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1. Causas económicas
Los países que inician una expansión colonial son en todos los casos potencias de alto
poder económico y militar. Están en competencia con otras potencias, por lo que expandir
su territorio implica avanzar en dicha competencia.
Por otro lado, el colonialismo requiere una gran cantidad de personas que estén
dispuestas no sólo a la guerra sino también a poblar territorios lejanos y desconocidos. En
el siglo XVIII y XIX se superponían los principios heredados de la Ilustración, que avala la
exploración, junto con el gusto romántico por lo exótico. Otro motor ideológico de la
colonización fue el nacionalismo, que movía a las población a esforzarse por hacer crecer
a su nación.
3. Factores tecnológicos
Además de las necesidades de las naciones colonizadoras, para que el colonialismo sea
posible es necesario que se presenten una serie de factores, entre los cuales se
encuentran las ventajas tecnológicas.
4. Factores biológicos
Los europeos llevaron consigo virus y bacterias que no existían en las tierras que
conquistaban y por lo tanto las poblaciones locales no tenían defensas naturales contra
ellas. Por ejemplo, en América no existía el paludismo, la lepra, la fiebre tifoidea, la difteria
ni el sarampión, que resultaron letales para los habitantes nativos. De esta manera, se
reducían las posibilidades de resistencia.
La administración colonial
Durante la época colonial se forman las bases de lo que sería más adelante la nación
venezolana: la mezcla de las culturas española, indígena y africana; el uso del español
como idioma principal, la adopción del cristianismo, la delimitación de la colonia y su
organización territorial que culminaría en la creación de la Capitanía General. Por eso
mismo las colonias aceleraron el bien estar de todas las poblaciones.
A finales del siglo XVIII, la sociedad colonial entra en crisis y se producen los primeros
movimientos independentistas que preludian la emancipación de la colonia a comienzos
del siglo XIX.
La sociedad colonial:
De España a América se trasladó una sociedad jerarquizada, dividida en diferentes
estratos o grupos. En un comienzo -y para proteger a la cada vez más disminuida
población indígena-, la sociedad colonial se dividió legalmente en dos grandes grupos: la
república de españoles y la república de indios. En la primera estuvieron incluidos los
españoles peninsulares, los criollos y los mestizos legítimos (es decir, los hijos de
españoles casados con mujeres indígenas). En la segunda fueron agrupados todos los
nativos y sus curacas. En teoría, ambas comunidades debían estar separadas y tener sus
propias autoridades y obligaciones, e incluso debían vivir en lugares distintos, pero en la
práctica esto no fue así. Además, había una tercera categoría: la de los negros africanos,
llegados a América en condición de esclavos. Hay que señalar que en estas divisiones no
se contempló la aparición de castas, surgidas como resultado de la unión temprana de los
tres estratos antes mencionados.
Los españoles ocupaban la cúspide de la pirámide social, aunque eran la minoría. Dentro
de este grupo, los más privilegiados eran los encomenderos, hacendados, comerciantes,
mineros y funcionarios. Además, estaban los nobles que venían con los virreyes, así
como los altos funcionarios civiles y eclesiásticos. Los allegados a estas autoridades,
también conocidos como paniaguados, eran los principales candidatos a recibir
prebendas. Muchos de ellos se casaron con mujeres americanas y se establecieron en
América. Poco después de la conquista se comenzó a distinguir a los españoles venidos
desde Europa, llamados peninsulares o chapetones, de aquellos nacidos en América, los
criollos. Esto originó después una fuerte rivalidad entre ambos sectores que se manifestó
en conflictos por el poder y el prestigio social.
El segundo grupo dentro de la escala social era el de los indígenas. Si bien las leyes
garantizaban que la «república de indios» estuviera situada inmediatamente después de
la «república de españoles», como vasallos y tributarios de la Corona, en realidad los
nativos -con excepción de sus curacas- fueron colocados al final de la pirámide social,
incluso debajo de los nuevos grupos sociales. Entre los indígenas hubo dos tipos de
actitudes: una minoría que se integró voluntariamente en la nueva sociedad y se
hispanizó en la medida de lo posible, y una mayoría que se resistió a la aculturación, y se
aferró a sus costumbres ancestrales, por lo que quedó automáticamente marginada.
La economía colonial: