Aunque la consanguinidad es relativamente infrecuente en las poblaciones
occidentales, es habitual en muchas poblaciones del mundo. Por ejemplo, las uniones de primos hermanos se dan en el 20-25% de los matrimonios de muchos países de Oriente Medio, y los matrimonios de tío y sobrina o prima hermana se dan en algunas partes de la India. Dado que los familiares comparten con mayor frecuencia genes heredados de un antepasado común, las uniones consanguíneas tienen más probabilidades de producir hijos afectados por trastornos autosómicos recesivos. Es posible cuantificar el porcentaje de secuencia de DNA compartido por una pareja de familiares mediante una estimación del coeficiente de parentesco. La estimación de esta cantidad revela, por ejemplo, que los hermanos comparten ½ de las secuencias de DNA, porque tienen los mismos progenitores. Tíos y sobrinas comparten ¼ de las secuencias de DNA debido a sus antepasados comunes, los primos hermanos 1/8, los primos segundos 1/16, los primos terceros 1/32.
CONSANGUINIDAD Y FRENCUENCIA DE LAS ENFERMEDADES:
Recuérdese que aproximadamente 1 de cada 25 individuos de raza blanca es portador de una mutación que causa fibrosis quística. Así, un varón portador de este alelo tiene una posibilidad entre 25 de encontrarse con otra portadora si se empareja con la población general. La probabilidad de encontrarse con otra portadora se triplica si se empareja con una prima hermana, que tiene una probabilidad de 1/8 de ser portadora del mismo gen. En cambio, un portador de una enfermedad recesiva relativamente rara, como la galactosemia clásica (un trastorno metabólico), solo tiene una probabilidad de 1/70 de emparejarse con otro portador de la población general. Dado que comparte 1/8 de su DNA con su prima hermana, la probabilidad de que ésta también tenga la mutación de galactosemia sigue siendo 1/8. Con esta enfermedad, más infrecuente, la probabilidad de que un portador se empareje con otro portador es 21 veces mayor en un matrimonio entre primos hermanos que en un matrimonio entre individuos no emparentados. Esto ilustra un principio importante: cuanta más rara es la enfermedad recesiva, más probabilidades hay de que los progenitores de un individuo afectado sean consanguíneos. Este principio se ha demostrado empíricamente. Un estudio francés puso de manifiesto que la frecuencia de matrimonios entre primos hermanos en ese país era inferior al 0.2%. De los pacientes con fibrosis quística, un trastorno recesivo relativamente frecuente, el 1.4% eran hijos de parejas de primos hermanos. Este porcentaje subía hasta 7.1% para la cistinosis y el 12.5% para la acromatopsia, ambos trastornos recesivos menos frecuentes.
La consanguinidad aumenta la probabilidad de que los miembros de la pareja sean portadores
de la misma mutación causante de enfermedad. Se da con mayor frecuencia en las genealogías que presentan enfermedades recesivas infrecuentes que en las que presentan enfermedades revesivas comunes.
CONSECUENCIAS DE LA CONSANGUINIDAD PARA LA SALUD:
Se ha calculado que cada persona es portadora del equivalente de entre una y cinco mutaciones recesivas que serían mortales para los hijos si se emparejan con otra copia de la mutación (esto es homocigosidad). Por tanto, sería de esperar que los emparejamientos entre familiares produjeran hijos con enfermedades genéticas con mayor frecuencia. En realidad, la mayoría de los estudios revelan que las tasas de mortalidad de los hijos de matrimonio entre primos hermanos son sustancialmente superiores a las de la población general. De igual modo, la prevalencia de la enfermedad genética es aproximadamente dos veces superior en los hijos de matrimonios entre primos hermanos que en los hijos.