifestaciones de comunión que se """*iár""ao de hallar un concepto en
producen alrededor de Ia idea entre los individuos del grupo y se insiste
,"ri, 1ir" "l aspectá ¡urídico del mismo' Trata alguna entre sí todas Ias pro-
en el aspecto de las voluntades subjetivas que se subordinan al servicio
;ü";'q";á* ,""rílh^rli" Á"t."¿icción
pieáades- jurídicas del Estado'
de la obra y se van renovando indefinidamente. Esto se cumple cabal- cierto que los lá*rr".r", de-_las ficciones iurídicas, queriendo po-
mente en el moderno Estado de Derecho, democrático y representativo,
nerse en posturas ;;';ittirr,-ll"g"ro,
a confundir la existencia real
en el que se da, por un lado, el fenómeno del consentirúento corñuetu-
del Estado ,,r"";án"i" l*fái""'"A*í' lot que concibieron alsus Estado
dinaria por parte del pueblo -por medio del cual hay una adhesión ; io confundi"tór, "ot alguno de ele-
como una situación J" üü pero,
"or,
renovada e indefinida a Ia obra del Estado- y, por el otro, el del servi- como ya lo vimos en su oportunidad,
cio, también ilimitado en el tiempo, que prestan los funcionarios y em- ;#d;";i; o áominador.
obiátivas se basan' en última ins-
todas estas doctrinas pretendidamente
pleados de Ia administración pública, los iueces y magistrados del poder
tancia, en un ficticio' t'omado' muchas veces' del vieio
"1"-""tl-i"idico
Derecho Natural racionalista'
da en la idea, el "acontecer" en esa libre voluntad que Do es mero arbitrio sino que-
rer de la idea; la falta de plenitud de su ¡ealización histúrica es consecuencia de la 2s
naturaleza desfalleciente del hombro herido del pecado". Pigs. 46 y 47.
Op. cit., Pág. 130'
tt O 197
EL CONOCIMTENTTO DEL ESTA_DO ¡)TVERSAS CONCEPCIONES DEL ESTADO

Los conceptos jurídicos, como formas de síntesis mental de los hechos misma de las cosas, sino también una nociva disyunciórr.
entre los ele-
reales, deben expresar, con la mayor claridad y precisión posibles, las
-"ntát del Estado, que en realidad es un tdo inseparable'
relaciones que esos hechos guardan con el Derecho objetivo-. No tienen
por qué explicar su naturaleza social sino tan sólo su trascendencia iu- b)EtEsta^doconwrelncióniuríd.ico:NosiendoelEstadounobieto
de su natu-
a" 1"r""¡ro es obvio que hay que buscar otra explicaciónque
¡ídica. Y ello nos indica que dichos conceptos se han de ajustar a la
;"i;-¡.fdiá y éru'p"r"""'r"'r, primera üsta, la de el propio
mentalidad jurídica de Ia época, sin dejar de tomar en cuenta los prin-
Estado'es una relación de Derecho'"
cipios generales y permanentes de todo Derecho. -"-ñi"-;-plicación prr* muy sencil]a_y \na. Y también exacta' Por-
]ellinek sostiene, con razón, que sólo hay tres maneras de concebir con que
oue si hacEmos ,rr" i"t o*"nología del Estado nos encontramos
jurídicamente al Estado: como obieto de Derecho, como relación iurídica
t!j; áll"*Lal". r" **ut"!e y l" da su ¡ealidad propia es el con-
o como suieto de Derecho. Vamos a seguir, en sus grandes líneas, Ia ex- y gobernados' Y esas relaciones' na-
posición del jurista alemán.n i""i" á" ,"f^"iot "t entre gobernán-tés jur"ídic.o y por ello mismo son reln''
turalmente, ,o*lid;;-;i ;rá;n
a ) El Estado com.o obieto d.e Derecho; Esta concepción, que algu- |üii iiia¡c ."rte, g^i-ii"áo""r de dom¡rtación para con los súbditos v
nas veces se sostuvo en Ia historia del Derecho y en la literatura política, ;;i";;"; d. E-li"n "o, átro, Estadosentra soberanos. Hay también ¡ela-
se basa en Ia apreciación de que el Estado, como tal, es una cosa que de coo¡l¡nnc¡dn. cuando el Estado en tratos con los partic-u-
puede ser objeto de disposición o apropiación por parte de un derecho- "io"L,
ü;;; il hrcer uso a" r" ráU"ranía sino en un terreno de Derecho común'
Pero esto que parece tan evidente en eI plqg felgmeno1ógico
habiente. no lo
una- serie
Su simple enunciado nos muestra a las claras Io absurdo de una tal es en el ontolSgicó. Ú" qr" el Estado tenga, indudablemente,
una relación
concepción en la que, necesariamente, tiene que haber un desgarramiento á" i"l""lÑs ¡írídicas, n'o se sigue- X'9 táo, en sí mismo'
entre el Estadq como objeto, y los gobemantes, como sujetos que dispo- áiai"*ti""t dei Estado -luponen que éste va está
Ñrái"". lrt J"tr"iorr"t--tt*o
nen de é1. Supone un concepto enteramente material, vulgar, craso, del constituido. Sor, p,r", hs llaman los filóiofos- ielaciones pteü-
Estado, y una ignorancia total de sus elementos espirifuales que Io cons- como determinante pos-
,*n"na"t o ot'clá.etttalzs, que vienen a añadirseesencial,
tituyen en Ia comunidad humana suprema pero no le dan
escolásticos- en el orden t:mporal.
-la soci,etas perfec-ta de los terior aI sujeto ya
"o*plltó
en su constitución
su naturaleza misma'
-_ouaquísesiguequela-doctrinade-larelacióniürídicanosolamentees
Esto sólo se pudo sostener en épocas feudales primitivas en las que
por Estad,o se entendía el patrimonio del rey o del señor, o sea, el con- inexacta,'sino radicalmente insuficiente p_ara -expli,car el origen,
junto de tierras con sus posesiones y vasallos l" ;;ttüil¡
"rirrrirÁo del Estado. ]orge ¡ellinek ieñala acertada-
-los siervos de la gleba- i""r"Urlitá""i" y
que estaban a su arbitrio. O bien en tiempos posteriores, ya en plena se¿á de a esa doctrina- f'e par-ece, en primer lugar'
evolución del absolutismo monárquico, en los que se expuso y defendió, -""t"-""" explicar la unidad del Estado' o sea' b.:::..17
".iU""t
tanto en el campo protestante como en el católico, Ia doctrina del d¿re- n* "" *"á" U"g".aatrav?s de todo cambio en las personas' Porque et
ñ"rr""" tel mismó
cho d,ioitw de lns reyes. Conf.orrne a esta última, el Bstado se identificab¿r Estado no comprenJ" ü"" relación de dominio, sino inrrumerables rela-
con el gobernante y venía a ser como una propiedad que podía admi- de !ér".o. Hay tantas cuantos sujetos. Y cada nuevo señor o
nistrar según su conveniencia. áo-i""áo. intrJduce ,r, á,r"ro miembro en la proporción,.de taldestruir
"fá"", "rte suerte
Todavía en la doctrina alemana del Estado a fines del siglo xrx vuel- en la forma de domináción necesitaría
ven a a,parecer vestigios de estas concepciones en las teorías de Seydel ñ;-ail- *oáifi"""i¿"- Lo cual resulta absurdo'
acerca del señor o soberano (Herrschar) y en las explicaciones de juristas
it Ert"do y poner ,r.rá ,rr"ro en su lugar'esta doctrina consiste en que
Por otra parte, el error más grave de
como Rotteck, Stahl y Zachariae, que ven en el Estado una fundación ." p""¿" á""ir aL áO"a" pro"ed! h relación -el origendel jurídica Estado. Si el
(Anstalt), pero en realidad se trata de interpretaciones particulares de Ia Urt^'ao es en sí ,r.r"-rel""ió^n iurídica, ¿cuál es de ésta? Hab¡ía
naturaleza del Estado que no Ilegaron a tener mucha difusión fuera del que buscar w suieto del cuaÍ esa rehóión emanar,a y. uno o varios suje-
ambiente monárquico prusiano. no hay términos en-
i* frá"i" lrs cualls se dirigiera, ya que relación -sin
H-oy en día _nadie pued_e pensar en sostener razonablemente que el ir" f", cuales se establezJa. Y en ,ilti*" initancia habfía que buscar
Estado, como tal, sea un obieto de Derecho. Esto supondría ,o suieto en un orden iurídico supraestatal'
-lo ln ' -,t-l""Vor
rrsc
existencia de un orden juúdico supraestatal arbitrario, conforme al cual abundamieito, la-doctrina de la relación iurÍdica tampoco
pudieran los-gobernantes considerar al Estado como propiedad o patri- ,.* il"gu, a explicar la acción exterior del Estado. Porque las
monio suyo, lo cual no se justifica ni ante la razón ni ante Ia nafurileza ""p"r'aá
r.l¿rciines internácionalei no son susceptibles de ser resueltas en fórmu-
ts kI., pág. I32.
i", iu" simples "omo 1", de relaciones lurídicas,-layaguerra que éstas no pueden
ni acordar tra-
tr.¡rer derecios ni deberes, ni pueden declarar
l99
DIVERSAS CONCIEPCIONES
DEL ESTADO

se atribuya
tados. Ni tienen la permanencia suficiente para garantizar el respeto dt:
Erc seres humanos. Pero la lógiea no gxige que esta cualidad
de una comunr-
t"Ui"tivación
¡ólo aI in&viduo, t";;; ;l "o"t'*tio' -toa'
Ios derechos adquiridos. Sería necio pensar en una relación de Derecho
que entra en Iucha con o;rra, y en una tercera relación que es capaz dc al campo de las fic-
dad de hombres, ' á;#";"ü"iiü4"á';ü; át;-ha de unirse' más bien' a
llBgar a oficiar de juez entre ambas.
clones. El conocimi"iio lo¡aico
en-
áa "tt"
"i''"ñ""""''J:li*:f.
Por todas estas razones, resulta inadmisible esta doctrina para expli-
car Ia naturaleza jurídica del Estado.3o
los c(
Ios resultados del "l;:""H#iJ
una unidad colectiva' una asoc:
::';i'"fl
una
i"ái0", y esta unidad no es que'
IÑ"d" es
á" síntesis áe- nuestra conciencia
c) El Estado como suieto de Derccho: Descartadas las dos ptimeras ficción, sino una t#;;:;;;;; insütucio-
concepciones del objeto de Derecho y de la relación jurídica, no nos como todos lo, hu"h*'d; ñ;i;il
ro*i"iá b"q" ¿" nuestras de adqui-
queda más que la tercera de las enunciadas para explicar Ia naturaleza menos capaces
nes, entonces tales ""rJ"a* "ol""ü'a' -oo ""
rir subjetivid"a ¡,,tiii"T q"á f"" q'qMduos
jurídica del Estado, o sea, la del ruieto de Derecho. humanos"'3'
La idea de que el Estado es un suieto capaz de derechos y deberes, Las anterio.". i""J*}ffi ;
ü^ t'"ñ':':T:^. ::i',:T r *lui'"rHJ
a la manera de los individuos humanos y de las agrupaciones sociales " ffi:'i.;¿iiqrJ-"'-Ñia'diurídicaderEs-
^las consideiaciones continua-
tado. Menos exactas. ;;", ;
menores, es muy antigua, y puede decirse que todo gran jurista -den- "*"1ái;"1"":':'",i,#1"xff áÁuiá' 'que 'a
tro de la tradición del Derecho Romano en el mundo occidental- ha ción expone i*io''át'tJ-oü"-p"'";*1itil, :X;l'iffi:: ;-tr1:
sostenido que el Estado no sólo es el productor principal y el sanciona- ",""
dor del orden jurldico positivo, sino también un centro de imputación de ili:X**,,xl",i'",?ri.'::Y;:":f 1""*ilffi*;'á'-ti"'Lt"ti'i"J-qi'át'""
derechos. y obligaciones. sido ya superados'32 to la ncr.sonalidad jiurídica del
to personalidad
Sin embargo, como advierte Jellinek, esta doctrina que prevalece ac- Si queremos precisar la naturale za de
---^r^-^
tenemos que
tualmenie, fue impulsada, en gran rnanera, en los üempos modernos, por Er;ár":";;;; ii;;ile pensamiento realista hoderado- rcal de esa perso-
que es el Íun'da'm¿nto
la Escuela de Derecho Natural racionalista, a partir de Hugo Grocio. acudir a una distinción entie lo miembros de la so-
Y Ia han sostenido grandes pensadores como Hobbes, Locke, Pufendorf, nalidad, que son b;l";;i;; !:üi":' tJ""i"o
.i"¿íiuia"*"s
por el cual se consütuye
Rousseau y otros de la misma tendencia, hasta llegar a los más destaca- ciedad, y lo que J "i-;;;"dimiento i" ;;á;á 'calificada de dichos suie-
dos iuristas ingleses y norteamericanos, constitucionalistas franceses y te6- en centro a" i.poi""i;"",;;iJü; suizo utz lo siguien-
ricos alemanes del Estado. tos. A este respect",";;JJ;;;d;;";¿";l;;iólogo por el derecho
Reconociendo el acierto de esta advertencia del maestro alemán, cree- ..Er concepto d" ;il"*'i;iJt";-i;i il;;;-;,tkado
te:
mos que sería justo mencionar también ent¡e los sostenedores de la men-
cionada doctrina a los grandes iuristas medievales de la Escuela de Bo-
positivo,p",""",l,"i;,if
l"'S1+i:*r1:"'¿T:r:',:",.1'ffi
,i':,i':il::,iit:
per-
concento de
Ionia y a los iusfilósofos escolásticos, especialmente a los preclaros teó- Há i1","t".Hfiuiá';;i;;^r del ;u_ieto'eeTere"ho.
fú¿;' Ú t'"*" ñ-;"J'"s
El
la rinidad cali-
logos-juristas del Siglo de Oro español, como Vitoria, Suárez, Soto, Váz- sona iurídic" n'il,';;; áá"d" se encuentra la
quez de Menchaca, Molina, así como sus seguidores hasta nuestros días. *,",i['JoJ'á"'i" ,""1"¿"a:1;rr;;
ficada de los",, en este aspecto
Puede decirse, pues, que la docttina que explica Ia naturaleza jurí- verdadera i"" ;t;;;; r'y"ná' Pero sólo de derechos)
"r,,togi"'";J" de sui1t1
dica del Estado considerando a éste como un suieto de Derecho, por su lexcluvendo
", "'t"-ii*iaá'""i9o9' "i;;dto
a*""ío tódos los atributos
obvia justificación racional, ha llegado a ser Ia doctrina común en nues- por""ri" también ü" {;i;;d;'á"i 'p"tto"" ¡r-iídica"' aun cuando no pre-
i9¡n*'9
tros tiempos. lorge lelline[, ahondando en el significado de esta doctri- previos para ser *i'dJáá"-"oqo
na y tratando de precisar su alcance, hace observaciones bastante apre-
ciables y de suma utilidad. "El concepto de sujeto de de¡echo -dice-
i".t" la misma. d'üJ;-;m.-:,:*]l
En suma, el Estádo es Persona Jufl
:',X'Ui'",,¡"," de dere-
únicá capaz de explicar satis-
es un concepto puramente jurídico y no significa cualidad real que de chos y obligaciones:-ñU;r'la r" *a-" iurídic^a del Estado: su uni-
"o".!iréi¿"
suyo esté ügada a los hombres, sino que, como todo concepto iurídico, factoriamente toaol lir"i"r"¿*ln*--á"
es por su naturaleza una relación. Que el hombre es un sujeto de derecho,
sus tetpo"tubitid"'do-,-'sus relaciones
dad. su actividad, "'i-p"'-"'"nci"' razón- nó dudamos en
quiere decir que se encuentra con el orden jurídico en una relación que con los prrti"rrl"'"'"; ffiE"it
Étt"át* Pir tal p"recho Estatal (polí-
está determinada por nonnas de igual naturaleza. Sujeto en sentido ju- aceptarla oá1"'a""i"a"r'lá .uuor"""iá" dál
rídico, es por tanto, no una esencia, una substanc,ia, sino una capacidad "o*o
Ucd o público)' r r- las
r^ diversas concepcron Les del Estado
creada mediante la voluntad del orden jurídico. El hombre es el supues- Del estudio que hemos hecho de
to de Ia capacidad jurídica, puesto que todo derecho es una relación en- sr Id., Pág. 136'
sz Id.- o6s. L37.
3o Cfr. Iellinel<, op. cit., pág. 135. n oó.'c¡L, PLsg 73 Y 74'
2ñ EJ. CONOCIMIENTO DEL ESTAIX)

resulta, en definitiva, que debido a su amplitud y complejidad, el Esta-


do puede ser considerado desde distintos'puntos de vista que en reali-
dad no se oponen sino que se complementan. Unos acentúan más el as-
pecto obietivo, exterior, del Estado; otros el subietivo, interno; otros, en
fin, hacen hincapié en su carácter jurídico. Pero en todos ellos hay una
parte de verdad que no se puede despreciar.
Desde Iuego que en todo esto interviene también Ia concepción filo-
sófica que se tenga del Estado. Dos tendencias extremas se disputan la
primacía: Ia atomística indiüdualista y la universalista colectivista. Y
la historia del pensamiento político muestra cómo en épocas determina-
das han tenido vigencia unas u otras. En el fondo, las dos tendencias,
por exageradas, son falsas. Hay que buscar más bien el equilibrio de lo
indiüdual y social, de lo objetivo y lo subjetivo, de lo espontáneo y de
lo normativo. Y ello mediante un equilibrio dinámico -permanentemen-
te renovado- de los tres grandes factores que actúan en el Estado y
que Hauriou denomina: el poder, el orden y la libertad.

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