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Cómo ser un buen capitán

El capitán en un equipo de rugby es una figura muy importante: debe de ser escogido con criterio, ser una persona con dotes de liderazgo y debe ser
respetado dentro y fuera del campo. Uno de los trabajos del capitán es asegurar que cada jugador de su equipo esté en el estado de ánimo adecuado para
dar todo lo que tiene al equipo durante un encuentro.

En el mundo del rugby, el papel del capitán es un papel muy difícil pero también uno de los más gratificantes para un
jugador. Incluso hoy en día, con los roles y las responsabilidades de liderazgo compartidas entre los jugadores, el
capitán sigue siendo fundamental para el rendimiento del equipo.
No sólo deben ser competentes en su papel en el juego, sino que tienen que inspirar confianza a sus jugadores,
evaluar el plan del juego y cambiarlo si las circunstancias lo exigen, manejar bien la presión, tomar decisiones
tácticas correctas y comunicarse de un modo tranquilo y pausado con el árbitro, así como con el equipo.
No sólo es capitán; es un líder, un comunicador, que toma las decisiones clave y mantiene un importante vínculo
entre el equipo y el entrenador de rugby ¿Qué habilidades debe tener un capitán?

1. Cada capitán es diferente


La primera cosa a recordar, y nunca olvidarlo, es que no hay un conjunto de características que posean los capitanes
eficaces. No existe un modelo de capitán a seguir que haga que todos se comporten del mismo modo y sean iguales
dentro y fuera del campo. Cada uno de ellos tiene su personalidad, su manera de liderar y llevar al equipo, de
comunicarse. Sólo tenemos que ver cómo Martin Johnson (Inglaterra), Pablo Feijoo (España) o Brian O’Driscoll
(Irlanda) han sido (o siguen siendo) unos capitanes de éxito, pero muy diferentes entre sí en lo que se refiere a
personalidad.

2. Seguro de sí mismo
Un capitán seguro de sí mismo inspira mucha más confianza en los demás; esto es fácil cuando las cosas van bien. Y
es más difícil, pero sin duda más importante, hacerlo cuando las cosas se complican.

3. Excelente comunicador
Esta habilidad es muy importante. Los capitanes deben ser grandes comunicadores. Tienen que tener claro lo que
decir, y hacerlo de la forma más sencilla y directa posible. Deberán fomentar y gestionar la comunicación en el
campo de rugby entre todos los jugadores, así como mantener una comunicación efectiva tanto con los jugadores,
entre los jugadores y con el cuerpo técnico.
Con todo esto no queremos decir que el único que habla en el campo es el capitán. Durante un partido hablan las
personas que lo tienen que hacer en el momento indicado, ni antes ni después, sólo en ese instante. De este modo,
lograremos que el equipo esté centrado en lo que tiene que estar, no se desestabilice y que el equipo no parezca
una guardería dentro del campo. El capitán sólo debe hablar cuando sea necesario, ser capaz de mantener su
comunicación concisa e ir al grano en sus comunicaciones.
4. Conocer a sus jugadores
El capitán debe tener la capacidad para hacer frente a cada jugador como persona. En consecuencia, él sabrá lo que
motiva a los diferentes jugadores y la forma en que prefieren prepararse mentalmente para el partido.
Debe conocer a sus jugadores dentro y fuera del campo para poder tratar con ellos de la mejor manera posible. El
capitán necesita tiempo para llegar a conocer a sus compañeros como personas para lograr mucho más respeto y
esfuerzo por parte de ellos.

5. Mentalmente fuerte
Todos los capitanes deben ser mentalmente fuertes. Inevitablemente, serán criticados en algún momento, dentro y
fuera del equipo. Igualmente, tienen que permanecer centrados y conscientes del momento, aún sufriendo una
intensa presión durante el partido, para poder tomar las decisiones correctas. Para hacer frente a todo esto, es
necesario una fortaleza mental considerable.

6. Emocionalmente disciplinado
Antes de empezar diremos que los capitanes no son robots sin emociones. Pero, deben ser un modelo y ejemplo
para los jugadores, cumplir con las expectativas que tienen sus jugadores de él. Por ejemplo, si el capitán se enfada
con el árbitro y constantemente cuestiona sus decisiones, no puede esperar que sus jugadores acepten todas las
decisiones arbitrales durante el encuentro.
Si el capitán pierde el control, ya sea ante un rival, compañero de equipo o el árbitro, habrá perdido la capacidad de
tomar decisiones racionales, y su rendimiento se verá afectado. Una pérdida del control emocional afectará al
tiempo, la coordinación y la capacidad de “leer” el juego. Además, será visto como un signo de debilidad por el
equipo contrario, que aumentará su confianza.

Oh capitán, mi capitán… dedicado a todos aquellos capitanes que dan la cara por su equipo cada fin de semana.
¿Qué consejo le darías tu a un capitán?

Salud y rugby

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