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Palabras
para el desencuentro
Ernesto de la Peña
Siete ausencias
Física de ataúd,
gravedad en las ingles,
espesura terrible de un cerebro aterido.
(Periferias de un mapa te esbozaban la arista del fracaso).
—Y no lo encuentran nunca:
siguen nadando siempre, más allá del terror,
cuando su carne pulula de gusanos en medio de la tierra,
mientras que se les rezan novenas expiatorias
los brazos se sumergen en el fondo del caos,
contritos de la búsqueda,
perdiendo los pulmones en su nado sin fruto—.
—Estamos en su mano, caminando, perdidos:
9 ernesto de la peña
Mira:
aquí, dentro de mí, quedó la nada
agazapada en poros y veneros.
13 ernesto de la peña
Esto es lo nuestro:
no estudiar los jardines de una historia absoluta
ni medir en los astros la dimensión del alma;
no respirar a fondo la planicie del júbilo
ni pugnar con estrellas
ni levantar astillas con el cutis del llanto.
diecisietedenoviembredemilnovecientoscincuentaycinco
sietedediciembredemilnovecientoscincuentaycinco
ochodediciembredemilnovecientoscincuentaycinco
dieciséisdeoctubrededosmiltres
veinticuatrodejuniodedosmilcuatro
veinticincodejuniodedosmilcuatro
dosdejuliodedosmilcuatro
Cuando fallece
diecinuevedejuliodedosmiltres
veintedejuliodedosmiltres
dieciséisdefebrerodedosmilcuatro
diezdejuniodedosmilcuatro
oncedejuniodedosmilcuatro
Tres poemas de espera
veinticincodejuniodedosmilcuatro
Imagen
tu estar perecedero
tu difamarte en triste espuma que se va
rozando tenuemente, antes de fallecer, la vida.
veinticincodeabrildemilnovecientossesentaycuatro
¿Quién te sustituirá
en mi corazón?
despiadada y certera
sobre mi tez absorta
y desde mí, sin esperanza,
detonará sus tallos la palabra.
oncedejuniodedosmilcuatro
Et ego in Acadia...
nuevedejuniodemilnovecientossesenta
veinticincodejuniodedosmilcuatro
Réquiem
veintitrésyveinticuatrodeenerodemilnovecientossesentayocho
veinticuatrodejuniodedosmilcuatro
veinticuatrodejuniodedosmilcuatro
Así te vas por la vejez
diecinuevedeagostodedosmiltres
veinticincodejuniodedosmilcuatro
Nenia
A veces recordamos
los ojos luminosos de la niña azorada
la despedida extrema de un sollozo
y un momento en la muerte:
cuando crujen los dientes de infinito
detiene el agua su alegría
en la red desgastada de las venas ausentes;
cuando las inyecciones se abandonan
y se avanza en los cuartos con paso consternado
los pómulos recobran sus vetustos derechos
y se trenzan los dedos despedidos
se hacen agua las rutas de los ojos
y el dolor se corona de gusanos y lodo...
revisadoeldieciséisdeoctubrededosmiltres
veinticincodejuniodedosmilcuatro
De la ausencia
y se solloza a solas
si en esta luz de nómada en derrota
hubo una vez una mañana dúctil de alegría
en que se oyeron sílabas hermanas de un ayer inconvocable
si aquí tu cuerpo redundó por un momento en goce
porque hay rostros de savia y olas en el mar,
porque hay niños que atrapan la verdadera ofrenda de la vida
y la arrojan en globos al espacio
y el hombre se tropieza, y sigue, y reamanece;
si hay levantadas brisas transoceánicas
con su música escueta de sal vivificante
y su inundada herrumbre de tesoros y peces trashumantes,
es que estuvimos en esta torva desnudez de gracia
en esta confusión de ágiles espadas
y caminamos, tarde, y regresamos
y en todas partes
nuestros gritos eran como el peso cabal de la libélula
o la danza de amor de los insectos
o el romperse del mar en una playa pronto desertada...
revisadoeloncedejuniodedosmilcuatro
veinticuatrodejuniodedosmilcuatro
In memoriam
E. C.
esto,
este candor desaforado, tú me lo diste, te lo retribuyo.
dosdemayodemilnovecientossesentaytres
oncedejuniodedosmilcuatro
veinticincodejuniodedosmilcuatro
Poema del desconocimiento
nuevedeabrildedosmildos
veinticincodejuniodedosmilcuatro
Ritual
(Fragmento)
En las calles
una pareja eterna reproduce las gestas de la carne
eleva un canto estéril de venas y palabras
siembra una pobre estirpe
toca los muros y las puertas de las habitaciones de su raza
y prorrumpe en la nada con el cuerpo apagado.
Recorro monumentos
paso puentes incógnitos ya ciegos
veo la voz de los hombres coagulada en la costra de las casas
tras los cristales rotos de un edificio en ruinas
palabras para el desencuentro 52
revisiónfinalveinticincodejuniodedosmilcuatro
Tratabas de luchar
a mano seca
En tu sistema ahíto
me quisiste llenar con todos los rincones de la tierra
con el eco de todos los idiomas
y la fuerza de todas las bellezas;
queda sólo el vacío
la ausencia de confianza,
la pipa dura que te dio sus brasas
palabras para el desencuentro 54
veintitrésdejuniodemilnovecientossetentayuno
veinticincodejuniodedosmilcuatro
La condesa Imentrud
Todos aniquilados
¿fuimos, vivimos, hicimos?
veinticincodejuniodedosmilcuatro
Vida de un libertino (III)
cuatrodenoviembredemilnovecientosochenta
veinticincodejuniodedosmilcuatro
Vida de un libertino (IV)
seisdeenerodemilnovecientosochentayuno
veinticincodejuniodedosmilcuatro
Navegación de ida
A. L. L.
del desplome rabioso de una vida que se quedó con sombras y con hambre,
oigo los pájaros que anidan
los coches de catástrofe,
estoy solo en la cueva de mis ojos
pensando en ti, mordido por tu ausencia,
corroído en el llanto que me sale en las líneas de la mano.
Hay náufragas estrellas, son planetas,
son estampidas reales de algún dios que no vimos,
no sabemos,
yo estoy solo, me duele el esqueleto
me baila el corazón por todo el cuerpo
se me quiebra el cerebro, se me nubla la sangre
mi corazón, alguna vez, sirvió de altar de lumbres
hoy es escombros, gargajos, alaridos y ruina.
Hacia allá está Japón, hacia otra costa llena, otra vez, de arena
de navíos de metal y chimeneas de humo,
hacia allá mis ojos te verán de ojos oblicuos,
pero tú estás aquí, a un brinco solo de un jet con azafatas
a una sola respiración de cualquier tarde
a un crujir de turbinas que enmarañan tu pelo
mientras cruzo las nubes, bebo vodka, platico, tomo fotos
y desciendo en fugaces aeropuertos
en donde cada anuncio es tu retrato.
No quiero terminar:
palabras para el desencuentro 70
de burgués conversante
de menor estallido del secreto
de poesía de síntesis, laboriosamente,
de urgencia
de conminada nuca de arranques subrepticios
de incomunicación
de llanto en arrabales
de padre arrebatado por el padre
por la madre extranjera y huidiza
de lámparas uncidas
y dominio total del abandono
(porque hay gente que se unce contigo
que contribuye a tu fracaso póstumo
a tu erguida simiente de estaciones proscritas
a tu lujo de savia amoratada
a tu reíble vanidad de sabio espeluznado)
(tengo el fornique límpido del alma)
(tengo una espina gruesa de vehemencia casi definitiva)
(tengo una volcadura que alguna vez verá su ocaso
y su indicada zona de juicios y severidades
encomios y falacias
desatinos y fueros, aciertos y estropicios)
(sigo en mi senectud, allí me instauro,
en mi arropada muerte de carajos)
(veo, tarjeta postal, Piazza di Spagna)
(veo vulvas trashumantes y fortuitas)
(lloro, me quiebro, invoco conjuradamente a la chingada)
73 ernesto de la peña
revisiones:veinticincodejuniodedosmilcuatro
vei ntiochodejuniodedosmilcuatro
Tal vez esto es la muerte
cincodeseptiembredemilnovecientoscincuentaycinco
dieciséisdeoctubrededosmiltres
veinticincodejuniodedosmilcuatro
veintiochodejuniodedosmilcuatro
Otra vez, caballero
solitario...
trecedemayodedosmildos
diecinuevedeagostodedosmiltres
seisdeabrildedosmilcuatro
últimarevisiónveinticincodejuniodedosmilcuatro
Anagnórisis
dosdejuniodemilnovecientossetenta
últimarevisiónveinticuatrodejuniodedosmilcuatro
Rostro del hombre
seisdenoviembredemilnovecientossesentaydos
oncedejuniodedosmilcuatro
últimarevisiónveinticincodejuniodedosmilcuatro
Balada del ventrílocuo mudo
E l teatro es neblinoso,
los pilares, obtusos,
las duelas no resuenan,
todo es aquí indeleble pues no existe;
todo es definitivo y no alberga sustancia
y es eterno porque nada ha durado.
cautiva de la tierra,
premonición de un ángel pulvificado en sus ápteras alas,
se desplomaba hacia la tierra,
rehén del aire, víctima innúmera del cáncer
soltaba su silencio,
su letargo que no sabe clemencia
y que se esfuma,
rotundo, memorioso, olvidadizo,
lunar, tenaz,
único en su repetición que no transige,
con su mirada ciega sobre un lago en el jardín foráneo
en el nutrido estanque de la ausencia
que detona distancias,
parajes desertados
y te ataja los ímpetus al transformarte en viento las aristas del alma...
Se diría
(atroz, aterida falacia verdadera,
mengua en crecimiento):
que el odio de las cosas,
el ardor con que vetan los impulsos y mutilan el goce,
aunque nosotros, ignaros sin remedio,
algo intentamos, algo con sonrisa pronto desterrada:
la alegría capital con que ponemos pulso en los objetos,
el éxtasis que se fuga en el abrazo,
el coito que se sacia sin saciarse,
y los demás que sueñan,
los otros,
siempre los mismos que son yo y van distantes
y no miran
cuando, apenas tocados, nos muestran lejanía,
su lenguaje sin clave,
la gozosa canción que cree reconocerse
en la resaca quieta,
en la tarde o en el astro transeúnte...
Pero también las fuerzas del hastío,
la intrusión de la tregua como felpa que apaga los puñales,
la insólita virtud con que la acción decrece
la inercia de las cosas, su trocarse de estar
y su impotencia para irse a las otras,
cópula detenida en el nivel del aire
(aunque tal vez sus gérmenes acrezcan otras lindes
99 ernesto de la peña
áfono,
atónito, sin entierro ni nombre,
sin llanto ni sepulcro,
por una suave nada acribillado
en un hueco insonoro y clandestino
y no hay fragor ni hay eco
ni cuenca que reviva en sus amores deferentes...
deochodeoctubrededosmildos
adosdediciembrededosmildos
tresdediciembrededosmildos
cuatrodediciembrededosmildos
seisdediciembrededosmildos
ochodediciembrededosmildos
diezdediciembrededosmildos
docedediciembrededosmildos
oncedejuniodedosmilcuatro
veinticincodejuniodedosmilcuatro
veintiochodejuniodedosmilcuatro
Índice
Siete ausencias.............................................................................................4
Cuando fallece...........................................................................................17
Tres poemas de espera................................................................................19
Imagen......................................................................................................24
¿Quién te sustituirá en mi corazón?...........................................................27
Et ego in Acadia..........................................................................................29
Réquiem....................................................................................................32
Así te vas por la vejez.................................................................................37
Nenia.........................................................................................................39
De la ausencia............................................................................................41
In memoriam.............................................................................................44
Poema del desconocimiento.......................................................................48
Ritual (Fragmento)....................................................................................51
105 ernesto de la peña