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Inflorescencia y racimo

En un determinado estado crítico del desarrollo de la planta el meristemo


apical situado sobre la base de seudotallo cesa la diferenciación de hojas nuevas
y comienza a desarrollar la inflorescencia. El comienzo de esta transformación no
es visible al exterior como tampoco lo son otros signos externos característicos de
la iniciación floral. Se desconoce la naturaleza del estímulo de la floración existiendo
mucha especulación al respecto. No parece probable que ello guarde relación con
la temperatura o el fotoperiodo, ya que la iniciación floral tiene su lugar en todos los
meses del año en los subtrópicos en donde existen amplias variaciones térmicas y
fluctuaciones en el fotoperiodo. Tampoco parece que exista una relación entre la
floración y el número de hojas producidas, ya que esta puede iniciarse en cualquier
momento después de la emisión de entre 25 a 50 hojas. Debe existir una interacción
entre una “predisposición a la floración” atravez de la cual el rizoma tiene que haber
alcanzado un estado crítico de desarrollo y haberse producido además un área foliar
funcional mínima. El desencadenante de la iniciación floral podría estar entonces
inducido hormonalmente. Recientes estudios sobre el tema efectuados en plátano
(Hernández et al., 2008) indican una acumulación de ácido giberelico (GA) en el
rizoma después de la emisión de la hoja 21 a partir de la emisión de la primera hoja
con más de 10 cm de anchura (produciéndose la iniciación floral en la hoja 27), lo
que podría indicar el papel que juega el GA3 en el proceso de cambio meristematico
y en el alargamiento del verdadero tallo.

El estado de transición comienza cuando el meristemo apical se eleva en


forma de domo mostrando una intensa actividad mitótica. Aparecen entonces en
lugar de las hojas brácteas de flores, primero femeninas y luego masculinas. Todas
las brácteas encierran cojines axilares meristematicos en forma de luna creciente a
partir de las cuales se diferencian las flores. Las flores masculinas y femeninas no
se distinguen morfológicamente hasta que la inflorescencia no alcanza una longitud
de 120 mm, lo que no ocurre hasta que esta se encuentra a una distancia de 1.5 m
de la base del seudotallo. La inflorescencia es una espiga compleja consiste en un
pedúnculo corpulento en el cual se disponen las flores en racimos nodales.
Cada nódulo que consta de 2 hileras de flores situadas en cojines
transversales, está sostenido por una bráctea que protege a las flores jóvenes. Los
racimos de flores con sus brácteas aparecen en espiral y no rodean completamente
al pedúnculo (C. y Galán 2011).

El pedúnculo o tallo floral en desarrollo comienza a crecer por el interior del


seudotallo hasta que provoca la aparición de la inflorescencia a través de la parte
superior o “cuello” de la planta, este último formado por los peciolos de las ultimas
hojas emitidas. Una planta que está en este proceso de movimiento ascendente de
la inflorescencia se conoce como hijo en “estado de preparicion o a punto de parir”.
Al inicio de la floración aún permanecen en el interior del seudotallo de 10 a 12 hojas
que continuaran emergiendo durante el proceso de movimiento ascendente de la
inflorescencia. La inflorescencia permanece erecta en el momento en el momento
inicial de su emisión al exterior, pero pronto cuelga hacia abajo debido a su propio
peso, al continuo crecimiento del pedúnculo y a los efectos geotrópicos. Las
brácteas se levantan y muestran una doble hilera de nudos femeninos con los frutos
densamente empaquetados (figura 1) (C. y Galán 2011).

Figura 1.-Inflorescencia en banano.


Desarrollo de fructificación

Pese a haberse originado en un ovario ínfero, el fruto del banano puede ser
descrito botánicamente como una baya con pericarpio. El exocarpio está compuesto
por la epidermis y una capa de arénquima, mientras que el mesocarpio forma la
pulpa y el endocarpio queda reducido al epitelio interior adyacente a la cavidad del
ovario. En los frutos procedentes de bananos silvestres con semillas, la polinización
es esencial para su desarrollo conteniendo el fruto una gran cantidad de semillas
negras rodeadas por una pulpa dulce que se desarrolla a partir de las paredes del
ovario y de la septa, mientras que si se impide la polinización de los ovarios de
estas bananas silvestres, las semillas no se desarrollan. Las bananas comestibles
son por el contrario vegetativamente partenocarpicas pues desarrollan una gran
cantidad de pulpa comestible sin polinización. Existen tres lóculos en la cavidad del
ovario de las bananas, desarrollándose la mayor parte de la pulpa a partir del borde
exterior del lóculo (cara interior de la piel donde están situados los haces
vasculares), el parénquima de la pulpa también se desarrolla a partir de la septa
placental. Inicialmente se depositan granos de almidón en las células de la pulpa
que se forman en la vecindad de los haces vasculares, continuando la deposición
de almidón de forma centrípeta e ininrrumpida hasta la madurez de la fruta. Los
óvulos se marchitan pronto pero se pueden reconocer en los frutos maduros como
pequeños puntos marrones incrustados en la pulpa comestible junto al eje central
del fruto (C. y Galán 2011).

La ausencia de semillas en la mayoría de frutos de bananas es debida a sus


genes específicos de esterilidad femenina y a la ausencia de polen dada la
naturaleza triploide de los mismos (C. y Galán 2011).

El desarrollo del fruto femenino tiene dos fases, la que ocurre antes de la
emisión de la inflorescencia y la que sucede después. La fase anterior a la emisión
está dominada por el crecimiento de la piel; después de la emisión, la pulpa no
comienza a desarrollarse hasta que el fruto se reorienta hacia arriba.
La fase de desarrollo de la inflorescencia tiene lugar durante las 4-6 semanas
anteriores a la emergencia. El fruto crece rápidamente en longitud inmediatamente
antes, durante e inmediatamente tras la emisión de la inflorescencia lo que parece
indicar que su desarrollo no está limitado por el proceso de emisión (C. y Galán
2011).

Figura 2.- Desarrollo de fruto.


Literatura citada

Hernandez, G., Villa Nemesi, Y., Fourtul, R., Grace, K. y de la Cruz, J. (2008)
Endogenous level of gibberellins, calcium and the other mineral elements
during the floral transition in platain (Musa) cv False Horn. En: Abstrac
Workbook. XVIII ACORBAT International Meeting Guayaquil. Ecuador.10-
14/XI/2008, p.61.

John C. R. y V. Galán S. 2011. Plátanos y Bananas. 2ª. ed. MUNDI-PRESA, España


175p.

Ram, H.Y.M., Ram, M. y Steward, F.C. (2002) Growth and development of the
banana plant. 3B. The structure an development of the fruit. Annals of botany
NS 26, 665-673.

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