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Ensayo: La situación hídrica en México

El agua es un recurso global que conforma la mayor parte de los seres vivos y es
tan necesaria para el desarrollo de la vida tal como la conocemos. Las distintas
actividades humanas ejercen una presión importante, directa e indirectamente,
sobre el ciclo hidrológico, lo que ha tenido consecuencias negativas en muchas
regiones no sólo en la calidad de vida de la población, sino también en los
ecosistemas naturales y su biodiversidad (Semarnat, 2016).

Se calcula que en el planeta existen alrededor de 1 400 millones de kilómetros


cúbicos de agua, de los cuales 2.5% corresponden a agua dulce, localizada
principalmente en ríos, lagos, glaciares, mantos de hielo y acuíferos. Cerca de tres
cuartas partes del agua dulce están contenidas en los glaciares y mantos de hielo,
de los cuales aproximadamente 97% son prácticamente inaccesibles.

El abasto del agua para el consumo de la población y para la continuidad de las


actividades productivas ha hecho necesario que además de las fuentes de
suministro más comunes, como los ríos, lagos y acuíferos, se construya
infraestructura (por ejemplo, presas, embalses y bordos) que almacene mayores
volúmenes del líquido y evite así las contingencias ocasionadas por la variabilidad
natural que afectan su disponibilidad.

Es de preocupación que el balance hídrico 1 en cada región del mundo y


específicamente en México es muy desproporcional, ya que en algunas regiones
se cuenta con agua a niveles descabellados comparándose con otras zonas
donde a duras penas les alcanza para cubrir sus necesidades básicas. Estos

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Es el recuento de las entradas y salidas del sistema. En este caso, lo que dispone de
agua un país.
desequilibrios en la disponibilidad del líquido, la población asentada y en el nivel
de la actividad económica entre regiones podrían ser la fuente de tensiones entre
los diferentes sectores que requieren el agua, así como por las afectaciones a los
ecosistemas naturales que podrían verse privados de este recurso para destinarlo
a la población o bien, a actividades agropecuarias e industriales (Semarnat, 2016).

La cantidad de agua que se destina a los diferentes sectores difiere entre países y
regiones debido a las características ambientales, socioeconómicas y
poblacionales. Los usos del agua en México han sido clasificados por la
CONAGUA en tres sectores: agrícola, abastecimiento público e industrial
(Semarnat, 2016), se mencionan de mayor a menor volumen concesionado para
cada uno. Entre 2001 y 2015, en el país, la intensidad de uso del agua superficial
aumentó poco más del 21%, pasando de 11% a casi el 15% haciendo necesaria la
aplicación de políticas y acciones que promuevan su adecuado aprovechamiento,
pudiendo ser, con un buen monitoreo y registro sobre la cantidad que existe dentro
del territorio nacional y la que se está consumiendo: la implementación de
incentivos por un menor consumo, como ocurre en una industria autoabastecida y
energía eléctrica que utilizan la menor proporción del volumen concesionado en el
país, con alrededor del 4 y 5% del total en 2015, respectivamente, para que
continúen de esta manera; así como cargos extra a quien exceda su límite de uso,
por ejemplo, el sector agrícola (que es donde mayor cantidad se consume) para
motivar al desarrollo de técnicas; de igual forma, que se lleven a cabo tratamientos
a más aguas residuales y correctas mediciones de su calidad al final del proceso,
para evitar que su descarga a cuerpos de agua los dañe o para poder reutilizarla
en las actividades posibles.

Teniendo como objetivo de promover en la nación el cuidado en el uso de los


recursos hídricos, que amenaza la sustentabilidad de la explotación de los
acuíferos. En México, el número de acuíferos sobreexplotados se incrementó
considerablemente en las últimas cuatro décadas. Algunos de ellos presentan,
además, condiciones de salinización por intrusión marina o aguas subterráneas
salobres. En extensas zonas de riego, sobre todo en las áreas costeras, la
sobreexplotación de los acuíferos ha provocado un descenso de varios metros en
los niveles de agua subterránea, y con ello se ha favorecido la intrusión del agua
marina, con el consecuente deterioro de la calidad de sus aguas. La calidad del
agua es una medida de las propiedades físicas, químicas y biológicas del líquido
(Peters et al., 2009) que resulta fundamental conocer para poder aprovechar
adecuadamente y de forma segura el líquido (Semarnat, 2016).

De acuerdo con el informe La situación del medio ambiente en México, en su


edición 2015, menciona que “la cobertura de agua potable y saneamiento básico
alcanzó en 2015 al 95.3 y 92.8% de la población”, pero lo que es realidad es que
algunas localidades aún se encuentran en condiciones marginales ya que no
tienen el servicio de alcantarillado, mucho menos cuentan con agua pura, lo que
hace necesario que su población hierva el agua del grifo para “purificarla” y de
este modo poder consumirla. Además, también se lee que “el tratamiento de
aguas creció en 13% entre 2012 y 2015, alcanzando cerca del 53% de las aguas
residuales que se generan”.

En el país el tratamiento de aguas residuales se lleva a cabo mediante diversos


métodos se separación y purificación; los más comunes incluyen sistemas de
lodos activados, lagunas de estabilización, lagunas aireadas, filtros biológicos,
dual, entre otros. El enfoque para ingeniería ambiental es el tratamiento de estas
aguas mediante procesos físicos, químicos y biológicos que tienen como objetivo
eliminar sus principales contaminantes, lo que permite un menor impacto
ambiental cuando son vertidas en los cuerpos naturales.

Con el crecimiento poblacional la disponibilidad y calidad de este líquido vital ha


ido en decremento, debido a que a mayor necesidad de producción se requiere
gran cantidad de materias primas y con ello mayor generación de aguas
residuales. Todo el planeta es un sistema, en el cual, si alguno de sus
componentes se ve dañado, en este caso el ciclo del agua, todo lo demás tendrá
repercusiones desfavorables; es por ello que se tiene que recalcar en el valor de
su cuidado y llevar a cabo las acciones necesarias tan pronto como sea posible
para un buen equilibrio entre los ámbitos social, económico y ambiental.
Es importante que todos los ciudadanos conozcamos su situación real y
participemos con las instituciones gubernamentales en la toma de decisiones para
su manejo responsable y después cumplir con las normas que se decidan.

La relevancia de este tipo de informes radica en que mantiene notificada a la


sociedad sobre un tema que debiera de interesar a todos, porque son la base para
el funcionamiento del día a día, además de ser el hogar de la población: la
situación del ambiente y con ello de los recursos naturales tanto del país como del
mundo. Pero el ser humano carece de ética o moral sobre su cuidado,
representando un reto ambiental de gran importancia para el futuro del planeta y
de las próximas generaciones. Tan pronto como se le dé la atención y valor
requerido se empezaran a buscar e implementar soluciones a las grandes
problemáticas que aquejan al planeta, en este caso, la del agua y más
específicamente, en México.

Como comentario final, basta con enseñar a las pequeñas generaciones sobre el
cuidado del agua y los demás recursos, y para la ciudadanía adulta, motivarle para
que con un poco de su esfuerzo se logre la preservación. Una pequeña acción
puede hacer grandes cambios, por ejemplo, al componer alguna fuga de agua en
el hogar se evita su gasto innecesario, porque más vale tarde que nunca.

REFERENCIAS

Semarnat. Informe de la Situación del Medio Ambiente en México. Compendio de


Estadísticas Ambientales. Indicadores Clave, de Desempeño Ambiental y de
Crecimiento Verde. Edición 2015. Semarnat. México. 2016.

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