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Definición de personalidad
Como vemos el término es utilizado para designar diferentes aspectos pero, realmente, ¿qué
entendemos por personalidad? Realmente no existe unanimidad al definirla y existen diferentes
definiciones:
“La personalidad son los patrones típicos de conducta (incluidos emociones y pensamientos)
que caracterizan la adaptación del individuo a las situaciones de la vida”. Michel (1976).
Por su parte, Pervin y Jhon definen la personalidad como las características que dan cuenta de los
patrones consistentes de sentir, pensar y actuar. Estos patrones cumplen la función de adaptación
del individuo al entorno, mostrando su forma habitual de afrontar las situaciones. Por otra parte,
Eysenck entiende la personalidad como la suma de los patrones de comportamiento
determinados por la herencia y el ambiente que se originan y desarrollan a través de la interacción
de los sectores: Cognitivo o inteligencia, actitud o temperamento, carácter y constitución. En
definitiva, en base a las definiciones de personalidad que se han propuesto a lo largo del tiempo,
se extraen los siguientes aspectos fundamentales:
En la Antigua Grecia la palabra “persona” se empleaba para hacer referencia a las máscaras que
llevaban los actores de teatro. Más adelante, en Roma, pasaría a usarse como sinónimo de
“ciudadano”, designando principalmente los roles sociales de los individuos privilegiados e
influyentes. Con el tiempo, el término “persona” empezó a hacer referencia al individuo como ser
diferenciado de su entorno. “Personalidad”, que se derivó de esta palabra, se utiliza desde la Edad
Media para describir una serie de características que determinan las tendencias
comportamentales de una persona.
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Rasgo de personalidad
Es Allport la define como “una característica generalizada que refleja la individualidad”. Lo estudió
desde una perspectiva individual (rasgo como disposición personal que caracteriza a un único
individuo) y una perspectiva dimensional (rasgo concebido a partir de la posición que los
individuos ocupan a lo largo de la dimensión que el rasgo representa). El rasgo se puede considerar
desde una perspectiva dimensional a una perspectiva estructural. Con respecto a su carácter
dimensional, gracias a los rasgos, es posible ordenar a los individuos. Es decir, a mayor puntuación
en un rasgo, mayor probabilidad de ocurrencia, mayor frecuencia, mayor intensidad de respuesta
y por tanto mayor número de conductas indicativas.
Las respuestas específicas son actos o cogniciones de carácter específico. Por ejemplo: una
persona se enfada y se siente culpable en una circunstancia concreta.
Las respuestas habituales son actos o cogniciones realizadas de manera habitual.
Por ejemplo, una persona suele enfadarse y gritar en su relación con su familia.
Los rasgos son factores primarios definidos como intercorrelaciones entre las conductas
habituales. Por ejemplo, una persona se enfada habitualmente y tiene sentimientos de
culpabilidad y ansiedad, tanto en su casa como en el trabajo.
Y los tipos son factores de orden superior. Por ejemplo, tendencia a enfadarse y sentirse
culpable de una persona. Se presenta además junto a otros rasgos como sentir ansiedad,
tensión, pensamientos irracionales, estados de ánimo deprimidos y cambios emocionales.
Destacan en esta línea Krestchmer y Sheldon. Krestchmer asoció los tipos morfológicos o
estructurales con trastornos psiquiátricos, partía de la idea de que las psicosis eran una
exageración poco frecuente de los grandes grupos constitucionales comunes entre los normales,
difiriendo los enfermos sólo en grado.
Sheldon, por su parte formuló la idea de que existía una relación precisa y fuertemente estable
entre el hábito corporal, las funciones neuro-hormonales, el temperamento, la inteligencia y el
modo de enfermar.
Los modelos de rasgos que se han desarrollado para intentar explicar la personalidad
siguen dos líneas diferentes.
Por un lado nos encontramos con los modelos factoriales biológicos, que están orientados
a afirmar que las diferencias individuales en la personalidad se encuentran en las bases
biológicas subyacentes a los procesos psicológicos básicos.
Son modelos que intentan formular un modelo explicativo y causal de la personalidad.
Destacan el modelo de Eynsenck, el modelo de Gray, Zuckerman y Cloninguer.
Por otro lado, nos encontramos con los modelos factoriales léxicos, que consideran que en
el lenguaje podemos encontrar la única fuente fiable de datos relativos a las características
que pueden definir o constituir la personalidad. Destaca el modelo de los cinco grandes de
Costa y Mcrae.
Eysenck considera que la Extraversión, Neuroticismo y Psicoticismo son los tres tipos que dan
cuenta de la estructura jerárquica de la personalidad y agrupan el resto de rasgos de la
personalidad de forma interrelacionada.
o Los extravertidos son personas sociables, activos, vitales, asertivos, dominantes, buscadores
de sensaciones y despreocupados.
o Los neuróticos son personas ansiosas, con estado de ánimo deprimido, culpables, con baja
autoestima. Por último, los psicóticos son agresivos, egocéntricos, impulsivos, antisociales,
poco empáticos y fríos.
o Los extravertidos en condiciones de reposo, muestran un nivel crónicamente bajo de arousal
(al contrario que los introvertidos).
o Los neuróticos son aquellos cuyo sistema nervioso autónomo tiene un nivel de labilidad
máximo, es decir son aquellas personas en las que este sistema se activa fácilmente y cambia
el sentido de su actividad de forma rápida. Por su parte, los altos en psicoticismo son aquellos
que tienen bajos niveles de serotonina.
Modelo de J. Gray
Para Gray las dimensiones básicas de la personalidad son dos: Ansiedad e Impulsividad, que surgen
de una combinación de las dimensiones definidas por Eysenck (E y N). Los ansiosos son personas
introvertidas, susceptibles al castigo, es decir se condicionan mejor con castigo, mientras que los
impulsivos, son personas extrovertidas, susceptibles a la recompensa, más sensibles a las señales
de premio. Las bases biológicas existentes detrás de estas dimensiones son dos: el sistema de
aproximación o activación conductual (BAS) y el sistema de inhibición conductual (BIS). El
funcionamiento de estos sistemas se autorregulan y mantienen el nivel de arousal o activación
del Sistema Nervioso. Los ansiosos presentan un sistema BIS, y los impulsivos un sistema BAS.
Modelo de Zuckerman
Zuckerman trabaja en este modelo con una nueva dimensión “la Búsqueda de sensaciones”. Este
rasgo viene definido por la búsqueda de experiencias y sensaciones intensas, novedosas, variadas
y complejas, la voluntad de experimentar y participar en experiencias que comporten riesgo físico,
social, legal y financiero. Este rasgo tiene mayores puntuaciones en los varones. Este rasgo está
formado por cuatro subdimensiones: búsqueda de aventura y riesgo, búsqueda de experiencias,
desinhibición y susceptibilidad al aburrimiento. Y está asociada a niveles bajos de la
monoaminoxidasa (MAO). Cuando estos niveles son bajos, los sujetos tienen respuestas de
orientación hacia los estímulos bajas, débiles respuestas de defensa, y una mayor respuesta
cerebral bajo los estímulos intensos.
TEMPERAMENTO
CARÁCTER
Si bien no existe un grado de acuerdo tan elevado en torno a la definición del carácter como en el
caso del temperamento, la mayoría de propuestas destacan el hecho de que se deriva de la
interacción social. Esto significa que depende del contexto en el que nos desarrollamos, y por
tanto tiene un origen cultural.
A principios del siglo XX el estudio del carácter, o caracterología, fue una tendencia predominante
que acabaría siendo sustituida por la Psicología de la Personalidad; en el fondo, estas perspectivas
no se diferenciaban demasiado de los modelos actuales. Entre los autores que trabajaron con el
concepto de carácter destacan Ernst Kretschmer y William Stern.
En la actualidad en muchos casos no se distingue entre estos elementos, el carácter y la
personalidad. De forma estricta el primer término designa específicamente la parte de nuestra
naturaleza que viene determinada por el ambiente, pero la dificultad para separarla del
temperamento hace que las definiciones de carácter y personalidad se solapen con frecuencia.
El carácter, a diferencia del temperamento, está en función de los valores de cada sociedad,
de su sistema educativo y cómo son transmitidos.
Se trata de un conjunto de costumbres, sentimiento, ideales, valores… que hace
relativamente estables y predecibles las reacciones de un individuo.
Incluye valores (componentes afectivos y cognitivos) y componentes motivacionales y
comportamentales.
Un ejemplo sería: “si yo tengo una idea, una costumbre, un valor, eso puede hacer o va a
influir en el comportamiento que yo tenga o en las metas que pretendo alcanzar.
Esta línea de trabajo se remonta a Empédocles, quien consideraba que la naturaleza se componía
de 4 elementos (tierra, aire, agua y fuego). Posteriormente fueron Hipócrates y Galeno los que
siguieron esta línea. Hipócrates fue el primero que enunció la primera teoría de las diferencias
individuales. Afirmaba que los elementos básicos de la naturaleza están representados en el
cuerpo humano en forma de cuatro humores corporales que daban lugar a diferentes
temperamentos. El temperamento propio de un individuo debe entenderse en función del
predominio de alguno en los humores.
Galeno, por su parte, realizó una contribución teórica más psicológica y amplía la teoría anterior.
Atribuía a los humores la raíz de las enfermedades, aseguraba que observando la palma de la mano
de una persona podía diagnosticar su enfermedad. Hablaba de dos dimensiones (frío-calor y seco-
húmedo) y de 8 tipos de temperamento + temperamento equilibrio óptimo.
En el siglo II d.C., unos 500 años más tarde, Galeno de Pérgamo creó una tipología temperamental
que clasificaba a las personas en función del humor predominante. En el tipo colérico
predominaba la bilis amarilla, en el melancólico la negra, en el flemático la flema y en el sanguíneo
la sangre.
Mucho más adelante, ya en el siglo XX, autores como Eysenck y Pavlov desarrollaron teorías de
personalidad basadas en la biología. Como los modelos de Hipócrates y Galeno, ambos usaron la
estabilidad (Neuroticismo-Estabilidad emocional) y la actividad (Extraversión-Introversión) del
sistema nervioso central como criterios diferenciadores básicos.
Hipócrates y Galeno: los humoresLa teoría de los 4 humores, enunciada por Hipócrates en la
Antigua Grecia, fue una de las primeras que intentaron explicar el temperamento. Este médico
consideraba que tanto la personalidad como el estado de salud de la persona dependían del
equilibrio entre 4 tipos de sustancias: bilis amarilla, bilis negra, flema y sangre. Las llamó humores
corporales.
Siglos más tarde, Galeno de Pérgamo, tomando como referencia esta clasificación hipocrática,
categorizó a las personas según sus temperamentos. Con ellos, distinguió 4 clases de personas:
o Colérico (bilis amarilla): personas apasionadas y enérgicas, que se enfadan con facilidad.
o Melancólico (bilis negra): individuos tristes, fáciles de conmover y con gran sensibilidad
artística.
o Flemático (flema): sujetos fríos y racionales.
o Sanguíneo (sangre): personas alegres y optimistas, que expresan cariño a los demás y se
muestran seguras de sí mismas.
Personalidad: la suma de biología y ambiente