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Introducción

La libertad es un valor esencial e imprescindible del sistema democrático, y a la vez un


derecho subjetivo fundamental, que se traduce en un conjunto de "libertades específicas
consagradas en las normas constitucionales y en los Pactos Internacionales sobre Derechos
Humanos".

Unos de los ámbitos específicos que involucra la libertad individual es el derecho a la


libertad personal. Está comprende una libertad física o ambulatoria, que reconoce a toda
persona con la facultad de desplazarse libremente, sin otras limitaciones que las impuestas
por el medio en que se pretende actuar y las establecidas por las normas constitucionales para
preservar otros derechos o valores igualmente relevantes. En consecuencia, el derecho a la
libertad personal, en su aspecto de libertad física, garantiza a su titular el no verse privado de
ésta, ni ser detenido o sometido a restricciones de la libertad en supuestos distintos a los
previstos por la norma constitucional, la ley o los Pactos Internacionales sobre Derechos
Humanos.

Este derecho posee la máxima importancia ya que es el soporte indispensable del


derecho a la vida, bastando el riesgo potencial de afectación para justificar la limitación de
otros derechos. No se puede vulnerar la Libertad Personal ya que nadie puede ser objeto de
violencia moral, síquica o física, ni sometido a torturas y este derecho se encuentra tutelado
tanto en el ámbito civil como en el penal a nivel local y por los tratados internacionales sobre
derechos humanos. Las personas privadas de libertad tienen algunos derechos limitados
Derecho a la libertad personal

Derecho a la Libertad Personal en la corte interamericana de derechos humanos


La jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “Corte
IDH”), es de observancia obligatoria en todos los Estados parte del Sistema Interamericano
de Derechos Humanos, máxime si como se ha demostrado por medio del Control de
Convencionalidad, todos los países deben de adecuar su ordenamiento interno acorde a la
Convención Americana de Derechos Humanos (en adelante “la Convención”), por tratarse del
instrumento que contempla derechos y libertades de toda persona.

En ese orden de ideas, el Preámbulo de la Convención, contiene el propósito de los


Estados de consolidar “un régimen de libertad personal y de justicia social, fundado en el
respeto de los derechos esenciales del hombre”, de esta forma, cada uno de los derechos
humanos protege un aspecto de la libertad del individuo 1. Y efectivamente para velar y
garantizar el cumplimiento, así como el respeto irrestricto de este derecho, es que éste se
encuentra regulado en el artículo 7 de la Convención, el mismo que pasaremos a desarrollar
en cada uno de sus numerales, dado que estamos frente a un derecho trascendental, ya que
ningún ser humano podrá desenvolverse en la sociedad si carece de libertad personal.

Si bien este derecho, además se encuentra protegido en otros instrumentos


internacionales, empero por tratarse de un análisis en estricto de la Convención, este trabajo
ofrece un panorama de lo desarrollado por la Corte IDH, ya que éste ha ido construyendo una
verdadera doctrina en materia de Libertad Personal y Seguridad Personales, al realizar
interpretaciones relevantes acordes a la evolución propia del Derecho.

Contenido esencial del derecho a la libertad personal


La Corte IDH, siguiendo un criterio establecido por el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos ha señalado que el contenido esencial de este derecho es “la protección de la
libertad del individuo contra la interferencia del Estado”2.

Ámbito de protección del derecho a la libertad


1
Corte IDH, Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 21 de noviembre de 2007. Serie C No. 170, párr. 52.
2
Corte IDH., Caso Bulacio, Sentencia del 18 de septiembre del 2003, Serie C No 100, párr. 129. En igual
sentido, Cfr., Eur. Court H. R., Brogan and Others v. The United Kingdom, decision of 23 March 1988, Series A no. 145-
B, paras. 58-59, 61-62.

2
El artículo 7 de la Convención “protege exclusivamente el derecho a la libertad física y
cubre los comportamientos corporales que presuponen la presencia física del titular del
derecho y que se expresan normalmente en el movimiento físico”.

Asimismo, si bien este derecho puede ejercerse de múltiples formas, lo que en definitiva
regula la Convención en este artículo son los límites o restricciones que el Estado puede
realizar. Es así como se explica que la forma en que la legislación interna –de un Estado-
afecta el derecho a la libertad es característicamente negativa, cuando permite que se prive o
restrinja la libertad. Siendo, por ello, la libertad siempre la regla y la limitación o restricción
siempre la excepción a este derecho.

1. Relación con el art. 1.1 de la convención


Este artículo 1.1 contiene la obligación contraída por los Estados Partes en relación
con cada uno de los derechos protegidos por la Convención, de tal manera que toda
pretensión de que se ha lesionado alguno de esos derechos, implica necesariamente (…)
que se ha infringido también el artículo 1.1 de la Convención.3

2. Tipos de regulaciones contenidos en el art. 7 de la convención


La Corte IDH, ha establecido que el artículo 7 de la Convención tiene dos tipos de
regulaciones bien diferenciadas entre sí: una general y otra específica.

La general se encuentra en el primer numeral: “toda persona tiene derecho a la


libertad y a la seguridad personales”. Mientras que la específica, “está compuesta por una
serie de garantías que protegen el derecho a no ser privado de la libertad ilegalmente
(artículo 7.2) o arbitrariamente (artículo 7.3), a conocer las razones de la detención y los
cargos formulados en contra del detenido (artículo 7.4), al control judicial de la privación
de la libertad y la razonabilidad del plazo de la prisión preventiva (artículo 7.5), a
impugnar la legalidad de la detención (artículo 7.6) y a no ser detenido por deudas
(artículo 7.7)”4.

3
Corte IDH, Caso Neira Alegría y Otros, Sentencia del 19 de enero de 1995, Serie C No 20, párr. 85.
4
Corte IDH, Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 21 de noviembre de 2007. Serie C No. 170, párr. 51. Caso Yvon Neptune Vs. Haití. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de mayo de 2008. Serie C No. 180, párr. 89.

3
En atención a lo mencionado, pasamos a desarrollar tanto el derecho como las garantías
citadas.

Derecho a la libertad y seguridad personales


El artículo 7.1 de la Convención establece que:
“Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales”
Según este artículo, “la protección de la libertad salvaguarda tanto la protección de la libertad
física de los individuos como la seguridad personal, en un contexto en el que la ausencia de
garantías puede resultar en la subversión de la regla de derecho y en la privación a los
detenidos de las formas mínimas de protección legal.

1. Concepto de libertad y seguridad personales


La Libertad, en términos de la Corte IDH, es “la capacidad de hacer y no hacer todo lo
que esté lícitamente permitido. En otras palabras, constituye el derecho de toda persona
de organizar, con arreglo a la ley, su vida individual y social conforme a sus propias
opciones y convicciones”[11]. La libertad, definida así, “es un derecho humano básico,
propio de los atributos de la persona, que se proyecta en toda la Convención”.

Por su parte, la Seguridad es “la ausencia de perturbaciones que restrinjan o limiten la


libertad más allá de lo razonable”, igualmente “la seguridad también debe entenderse
como la protección contra toda interferencia ilegal o arbitraria de la libertad física”.[14]

2. Violación de los numerales 2 al 7 del artículo 7 de la convención, implica per se la


violación del artículo 7.1
Al respecto se tiene que, “el numeral primero del artículo 7 protege de manera general
el derecho a la libertad y la seguridad personales, mientras que los demás numerales se
encargan de las diversas garantías que deben darse a la hora de privar a alguien de su
libertad”. Por lo que, la vulneración de los numerales 2 al 7, implica per se la vulneración
del numeral 1, dado que, “la falta de respeto a las garantías de la persona privada de la
libertad desemboca, en suma, en la falta de protección del propio derecho a la libertad de
esa persona”.

4
Detención ilegal
Contrario sensu al título referido, una detención deviene en legítima, si es que está
contemplada en la legislación interna y a su vez es conforme a la Convencion. Además, se
debe considerar circunstancias tales como que esta detención haya sido ordenada por una
“autoridad judicial competente” o si se está en “situaciones de flagrancia”. Este está
contemplado en el artículo 7.2, que a la letra dice:
Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en las condiciones
fijadas de antemano por las Constituciones Políticas de los Estados partes o por las leyes
dictadas conforme a ellas.

Al referirse a este, la Corte IDH ha dicho que estamos frente a “la prohibición de
detenciones o arrestos ilegales…”, en el cual se “reconoce la garantía primaria del derecho a
la libertad física: la reserva de ley, según la cual, únicamente a través de una ley puede
afectarse el derecho a la libertad personal”, de manera que los Estados deben establecer “tan
concretamente como sea posible y “de antemano”, las “causas” y “condiciones” de la
privación de la libertad física”.

1. Aspecto material y formal de la detención


La Corte IDH, ha determinado que “nadie puede verse privado de la libertad personal
sino por causas, casos o circunstancias expresamente tipificadas en la ley (aspecto
material), pero además, con estricta sujeción a los procedimientos objetivamente
definidos por la misma (aspecto formal).

Ambos aspectos son importantes, ya que en supuestos de detención calificados de


legales se debe respetar tanto el principio de tipicidad, así como los procedimientos
debidamente establecidos.

A propósito de ello, es preciso considerar que “si se establece que el Estado no


informó a las víctimas de las “causas” o “razones” de su detención, la detención será
ilegal y, por ende, contraria al artículo 7.2 de la Convención, pero además constituirá una
violación del derecho consagrado en el artículo 7.4 de la misma”.

De lo afirmado líneas arriba, surge la siguiente interrogante: Si una persona es


detenida de manera ilegal, sólo se vulnera el artículo 7.4. En términos de la Corte IDH,

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además de vulnerar ese artículo, “se ponen en peligro la observancia del debido proceso
legal, ya que desconoce al detenido el derecho a la protección de la ley y se omite el
control judicial”. Pero ello, deberá analizarse teniendo en cuenta cada caso en concreto.

2. La detención como un acto ex ante


En reiterada jurisprudencia de la Corte IDH, se han dado casos donde la privación de
la libertad ha sido un acto ex ante, para después privar de la vida a los detenidos, así por
ej., en el caso La Cantuta, la Corte IDH determinó que: “la privación de libertad había
sido un paso previo para la consecución de lo ordenado a los agentes militares que
cometieron los hechos, esto es, la ejecución o desaparición de las víctimas”. O sea, la
privación de la libertad en ocasiones es solo un acto previo para vulnerar derechos
humanos.

3. Casos en que opera la privación de la libertad personal


El Comité de Derechos Humanos ha determinado que el derecho bajo análisis, “opera
no solo en los casos en que la privación de la libertad ha sido decretada por autoridades
del estado sino también por particulares, así como cuando la detención obedece a
motivaciones penales como administrativas (el internamiento de alcohólicos o
toxicómanos, la cuarentena de portadores en enfermedades contagiosas, la detención por
situación migratoria irregular, etc.)”.

Detención arbitraria
Una detención deviene en arbitraria, cuando contraviene los procedimientos establecidos
en la ley. Este tipo de detención lo encontramos contemplado en el artículo 7.3 cuyo tenor
refiere:
Nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios.
En este tipo de detención, “nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento por
causas y métodos que -aún calificados de legales- puedan reputarse como incompatibles con
el respeto a los derechos fundamentales del individuo por ser, entre otras cosas, irrazonables,
imprevisibles, o faltos de proporcionalidad”.

1. Requisitos para que una medida de detención no sea arbitraria


Al respecto, debemos considerar que “no es suficiente que toda causa de privación o
restricción al derecho a la libertad esté consagrada en la ley, sino que es necesario que esa

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ley y su aplicación respeten los requisitos que a continuación se detallan a efectos de que
dicha medida no sea arbitraria: i) que la finalidad de las medidas que priven o restrinjan la
libertad sea compatible con la Convención. (…); ii) que las medidas adoptadas sean las
idóneas para cumplir con el fin perseguido; iii) que sean necesarias, en el sentido de que
sean absolutamente indispensables para conseguir el fin deseado y que no exista una
medida menos gravosa respecto al derecho intervenido, entre todas aquellas que cuentan
con la misma idoneidad para alcanzar el objetivo propuesto; por esta razón el Tribunal ha
señalado que el derecho a la libertad personal supone que toda limitación a éste deba ser
excepcional, y iv) que sean medidas que resulten estrictamente proporcionales, de tal
forma que el sacrificio inherente a la restricción del derecho a la libertad no resulte
exagerado o desmedido frente a las ventajas que se obtienen mediante tal restricción y el
cumplimiento de la finalidad perseguida. Cualquier restricción a la libertad que no
contenga una motivación suficiente que permita evaluar si se ajusta a las condiciones
señaladas será arbitraria y, por tanto, violará el artículo 7.3 de la Convención.

2. Detenciones legales, pero que devienen en irrazonables


La Convención prohíbe la detención o encarcelamiento por métodos que pueden ser
legales, pero que en la práctica resultan irrazonables, o carentes de proporcionalidad.

Es decir, para que se cumplan los requisitos necesarios para restringir el derecho a la
libertad personal, deben existir indicios suficientes que permitan suponer razonablemente
la culpabilidad de la persona sometida a un proceso y que la detención sea estrictamente
necesaria para asegurar que el acusado no impedirá el desarrollo eficiente de las
investigaciones ni eludirá la acción de la justicia. Al ordenarse medidas restrictivas de la
libertad es preciso que el Estado fundamente y acredite la existencia, en el caso concreto,
de esos requisitos exigidos por la Convención.

3. Supuesto en que la prisión preventiva deviene en arbitraria


La prisión preventiva es una medida cautelar y no punitiva. Se infringe la Convención
cuando se priva de libertad, durante un período excesivamente prolongado, y por lo tanto
desproporcionado, a personas cuya responsabilidad criminal no ha sido establecida. Esto
equivale a anticipar la pena.

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4. Detención arbitraria vs. detención ilegal
Toda detención ilegal es per se una detención arbitraria, empero no toda detención
arbitraria es automáticamente ilegal, pues se puede dar la circunstancia de que la
detención es legal, pero deviene en arbitraria cuando no se observan los procedimientos
contemplados en la ley. Lo afirmado, obedece además a que “la arbitrariedad de la que
habla el artículo 7.3 tiene un contenido jurídico propio, cuyo análisis sólo es necesario
cuando se trata de detenciones consideradas legales”.

Información de las razones de la detención y los cargos formulados en contra del


detenido
El artículo 7.4 de la Convención, contempla lo siguiente.
Toda persona detenida o retenida debe ser informada de las razones de su detención y
notificada, sin demora, del cargo o cargos formulados contra ella.
Este derecho “constituye un mecanismo para evitar detenciones ilegales o arbitrarias
desde el momento mismo de la privación de libertad y, a su vez, garantiza el derecho de
defensa del individuo detenido”. Además se debe considerar que este artículo, al igual que los
artículos 7.5 y 7.6, determina “obligaciones de carácter positivo que imponen exigencias
específicas o particulares tanto a agentes del Estado como a terceros que actúen con su
tolerancia o anuencia, y que sean responsables de una detención”.

1. Derecho a ser informado por los motivos y razones de la detención


A fin de “evitar conductas ilegales o arbitrarias desde el acto mismo de la privación de
la libertad (…) -el detenido- tiene derecho a ser informado de sus motivos y razones
cuando ésta se produce”, en tanto que “no admite excepción y debe ser observado
independientemente de la forma en que ocurra la detención”.

De este modo, para que este derecho se satisfaga “es necesario que las razones de la
detención sean comunicadas en un idioma que la persona detenida comprenda, en un
lenguaje simple y libre de tecnicismos, los hechos y bases jurídicas esenciales en los que
ésta se funda.

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2. Derecho de establecer contacto con una tercera persona
El detenido, al momento de ser privado de libertad y antes de que rinda la primera
declaración ante la autoridad, debe ser notificado de su derecho de establecer contacto
con una tercera persona, por ejemplo, un familiar, un abogado, o un funcionario consular,
según corresponda, para informarle que se halla bajo custodia del Estado.

a. Notificación a un familiar
La notificación a un familiar o allegado tiene particular relevancia, a efectos de
que éste conozca el paradero y las circunstancias en que se encuentra el inculpado y
pueda proveerle la asistencia y protección debidas.

b. Notificación a un Abogado
En el caso de la notificación a un abogado tiene especial importancia la
posibilidad de que el detenido se reúna en privado con aquél, lo cual es inherente a su
derecho a beneficiarse de una verdadera defensa.

c. Notificación Consular
En el caso de la notificación consular, la Corte IDH ha señalado que el cónsul
“podrá asistir al detenido en diversos actos de defensa, como el otorgamiento o
contratación de patrocinio letrado, la obtención de pruebas en el país de origen, la
verificación de las condiciones en que se ejerce la asistencia legal y la observación de
la situación que guarda el procesado mientras se halla en prisión”.

3. Incomunicación del detenido


En todos los casos, pero especialmente en los casos que involucran a personas
menores de dieciocho años de edad, la incomunicación de personas detenidas debe
constituir un último recurso y tener la mínima duración posible. Este tipo de medidas
pueden ser adoptadas por las fuerzas policiales al iniciar una investigación de un hecho
delictivo en el sitio del suceso, dando cuenta de la situación en forma inmediata al juez
competente. Fuera de estos casos excepcionales, la incomunicación solamente puede ser
dispuesta por orden previa del juez a cargo de los procedimientos.

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a. Efectos causados por la incomunicación
La incomunicación del detenido debe ser excepcional, porque causa a éste
sufrimientos morales y perturbaciones psíquicas, ya que lo coloca en una situación de
particular vulnerabilidad y acrecienta el riesgo de agresión y arbitrariedad en las
cárceles, y porque pone en peligro la puntual observancia del debido proceso legal.

4. Incomunicación del detenido vs. comunicación de las razones de la detención


El primero de estos, tal como se ha explicado líneas arriba admite excepción frente a
una causa razonable, pues estamos frente a una circunstancia en que ya se dio la
detención, solo que como acto seguido viene la incomunicación. Mientras que el segundo
no admite excepción alguna, pues toda persona detenida, siempre debe ser comunicada de
las razones de su detención, como es de verse en este último supuesto estamos frente a la
circunstancia antes y/o durante la detención. Esta diferencia entre ambas, es de vital
importancia, pues obedece a momentos distintos en que opera la detención.

Control judicial de la privación de la libertad y la razonabilidad del plazo de la prisión


preventiva
El art. 7.5 de la Convencion establece que:
Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un juez u otro
funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá derecho a ser
juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que continúe
el proceso. Su libertad podrá estar condicionada a garantías que aseguren su comparecencia
en el juicio.
A efectos de un mejor desarrollo de este artículo, se debe tener en consideración los
siguientes conceptos.

1. Conceptos previos
1.1. Sin demora
En los casos de detención in fraganti, la Corte IDH determinó que la
comparecencia ante un juez sin demora “tiene particular relevancia”.

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1.2. Juez
El Juez u otro funcionario, para la Convención es aquel “autorizado por la ley
para ejercer funciones judiciales” –es decir- debe satisfacer los requisitos
establecidos en el primer párrafo del artículo 8 de la Convención.

2. Prontitud en el control judicial de las detenciones


La Corte IDH ha destacado la necesidad de garantizar prontitud en el control judicial
de las detenciones fijando que una “pronta intervención judicial es la que permitiría
detectar y prevenir amenazas contra la vida o serios malos tratos, que violan garantías
fundamentales también contenidas en (…) la Convención Americana”, tales como “el
derecho a la vida y la integridad personal”.

Bajo esa premisa, “el control judicial inmediato es un “medio de control idóneo” para
evitar la arbitrariedad o ilegalidad de las detenciones”. Tomando en cuenta que en un
Estado de derecho corresponde al juzgador garantizar los derechos del detenido, autorizar
la adopción de medidas cautelares o de coerción, cuando sea estrictamente necesario, y
procurar, en general, un trato consecuente con la presunción de inocencia que ampara al
inculpado mientras no se pruebe su responsabilidad, en atención a lo cual “un individuo
que ha sido privado de su libertad sin ningún tipo de control judicial debe ser liberado o
puesto inmediatamente a disposición de un juez (…)”, de tal forma que exista “el goce
efectivo de los derechos del detenido, tomando en cuenta la especial vulnerabilidad de
aquél”.

a. Comparecencia personal ante Juez


Esta circunstancia obliga que el detenido comparezca personalmente y rinda
declaración ante un juez o autoridad competente. La autoridad judicial debe oír
personalmente al detenido y valorar todas las explicaciones que éste le proporcione,
para decidir si procede la liberación o el mantenimiento de la privación de libertad
(…). Esta autoridad judicial o funcionario –en mérito al artículo 8.1- debe reunir las
condiciones, de ser “un juez o tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley”.

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3. Razonabilidad del plazo en la prisión preventiva
La garantía prevista en la segunda parte del artículo 7.5 de la Convención se aplica
específicamente al caso de personas detenidas preventivamente en espera de juicio. En
razón de ello, pasamos a desarrollar la prisión preventiva y la razonabilidad del plazo.

a. Prisión Preventiva
La prisión preventiva es la medida más severa que se le puede aplicar al imputado
de un delito, motivo por el cual su aplicación debe tener un carácter excepcional, en
virtud de que se encuentra limitada por el derecho a la presunción de inocencia, así
como por los principios de necesidad y proporcionalidad, indispensables en una
sociedad democrática.

b. Plazo Razonable
Al interpretar qué debe entenderse por “plazo razonable”, la Corte IDH analizó el
artículo 7.5 –segundo párrafo- de la Convención en relación con el artículo 8.2 de la
misma. En términos generales, entendió que cuando el plazo se tornaba irrazonable, la
medida cautelar devenía punitiva, atentando así contra el principio de inocencia.

Asimismo, el principio de plazo razonable al que hacen referencia los artículos


7.5 y 8.1 de la Convención “tiene como finalidad impedir que los acusados
permanezcan largo tiempo bajo acusación y asegurar que ésta se decida
prontamente”[70], de lo dispuesto en el artículo 8.2 de la Convención se deriva la
obligación estatal de no restringir la libertad del detenido más allá de los límites
estrictamente necesarios para asegurar que no impedirá el desarrollo eficiente de las
investigaciones y que no eludirá la acción de la justicia (...). En caso contrario se
estaría cometiendo una injusticia al privar de libertad, por un plazo desproporcionado
respecto de la pena que correspondería al delito imputado, a personas cuya
responsabilidad criminal no ha sido establecida. Sería lo mismo que anticipar una
pena a la sentencia, lo cual está en contra de principios generales del derecho
universalmente reconocidos.

Asimismo, para analizar la vulneración a este principio, se debe tomar en cuenta


los cuatro requisitos del plazo razonable establecidos por la Corte IDH en el caso
Valle Jaramillo.

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4. Privación de libertad de niños
En el caso de privación de libertad de niños, la regla de la prisión preventiva se debe
aplicar con mayor rigurosidad, ya que la norma debe ser la aplicación de medidas
sustitutorias cuando se estime que la prisión preventiva es procedente en el caso de niños,
debe aplicarse siempre durante el plazo más breve posible, tal como lo establece el
artículo 37.b) de la Convención sobre los Derechos del Niño.

Derecho a impugnar la legalidad de la detención


El artículo 7.6 de la Convención establece:
Toda persona privada de libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal
competente, a fin de que éste decida, sin demora, sobre la legalidad de su arresto o detención
y ordene su libertad si el arresto o la detención fueran ilegales. En los Estados partes cuyas
leyes prevén que toda persona que se viera amenazada de ser privada de su libertad tiene
derecho a recurrir a un juez o tribunal competente a fin de que éste decida sobre la legalidad
de tal amenaza, dicho recurso no puede ser restringido ni abolido. Los recursos podrán
interponerse por sí o por otra persona.

Este artículo implica básicamente la existencia de un recurso para impugnar la legalidad de la


detención, ello hizo que se sentaran “dos principios que se mantuvieron a lo largo de toda la
jurisprudencia posterior”, estos son:
 El habeas corpus como garantía no susceptible de suspensión
 Cumplimiento efectivo del habeas corpus

1. El habeas corpus como garantía no susceptible de suspensión


Los procedimientos de hábeas corpus y de amparo son de aquellas garantías judiciales
indispensables para la protección de varios derechos cuya suspensión está vedada por el
artículo 27.2 y sirven, además, para preservar la legalidad de una sociedad democrática,
por lo que; el habeas corpus no es pasible de suspensión, aún durante la vigencia de
estados o situaciones de emergencia.

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a. Función del habeas corpus para impedir la desaparición
El hábeas corpus, para cumplir con su objeto de verificación judicial de la
legalidad de la privación de la libertad, exige la presentación del detenido ante el juez
o tribunal competente bajo cuya disposición queda la persona afectada. En este
sentido es esencial la función que cumple el hábeas corpus como medio para controlar
el respeto a la vida e integridad de la persona, para impedir su desaparición o la
indeterminación de su lugar de detención, así como para protegerla contra la tortura u
otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes.

2. Cumplimiento efectivo del habeas corpus


Para que tal recurso exista, no basta con que esté previsto por la Constitución o la ley
o con que sea formalmente admisible, sino que se requiere que sea realmente idóneo para
establecer si se ha incurrido en una violación a los derechos humanos y proveer lo
necesario para remediarla. No pueden considerarse efectivos aquellos recursos que, por
las condiciones generales del país o incluso por las circunstancias particulares de un caso
dado, resulten ilusorios.

a. Insuficiencia de la sola existencia formal del recurso


Para la Corte IDH el derecho contenido en el artículo 7.6 de la Convención no se
cumple con la sola existencia formal de los recursos que regula, sino que deben ser
eficaces pues su propósito es obtener una decisión pronta “sobre la legalidad [del]
arresto o [la] detención” y, en caso de que éstos fuesen ilegales, la obtención, también
sin demora, de una orden de libertad.

b. Ser efectivo
A criterio del Tribunal “ser efectivo” significa que debe dar resultados o
respuestas a las violaciones de derechos contemplados en la Convención. De lo
contrario la actividad judicial no significaría un verdadero control, sino un mero
trámite formal, o incluso simbólico, que generaría un menoscabo de la libertad del
individuo.

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Derecho a no ser detenido por deudas
El artículo 7.7 contempla lo siguiente:
Nadie será detenido por deudas. Este principio no limita los mandatos de autoridad
judicial competente dictados por incumplimientos de deberes alimentarios.

Este artículo prohíbe la detención por razones de naturaleza civil, lo que además está
regulado específicamente en esos términos en el artículo XXV de la Declaración Americana,
que intexto dice “…nadie puede ser detenido por incumplimiento de obligaciones de carácter
netamente civil…”.

Al respecto, no se ha presentado ningún caso contencioso ante la Corte IDH.

Habiendo concluido con el desarrollo del artículo 7 de la Convención, consideramos


ahora algunas formas; además de las ya referidas, en que se vulnera la Libertad y seguridad
personales. Se encuentran en acápites separados, dada la trascendencia y tratamiento
particular que han merecido por parte de la Corte IDH.

1. El secuestro como contravención al derecho a la libertad personal


Se ha establecido que el secuestro “es un supuesto de privación de libertad arbitraria
que infringe el artículo 7 de la Convención, ya que quebranta el derecho del detenido a
ser llevado sin demora ante un juez y a interponer los recursos adecuados para controlar
la legalidad del arresto”. Además, “el aislamiento prolongado y la incomunicación
coactiva a los que se ve sometida la víctima representan, por sí mismos, formas de
tratamiento cruel e inhumano, lesivas de la integridad psíquica y moral de la persona y del
derecho de todo detenido al respeto debido a la dignidad inherente al ser humano, lo que
constituye, por su lado, la violación de las disposiciones del artículo 5 de la Convención
que reconocen el derecho a la integridad personal”.

2. Los establecimientos de detención policial


El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, ha establecido que “Los establecimientos
de detención policial deben cumplir ciertos estándares mínimos, que aseguren la
observancia de los derechos y garantías establecidos”.

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Asimismo, la Corte IDH en diversos casos contenciosos ha dicho que, es preciso que
exista un registro de detenidos que permita controlar la legalidad de las detenciones. Esto
supone la inclusión, entre otros datos, de: identificación de los detenidos, motivos de la
detención, notificación a la autoridad competente, y a los representantes, custodios o
defensores del menor –según el caso-, (…) y las visitas que éstas hubieran hecho al
detenido, el día y hora de ingreso y de liberación, información al menor –o detenido- y a
otras personas acerca de los derechos y garantías que asisten al detenido, indicación sobre
rastros de golpes o enfermedad mental, traslados del detenido y horario de alimentación.
Además el detenido debe consignar su firma y, en caso de negativa la explicación del
motivo. El abogado defensor debe tener acceso a (…) expediente y, en general, a las
actuaciones relacionadas con los cargos y la detención.

El Hábeas Corpus en Defensa del Derecho Constitucional a la Libertad Personal


Constitucionalmente el proceso de Habeas Corpus, se ha consagrado como una garantía
constitucional que procede contra el hecho u omisión, de parte de cualquier autoridad,
funcionario o persona, que amenaza o vulnera la libertad individual o los derechos
constitucionales conexos.
La libertad individual como derecho continente contiene otros derechos
Constitucionalmente protegidos, por ello, el Código Procesal Constitucional, enumera los
derechos que conforman la libertad individual haciendo la salvedad que también procede para
los derechos conexos a la libertad individual, especialmente cuando se trata del debido
proceso y la inviolabilidad de domicilio
(Art. 25). Igualmente contempla las formalidades del procedimiento, en lo que se refiere a
legitimación tanto de la persona perjudicada o por cualquier otra persona a su favor, la
competencia judicial, trámite, sentencia y apelación.
El Supremo Interprete de la Constitución ha enunciado en sus diferentes
jurisprudencias, las diferentes clases de Hábeas Corpus, destacándose entre ellas, la emitida
en el Caso de Eleobina Mabel Aponte Chuquihuanca; entre estos, el Hábeas Corpus
Reparador que es el Hábeas Corpus por excelencia o la modalidad clásica, que se presenta
cuando se ha producido una detención arbitraria o ilegal de la libertad física, ya sea como
consecuencia de una orden policial, de un mandato judicial, de una decisión de un particular
sobe el internamiento de un tercero en un centro psiquiátrico sin el requisito previo de una
interdicción civil, cuando en forma negligente la autoridad penitenciario mantiene a un
condenado en prisión pese a haberse cumplido la pena; Habeas Corpus Restringido se utiliza

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cuando la libertad física o de locomoción es objeto de molestias, obstáculos, perturbaciones o
incomodidades, que causan una restricción para su ejercicio; el Hábeas Corpus Correctivo
procede ante la amenaza o acto lesivo del derecho a la vida, la integridad física y psicológica,
por ende, al trato digno y no ser objeto de penas o tratos inhumanos o degradantes o el
derecho a la salud de la personas recluidas en establecimientos penitenciarios o personas que
se encuentren internadas en establecimientos públicos o privados; Hábeas Corpus Preventivo
cuando pese ha no haberse concretado la privación de la libertad, existe la amenaza cierta e
inminente de que esto ocurra; Hábeas Corpus Traslativo cuando ha existido mora en un
proceso judicial u otras violaciones al debido proceso o a la tutela judicial efectiva. Hábeas
Corpus Instructivo se utiliza cuando no sea posible ubicar el paradero de personas detenidas-
desaparecidas; Hábeas Corpus Innovativo procede cuando a pesar de haber cesado la
amenaza o violación de la libertad personal, se requiere la intervención judicial para que estas
amenazas no se repitan en el futuro y el Hábeas Corpus Conexo que se utiliza cuando se
restringe el derecho de defensa o de ser obligado a prestar juramento, o compelido a
reconocer culpabilidad contra si mismo, contra él o la cónyuge, entre otros.

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Conclusiones

Si bien, el derecho a la libertad se encuentra protegido en diversos instrumentos


internacionales, considero que el mejor instrumento de protección de este derecho es la
Convención, ya que en este encontramos además del derecho propiamente, garantías que
deben observarse en circunstancias ex ante, durante y ex post de la detención. Aún cuando el
Convenio Europeo para la protección de los Derechos Humanos y de las Libertades
Fundamentales, regula textualmente casos de detención de menores de edad o el caso de
toxicómanos, -lo que no aparece en la Convención- ello no ha sido óbice para que la Corte
IDH conociera este tipo de casos, realizando una interpretación amplia del concepto de “ser
humano”.

El derecho a la libertad personal se vulnera de diversas maneras, sin embargo; se debe


tener muy en cuenta los efectos psicológicos y morales que como producto de ella devienen,
cuando este “acto de detener” no cumple con lo legislado, por ello; para que un Estado
respete la salud integral de todos sus ciudadanos debe observar lo contemplado por la
Convención e interpretado por la Corte IDH.

Por último, la libertad como derecho fundamental, debe ser observado con mayor
cuidado si se trata de menores de edad, dada su situación de especial vulnerabilidad, por lo
que debe existir una legislación especial en todos los Estados, el cual debe ser cumplido y
respetado a cabalidad.

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Bibliografía

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