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Hill

Objetivo del texto: repensar la distinción analítica entre mito e historia mediante la
exploración de la narrativa, el ritual y la oratoria sudamericana indígena como modos
de formular e interpretar la historia del contacto Indio - Blanco.

El interés renovado por la historia se orienta al estudio de cómo las tradiciones


culturales y lingüísticas específicas dan forma a la conciencia social en un marco de
condiciones político-económicas dadas.

Considera que a la historia como la totalidad de procesos mediante los cuales los
individuos experimentan, interpretan y crean cambios en los órdenes sociales, y tanto
los individuos como los grupos cambia a través del tiempo en tanto participan
activamente en condiciones objetivas cambiantes.

El autor trata de distanciarse de ciertos mitos que no permitieron un análisis crítica de


la historia social en las ciencias sociales: 1) la objetivación de la investigación por la
"puesta entre paréntesis" del investigador individual, sino que hay que reconocer que
la investigación social e histórica son actividades mediadas personalmente y situada
históricamente, 2) que las interpretaciones históricas basadas en documentos escritos
son más objetivas, las narrativas orales y no-verbales pueden mostrar cómo las
sociedades indígenas han experimentado la historia.

El mito de las sociedades "frías"

Distinción de Lévi-Strauss entre sociedades frías (que se resisten a cambios históricos,


sin historia) y sociedades calientes (desarrollan cambios irreversibles y acumulativos,
progresaron más allá del mito). Hill dice que las sociedades amazónicas y andinas no
encajan para nada en la noción de sociedad fría, aunque LS decía que eran las que
mejor entraban en esa categoría. Lo que en realidad se encuentran son distintas
interpretaciones de los procesos de cambio históricos, hay una gran variedad de niveles
y tipos de conciencia histórica.

El mito y la historia como modos de conciencia social

Critica la visión estructuralista del mito (atemporal) y la historia (sucesión de eventos)


de desvinculación de las "estructura" mítica del "evento" histórica de la que resultaba
la idea del mito como una ficción opuesta a la historia como hecho (diferencia
mytho/logos vernant, ong, te suena??).
A esta concepción Hill le opone la idea de que tanto el mito como la historia son modos
de conciencia social a través de los cuales las personas construyen marcos
interpretativos compartidos. El problema de distinguir entre los dos es el de repensar
la relación entre estructura (flexible) y agencia (creadora social de significados). Ambas,
conciencia mítica e histórica, pueden ser separadas por el nivel de relevancia que se le
concede a la estructura y a la agencia. En ese sentido, la mítica se la da a la estructura,
así asegura que las relaciones de contraste y diferencia más importantes para la
sociedad no sean olvidadas. Enfocados desde las relaciones temporales, la conciencia
mítica no establece un orden a-temporal, sino uno temporal en el que el pasado difiere
del presente. Así sirve para reproducir y construir la diferencia entre los seres humanos
del presente y los seres poderosos del pasado.
En la conciencia histórica el foco está en la agencia y en la acción social en el presenta
que se conforma del conocimiento de un pasado cualitativamente como el tiempo
actual, con seres humanos que tenían los mismo poderes para hacer modificaciones.
Por lo tanto esta conciencia implica un reconocimiento reflexivo por parte de los
actores de sus habilidades para hacer ajustes situacionales y más prolongados a los
ordenamientos sociales que se consideran como temporarios. La historia es entendida
en relación a los períodos cortos de cambio radical, más que un flujo de progresión
continua.

La distinción entre estas dos formas de conciencia es un contraste relativo entre dos
formas complementarias de interpretar los procesos sociales. Suele evocarse la mítica
como marco de referencia paralelo en expresiones narrativas de la conciencia histórica.

Conciencia mítica-histórica

Analiza géneros narrativos y no-narrativos donde aparecen y se articulan los dos tipos
de conciencia, para mostrar cómo las formulaciones indígenas del pasado son
corporizaciones icónicas multivocales de procesos históricos y, como tales, pueden
servir como recurso para la acción social en el presente.

Géneros integrativos: donde se unen los dos modos de conciencia. Coordinan las
relaciones entre la mítica enfocada hacia la liminalidad y la reproducción reflexiva a
través de procesos temporales y la histórica de la otredad social y las relaciones
cambiantes con otras sociedades. La conciencia mítica que organiza las acciones del
pasado actúa como medio para expresar interpretaciones del proceso histórico.
Las expresiones de estos géneros son transformaciones de géneros indígenas
narrativos y de actividades no-narrativas. En general las transformaciones simbólicas
aparecen a lo largo de 3 dimensiones del proceso social: la lucha por enfrentar
situaciones presentes, la organización del pensamiento de manera de matizar una
aproximación a los sujetos y moldear la acción social y la creación de nuevas categorías
semánticas.

Conciencia y contexto

Toma el ejemplo del estudio de Turner sobre los géneros narrativos de los Kayapó de
Brasil. Allí la conciencia histórica y mítica se integra en estrategias simbólicas
coherentes para entender y enfrentar situaciones de contacto blanco-indígena.
Repensar la historia y los mitos es una actividad necesaria donde los pueblos
devienen reflexivamente concientes de sus propios modos de conciencia mítica e
histórica y cómo estos difieren de los de otras sociedades.

El simbolismo político está dirigido hacia la sociedad nacional, mientras que el histórico
mítico a los miembros de la sociedad indígena.

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