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LIBROS

Rendimientos
del defecto
(de la teoría antropológica
a la antropología de la teoría)

Rafael Benlliure

Descripción del ser humano


Hans Blumenberg
Traducción de Griselda Mársico y Uwe Schoor, Buenos Aires, FCE, 2010, 687 pp.

En la sección de psicología del suple- nos frente a sus receptores favorables,


mento dominical de un diario de gran de anular la pertinencia de conjuntos
tirada se publicaba recientemente la completos de problemas gracias a la
siguiente fábula moral, que sin duda apertura de rango del enfoque teórico,
hubiera hecho sonreír al autor de procedimientos reconocibles por su
«Cambio de mente»,1 autor también usual coligación de ganancia en dig-
del libro que aquí se presenta. La fá- nidad de sus aspiraciones explicativas
bula explica cómo el juego de un niño y familiaridad de los medios inespera-
da con la solución a «los problemas damente ganados para ello: «Cuando
del mundo» imprevista por la fáusti- arrancaste el papel de la revista para re-
ca esterilidad de su padre, «científico» cortarlo me fijé que en el otro lado de
de profesión. El juego, pensado única- la hoja aparecía la figura de un hom-
mente para que el padre pueda librarse bre. Y cuando me dijiste que arregla-
de su hijo cuanto tiempo le sea posi- ra el mundo, lo intenté pero no supe.
ble, consiste en recomponer «la ima- Entonces di la vuelta a los pedazos de
gen del mundo» sacada de una revista, papel y comencé a arreglar al hombre,
y que previamente se ha roto en peda- que sí sabía cómo era».
zos. Su resolución, inopinadamente Que el alter alegórico del psicólogo
pronta, evoca todas las operaciones del parta de la posesión del saber decisi-
pensamiento habidas capaces, al me- vo es algo que no sorprende; motiva,

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si acaso, una creo que muy blumen- tematizó explícitamente la posibilidad
berguiana pregunta menor: la de cuál de una conjunción legítima entre an-
sería el correlato en términos de reivin- tropología, y filosofía fenomenológi-
dicación de relevancia social todavía ca.4 Cabe suponer aquí el núcleo de la
por alcanzar de la falta de acceso del intención que Blumenberg imprimió a
conocedor a las prácticas sobre las pro- esta serie de trabajos de factura hetero-
blemáticas, impedimento que ha de génea,5 y para la que, en calidad de una
explicar la demora, de otro modo in- de sus contrafiguras, se ha invocado el
justificable, en la solución a la fragmen- anterior mensaje de redención pueril:
tariedad de lo real como forma inicial la capacidad movilizante que para el
del problema, cuestión ésta que en la abordaje específicamente filosófico de
fábula se resuelve con el contacto pu- la cuestión antropológica faculta la
ramente incidental del niño con las di- toma de conciencia de que todo lo que
ficultades estructurales de la totalidad. rodea dicha cuestión está tocado por la
Pero ¿está también inevitablemente posibilidad, por su carácter de modali-
llamada la antropología filosófica, en dad negable. Dicho de otra manera: si
la versión que fuere, a adoptar seme- la filosofía no abandona la senda de la
jante metateoreticismo ingenuo como teoría –o gesticula tal abandono– sino
única respuesta posible al despliegue, que pasa a entender su quehacer como
en apariencia excluyente, de preguntas fundamentación antropológica de la pers-
y respuestas acreditadamente científi- pectiva teórica misma, habrá de operar
cas acerca de lo humano?2 ¿Resta sólo desde la ausencia de obviedad. Ausen-
la convicción dudosa, por parte de la cia de obviedad tanto por lo que hace
antropología filosófica, de consistir en al statu quo de la condición de posibi-
un «saber» de lo previo al despiece dis- lidad de la teoría, la consciencia de la
ciplinar posterior, convertido eo ipso en especie homo sapiens, como por la im-
exterioridad espuria, capaz de la rein- probabilidad, históricamente certifica-
tegración que depara una siempre sida, da, de que la autocomprensión que de
pero nunca actualizada, forma de inti- sí tiene la actitud teórica admita tal cir-
midad, aún a despecho de contar con cunstancialidad radical (extrema hasta
que «fue Kant el primero en negar que el punto reconocer pensable la posibi-
la experiencia interior llevara la delan- lidad de su no su existencia). Esto es,
tera a la experiencia exterior»?3 una invisibilización de su facticidad.
Como Manfred Sommer indica en Sobre esta base de problematici-
su informativa nota a la edición de la dad explícita, el texto de Blumenberg
que es responsable, Descripción del ser despliega una doble estrategia. Por un
humano (Beschreibung des Menschen, de lado, DsH reivindicará, frente a la fi-
2006; DsH en adelante) es el título que, losofía de la excepción humana y del
sustituyendo al inicial «Antropología solaz de suficiencia explicativa de su
fenomenológica», que llegó a ser des- racionalidad esencial, la concepción de
cartado por su autor, reúne los textos dicha esencia como resultado contin-
póstumos en los que Hans Blumenberg gente del proceso evolutivo.6 Por otro,

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y en este caso contra el reduccionismo conservación sólo puede ser secunda-


biologicista (o, más ampliamente, na- ria; es la solución que el cuerpo se pro-
turalista) que puede seguirse de esa cura para los problemas de existencia
primera perspectiva, Blumenberg de- mediante el cerebro y sus capacidades
fenderá la significación que el intento sensoriales. En ella no puede buscarse
humano de autocomprensión ha des- la esencia del ser humano».9 Un lista-
plegado, y a su entender, puede seguir do de construcciones de la imagen de
desplegando, más allá del repertorio de una razón explícitamente vinculada a
los datos positivos disponibles. Así, los las determinaciones de su sujeto, cuya
determinantes fácticos que como con- aprehensión se reivindica en calidad
diciones para dicha autocomprensión de acceso a la verdad sin paliativos
introduce la antropogénesis orgánica –de ahí el antropologismo aparente de
sostienen la pregunta «¿Cómo es posi- la operación–, ayuda a visibilizar la
ble el ser humano»,7 contra la obtura- fuga, sistemáticamente facilitada por
ción sustancialista; la reivindicación de la tradición filosófica, del ser huma-
una tradición de posibilidades de au- no efectivo, aquel que la anterior cita
tocomprensión aplastadas bajo la leve- reclama, en su pretendido viraje auto-
dad de una única comprensión de sí en rreferencial. Así, la anamnesis del alma
clave de biotipo, en última instancia de sobre su pertenencia a la generalidad
localización puntual en la matriz ge- conceptual buscada como verdad, y
nética, tanto en términos sincrónicos con ello, su exoneración del cargo de
como diacrónicos, motiva, a su vez, la ser simple agente pragmático suyo, en
pregunta que para Blumenberg quie- Platón; la decibilidad de una subjetivi-
bra el monismo cientificista:«¿Qué era dad trascendental, universal y necesa-
lo que queríamos saber en realidad?» ria, y el registro validable del grado de
cuando aspirábamos a conocer al ser proximidad de lo humano a aquella,
humano.8 Veamos someramente las en Kant; la necesidad, para que el con-
implicaciones de dicha estrategia do- cepto se libre de una vez para siempre
ble, y liguémoslas al sentido de la rei- de su unilateralidad, de que la subs-
vindicación por Blumenberg del proce- tancia sea sujeto, en Hegel; la permu-
der fenomenológico. ta de afección y impresión que acosa
En primer lugar, las consecuencias una imagen de la razón moldeada por
que para una filosofía que se entienda el Ser extra-racional, por actividad y
a sí misma como teoría de la raciona- expresión por la cual la razón domes-
lidad tiene el extraer conclusiones del tica simbólicamente ese ser que, sin
desfondamiento teleológico ínsito en embargo, no se ve despotenciado en
la trabazón entre la noción misma de su subjetivación, por lo que su apre-
razón y las vicisitudes existenciales de hensión sigue valiendo como conoci-
su soporte orgánico. Dicho con clari- miento científico, en Cassirer. Lo que
dad en «Conciencia del tiempo y re- trasparece en el estatus final alcanzado
flexión humana», capítulo tercero de en dichas teorías, elegibles entre otras,
DsH: «La razón como órgano de auto- por las figuras de la encarnación, del

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sujeto empírico, del individuo o de lo filosofía misma».13 Ello hace de sus ope-
finalmente no encajable en el sistema raciones lugar de visibilización del hacer
de las formas simbólicas, es que «el ser teórico acrisolado. Las descripciones de
humano no es el tema»:10 lo que ten- los procesos inmanentes a la concien-
drían en común estos «procedimientos cia, procedimiento legado por la feno-
es que en ellos el ser humano, que apa- menología para el cumplimiento de
rece inevitablemente, en cierto modo su máxima de que todo concepto vá-
tiene que hacerse transparente y tran- lido ha de ir ligado a una intuición, le
sitorio para liberar otro gran aspecto»11 permiten a Blumenberg, en la medida
Con tales procedimientos Blumen- que les otorga viabilidad, perfilar una
berg hace referencia concretamente a morfología de aquella, la conciencia
la fenomenología trascendental del humana, que desmiente tanto la autopo-
último Husserl y a la analítica de la sesión prescrita por su ideal transcendental
facticidad de Heidegger. Ambas pers- como explica la aparición de dicho ideal
pectivas, en efecto, hacen explícita su como facticidad histórica. De un extre-
renuencia a ser entendidas en clave mo a otro: una conciencia caracteriza-
antropológica, y a su recíproca historia da por la falta de disponibilidad a sí
de efectos queda dedicado ya el alu- de sus momentos constitutivos –una
dido primer capítulo de DsH.12 Si nos conciencia que para conservarse en su
hemos permitido una tal dilatación en congruencia discursiva, conformadora
el alcance del juicio de Blumenberg es de una identidad, ha necesariamente
para dar entrada a un factor todavía de autoestilizarse, como se hace paten-
no atendido, y que, a nuestro parecer, te en la experiencia básica del recuer-
permite comprender por qué, pese a do–14 ha de acabar posibilitando un
todo, la apuesta de nuestro autor por pensamiento que, como el del Husserl
el método fenomenológico como vía postrero, procede a la última de esas
de acceso a una antropología filosófi- estilizaciones: su desmundanización
ca. Dicho factor no es sino la tesis de como autogeneración.15
Blumenberg de que la fenomenología, A nuestro entender, la tesis tiene
como paradigma filosófico histórica- una potencia extraordinaria, tanto
mente circunstanciado, y precisamen- por lo que hace a cimentar la imagen
te en ese sentido constreñido hasta su de una comprensión de los procesos
sobrepujanza en reflexión trascendental históricos de generación y extinción
sobre la conciencia «en general», no es de significado libre del falso dilema
sino «consecuencia de la actitud teóri- «Sujeto»/»deriva de sistemas anóni-
ca misma» (DsH, p. 13). La tesis, ade- mos», como para revitalizar el papel
más de propiciar la alusión a los an- de la filosofía como ejecutora de dicha
tecedentes, introduce una legitimación posibilidad, impidiendo reabsorciones
sorprendente: aunque no por los motivos de corte psicologista de última hora.16
que Husserl creía, la fenomenología Si concedemos con Blumenberg que
cumple el ser «forma definitiva desde «lo que tiene carácter de necesidad
el punto de vista teleológico» de «la no es (...) que la teoría haga su apari-

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ción en la historia», pero que «una vez aunque sea a través de un único ejem-
que se produjo el giro hacia la actitud plo, lo decisivo que para una compren-
teórica, esa condición le confiere ya la sión global del pensamiento de Blu-
modalidad de no poder ser retirada», menberg tiene el ligar las descripciones
(DsH, p. 168), y que tal conjugación de tales procesos fundamentales –que
teórica de posibilidad y necesidad obtiene resultan manifestar dicho grado justa-
su validez del análisis de rasgos inma- mente en el, y a través del relato antro-
nentes a la conciencia de la especie,17 pogenético–, y los modos propugna-
la condición categorial de conceptos dos por nuestro autor de comprensión
como los de «reocupación» y «umbral histórico-hermenéuticas de las objeti-
epocal» quedaría de algún modo an- vaciones que conforman lo sido para
tropológicamente refrendada. O des- nuestras tradiciones culturales. Así, la
de el otro lado: el ejercicio filosófico actitud de «expectativa» es en el gé-
de la antropología se capacitaría, con nero humano resultado de una más
Blumenberg, como iluminador privile- elemental «percepción», caracterizada
giado de la vida histórica del espíritu esta última como «estado del receptor
objetivo. en el que éste ha renunciado, y ha te-
De lo que trataría una antropología nido que renunciar, a negarse a aceptar
fenomenológica (o una fenomeno- y dejar entrar estímulos poco claros e
logía antropologizada) como la que inespecíficos» (DsH p. 414), esto es, a
Blumenberg propone sería de confron- no recibir los estímulos como dispara-
tar la clase de procesamiento de la tem- dores de una reacción instintivamen-
poralidad propio del plexo «retención- te prefijada y consumadora. Estar a la
intuición original-protención» de la expectativa, por tanto, es la actitud del
fenomenología trascendental (una sujeto, para quien la autoconservación
autoconciencia cartesiana derramán- es la prerrogativa absoluta, atenazado
dose hacia atrás y hacia delante en el por la necesidad de tiempo requerida
tiempo sin registro alguno de interrup- por el darse de los aspectos de la fac-
ción) con el del «recuerdo» y el de la ticidad, concertados como «objetos»,18
«expectativa»: «(...) a diferencia de la por la mediatez de su plenitud infor-
retención y la protención [el recuerdo mativa. Esos requerimientos son los
y la expectativa] no traen consigo su que acompañan los hitos de la homini-
consistencia; hay que generarla. En la zación: la patencia del paso que ha de
necesidad de esta generación está el ser dado entre el estado de cosas inicial
nexo entre conciencia interna del tiem- y el resultando de la actividad transfor-
po y determinación externa del tiem- madora, la incitación del horizonte,
po» (DsH, p. 138) la simbolización como invocación de
No es éste lugar que nos permita lo ausente en lo presente. Si volvemos
desarrollar debidamente este asunto desde aquí la vista a los problemas
nuclear, que DsH explora en una gran propios de la fenomenología histórica
diversidad de frentes; pero no se quie- de Blumenberg, para encontramos lo
re dejar pasar la ocasión de enfatizar, que La legitimación de la Edad Moderna

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nos dice respecto a las categorías antes homínido bípedo que abandona el
mencionadas,19 que «el que lo nuevo medio boscoso por la apertura del lla-
en la historia no puede ser cualquier no, y con ello, el nicho ecológico in-
cosa, sino que está sujeto al rigor de un formativamente completo a favor del
conjunto de expectativas y necesidades universo de la parcialidad espacial y
ya dadas de antemano es la condición temporal, conciencia por ello cada vez
para que nosotros podamos tener un más hecha a la medida del creer que no
conocimiento de la historia»,20 lo que en tiene «en su mano, ni mucho menos,
nuestro texto encontramos, en calidad las condiciones determinantes de su
de correlato inmanente de aquella in- existencia»23 sigue a la base, por tanto,
teligencia de los procesos epocales, es del secular adelantarse «el espíritu en
que esa percepción deficitaria propia sus imágenes a sí mismo» y en «cómo
del relato antropogenético tiene que diseña su historia en el coraje de con-
habérselas con «una cantidad de estí- jeturar»,24 que como estructura guía la
mulos parciales todavía no integrados fenomenología histórica desde sus pri-
de objetos», y que, por ello, igualmente meros compases.
ha de generar la vertiente positiva de la Lo que nos lleva, para ir terminan-
expectativa como apreciación de tales do, al motivo de la ganancia de visión
«estímulos parciales» tal que «reduccio- y su desatendido correlato, la ganancia
nes de la indeterminación» en sus proce- en visibilidad, obtenidas de la bipedes-
sos de objetivación experiencial.21 En tación y el desplazamiento, y readmiti-
diversas ocasiones en su obra publica- das en su coimplicación por una fenome-
da en vida Blumenberg ha aludido a un nología desligada, contra Husserl, del
«principio de razón insuficiente» y una propósito de la deducción trascenden-
«indeterminación determinada» de los tal de la conciencia en general: «La vi-
objetos de la fenomenología histórica sibilidad no es sólo el hecho de que el
como posicionamientos hermenéuti- ser humano sea un ser corpóreo y por
cos irrenunciables: análisis como estos consiguiente físicamente «visible», es
posibilitarían su justificación descripti- decir, un ser que refleja el tipo de radia-
va. La historia de los productos de la ción que contiene la luz solar. Significa
conciencia aparece a su través como la más; significa que está constantemente
de la atención a la perentoriedad de la imbuido de y determinado por el po-
necesidad de orientación, creadora de der ver de los otros, que en el cálculo
un mundo de objetos que sirven, po- permanente de las formas en que vive
dríamos decir enfatizando su carácter y las tareas que realiza los tiene como
artificial, de dispositivos sustitutos de seres que ven».25 Lo que Blumenberg
una plenitud intuitiva vedada a la es- propone con esta constatación de
pecie; que habría de ser, por cierto, la fórmula breve, pero cargada a su en-
única forma de onticidad adecuada tender, y al nuestro, de implicaciones
para una conciencia irrestricta (esto escasamente exploradas, es una teo-
es: inconsciente de sus restricciones ría del reconocimiento intersubjetivo,
de hecho).22 La protoconciencia del como articulador de la propia identi-

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dad personal, en la que «la experiencia como retirada, o invisibilización, del su-
del otro» no queda explicada «como jeto de la escena objetiva,31 con todo
triunfo de la subjetividad absoluta (...) ello, la antropología filosófica de Blu-
sino sólo como compensación de una menberg auxilia verosímilmente una
deficiencia respecto de lo que sería una fenomenología histórica digna de ese
conciencia pura».26 Esta versión defec- calificativo, y con ello, a una herme-
tiva27 de la antropología filosófica se néutica crítica de nuestro presente, al
recorta sobre la contradicción decisiva determinar qué imposibilita (o qué po-
alojada en la idea de una tal concien- sibilita sólo como ficción legible) cual-
cia pura, a completa disposición de sí quier positivismo en la autocompren-
misma, aquella que Husserl esforzada- sión del sujeto gestor de información
mente teorizara, o en sus innumera- de lo real, así como de todo presentis-
bles réplicas menores, que embozadas mo, como anulación de autonomía a
en su obligada inconsciencia, saturan la significación objetivada al margen
la cotidianidad: que no puede serlo y, de los intereses de sus intérpretes. Pues
a la vez, reconocer lo que no le es idén- la filosofía puede seguir presentándose
tico en tanto algo que no se le subsu- también así: saber que no se sabe. A fin
me, que rehúye la grosera síntesis en su de cuentas, tan sencillo, biensonante
yo.28 Sólo una conciencia que constate –y por tanto, riesgosamente tranquili-
la no identidad entre su momento pre- zador al oído–, y necesario como eso.
sente, reflexivo, y la imagen de sí que En la escena primeval, su preforma, un
emerge del recuerdo se capacita para la no lanzarse a la muerte a manos llenas,
captación no disolvente del otro. Del al efecto extintor del creerse acoplado
mismo modo, sólo una conciencia al medio. En la escena presente, un
unida a un cuerpo visible, sometida a evitar la muerte del sujeto intencional,
la perceptibilidad de los otros, es más constructor ordinario de mundos de la
que el «transparente» quedar a solas de vida donde, con cuidado cultural, flo-
cada uno, libre para considerar cum- rece lo identitario, porque todo a su
plida la autocomprensión en el mo- alrededor se le ha naturalizado, hecho
mento que le resulte más convenien- transparente, cierto, y, mutismo de la
te.29 Para ambas caras del fenómeno autorreferencialidad, finalmente afási-
vale la sentencia que Blumenberg dejó co.32
escrita en otro lugar: que el ser huma-
no es visible, y por tanto, descriptible
NOTAS
por la antropología fenomenológica,
1. En Conceptos en historias, traducción de César
«porque es opaco».30
Cantón y Daniel Innnerarity, Madrid, Sínte-
A través de análisis que conectan la sis, 2003.
semblanza histórica de los dioses de 2. He tratado la crítica de Blumenberg a la fi-
losofía como metadiscurso en «Construccio-
los filósofos, y el fenómeno del aburri- nes de esencia», reseña a Tiempo de la vida y
miento, las imágenes de consumación tiempo del mundo de este autor (Pasajes, Re-
vista de pensamiento contemporáneo, 2009), y
de los procesos científicos e históricos «Creación ontológica y comprensión histó-
en general, y la actitud de prevención rica en Hans Blumenberg y Cornelius Casto-

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riadis. Una lectura aproximativa», en A Fra- por vida. La formación fenomenológica
gio y D. Giordano (eds.), Hans Blumenberg. de nuestro autor comenzó con la tutela de
Nuovi paradigmi d´analisi, Roma, Aracne, Landgrebe, quien supervisara tanto su tesis
2010. doctoral (que, dedicada a la ontología pro-
3. La afirmación la encontramos en el texto de pia del nominalismo tardomedieval, signifi-
Blumenberg «Aproximación antropológica a có ya una primera teorización de la idea de
la actualidad de la retórica», de 1971 (reco- autoafirmación humana luego desarrollada
gido en Las realidades en que vivimos, traduc- en La legitimación de la Edad Moderna) como
ción de Pedro Madrigal, Barcelona, 1999, su trabajo de habilitación (ocupado, en este
Paidós, p. 141) .Y justo antes, definiendo caso, en la fase final de la fenomenología de
la operación de fondo de Descripción del Husserl y en la brecha que la parateoría, o lo
ser humano que nos disponemos a abordar que se quiso tal, de Ser y tiempo vino a supo-
aquí someramente: «Los distintos accesos ner para la viabilidad de un proyecto feno-
antropológicos a la retórica convergen en menológico teórico). Otros textos en los que
una constatación descriptiva central: el ser la tematización fenomenológica se explicita
humano no tiene ninguna relación inme- son «»Mundo de la vida» y tecnificación bajo
diata, puramente “interior”, consigo mismo. los aspectos de la fenomenología », de 1963,
Su autocomprensión tiene la forma de la el primer y último capítulo de Tiempo de la
“autoexterioridad”». Esta concepción irradia vida y tiempo del mundo (titulados respecti-
a todo el pensamiento de Blumenberg, no vamente «El malentendido del mundo de la
sólo a sus desarrollos explícitamente antro- vida» y «La fundación originaria») de 1986,
pológicos: fundamenta el proceder de la me- y Salidas de caverna, de 1988. Muchos textos
taforología y su posterior evolución en una breves del legado póstumo que ya habían
teoría de lo inconceptualizable entendida sido publicados con anterioridad a DsH (re-
como recusación del ideal de transparencia copilados bajo los títulos de La posibilidad de
comunicativa del concepto; e, igualmente, comprenderse y Conceptos en historias) tienen
está tras la reivindicación de una «fenome- tal apropiación crítica por tema o por proce-
nología histórica», como intento de com- dimiento. La literatura secundaria al respec-
prensión de las estructuras y formas de in- to comienza a ser abundantísima. Me limito
teligibilidad de los procesos históricos, que aquí a referir mis trabajos «Últimas imáge-
podemos comprobar siempre equidistante nes de lo irrepresentable», reseña de Salidas
tanto de una filosofía de la historia capaz de caverna (Pasajes, Revista de pensamiento
todavía de narrar temporalidad como rela- contemporáneo, 2005) y «Metáfora y concep-
to de las afecciones de un Sujeto, como de to en la antropología fenomenológica», en
los réditos de las prácticas deconstructivas Sergio Sevilla (ed.), Visiones de un transterra-
de sentido epocal e interepocal que se mani- do. Afán de saber acerca de José Gaos, Madrid,
festaron antagonistas de aquella. De modo Iberoamericana, Vervuert, 2008.
más inmediato, interesa certificar el cuño 5 En la aludida nota editorial, Sommer esta-
fenomenológico de la cita. Apelar a una blece los cursos del semestre de invierno de
«constatación descriptiva» significa validar, 1976-1977, e invierno de 1980-1981, que
al través de una apropiación crítica, moti- Blumenberg impartiera en la Universidad de
vos de la fenomenología de Husserl que la Münster, como contexto original de elabora-
analítica de la facticidad heideggeriana de- ción de los trabajos reunidos bajo el título
nuesta. Quien espera rendimientos de un que nos ocupa. Muchos de los contenidos
proceso (de descripción, de teorización, de ordenados bajo los epígrafes de «Antropo-
reflexión) porque entiende insustituible lo logía y fenomenología» y «Contingencia y
que depara su misma discursividad no está visibilidad», que debemos a la labor de edi-
todavía, o ya no está, en la verdad del modo ción, cuentan con precedentes en trabajos
más fundamental: consistiendo nudamente anteriores sí publicados (como es el caso ya
en ella (haciendo de sí mismo, en tanto «ser- mencionado de «Aproximación antropoló-
ahí»,respuesta sin preguntas). La crítica a la gica), tanto como continuidad en muchas
solución heideggeriana al trascendentalismo de las obras «mayores» posteriores (como en
fenomenológico pregna, como se ha hecho Trabajo sobre el mito, de 1979, La legibilidad
ver en muchos de los cada vez más abundan- del mundo, de 1980, Tiempo de la vida y tiempo
tes estudios sobre el autor, la apuesta teórica del mundo, o Salidas de caverna).
blumenberguiana al completo; trataremos 6 « (...) el ser humano, precisamente porque
en lo que sigue de señalar su presencia en no es un sujeto «puro» sino más bien un su-
DsH. jeto preocupado por su autoconservación no
4. El cuño fenomenológico antes aludido es cubierta, podría haber sido obligado a la re-
expresión de un trabajo de recepción críti- flexión, más que honrado don ella», en DsH,
ca de Husserl que ocupó a Blumenberg de p. 105. Hagamos notar también que esta

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perspectiva crítica se dirigiría, igualmente, 14. Leemos en DsH (p.139):«El recuerdo es


contra ese otro monopolio humano, el pas- siempre una falta de autenticidad de la con-
toreo del Ser del segundo Heidegger, aunque ciencia, su debilidad para ser completamen-
dicho rol fuera diseñado como antítesis pre- te ella misma. Pero también es su capacidad
tendida tanto de la racionalidad como atri- de reconstruirse».
buto del Sujeto, como de la esencia en tanto 15. Haciendo referencia al planteamiento de
noción teórico-metafísica general. lógica genética propio del Experiencia y jui-
7. En «La antropología: su legitimidad y racio- cio husserliano, afirma nuestra obra que
nalidad», texto recogido como capítulo VII aquella «describe, junto con la génesis de la
de DsH, p. 381. negación, de las modalidades, de la duda y
8. Idem, p. 370. Encontramos prácticamente la de la abstención del juicio, el surgimiento
misma pregunta como directriz de la meta- de la filosofía misma y con independencia
forología de la legibilidad desarrollada en de todas sus explicitaciones y realizaciones
La legibilidad del mundo, de 1981 (traduc- históricas» (DsH, p. 288). En este sentido se
ción de Pedro Madrigal, Barcelona, Paidós, movía la temprana advertencia a no minus-
2000; p. 11): «Si nos atenemos al catálogo valorar la historicidad de la fenomenología
kantiano de las grandes cuestiones últimas, de Husserl, a pesar de, o precisamente por, la
¿no nos quedamos primordialmente con no asunción de aquel de tal carácter para su
la que plantea: ¿qué es lo que podemos saber? proyecto, en el referido «Mundo de la vida y
Y precisamente la decepción sufrida en el tecnificación»: «De Husserl se ha dicho que
saber que podemos obtener urge a pregun- «carecía completamente de sentido históri-
tarnos: ¿qué era lo que queríamos saber?». El co»», pero «mientras buscaba, mediante el
menosprecio que producía en Blumenberg instrumental metodológico de la reducción
el gesto del crítico de la tradición científica y la variación libre, lo invariable necesaria-
(también, y ello en el ámbito temático más mente esencial (...) articulaba él, más que la
circunscrito de DsH, quien elude incorporar necesidad del fin, la libertad de los medios,
la paleoantropología en su comprensión del realizaba el espíritu de la Edad Moderna».
ser humano) no menoscabó su convicción 16. El hecho de que la intransparencia sea el
en una defensa de la actualidad de la filo- título genérico del resultado de la descrip-
sofía basada en la patencia del resto inevita- ción blumenberguiana rehúye por necesi-
blemente liberado en la generación de dato dad la jugada de capturar primero el esque-
científico. De nuevo en nuestro texto, y con ma «mente» y después hacerlo valer como
total claridad: «Donde mejor se ve esto [que plantilla de epifenómenos de toda signo, o
los «sistemas se convierten en respuestas a de lo que al su través aparece como tal; una
preguntas que se ignoraban antes de co- hermenéutica concreta de los fértiles equí-
nocer sus respuestas»] es en las disciplinas vocos en el intento de autoconservación de
que se independizaron del bloque original la identidad individual, de la autocompren-
de la filosofía y arribaron a sus propios in- sión epocal, o de escuela; también de los
terrogantes. Pudieron responderlos con más lineamientos ensídicos (nos permitimos el
éxito que la filosofía porque aprendieron de gráfico neologismo de Castoriadis) que una
su fracaso cómo pueden formularse pregun- tradición disciplinar traza sobre los materia-
tas con tanta economía que ya en el planteo les, fácticos y por ello no adecuados para la
esté contemplada la posibilidad de respon- idealización, de su devenir, se opone, desde
derlas» (DsH, p. 371) el modo en que Blumenberg entiende el
9. DsH., p. 125. ejercicio filosófico, a aquel modelo de com-
10. En «Dasein o conciencia», primer capítulo prensión.
de DsH, p. 13 17. Blumenberg afirma su convicción de que la
11. Idem, p. 11. descripción fenomenológica acabe expresan-
12. «Cuando Husserl habla de la «conciencia» es do, casi diríamos sintomatizando, que no afir-
de suma importancia para él el hecho de que mando intencionalmente, antropología con la
no sea preferentemente o exclusivamente la siguiente rotundidad: «Inesperadamente nos
conciencia humana, sino la conciencia en ge- encontramos ante la constatación de que no
neral, la conciencia en su esencia, la esencia hay ningún abismo entre la representación
de la conciencia. Cuando Heidegger habla antropológica arcaica y el sujeto no profe-
del «Dasein» es de suma importancia para sional desarrollado en la especulación del
él que éste no sea su objeto principal, sino fenomenólogo: en ambos casos, la reflexión
sólo el avance o la entrada metodológica interfiere la funcionalidad en la misma me-
de lo que él pretende realmente: plantear la dida» (DsH, p. 107)
pregunta por el sentido del ser», en «Dasein 18. «¿Qué pasaría si la “objetividad” sólo fuera
o conciencia», p.11 el auxilio de una conciencia que precisa el
13. DsH p. 19. recuerdo, que sólo organiza la experiencia

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en episodios discretos, de una conciencia va, sus obviedades deben preservarle la es-
intermitente?» (DsH, p. 137). palda, el recuerdo tiene que estar a su servi-
19. El umbral epocal puede ser definido, esque- cio de un modo inadvertido, silencioso. Por
máticamente, como el fenómeno de crea- esta servidumbre es que los defectos de la
ción de novedad captado hipotéticamente memoria, los engaños del recuerdo, son mu-
para la interpretación histórico-hermenéu- cho más difíciles de corregir que los defectos
tica en el espacio interino de una simetría, de la percepción» (DsH, pp. 491-2).
esta sí datable, entre sistemas de significado. 25. DsH, pp. 583-4.
Derivación necesaria de la instransparencia 26. DsH, p. 139.
constitutiva que estamos glosando es que no 27. «En el caso de la antropología, este criterio se
existan «testigos de los cambios radicales de alcanza insistiendo en explicar la capacidad
época»; pero, justamente, «por ello, el que de rendimiento de la conciencia humana
se pueda demostrar la existencia, a ambos por las situaciones específicas de carencia en
lados del umbral, de un sistema fundamen- las que el proceso original biológico colocó
talmente idéntico en cuanto las necesidades a este sistema orgánico. La conciencia, ese
expresivas, la comprensión del mundo y la triunfo idealista de la naturaleza sobre la na-
autocomprensión es uno de los presupues- turaleza, antropológicamente no sería sino
tos requeridos para que sea posible conse- el correlato de un apuro casi letal»; DsH, p.
guir una visión clara de las coincidencias y, 413.
con ello, de las diferencias» entre épocas (La 28. DsH determina así tal contradicción: «Una
legitimación, p. 467) . Lo que en esta obra conciencia ajena dada en el máximo nivel
fue abordado al través de las metafísicas de de los requisitos fenomenológicos de evi-
Nicolás de Cusa y de Giordano Bruno es dencia, es decir, una conciencia dada como
cómo el «principio de autoconservación» de ella misma, debería convertirse eo ipso en el
la conciencia se expresa en la comprensión sí mismo de la consciencia que experimenta,
que una época tiene de sí como respues- interrumpiéndola y desalojándola para ocu-
ta a unas expectativas previas, configura- par su lugar. El darse en sí mismo del otro
das como preguntas a las que el momento sería posible únicamente si el yo se hubiera
postrero, interpretativo, no sirvió de factor vuelto el Otro, y por lo tanto otro, es decir,
determinante. Ello hace de la congruencia si hubiera dejado de ser coherentemente él
interepocal alcanzada el resultado, como la mismo» (p. 112).
identidad personal al través del recuerdo, de 29. Leemos en «Variaciones de la visibilidad»,
una «reconstrucción» del antecedente y de último texto de DsH (p.587):«Es el cuerpo
sus horizontes de sentido, remozados para el que marca la línea espaciotemporal que
que el presente encaje (operando una «reo- parte del acto. Siguiendo esa línea se puede
cupación») en ellos. alcanzar al responsable y pedirle cuentas.
20. H. Blumenberg La legitimación de la Edad La identidad trazada de esa manera no es la
Moderna, trad. de Pedro Madrigal, Valencia, misma que la del recuerdo del sujeto, de su
Pre-Textos, 2008, p.464. sentimiento de culpa, su porfía o arrepenti-
21. DsH, p. 415 y 416. miento»
22. «Todas las diferencias de la fenomenología 30. En «El Dios oculto de la fenomenología» (re-
con la afirmación de la posibilidad de una cogido en La posibilidad de comprenderse, trad.
antropología filosófica convergen en este César González, Madrid, Síntesis, 2002, p.
punto: en la tesis de la finitud del yo que no 114), texto que puede leerse en estricto para-
se puede experimentar inmanentemente», lelismo con el capítulo «El Dios de Husserl»,
en DsH, p. 303. de nuestra obra.
23. Esto es, el principio de realidad como límite 31. Lo que para Blumenberg no sólo se expresa
determinante, de carácter absoluto, de la au- figuradamente, como «pulsión de muerte»
toconciencia in nuce del género; en H. Blu- en el ideal científico de objetividad consu-
menberg, Trabajo sobre el mito, trad. de Pedro mada (DsH, pp. 15-16), sino literalmente,
Madrigal, Barcelona, Paidós, p. 11. como el más triste autoengaño concebible
24. Por tanto, la configuración de horizontes para la conciencia individual: «Incluso cuan-
de expectativa, como forma significativa en do se suicida hace uso [el sujeto] del último
la que hacer encajar, interpretativamente, lo de sus recursos: intenta autoconservarse a
todavía espacio-temporalmente por acaecer. cualquier precio, aun el de la vida, para al
H. Blumenberg, Paradigmas para una metafo- menos no tener que desmentir él mismo la
rología, trad. de Jorge Pérez de Tudela Velas- posibilidad de su identidad» (DsH, p. 411).
co, Madrid, Trotta, 2003, p. 47. Pero es aquí 32. Llamo la atención de nuevo sobre mi tra-
donde expectativa y recuerdo se coimplican, bajo «Creación ontológica y comprensión
configurando las estructuras antes aludidas: histórica....», y a la lectura del concepto de
«Porque el ser humano vive en la expectati- «mónada psíquica», perteneciente a la obra

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LIBROS

de Castoriadis, que allí se realiza en paralelo


a una lectura de nuestro autor. La interpreta-
ción del pensamiento de Blumenberg como
instrumental crítico frente a la tecnificación
ensídica de nuestra significación vinculante
(social, cultural, política) ha sido abordada
certeramente por Pedro García-Durán en su
«¿Un final de camino? Apuntes sobre liber-
tad y determinismo en la antropología filo-
sófica de Hans Blumenberg», Revista Anthro-
pos, 2013 (en prensa).

Rafel Benlliure Tébar es profesor de Filosofía y Ciudadanía en el IES La Nucia.

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