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Magdalena Chocano
En la -historia de la población de los Andes, dada la incertidumbre que reina para las
cifras globales, resulta de utilidad emplear una perspectiva local, tal como lo demuestran nume-
rosos estudios (Sánchez Albornoz 1978; Cook 1982; Morner 1978). En este artículo presenta-
mos un análisis de larga duración para la región que conformó el corregimiento de Conchucos
desde 1543 hasta 1940. Hemos mantenido las circunscripciones de las parroquias coloniales
para que así sea posible la comparación a lo largo del período propuesto. Antes de entrar en el
análisis de las cifras propiamente dicho es necesario aclarar algunos problemas concernientes
principalmente a la terminología "étnica" con la que la historia demográfica tiene que lidiar
constantemente en el examen de la evolución de la población andina.
fue variando. En la época colonial, los llamados indios eran básicamente los individuos que
pertenecían por su filiación a la población conquistada (originariamente compuesta de diversi-
dad de pueblos étnicos) que debía pagar tributo y estar sujeta a las cargas de trabajo obligato-
rio para el "bien común", encamado en las instituciones económicas regentada~ por una élite
de propietarios, caciques, funcionarios y eclesiásticos. En contrapartida, el estado colonial
garantizaba a los "comunes" de indios o ayllus el acceso a la tierra y se encargaba de adminis-
trarles justicia y de mantener a los curas necesarios para catequizarlos y enseñarles a vivir con
"policía". Exceptuado del tributo estaba el estrato más alto de los caciques, quienes eran
considerados "señores naturales" equiparables por su rango a la nobleza. Se constituyó así el
llamado "pacto colonial" entre la población aborigen y la Corona (Platt 1982).
Para los sectores dominantes y otros sectores dominados pero no sometidos al tributo,
la designación de "indio" era sinónimo de inferioridad social, y juristas como Juan Solórzano y
Pereyra incluían a los así llamados en los casos de "personas miserables", es decir desvalidas.
Sin embargo, los llamados indios podían utilizar esta denominación para presentarse ante la
justicia colonial, como término que legitimaba sus deberes y derechos como súbditos de la
Corona. En este contexto también se solía emplear con preferencia el término de "naturales",
que carecía de las connotaciones negativas de la palabra "indio". La etiqueta indio por tanto
conllevaba una presión social y económica de la que muchos intentaban escapar, fuera migrando
a otros pueblos, lo que los convertía en indios forasteros (que pagaban un tributo menor) o
tratando de hacerse pasar por mestizos, lo que a la vez que los eximía del tributo por completo,
solía implicar la pérdida de la identidad india con lo que quedaban fuera del común o ayllu 1•
La "sangre" fue el factor que definió el orden estamental colonial (Zúñiga 1999). Esto se
aprecia claramente en el uso que la documentación colonial da a la categoría "español", la cual
no necesariamente corresponde a una persona nacida en Europa, sino se refiere a la "calidad"
de ser descendiente de españoles. De modo que los nacidos en tierras americanas de padres
españoles y llamados comúnmente criollos, aparecen en los documentos oficiales como "espa-
ñoles" en atención a su filiación. La distinción cotidiana que se impuso entre los criollos y los
españoles europeos no se refleja sino tardíamente en los padrones y demás documentos.
Los hijos de españoles o españolas con personas de otro origen étnico podían que-
dar adscritos al segmento de los "españoles", dependiendo de circunstancias como el matri-
monio legítimo de los padres y/o un fenotipo próximo a los rasgos europeos, pero pronto
formaron un grupo diferenciado, gracias a las uniones mixtas muchas veces no bendecidas
por la iglesia. No era raro el caso en que los nacidos de estas uniones quedaron adscritos al
ayllu indígena materno, manteniéndose o diluyéndose, según fueran las circunstancias, su
origen mestizo. De todos modos, a medida que avanzó la colonización, la perpetuación del
colectivo mestizo dejó de depender en lo fundamental de las uniones mixtas y se basó en
uniones de mestizos o de mestizos con personas de distinta filiación . Los mestizos no
estaban obligados al tributo (aunque en el siglo XVIII se trató de que pagaran una contribu-
ción per cápita), por tanto no podían ser miembros del común de indios, ni ocupar posiciones
de autoridad en él , sea como caciques o miembros del cabildo de naturales. Aunque hubo
En otros trabajos hemos examinado los aspectos sociales y subjetivos de estas transiciones (Chocano,
1988 y 1999).
caciques étnicamente mestizos, no fue en cuanto tales que accedieron al poder cacica), sino
en tanto pudieron mostrar una filiación legítima con los señores naturales indios, confirman-
do así la importancia de la "sangre" para la posición que podía ocupar un individuo en el
orden colonial. La población de origen africano se dividía según su condición de libre o no
libre, y según fuera su origen mixto o no, se les denominaba zambos, mulatos o negros.
Por tanto la "calidad" de los individuos estaba conceptualmente diferenciadas, aun-
que fuera dificil aplicarla con certeza en contextos específicos. No era raro que un recaudador
de tributos o un cura doctrinero señalara las dificultades de "inquirir en las generaciones" de
los individuos que tenían que empadronar para determinar su respectiva "calidad" (Kubler
1940, 36-37). En términos fiscales existía empero un denominador común entre españoles,
mestizos, esclavos y libres de origen africano y era que no pagaban el tributo ni estaban
sujetos a trabajos obligatorios. Para dar a entender esta condición común a todos estos
sectores, los funcionarios coloniales los denominaron "castas" (a veces excluyendo especí-
ficamente a los españoles, otras veces incluyéndolos si eran considerados "plebeyos"), en
contraste con la población india que sí debía cumplir con estas cargas.
Cuando se proclamó la república, el ordenamiento colonial fue erosionándose, pero el
tributo se mantuvo hasta 1854 en que fue abolido, para dar paso en teoría a una república de
ciudadanos iguales. Sin embargo, la categoría "indio" persistió ya desvinculada del tributo,
aunque no perdió su aura servil, que en algunos planteamientos se identificó sin matices
como ingrediente de una feudalidad instaurada en el medio rural andino desde la conquista
(Mariátegui 1929). Esta óptica no ha permitido comprender con más precisión la categoría
republicana de "indio", ya que se limita a entenderla en relación con los terratenientes
locales o gamonales, y presta poca atención a que además de ese vínculo, en dicha categoría
pesó también la forma que se fue dibujando la nueva relación con el estado republicano. Esto
lleva a soslayar la reconstrucción de la ideología de estratificación que se dio a mediados del
siglo XIX en que las nociones liberales se fundieron con los antiguos prejuicios para crear en
algunas regiones una visión más polarizada de la sociedad (Jacobsen 2000, 145). Estas
aportaciones de la modernidad, sobre todo a fines del siglo XIX y comienzos del XX, se
conjugaron con nociones biologistas procedentes del "racismo científico" para reafirmar las
ideas de la élite en tomo a la presunta inferioridad de la población indígena. Tomando esto en
consideración se entiende que el estado republicano exigiera que todos los habitantes fue-
ran clasificados por "raza", clasificación que servía de marcador del tipo de relación que con
la esfera del poder oficial podía entablar cualquier persona nacida en territorio peruano. El
primer censo republicano de 1876 dividió a la población en blancos, indios, negros, mestizos
y asiáticos. La aparición de esta última categoría se vincula directamente con la migración de
trabajadores chinos en condiciones de semiesclavitud a mediados del siglo XIX. Las demás
son en apariencia un traslado de la antigua caracterización colonial, aunque esto no debe
llevar a soslayar las diferencias entre la percepción colonial y la republicana de la composi-
ción racial de la población (Lesevic 1991, 132). Lo interesante es que tanto el tributo como
definidor de la condición india y la esclavitud como definidora de la condición negra habían
desaparecido, por tanto la permanencia de estas categorías indica la voluntad de las élites
estatales de asumir una visión de la estratificación y la desigualdad como rasgo innato
inscrito en la piel de los habitantes del país. Este censo se compiló a partir de la información
reunida por los gobernadores provinciales, por lo cual se puede decir que la clasificación
étnica reflejó básicamente percepciones e intereses locales sobre la misma. Los delegados
del censo simplemente transcribieron dicha información en sus planillas (Pini 1972, 52-53).
En el censo de 1940, encontramos nuevamente la clasificación de razas. En la "cédula
de familia" empleada en nueve ciudades de la república se preguntaba al jefe delamilia: "¿Es
blanco, indio, negro, amarillo o mestizo?", aclarando que: "Las personas que no tengan una
raza definida como blanca, india, negra o amarilla, serán anotadas como mestizos". Se señala
que pese a la buena voluntad de la población para clasificarse según lo pedido, "sólo fue
posible diferenciar claramente a los individuos de raza india, negra y amarilla, mientras que
los nacionales de raza blanca y mestiza se confundían con frecuencia". Por esta razón, los
funcionarios del censo decidieron fusionar las cifras correspondientes a blancos y mestizos
(Perú, Censo 1944, I: XVI). Las "cédulas de familia" sólo las llenó un 13 por ciento de la
población registrada en el censo de 1940, dicho porcentaje estaba formado por las personas
de nivel educativo más alto del país. El 87 por ciento restante fue empadronado mediante
"cédulas urbanas" que se aplicó en las demás ciudades y una "cédula rural" en las capitales
de provincia. En el medio rural se optó por cédulas que más bien eran listas, en las que la
categorización racial quedaba a cargo de los empadronadores que debían llenar estos formu-
larios en quince días (Perú, Censo 1944, I, XIII). Es probable que dichos empadronadores
acudieran a las autoridades locales para corroborar, cotejar o corregir sus impresiones acerca
de la clasificación étnica de los habitantes que tenían que empadronar, por lo cual es posible
suponer que las inercias de la dominación gamonal no dejarían espacio para la expresión de
diversas actitudes frente a los intentos de encuadramiento racial promovidos por el estado.
En el censo de 1940 la "raza india" es una categoría netamente demarcada para el
estado. Se puede conjeturar que el reconocimiento legal de las llamadas "comunidades
indígenas" en la década de 1920, renovó la asociación entre "indio" y una determinada forma
de acceso a la tierra, lo cual evoca parcialmente el pacto que había existido con el estado
colonial que garantizaba el acceso a la tierra por parte de los indios a cambio del tributo. De
modo que cabe pensar que el reconocimiento de las comunidades indígenas bajo la república
posibilitó un contenido ya no puramente racial, sino jurisdiccional y económico para el
término indio en la primera mitad del siglo XX. En cambio, la frontera entre las categorías
"raza blanca" y "raza mestiza" parece haberse atenuado en un grado tal que los compiladores
del censo llegaron a renunciar a diferenciarlas. Es probable que para interpretar esta nueva
flexibilidad haya que tomar en cuenta la ideología del "mestizaje", que aproximadamente se
consolidó hacia la década de 1940, y cuyo axioma fue que el Perú era un país mestizo. Sin
embargo, esta segmentación de la población tuvo el efecto de crear o más bien refrendar la
existencia de dos grandes bloques: el "indio" y el "blanco-mestizo", legitimando implícita-
mente una visión dual del país. Estos elementos históricos son el trasfondo para interpretar
las cifras cuya evolución examinamos en la siguiente sección.
conchucos, que quedaría incorporada al corregimiento del mismo nombre, aunque este abar-
caba un área mucho mayor donde vivían personas de otros grupos étnicos. Cuando fueron
visitados por Cristóbal Ponce de León, vecino de Huánuco nombrado visitador por Vaca de
Castro, en 1543, los caciques conchucos atribuyeron su disminución al clima bélico prevale-
ciente desde hacía ocho años, es decir, desde 1535:
" ...no eran tantos como se decía por la tierra a causa de las guerras que habían
tenido con cristianos e indios y robos que les han hecho yendo y viniendo a los
Bracamoros y a Quito y Cuzco y Chachapoyas donde mucha de su gente le han
tomado y robado de ocho años a esta parte ..." (Espinoza 1974, 22; Cook 1976, 36).
base firme estos gravámenes y obligaciones (las llamadas "tasas»). En la primera visita
general, realizada por el virrey Francisco de Toledo en 1575, se hizo un recuento de la
población tributaria en cada repartimiento, y también se recopiló información sobre los otros
segmentos de población aborigen: mujeres, niños e individuos mayores de ciI\cuenta años,
reservados del pago de tributos. De esta visita se han conservado los datos pormenorizados
para los repartimientos del sur del Perú, mientras que sólo se han conservado extractos o
resúmenes para las demás regiones. Es el caso lamentablemente de los repartimientos de
Conchucos que estudiamos aquí. Después de 1575 se hicieron censos parciales de tributa-
rios, y realmente no se puede hablar de una "estadística" comparable a la toledana para el
siglo XVII. La "Numeración general" de tributarios ordenada en 1684 por el virrey duque de
la Palata se limitó a los repartimientos del Alto Perú, situados en tomo a Potosí y otras
importantes minas de esa región. Introdujeron la novedad de incluir no sólo a los tributarios
residentes en su lugar de origen (los "originarios"), sino también a aquellos asentados fuera
de su lugar de origen (los "forasteros").
Para fines del siglo XVI, una fuente importante para el corregimiento es la visita
realizada entre 1593 y 1594 por el arzobispo de Lima fray Toribio de Mogrovejo, posterior-
mente canonizado, donde encontramos una realidad más compleja que la que transmiten los
padrones fiscales. En esta visita la población no fue registrada según su adscripción a un
repartimiento de tributarios, sino según su pertenencia a una parroquia o curato (las llama-
das doctrinas de indios). A veces se hacía constar tanto la cifra establecida en los padrones
de tributarios, como también las cifras producidas a partir de una averiguación in situ que se
determinaba tras consultar los padrones parroquiales o las cuentas llevadas por los caci-
ques. La visita del arzobispo Mogrovejo distinguió a los tributarios de la población en
general, la cual fue agrupada en las siguientes categorías: reservados (o viejos), ánimas de
confesión, ánimas en general. En algunos casos, especialmente cuando hay referencias a
obrajes, se da el número de "muchachos" y "muchachas"; también se especifica en algún
caso que en el número de ánimas se incluye a "las criaturas de teta", que en otros documen-
tos coloniales son llamadas "párvulos", y que no suelen ser incluidas en la suma de pobla-
ción general. La suma total de "almas" se componía del número de "reservados" (es decir, los
viejos, hombres que no pagan ya el tributo), de muchachos y almas de confesión (que
presumiblemente incluye a las mujeres mayores de siete años y a los niños y hombres
jóvenes que no pagaban el tributo).
Es complicado convertir las cifras por parroquia anotadas por los visitadores ecle-
siásticos en cifras válidas según la circunscripción fiscal, es decir, el repartimiento, pues no
existe correspondencia entre las unidades jurisdiccionales. En la "Relación de oficios que se
proveen en el reino del Perú ... " realizada entre 1578-1583 se señala: "El repartimiento de los
Conchucos, encomendado en Doña Catalina de Morí [llamado también Tauca] , tiene 760
yndios tributarios y 4590 personas, reducidos en tres pueblos llamados: Santo Domingo de
Tauca, San Marcos de Llapo, San Pedro de Corongo" (Maúrtua 1906: 1, 246), lo cual parecería
sugerir que hay siempre una correspondencia exacta entre repartimiento y pueblos. Pero
esto no es así, como veremos más adelante. Tampoco el concepto de pueblo es idéntico al de
doctrina. La doctrina o parroquia abarca todo el territorio de cura de almas a cargo de un
ministro de la iglesia, por tanto puede incluir uno o más pueblos, además de estancias,
haciendas, asientos, obrajes y lugares. Fuera de estos problemas, la visita del arzobispo
Mogrovejo es interesante porque se produjo después de la epidemia que entre 1585 y 1589
asoló el territorio andino propagándose de sur a norte. Entre julio y agosto de ese año sus
efectos se dejaron sentir entre Lima y Quito (Dobyns 1963; Vargas Ugarte 1971 , II: 289); es
casi seguro entonces que la población del corregimiento de Conchucos sufrió también sus
efectos, y las noticias de Mogrovejo pueden servir para calibrarlos.
Los datos que proporciona el cronista carmelita Vázquez de Espinoza para los
repartimientos de Conchucos tienen una utilidad muy limitada, porque no se indica la fecha
en que fueron obtenidos. Muchas de las cifras que presenta son muy parecidas a las anota-
das en la visita general de 1575, lo cual parece indicar que fueron copiados de padrones o
matrículas fiscales realizadas poco tiempo después. Este problema ha sido señalado ya por
los historiadores de la demografia indígena, y se hace patente en el caso de la región que
estudiamos. De todos modos, hemos recogido las cifras dadas por este cronista en la colum-
na quinta del cuadro 1, titulada "Entre 1575 y 1629", siendo esta última fecha la de su
frustrada publicación, ya que su crónica permaneció inédita hasta el siglo XX. Vázquez de
Espinoza compiló cifras del total de población, y de las siguientes categorías: "mujeres,
viejos y mozos", sin incluir la categoría de los párvulos, es decir, la que corresponde aproxi-
madamente a los niños de Oa 4 años. Estas cifras las hemos agrupado en la última columna
del cuadro 1, titulada "Población total 1600?", para indicar su carácter incierto.
Hay que esperar hasta el siglo XVIII para obtener cifras nuevas de la población
tributaria de la región . A raíz de la epidemia que se inició en 1719, el virrey marqués de
Castelfuerte ordenó una visita general que fue efectuada por los corregidores en 1725; sin
embargo, sus resultados fueron descartados por el virrey, pues consideró que se había
alterado al alza el número de tributarios. Por tanto se hizo la visita correctiva en 1727 (O'Phelan
1985 : 59). Se adoptó la directriz de 1684 de incluir en ellas a los llamados forasteros. Pese a
que las cifras registradas hacia 1725 no han sido tomadas en cuenta para determinar la
tendencia demográfica, hemos considerado adecuado introducirlas en el cuadro 1. Lo intere-
sante es que hubo casos en que la corrección realizada en 1727, no siempre registró menos
tributarios, sino al contrario. Las cifras anotadas para el período entre 1794 y 1809 provienen
igualmente de las matrículas de tributarios. Estos documentos no ofrecen datos de la pobla-
ción indígena en su conjunto, por lo que no es posible evaluar su tendencia. Por ser la visita
de 1575 la que sirvió de referente durante prácticamente toda la época colonial, le hemos
dado el valor de índice para analizar la evolución de la población indígena tributaria en la
región, Jo cual haremos por repartimiento siguiendo un orden de norte a sur.
a) Repartimiento de Pal/asca o Conchucos de Pardave. Llamado así por haber sido
la encomienda de Juan de Pardave. Sus tributarios estaban adscritos a las doctrinas de
Pallasca y de Santiago Cabana, con su anexo Huandoval, y a la de San Pedro de Corongo. El
número de tributarios indicado por Vázquez de Espinoza parece una transcripción alterada de
la visita general de 1575, o una anotación de una visita realizada poco después que registra
una.ligera disminución. En cambio, las cifras obtenidas a través de la visita del arzobispo
Mogrovejo en 1594 presentan varios problemas interesantes. En esta fecha, Cook atribuye al
repartimiento,668 tributarios, resultado de sumar los 244 tributarios residentes en Corongo a
los 424 registrados en el pueblo de Pallasca (Cook 1982, 95). Sin embargo, esta suma no
contempla los 69 y 178 tributarios hallados respectivamente en los pueblos de Cabana y
Huandoval, o quizá los considera incluidos en los tributarios ya registrados en Pallasca. Al
sumar los tributarios de estos pueblos el total sería 943 tributarios, lo cual nos plantearía el
problema de explicar un aumento en un contexto de constante caída de la población. En la
demografía no son aceptables formulaciones tales como: sea n el número de tributarios de
Conchucos de Pardave en 1593, donde n es mayor o igual a 668 e igual o menor a 943. Sin
embargo, a esta paradoja nos llevan las anfibologías del propio documento d~ la visita de
1593-1594. A ello, se agrega que no todos los informantes de dicha visita coinciden en dar el
mismo número de tributarios de un determinado pueblo, tal como se aprecia en el cuadro 2. De
todos modos, los indecisos datos de Mogrovejo permiten afirmar que la caída más grande de
población tributaria no parece haberse producido a raíz de la epidemia de 1585, sino como
secuela de la epidemia de 1720. Posteriormente hay una aparente recuperación del número de
tributarios entre 1788 y 1793, pero no se trata de una tendencia estable, pues este movimiento
se detuvo y el número de tributario tendió a reducirse, aunque sin sufrir una caída abismal
equiparable a la que se dio a comienzos del siglo XVIII. En cuanto al total de población, las
cifras que se pueden extraer de la visita del arzobispo Mogrovejo presentan una dificultad
irresoluble: que es imposible determinar el número de habitantes que pertenecían al reparti-
miento de Pallasca y a su vez residían en la doctrina de San Pedro de Corongo. Por tanto,
podemos decir que cómo mínimo la población total del repartimiento de Conchucos de Parda ve
en 1593-1594 tenía4237 individuos, pero es muy probable que contara con unos cientos más.
Si admitimos una proyección de los porcentajes tendremos que, siendo los tributarios de
Pallasca casi el 60 por ciento de la población tributaria de la doctrina de Corongo, se podría
suponer que la población total de dicho repartimiento en esa doctrina guardaría la misma
proporción, es decir, sería aproximadamente de unas 1000 "ánimas".
b) Repartimiento de Tauca o Conchucos de Morí. Llamado así por haber estado los
naturales encomendados al encomendero Juan de Mori. Sus tributarios residían en las doc-
trinas de Santo Domingo de Tauca, San Marcos de Llapo y San Pedro de Corongo. Los 746
tributarios de Conchucos de Mori, registrados en el padrón del corregidor, aparecen agrupa-
dos en las doctrinas de Tauca y Llapo, donde suman 550, a los que se agregan 167 tributarios
de Corongo que conviven en dicha doctrina con 244 tributarios adscritos al repartimiento de
Conchucos de Pardave o Pallasca (véase apartado a). Sin embargo, el recuento ofrecido por
los caciques para Tauca y Llapo indica la cifra de 542 tributarios. A la cifra dada por Vázquez
de Espinoza se le puede aplicar el comentario hecho con respecto al repartimiento anterior.
En cambio, el punto más bajo de la curva no se sitúa en 1727, sino en 1793, y a partir de allí el
número de tributarios comienza a remontar, pero a bastante distancia de las cifras alcanzadas
en 1575. En cuanto a las cifras de población total, se puede decir lo mismo que para el
repartimiento anterior por la imposibilidad de determinar exactamente el número de "ánimas"
de la doctrina de Corongo correspondientes a este repartimiento.
se registra en 1788, fecha a partir de la que se produce un incremento constante, pero que
queda a bastante distancia del número de tributarios registrado en 1575 .
Pardave o Pallasca y Conchucos de Mori o Tauca), veremos que con sus 10469 habitantes
representan un 35,8 por ciento de toda la población del corregimiento. Los repartimientos de
la zona central (Sihuas y Piscobamba) tienen un peso mucho menor: sus 5084 habitantes
representan el 17,4 por ciento de la población del corregimiento; los repartimientos que
agrupamos en la zona sur (Ichoc Huari, Allauca Huari, lchoc Pincos y Callana Pincos)
representan el 46,7 por ciento de la población aborigen . La distribución espacial de tributa-
rios presenta empero una cierta irregularidad. Los repartimientos del norte del corregimiento
suman el 31,9 del total de tributarios, los del centro, 17,3, y los del sur, 50,7. De modo que, en
términos proporcionales, la zona norte tiene muchos menos tributarios que la zona sur.
Cook expresó estos contrastes a través de un índice población/tributario que calculó
dividiendo el total de la población de un repartimiento entre el número de tributarios, multi-
plicado por la constante k=l (Cook 1973, 68). Según Cook este índice permitía hacerse una
idea del número de personas que un tributario promedio de un cierto repartimiento debía
sustentar. Sin embargo, la realidad solía ser bastante diferente en la familia rural , pues es más
bien el trabajo conjunto de todos los miembros el que contribuía a sostener el pago del
tributo, y en ello se implicaban tanto las mujeres como los niños a partir de determinada edad,
por lo cual suponer que es el varón cabeza de familia el único que asume la tarea de ganar el
sustento para esta resulta equívoco. Por ello mismo se podría sugerir que mientras más alto
fuera dicho índice, mejor habría sido la condición del tributario, pues indicaba un mayor
número de personas que colaboraban con su trabajo a sostener a la familia rural. Según los
cálculos de Cook, los repartimientos del norte del corregimiento de Conchucos tenían un
índice población/ tributario anormalmente alto: 6,5 para Pallasca, 6,3 para Tauca, y 6 para
Piscobamba en 1575, y 6,2 para Sihuas en 1592 (Cook 1973 : 70), por Jo que se podría pensar
que en esos repartimientos la carga del tributo quedaba aligerada. De todos modos, confir-
mar esta hipótesis requiere el examen de la tasa tributaria y de otras obligaciones económi-
cas, aspectos que no tocaremos aquí.
Las matrículas de tributarios no incluyen pues al total de los habitantes de las provin-
cias del virreinato. Cuando esto ocurrió fue cuando se quiso detectar entre los mestizos a los
indios que intentaban evadir el tributo y la mita. El más serio de estos intentos fue el que
promovió el virrey marqués de Castelfuerte, quien, a raíz de la gran epidemia de 1720 ordenó
que se registrara a los mestizos con el objetivo, quizá, de compensar la disminución de la
masa tributaria en algunas provincias. Sin embargo, la medida suscitó revueltas y tumultos
en diversas provincias del virreinato (O'Phelan 1985, 67). La documentación procedente de
las parroquias y otras instancias eclesiásticas, en cambio, proporciona información suscep-
tible de ser empleada para la investigación demográfica, pues da testimonio de los hechos
vitales no sólo de los llamados indios, sino de aquellos categorizados como españoles,
mestizos y demás castas. Asimismo, en el último tercio del siglo XVIII, el arzobispado de
Lima recibió periódicamente listados de feligreses que enviaban los párrocos destinados a
las doctrinas de indios de la región bajo su mandato. Esta documentación, depositada en el
Archivo Arzobispal, es de carácter heterogéneo, pues los curas no aplicaron una plantilla
uniforme para la toma de datos, sino que cada uno siguió el procedimiento que consideró
más conveniente. De todos modos, sus resultados permiten apreciar la evolución demográ-
fica de toda la población local al menos desde el último tercio del siglo XVIII.
Hay que referirse también al primer recuento que comprendió todo el virreinato del
1
Perú realizado en 1792 bajo el virrey Gil de Taboada. En buena medida se trató de una
compilación de datos provenientes de las doctrinas del virreinato que no siempre coincidie-
ron con la fecha del censo, sino que muchas veces aportó datos bastante antiguos respecto
a 1792 (Vollmer 1969, 408). Esto explica los contrastes que apreciaremos al cotejar las cifras
del cuadro 3 correspondientes a las doctrinas de Conchucos en 1792 (convertido desde 1790
en uno de los siete partidos de la intendencia de Tarma), con las que hemos recopilado en el
cuadro 4 procedentes de los padrones de doctrinas de 1774, conservados en el Archivo
Arzobispal de Lima2•
En primer lugar, es notorio el contraste entre la cifra total de personas: 38095 en 1774
frente a 25308 en 1792: una disminución de un 32 por ciento en diecisiete años, una suerte de
crisis demográfica no corroborada por otras fuentes (véase cuadro 1: hay un constante
aumento de la población tributaria entre 1788 y 1815). En segundo lugar, sorprende la diferen-
cia porcentual de los segmentos étnicos: según los padrones de 1774, los indios constituían
más del 50 por ciento de la población del corregimiento; en cambio, en 1792 la situación
habría variado radicalmente, al representar estos apenas el 39 por ciento, mientras los mesti-
zos constituirían el 54 por ciento de la población del corregimiento. Finalmente, en los padro-
nes de 1774 se enumeran habitantes de origen africano en las parroquias de Chacas,
Piscobamba y San Luis; si bien se trata de un porcentaje mínimo, hay que subrayar que en el
recuento de 1792 este colectivo ha desaparecido.
Las cifras obtenidas a través de los padrones eclesiásticos proporcionan sistemá-
ticamente un número muy superior de habitantes, aún en el caso de que no se disponga de
cifras para todas las parroquias. Por ejemplo, para 1791 sólo disponemos de padrones para
ocho de las parroquias del corregimiento (a saber, San Luis, Chacas, Piscobamba, Huari , San
Marcos, Chavín, Llamellín y Uco ), cuyos habitantes sumados alcanzan la cifra de 29868
personas. La suma de estas mismas parroquias según el recuento oficial de 1792 es notable-
mente inferior: 12289 personas. Por esta razón preferimos utilizar los datos que hemos compi-
lado a partir de los padrones de doctrinas de 1774, depositados en el Archivo Arzobispal.
Otras fuentes sugieren que las cifras de 1774 no son exageradas, aún cuando pueda haber
habido defectos en su recopilación, debido a que no se seguía un formato unificado. Los
datos publicados por el Diario de Lima ( 13 de mayo de 1791) atribuyen al partido de Conchucos
54386 feligreses . Otro documento, probablemente de inicios del siglo XIX titulado "Razón de
personas que se pretenden agregar a Huánuco para erigirlo en Arzobispado", da para
2 Publiqué esas cifras globales anteriormente (Chocano 1987), para este artículo estas cifras han sido
revisadas y corregidas, especialmente en el caso de la parroquia de Pomabamba. A diferencia de otros
padrones en donde se separa "casadas" y "casados", el padrón correspondiente a esta parroquia señala
una categoría denominada "casados" en general, por lo cual no es claro si se refiere a las parejas de
casados, es decir al número de matrimonios, lo cual incluiría a las mujeres, o si habría que agregar el
número de mujeres duplicando el número especificado. Hemos optado por considerar aquí que se trata
del número de parejas.
Conchucos la cifra de 61452 feligreses {AAL, Estadística, leg. 6, sin fecha). Los márgenes de
incertidumbre son, pues, muy amplios. En este panorama de la evolución de la población de
Conchucos omitiremos por tanto las cifras del llamado censo de 1792, ya que no parece haber
reflejado el número alcanzado por la población en el corregimiento en esa fecha.
Es necesario tener en cuenta que el territorio del partido de Conchucos bajo la repú-
blica fue dividido en dos provincias: Conchucos Bajo y Conchucos Alto o Huari, pertene-
cientes al departamento de Junín. La primera comprendía las ocho parroquias del norte y del
centro del antiguo corregimiento: Pallasca, Cabana, Tauca, Llapo, Corongo, Sihuas,
Piscobamba y Pomabamba. La segunda incluía a las restantes siete parroquias del sur: San
Luis, Chacas, Huari, Chavín, Llamellín, San Marcos y Uco. En 1835, Salaverry decretó que las
provincias Conchucos Bajo y Conchucos Alto pasaran a ser parte del departamento de
Huaylas, pero esta disposición sólo se cumplió bajo Andrés de Santa Cruz. Tras la caída de
este, Gamarra cambió el nombre del departamento al de Ancash en 1839, y Conchucos Bajo
se dividió en dos provincias: Pallasca (que incluyó a las circunscripciones de las parroquias
de Pallasca, Cabana, Tauca, Llapo, Corohgo) y Pomabamba (Sihuas, Pisco bamba y
Pomabamba, y poco después Parobamba), mientras que la provincia de Conchucos Alto o
Huari permaneció unida administrativamente y sólo muy tardíamente sufrió subdivisiones.
Para establecer las tendencias de crecimiento de la población tomaremos datos globales
correspondientes a 1774 (cuadro 4), 1827 (Gootenberg 1991 ), 1876 (cuadro 5) y 1940 (cuadro
7). Las tasas de crecimiento anual se pueden apreciar en el cuadro 7, y permiten observar el
ámbito de la región en contraste con el ámbito nacional. De 1774 a 1827, la tasa de crecimiento
anual para la población de las provincias del partido de Conchucos fue de 1, 13, mientras que
de 1827 a 1876 llegó de 1,21 por ciento. En cambio, de 1876 a 1940, la población del antiguo
corregimiento ve reducida su tasa anual de crecimiento a 0,66 por ciento. Interesantes con-
trastes presentan las tendencias por grupo étnico. Entre 1774 y 1827 la población indígena
del antiguo corregimiento se incrementó en un 1Opor ciento, y su ritmo de crecimiento anual
fue casi estacionario, apenas del O, 19 por ciento, mientras los sectores étnicos no indios
presentan un crecimiento global de 153 por ciento y una tasa de crecimiento anual de 1, 77 por
ciento. Sin embargo, entre 1~27-.. 1876, el ritmo,de crecimiento del sector indio del antiguq
corregimiento tiene un aumento claro: llega al 1.,49 por ciento anuat·y sú número aumenta en
más de un cien por cien, aunque la población indígena de todo el país durante este mismo
lapso disminuye en un 3,7 por ciento (Gootenberg 1991: 140). Entre 1827 y 1876, en cambio,
los sectores no indios crecen poco más del 69 por 100, y su tasa de crecimiento anual es del
1,07 por ciento anual, claramente inferior a la del sector indio. Sin embargo, entre 1876 y 1940,
aunque toda la región del antiguo corregimiento de Conchucos ve disminuir su ritmo de
crecimiento a un 0,66 por 100, el sector indígena presenta una tasa del 1,43 por ciento anual,
lo que supone un aumento de casi un 150 por ciento de habitantes. En cambio, el sector
compuesto por blancos y mestizos, se mantiene prácticamente estacionario, situándose en
un 0,01 por ciento anual , aumentando en esos sesenta y cuatro años apenas en un 0,64 por
ciento. En 1940, la población indígena recupera en la región el predominio que había osten-
tado en el últ\imo tercio del siglo XVIII, pues representa el 57,6 del total de habitantes,
mientras el porcentaje del grupo de raza blanca y mestiza alcanza el 42,3 por ciento.
Zona norte
b) Cabana. En 1774, el predominio indio es mayor incluso que en Pallasca: 157 indivi-
duos indios por cada cien individuos mestizos. A su vez el sector mestizo exhibe una propor-
ción de mujeres mucho más alta que el grupo indígena, que contrasta con el sector indígena
que se mantiene dentro de lo considerado normal. Ello apunta a que la presión de la migra-
ción afecta más al sector mestizo que al indio en este momento. En 1876, en cambio, se
registra una disminución sustantiva del sector indio reducido a 22 individuos por cada cien
mestizos. También esta vez son los indios quienes muestran una proporción más alta de
feminidad. La tendencia a la "desindianización" se afirma con más finneza en el siglo XX : en
1940 sólo hay 17 individuos de raza india por cada cien mestizos, aunque parece que la
presión migratoria ha cedido, pues se aprecia una recuperación en la tasa de masculinidad.
estos migrantes era poder adquirir una capa para lucirla en su pueblo ( «y se puede decir que
muy pocos regresan sin ella»). Tomando en cuenta que la capa era una prenda no indígena,
es posible que se tratara de hombres mestizos o de indígenas en vías de aculturación. En
1940, quizá como resultado de la influencia cultural de la migración, el sector indígena ha
perdido mucho terreno frente al bloque blanco-mestizo, ya que se cuentan sólo136 indios por
cada 100 individuos empadronados como mestizos y blancos. También el sector indio parece
haberse visto más afectado por la necesidad de migrar; aunque su tasa de masculinidad no
es demasiado baja, sí es inferior a la del sector mestizo-blanco.
En suma, en la zona norte del antiguo corregimiento entre 1774 y 1940, la población
indígena retrocede entre 1774 y 1876 en todas sus circunscripciones. Entre 1876 se recupera
claramente en Tauca y Llapo, crece en Pallasca y se ve reducida en Cabana y Corongo. La
migración hacia otras zonas parece ser responsable de estos cambios. No se sabe con certeza
adónde pudieron dirigirse los que optaron por esta salida, aunque ya hemos referido las
noticias de pobladores de Corongo que migraron a Lima. Otros indicios apuntan al asiento
minero de Cerro dePasco, entre 1849-1876. Aunque la tasa era de apenas l, l por mil habitantes
para las provincias de Huaylas y Conchucos, resulta de interés que en este pequeño contin-
gente de migrantes era Pallasca la provincia de la zona de Conchucos que más migrantes
aportó: 50 sobre un total de 1822 personas. Corongo también aportó algunos individuos a esta
migración, pero en un número sumamente reducido (Contreras 1988, 129, 13 7-138).
Zona centro
f) Sihuas. Esta parroquia tiene un perfil netamente indígena en 1774 con 140 indivi-
duos indios por cada cien mestizos. La tasa de masculinidad de la población india supera la
"norma", lo cual indica tal vez que la parroquia atraía población masculina india de otras
provincias o de las doctrinas circundantes. Sin embargo, en 1876 esta situación ha cambiado
totalmente, pues los mestizos superan ampliamente a los indios: hay sólo 58 por cada cien
mestizos. Tanto la población india como la mestiza de la circunscripción presenta también un
alza marcada de la feminidad . En 1940, no obstante, esta circunscripción recupera decidida-
mente un perfil indio: 98 individuos de "raza india" por cada cien individuos de raza blanca o
mestiza. Sin embargo, ambos sectores siguen probablemente expulsando población mascu-
lina, pues la tasa de masculinidad sigue siendo baja, aunque la del sector mestizo ha logrado
recuperarse relativamente.
perteneciente a la " raza india" se recupera de forma contundente: se cuentan 274 individuos
indios por cada I 00 mestizos y blancos. Esto se combina con un nivel de feminidad notable
que es probablemente efecto de la emigración de los hombres.
Zona sur
j) San Luis . En 1774 esta parroquia tiene un declarado predominio indígena: 148
individuos indios por cada I 00 mestizos. En 1876, este predominio se ve reducido pero no
superado: 105 individuos indios por cada cien mestizos. Entre ambas fechas la tasa de
masculinidad ~e ha mantenido normal para ambos sectores. En 1940, se revalida indiscutible-
mente el predominio indígena: 277 individuos indios por cada cien mestizos y blancos. En
esa fecha, el sector mestizo preserva un nivel estable de masculinidad, mientras el sector
indígena acusa una marcada feminidad .
1) Huari. En 1774, esta parroquia tiene un perfil más mestizo que indio con 67 indivi-
duos indios por cada cien mestizos. El exceso en la proporción de masculinidad sugiere que
la parroquia atrajo población masculina de otras zonas. En 1876, el predominio mestizo se ha
acentuado pues sólo había nueve indios por cada cien mestizos. Tanto la población india y
mestiza muestran un nivel normal de masculinidad. Sin embargo, las cifras de 1940 dan un
vuelco restituyendo el predominio demográfico indígena en estas circunscripciones: 174
indios por cada cien mestizos y blancos. Paralelamente, aunque el nivel de masculinidad se
mantiene dentro de lo considerado normal, el nivel de feminidad es superior al de 1876.
o) San Marcos . Esta parroquia presenta una evolución bastante anómala. En 1774,
predomina en ella el grupo mestizo, pues hay 68 indios por cada cien mestizos . Este grupo
presenta además una excesiva masculinidad, probable indicio de que la parroquia atraía perso-
nas de este colectivo. Lo mismo puede aplicarse al sector indígena, aunque la tasa de masculi-
nidad es inferior a la del mestizo. El retroceso indígena es más patente en 1876, momento en que
se cuentan sólo once individuos indios por cada cien mestizos. Concomitantemente, el nivel de
feminidad del sector indígena ha aumentado notoriamente, indicando un proceso de migración
masculina hacia otras zonas. Sin embargo, en 1940 parece haber ocurrido una asombrosa
recuperación de la pujanza india: se cuentan 23 l individuos indios por cada 100 mestizos y
blancos. Paralelamente se ha normalizado el índice de masculinidad para todos los grupos.
Magdalena Chocano
Doctora en Historia
Ichoc l luari 800-900 879 649 659 611 459 680 753 798 855 890 938 4590 3634 35 17
9 1,0- 102.3 76.7 74.9 69,5 52.2 77,3 85,6 90,7 97,2 10 1.2 106.7 79.2 76,6
Allauca lluari 800-900 826 728 710 411 508 469 537 572 611 643 636 4240 310 1 4124
96,8-108,9 81.7 87.I 50,9 61 ,5 56,7 65,0 69,2 73.9 77.8 77.0 73.1 97,2
Jchoc Pincos 600 368 33 1 365 111 195 122 153 140 133 132 134 1974 1680 1974
163,0 89,9 99.I 30,4 52.9 33. 1 41.5 38,0 36, 1 35.8 36.4 85, 1 //)/), /)
Callana Pinces 800/900 520 359 393 /66 180 185 133 201 209 232 266 2831 1376 1579
153,8- 173,0 69.0 79.3 3 1, 9 34.6 35,5 44,8 38.6 40, 1 44.6 5 1, 1 48,6 55.7
Total --- 51 13 4359 4396 3 / 83 262 1 3737 4267 4474 4875 5257 5289 29 182 22230 25506
85.2 85,9 62.1 51.2 73 .0 83.4 87.5 95.3 102.8 103.4 76.1 87. 4
Fuentes: Cuadro elaborado por la autora con los si~ruientes dmos: para colurma 2: Rafael Lorcdo, los rep011u~-. pp. 232-233 ; para columna 3: "Relación de los oficios que se proveen en el reino del Perú ...
Años de 1578-1583". en Víctor M. Maltnua. Juiciu de límites enrre Pt'ni y Bu/i,,iu. Prnebu permmu (Barcelona: Imprenta de Heirrich yCof11>., 1906). lomo l. pp. 246-247 (\'éase tambM:n N. D. Cook, The
lndiun Pop11/ation Coste of Pent. 1570. /6/0 . Austin. Texas: Toe Univcrsity of Tcxas at Austin. 1970, p. 358, y "Population Data for lndian Peru", Hispanic Ameri(·<m Hi!ftorical Review, vol. 62. n" 1
(febrero, 1982). pp. 73· 120); para colurmas 5 y 16 (en cursi va para indicar su limitacb cmfaabilichd) : Fray Antonio Vázqucz de Espinoza. Compendio .v cles1..:ripciOn de las indias ocdtlentules / 1618·
/619 j, Madrid: Historia 16, 1992, 2 vols .• vol. 2. p. 914, f 1839; para co lurrr1a 15: J\r.wbispo Mogrovejo, "Libro de visitas", Revista ele/ Archivo Naóonal. tomo 1 ( 1920), pp. 263·279, 40 1A 19; para
colurmas 6-1 3: An:hivo General de la Nación, Tribu1os, leg. 2. cuad. 18 ( 1725-1727), 20 (1727); leg. 4. cuad. 75 (1788). 93 ( 1793); leg. 5, cuad. 110 (1798). 122 ( 1804). 140 ( 1809); leg. 5, cuad. J;J
( 1815). Las cifras de columna 6 (1725) van lambit!'n en cursiva porque oo fueron cmsideradas válidas por la administración colonial.
;:o
(1)
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a.
:::,
Ql
Magdalena Chocano: La evolución de la población y los nuevos perfiles demográficos
Re partimientos (a) Conchucos Parda ve; (b) Conchucos Mori; (c) Sihuas; (d) Piscobamba; (e) lchoc Huari; (f) Allauca Huari;
(g) Coll ana Pi ncos; (h) lchoc Pincos.
Pal lasca 3 97 136 236 74 1 852 1593 261 348 609 2438
Cabana 2 40 57 99 451 494 945 206 267 473 1517
Tauca 2 25 36 63 185 199 384 315 4 10 725 11 72
Llapo 2 8 12 22 233 28 1 514 308 355 663 11 99
Corongo 4 54 62 120 424 579 100 825 980 1805 2928
Silrnas 2 60 68 128 277 388 665 415 470 885 1680
Pisco bamba 5 85 100 190 300 380 680 795 833 1628 2498
Poma bamba 5 25 30 60 214 300 514 665 846 1511 2085
Chacas 3 54 60 117 220 280 500 510 530 1040 1657
San Luis 3 20 25 48 200 283 483 425 450 875 1406
Chavi n 2 37 48 87 210 274 484 325 354 679 1250
Huari 2 50 40 92 186 210 396 680 710 1390 1878
Llamellín 2 28 35 65 287 354 64 1 230 255 485 11 91
Uco 2 20 27 49 246 171 4 17 306 367 673 11 39
San Marcos 3 20 25 48 354 326 680 244 298 542 1270
Tota l 42 623 76 1 1426 4528 5371 9899 6510 7473 13983 25308
0,16 2,46 3,0 5,63 17,89 21,22 39, 11 25 ,72 29,52 55,25
Fuente: Datos tomados de Vollmcr 1967. 257.
Abreviaturas emp icadas: Ec l. : Eclcsiústicos ; H: Hombres: M: Mujeres; T: Total.
o::,-
a. Corongo • 183 1205 1835 3223
~ o
N Zona norte ... ... 285 ... ... 5108 ... ... 564 1 o o o o o o ... ... 11 034
&l
o 2 1,85 46,29 5 1,12 :::i
o
a, ~
Sihuas 25 26 51 546 480 1026 353 390 743 o o o o o o 924 896 1820 r
lll
Piscobamba 348 318 666 1918 2089 4007 360 4 11 77 1 10 21 31 o o o 2636 2839 5475 CD
<
Poma bamba 14 17 31 669 650 13 19 612 580 1192 o o o o o o 1295 1247 2542 o
E
Zona 387 361 748 3 133 32 19 6352 1325 138 1 2706 10 21 31 o o o 4855 4982 983 7
o
5:
centro 3,93 3,6 7,60 3 1,84 32,72 64,57 13,46 14,03 27,50 0,10 0,21 0,3 1 49,35 60,64 ::J
a.
(1)
Chacas 120 123 243 857 1085 1942 877 957 1834 7 8 15 89 90 179 1950 2263 4213
iii"
San Lu is 55 59 11 4 1079 1147 2226 723 773 1496 7 6 13 7 3 10 187 1 1988 3859 "O
o
Chavín•• o 248 280 528 374 4 19 793 o o o o o o 622 699 132 1 O"
iii"
o o o o o o o
Huari 120 152 272 417 400 8 17 594 612 1206 1131 1164 2295
o:
::J
Llamclii n• o o 304 1087 1228 o o o o o o 26 19
'<
Uco 61 45 106 292 262 554 248 191 439 o o o o o o 601 498 1099 o
(J)
San Marcos 1 1 2 368 369 737 558 521 1079 o o o o o o 927 89 1 18 18 ::J
e(1)
Zona sur ... ... 1041 ... ... 7891 ... ... 8075 14 14 28 96 93 189 ... ... 17224
c5
6,04 45,81 46,88 0,08 0,08 0,16 0.55 0,54 1,09 (J)
"O
Total ... 2074 19351 ... 16422 24 35 59 96 93 189 38095 (1)
• No es posib le precisar el número de hombre s y de mujeres porq ue el documento sólo proporciona el sexo para las categorías de casados. viudos y solteros. no para el sector "hijos" . a.
(1)
•• En Chavin el cura no distingue ent re mestizos y españoles, por tan to hemos dejado vacias las columnas correspo ndientes a españo les, y hemos colocado estas cifras en las colu mnas de
3
mes tizos. o
(C
¡¡¡.
:::!!
o
o, o(J)
.....
Cuadro 5. Población en la circunscripción del antiguo corregimiento de Conchucos en base a las cifras del censo de 1876 l>
CJ1 ~
1\.) ¡=;·
e
A ntiguas
parroqui as
Blancos Ind ios Mestizos Negros Asiáticos Total orJJ
H M T H M T H M T H M T H M T H M T ::,
o
Pa ll as ca 10 1 96 197 1478 1839 33 17 1679 2089 3768 2 -- 2 1 -- 1 3261 4024 7285 Di
rJJ
Cabana 39 61 100 278 394 672 1352 1598 2950 1 4 5 -- -- -- 1670 2057 3727 '<
a.
Tauca 5 3 8 183 268 45 1 1145 1536 2681 1 -- 1 -- -- -- 1334 1807 3141 o
()
Llapo 3 3 6 83 102 185 1067 1233 2300 -- -- -- -- -- -- 11 53 1338 2491 e
3
Corongo 85 105 190 1170 122 1 239 1 1515 1856 3371 6 8 14 15 -- 15 279 1 3 190 598 1 (!)
::,
Provi nc ia 233 268 501 3 192 3824 70 16 6758 83 12 15070 10 12 22 16 -- 16 I0209 12416 22625 o
rJJ
de Pallasca 1,0 1.2 2.2 14. 1 17,7 3 1.8 29 ,8 36.7 66.6 0.04 0,05 0.09 0.07 o.o 45 . 12 54 ,87
Sihuas 330 412 742 1462 1825 3287 240 1 3 175 5576 1 -- 1 1 -- 1 4 195 54 12 9607
Piscobamba 827 853 1680 4936 5736 10672 5154 5700 10854 4 l 5 4 -- 4 10925 12290 23215
Pomabamba 312 111 423 1491 1856 3347 2744 3602 6346 1 -- 1 2 -- 2 4550 5569 10119
Provincia de 14 69 1376 2845 7889 94 17 17306 10299 12477 22776 6 l 7 7 -- 7 19670 2327 1 4294 1
Poma ba mb a 3,42 3.20 6,62 6,62 21.93 40.30 23.98 29.05 53.04 0.0 1 0.0 1 0,0 1 0.0 1 45,80 54 ,19
Chacas 130 164 294 2 186 2768 49 54 3492 4128 7620 17 28 47 l -- 1 5826 7088 129 14
San Luis 53 55 108 1943 2 121 4064 1809 2036 3836 -- 3 3 1 -- 1 3797 42 15 8012
ll uari 163 182 345 822 899 172 1 3508 3842 7350 4 3 7 5 4503 4926 9429
Chavín 34 42 76 8 13 892 1705 2447 2589 5036 -- 5 5 -- -- -- 3294 3528 6822
Llamel lín 144 149 293 1886 2 166 4052 1600 1608 3208 6 3 9 2 -- 2 3638 3926 7564
Uco 99 96 195 1633 169 1 3324 3956 4 190 8 146 2 5 7 2 -- 2 5692 5982 11 674
San Marcos 6 6 12 146 186 332 1456 155 1 3007 -- -- -- -- -- -- 1608 1743 335 1
Provi ncia 629 694 1323 9429 10723 20 152 18259 19944 38203 29 47 76 12 -- 12 28358 3 1408 59766
de Huari 1.05 1. 16 2,21 15 .77 17 ,94 33 ,71 30.55 33.37 63.92 0.04 0,07 0, 12 0.02 0,02 47.4 4 52 ,55
Total 233 1 2338 4669 20510 23964 44474 353 16 40733 76049 45 60 105 35 -- 35 58237 67095 125332
1.85 1.86 3,71 16,36 19,12 35 ,48 28 ,17 32,50 60.67 0.03 0,04 o.os 0,02 0.02 46 ,46 53.53
Fuente: Cuadro elaborado por la autora con datos tomados del Censo general de la república del Perii . .fOrmado e11 1876. Lima: lmprcnla del Teatro, 1878, vol. 1, 1- 71, 398-465.
Abreviaturas emp icadas: H= Homb res; M= Mujeres: T= Total.
;:o
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zo Cuadro 6. Población en la circunscripción del antiguo corregimiento de Conchucos en base a las cifras del censo de 1940
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(/) Antiguas Raza blanca y mestiza Raza india Raza negra Raza amarill a Raza no dec lara da Total
(1)
<O parroqui as
e H M T H M T H M T H M T H M T H M T
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(/)
(1)
Pallasca
Cabana
- 3364
2590
3922
2969
7286
5559
3038
442
3533
506
657 1
948
o
2
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o
o
2
o
1
2
o
2
1
7
o
10
o
17
o
6409
3035
7468
3475
13877
65 10
s:
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Q..
3(1) Tauca 955 11 40 2095 743 10 18 1761 o o o o o o 2 2 4 1700 2160 3860 Q)
;!l.
éñ
Llapo 1606 177 1 3377 230 302 532 o o o o 1 1 o o o 1836 2073 3909 ::,
ro Corongo 3007 3286 6293 1061 1234 2295 1 o 1 o o 4 o 1 1 4073 4521
Q)
a. 13 877 ()
::,-
~ o
Pro,•inc ia 11 522 13088 24 610 5514 6593 12107 17053 19697
3 o 3 s 3 8 9
o"'
13 22 36750 ()
o de Pallasca 46,82 53,18 66.96 45,54 54,46 32,94 46,4 53 ,6 Q)
::,
O'> Sihuas 3836 4770 8606 3742 4728 8470 1 1 2 3 1 4 6 14 20 7588 9514 17102 ~
r
Piscobamba 3726 4693 84 19 8263 11277 20240 2 1 3 o 8 8 8 14 22 12699 15993 28692 ll)
(1)
Pomabamba 2277 2915 5192 6563 7683 14246 o o o 2 2 4 12 10 22 8854 10580 19434
o<
Provincia de 9839 12348 22 187 19268 2368855 42 956
3 2 s s 11 16 26 38 64
29 14 1 36087
6522 8
e
()
Poma b amb a 44,35 SS,65 34,01 44,86 ,14 65,85 44,68 SS,32 5:
:,
Chacas 2076 2328 4404 2538 3119 5657 o o o o o o 5 11 16 4619 5458 10077 a.
(1)
San Luis 1823 2119 3942 4952 6257 11209 o o o o 6 6 2 2 4 6777 8384 1516 1 ¡¡;-
ll uari 2330 2748 5078 4 11 8 4732 8850 1 1 2 1 5 6 o o o 6450 7486 13936 "C
o
r:::r
Chavin 2 163 2449 46 12 2354 255 1 4905 o o o o o o 1 o 1 45 18 5000 95 18 ¡¡;-
()
Llamellín 2708 3044 5752 3753 4182 7935 o o o o o o 6 6 12 6467 7232 13699 5:
:,
Uco 3038 3471 6509 324 1 3724 6965 o 1 1 o o o 1 3 4 6280 720 1 13481 '<
San Marcos 1929 2128 4057 4695 5163 9858 o 1 1 17 2 19 o 1 1 6641 7294 13935 o
(/)
:,
Provincia 16067 18287 34 354 25651 2872852 54379 4 1752 48055 e
1 3 4 18 IS 33 IS IS 30 89807
de Huari 46,77 53,23 38,25 47,17 ,83 60,55 46,49 53,51 (1)
<
Total 37428 43720 8 11 84 50433 6000954 11 044 87946 10383954,
o
(/)
7 5 12 28 29 57 50 73 123 191785
46,12 53,88 42 ,34 45 ,66 ,34 257,59 45 ,86 14 "C
(1)
Fuente: Cuadro elaborado por la autora con datos tomados del Censo 11acionol de población y oc11pación /940. Lima: Ministeri o de Hacienda y Comercio. 8 vols, vol. 1, pp. 22-25. 3,
Abreviaturas empicadas: H= Hombres; M= Mujeres: T= Total. ro
(/)
a.
(1)
3
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(11
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1
J
i
Artículos, notas y documentos
1774-1827
(53 años)
1,77 0,19 1,13 --- ---
1827-1876
1,08 1,49 1,21 1,05 1, 18
(49años)
1876-1940
0,01 1,43 0,66 0,94 1,31
(64 años)
Fuente: Véase cuadros 4, 5 y 6 para 1774, 1876 y 1940; y Gootenberg, 1991, 124, para 1827
(en este año Conchucos Bajo y Conchucos Alto sumaron 69201 habitantes y la población india
de ambas provincias fue de 21456 personas).
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