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210 | 2008 : Le catholicisme en Amérique latine

Le catholicisme en Amérique latine. Symptômes de crise et perspectives de reconquête

La Iglesia Católica en el México contemporáneo


Resultados de una prueba de contraste entre jerarquía y creyentes
L'église catholique dans le Mexique contemporain. Résultats d'une preuve de contraste entre la
hiérarchie et les croyants
Renée de la Torre
p. 27-46
Résumé | Index | Plan | Notes de la rédaction | Texte | Notes | Citation | Auteur

Résumés

EspañolFrançais
Cet article propose un bilan contrasté du catholicisme contemporain au Mexique. D’une part, l’Église a réussi
ces dernières années à récupérer des espaces que la modernité lui avait enlevé et à conquérir de nouvelles
écclésiosphères qui se situent sur le terrain public et politique de la nation mexicaine. D’autre part, une
enquête indique que les catholiques mexicains le sont malgré l’institution et sa hiérarchie. Il démontre le
fossé qui existe entre les préoccupations de l’hiérarchie pour acquérir une visibilité dans la sphère publique
et de l’influence sur la vie politique de la nation, et ce que les catholiques demandent à leur Eglise pour
affronter les problèmes de la vie moderne au quotidien. Cette double radiographie de l’institution et des
catholiques mexicains met en évidence un contraste avec deux réalités qui nous parlent d’une sécularisation
paradoxale, faite de différences et d’incompréhensions.
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Entrées d’index

Palabras claves :
México, Iglesia católica, secularización, modernidad
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Plan

El nuevo quehacer político de la Iglesia


Una Iglesia imaginada por los católicos
Iglesia y política
Subjetivación de la moral sexual
Confianza en la Iglesia católica
¿Cómo les gustaría a los católicos que fuera la Iglesia?
Discrepancias entre las orientaciones cupulares y la Iglesia imaginada por los católicos mexicanos

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Notes de la rédaction

1
Renée de la Torre : Anthropologue. Elle a notamment publié Los hijos de la Luz: discurso, identidad y poder
en La Luz del Mundo, CIESAS / Universidad de Guadalajara / ITESO, 1995 ; et La Ecclesia Nostra: el
catolicismo desde la perspectiva de los Laicos. El caso de Guadalajara, México, CIESAS / Fondo de Cultura
Económica, 2006.
Texte intégral
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2 Harvey Cox, La religión en la ciudad secular. Hacia una teología postmoderna, Santander, Sal Térrea (...)

1¡México Siempre Fiel! Estas palabras fueron pronunciadas por el Papa Juan Pablo II durante su viaje
mexicano de 1979. No sólo describían las características de un país mayoritariamente católico, con un
pueblo muy devoto y practicante. Un país coronado por la actual Reina de América: la Virgen de
Guadalupe. Un país cuya orografía cerril compite con la geografía de santuarios de Vírgenes y Santos
que son constantemente visitados por millones de peregrinos. Un país que debía ser reconocido como
tierra santa, pues había sido santificado por la sangre derramada de los mártires y combatientes
católicos, que lucharon durante el siglo XIX contra las reformas liberales que buscaban restarle
privilegio y poder a la Iglesia católica, asunto que llegó a desembocar en los años 20 del siglo pasado
en la Guerra Cristera. Sin embargo México, no sólo era un país católico; sino también desde 1861 ha
sido una nación laica, que contaba con una de las constituciones más severas en todo del planeta:
Prohibición de instrucción religiosa en las escuelas; prohibición de actos religiosos en espacios públicos
(regla que se violaba constantemente en un país de tradición peregrina); prohibición de vestir sotana
en espacios públicos; prohibición para que los sacerdotes intervinieran en políticas: no participación en
partidos, no hablar de política en público, e incluso no tenían derecho a votar, entre otras
normatividades. En este contexto, corear: «México Siempre Fiel» era también un grito de conquista
que anunciaba el re-inicio de una cruzada eclesial para volver a ganar espacios que habían sido
prohibidos para la práctica de la religión, derechos que habían sido negados para la Iglesia católica y,
también para conquistar privilegios para una iglesia que se sabía fuerte por el fervor de una mayoría
creyente, y que estaba disminuida por un estado laico. Harvey Cox lo interpretó muy bien, la visita del
Papa a México no sólo era un acontecimiento religioso, sino también un acontecimiento político 2.

3 Véase Enrique Dussel, De Medellín a Puebla. Una década de sangre y esperanza, 1968-1979, México, Ed (...)

2«México Siempre Fiel» también tenía un sentido particular al interior de las estructuras eclesiales de
la época: era un llamado a cerrar filas entorno a la unidad eclesiástica. En 1979, se realizaría en
México la reunión de la Tercera Conferencia del Episcopado Latinoamericano (CELAM) en Puebla, como
una continuación de la reunión de Medellín en la que había emergido el movimiento de la teología de la
liberación y la promoción de una nueva pastoral a favor de los pobres. México no sólo era el anfitrión
de la Iglesia Latinoamericana, sino que desde los años sesentas los vientos liberadores de la iglesia
latinoamericana habían cobrado eco en distintos movimientos cristianos que movilizaban o se
solidarizaban con los movimientos populares, como fueron: Sacerdotes para el Pueblo, Cristianos por
el Socialismo, CENCOS, el movimiento popular Independiente de Torreón, la formación de
comunidades Eclesiales de Base en varias colonias populares urbanas y rurales. También, aunque la
iglesia mexicana estaba liderada por obispos de corte conservador-moderado, habían emergido voces
proféticas entre algunos de los obispos mexicanos, como fueron: Sergio Méndez Arceo de Cuernavaca
(Morelos), Samuel Ruiz de San Cristóbal de las Casas (Chiapas), Arturo Lona de Tehuantepec (Oaxaca)
y Manuel Talamás de Ciudad Juárez (Chihuahua) quienes habían optado por promover la dimensión
política de la fe, en el sentido de impulsar un compromiso solidario a favor de las causas populares y
que denunciaban las injusticias del sistema político y económico mexicano. Las críticas también se
volcaron hacia el interior de las estructuras eclesiales, provocando tensiones y conflictos entre la
jerarquía eclesiástica. Por ello, en 1976 se emitió la exhortación pastoral «Fidelidad a la Iglesia». En
donde se insistía por mantener la unidad, el orden y la autoridad de la estructura eclesial 3. En Puebla,
Juan Pablo II condenó «los excesos» de la teología de la liberación, y si bien no emprendió en ese
momento una cruzada abierta en contra de las posturas progresistas, su presencia representó una
fuente de legitimidad para los obispos y sacerdotes que se preocupaban más por la salud de la
institución eclesial y por reconquistar la autoridad moral del catolicismo en la sociedad y en la política.

3¿Qué ha cambiado desde 1979 a la fecha? ¿Qué perfil tiene el catolicismo actual en México? ¿En qué
espacios ha ganado presencia? y ¿en cuáles la ha perdido? ¿En qué medida sigue México siendo fiel y a
dónde apuntan las fidelidades de los católicos y la de la jerarquía eclesial? ¿Son fieles a los mismos
principios? Para responder a dichas preguntas, dividiré la exposición en dos apartados: el primero
dedicado al análisis de la balanza del quehacer público de la Iglesia y el segundo que se ocupa de
atender la manera en que los católicos creyentes evalúan el quehacer y se imaginan el deber ser de la
iglesia católica en México.

El nuevo quehacer político de la Iglesia


4¿Qué queda de aquella iglesia convulsionada entre posiciones progresistas y conservadoras de los
años 70? Muy poco, de no ser por la pastoral indígena de la diócesis de Chiapas, diríamos que nada. A
partir de la década de los ochentas que se abre una nueva etapa al interior de la Comisión Episcopal
Mexicana (CEM), que se caracterizó por el poderío del Delegado Apostólico, Jerónimo Prigione, quien
paulatinamente fue concentrando el poder de decisión sobre el nombramiento y traslado de obispos,
llevando a cabo un ejercicio de geopolítica eclesial nacional. Durante este período se vivió un giro de
timón en el quehacer social de la Iglesia en México: una centralización del poder eclesial, un activismo
en la esfera de la política electoral, se fortalecieron las posiciones conservadores en torno a temas de
familia, sexualidad y derecho a la vida; se intensificó una labor por conquistar los derechos y libertades
de acción de la Iglesia frente al Estado laico mexicano; y se fomentó una pastoral «de masas» en
torno a los símbolos y santuarios devocionales, como son la Virgen de Guadalupe y la promoción de los
nuevos santos mexicanos.

4 Como ejemplo, los casos de Juan Jesús Posadas, encargado de desmantelar la labor pastoral «de liber (...)

5La geopolítica conservadora vaticana se fue imponiendo en el territorio eclesial mexicano: se cerraron
los seminarios donde se instruía en teologías y filosofías no ortodoxas; se removieron a la mayoría de
los sacerdotes, religiosos y religiosas involucrados con movimientos populares, a los obispos
«conflictivos» se les nombraron obispos coadjutores, también se nombraron obispos, a sacerdotes con
un perfil de eclesiástico provinciano, que hubieran ingresado desde la niñez al seminario,
seleccionando a los curas con vocación administrativa en detrimento de la labor pastoral. Un elemento
importante en la reconfiguración de la CEM, fue que el nombramiento de nuevos obispos se daba en
función de centralizar el poder en torno a la figura de Prigione, por lo que en general eran sacerdotes
fieles al Delegado Apostólico. Las principales diócesis fueron encomendadas a aquellos obispos que
habían cumplido eficazmente con la misión de desmantelar la vida pastoral de las diócesis
progresistas.4

6Durante seis décadas del siglo XX, México era un país laico, en donde la democracia electoral era una
ilusión. La estructura de un partido monopólico, único y de estado, creó una sofisticada cultura del
fraude electoral. Sin embargo, en 1986, ocurre como hecho inédito el que obispos de las diócesis de
Oaxaca y Chihuahua denunciaran públicamente y contundentemente los fraudes electorales, llegando
incluso, en el caso de Chihuahua a protestar con el cierre de los templos. Aunque la emergencia de la
defensa del voto ciudadano estuvo impulsada en su inicio por los obispos y laicos de izquierda católica,
a partir la segunda mitad de los años ochentas, la iglesia católica emprende una pastoral electoral
basada en la creación de talleres por la democracia en las distintas parroquias del país. Esta acción
donde la iglesia asumió jugar un papel decisivo sobre el rumbo político del país, va desarrollando una
teología electoral, mediante la cual insta a los católicos a participar en las elecciones, pues no votar es
un pecado cristiano. La concientización por la democracia va adquiriendo un tinte teológico, pues no se
instruye sobre cualquier voto libre, sino que busca modelar el voto del cristiano favoreciendo a
aquellos partidos y políticos que concuerden con los valores de la iglesia católica: la búsqueda del bien
común, la honestidad, la defensa de las instituciones tradicionales, y especialmente el respeto a la vida
(que significa la oposición al aborto, la eutanasia y las campañas anticonceptivas).

5 Fernando M. González, Matar y morir por Cristo Rey. Aspectos de la cristianda, México, IIS-UNAM / P (...)

6 Id.

7Un elemento que enmarca los cambios de la actividad pública de la iglesia católica en México se dio
con la caída de la cortina anticlerical: Tras un proceso de relaciones nicodémicas entre la cúpula
eclesial y la cúpula política, que desde los años 70 se fueron manifestando eclipsó-dicamente5. En
1991, se reestablecen las relaciones diplomáticas con el Estado Vaticano, y un año después, en 1992,
producto tanto de las presiones del nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte, y
considerando las presiones de la propia Iglesia católica y de sectores empresariales, se modificaron las
leyes constitucionales sobre la existencia jurídica y el comportamiento público de las iglesias en
México. Esta nueva ley reconoce la existencia jurídica a las asociaciones religiosas, la manifestación de
la religión no queda circunscrita a la esfera privada de los individuos (salvo el caso de que las
religiones no pueden poseer medios de comunicación masiva) y se reconocen los derechos de los
sacerdotes a votar6. Este fue un cambio con grandes repercusiones, pues desde 1929 jurídicamente el
laicismo anticlerical desconocía los derechos fundamentales de las asociaciones religiosas, prohibía las
prácticas religiosas fuera de los templos (México es un país altamente ritualista, en donde las
peregrinaciones son frecuentes y masivas), la participación de los ministros de culto en actividades
educativas (la cual se daba de manera camuflada en los Colegios Privados), y el aparente rompimiento
de la relación entre jerarcas y políticos (la cual se realizaba de manera velada y oculta en espacios
privados).

8Para algunos intelectuales esta nueva etapa plantea por vez primera la posibilidad de construir un
territorio laico que permita la autonomía de la Iglesia y el Estado, pero reconociendo los derechos de
las asociaciones religiosas. Para otros, los intelectuales más jacobinos, a partir de este nuevo marco
constitucional, y de la presión que la cúpula eclesiástica continúa ejerciendo para conquistar nuevos
espacios públicos (como la instrucción religiosa en las escuelas y la permisión de medios de
comunicación) se está poniendo en riesgo el Estado Laico nacional.

7 Gentilicio con el que se nombra a los militantes del Partido Acción Nacional (PAN).

9En este nuevo escenario de laicidad que enmarca las relaciones Estado-Iglesia, se van desarrollando
diversas situaciones que ponen en riesgo el carácter laico del Estado. Con el triunfo del Partido Acción
Nacional a la Presidencia de la República en el año del 2002. Durante casi 70 años, México fue
gobernado por un partido oficial, único y revolucionario: el PRI (Partido Revolucionario Institucional)
cuya cultura política era claramente secular y en ocasiones anticlerical. La transición política
democrática abre espacio a que el estado sea gobernado por nuevos agentes sociales, muchos de
ellos, en especial los panistas7, no sólo son abiertamente católicos sino que tienen una trayectoria de
militancia laical católica. Esta nueva situación va demarcando progresivamente el traslado de la línea
que dividió durante décadas al político del católico. En las campañas políticas ocurren hechos inéditos
en la historia nacional del estado moderno, por un lado, el capital religioso es explotado como un
capital político en las campañas de los candidatos a puestos gubernamentales de elección pública (el
mejor ejemplo fue el uso del estandarte de la Virgen de Guadalupe y de un crucifijo tanto en la
apertura de campaña política para la Presidencia de la República de Vicente Fox, como para celebrar su
triunfo electoral), los políticos recurren constantemente a legitimar sus acciones públicas en la fe del
pueblo y no en el principio de soberanía popular; las actividades confesionales que antes ocurrían en el
ámbito de lo privado se vuelven parte de la agenda pública de los gobernantes (al respecto las
muestras de fe del Presidente de la República en los actos públicos, por ejemplo en la venida del Papa,
el presidente Vicente Fox, en su papel de mandatario de la nación, besó el anillo del Papa); y también
se utilizan los símbolos católicos de unidad nacional como símbolos patrios.

8 El término de eclesiosfera fue acuñado por Emile Poulat para referirse a las esferas sociales donde (...)

10Paralelamente a esta situación se vive también una cruzada por parte tanto de los jerarcas católicos
como de políticos creyentes por confesionalizar el estado laico. El nuevo marco jurídico de la iglesia, y
la alternancia en el poder a un partido afín con la Iglesia católica, ha hecho que los obispos mexicanos
se sientan más libres de meterse en asuntos públicos y que constantemente estén buscando ampliar
las eclesiosferas8 hacia diversos espacios históricamente laicizados por la modernidad. Por ejemplo, ha
habido conflictos con el Estado a raíz de la manipulación que han hecho los obispos y sacerdotes de los
símbolos patrios, como fue el caso de la celebración de la independencia en Catedral; los reiterados
desafíos de los cardenales a la ley (como ha sido el affaire entre el cardenal Juan Sandoval y la
Procuraduría General de la República (PGR) con respecto a la resolución del asesinato del Cardenal
Juan Jesús Posadas (1994) y las continuas intervenciones de obispos y párrocos en la orientación del
voto por partidos y candidatos acordes con la moral y los preceptos católicos. Algunos obispos
mexicanos son más proclives a emitir opiniones sobre cuestiones públicas de toda índole (como son los
casos de los obispos Norberto Rivera, Onésimo Zepeda y Juan Sandoval Iñiguez), sin embargo, esto
produce efectos dobles, pues si bien es cierto, que les da visibilidad y presencia social, también los
coloca en el espacio público abierto, en donde la participación democrática desconoce de investiduras y
autoridades. Nunca antes como ahora, los obispos mexicanos han sido el blanco del debate, la crítica
abierta, e incluso del humorismo político mexicano.

9 Carlos Abascal es hijo de Salvador Abascal (quien fue líder del Movimiento Sinarquista en México (u (...)

11Lo que más amenaza con revertir el triunfo del laicismo en el Estado Mexicano, es la
confecionalización pretendida del espacio educativo. Esta cruzada se lleva a cabo sobre todo en el
intento de «volver a la religión como el espacio de la formación de valores». Para lo cual, el propio
secretario de Gobierno, Carlos Abascal9 impulsa la recuperación

10 Declaración del Secretario de Gobernación, Carlos Abascal, el día 29 de enero del 2006, publicada e (...)

con absoluta libertad de credos, a la religión como el espacio que propicie la vinculación, la re-vinculación del
ser humano con su destino trascendente para que le dé sentido a los valores éticos que han de comprometer
su existencia diaria.10

11 Renée de la Torre, «El catolicismo y las concepciones sobre el derecho a la vida», en Los Rostros d (...)

12 Renée de la Torre, «The War of Symbols in the Interaction between Religion and Patriotism», ponenci (...)

12El espacio educativo ha sido y es un espacio estratégico de la laicidad en México, donde la escuela
es pública y no confesional, y a lo largo de su historia ha representado una trinchera donde se lucha
por la defensa de las libertades civiles, pero también es un espacio disputado por los grupos
conservadores católicos para construir zanjas para dichas libertades. Desde hace algunos años para
acá, la iglesia católica ha emprendido también una campaña para evangelizar los medios de
comunicación, pero también ejerce fuerte presión por modificar la reglamentación y permitir el acceso
a la posesión y administración de los medios de comunicación a las iglesias, para que éstas puedan
difundir sus principios y actividades11. Otro espacio amenazado por las cruzadas confesionales es el de
la salud pública mediante la cual constantemente se busca imponer una visión doctrinal (sobre todo
con respecto a la legislación del aborto, de la planificación familiar, de la educación sexual en las
escuelas, de las campañas de uso del condón para la prevención del SIDA, y recientemente en contra
de la píldora anticonceptiva del día siguiente, e incluso la aprobación de iniciativas de ley contra la
violencia familiar, en donde la concepción de familia de la iglesia, rechaza la problemática familiar que
se vive actualmente en México). Algunas de las cruzadas han adoptado el eslogan de la defensa por la
vida mediante la cual la Iglesia católica quiere imponer su moral al resto de la sociedad 12.

13Aunque la condición laica del Estado mexicano está garantizada por una reglamentación clara –que
se encuentra escrita en los artículos de la Constitución y que demarcan la separación entre dos bandos
iglesias y gobernantes–, no obstante en la práctica esto es sumamente flexible, pues las líneas
divisorias no son fijas ni absolutas. Como señala Blancarte,

13 Roberto Blancarte, Entre la fe y el poder. Política y Religión en México, México, Editorial Grijalb (...)

la distinción entre público y privado no ha sido nunca ni puede ser ahora absoluta. Pero las sociedades
modernas las fueron demarcando con mayor énfasis, en la medida que el proceso llamado diferenciación
social condujo a una situación en la que la religión dejó de estructurar a los otros ámbitos de la vida
pública.13

14Estas accionesy declaraciones aquí descritas, no son aisladas, sino que forman parte de una
estrategia para reconquistar el sentido confesional en el espacio público, ponen en riesgo los principios
de laicidad de una nación moderna y trastocan los límites que delimitan la separación Estado–iglesias.
Una Iglesia imaginada por los católicos
14 Raymond Lemieux et alii, « De la modernité des croyances : continuités et ruptures dans l'imaginair (...)

Aceptar una creencia religiosa no implica adoptar la institución social que la porta, ni en
términos de lógica representacional, ni en términos de lógica discursiva, ni en términos de
lógica organizacional. Se oponen así dialécticamente el carácter funcional de las creencias y
su legitimidad, la noción de utilidad y la de coherencia, la experiencia y la autoridad, lo
singular y lo universal14.

15 La encuesta de opinión pública católica, realizada por el movimiento Católicas por el Derecho a Dec (...)

16 El movimiento CDD representa la corriente feminista al interior del catolicismo. Este organismo par (...)

15Este apartado se basa en los resultados de la Encuesta de opinión católica en México 15, realizada
por el movimiento Católicas por el Derecho a Decidir(CDD) en el 200316.Los resultados de esta
encuesta exigen romper con la idea monolítica de la Iglesia católica, sobre todo cuando se abordan los
temas de ética sexual, salud reproductiva, derechos humanos, y del papel que los católicos quisieran
que la Iglesia juegue en el ámbito político y social.

16La encuesta da cuenta de la diversidad de opiniones de los católicos mexicanos sobre temas que
enmarcan la relación de la Iglesia católica con la sociedad, permitiendo trazar la manera en que viven
la tensión cotidiana de su identidad confesional con los problemas que enfrentan día a día, pero
además, nos adentra a reconocer la manera en que los laicos-católicos construyen la catolicidad desde
su subjetividad, es decir, la manera en que a través de sus representaciones se están imaginando una
nuevo horizonte y de manera silenciosa van construyendo una nueva identidad para la institución
católica ¿Quiénes son los católicos mexicanos? ¿Qué rostros tienen? ¿Qué les preocupa? ¿Qué valoran?
¿En qué se identifican con la Iglesia? ¿Qué no comparten con la posición oficial de la Iglesia? ¿Cuáles
son los encuentros y desencuentros que los católicos laicos tienen con la jerarquía?, ¿En qué posturas
coinciden los católicos con aquéllas tomadas por la jerarquía? ¿Qué retos plantean los creyentes a sus
pastores? ¿Cuáles son los problemas sentidos en donde los laicos sienten que la Iglesia debería ser un
apoyo? ¿Cómo se imaginan la el rol social que la Iglesia deberá asumir en el momento presente?

Iglesia y política
17 El concepto de secularización subjetiva o secularización de la conciencia se refiere a la pérdida o (...)

17Según los resultados de la encuesta, la laicización en México no sólo es una cuestión legal, sino que
existe una secularización subjetiva en la mayoría de los católicos.17De manera general, los católicos
no están en los polos extremos que definieron la pugna por la nación durante el siglo XIX y principios
del XX entre conservadores católicos y liberales jacobinos, pues no se manifiestan ni a favor de una
ideología anticlerical, tampoco por una religión de Estado, ni por un Estado clerical.

18Para casi tres cuartas partes (73 %) de la población católica mexicana votar es importante (dato
que contradice algunas de las declaraciones de los obispos, en las cuales legitiman su pastoral
electoral, pues los católicos tienen una conciencia ciudadana del valor del ejercicio del voto, y no
requieren ser educados o asesorados). Casi igual porcentaje se corresponde con aquel que trasciende
la valoración y pasa a la acción, pues 68 % señala que sí ejerció su derecho y cumplió con su
obligación ciudadana de emitir el voto en las antepasadas elecciones para presidente en el 2000. La
mayoría de los católicos no orientan el voto por lo que diga el cura de la parroquia (sólo 19 %), y
estoy segura, después de leer los resultados, de que tienen claridad en que la cuestión de votar o no,
no se define como «pecado» o virtud de los laicos o creyentes católicos, sino como derecho-obligación
de los ciudadanos. Votar o no votar, es una cuestión de ciudadanos y no de adscripción religiosa; es un
asunto individual, de ciudadanos. Sin embargo, es interesante observar las diferencias de opinión
entre los católicos que viven en las ciudades y los que viven en zonas rurales, pues son éstos últimos
quienes valoran más la opinión del párroco para decidir por quien votar (26 % rural vs. 16 % urbano).

19Los católicos encuestados opinan sobre la agenda política de los obispos, sobre la distancia o
cercanía que debe haber entre la Iglesia y el gobierno en distintos temas: decisiones políticas,
educación religiosa en las escuelas públicas, apoyo financiero a la Iglesia, creencias religiosas en
decisiones de gobierno, participación de la Iglesia en asuntos políticos, en partidos políticos, etc. Según
sus propias respuestas se pueden perfilar algunos grupos de católicos de acuerdo a su grado de
identificación con una mayor o menor participación de la religión católica en el gobierno.

20Los resultados muestran que una inmensa mayoría de los católicos comparten una idea moderna y
laicizada de la separación entre los ámbitos religioso y estatal. 82 % considera que «se debe proteger
el gobierno mexicano de la influencia de la Iglesia católica, conservando su Estado laico»; 80 %
considera que la Iglesia católica no debe tener influencia en el diseño de las políticas del gobierno
mexicano; para 59 % no sería bueno que se enseñe religión católica en las escuelas públicas; y a un
poco más de la mitad les tiene muy sin cuidado si el Presidente Fox sea católico o no, pues consideran
que eso no influencia sobre sus decisiones como presidente (30 % nada + 26 % muy poca). Aunque
paradójicamente, más de dos terceras partes (66 %) ven con buenos ojos que las creencias religiosas
influyan en las decisiones del presidente. La mayoría (92 %) desaprueba que la iglesia promueva o
descalifique desde el púlpito a ciertos candidatos o partidos políticos; tampoco le gustaría que los
sacerdotes y las monjas ocupen puestos de elección popular (83 %) ni que un presidente católico deba
gobernar basado en la diversidad de opiniones que existen en su país y no en las enseñanzas católicas
(92 %). De igual manera, la mayoría considera valora el estado laico como rector de la vida pública
nacional: (93 %) considera que el poder legislativo y judicial debe legislar y aplicar las leyes al margen
de lo que dicta la Iglesia. Los resultados de esta encuesta apuntan a pensar que los católicos tienen
mucha claridad sobre la división, y especificidad de funciones que demarca las fronteras especializadas
entre el ciudadano y el creyente, y entre el Estado y la Iglesia. Como veremos, más adelante las
opiniones que los sacerdotes u obispos puedan hacer para orientar el rumbo de la política nacional,
tienen muy poca resonancia en los mismos católicos.

21Lo que también demuestran los resultados de la encuesta es que existe un núcleo duro clerical muy
minoritario, que está representado por un 15 % ó 20 % de quienes ven con buenos ojos la incidencia
de los sacerdotes en el ámbito político. Sería muy interesante poder saber a través de cruces de
variables, si este núcleo duro está conformado por los mismos sujetos, y qué características
demográficas (género, edad, educación, ocupación e ingreso) nos permiten ubicar a este sector. Por
ejemplo, 15 % son quienes consideran que la opinión del sacerdote de su parroquia tiene una
influencia importante en la decisión por quien votar, 19 % (26 % de la población rural) indica que el
párroco ejerce influencia para orientar su voto, 18 % está de acuerdo con que se debe permitir que la
Iglesia católica tenga influencia en el gobierno mexicano (aunque no sabemos en qué rubros, o de qué
manera), y 20 % considera que la Iglesia católica debe tener influencia en el diseño de las políticas del
gobierno mexicano, 16 % considera que la Iglesia católica le debería dar algo de atención a trabajar
para que las políticas del gobierno reflejen las creencias católicas, 15 % cree que la Iglesia debe
informar al público su opinión sobre temas políticos y 17 % considera que se debe permitir que los
sacerdotes o monjas ocupen puestos de elección popular. En este sector se ubican aquellos que
consideran que los sacerdotes deben opinar o influenciar sobre asuntos políticos, pero no aluden a una
intervención directa, más que en el caso de que sacerdotes y monjas ocupen puestos de elección
popular.

22También existe en México un mini grupo extra duro, muy clerical, representado por 7 % y en
algunos casos llega hasta alcanzar 12 % del total de los católicos. Este sector más duro, no sólo ve con
simpatía que los sacerdotes opinen sobre política –finalmente, es cierto, es un derecho a la libre
expresión, ya sabrán los demás si les hacen caso o no, sino que sostienen la idea de que el Estado
tiene que gobernar de acuerdo a los principios y enseñanzas de la iglesia católica. 8 % está de acuerdo
con que los curas usen la misa para descalificar a ciertos candidatos o partidos políticos (no sólo para
hablar de la importancia del voto, sino para incidir discursiva y directamente sobre la orientación del
voto); 8 % cree que un presidente católico debe gobernar conforme a las enseñanzas de la iglesia
católica; 7 % considera que tanto el poder legislativo como judicial deben gobernar de acuerdo a los
mismos principios; y sólo 12 %, considera que parte de los recursos de la Iglesia deben ir destinados a
«intervenir en política» (aunque no lo ponen en primer lugar).
18 El término integral se refiere a «una manera de ser católica que había juzgado a la modernidad como (...)

23Esta radiografía nos brinda un perfil donde la mayoría de los católicos parecieran tener mucha
claridad sobre la laicidad; sin embargo también nos muestra sectores de sociales de la iglesia católica
que tienen ideas muy integrales sobre el papel social 18 y político que debe desempeñar la Iglesia hoy
en día. El problema es que muchas veces son estos grupos minoritarios los que tienen capacidad de
organización y actuación en el espacio público, en tanto y que la mayoría no se manifiesta
públicamente.

Subjetivación de la moral sexual


24Los datos muestran que existe un alto porcentaje de católicos que confirman una tendencia a la
subjetividad de la moral, sobre todo en el terreno de la moral sexual, donde en algunos renglones más
que en otros se hace evidente la pérdida de control institucional y la emancipación subjetiva de los
marcos éticos y morales que rigen las conductas sexuales de los católicos. Este es uno de los terrenos
donde la institución católica ha venido perdiendo control y donde la moral sexual cada vez se convierte
más en un asunto privado que sólo concierne al individuo y a la pareja.

19 «Se habla de abstinencia sexual y se desacreditan el condón y los anticonceptivos para ajustarse a (...)

25Uno de los temas donde se muestra más contundentemente esta subjetivación de las conciencias es
con respecto a la necesidad de educación sexual en las escuelas (94 % considera que las escuelas
públicas deben incluir cursos de educación sexual para su alumnado y 89 % que a los adolescentes se
les debe informar acerca de los métodos anticonceptivos existentes para evitar el embarazo). Este es
un tema muy importante que resaltar, pues a pesar del consenso de la población católica, en últimas
fechas los grupos católicos conservadores han introducido en el libro de texto de sexto de primaria la
agenda de la abstinencia sexual con la que intentan suplir la información sobre los métodos de
prevención de embarazo y salud sexual, y también en la actual administración foxista existen
proyectos para lanzar una campaña de abstinencia.19

20 Provida es un movimiento cívico, formado por católicos que se dedica a la defensa de la vida, en la (...)

26Igualmente relevante es el tema de la salud sexual. La inmensa mayoría de los católicos (96 %)
opina que la Secretaría de Salud debe proporcionar métodos anticonceptivos de manera gratuita, y
que el gobierno debe promocionar el uso de los condones para combatir el SIDA, y que tanto adultos
(91 %) como jóvenes –aunque es un poco menos aceptado (82 %)– deben tener acceso a cualquier
método de anticoncepción. No hay que olvidar que éste es otro terreno de disputas entre el Estado y la
Iglesia católica, frente al cual las agrupaciones conservadoras católicas, lideradas por Provida 20,han
estado presionando públicamente o de manera clandestina para obstruir las campañas preventivas del
SIDA que promueven el uso del condón. Uno pudiera imaginar que en pleno siglo XXI no existen
trabas para poder comprar un condón, pero la realidad en México es otra. Por ejemplo, existe el caso
de una cadena comercial de farmacias (Farmacias Guadalajara), con presencia en varios Estados del
occidente y norte de la república, donde no se venden condones, por el hecho de que los dueños son
católicos del Opus Dei.

27Los temas más controvertidos, y donde se expresa una clara división de opiniones al respecto, son
al tema del derecho a la vida: la permisión de la eutanasia y la legalización del aborto. Hay que
recordar que si algo caracterizó al liderazgo del Papa Juan Pablo II fue su cruzada en contra de la
«cultura de la muerte»:

21 Juan Pablo II, Evangelium vitae, 25 de marzo de 1995.

todo lo que se opone a la vida, como los homicidios de cualquier género, los genocidios, el aborto, la
eutanasia y el mismo suicidios voluntarios; todo lo que viola la integridad de la persona humana, como las
mutilaciones, las torturas corporales y mentales, incluso los intentos de coacción psicológica; todo lo que
ofende a la dignidad humana, como las condiciones infrahumanas de vida, los encarcelamientos arbitrarios,
las deportaciones, la esclavitud, la prostitución, la trata de blancas y de jóvenes; también las condiciones
ignominiosas de trabajo en las que los obreros son tratados como meros instrumentos de lucro, no como
personas libres y responsables; todas estas cosas y otras semejantes son ciertamente aprobios que, al
corromper la civilización humana, deshonran más a quienes los practican que a quienes padecen la injusticia
y son totalmente contrarios al honor debido al Creador.21

28Aunque la mayoría de los católicos no consideran que los servicios de salud pública deban ofrecer
servicios de aborto legal en forma gratuita a las mujeres que lo soliciten (67 % están en contra y sólo
33 % está a favor) no deja de ser interesante que el aborto ha dejado de ser un tema tabú, es decir
un tema del que no se debe hablar y menos discutir. Los datos apuntan a que hoy el carácter ético
para prohibir o permitir el aborto está mediatizado por una moral circunstancial, y no doctrinal: ya que
60 % de los creyentes consideran que «el aborto debe estar permitido en algunas circunstancias».
Para muchos católicos el aborto debe ser permitido cuando está en riesgo la vida (82 %) y la salud de
la madre (77 %), o del feto (si la madre tiene sida 69 %, si el feto presenta defectos congénitos
66 %), y cuando la mujer fue víctima de una violación (65 %). Para muy pocos mexicanos el aborto es
una mera cuestión de conciencia individual (sólo 9 % considera que el aborto puede estar sujeto a la
decisión individual de la mujer), y para un tercio (31 %) de los mexicanos el aborto debe estar
prohibido bajo cualquier circunstancia. En este renglón, hay que mencionar que existe un perfil muy
diferenciado entre la población rural que es quien más defiende la prohibición del aborto (40 %) y la
población urbana (28 %), y que son también los más viejos y los más pobres quienes comparten esta
posición conservadora. El tema de la despenalización y legalización del aborto es un tema
controvertido, que deberá llevarse a un debate público abierto, pues es sobre todo un problema de
salud pública, donde la población católica ha tomado distintas posturas al respecto. Para la mayoría de
los católicos la decisión sobre el aborto es de índole privada, y debe ser tomada por la pareja (55 %) o
por la mujer (33 %), pero no por terceras personas, ni por institución alguna.

Confianza en la Iglesia católica


29El estudio demuestra que los valores morales de los católicos mexicanos no están determinados por
los lineamentos dogmáticos de la institución católica. Existe una distancia entre lo que los sacerdotes
promueven y lo que los católicos valoran y practican, que no implica rupturas con la Iglesia, ni con los
sacerdotes. Lo que encontramos es que las conciencias de los católicos son cada vez más
individualizadas y guardan distancia crítica con la asumida por la jerarquía. Para los católicos ser o no
un buen creyente no se mide con no usar anticonceptivos (84 %), y la mitad de la población piensa
que incluso quienes deciden abortar no dejan de ser buenos católicos (53 %). Hay que mencionar
además que no existe la misma claridad y contundencia en la condena eclesiástica católica en materia
de aborto –para la que incluso hay pena de excomunión–, que en materia de métodos anticonceptivos,
con respecto a la cual, como es sabido, los mismos sacerdotes ofrecen distintos consejos a los
creyentes. Sobre este asunto, los católicos quisieran una Iglesia más comprensiva, que no expulse
(excomulgue) a las mujeres que aborten (81 %). Una paradoja moral, o más bien dicho una condición
de doble moral, que ha venido minando la legitimidad del sacerdocio y la autoridad de la Iglesia con
respecto a los temas de moral sexual es la rudeza con que se castiga a las mujeres que abortan y la
complicidad y encubrimiento que la institución ha mostrado para no castigar a los sacerdotes que
incurren en delitos de abuso sexual a menores. Este es un tema muy delicado, que aunque no es
novedad, en últimas fechas ha sido tema de escándalo masivo y mundial, tanto por las denuncias a
sacerdotes en Estado Unidos, como por las denuncias de las víctimas del líder de la congregación
religiosa de los Legionarios de Cristo. Aunque existe una voluntad eclesial de silenciar el escándalo, la
mayoría de los católicos se enteraron de estos hechos a través de los medios de información (86 %).
No obstante, muchos de los casos de abusos sexual han sido negados y encubiertos por la institución,
85 % de los católicos considera que la Iglesia debería de suspenderlos del sacerdocio y que además
deberían de ser juzgados por las instancias judiciales (94 %), pues es un delito. Además es muy alta la
percepción de los católicos sobre el abuso sexual a menores, pues 29 % considera que ésta es una
práctica que ocurre con «mucha frecuencia», y 38 % considera que es «algo frecuente», 35 % pocas
veces y sólo 7 % confía en que esto nunca ocurre. Sin embargo, a pesar de ello, para la mayoría
(71 %) este evento no ha disminuido su confianza hacia la Iglesia católica.
¿Cómo les gustaría a los católicos que fuera la Iglesia?
22 Esto es un paso muy importante en la conciencia ciudadana, pues como lo señaló el politólogo Norber (...)

23 Esta movilización popular no había tenido precedentes en la localidad, pues fue avalada por un movi (...)

30En la encuesta, los católicos opinan sobre cómo les gustaría que fuera la iglesia, a qué creen que
debería destinar sus esfuerzos y recursos, y cuáles son los problemas que la Iglesia debería atender.
Llama la atención que casi la mitad de los católicos (49 %) «les gustaría que los feligreses católicos
participen en la elección de obispos». La inmensa mayoría considera que la labor más importante de la
Iglesia debería ser la promoción y defensa los derechos humanos en todo el mundo (92 %).22 La
encuesta, además permite ver dónde están los consensos mayoritarios con respecto a estos derechos.
En primer lugar: denunciar la violencia doméstica (88 %). Lo cual resalta con la posición de algunos
jerarcas sobre este asunto tan delicado, en particular la del arzobispo de Guadalajara Juan Sandoval
Iñiguez, quien desaprobó la primera iniciativa popular de ley en Jalisco que proponía una legislación en
contra de la violencia intra familiar.23 En México, día a día, se agudiza el problema de la violencia
doméstica que ocasiona graves daños físicos y psicológicos en las mujeres y en especial a los niños
mexicanos, y a pesar del ello, no existe un marco jurídico que defienda a las víctimas. La oposición a
enfrentar este tema que no sólo trae maltrato sino muerte, es la defensa a un sistema patriarcal y a
una idea de la familia que ya no existe. Las posiciones conservadoras que obstaculizan la aplicación de
la justicia en este terreno, no sólo provienen de la iglesia católica, sino de un machismo exacerbado
que es mucho más generalizado. La encuesta de opinión también nos señala que la violencia
doméstica es uno de los problemas más sentidos (sufridos), en donde la población comparte la
necesidad de que sea considerada como un delito (97 % de los encuestados consideran que debe ser
considerada como delito.

31En segundo lugar, en la jerarquía de prioridades de lo que a los católicos les gustaría que la Iglesia
hiciera está el que dejara de prohibir el condón y ayudará a prevenir el SIDA (85 %), tres cuartas
partes de los católicos no están de acuerdo con la prohibición de los anticonceptivos (72 %). Estos
datos no son sorprendentes, porque de hecho concuerda con los porcentajes de la secretaría de salud
sobre el uso de anticonceptivos. En contraparte, sólo una minoría, representaría el progresismo radical
al interior de los católicos: 17 % piensa que es importante aceptar el derecho de lesbianas y
homosexuales a expresar su orientación sexual; 30 % piensa que se debe permitir que los sacerdotes
se casen; y 34 % (que aunque es minoritario, me parece elevado) piensa que se debe permitir que las
católicas aborten.

32Si los católicos pudieran votar por los obispos, muy seguramente no votarían por quienes están al
frente de las más importantes diócesis del país, pero también tal vez cambiaría la propia agenda y
posición del Episcopado Mexicano actual, pues para la mayoría de los católicos, la Iglesia debería
dedicarse a ayudar a los pobres (82 %), en contraste con una pequeña minoría debería de trabajar
para intervenir en las políticas del gobierno (16 %); para 64 % deberían promover la defensa de los
derechos humanos; y sólo para 15 % deberían de informar cual es su opinión sobre temas políticos.

33Es claro que si los católicos opinaran sobre la Iglesia, votarían por más sacerdotes preocupados por
los problemas sociales más apremiantes (aunque no se sabe si en términos de justicia o asistenciales):
que ayudaran a los niños de la calle construyendo albergues (95 %), que apoyaran la educación
construyendo escuelas (79 %), que solucionaran el problema de salud construyendo más clínicas y
hospitales (83 %) y luego que construyeran iglesias para dar atención espiritual (71 %). También es
claro que son pocos los católicos que están a favor de lo que últimamente les preocupa a los obispos, y
valoran que se preocuparan menos en intervenir en política (12 %) y en construir y comprar mejores
viviendas para los sacerdotes (40 %).

Discrepancias entre las orientaciones cupulares y la


Iglesia imaginada por los católicos mexicanos
34Habrá que volver a las preguntas iniciales: ¿Qué perfil tiene el catolicismo actual en México? ¿En qué
espacios ha ganado presencia? y ¿en cuáles la ha perdido? ¿En qué medida sigue México siendo fiel y a
dónde apuntan las fidelidades de los católicos y la de la jerarquía eclesial? ¿Son fieles a los mismos
principios?¿Qué lugar ocupa hoy la institución católica en la vida social y política de México? Pero las
respuestas nos llevan a un nuevo derrotero: el de la discusión del papel de la institución católica y la
secularización.

24 Olivier Tschannen, «La revalorización de la teoría de la secularización mediante la perspectiva com (...)

35En este trabajo hemos revisado, en la primera parte, el nuevo contexto de la laicidad en México que,
como menciona Olivier Tschannen, «es simplemente uno de los componentes de la secularización:
designa cierta manera de relación no entre política y religión, sino entre la institución política y las
instituciones religiosas»24. En el caso de México, se podría pensar en un proceso reversible de
laicización, donde la Institución católica ha ido cobrando importancia como una institución política y en
su participación en el Estado. Todo apunta a que la Iglesia ha logrado en los últimos años recuperar
espacios que la modernidad le había quitado y conquistar nuevas eclesiosferas que se localizan en el
terreno público-político de la nación mexicana. Sin embargo, si analizamos la otra cara de la
secularización, es decir la de las conciencias de los creyentes, encontramos que la Iglesia ha perdido
legitimidad en el ámbito de la vida privad de los creyentes y está actualmente lejos de ser una
institución rectora de los valores y las aspiraciones de los mexicanos. En esta esfera, la Iglesia ha
perdido terreno, pues tal parece que los católicos discrepan sobre las enseñanzas, la moral y el actuar
de la institución católica.

36La encuesta pareciera indicarnos que los católicos mexicanos son católicos a pesar de la institución y
sus jerarcas. Se muestra una zanja entre las preocupaciones de la jerarquía por lograr visibilidad en el
ámbito público e influencia sobre la vida política de la nación y lo que los católicos necesitan de su
Iglesia para enfrentar los problemas de la vida modera en la cotidianeidad. Esta doble radiografía de la
institución y de los católicos mexicanos nos arroja una muestra de contraste, con dos realidades que
nos hablan de una secularización paradójica, hecha de contrastes y desencuentros. Por un lado, cada
vez más la necesidad de empoderamiento de la jerarquía pareciera alejarse de los problemas que les
aquejan a los creyentes: La Iglesia opina sobre cualquier asunto concerniente a la política y desea
intervenir en las decisiones electorales del país, mientras que la mayoría de los mexicanos católicos
aspiran a que la Iglesia católica sea una institución que los respalde frente a los abusos que
experimentan en un mundo cada vez más deshumanizado y voraz. Mientras los jerarcas se empeñan
en construir grandes santuarios para promover una religiosidad de masas, los católicos quisieran que
la Iglesia fuera solidaria con los problemas que están enfrentando en su vida cotidiana, que los
ayudara a enfrentar los problemas que sufren los niños de las calles, los problemas de salud, de falta
de educación, e incluso que construyeran más iglesias para que lleven a cabo su misión evangelizadora
y litúrgica; mientras los jerarcas se esmeran en endurecer la doctrina moral y en custodiar la
perpetuación de las instituciones sagradas como el matrimonio y la familia, los creyentes necesitan
una la iglesia que defienda a los niños y mujeres del maltrato y la violencia familiar. Quisieran que los
sacerdotes les ayudarán a buscar solución al problema del alcoholismo (68 %). En síntesis, a los
católicos les gustaría que la Iglesia no interviniera tanto en política, que no le gustara tanto el poder, y
que fuera una institución que velara por la defensa de los derechos humanos.

37Por otro lado, los resultados de los rayos X al lugar que la institución ocupa con respecto a sus
creyentes, nos muestran que cada vez son más los católicos que optan por ser «creyentes a su
manera». Desde esta perspectiva, atendemos a una profunda secularización de las conciencias de los
católicos que hacen del catolicismo una religión mayoritariamente subjetivizada, y distanciada de los
dogmas y la moral sexual propugnada por la Iglesia. Los problemas sobre moral sexual que promueve
la institución, no sólo no son parte de la preocupación de los creyentes, sino que además pareciera que
la ortodoxia es un estorbo para la vida cotidiana de los creyentes. Los creyentes manifiestan que
verían con buenos ojos que los curas y obispos de su iglesia fueran más flexibles en términos de
educación, salud, y moral sexual. Finalmente no son los laicos quienes prometieron celibato, sino
aquellos que cotidianamente tienen que practicar responsablemente su sexualidad, es por ello, que
más allá de la doctrina, requieren de métodos de prevención contra enfermedades y embarazos.
38En síntesis, si, en 1979, Harvey Cox apreciaba la contradicciones de ver en México un país
mayoritariamente católico que se desenvolvía sobre un Estado rígidamente laicicista, hoy la radiografía
mexicana nos muestra una institución políticamente fortalecida, con un pueblo creyente
subjetivamente secularizado.

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Notes

2 Harvey Cox, La religión en la ciudad secular. Hacia una teología postmoderna, Santander, Sal Térrea,
1984.

3 Véase Enrique Dussel, De Medellín a Puebla. Una década de sangre y esperanza, 1968-1979, México,
Edicol, 1979.

4 Como ejemplo, los casos de Juan Jesús Posadas, encargado de desmantelar la labor pastoral «de
liberación» del obispo Méndez Arceo en Cuernavaca y Juan Sandoval Iñiguez, coadjutor del obispo Manuel
Talamás en Ciudad Juárez, quien a mediados de los años 80 había encabezado una pastoral electoral a favor
de la democracia y había cerrado los templos para denunciar por el fraude electoral. Ambos sacerdotes
fueron nombrados obispos de Guadalajara, una de las principales arquidiócesis del país.

5 Fernando M. González, Matar y morir por Cristo Rey. Aspectos de la cristianda, México, IIS-UNAM / Plaza y
Valdes Editores, 2001.

6 Id.

7 Gentilicio con el que se nombra a los militantes del Partido Acción Nacional (PAN).

8 El término de eclesiosfera fue acuñado por Emile Poulat para referirse a las esferas sociales donde la
iglesia y el cristianismo se mantienen vigentes dentro de un mundo cada vez más secularizado. Véase L'ère
post-chrétienne, Paris, Flammarion, 1994.

9 Carlos Abascal es hijo de Salvador Abascal (quien fue líder del Movimiento Sinarquista en México (un
movimiento patriótico cristiano, que se funda en 1944, como una fuerza cívica, no militar (como fueron los
cristeros), para luchar por la restauración del cristianismo. De Carlos, el actual Secretario de Gobernación, se
dice que militó en el Yunque, una organización de extrema derecha surgida en las década de los setenta, que
tiene como ideal «trabajar arduamente para buscar líderes políticos católicos y conseguir que los pueblos se
sometan a la realeza de Jesucristo» (Delgado 2004).

10 Declaración del Secretario de Gobernación, Carlos Abascal, el día 29 de enero del 2006, publicada en
el Periódico Público, 1 de febrero del 2006.

11 Renée de la Torre, «El catolicismo y las concepciones sobre el derecho a la vida», en Los Rostros del
Conservadurismo Mexicano, México, CIESAS, 2005, p. 239-268.

12 Renée de la Torre, «The War of Symbols in the Interaction between Religion and Patriotism», ponencia
presentada en la 28a conferencia SIR/SISR, Chalenging Boundaries: Religion and Society, Zagreb (Croatia)
18-22 de Julio de 2005.
13 Roberto Blancarte, Entre la fe y el poder. Política y Religión en México, México, Editorial Grijalbo, 2004,
p. 91.

14 Raymond Lemieux et alii, « De la modernité des croyances : continuités et ruptures dans l'imaginaire
religieux », Archives de sciences sociales des religions, n° 81, janvier-mars 1993, p. 99.

15 La encuesta de opinión pública católica, realizada por el movimiento Católicas por el Derecho a
Decidir con apoyo de la fundación Mac Arthur, está basada sobre una muestra representativa a nivel nacional
en zonas urbanas y de 17 estados de la República.

16 El movimiento CDD representa la corriente feminista al interior del catolicismo. Este organismo participa
en una red de carácter latinoamericano fundada en 1987, que a su vez mantiene vínculos con Catholics for a
Free Choice de los países de América de Norte. El primer grupo mexicano se funda en 1994 y se define como
«una organización comprometida con el bienestar y el empoderamiento de las mujeres, con la justicia social,
la democracia, los derechos humanos, la paz y por un Estado laico. Promueve el diálogo y reflexión sobre el
respeto a la diferencia y a la equidad entre mujeres y hombres; sobre el derecho a decidir de las mujeres de
manera informada y responsable, y sobre la salud y derechos sexuales y reproductivos desde un punto de
vista ético, basado en la justicia» (www.catholicsforchoice.org/spanish).

17 El concepto de secularización subjetiva o secularización de la conciencia se refiere a la pérdida o


desintegración de la plausibilidad cognitiva de los contenidos y valores tradicionales de las religiones. Véase
Peter Berger, Para una teoría sociológica de la religión, Barcelona, Editorial Kairós, 1981 [1967].

18 El término integral se refiere a «una manera de ser católica que había juzgado a la modernidad como
falsa en sus principio y perniciosa en sus efectos». Véase Fernando M. González, “Integralismo, persecución
y secreto en algunos grupos católicos en México en el siglo XX”, en Alberto Azíz y Jorge Alonso
(coord.), Sociedad civil y diversidad, México, CIESAS / Miguel Ángel Porrúa, 2006, p. 229.

19 «Se habla de abstinencia sexual y se desacreditan el condón y los anticonceptivos para ajustarse a una
regulación religiosa que promueve la jerarquía católica. Hoy enfrentamos coincidencias muy amenazantes.
Este modelo de abstinencia sexual es sobre todo un fomento de la ignorancia y una negación al derecho a la
información de la sexualidad, así como a su ejercicio sano, una posición en que están coincidiendo los
funcionarios del Estados Unidos, que no es, por cierto, de inspiración católica sino de grupos cristianos
protestantes». Véase Gabriela Rodríguez, «Educación y laicismo», en Rafael Hernández Estrada
(coord.), Foro Reflexión y Análisis Presente y Futuro de las Relaciones Estado-Iglesias-Sociedad, México,
PRD / Cámara de Diputados, 2003, p. 34).

20 Provida es un movimiento cívico, formado por católicos que se dedica a la defensa de la vida, en la
práctica, encabeza las cruzadas para condenar y obstruir iniciativas en torno al aborto. El Comité Nacional
Provida fue fundado en 1978, actualmente cuenta con apoyo de Human Life Internacional fundada en 1981
(con sede en Washington). Provida ha participado también, junto con otros grupos como Unión Nacional de
Padres de Familia y Ancifem en movilizaciones que buscan censurar expresiones artísticas que consideran
«obscenas», «sacrílegas» o «inmorales». Véase Édgar González Ruiz, (1994) Conservadurismo y sexualidad,
México, Rayuela Editores, 1994; y La última cruzada de los cristeros a Fox, México, Grijalbo, 2001.

21 Juan Pablo II, Evangelium vitae, 25 de marzo de 1995.

22 Esto es un paso muy importante en la conciencia ciudadana, pues como lo señaló el politólogo Norberto
Bobbio (El filósofo y la política, México, Fondo de Cultura Económica, 1996) implica un primer quiebre en la
concepción de la relación ciudadanos y gobernantes, que suple la noción de las obligaciones de los
ciudadanos hacia el Estado, por la de los gobernantes que deben garantizar los derechos de los ciudadanos.
Aunque obviamente al interior del término derechos humanos, existen opiniones encontradas sobre la
concepción misma de los derechos y sobre la jerarquización de unos sobre otros.
23 Esta movilización popular no había tenido precedentes en la localidad, pues fue avalada por un
movimiento ciudadano que logró, con ayuda de las parroquias, más de 40 mil firmas, sin embargo, se
desplomó, en parte, debido al desencuentro de dos posturas radicales: la del Cardenal Juan Sandoval que
retiró el apoyo de la Iglesia católica porque utilizaban el concepto de género, y porque el matrimonio no
aparecía como fundamento de la familia. Y una de las organizadoras, quien no estuvo dispuesta a cambiar
estos términos, para conquistar una ley que otorga protección a la mayoría de los ciudadanos (véase Renée
de la Torre, «El catolicismo y las concepciones sobre el derecho a la vida», op. cit.).

24 Olivier Tschannen, «La revalorización de la teoría de la secularización mediante la perspectiva comparada


Europa Latina-América Latina», en Jean Pierre Bastian (coord.), La modernidad religiosa: Europa latina y
América Latina en perspectiva comparada, México, Fondo de Cultura Económica, 2005, p. 356.
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Pour citer cet article

Référence papier
Renée de la Torre, « La Iglesia Católica en el México contemporáneo », L'Ordinaire des Amériques,
210 | 2008, 27-46.

Référence électronique
Renée de la Torre, « La Iglesia Católica en el México contemporáneo », L'Ordinaire des Amériques [En ligne],
210 | 2008, mis en ligne le 01 novembre 2015, consulté le 03 août 2018. URL :
http://journals.openedition.org/orda/2616 ; DOI : 10.4000/orda.2616

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