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formas enteras de organización social y de pensamiento. Aunque la moral y la ética han acompañado
a lo largo de la historia a cada una de estas. Es posible decir que la ética es la parte de la filosofía
práctica que se ocupa del hecho moral y de los problemas filosóficos que nacen de la conducta
humana.
(Diapositiva 3) La introducción del cristianismo a través del Imperio romano en Europa, cambió el
concepto de moralidad, que dejó de estar vinculado a la felicidad y se ligó a la salvación del alma. En
la Edad media ser moral se convertía así en seguir la doctrina de Dios y los mandamientos de la
Biblia. El cielo como recompensa o el infierno como castigo servía para motivar a la gente a ser
moral.
La ética asume elementos de las doctrinas clásicas de la felicidad (el fin del actuar humano consiste
en obtener el bien que nos hace felices) y los une a la doctrina cristiana (vista como Revelación
divina), especialmente según la normativa que recogen los mandamientos. El fin último del actuar
humano es la caridad, que se consigue al vivir desde el Evangelio, y que permite al hombre acceder a
la visión de Dios (en el cielo), donde el ser humano alcanza su máxima plenitud y el bien supremo.
Diversos autores hablan de ética y según perspectivas diferentes. Es oportuno recordar dos grandes
nombres, san Agustín de Hipona y santo Tomás de Aquino (especialmente en la segunda parte de
la Suma de teología, en la que se recogen numerosos elementos de la ética de Aristóteles).
Posteriormente, y tras las huellas de las ideas de Tomás de Aquino, se desarrolla en el ámbito
católico lo que luego será conocido como principio de doble efecto.
La ética de San Agustín tiene un carácter eudemonista, es decir, el que se propone un fin para la
conducta humana, a saber, la felicidad; pero esa felicidad ha de encontrarse únicamente en Dios.
El ser humano es mutable e insuficiente para sí mismo, solamente puede encontrar su felicidad en la
posesión de lo que es más que el mismo, en la posesión de un objeto inmutable.
La ética de San Agustín es primordialmente una ética del amor pues es la voluntad lo que lleva al
hombre hacia Dios y goza de él.
“Amaras al señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente, y con tu alma” y “amaras a tu
prójimo como a ti mismo” Después de citar las palabras de Cristo, tal como las transcribe San Mateo;
San Agustín afirma que “aquí está la filosofía natural, puesto que todas las causas de todas las cosas
naturales están en Dios Creador”, y que “aquí está la ética, puesto que una vida buena y honesta no
se forma de otro modo que mediante el amar, como deben amarse, las cosas que deben amarse, a
Dios y nuestro prójimo.
¿El mal consistirá de alejar la voluntad de Dios? pero ¿qué es el mal en sí mismo, el mal moral?
El mal moral no puede ser algo positivo en el sentido de algo creado por Dios: de las causas de mal
moral no es el Creador, sino la voluntad creada. La Causa de las cosas buenas es la bondad divina,
mientas que la causa del mal es la voluntad creada, que se aparta del bien, el mal es el alejamiento
de Dios por parte de la voluntad creada.
La ética de San Agustín es religiosa, todo lo basa en dios ya sea la felicidad las decisiones la voluntad
y el que consideraba alejar la voluntad de Dios es tomado como mal moral ya que haces voluntad
creada que se aparte del bien.