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Roma
Respecto a las traducxiones españolas, son recomendables la
de los fragmentos de los sofistas, en A. Piqué, Sofistas. Testimo Javier J^ ce
nios y fragmentos, Barcelona, 1985; los Diálogos de Platón (ta
mos I-V), aparecidos en la «Biblioteca Qásica Gredos», por
varios traductores, y algunas ediciones sueltas de la República y
Las Leyes, como las de J. M. Pabón y M. Fernández GaHano
(Q)lección del Instituto de Estudios Políticos y Alianza). La
Política de Aristóteles; cf. la versión de C. García Guai y A. Pé
rez Jiménez (Alianza Ed.) y la de M. García Valdés (en «Biblio
teca Clásica Gredos», así como la de la Constitución de los Ate
nienses, en la misma colección).
En relación con la historia y la historiografía antigua, son mu
chos los estudios que convendría citar, pero me limitaré a reco
mendar dos recopilaciones de ensayos especialmente sugerentes y
claros de dos maestros en este terreno; Uso y abuso de la his
toria, de M. I. Finley, trad. española, Barcelona, 1977, y La
historiografía griega, de A. Momigliano, Barcelona, 1984.
I n t r o d u c c ió n
_ on_
la de crear un nuevo César para que gobernase Italia. Las por su padre, Constancio Cloro, según el sistema tetrár-
ambiciones de los candidatos junto con las de Licinio quico. Constantino inicia así un sistema monárquico,
llevaron al enfrentamiento entre los dos Augustos. Cons autocràtico sin precedentes, reinstaurando el sistema di
tantino se encontró con el ejército de Licinio en Cibalae, nástico familiar. Constantino fue nombrando Césares
en Pannonia. Licinio huyó y Constantino se apoderó de sucesivamente a sus hijos e incluso a familiares colatera
una gran parte de las provincias balcánicas. Hacia ellas les. Estos Césares están modelados en cierto modo en
se vuelve Constantino a partir del 316, año en el que la teoría tetrárquica aún: tienen funciones específicas
visita por última vez la Galia. Parece que en este mo de representación del senior, el padre, Constantino, y
mento Constantino pensó hacer'de Serdica (Sofía, en Bul tienen asignados territorios. Pero ellos, los Césares de
garia) su capital. «M i Roma es Serdica», dijo. La razón Constantino, no están llamados a sucederle, sino el pri
de este interés por el área balcánica sólo se explica por mogénito —una vez eliminado Crispo, su hijo Constan
su preocupación por acabar con el iónico rival que le que tino I— , y no son otra cosa que el reflejo del poder del
daba, Licinio. El Occidente era ya de Constantino y Li padre, son partícipes lejanos de un poder que emana de
cinio aún era, al menos en teoría, Augusto de'la Pars Constantino, son «como los, rayos del sol». Esta idea
Orientis. Los preparativos y escaramuzas tuvieron lugar de subordinación es lo que diferencia el sistema constan-
durante el período que va del 320 al 324. Licinio se tiniano del tetrárquico y también la idea de que la ab
refugió en Bizancio. Una flota al mando de Crispo, hijo dicación y el retiro a la vida privada ya no están contem
primogénito de Constantino, partió de Salónica para plados. El /poder de Constantino es indivisible y per
contribuir al asedio de Licinio. Habiendo abandonado su petuo.
refugio, Licinio estableciój su campamento en Crisópolis. Para entender mejor el problema es conveniente hacer
Ahí tuvo lugar la batalla en la que, por fin, Constantino referencia, aunque de pasada, al cristianismo de Cons
vencía a su último rival y quedaba como único gober tantino y a un teórico como Eusebio de Cesarea.
nante del Imperio. El, mismo año comenzó a crearse la Entrar en la discusión sobre la «conversión» de Cons
transformación de Bizancio en Constan tiñó polis, la ciudad tantino es imposible en el espacio de estas páginas y
de Constantino. ¿Fue ello debido a una visión estraté probablemente no es ni siquiera su lugar. Probablemente
gica? ¿Se debió a la idea de infligir una humillación a también Constantino, no fue nunca un verdadero cris-
Roma por el trato no muy favorable dado a Constantino tianp, sino un calculador oportunista Que se aprovechó ^
por el Senado? ¿Fue motivado por el deseo de recordar de una coyuntura para obtener el máximo apoyo y poder.
la victoria y el triunfo sobre Licinio y, por tanto, la afir- Favoreció a la Iglesia, cierto: reconoció a la Iglesia y
tnación de que el Oriente le pertenecía? Lo importante le concedió privilegios :, voz y autoridad. También hay
es notar que para Constantino, Constantinópolis no fue que decir que la Iglesia «creó» a su Constantino. Euse-
la «Nueva Roma», sino la «Segunda Roma». bio de Cesarea en su Historia Ecclesiastica dice: «Así,
Con la eliminación de Licinio se puede decir que ter pues, a Constantino, que, como ya hemos dicho ante- ^
mina definitivamente el sistema ideado por Diocleciano. riormente, es Emperador, hijo de Emperador y varón
Constantino es Emperador único e indiscutible, alejado piadoso, hijo de un padre piadoso y prudentísimo en
del Senado y de la norma constitucional tradicional, ele todo, lo impulsó contra los impiísimos tiranos el Empe
gido y aclamado por el ejército como fuente de su poder, rador supremo, el Dios del universo y salvador. Y cuando
aunque en origen, Constantino fue asociado o cooptado se determinó a luchar según la ley de la guerra, comba
tiendo, cx)mo aliado con é l . Dios «de la manera más ex Eusebio es, pues, «el gran teórico del Im perio cris- X;
traordinaria, Majencio cayó en Roma ante el empuje de tiano» En sus obras desarrolla la idea de un progreso
Constantino, mientras el otro [Maximino D aya], sobre providencial de los destinos de la humanidad: la unifica
viviendo muy poco tiempo en Oriente, sucumbió a ma ción política bajo un único monarca romano es la condi
nos de Licinio, que por entonces aún no se había vuelto ción indispensable para la unidad religiosa para un Im
loco... Después de invocar como aliado en sus oraciones perio que es ya cristiano. Eusebio comprueba que estas
al Dios del Cielo y a su Verbo, y aun al mismo Salvador tres condiciones —monarquía, unidad y paz— son el
de todo, Jesucristo, avanzó con todo su ejército, buscan aporte de Constantino, que, a mayor abundamiento, se
do alcanzar para los romanos k libertad ancestral» (HE, «ha convertido» al cristianismo. De esta realidad palpable
9.9.1 -3 ). El Constantino santo, respetuoso con Dios, y empírica Eusebio asciende al terreno de; lo celestial:
o raaíe y .pmte^ido_jie_,DÍQs_^mrge__m...k._bi_sjm la a un monarca úniw en la tierra corresponde un monarca
i ' mano de su panegirista Eusebio. que crea con él una divino en el cielo. El monarca, el gobernante, es servidor I
nueva imiagen de gobernante, la imagen del gobernante representante, imagen e instrumento del poder de Dios.
ff' cristiano, y crea a su alrededor una teología política. La Es, además, providencial. En su Teofania escribe: «To
importancia de Eusebio en la historia de las ideas polí dos los errores del politeísmo fueron destruidos y las
ticas no ha sido siempre totalmente valorada. Sin embar obras del demonio se desvanecieron. No hubo ya más
go, es excepcional. paires de la ciudad, ni poliarquías, ni tiranos, ni demo
Eusebio había nacido hacia el 263 en Cesarea de Pa cracias. No hubo ya más guerras, sino un solò D io s... un
lestina, donde, además, tuvo lugar su formación intelec solo reino, el de los romanos, florece entre todos, y la
tual. A llí fue discípulo de,Panfilo —que a su vez lo había enemistad secular de los pueblos sin paz ni reconcilia
sido de Orígenes—, que sufrió'martirio bajo Dioclecia ción se halla completamente terminada» {Teofanza, I I I , 1).
no en el 310. El propio. Eusebió tuvo que escapar a Tiro Según Eusebio, Cristo es el primero dé los filósofos y
para luego refugiarse jen el desierto .egipcio de la Tebai es, por tanto, normal que el Emperador, im agen del
da. AUí fue descubierto y encarcelado. Fue obispo de Lagos, de la Palabra, sea el único filósofo: «E n realidad
—dice Eusebio en su Triakontaeterikos (V , 5)— sólo
Cesarea en el 313 y escribió algunas cosas en favor de el Emperador es un filósofo, porque se conoce a sí mis
Arrio, lo que le valió la excomunión en el 325 en el sí mo y tiene conciencia de la abundancia de las bendicio
nodo de Antioquía. A dmiraba profundamente a Cons nes que se extienden sobre él y que le vienen de una
tantino — aunque se encontró con él muy pocas veces. fuente exterior y que le vienen del cielo... y así nuestro
Y JSánsí.antírLQ_sLempr-e tuvo con él gran consideración. Emperador es como el sol que lanza sus rayos. Ilumina
Cuaiido celebró el vigésimo y el trigésimo aniversario al más insignificante de sus súbditos y al más alejado a
de su elevación al poder, le encargó pronunciar los pa través de la presencia de sus Césares... Investido de la
negíricos para la ocasión. Y tras la muerte del Emperador imagen de la monarquía celeste, levanta sus miradas al
escribió su Vida d e Constantino, que es una biografía cielo y gobierna, arreglando los asuntos terrestres, de
panegirística en grado sumo. Puede,que fuera consejero acuerdo con la idea de su arquetipo, animado por el he
de Constantino en algunas materias de teología y murió cho de que se afana en im itar la soberanía del Soberano
hacia el 340. A lo largo de estas obras y de su Historia
eclesiástica Eusebio traza la imagen del gobernante cris M. Merlin-J. R. Palanque, Le Christianisme Antique, Vzxís,
tiano encarnado —según él— en Constantino. 1967, p. 212.
celeste. Al rey único sobre la tierra corresponde el Dios dor encarnación de la divinidad se hallan ya en las teo-
único, rey único en el cielo, único Nomos (Ley) y Logas / rías filosóficas helenísticas sobre la realeza.
real.» Estas ideas de Ensebio —Kjue no de Constantino, I E^n primer lugar hay que decir que la idea de un g o
nótese bien— conformarán poco a poco su propia ima bernante que tuviera especial relación con Dios no es
gen de Emperador, y, sobre todo, serán ejemplo y mo ajena al mundo judaico y al cristiano. En Persia e l rey
delo para sus sucesores. La profunda preocupación por tiene un halo especial que ha recibido de la divinidad.
C‘ la monarquía única que,muestra el gobierno de uno de los Y Aristóteles declara que el rey ideal debe ser la im agen
^ hijos de Constantino,, Constancio II, y que condicionó terrestre de Zeus.
todo su reinado, tiene su origen en esta teoría eusebiana, Juan Estobeo publicó en el siglo VI d.C. una serie de
así como la obsesión por la descendencia. Pero Eusebio textos sobre la realeza en forma de antología. Los a u to
continúa insistiendo en otros aspectos: el Emperador es res de los mismos se remontan a los siglos iii y n a.C .
el único que lleva la vestimenta de púrpura que señala su En estos tratados encontramos los fundamentos de las
autoridad. El es el único que posee esta autoridad por teorías de Eusebio. Por ejemplo: un tal Estenidas d ecla
que está siempre rezando a Dios y deseando altanzar su raba que el rey sabio es imitación y representación de
reino. El origen de la auctoritas no es . ya el prestigio Dios. Ecfanto, otro tratadista recogido en Estobeo, dice
sobre los demás, la virtus en el ejército, o la moderación, que el logos de Dios está encarnado en el rey, y, en fin,
sino la plegaría y la comunicación con Dios. Diotógenes que el Estado es una imitación del orden y
La oratio o discurso compuesto por Eusebio por mo armonía del uniyerso y que el rey es un dios entre los
tivo de la celebración de las Tricennalia —fiesta aniver hombres. La influencia de estas ideas en la formación
sario de los treinta años de gobierno-— de Constantino cristianizada de la teoría de Eusebio es patente. H ay al
establece por primera, vez la filosofía política del Impe gunas diferencias: Eusebio no puede proclamar que el
rio cristiano, la filosofía sobre el Estado, que se mantuvo Emperador es Dios, pero sí el vicerregente de Dios. No
a lo largo del milenio ^de absolutismo bizantino. es el logos, pero está en íntima relación con él, es el am i
El fundamento dé‘ esta filosofía 'política se encuentra go y el intérprete de Dios
'^•^en la „idea de que eí 'gobierno imperial es una copia La idea de Eusebio perduró y anunció la teoría del
' terresTre del gobierno de Dios en los Cielos. Existe poder en Bizancio. Pero no tuvo éxito en Occidente.
un Solo Dios y una sola ley divina: en la tierra había un En Occidente prevaleció la teoría de la Ciudad d e D ios
solo gobernante y una sola ley. El Emperador es el agustiniana.
vicerregente de Dios en la tierra. Es el defensor de la
verdad. En una carta a los obispos que se iban a reunir CiVITAS DeI
en Tiro en Concilio en el 335, Constantino dice: «Si
alguien ignórase mi llamamiento, cosa que no espero, Agustín, nacido en Tagaste en el 354, pagano, luego
enviaré a alguien que por orden mía lo traiga y le ense converüdo al cristianisnno, admirador de Cicerón, obispo
ñe que no tiene derecho a resistir las órdenes del Em de Hippona, escritor, polemista, luchador infatigable, es
perador dadas en defensa de la verdad.» Es también «el un pensador que señala un cambio trascendental entre
obispo' de los obispos de fuera de la Iglesia» y el misio
nero que debe Uevar la fe fuera de las fronteras del Cfr. N. H- Baynes, «Eusebius and the Christian Empire»,
Melanges Bidez, Bruselas, 1934, pp. 13-18, y E. R. Goodenough,
Imperio. «The Political Philosophy of Hellenistic Kingship», Yale Class.
Los antecedentes de esta teoría eusebiana del Empera- Studies, 1, 1928, pp. 55-102.
el mundo pagano y el mundo cristiano. La caída de Roma, posible que se haga con derecho lo que se hace iajusta-
la toma de la ciudad por Alar ico en agosto del 410, pa mente. Y el razonamiento termina señalando que donde
rece que fue la cau_sa.jiiQtixo_.¿e-_s.u_refl.exLQn_ sobre la no existe verdadera justicia, no puede existir comunidad
cLvilÍ2ación aritiguaj. concretamente, sobre las de hombres fundada sobre derechos reconocidos, y , por
razones de este fenómeno, sobre su nacimiento y desin tanto, tampoco pueblo. Y si no puede existir e l pueblo,
tegración, sobre su contraste con el mundo cristiano, y tampoco la «res p u b lica » (la cosa puMica);. conclusión:
dio pie a la teoría del providencialismo y a la tesis ge donde no hay justicia, no hay república. Para Ag:ustín,
neral de la existencia de las «Dos Ciudades», la celestial los romanos no fueron jusJ;os, porque «¿cómo puecde ha
y _la , terrena: «Dos amores^ fundaron dos ciudades: la ber justicia fuera deí verdadero Dio s?» .X a ciudad terres
tenena, el amor propio hasta llegar a despreciar a Dios, tre es injusta e impía para .Agustín. Y es adenaás im per
y la celestial, el amor por Dios hasta llegar al desprecio fecta. va que «toda sociedad,, .terren,a_._que .respajodíera
de sí mismo» {Ciudad d e Dios, 14.28). Agustín hizo estrictamente a ja definición de t3erfecia-iat£gtaua.,.todos
esta reflexión en su obra llamada «la Ciudad de Dios». los caracteres de la Ciudad de Dio s». Para ^ g u s tín cual-
Esta gran obra es, entre otras muchas CQsas/..una, refle quier sociedad está unida con el orden divino: « todo
xión sobre la sociedád civil, pero no ,es un tratado de poder proviene de Dios», afirma convencido e n un a má
teoría ,pplítica, en sentido,,,e^ Pero su impacto e im xima que impregnará después toda la problemática de la
portancia posterior en la Edad Media occidental es deci teoría política medieval. El razonamiento es sutil; según
siva y conforma un sentido de la existencia y de las for el derecho de la naturaleza, el hombre no tiene autoridad
mas de aceptar el poder que llega hasta el siglo x v iii. sobre otro hombre. Se pueden asociar y elegir un jefe,
Agustín se encuentra preocupado por averiguar y dar pero este gobernante no poseerá poder, si no es por de
razoiies de por qué . Rofe^._ib,a. ..mejo r ,._es tá en legación divina. Agustín está hablando de la «esencia
sujnomento peor. Buen conocedor de Cicerón, ha leído del poder», no de la «materialidad de la organización del
también el d e K e Publica. Ocurre que Cicerón alaba las poder» (elección de un jefe o régimen concreto; monar
virtudes de los hotnbres republicanos y les concede el quía, democracia o cualquier otro).
honor de ser ellos qüienes, con sus costumbres, mantu Ahora bien, puesto que Dios es el regulador de todo,
vieron y cimentaron la grandeza de Roma. Agustín tra cualesquiera regímenes o estados estarán dentro de susP
tará de demostrar que ello no fue así, y menos cuando el sagrados e impenetrables designios, de la Providencia. Re-i!
propio Cicerón le da pie para constatar el grado de desor sultado de ello será que todos los acontecimientos seíj
den, de inseguridad y situación ingobernable en que se encuentran justificados (por ejemplo, la caída de Roma),;
encontraba la circunstancia histórica cuando escribe, el porque obedecen a un plan divino que se nos escapa.
propio Cicerón, su tratado {Ciudad d e Dios, II, 21. 2-3). Agustín justifica y exculpa a los cristianos de su épo
Agustín llega a más. En el libro XIX, cap. 21, afirma: ca; tienen que obedecer a la autoridad, aunque pagana
«no ha existido nunca la república romana» ( n u m q u a m porque su poder es en sí divino; hay que aceptar los
republicam f u i s s e romanam). El razonamiento de Agus hechos, porque obedecen al plan de la Providencia, pero
tín preludia los distingos y sutilezas escolásticas: Cicerón el cristiano puede permanecer al margen de ambas cosas-
adm.ite — lo.,hemos visto— que la república no puede ser «en su interior, en su corazón, en su alm a» '**.
gobernada sin justicia. En consecuencia, donde no hay ^ Sobre Agustín ver las brillantes páginas de P. Brown, Reti-
verdadera justicia, no puede darse verdadero derecho. Lo gion and Society in the Age oj Saint Augustin,. Londres, 1972.
que se hace con derecho se hace justamente; pero es im- pf). 25-46, con abundante bibliografía sobre el tema.
Con. respecto al gobernante, Agustín señala en su Classical Studies, 1, Ì928, pp. 55-102; L. Delatte, Les traités de
panegírico/retrato de Constantino y Teodosio cuál„.es la royauté d ’Ecphante, Diotogène et Sténidas, Lieja, 1 9 4 2 ; Ch.
la diferencia entre el gobernante pagano y el cristiano: iVÎaier, Res Publica Amissa, 2.” ed., 1980; Cl. Nicolet, Le métier
de citoyen dans la Rome républicaine, Gallimard, Paris, 1976;
no „sc.distinguen.por.eí .podex. que tienen ni. por eí Es Cl. Nicolet, Roma y la conquista del mundo mediterráneo (1 y 2),
tado que deben gobernar, sino_ por su consciencia de que Labor, Barcelona, 1982 y 1984; A . Guarino, La democrazia a
su. pode;r...deriva, de Dio.s. {Ciudad d e Dios, V. 25 y 26). Roma, 1979; E. Rawson, «Caesar’s Heritage; Hellenistic Kings
Agustín alaba a los emperadores cristmnos, pero, como and their Roman Equals», JRS, 65, 1975; R. Syme, The Roman
se ha observado, no habla nunca de Imperio .cristia^^ Revolution, Oxford, 1939; C. Wirszubski, Libertas as a Political
«Para Agustín, la Roma cristiaria no es la Qudad de Idea at Rome during the Late Republic and the Early Principate,
Dios, sino la ciudad terrestre^ una mezcla de dos ciudades Cambridge, 1968; A. Momigliano, «Epicureans in R evolt», JRS,
que no terminará hasta que tenga lugar la segunda veni- 31, 1941, pp. 151-157; J. Béranger, Recherches sur l ’aspect idéo
logique du principal, Schweizer Beitr. zu Alt., VI, Basilea, 1953;
dá;» La Biierencia con Eusebio es grande; para Euse
J. Béranger, Principatus, Ginebra, 1973; F. W. W albank, Poli-
bio, el Imperio cristiano de Constantino es la misma bius, Londres, 1972; Cl. Nicolet, «Polybe et la “constitution” de
.perfección anhelada, la misnia Ciudad de Dios; Rome, aristocratie et démocratie», en Demokratia et Aristokratie,
1983; J. L. Ferrary, «L’archeologia du De Re Publica (2, 2 , 4-37,
63): Cicéron entre Polybe et Platon», JR5^ 74, 1984, pp. 87
BIBLIOGRAFIA y ss.; F. Millar, Greek Connections: Essays on Culture and Di
plomacy, ed. Koumoulides, Notre Dame, Indiana, 1987, pp. 1-18;
Sobre el tema tratado en este capítulo no existe, que yo sejpa, F. W. Walbank, «Politics b e^ een Greek and Rome», Polybe,
bibliografía española. En castellano hay que mencionar la ya clá Entretiens Hardt, 20, 1973, pp. l y ss.; E. Rawson, Intellectual
sica Historia de las Ideas Políticas, de Jean Touchard, ed. Tec- Life in the Late Roman Republic, Baltimore, 1985; Francesco di
nos, Madrid, 1964. Prácticamente el resto hay que leerlo en otras Martino, Storia della Costituzione Romana, Ñapóles (2.“ ed .),1972-
lenguas.
1975; Edwin S. Ramage, The Nature and Purpose of Augustus
Los títulos que se dan a continuación son sólo una reducida Res Gestae, Historia Einz., Heft 54, Stuttgart, 1987; M. T. Grif
parte de la enorme cantidad de estudio^ que se podrían citar fin, Seneca. A Philosopher in Politics, Oxford, 1986; Steven Run-
. sobre el tema; y la sélecíción está hecha con el criterio principal - cinian, The Byzantine Theocracy, Cambridge, 1977; T. Barnes,
de mencionar los trabajos que he citado en el texto, con alguna Constantine and Eusebius, Harvard, 1981; N. H. Baynes, «Euse
excepción. La bibliografía guarda un orden cronológico, y he pro bius and the Christian Empire», Mélanges Bidez, Bruselas, 1934,
curado que esté agrupada temáticamente.
pp. 13-18;..,N. H. Baynes, Constantine-the Great and the Christian
En general se puede consultar F. E. Adcock, Roman Political Church, London, 1931; F. Paschoud, Roma Aeterna, Roma, 1967;
Ideas and Practice, Ann Arbor, Michigan, 1959; M. L Finley, P. Brezzi, Le dottrine politiche dell’età patristica, Milán, 1949;
Politics in the Ancient World, 1983; M. Reesor, 'The Political G. Combés, La doctrine politique de Saint Augustin, Paris, 1927;
Theory of the Old and Middle Stoa, N. York, 1951; J. M. An F. G. Maier, Augustin und das antike Rom, Stuttgart, 1955; E.
dré, «La conception de l’Etat de l’Empire dans la pensée gréco- Peterson, Der Monotheismus als politisches Problem. Ein Beitrag
romaine des deux premiers siècles de notre ère», ARNW, II, zur Geschichte der politischen Theologie im Imperium Romanum,
30.1, 1982, pp. 3-73; F. Millar, «The Political Character of the
Classical Roman Republic, 200-151 B. C.», JRS, 74, 1984, pp. 1- Leipzig, 1935.
19; F. Millar, «Politic, Persuasion and the People before the
Social W ar (150-90 a.C)», JRS, 76, 1986, pp. M l ; E. R. Good-
enough, «The Political Philosophy of Hellenistic Kingship», Yale