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Los más relevantes predecesores de Galileo, Aristóteles y Arquímedes, vivieron dos mil años antes
que él. Su sucesor, Isaac Newton, nació el mismo año en que él murió. Y su labor también
trascendió en el trabajo astrofísico de Copérnico, reconocido como el iniciador de la revolución
científica. Pero, ¿qué fue eso que descubrió Galileo para generar tal grado de innovación?
La «gran pregunta» de la ciencia Sin duda, se trata de sus investigaciones acerca de fenómenos
específicos como la inercia y la caída libre. Antes de Galileo, otros genios habían tenido logros
semejantes: por ejemplo, el científico islámico Alhazen —Ibn al-Haytham— (965-1040), que
estudió la inercia seis siglos antes, o el chino Mo Tzu (470-391 a.C.), que analizó este fenómeno
dos mil años atrás. Sin embargo, ambos casos por mucho tiempo permanecieron ocultos en
antiguos manuscritos.
El científico, historiador y sinólogo británico Joseph Needham afirma que entre el siglo i a.C. y el
siglo xv d.C., la civilización china demostró mucho mayor eficiencia que la occidental al aplicar el
conocimiento humano de la naturaleza para resolver problemas y necesidades humanas en la
práctica. Y entonces, planteó la histórica y célebre «gran pregunta»: ¿Por qué la física moderna —
esa matematización de las hipótesis acerca de la naturaleza, con todas sus implicaciones en la
tecnología avanzada— no despegó sino hasta los tiempos de Galileo, y por qué la ciencia moderna
no se desarrolló en la civilización china —o en cualquiera perteneciente a la India—, y sí en
Europa? Ahora bien, lo primordial no es preguntarse por qué la física
moderna surgió en Europa, sino por qué durante tanto tiempo las demás civilizaciones no se
enfocaron en ella. El cuestionamiento de Needham, entonces, no es sólo un ejercicio de reflexión
acerca del «¿Qué habría pasado si…?», sino sobre estructuras culturales que favorecen al
desarrollo de la ciencia.
En su ensayo Las raíces sociales y económicas de los principios de Newton (1931), Boris Hessen
planteó la hipótesis «externalista» de que la física moderna surgió a partir de un interés social por
satisfacer las demandas de la economía capitalista. Por su parte, Robert Merton argumentó que
las ideologías protestantes favorecieron de forma particular al desarrollo de la nueva física con el
factor experimental como clave.
Tiempo después, Alexandre Koyre refutó a Merton y aseguró que no se trataba de un tema de
experiencia, sino de «matematización de la naturaleza». Finalmente, Edgar Zilsel sugirió que la
física moderna emergió como consecuencia de la necesidad capitalista de crear nexos entre los
grupos académicos y los desarrolladores de tecnologías. La enorme diversidad de hipótesis
sólo refleja la ausencia de una explicación real. En su propuesta, Needham confirma que la
pregunta seguía sin responderse; de hecho, el gran logro de la revolución científica, la mecánica
celeste, no tuvo ningún valor para la economía.
Historia del método científico Diálogos sobre los dos máximos sistemas del
mundo, obra de Galileo Galilei (1632)
Una primera fase de la revolución científica, enfocada a la recuperación del conocimiento de los
antiguos, puede describirse como el Renacimiento Científico y se considera que culminó en 1632
con la publicación del ensayo de Galileo; Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo. La
finalización de la revolución científica se atribuye a la "gran síntesis" de 1687 de Principia de Isaac
Newton, que formuló las leyes de movimiento y de la gravitación universal y completó la síntesis
de una nueva cosmología.8 A finales del siglo XVIII, la revolución científica había dado paso a la
"Era de la Reflexión"
El concepto de revolución científica que tuvo lugar durante un período prolongado surgió en el
siglo XVIII con la obra de Jean Sylvain Bailly, que vio un proceso en dos etapas de quitar lo viejo y
establecer lo nuevo.9